4. La Orden del Cister. 1 septiembre

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Marigel » Lun Sep 01, 2014 10:32 am

LA ORDEN DEL TEMPLE
El 13 de octubre de 1307, es la fecha que el Rey de Francia eligió para la desaparición de la Orden del Temple.
El 13 de Octubre de 2007, 700 años después, renace la Orden del Temple.
El 25 de Octubre de 2007, el Vaticano, publica los documentos del "Processus contra Templarios".
El "Folio de Chinon" demuestra que el papa Clemente V, dio la absolución al Gran Maestre del Temple, Jacques de Molay y a Godofredo de Charnay, permitiéndoles "recibir los sacramentos cristianos y ser acompañados de un capellán" hasta ser quemados en la hoguera.
La Historia hace Justicia y devuelve a la Orden del Temple, la grandeza y honorabilidad, que se les quiso usurpar, con un injusto Proceso.
Hoy 18 de Marzo de 2014, se cumplen 700 años de la muerte del ultimo maestre del Temple: Jacques de Molay, quien momentos antes de ser quemado, pudo proclamar: Pero la orden vivirá para siempre
Cuando le prendieron fuego a la hoguera, Molay emplazo al Rey y al Papa:
¡Pagarás por la sangre de los inocentes, Felipe, rey blasfemo! ¡Y tú, Clemente, traidor a tu Iglesia! ¡Dios vengará nuestra muerte, y ambos estaréis muertos antes de un año!
La Orden del Temple


Nacimiento de la Orden del Temple.
En 1096-1099 se desarrolla la I Cruzada, en la cual participa entre otros el Hugo de Payns.
En el año 1118, el caballero francés, llamado Hugo de Payens y el caballero flamenco Godofredo de Saint-Adhemar, decidieron impulsar la fundación de una orden monástica, cuya finalidad era la la custodia de los Peregrinos y a la guarda de los peligrosos caminos que conducían a los lugares de Peregrinación. La denominaron Orden de los Pobres Soldados de Cristo.
Hugo de Payns
Godofredo de Saint-Omer
Godofredo Bisol
Payén de Mont-Didier
Archembaud de Saint Aignant
Gondemar
Andrés de Montbard
Hugo de Champagne
Jacques de Rossal

Contexto en el que aparece la Orden del Temple
En la Edad Media, aparece un arraigado y exacerbado sentimiento religioso.
Este sentimiento religioso, se une al ideal de la Caballería: de defensa de los más desfavorecidos y lucha por nobles causas.
La Iglesia, introduce conceptos como: La paz de Dios, La tregua de Dios e iluminados como Pedro el Ermitaño, predican y encandilan a las muchedumbre con la Recuperación de los Santos Lugares.
Las peregrinaciones a Roma, empiezan a ser sustituidas por las peregrinaciones a Jerusalén y Santiago de Compostela. Crean la una Guía Turística del Camino de Santiago de Ida y Vuelta, que es el Juego de la Oca. Recordamos que los Templarios, tenían prohibido jugar a los dados y ajedrez.
Los peregrinos estaban sometidos a la voluntad de los saltadores, al cobro de los Portazgos de los distintos reinos y los ataques de las alimañas. La toma de Jerusalén por los turcos, provoca la reacción del Papa Urbano II, que proclama el Concilio de Clermont (1905), donde expone las vejaciones a las que son sometidos los peregrinos y los peligros que amenazan a los Cristianos occidentales.
Urbano II, inicia el discurso con la frase "Deus Vult" (Dios lo quiere). Los Príncipes y Reyes de Europa, se adhieren al llamamiento y queda convocada la I Cruzada.
La I Cruzada se dirige a Jerusalén y lo toman en 1099. Se constituyen: los Condados de Edesa y Trípoli, el Principado de Antioquia y el Reino de Jerusalén.
En 1100, se proclama como Rey de Jerusalén a Balduino I

La I Cruzada, la gestación de la Orden
Las encandiladas predicaciones de Pedro el Ermitaño, consiguieron la la creación de la I Cruzada.
Pedro el Ermitaño, arrastro a la lucha por la liberación de los Santos Lugares a una muchedumbre entusiasta, pero sin preparación militar y sin organización, que feneció a las orillas del Bósforo.
Solo la intervención del ejercito Cruzado, formado por los francés y flamencos bajo el mando de Godofredo de Bouillon y su hermano Balduino, a los que se unieron los ejércitos de Roberto de Normandía, Roberto de Flandes, Raimundo de Saint Gilles, Bohemundo y Tancredo, consiguieron pasar por Constantinopla, cruzar Asia Menor y tomar Jerusalén en julio de 1099

Las Reglas de la Orden del Temple
Bernardo de Caraval, definía en De Laude novae miliae, el espíritu que regiría la Orden:
La disciplina es constante y la obediencia es siempre respetada: se va y se viene a la señal de quien posee autoridad; se viste lo que el distribuye y no se va a buscar fuera alimentos ni vestiduras....
...llevan una vida en común sobria y alegre, sin hijos ni esposas...
...jamás se les encuentra ocioso ni curioso
...Detestan los Dados y el Ajedrez
...No practican cacerías.
...lleva el pelo cortado al ras, nunca se peinan, raras veces se lavan, la barba hirsuta y descuidada...

Traslado al Templo de Salomón: Origen del Nombre de la Orden del Temple
El Rey Balduino I, había asentado su palacio en una Mezquita, que se había construido sobre la ruinas del Templo de Salomón y los Pobres compañero de Cristo ocupaban un patio contiguo.
En 1119, Balduino I, cambia su residencia a la Torre de David y los Pobres Compañero de Cristo, pasan a ocupar toda la mezquita que se levantaba sobre las Ruinas del templo de Salomón, pasando a denominarse, del: Templo y a sus caballeros Templarios.
Siguiendo la cita de Jacobo de Vitry:
Algunos caballeros, elegidos por Dios y ordenados a su servicio, renunciaron al siglo y se consagraron a Cristo.
Mediante solemnes votos pronunciados ante el Patriarca de Jerusalén, se comprometieron a defender a loa peregrinos contra los salteadores y los ladrones, a proteger los caminos y a servir en la caballería al Rey Soberano.
Observaron la pobreza, la castidad y la obediencia, según la regla de los canónigos regulares.
Sus jefes eran dos hombres venerables: Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer.
En un principio, quienes tomaron tan santa decisión eran solamente nueve y durante 9 años sirvieron con ropas de seglar y se vistieron con lo que los fieles les dieron en limosna. El Rey, sus caballeros y el señor Patriarca se compadecieron de aquellos nobles hombres que habían abandonado todo por Cristo y les concedieron algunas propiedades y beneficios para atender sus necesidades y las de las almas de los donante.
Y como no tenían Iglesia o vivienda que les perteneciera, el rey los alojo en su palacio, cerca del templo del Señor.
El Abad y los canónigos regulares del templo les dieron, para las necesidades de su servicio, un terreno no lejos del palacio: por ese motivo se les llamó más tarde Templarios.

