108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Esta parte del curso consta 27 sesiones que se impartirán todos los martes y viernes a
partir del 1 abril del 2014 , la última será el 16 de junio del 2014 .Esta
es la quinta parte de seis partes que se darán de manera consecutiva e
ininterrumpida. El curso completo se dará a lo largo de un año y consta de:
:
Parte I: Principios del amor humano (23 lecciones)

Parte II: La purificación del corazón (40 lecciones)

Parte III: La resurrección de la carne (9 lecciones)

Parte IV: La virginidad cristiana (14 lecciones)

Parte V: El sacramento del matrimonio (27 lecciones)

Parte VI: Amor y fecundidad (16 lecciones)

Este curso tiene el objetivo de difundir la catequesis del amor humano,
también conocida como Teología del Cuerpo.

En esta quinta parte contempla la sacramentalidad del matrimonio y la
redención del cuerpo, la significación esponsal y redentora del amor, el
«lenguaje del cuerpo», el amor masculino y femenino, la verdad sobre el
amor, relación de los cónyuges a imagen de la relación de Cristo con la
Iglesia, el matrimonio sacramento y la restauración del sacramento
primordial.

Moderadores: raulalonso, tito, Catholic.net, gache, Moderadores Animadores

108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor pilar calva » Vie May 30, 2014 6:19 pm

Dijimos ya que en el contexto de las presentes reflexiones sobre la estructura del matrimonio como signo sacramental, debemos tener en cuenta no sólo lo que Cristo declaró sobre la unidad e indisolubilidad, haciendo referencia al «principio», sino también

1. Dijimos ya que en el contexto de las presentes reflexiones sobre la estructura del matrimonio como signo sacramental, debemos tener en cuenta no sólo lo que Cristo declaró sobre la unidad e indisolubilidad, haciendo referencia al “principio”, sino también (y aún más) lo que dijo en el sermón de la montaña, cuando apeló al “corazón humano”. Aludiendo al mandamiento “No adulterarás”, Cristo habló de “adulterio en el corazón”: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt 5, 28).

Así, pues, al afirmar que el signo sacramental del matrimonio -signo de la alianza conyugal del hombre y de la mujer- se forma basándose en el “lenguaje del cuerpo” una vez releído en la verdad (y releído continuamente), nos damos cuenta de que el que relee este “lenguaje” y luego lo expresa, en desacuerdo con las exigencias propias del matrimonio como pacto y sacramento, es natural y moralmente el hombre de la concupiscencia: varón y mujer, entendidos ambos como el “hombre de la concupiscencia”. Los Profetas del Antiguo Testamento tienen ante los ojos ciertamente a este hombre cuando, sirviéndose de una analogía, censuran el “adulterio de Israel y de Judá”. El análisis de las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña nos lleva a comprender más profundamente el “adulterio” mismo. Y a la vez nos lleva a la convicción de aquel el “corazón” humano no es tanto “acusado y condenado” por Cristo a causa de la concupiscencia (concupiscentia carnis), cuanto, ante todo, “llamado”.

Aquí se da una decisiva divergencia entre la antropología (o la hemenéutica antropológica) del Evangelio y algunos influyentes representantes de la hermenéutica contemporánea del hombre (los llamados maestros de la sospecha).

2. Pasando al terreno de nuestro análisis presente, podemos constatar que, aunque el hombre, a pesar del signo sacramental del matrimonio, a pesar del consentimiento matrimonial y de su realización, permanezca siendo naturalmente el “hombre de la concupiscencia”, sin embargo es, a la vez, el hombre de la “llamada”. Es “llamado” a través del misterio de la redención del cuerpo, misterio divino, que es simultáneamente -en Cristo y por Cristo en cada hombre- realidad humana. Además, ese misterio comporta un determinado ethos que por esencia es “humano”, y al que ya hemos llamado antes ethos de la redención.

