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118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Vie Jul 04, 2014 4:44 pm
por pilar calva
Hemos dicho anteriormente que el principio de la moral conyugal, que la iglesia enseña (Concilio Vaticano II, Pablo VI), es el criterio de la fidelidad al plan divino. De acuerdo con este principio, la Encíclica «Humanæ vitæ» distingue rigurosamente

1. Hemos dicho anteriormente que el principio de la moral conyugal, que la iglesia enseña (Concilio Vaticano II, Pablo VI), es el criterio de la fidelidad al plan divino.
De acuerdo con este principio, la Encíclica “Humanæ vitæ” distingue rigurosamente entre lo que constituye el modo moralmente ilícito de la regulación de los nacimientos o, con mayor precisión, de la regulación de la fertilidad, y el moralmente recto.
En primer lugar, es moralmente ilícita “la interrupción directa del proceso generador ya iniciado” (”aborto”) (Humanæ vitæ, 14), la “esterilización directa” y “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (Humanæ vitæ, 14), por tanto todos los medios contraceptivos. Es por el contrario moralmente lícito, ”el recurso a los períodos infecundos” (Humanæ vitæ, 16): “Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inminentes a las funciones generadoras para usar el matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los principios morales...” (Humanæ vitæ, 16).

2. La Encíclica subraya de modo particular que “entre ambos casos existe una diferencia esencial” (Humanæ vitæ, 16), esto es, una diferencia de naturaleza ética: “En el primero, los cónyuges se sirven legítimamente de una disposición natural; en el segundo, impiden el desarrollo de los procesos naturales” (Humanæ vitæ, 16).
De ello se derivan dos acciones con calificación ética diversa, más aún, incluso opuestas: la regulación natural de la fertilidad es moralmente recta, la contracepción no es moralmente recta. Esta diferencia esencial entre las dos acciones (modos de actuar) concierne a su intrínseca calificación ética, si bien mi predecesor Pablo VI afirma que “tanto en uno como en otro caso, los cónyuges están de acuerdo en la voluntad positiva de evitar la prole por razones plausibles”, e incluso escribe: “buscando la seguridad de que no se seguirá” (Humanæ vitæ, 16). En estas palabras el documento admite que, si bien también los que hacen uso de las prácticas anticonceptivas puedan estar inspirados por “razones plausibles”, sin embargo ello no cambia la calificación moral que se funda en la estructura misma del acto conyugal como tal.

3. Se podría observar, en este punto, que los cónyuges que recurren a la regulación natural de la fertilidad podrían carecer de las razones válidas de que se ha hablado anteriormente; pero esto constituye un problema ético aparte, dado que se trata del sentido moral de la “paternidad y maternidad responsables”.
Suponiendo que las razones para decidir no procrear sean moralmente rectas, queda el problema moral del modo de actuar en tal caso, y esto se expresa en un acto que -según la doctrina de la Iglesia transmitida en la Encíclica- posee su intrínseca calificación moral positiva o negativa. La primera, positiva, corresponde a la “natural” regulación de la fertilidad; la segunda, negativa, corresponde a la “contracepción artificial”.

4. Toda la argumentación precedente se resume en la exposición de la doctrina contenida en la “Humanæ vitæ”, advirtiendo en ella el carácter normativo y al mismo tiempo pastoral. En la dimensión normativa se trata de precisar y aclarar los principios morales del actuar; en la dimensión pastoral se trata sobre todo de ilustrar la posibilidad de actuar según estos principios (”posibilidad de la observancia de la ley divina”, Humanæ vitæ, 20).

Debemos detenernos en la interpretación del contenido en la Encíclica. A tal fin es necesario ver ese contenido, ese conjunto normativo-pastoral a la luz de la teología del cuerpo, tal como emerge del análisis de los textos bíblicos.

5. La teología del cuerpo no es tanto una teoría, cuanto más bien una específica, evangélica, cristiana pedagogía del cuerpo. Esto se deriva del carácter de la Biblia, y sobre todo del Evangelio que, como mensaje salvífico, revela lo que es verdadero bien del hombre, a fin de modelar -a medida de este bien- la vida en la tierra, en la perspectiva de la esperanza del mundo futuro.

La Encíclica “Humanæ vitæ”, siguiendo esta línea, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.
A este problema dedicaremos ulteriores reflexiones.