Regreso a Francia de Hugo de Payns. Creación de la Orden del Temple.
En 1128, Hugo de Payns, obtiene el permiso del Rey de Jerusalén, Balduino II, para oficializar la Orden.
Hugo de Payns regresa a Francia, acompañado por: Godofredo, Rolando, Joffroi Bisot, Payen de Montdidier y Archambaud de Saint-Amand.
Hugo de Champagne,(tío de Teobaldo de Brie, Conde de Champagne) no regreso a Francia, pero su amistad con Bernardo de Claraval, fue la clave, que permitió a Hugo de Payns, granjearse la amistad de Bernardo de Claraval.
Bernardo, demostró un interés desmesurado por el proyecto de Hugo de Payns y suyos son los frutos de la convocatoria de Concilio de Troyes.

Maestres de la Orden del Temple
Hugo de Payens (1118-1136)
Robert de Craon (1136-1146)
Evrard des Barrès (1147-1151)
Bernard de Tremelay (1151-1153)
André de Montbard (1154-1156)
Bertrand de Blanchefort o Blancfort(1156-1169)
Philippe de Milly (1169-1171)
Eudes de Saint-Amand (Odón de Saint-Amand)(1171-1179)
Arnaud de Torroja (Arnaldo de Torroja)(1180-1184)
Gérard de Ridefort (1185-1189)
Robert de Sablé (1191-1193)
Gilbert Hérail (1193-1200)
Phillipe de Plaissis (1201-1208)
Guillaume de Chartres (1209-1219)
Pedro de Montaigú (1219-1230)
Armand de Périgord (1232-1244)
Richard de Bures (1245-1247)
Guillaume de Sonnac (1247-1250)
Renaud de Vichiers (1250-1256) (0 1252???)
Thomas Bérard (1256-1273)
Guillaume de Beaujeu (1273-1291)
Thibaud Gaudin (1291-1292)
Jacques de Molay (1292-1314). Ultimo Gran Maestre

Símbolos Templarios
La Cruz de doble Brazo, fue la cruz utilizada por la Orden, hasta que Eugenio III, le concedió a la Orden la Cruz Pateada.
La Cruz de la Ocho Beatitudes se adoptó durante el maestrazgo de Roberto de Craon. La cruz se adapta a 8.

La humildad y pobreza de Templarios, queda patente en el Sello y Símbolo usado por los Templarios: dos Caballeros templarios montados sobre una cabalgadura.
El sello, plasma la recogida y traslado de los peregrinos que iban a Jerusalén.
Los Templarios, venían con las cabalgaduras disponibles, a los puertos de Haifa y Tolomeida, a recoger a los Peregrinos que dirigían a Jerusalén. El reparto de cabalgaduras con los Peregrinos, exigía que dos Templarios compartieran una cabalgadura y cediesen la otra mitad de las cabalgaduras a los Peregrinos.
Este símbolo, del cual se han hecho múltiples interpretaciones, se ha usado para implicarles tendencias homosexuales, cuando representa: pobreza, humildad y ofrecimiento .
Los Caballeros Templarios, renunciaban a todo tipo de bienes personales, siendo la Orden la Propietaria de todos los Bienes.
Los Templarios, tenían prohibido compartir el caballo y las Reglas de la Orden,; estipulaban que cada Caballero Templario debía disponer de 3 caballos.

Las Reglas y concesión de Bulas Papales
Al regreso a Europa de Hugo de Payens, recibió la ayuda de Bernardo de Caraval, que intercedió a su favor ante el Papa y determinadas Cortes europeas.
Como resultado de estos contactos, se convoco en Francia el Concilio de Troyes, redactándose las Reglas de la Orden del Temple. Las Reglas de la Orden eran una adaptación de las de San Benito, adaptadas a la versión reformada por los Cistercienses
Se adopta el hábito blanco, y posteriormente se le añade la cruz roja.
A la Orden del Temple se le conceden las Bulas:
En 1139 se le concede la Omne datum optimum
En 1144 se le concede Milites Templi
En 1145 se le concede Militia Dei (1145)

Vestimenta y Armadura de los Templarios
La armadura de los Templarios, era muy ligera, comparada con las de la época, estaba orientada a conseguir una caballería ligera y una gran movilidad como infantería. La vestimenta, era muy completa y estaba preparada para soportar los rigores del frio y calor.
Aunque la vestimenta era buena, debemos tener en cuenta que no siempre era posible, que los caballeros templarios, procedentes de centro y norte de Europa, se adaptasen a las condiciones de extremo calor de los Santos Lugares, Egipto, Tánger o el Sur de la Península Ibérica.
1 camisote
1 calzones de hierro
1 casco de hierro
1 espada
1 escudo
1 maza turca
1 lanza
1 sobreveste
1 chaqueta de armas
3 cuchillos: daga, cuchillo para el pan y cuchillo de bolsillo
1 gualdrapas
2 pares de calzones
1 cinturón pequeño
1 chaleco con faldones por delante y detrás
1 chaqueta de piel
1 manto blanco de piel para las épocas de frio.
1 manto de paño, para las épocas de calor.
ropa de cama
escudillas
calderos
cubiertos par el hermano y escudero
1 bolsa forrajera para los caballos