3. A la luz de las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña, a la luz de todo el Evangelio y de la Nueva Alianza, la triple concupiscencia (y en particular la concupiscencia de la carne) no destruye la capacidad de releer en la verdad el “lenguaje del cuerpo” -y de releerlo continuamente de un modo más maduro y pleno-, en virtud del cual se constituye el signo sacramental tanto en su primer momento litúrgico, como, luego, en la dimensión de toda la vida. A esta luz hay que constatar que, si la concupiscencia de por sí engendra múltiples “errores” al releer el “lenguaje del cuerpo” y juntamente con esto engendra incluso el “pecado”, el mal moral, contrario a la virtud de la castidad (tanto conyugal como extraconyugal), sin embargo, en el ámbito del ethos de la redención queda siempre la posibilidad de pasar del “error” a la “verdad”, como también la posibilidad de retorno, o sea, de conversión, del pecado a la castidad, como expresión de una vida según el Espíritu (cf. Gál 5, 16).

4. De este modo, en la óptica evangélica y cristiana del problema, el hombre “histórico” (después del pecado original), basándose en el “lenguaje del cuerpo” releído en la verdad, es capaz -como varón y mujer- de constituir el signo sacramental del amor, de la fidelidad y de la honestidad conyugal, y esto como signo duradero: “Serte fiel siempre en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Esto significa que el hombre es, de modo real, autor de los significados por medio de los cuales, después de haber releído en la verdad el “lenguaje del cuerpo”, es incluso capaz de formar en la verdad ese lenguaje en la comunión conyugal y familiar de las personas. Es capaz de ello también como “hombre de la concupiscencia”, al ser “llamado” a la vez por la realidad de la redención de Cristo (simul lapsus et redemptus).

5. Mediante la dimensión del signo, propia del matrimonio como sacramento, se confirma la específica antropología teológica, la específica hermenéutica del hombre, que en este caso podría llamarse también ”hermenéutica del sacramento”, porque permite comprender al hombre basándose en el análisis del signo sacramental. El hombre -varón y mujer- como ministro del sacramento, autor (co-autor) del signo sacramental, es sujeto consciente y capaz de autodeterminación. Sólo sobre esta base puede ser el autor del “lenguaje del cuerpo”, puede ser también autor (co-autor) del matrimonio como signo: signo de la divina creación y “redención del cuerpo”. El hecho de que el hombre (el varón y la mujer) es el hombre de la concupiscencia, no prejuzga que sea capaz de releer el lenguaje del cuerpo en la verdad. Es el “hombre de la concupiscencia”, pero al mismo tiempo es capaz de discernir la verdad de la falsedad en el lenguaje del cuerpo y puede ser autor de los significados verdaderos (o falsos) de ese lenguaje.

6. Es el hombre de la concupiscencia, pero no está completamente determinado por la libido (en el sentido en que frecuentemente se usa este término). Esa determinación significaría que el conjunto de los comportamientos del hombre, incluso también, por ejemplo, la opción por la continencia a causa de motivos religiosos, sólo se explicaría a través de las específicas transformaciones de esta “libido”. En tal caso -dentro del ámbito del lenguaje del cuerpo-, el hombre estaría condenado, en cierto sentido, a falsificaciones esenciales: sería solamente el que expresa una específica determinación de parte de la “libido”, pero no expresaría la verdad (o la falsedad) del amor nupcial y de la comunión de las personas, aun cuando pensase manifestarla. En consecuencia, estaría condenado, pues, a sospechar de sí mismo y de los otros, respecto a la verdad del lenguaje del cuerpo. A causa de la concupiscencia de la carne podría solamente ser “acusado”, pero no podría ser verdaderamente “llamado”.

La “hermenéutica del sacramento” nos permite sacar la conclusión de que el hombre es siempre esencialmente “llamado” y no sólo “acusado”, y esto precisamente en cuanto “hombre de la concupiscencia”.

Pregunta: ¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
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pilar calva
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor lindoro50 » Mié Jun 04, 2014 1:51 pm

¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?