Pregunta: ¿Cuál es, según la enciclica “Humanæ vitæ”, la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Lun Jul 21, 2014 6:14 pm
por benito06
La Encíclica “Humanæ vitæ”, siguiendo esta línea, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.
A este problema dedicaremos ulteriores reflexiones.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Jul 22, 2014 10:54 am
por sanaquino
La Encíclica "Humanæ vitæ", siguiendo esta línea, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal. ;)

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Jul 22, 2014 11:35 am
por lindoro50
¿Cuál es, según la enciclica “Humanæ vitæ”, la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?

En el centro de la conciencia cristiana del ser humano, debe estar presente esta verdad y este hecho fundamental: el don de Dios. Se trata del don que Dios nos ha hecho llamándonos a la vida y a existir como hombre o mujer en una existencia irrepetible, cargada de inagotables posibilidades de desarrollo espiritual y moral: la vida humana es un don recibido para ser a su vez dado. El don revela, por decirlo así, una característica especial de la existencia personal, más aun, de la misma esencia de la persona. Cuando Dios dice que "no es bueno que el hombre esté solo" (Gn 2, 18), afirma que el hombre por sí "solo" no realiza totalmente esta esencia. Solamente la realiza existiendo "con alguien ", y más profunda y completamente, existiendo "para alguien”. En la apertura al otro y en el don de sí se realiza el amor conyugal en la forma de donación total propia de este estado. En toda condición y estado de vida, de todos modos, este don se hace todavía más maravilloso por la gracia redentora, por la cual llegamos a ser « partícipes de la naturaleza divina » (2 Pe 1, 4) y somos llamados a vivir juntos la comunión sobrenatural de caridad con Dios y con los hermanos. Los padres cristianos, también en las situaciones más delicadas, no debemos olvidar que, como fundamento de toda la historia personal y doméstica, está el don de Dios.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Jul 22, 2014 1:52 pm
por carranri
¿Cuál es, según la encíclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?

El verdadero bien del hombre, el bien último, el bien para el que fuimos creados, como lo dijo San Agustín en el libro Confesiones "Grande eres Señor... y nuestro corazón no halla sosiego hasta que descansa en ti.", es llegar a nuestro lugar con nuestro creador. Entonces, siendo éste el bien último y supremo, ¿cómo alcanzarlo en esta vida?. Es respetando la dignidad con la que fuimos creados desde el principio, respetando esa dignidad de mujer o varón y respetando la del otro. Pues fuimos creados para no estar solos (Gen 2:18). Al no respetar la totalidad del otro, como fue creado, no estoy respetando su dignidad como creatura de Dios, ni mí dignidad con mi capacidad de contribuidor de la creación, de acuerdo al plan de Dios desde el principio. No respetar esta capacidad creadora en la convivencia conyugal es expresar: "sí te amo, pero no todas las partes de ti".

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Jul 22, 2014 3:36 pm
por NELSON
Pregunta: ¿Cuál es, según la enciclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
La Encíclica "Humanæ vitæ", siguiendo esta línea, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Jul 22, 2014 10:21 pm
por Mary Jo
¿Cuál es, según la encíclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
El verdadero bien del hombre es lo que corresponde a su dignidad de persona, cuanto varón y mujer, sobre todo, cuando se trata del problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mié Jul 23, 2014 12:43 pm
por Martha Leticia Barba
¿Cuál es, según la encíclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?

El verdadero bien del hombre según la encíclica Humanaes Vitae, es que tanto varón como mujer sean respetados en su auténtica y real dignidad de personas humanas. Es decir, considerarlos siempre como personas y jamás como medios para lograr fines. El utilizar los métodos anticonceptivos no naturales los cuales pueden ser contraceptivos, disminuye su calidad de personas ya que da origen al trato de objetos. Sin embargo, al utilizar los métodos naturales de planificación familiar, lleva a la licitud del acto conyugal, al respeto del otro como persona humana, a la comunicación conyugal y a una verdadera demostración de amor humano entre los esposos. Se entiende entonces el real y auténtico fin de la sexualidad humana que es la unión entre los esposos y la procreación.
Saludos cordiales

Respuesta: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Jue Jul 24, 2014 10:44 pm
por strelladelamanana
¿Cuál es, según la enciclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
Todas las cuestiones, que se relacionan con la dignidad del hombre y la mujer de acuerdo a la doctrina de la fe cristiana católica, para la transmisión de la congruencia del ser con el hacer cristiano-católico hacia la generación de vida en la unión conyugal, es decir hacia los hijos.
Dios nos bendice en amor.
Saludos cordiales.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Vie Jul 25, 2014 12:36 pm
por mariaines
¿Cuál es, según la enciclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
La cuestión es sobre la dignidad del hombre y la mujer cuando se trata del problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Dom Jul 27, 2014 9:27 am
por virginia castro
VIRGINIA CASTRO

CUAL ES SEGUN LA ENCICLICA HUMANAE VITAE LA CUESTION SOBRE EL VERDADERO BIEN DEL HOMBRE?