Estructura Organizativa de la Orden del Temple
Capitulo. Era un Consejo compuesto por el Maestre y los hermanos de mayor experiencia y criterio. Cualquier decisión importante suponía convocar el Capitulo y su aprobación debía contar con el voto de la mayoría. Decisiones del Capítulo, eran: recepción de un nuevo Hermano, declaración de guerra, firma de armisticio, enajenación de bienes de la Orden,...
Maestre. Inicialmente el jefe de la Orden del Temple era el Gran Maestre de Jerusalén, pero mantenía el mismo rango que los demás Maestres de la Orden. El Papa Alejandro III, en su bula Omme datum optimum, define la nueva estructura de la Orden. La elección del Maestre, suponía la convocatoria del Capítulo con 12 miembros, elegidos mediante unas elecciones primarias, en la cual un comandante y un hermano, elegían a otros dos miembros del capítulo y estos a la vez a los siguientes miembros. Al Maestre electo se le entregaban los símbolos del: Bastón y el Látigo. Las Ordenes del Maestre, se consideraban como expresión de la voluntad de Dios. El Maestre, no podía disponer de los bienes de la Orden y solo le estaba permitido regalar: un caballo, un vaso de oro o plata, un manto de piel o una armadura. Estaba prohibido el regalo de lanzas y espadas. En campaña, el Maestre disponía de una tienda redonda sobre la que ondeaba la: bandera Blanca y Negra con la Cruz Roja de la Orden del Temple , a la que denominaban baucent
Senescal. Era el sustituto permanente del Maestre, debiendo asistir a todos los Capítulos. En campaña usaba las mismas insignias que el Maestre
Mariscal: era el jefe militar. Bajo sus Órdenes, se hallaban las armas y los caballos.
Comandantes. Encargados de proteger y cuidar a los peregrinos y sus monturas, garantizándoles seguridad y alimentos
Drapeir. Encargado del vestuario de los hermanos de la Orden. La Orden era muy escrupulosa con las ropas que identificaban a los Templarios y puede decirse, que muchos de los desmanes que se cometieron y asignaron a los Templarios, fueron cometidos por suplantadores, que usaban las ropas de la Orden.
Caballeros o Frates Milites. Los caballeros que hacían votos perpetuos, llevaban un manto blanco con una Cruz Roja. Llevaban el pelo corto y la barba hirsuta y descuidada. debajo del Manto y la armadura, llevaban camisa y calzoncillos, que tenían prohibido quitarse para dormir
Capellanes o Frates Capellanis. Los sacerdotes eran designados por un plazo fijo o a perpetuidad.
Sargentos o Escuderos Frates Servientes
Criados
Artesanos
Afiliados. Eran caballeros casados, que se aceptaban en la Orden, pero no podían residir en las casas Comunes de la Orden del Temple.

Ceremonia de recepción de los Nuevos Caballeros Templarios
Para entrar en la Orden del Temple, los caballeros debían escuchar, conocer y aceptar las Reglas de la Orden.
La ceremonia empezaba con una reunión del Capítulo, al neófito se le conducía a una sala aparte, cercana al Capitulo y se le vestía con una túnica blanca.
El Maestre, enviaba a dos caballeros, que le preguntaban:
Nombre
¿Porque deseas entrar en la Orden?.
¿Conoces las duras condiciones de la Orden?.
¿Estás dispuesto a Ingresar en la Orden?.
Los caballeros regresaban al Capitulo: Caballeros: Señor, hemos hablado con el hombre que aguarda y le hemos expuesto las durezas de nuestra Orden. Afirma, que desea ser siervo y esclavo de ella.
Maestre: Hacerle venir en nombre de Dios.
Capitulo: Si que venga en nombre de Dios.
El aspirante era llevado por los dos caballeros a la sala del Capitulo y se arrodillaba ante el Maestre:
Aspirante a Templario: Señor, me presento ante Dios , ante Vos y ante los Hermanos y os ruego, que en nombre de Dios y de Nuestra Señora, que me admitáis en vuestra Orden, para ser de ahora en adelante su siervo y esclavo.
Maestre: Hermano mucho pedís, ya que lo que veis de la Orden... Meditad, hermano si podréis soportar tantas durezas.
Aspirante a Templario: Las sufriré todas, con la ayuda de Dios.
El Maestre, ordenaba al aspirante salir del Capitulo y dirigiéndose al mismo proclamaba: Maestre: Si alguno de vosotros conociere alguna razón por la cual este hombre no tuviera derecho a ser un hermano, que la declare porque mejor será decirla ahora y no cuando él éste en nuestra presencia.
Si no había objeción, el Maestre preguntaba:
Maestre: ¿Queréis, pues, que le haga venir en nombre de Dios?
Capitulo: Si que venga en nombre de Dios.
Traían al aspirante al Capitulo y arrodillándose:
Aspirante a Templario: Señor, me presento ante Dios, ante Vos y ante los Hermanos y os ruego, que en nombre de Dios y de Nuestra Señora, que me admitáis en vuestra Orden, para ser de ahora en adelante su siervo y esclavo.
El Maestre procedía a interrogar al aspirante:
Maestre: ¿Sois Caballero?
Maestre: ¿Estáis sano de cuerpo?
Maestre: ¿Estáis casado?
Maestre: ¿Habéis estado casado?
Maestre: ¿Habéis pertenecido a otra Orden?
Maestre: ¿Tenéis deudas?
Si el interrogatorio era favorable, se pasaba a la jura de votos, que tomaba el Maestre:
Maestre: ¿Prometéis a Dios y a Nuestra Señora, que de ahora en adelante y durante todos los días de vuestra vida, obedeceréis al Maestre del Temple y a los que sean vuestros superiores?.
Maestre: ¿Prometéis a Dios ya Nuestra Señora, que de ahora en adelante y durante todos los días de vuestra vida, viviréis castamente?
Maestre: ¿Que viviréis sin nada propio?
Maestre: ¿Que respetareis lo buenos usos y costumbres de nuestra casa?.
Maestre: ¿Que ayudareis a conquistar la tierra Santa de Jerusalén?
Maestre: ¿Que no abandonareis esta Orden?
Aspirante a Templario: Si Señor, si Dios lo quiere.
A continuación el aspirante, pasaba a ser investido como Caballero y se le entrega:
El Manto blanco de la Orden del Temple.
La Cruz.
La Espada
El Maestre, le abrazaba dándose el ósculo fraternal.
A continuación se entonaba el salmo 133:
Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos igualmente en uno

La Orden del Temple: un cambio en la Edad Media
La Orden del Temple, fue un mártir de la Libertad y su avanzada concepción Social.
La Orden, fue condescendiente con otras concepciones religiosas, lo que les llevo en muchas ocasiones a ser considerados herejes u apostatas, algo tan alejado y poco creíble, que solo resultaba posible en una sociedad como la Medieval, donde la escritura estaba confiada a los Monasterios y los hecho eran propagados mediante lenguaje oral.
El apoyo a la huida de los cátaros y otros perseguidos de la Cruzada francesa, dirigida por Simón de Monfort, no supone que compartiese las mismas ideas, sino un acto de Misericordia y ayuda al perseguido.
El manejo de la escritura y la apertura a nuevos conocimientos de investigación, eran los peregrinos argumentos, usados para imputarles prácticas alquímicas y pociones mágicas.
La Orden del Temple: Precursora de un orden mundial sin estados ni fronteras