El hombre que se sirve de la mujer, de su feminidad, para saciar su propio instinto carnal aunque no lo haga con un acto exterior, ya en su interior ha asumido la actitud de adulterio del corazón, decidiendo así interiormente respecto a una determinada mujer.

El adulterio cometido “en el corazón” no se circunscribe a los límites de la relación interpersonal que permite individuar el adulterio cometido 'en el cuerpo'. No son éstos los límites que deciden exclusiva y esencialmente el adulterio cometido “en el corazón”, sino la misma naturaleza de la concupiscencia, expresada, en este caso, por la mirada, por el hecho de que el hombre – a quien Cristo toma como ejemplo – “mira para desear”. El adulterio “en el corazón” se comete no sólo porque el hombre mira así a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira “así” a una mujer. Incluso si mirase de ese modo a su propia esposa, cometería el mismo adulterio “en el corazón”.

El Sermón de la Montaña es, por consiguiente, una invitación que Cristo dirige al hombre para que recupere el sentido de lo que hay profundamente en el proyecto de Dios: un ser hecho para la comunión. Esto no es posible para el hombre histórico, pecador, más que si se establece en una actitud de castidad que resulta de la purificación de su corazón. Esto es obra de la gracia obtenida por la redención.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor Maria 2 » Mar Jun 10, 2014 5:53 pm

¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?

Todo hombre que se sirve de la sexualidad de la mujer para saciar su propio instinto carnal aunque no lo haga con un acto exterior, ya en su interior ha cometido adulterio del corazón.

El adulterio cometido “en el corazón” por la misma naturaleza de la concupiscencia expresada por la mirada, se comete no sólo porque el hombre mira así a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira “así” a una mujer. Incluso si mirase de ese modo a su propia esposa, cometería el mismo adulterio “en el corazón”.

El Sermón de la Montaña es una invitación que Cristo hace al hombre para que recupere el sentido de lo que hay profundamente en el proyecto de Dios: un ser hecho para la comunión.

Un abrazo y hasta pronto.-
Maria 2
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor Mary Jo » Jue Jun 19, 2014 1:28 pm

¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
Se refiere al adulterio, a mirar a la persona (hombre o mujer) deseándola. Cristo dice que con eso ya se cometió “adulterio en el corazón”.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor strelladelamanana » Vie Jun 20, 2014 10:30 pm

¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"? a la acción consciente e inconsciente del hombre (varón o mujer) de desear el cuerpo de otro hombre (varón o mujer) con el pensamiento, esto independientemente si el hombre se encuentra en estado de castidad por cuestiones religiosas dentro del sacramento del matrimonio, o no.

Bendiciones para todo(a)s, saludos cordiales.
strelladelamanana
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor patricio » Vie Jun 20, 2014 11:18 pm

¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
En las reflexiones sobre la estructura del matrimonio como signo sacramental, debemos tener en cuenta no sólo lo que Cristo declaró sobre la unidad e indisolubilidad, haciendo referencia al “principio”, sino también lo que dijo en el sermón de la montaña, cuando apeló al “corazón humano”. Aludiendo al mandamiento “No adulterarás”, Cristo habló de “adulterio en el corazón”: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón”.
La mirada (o mas bien, el "mirar"), en sí misma, es un acto cognoscitivo. Cuando en la estructura interior entra la concupiscencia, la mirada asume un carácter de "conocimiento deseoso". La expresión bíblica "mira para desear" puede indicar tanto un acto cognoscitivo, del que "se sirve" el hombre deseando (es decir, confiriéndole el carácter propio del deseo que tiende hacia un objeto), como un acto cognoscitivo que suscita el deseo en el otro sujeto y sobre todo en su voluntad y en su "corazón".
El "deseo", en el "mirar para desear", del que trata el sermón de la montaña, la mujer, para el hombre que "mira" así, deja de existir como sujeto de la eterna atracción y comienza a ser solamente objeto de concupiscencia carnal. A esto va unido el profundo alejamiento interno del significado esponsalicio del cuerpo.
Aunque el acto sea totalmente interior, escondido en el corazón y expresado sólo por la "mirada", en él se realiza ya un cambio (subjetivamente unilateral) de la intencionalidad misma de la existencia.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor Silviamaria » Sab Jun 21, 2014 3:45 pm

¿A qué se refiere Cristo con “el adulterio en el corazón”?