En cuanto a ser humano, Dios le ha concedido al hombre y la mujer, la dignidad desde que nace hasta el morir y tambien la trasmicion de la vida en forma de mutuo acuerdo, con el lenguaje del cuerpo para una vida en union conyugal.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Lun Jul 28, 2014 5:08 pm
por Maria 2
¿Cuál es, según la encíclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?

Hemos dicho anteriormente que el principio de la moral conyugal, que la iglesia enseña (Concilio Vaticano II, Pablo VI), es el criterio de la fidelidad al plan divino.

De acuerdo con este principio, la Encíclica "Humanæ vitæ" distingue rigurosamente entre lo que constituye el modo moralmente ilícito de la regulación de los nacimientos o, con mayor precisión, de la regulación de la fertilidad, y el moralmente recto.

En primer lugar, es moralmente ilícita "la interrupción directa del proceso generador ya iniciado" ("aborto") (Humanæ vitæ, 14), la "esterilización directa" y "toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación" (Humanæ vitæ, 14), por tanto todos los medios contraceptivos. Es por el contrario moralmente lícito, "el recurso a los períodos infecundos" (Humanæ vitæ, 16): "Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inminentes a las funciones generadoras para usar el matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los principios morales..." (Humanæ vitæ, 16).

Diferencia de naturaleza ética: "En el primero, los cónyuges se sirven legítimamente de una disposición natural; en el segundo, impiden el desarrollo de los procesos naturales" (Humanæ vitæ, 16).

De ello se derivan dos acciones con calificación ética diversa, más aún, incluso opuestas: la regulación natural de la fertilidad es moralmente recta, la contracepción no es moralmente recta.

Los cónyuges que recurren a la regulación natural de la fertilidad podrían carecer de las razones válidas de que se ha hablado anteriormente; pero esto constituye un problema ético aparte, dado que se trata del sentido moral de la "paternidad y maternidad responsables".

Suponiendo que las razones para decidir no procrear sean moralmente rectas, queda el problema moral del modo de actuar en tal caso, y esto se expresa en un acto que -según la doctrina de la Iglesia transmitida en la Encíclica- posee su intrínseca calificación moral positiva o negativa. La primera, positiva, corresponde a la "natural" regulación de la fertilidad; la segunda, negativa, corresponde a la "contracepción artificial".

La Encíclica "Humanæ vitæ", siguiendo esta línea, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.

COMENTARIO: El verdadero bien del hombre tanto varón como mujer es que sean respetados como personas humanas, jamás como medios para lograr fines. El utilizar los métodos anticonceptivos no naturales los disminuye totalmente en su calidad como personas ya que da origen a que sean tratados como objetos para dar vida cuando así les plazca y/o les convenga a ellos y/o a otras personas. Pero al utilizar los métodos naturales para planificación familiar por motivos de salud principalmente, lleva al acto conyugal al respeto del uno por la otra persona humana, a la comunicación conyugal y por lo tanto a una verdadera y plena demostración de amor humano entre los esposos. Así se entiende o debiera entenderse el real y auténtico fin de la sexualidad humana que es la unión entre los esposos y la procreación.