Juicio actual a la Orden del Temple
Enjuiciar hoy día a la Orden del Temple, supone devolverles el Papel y Rango que les corresponde: Una Orden, que sería la admiración de cualquier empresa de nuestros días y unos caballeros que resultarían ser unos trabajadores modelos
Defensores del Cristianismo.
Tolerantes con otras Religiones
Impulsores de a Libertad
Promotores del progreso social
Fomento de la escritura e investigación
Creadores de la Logística
Creadores de un Sistema bancario internacional
Financieros de las campañas en los Santos Lugares
Financieros de los Reyes
La Orden del Temple, hoy día, sería considerada una Empresa Multinacional Modelo, con una ética y valores sociales inigualables
La Orden del Temple, se adelantó 800 años, a la mentalidad de sus coetáneos.
Su pecado, fue centrarse en búsqueda de la perfección, y olvidarse, de que la envidia y codicia que generaban sus éxitos, iba ser la causa de su destrucción.
La Orden estaba preparada para alcanzar grandes metas, pero no había previsto recursos para la lucha contra la bajeza moral de los humanos.
PAZ Y VIDA
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Sep 01, 2014 11:19 am

CONCILIO ECUMENICO

Un concilio ecuménico es una asamblea celebrada por la Iglesia Católica con carácter general a la que son convocados todos los Obispos para reconocer la verdad en materia de doctrina o de práctica y proclamarla. El término concilio proviene del latín concilium, que significa "asamblea". Ecuménico, proviene del latín oecumenicum, traducción a su vez del griego οἰκουμένoν, que significa: mundo, habitado.

El concilio más antiguo fue el celebrado en Jerusalén, en el año 50, que fue convocado por San Pedro, Los siguientes se enumeran del I al XXI, y se dividen en dos grupos: griegos y latinos, según hayan tenido lugar en Oriente u Occidente. Los concilios griegos fueron convocados por los emperadores de la época que, generalmente, los presidieron. Los concilios latinos fueron convocados por los Pontífices.

Según los cánones 337 y 341 del Código de Derecho Canónico, un concilio ecuménico; ecuménico: universal, de toda la Iglesia Católica, es una reunión de todos los Obispos de la Iglesia para reflexionar sobre puntos de doctrina y de disciplina que precisan de ser esclarecidos, promulgar dogmas, corregir errores pastorales, condenar herejías y, en suma, resolver sobre todas las cuestiones de interés para la Iglesia universal. Es convocado y presidido por el Santo Papa o por algún Obispo. No es necesario que el Papa esté presente para celebrar un concilio, pero para que sea válido es necesaria su confirmación.

Primer concilio ecuménico celebrado en Nicea en el año 325.-
Imagen

Son 21 los concilios ecuménicos, con a participación de todos los obispos católicos del mundo.

La doctrina de la Iglesia Católica, además del Su Santidad el Papa, cuando habla ex cathedra, el episcopado católico pleno y también infalible, en materias de fe y moral, solo cuando está reunido en un concilio ecuménico y en unión con el Papa, que es la cabeza del episcopado.

Los concilios de la Iglesia Católica Romana, deben ser convocados por el Santo Padre y presididos por él y habrán de estar la mayoría de los obispos de las provincias eclesiásticas. Para la validez de sus acuerdos es preciso, como condición sine qua non, la sanción del Sumo Pontífice Romano.

Cuando el Santo Padre quiere tomar una decisión que abarca a toda la cristiandad - proclamar un dogma, modificar la organización de la Iglesia o condenar una herejía -, puede convocar un Concilio.

Concilios latinos:

Concilio de Letrán I
El Concilio I de Letrán, conocido también como Primer Concilio Lateranense, es el IX concilio ecuménico celebrado por la Iglesia Católica y el primero de los celebrados en Occidente. Este concilio fue convocado por el Papa Calixto II en diciembre del 1122 y se celebró en la Basílica de San Juan de Letrán, Roma, la iglesia episcopal del Santo Padre. Inmediatamente después del Concordato de Worms que puso fin a la querella de las investiduras; aboliéndose el derecho, que reclamaban los príncipes, a investir dignidades y tener beneficios eclesiásticos. Finalizó en el año 1123.

Papa Calixto II.-Imagen

Concilio de Letrán II
Segundo Concilio Lateranense, es el X Concilio ecuménico de la Iglesia Católica, fue convocado por El Papa Inocencio II en el año 1139, y afrontó el asunto de los falsos pontífices, la simonía, la usura, las falsas penitencias y los falsos sacramentos. Se condenó a Arnaldo de Brescia.

Papa Inocencio II.-Imagen

Fuentes: Catholic.net. Código de Derecho Canónico. Wikipedia
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Maria 2 » Lun Sep 01, 2014 11:59 am

San Alberico de Císter

Fundador de los cistercienses
Nombre Aubry, Albericus Cassinensis
Nacimiento Siglo XI, Borgoña (Francia)
Fallecimiento 26 de enero de 1108 Abadía de Císter
Venerado en Iglesia católica, Iglesia anglicana
Canonización 18 de enero de 1174, Roma por Alejandro III
Órdenes Orden cisterciense
Festividad 26 de enero

Atributos Hábito cisterciense (blanco), con báculo; a menudo , con Roberto de Molesmes y Esteban Harding
San Alberico, Aubrey, Albericus o Albéric (Borgoña, siglo XI - Abadía de Císter, 26 de enero de 1108) fue un monje francés, cofundador de la Orden del Císter.1

Biografía

No hay datos sobre su infancia. Sólo se sabe que, joven, quiso ingresar en la vida religiosa y se puso bajo la guía de Roberto de Molesmes, que había formado una comunidad benedictina cerca de Tonnerre. El lugar, sin embargo, no era adecuado para fundar un monasterio, por lo cual, en 1075 se marcharon a Molesmes, donde se fundó el monasterio. Roberto fue el primer abad, y Alberico el prior.

Pronto, sin embargo, la comunidad tuvo problemas de convivencia y algunos monjes se rebelaron; Roberto, el abad, se marchó hasta que los otros monjes que habian estado bajo el mando de Alberico llamaron al abad ya que estos se habian sublevado de tal forma contra su prior (Alberico) que hasta lo apalearon dejándolo inconsciente. San Roberto y San Alberico, sin embargo, viendo que no podrían llevar a término su ideal monástico, fueron, con algunos de los monjes, hasta Císter o Citeaux, en la diócesis de Châlons, donde en 1098 fundaron una comunidad con una forma de vida diferente al benedictino y que fue el origen de la Orden Cisterciense. Alberico, muy devoto de la Madre de Dios, puso la orden bajo la protección de la Virgen María.