Se refiere a la situación que se da cuando un hombre o mujer casados mira el cuerpo de otra persona (hombre o mujer) con deseo. Aunque no realice acto alguno, si se mantiene ese deseo ya se comete adulterio en el corazón.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor MA SOCORRO A REYES L » Dom Jun 22, 2014 7:43 am

Cristo habló de “adulterio en el corazón”: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt 5, 28). Al afirmar que el signo sacramental del matrimonio se forma basándose en el “lenguaje del cuerpo” una vez releído en la verdad, nos damos cuenta de que el que relee este “lenguaje” y luego lo expresa, en desacuerdo con las exigencias propias del matrimonio como pacto y sacramento, es natural y moralmente el hombre de la concupiscencia: varón y mujer, entendidos ambos como el “hombre de la concupiscencia”. El análisis de las palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña nos lleva a comprender más profundamente el “adulterio” mismo. Y a la vez nos lleva a la convicción de aquel el “corazón” humano no es tanto “acusado y condenado” por Cristo a causa de la concupiscencia ante todo, “llamado”. Es “llamado” a través del misterio de la redención del cuerpo, misterio divino, que es simultáneamente realidad humana. Además, ese misterio comporta un determinado ethos que por esencia es “humano”, y llamado antes ethos de la redención. Después de haber releído en la verdad el “lenguaje del cuerpo”, es incluso capaz de formar en la verdad ese lenguaje en la comunión conyugal y familiar de las personas. Es capaz de ello también como “hombre de la concupiscencia”, al ser “llamado” a la vez por la realidad de la redención de Cristo. Es el “hombre de la concupiscencia”, pero al mismo tiempo es capaz de discernir la verdad de la falsedad en el lenguaje del cuerpo y puede ser autor de los significados verdaderos o falsos de ese lenguaje.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor benito06 » Dom Jun 22, 2014 10:04 am

. De este modo, en la óptica evangélica y cristiana del problema, el hombre “histórico” (después del pecado original), basándose en el “lenguaje del cuerpo” releído en la verdad, es capaz -como varón y mujer- de constituir el signo sacramental del amor, de la fidelidad y de la honestidad conyugal, y esto como signo duradero: “Serte fiel siempre en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Esto significa que el hombre es, de modo real, autor de los significados por medio de los cuales, después de haber releído en la verdad el “lenguaje del cuerpo”, es incluso capaz de formar en la verdad ese lenguaje en la comunión conyugal y familiar de las personas. Es capaz de ello también como “hombre de la concupiscencia”, al ser “llamado” a la vez por la realidad de la redención de Cristo (simul lapsus et redemptus).
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor benito06 » Dom Jun 22, 2014 10:04 am

. De este modo, en la óptica evangélica y cristiana del problema, el hombre “histórico” (después del pecado original), basándose en el “lenguaje del cuerpo” releído en la verdad, es capaz -como varón y mujer- de constituir el signo sacramental del amor, de la fidelidad y de la honestidad conyugal, y esto como signo duradero: “Serte fiel siempre en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Esto significa que el hombre es, de modo real, autor de los significados por medio de los cuales, después de haber releído en la verdad el “lenguaje del cuerpo”, es incluso capaz de formar en la verdad ese lenguaje en la comunión conyugal y familiar de las personas. Es capaz de ello también como “hombre de la concupiscencia”, al ser “llamado” a la vez por la realidad de la redención de Cristo (simul lapsus et redemptus).
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor NELSON » Dom Jun 22, 2014 5:44 pm