Un abrazo y hasta pronto.-

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mié Jul 30, 2014 9:43 pm
por MA SOCORRO A REYES L
A la luz de la teología del cuerpo, La Encíclica “Humanæ vitæ”, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal. La Encíclica “Humanæ vitæ” distingue rigurosamente entre lo que constituye el modo moralmente ilícito de la regulación de los nacimientos o, con mayor precisión, de la regulación de la fertilidad, y el moralmente recto.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mié Jul 30, 2014 10:47 pm
por patricio
¿Cuál es, según la enciclica “Humanæ vitæ”, la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
Hemos dicho anteriormente que el principio de la moral conyugal, que la iglesia enseña , es el criterio de la fidelidad al plan divino.
De acuerdo con este principio, la Encíclica “Humanæ vitæ” distingue rigurosamente entre lo que constituye el modo moralmente ilícito de la regulación de los nacimientos o, con mayor precisión, de la regulación de la fertilidad, y el moralmente recto.
En primer lugar, es moralmente ilícita “la interrupción directa del proceso generador ya iniciado” (”aborto”) , la “esterilización directa” y “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” , por tanto todos los medios contraceptivos. Es por el contrario moralmente lícito, ”el recurso a los períodos infecundos”: “Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inminentes a las funciones generadoras para usar el matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los principios morales.
La Encíclica subraya de modo particular que “entre ambos casos existe una diferencia esencial”, esto es, una diferencia de naturaleza ética: “En el primero, los cónyuges se sirven legítimamente de una disposición natural; en el segundo, impiden el desarrollo de los procesos naturales”.
De ello se derivan dos acciones con calificación ética diversa, más aún, incluso opuestas: la regulación natural de la fertilidad es moralmente recta, la contracepción no es moralmente recta. Esta diferencia esencial entre las dos acciones (modos de actuar) concierne a su intrínseca calificación ética.
La teología del cuerpo no es tanto una teoría, cuanto más bien una específica, evangélica, cristiana pedagogía del cuerpo. Esto se deriva del carácter de la Biblia, y sobre todo del Evangelio que, como mensaje salvífico, revela lo que es verdadero bien del hombre, a fin de modelar a medida de este bien, la vida en la tierra, en la perspectiva de la esperanza del mundo futuro.
La Encíclica “Humanæ vitæ”, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer, cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Sab Ago 02, 2014 1:50 pm
por Jeanette Palacios
¿Cuál es, según la enciclica “Humanæ vitæ”, la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
Segun la enciclica Humanae Vitae responde sobre el verdadero bien del hombre y dice que la moral conyugal que la Iglesia enseña es el criterio de la fidelidad al plan Divino.
Explica de esta forma:
a) Es moralmente ilicito la interrupcion directa del proceso generador ya iniciado, como el aborto
b)esterilizacion directa para evitar el embarazo
c) Toda accion en prevencion del acto conyugal en su realizacion natural, para hacer posible la procreacion. Esto incluye todos los medios contraceptivos.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Vie Ago 08, 2014 2:42 pm
por maguie
Según la 'Humanae vitae', el verdadero bien del hombre es su fidelidad al plan divino.
Es decir, modelar su vida en la tierra con la perspectiva de la esperanza de la vida eterna, que es lo que corresponde a la dignidad del hombre en la transmisión de la vida humana en la convivencia conyugal.
Para ello cuenta con la pedagogía cristiana del cuerpo, que enseña los principios morales del actuar respecto al uso del cuerpo.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Ago 12, 2014 4:34 pm
por Silviamaria
¿Cuál es, según la encíclica “Humanae vitae”, la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?

La cuestión es que se ve a la persona como varón y mujer en lo que respecta a la convivencia conyugal. La encíclica establece claramente la regulación de los nacimientos y todo lo relacionado a la fertilidad y demás aspectos morales sobre el tema.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Mar Ago 12, 2014 10:43 pm
por yaluz
¿Cuál es, según la enciclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?
R
: El verdadero bien del hombre, indudablemente es la vida. La vida es un don de Dios, es un regalo, que, en el capítulo de la Creación podemos constatar que Dios quiere que este don se transmita y es por eso que crea a la mujer. Varón y hembra los creo, como personas dignas capaces de procrear, de dar vida nuevamente. Un acto maravilloso, cargado de sublimidad, de Dios. Ese bien, que es la vida, como resultado de una donación integra, del amor conyugal, tiene como fin último, donarse al Creador, como un retorno, cuyo camino no es otro ,que el trazado por el Redentor.

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Jue Ago 14, 2014 5:58 pm
por magenak60
el verdadero bien del hombre segun humanae vitae habla de la partre moral y tambien esta incluido con la parte del plan divino de Dios, el verdadero bien incluye que nos hace conscientes en todo aspecto de como llevamos nuestra vida de hombre en este mundo, de hombres como esposos padres hijos hermano etc

Re: 118. La regulación de la natalidad

NotaPublicado: Dom Ago 24, 2014 8:06 pm
por b. gabriel reyes reyes
[b]¿Cuál es, según la enciclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre?[/b]

[i]Según la enciclica "Humanæ vitæ", la cuestión sobre el verdadero bien del hombre atañe a la naturaleza del hombre, a su dignidad, a su comportamiento ético y moral.
El verdadero bien del hombre, según la enciclica "Humanæ vitæ", es la respuesta del hombre a su vocación, no sólo natural y terrena, sino también sobrenatural y eterna, mediante la observancia de la ley moral, es decir, de la ley evangélica y de la ley natural, como expresión de la voluntad de Dios.
Esta observancia, en el área de la regulación de la natalidad, debe sustentarse en la dignidad del hombre y de la mujer, en la verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal [/i]