Alberico fue elegido abad cuando Roberto, por orden del papa Urbano II, dejó el monasterio. Lo fue hasta el 26 de enero de 1108, cuando murió. Alberico hizo, durante su mandato, que la regla de vida de la comunidad fuera más austera e introdujo la capucha blanca en el hábito cisterciense. Le sucedió san Esteban Harding quien llamó a su gran abad y amigo "la lanza de plata" pues esto era lo que había sido, una lanza defensora contra los ataques al corazón de Jesus.2

Un abrazo y hasta pronto.-
Maria 2
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Pachelli1960 » Lun Sep 01, 2014 12:22 pm

La Ruta de la Orden del Cister

Non nobis domine, sed nomini tuo da gloriam (No para nosotros señor, no para nosotros, sino para la gloria de tu nombre). Este histórico lema de los caballeros templarios les fue impuesto por su primer padre espiritual y reformador del Císter, San Bernardo de Claraval. Resume en pocas palabras el ideal y el propósito de la existencia de esta misteriosa orden de caballería medieval. Y lo mantengo vivo en la memoria mientras cruzo la plaza empedrada que da acceso al Real Monasterio de Santes Creus.
A primera hora de la mañana, el sol ilumina tímidamente sus paredes en un silencio apenas roto por mis pasos.

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Hace tiempo que dejé de ver las iglesias y monasterios medievales como edificios exclusivamente religiosos. Su arquitectura encierra una singular simbología que proporciona claves para entender no sólo la espiritualidad del periodo sino, también, los más íntimos secretos que los iniciados de ambas órdenes monásticas guardaron celosamente en sus piedras... no en vano, la simpatía y afecto de los templarios por San Bernardo se extendió también a los Cistercienses, de manera que entre ambas órdenes se originó una especie de “fraternidad”. Así lo piensa el director del Archivo Nacional de Cataluña, Josep Maria Sans Travé quien añade que esta simpatía nace en los primeros pasos de la orden. De hecho San Bernardo fue su principal valedor, en enero de 1129, durante la celebración del Concilio de Troyes, convocado por el Papa Honorio II. El abad de Citeaux defendió allí la utilización de las armas para defender a los peregrinos y los reinos latinos de Palestina por estas personas consagradas a Dios y a la oración. Matar por Cristo ya no será pecado sino que reservará el paraíso.

Y los templarios jugaron un importante papel en la lucha contra los infieles, en nuestro país, por ejemplo, durante la Reconquista. De hecho, el monasterio de Santes Creus forma parte, junto con los de Poblet y Vallbona de les Monges, del conjunto de monasterios Cistercienses que se establecieron en Cataluña en la segunda mitad del siglo XII, como instrumento de reorganización y repoblación de las nuevas tierras conquistadas por la Corona de Aragón a los musulmanes.

El Real Monasterio de Santa María de Poblet

https://www.youtube.com/watch?v=cWNKCTEUgxk
https://www.youtube.com/watch?v=CnaAp6h_RsA

Un monasterio ideal

En Clairvaux, San Bernardo impulsó su pensamiento y concretó el plano teórico de un monasterio Cisterciense. Si uno compara la planta del Monasterio de Santes Creus con el plano ideal dispuesto por el abad de Citeaux –el plano bernardino- apreciará una gran coincidencia en la distribución y la organización de los espacios. La visita a este monasterio iba, por un lado, a proporcinarme la posibilidad de aproximarme a los preceptos constructivos establecidos por San Bernardo y, de otro, comprobar el nivel de influencia o hermandad con los misteriosos monjes-soldado de la Orden del Temple.
Antes de visitar el monasterio, deshabitado desde la desamortización de Mendizábal, disfruto de un viaje en el tiempo mediante vídeos, sonidos y decorados que me transportan a conocer los entresijos de la vida monástica. En el Císter estaba prohibido el lujo, tanto en el vestido, como en la comida y en la vivienda, por lo que los monasterios se construyeron siguiendo líneas extremadamente austeras. Esta austeridad propició la creación de edificios desprovistos de decoración, en los que lo principal era la estructura arquitectónica en sí misma. Un nuevo estilo, el gótico, se ajustó perfectamente a los deseos expresados por estos monjes y la fundación de los monasterios Cistercienses favoreció la expansión del estilo por todos los rincones del continente.

Sabré que en el solar donde hoy se erige este impresionante monasterio ya existía una ermita dedicada a la Santisima Trinidad. En torno a este templo comenzarón las construcciones Cistercienses, entre ellas unas dependencias para la reina Petronila (hija del rey aragones Ramiro II, el monje), esposa del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV.

Las obras de la iglesia no se iniciarán hasta el año 1174, junto con las de la sala capitular y el templete del lavabo, al tiempo que se traza el claustro Cisterciense (hoy desaparecido).
Dos fueron los abades que dieron el impulso definitivo al monasterio en el siglo XIII: San Bernardo Calvó, consejero de Jaime I (1213-1276), que acompañó al rey en las conquistas de Mallorca y Valencia, y el abad Gener, gran amigo del rey Pedro III el Grande (1276-1285). Otro gran abad fue Bonanat de Vilaseca que coincidió con el reinado de Jaime II el Justo (1291-1337), con el que el monasterio alcanzó su mayor esplendor cultural y expansión territorial.

Camino a Poblet

Para conocer más a fondo los detalles de la vida monástica me encamino a Poblet un monasterio de monjes Cistercienses que siguen la Regla de san Benito, desde su fundación, que se remonta al año 1150.
Tras ser suprimido en 1835, fue refundado en 1940 por monjes de la misma orden llegados de Italia. En la actualidad pertenece a la Congregación Cisterciense de la Corona de Aragón, de la cual forman parte también el monasterio femeninos de Santa María de Vallbona. En sus gruesas paredes viven en la actualidad 32 monjes profesos, un oblato regular y dos donados.
Siguen a rajatabla el precepto “ora et labora” (reza y trabaja). La jornada empieza muy temprano, con el rezo de Maitines o Vigilias: la tradición monástica considera que la noche es el espacio más propicio para el silencio, la escucha y la oración. Consiste en la recitación pausada de salmos, y lecturas de las sagradas Escrituras.Seguirán después las Laudes y Vísperas, horas diurnas que recuerdan a los monjes la Resurrección del Señor y en las Vísperas (con el ocaso) a meditar sobre su Pasión y Muerte. Las tres horas menores de Tercia, Sexta y Nona, se «resumen» en una sola plegaria hacia la mitad de la jornada: la Oración del mediodía, que consiste en el canto de salmos y una lectura breve. El monje cierra su jornada con la breve plegaria de Completas y un Salve a la Virgen.
Cuando el visitante tiene la oportunidad de entrar en este conjunto monumental se ve imbuido en “un mundo de formas, de tradiciones y de símbolos”, como dejó escrito Josep Pla. Desde los diseños del claustro a la planta de la iglesia, sin olvidar cada uno de los capiteles ornamentados con figuras y símbolos cuyo significado, a menudo, hemos olvidado y que encierran claves, oraciones y música.