Pregunta: ¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
No sólo lo que Cristo declaró sobre la unidad e indisolubilidad, haciendo referencia al “principio”, sino también (y aún más) lo que dijo en el sermón de la montaña, cuando apeló al “corazón humano”. Aludiendo al mandamiento “No adulterarás”, Cristo habló de “adulterio en el corazón”: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt 5, 28).
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor yaluz » Dom Jun 29, 2014 9:18 pm

Pregunta: ¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
R:
Cristo Jesús se refiere y deja muy claramente expuesto que es pecado tanto cometer el adulterio como desearlo, tanto la acción del cuerpo como sentirlo en el corazón. Por eso en el Sermón de la Montaña, Jesús, más que una acusación, hace un llamado al hombre de la concupiscencia, a la redención del cuerpo para así recibir su gracia.
Zulay R. de Álvarez (yaluz)
Venezuela
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor claudia Bermeo » Lun Jun 30, 2014 2:33 pm

¿A qué se refiere Cristo con “el adulterio en el corazón”?
Nuestro Señor se refiere específicamente a aquella persona que sin llegar a consumar un acto, lo deseo en su corazon. Por tanto creo que va mas allá, de solo un leve pensamiento. Es el desear, saborear y consentir de manera voluntaria, sin remordimiento alguno, un mal deseo.
claudia Bermeo
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor virginia castro » Mar Jul 01, 2014 12:26 pm

VIRGINIA CASTRO # 108

A la luz de las palabras pronunciadas por Cristo en el Sermon de la Montana, a la luz de todo el Evangelio y de la Nueva Alianza, la concupiscencia de la carne, no destruye la capacidad de darnos ccuenta del "lenguaje de la carne" y de analizarlo de una forma mas Madura y darnos cuenta lo que constituye el signo sacramental, desde su prime momento como en toda la dimension de la vida.
El estudio a fondo del "sacramento" nos permite sacar la conclusion de que el hombre es siempre ecesialmente "llamado" y no solo "acusado" y esto precisamente en cuanto, "hombre de la concupiscencia".
virginia castro
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor sanaquino » Sab Jul 05, 2014 7:41 pm

A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
“Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt 5, 28).

Así, pues, al afirmar que el signo sacramental del matrimonio -signo de la alianza conyugal del hombre y de la mujer- se forma basándose en el “lenguaje del cuerpo”
El hombre estaría condenado, en cierto sentido, a falsificaciones esenciales: sería solamente el que expresa una específica determinación de parte de la “libido”, pero no expresaría la verdad (o la falsedad) del amor nupcial y de la comunión de las personas, aun cuando pensase manifestarla. En consecuencia, estaría condenado, pues, a sospechar de sí mismo y de los otros, respecto a la verdad del lenguaje del cuerpo. A causa de la concupiscencia de la carne podría solamente ser “acusado”, pero no podría ser verdaderamente “llamado”.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor Jeanette Palacios » Mar Jul 08, 2014 1:21 pm

¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?
SE REFIERE ALA CONCUSPISCENCIA DE LA CARNE. NO CODICIARAS LA MUJER DE TU PROJIMO.
PORQUE TODO AQUEL QUE MIRA A UNA MUJER DESEANDOLA YA ADULTERO EN SU CORAZON.
Jeanette Palacios
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor maguie » Dom Jul 13, 2014 1:55 pm

Cristo con la frase 'Adulterio del corazón' se refiere a la intención real del corazón del hombre. El enseña a mirar la intención real de las personas, la que tiene oculta en el corazón. El dice que quien mira a una mujer con la intención equivocada, ya ha adulterado con ella. Por eso que el hombre analice claramente sus intenciones y que en caso de encontrar algo malo, rectifique su intención.
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor b. gabriel reyes reyes » Lun Jul 14, 2014 9:16 pm

[b]¿A qué se refiere Cristo con "el adulterio en el corazón"?[/b]