Vallbona de les monjes

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Si durante la Edad Media, las villas, los pueblos y las aldeas eran las ciudades de los hombres, los monasterios hacían la función de «ciudades de Dios». Me encamino a una de ellas, la última parada en la Ruta del Císter que me encamina hacia Montblanc, una impresionante localidad amurallada en cuyos alrededores se erige el cenobio Cisterciense femenino más importante de Cataluña. Sus muros atesoran 850 años de historia.
Desde el siglo XIII, Vallbona de les Monjes dispone de escuela monacal, donde recibían formación muchachas pertenecientes a la nobleza. En su interior había un scriptorium donde un grupo de monjas se dedicaban a copiar y ornamentar los códices.
La iglesia de este monasterio es un ejemplo fiel del estilo de transición que la Orden Cisterciense difunde en todas partes. Posee una planta en forma de cruz latina, de una sola nave, con un crucero muy pronunciado y los ábsides carrados. El techo de cruceros ojivales fue construido a principios del siglo XIV en sustitución de la bóveda románica.
Me llama la atención el cimborrio-campanario en forma octogonal acabada en pirámide que es un ejemplar único. Me trae a la memoria la girola de Tomar, en Portugal, el monasterio de Cristo de los templarios. Además de ser de una extraordinaria belleza, es una de las obras más atrevidas de la arquitectura medieval.
Mi incursión por la Ruta del Císter, en suma, me ha deparado en hallazgos singulares que demuestran la coincidencia de objetivos y preceptos entre la orden del Temple y los monjes Cistercienses. También me ha dado la oportunidad de conocer las tierras del interior de la Costa Daurada, olvidadas a menudo en favor de sus costas, demostrando el importante legado cultural y arquitectónico de unas tierras desconocidas por muchos.
Gracias
Dios nos bendiga a todos

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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Ger16 » Lun Sep 01, 2014 12:31 pm

Aunque ya han aportado acerca de San Bernardo, me permito incluir otro artículo que me parece que aporta más detalles de la vida y obra de este gran santo y al final pondré dos ligas para descargar dos libros de Fray M Raymond, monje cisterciense quien ha escrito: Tres Monjes Rebeldes, que es la historia novelada del inicio del Cister y: La Familia que Alcanzó a Cristo, que es la historia de San Bernardo y su familia. Este monje tiene, por lo menos, otro libro que es Incienso Quemado que trata de la fundación del Cister en América en la época posterior a la revolución francesa con todo lo que ello implicaba.

San Bernardo.
San Bernardo, abad es, cronológicamente, el último de los Padres de la Iglesia, pero uno de los que mas impacto ha tenido. Nace en Borgoña, Francia (cerca de Suiza) en el año 1090. Con sus siete hermanos recibió una excelente formación en la religión, el latín y la literatura.

Personalidad de Bernardo

Bernardo tenía un extraordinario carisma de atraer a todos para Cristo. Amable, simpático, Inteligente, bondadoso y alegre. Todo esto y vigor juvenil le causaba un reto en las tentaciones contra la castidad y santidad. Por eso durante algún tiempo se enfrió en su fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano. Pero las amistades mundanas, por más atractivas y brillantes que fueran, lo dejaban vacío y lleno de hastío. Después de cada fiesta se sentía más desilusionado del mundo y de sus placeres.

A grandes males grades remedios.

Como sus pasiones sexuales lo atacaban violentamente, una noche se revolcó sobre el hielo hasta sufrir profundamente el frío. Sabía que a la carne le gusta el placer y comprendió que si la castigaba así, no vendrían tan fácilmente las tentaciones. Aquel tremendo remedio le trajo liberación y paz.

Una visión cambia su rumbo:

Una noche de Navidad, mientras celebraban las ceremonias religiosas en el templo se quedó dormido y le pareció ver al Niño Jesús en Belén en brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía a su Hijo para que lo amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde este día ya no pensó sino en consagrarse a la religión y al apostolado. Un hombre que arrastra con todo lo que encuentra, Bernardo se fue al convento de monjes benedictinos llamado Cister, y pidió ser admitido. El superior, San Esteban, lo aceptó con gran alegría pues, en aquel convento, hacía 15 años que no llegaban religiosos nuevos.

La familia que se fue con Cristo.

Bernardo volvió a su familia a contar la noticia y todos se opusieron. Los amigos le decían que esto era desperdiciar una gran personalidad para ir a sepultarse vivo en un convento. La familia no aceptaba de ninguna manera. Pero Bernardo les habló tan maravillosamente de las ventajas y cualidades que tiene la vida religiosa, que logró llevarse al convento a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y 31 compañeros. Dicen que cuando llamaron a Nirvardo el hermano menor para anunciarle que se iban de religiosos, el muchacho les respondió: “¡Ajá! ¿Conque ustedes se van a ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí en la tierra? Esto no lo puedo aceptar”. Y un tiempo después, también él se fue de religioso.

Antes de entrar al monasterio, Bernardo llevó a su finca a todos los que deseaban entrar al convento para prepararlos por varias semanas, entrenándolos acerca del modo como debían comportarse para ser unos fervorosos religiosos. En el año 1112, a la edad de 22 años, entra en el monasterio de Cister. Mas tarde, habiendo muerto su madre, entra en el monasterio su padre. Su hermana y el cuñado, de mutuo acuerdo decidieron también entrar en la vida religiosa. Vemos en la historia la gran influencia de las relaciones tanto para bien como para mal.

En la historia de la Iglesia es difícil encontrar otro hombre que haya sido dotado por Dios de un poder de atracción tan grande para llevar gentes a la vida religiosa, como el que recibió Bernardo. Las muchachas tenían terror de que su novio hablara con el santo. En las universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes al oírle hablar de las excelencias y ventajas de la vida en un convento, se iban en numerosos grupos a que él los instruyera y los formara como religiosos. Durante su vida fundó más de 300 conventos para hombres, e hizo llegar a gran santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban “el cazador de almas y vocaciones”. Con su apostolado consiguió que 900 monjes hicieran profesión religiosa.

Fundador de Claraval. En el convento del Cister demostró tales cualidades de líder y de santo, que a los 25 años (con sólo tres de religioso) fue enviado como superior a fundar un nuevo convento. Escogió un sitio apartado en el bosque donde sus monjes tuvieran que derramar el sudor de su frente para poder cosechar algo, y le puso el nombre de Claraval, que significa valle claro, ya que allí el sol ilumina fuerte todo el día. Supo infundir del tal manera fervor y entusiasmo a sus religiosos de Claraval, que habiendo comenzado con sólo 20 compañeros a los pocos años tenía 130 religiosos; de este convento de Claraval salieron monjes a fundar otros 63 conventos.

La Predicación de santo.

Lo llamaban “El Doctor boca de miel” (doctor melífluo). Su inmenso amor a Dios y a la Virgen Santísima y su deseo de salvar almas lo llevaban a estudiar por horas y horas cada sermón que iba a pronunciar, y luego como sus palabras iban precedidas de mucha oración y de grandes penitencias, el efecto era fulminante en los oyentes. Escuchar a San Bernardo era ya sentir un impulso fortísimo a volverse mejor.

Su amor a la Virgen Santísima.

Los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente tienen que leer los escritos de San Bernardo por la claridad y el amor con que habla de ella. Él fue quien compuso aquellas últimas palabras de la Salve: “Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María”. Y repetía la bella oración que dice: “Acuérdate oh Madre Santa, que jamás se oyó decir, que alguno a Ti haya acudido, sin tu auxilio recibir”. El pueblo vibraba de emoción cuando le oía clamar desde el púlpito con su voz sonora e impresionante.

Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María. Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María. Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios. Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial.

Sus bellísimos sermones son leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran provecho.

Viajero incansable

El más profundo deseo de San Bernardo era permanecer en su convento dedicado a la oración y a la meditación. Pero el Sumo Pontífice, los obispos, los pueblos y los gobernantes le pedían continuamente que fuera a ayudarles, y él estaba siempre pronto a prestar su ayuda donde quiera que pudiera ser útil. Con una salud sumamente débil (porque los primeros años de religioso se dedicó a hacer demasiadas penitencias y se le dañó la digestión) recorrió toda Europa poniendo la paz donde había guerras, deteniendo las herejías, corrigiendo errores, animando desanimados y hasta reuniendo ejércitos para defender la santa religión católica. Era el árbitro aceptado por todos. Exclamaba: A veces no me dejan tiempo durante el día ni siquiera para dedicarme a meditar. Pero estas gentes están tan necesitadas y sienten tanta paz cuando se les habla, que es necesario atenderlas (ya en las noches pasaría luego sus horas dedicado a la oración y a la meditación).

De carbonero a Pontífice

Un hombre muy bien preparado le pidió que lo recibiera en su monasterio de Claraval. Para probar su virtud lo dedicó las primeras semanas a transportar carbón, lo cual hizo de muy buena voluntad. Llegó a ser un excelente monje, y más tarde fue nombrado Sumo Pontífice: Honorio III. El santo le escribió un famoso libro llamado “De consideratione”, en el cual propone una serie de consejos importantísimos para que los que están en puestos elevados no vayan a cometer el gravísimo error de dedicarse solamente a actividades exteriores descuidando la oración y la meditación. Y llegó a decirle:

“Malditas serán dichas ocupaciones, si no dejan dedicar el debido tiempo a la oración y a la meditación”.

Despedida gozosa. Después de haber llegado a ser el hombre más famoso de Europa en su tiempo y de haber conseguido varios milagros (como por Ej., Hacer hablar a un mudo, el cual confesó muchos pecados que tenía sin perdonar) y después de haber llenado varios países de monasterios con religiosos fervorosos, ante la petición de sus discípulos para que pidiera a Dios la gracia de seguir viviendo otros años más, exclamaba:

“Mi gran deseo es ir a ver a Dios y a estar junto a Él. Pero el amor hacia mis discípulos me mueve a querer seguir ayudándolos. Que el Señor Dios haga lo que a Él mejor le parezca”. Y a Dios le pareció que ya había sufrido y trabajado bastante y que se merecía el descanso eterno y el premio preparado para los discípulos fieles, y se lo llevó a sus eternidad feliz el 20 de agosto del año 1153. Tenía 63 años. El sumo pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.

San Bernardo: gran predicador, enamorado de Cristo y de la Madre Santísima: pídele al buen Dios que nos conceda a nosotros un amor a Dios y al prójimo, semejante al que te concedió a ti. Quiera Dios que así sea.

Nota interesante: San Bernardo escribió la vida de San Malaquías quién murió en sus brazos camino a Roma.

fuente.-http://www.corazones.org/

Las ligas prometidas son:

file:///C:/Users/Investigaciones/Documents/GVF/Personales/Libros/M.Raymond-Tres-monjes-rebeldes.pdf
http://es.scribd.com/doc/51368701/La-fa ... o-a-Cristo

Saludos

Ger16
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor sverbi » Lun Sep 01, 2014 12:35 pm

diferenciando Padres del desierto - Padres de la Iglesia - Doctores de la Iglesia
1 Llamamos PADRES DEL DESIERTO, a los que empezaron la vida monástica en Egipto entre los años 350-450, que es la edad de oro de este movimiento.
El fundador fue S. Antonio Abat. Nace en 252, se hace monje el 271, y muere el año 300. De él dice su biógrafo (S. Atanasio), "hizo del evangelio su vida, practicando la justicia, la fortaleza, el amor a los pobres, la mansedumbre y la hospitalidad". Crea un estilo de vida donde las personas "respiran Cristo".
Hay que distinguir entre los "Padres del Desierto" (monjes) y los Padres de la Iglesia (pensadores, a menudo obispos, que van del sIII al XII)