[i]Cristo con "el adulterio en el corazón" se refiere al “hombre de la concupiscencia”, quien ha releído en la verdad, y continuamente, el signo sacramental del matrimonio en el “lenguaje del cuerpo”, pero que ha expresado ese mismo lenguaje en desacuerdo con las exigencias propias del matrimonio, como pacto y sacramento.
Con sus palabras, Cristo no quiere sólo acusar, sino llamar a ese hombre “histórico”, como varón y mujer, a través del misterio de la redención del cuerpo. Llamarlo a que haga realidad ese divino misterio, que viva el ethos de la redención; que pase del "error" a la "verdad", que haga una conversión del pecado a la castidad, como expresión de una vida según el Espíritu.
El hombre de la concupiscencia no está completamente determinado por la libido; como ministro del sacramento, autor (co-autor) del signo sacramental, es sujeto consciente y capaz de autodeterminación, en su corazón. El llamado de Cristo enfatiza la capacidad del hombre “histórico”, de releer en la verdad el "lenguaje del cuerpo" -y de releerlo continuamente de un modo más maduro y pleno-.[/i]
b. gabriel reyes reyes
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor RoxanaGomez25 » Mié Jul 16, 2014 11:33 am

Cristo se refiere al adulterio del corazón: En Mt 5, 28 Cristo al corazón no es tanto acusarlo y condenarlo sino es un llamado, Cristo se refiere al hombre de la concupiscencia pero también al hombre de la llamada a través del misterio de la redención del cuerpo, misterio divino que es simultáneamente en Cristo y por Cristo en cada hombre, realidad humana. EL hombre es esencialmente llamado no sólo acusado
RoxanaGomez25
 
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Re: 108. La veracidad en "el lenguaje del cuerpo"

Notapor antonio_7 » Vie Jul 18, 2014 4:01 pm

A que se refiere cristo con " el adulterio en el Corazon " ?

Cristo hase refierensia a el adulterio de Corazon en el sermonde la Montana, desiendoles a los maridos y a sus esposas que el hombre casado que mira con ojos de deseo y no es su esposa, comete adulterio en sucorazon contra su mujer siendole infiel, pues sabemos que al resivir el sacramento del matrimonio Dios nos confiere en un solo ser llano seran dos sino uno, alucion del Gen, quiere desir que la otra mita de su ser no es comunicado el heco que esta aconteciendo y es por eso que se comete la falta, sabemos que Dios en su sabiduria infinita y sabiendo nuestras limitaciones nos a querido aconsejar para poder matener controlada nuestra triple concupisencia, para no reinsidir a la concupisencia que nuestros primeros progenitors tuvieron con su creador, pecando en su Corazon por no comfiar en su amor y fidelidad, Dios y su creatura maxima, espor eso que Cristo en el sermon de la Montana nos a querido recorder ese terrible acontesimiento que nos hiso reos de muerte por no ser fiel en cuerpo alma y Corazon, Cristo pues siendo Hijo del Dios todo poderoso, que a querido saldar la cuenta de nuestra inures de Corazon uniendonos a su amor salvifico e incondisional, a querido recordarnos no solo pecar esposo con esposa siendo infiel en su Corazon, sino que nos habla de una manera muy intima espesial de esposo con la amada, recordandonos que somos parte de su esposa la iglesia y que debemos vivir unidos a su amor atados a la fidelidad de la Fe, en que el nos acompanara hasta el fin de los tiempos, como en el sacramento del matrimonio se profesan marido y la mujer, Cristo pues no exorta a vivir la fidelidad de nuestro Corazon, sabiendo que nuestra naturalesa esta impregnada de la triple concupisencia, pero nos llama a como hase los enamorados a sanar, limpiar, purificar nuestra naturalesa caida comprada con su sangre, siendo demanera espesial a luchar por su amor y no dejar que nuestra naturaleza cometa adulterio en el Corazon por no imbitr al amado a su vida.
antonio_7
 
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