2 LOS "PADRES DE LA IGLESIA" son los más insignes pastores de la Iglesia de los primeros siglos. Fueron, aunque no siempre, obispos de su época. • La colección de sus enseñanzas son consideradas por la Iglesia como fundamento indispensable de la doctrina ortodoxa cristiana. • Por su cercanía a los Apóstoles nos presentan la correcta interpretación de las Sagradas Escrituras.
¿POR QUÉ SURGEN EN LA IGLESIA? • En el año 70, después de la destrucción de Jerusalén por los romanos, la Iglesia de Cristo se dispersa a varias regiones formando en ellas pequeñas comunidades fundadas por los apóstoles. • Con el paso del tiempo los apóstoles fueron muriendo casi todos martirizados, quedando las comunidades con la misión encargada por Jesús de llevar el Evangelio a todas partes, manteniendo y viviendo las enseñanzas de la fe que habían recibido. • Al irse extendiendo el cristianismos a otras culturas y pueblos y ya sin la guía apostólica, empiezan a surgir dentro de las comunidades muchos problemas relacionados con descontentos y herejías. • Como respuesta a estos problemas surgen dentro del mismo seno de la iglesia, hombres santos defensores de la fe, a los que la Iglesia mas tarde daría un lugar especial reconociéndolos como Padres de la Iglesia.
CRITERIOS DE RECONOCIMIENTO Son cuatro los principales criterios utilizados para darles el reconocimiento de "Padre de la Iglesia": 1.Haber pertenecido a la edad antigua de la Iglesia (antigüedad) 2.Doctrina en fiel comunión con la fe de la Iglesia (ortodoxia) 3.Santidad de vida 4.Aprobación de la Iglesia
SU IMPORTANCIA • Fueron los continuadores inmediatos de la obra que los apóstoles habían iniciado y a los que con su labor pasaron a sustituir. • Sus enseñanzas en relación a las Sagradas Escrituras, la incorporación de la Tradición y la consolidación de la Liturgia, tuvieron gran peso en el desarrollo del pensamiento y la teología cristiana. • Fueron ellos quienes dieron respuesta a cuestiones y dificultades morales y teológicas, surgidas a menudo en medio de un ambiente convulsionado por persecuciones y conflictos internos producidos por herejías y cismas de la Iglesia pos-apostólica. • Dejaron un amplio testimonio escrito de sus trabajos y enseñanzas, respaldado muchas veces directamente por la jerarquía eclesiástica encabezada por el Papa. • El título de “Padres” para este grupo aparece desde el siglo IV, al respecto decía san Basilio: “Lo que nosotros enseñamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Padres”.
El Papa Gelasio I hizo una lista de autores aprobados que contiene, entre otras, las "obras de los santos Padres aceptadas por la Iglesia"
Los Padres se distinguen entre: • griegos (procedentes del oriente) • latinos (procedentes del Occidente). • Generalmente se considera que el último de los padres latinos es Isidoro de Sevilla (560-636) y el último de los padres griegos es San Juan Damasceno (675-749).
Padres latinos de la Iglesia 1 San Ireneo 21 Rufino 2 Tertuliano 22 San Inocencio 3 San Cornelio 23 SAN JERÓNIMO 4 Orígenes 24 SAN AGUSTÍN 5 San Cipriano 25 San Paulino 6 Novatiano 26 Mario Mercator 7 San Dionisio 27 San Celestino I 8 Minucio Felix 28 San Juan Casiano 9 San Pamfilio 29 San Euquerio 10 Lactancio Firmianus 30 San Pedro Crisólogo 11 San Hilario 31 San Vicente de Urins 12 San Paciano 32 San Leon Magno 13 Mario Victorinus 33 San Próspero de Aquitaine 14 San Dámaso 34 Salvian 15 San Gregorio de Elvira 35 San Enodio 16 San Fobadio 36 San Fulgencio 17 SAN AMBROSIO 37 San Caesarius 18 Arnobius 38 San Benito 19 San Siricio 39 SAN GREGORIO MAGNO 20 San Optatus 40 San Isidoro
Padres griegos de la Iglesia 1 San Clemente I (Clemente Romano) 18 Diodoro 2 San Ignacio de Antioquía 19 San Gregorio de Nisa 3 Atenágoras 20 Didimus el ciego 4 Hermas 21 Afrates 5 San Clemente de Alejandría 22 San Eustaquio 6 San Hipólito 23 San Epifanio 7 San Dionisio el Grande 24 SAN JUAN CRISÓSTOMO 8 San Firmiliano 25 San Cirilo 9 San Gregorio Taumaturgo 26 San Isidoro de Pelusium 10 San Arquelao 27 Genadio I 11 Eusebio 28 Dionisio el Pseudo aeropagita 12 San Julio I 29 San Juan Clímaco 13 San Cesario de Nazancius 30 San Anastasio Sinaita 14 SAN ATANASIO 31 San Germano 15 SAN BASILIO EL GRANDE 32 San Andres de Creta 16 San Cirilo 33 San Juan Damasceno 17 SAN GREGORIO NACIANCENO
Los Padres de la Iglesia fecundaron con el mensaje del Evangelio la cultura griega y latina. En Armenia, Etiopía y en Siria fueron creadores de cultura, y sentaron las bases para el gran auge de la edad media, pues prepararon a los pueblos germánicos, pertenecientes a una tradición cultural muy diferente, a su inserción en la Iglesia. • Como dijera San Agustín: ellos fueron, después de los apóstoles, quienes sembraron y regaron, los que construyeron, pastorearon y alimentaron a la Iglesia, la que pudo crecer y desarrollarse gracias a su labor incansable de vigilancia. • El crecimiento de la Iglesia sería mucho más dinámico y fructífero si nos esmeramos en conocer a fondo su doctrina y su obra, que fue única con respecto a otras épocas de la historia del cristianismo. Su valor reside en que es al mismo tiempo pastoral y teológica, catequética y cultural, espiritual y social

3 DOCTOR/A DE LA IGLESIA" es un título que la Iglesia (el Papa o un concilio ecuménico) otorga oficialmente a ciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos.
El título de doctor representa, además del oficio litúrgico, la recomendación de su doctrina, sobre todo en orden a la enseñanza.
De los ocho Doctores originales, cuatro eran Padres del Occidente: San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín, y San Jerónimo (proclamados Doctores en el 1298) y cuatro eran del Oriente: (1568): San Atanasio, San Juan Crisóstomo, San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno. Hasta el año 2014 hay 35 Doctores, entre ellos cinco mujeres (Santa Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena Santa Teresa de Lisieux y Hildegarda de Bingen).
LOS DOCTORES DE LA IGLESIA
San Agustín (354-430). Obispo de Hippo. Uno de los cuatro doctores originales de la Iglesia Latina. "Doctor de la Gracia". Aclamado doctor el 20 de septiembre, 1295 by Bonifacio XIII.
San Alberto Magno (1200-1280). Dominico. Patrón de las ciencias naturales; llamado "Doctor Universallis" "Doctor Expertus". Aclamado doctor el 16 diciembre, 1931 por PíoXI.
San Alfonso Ligorio (1696-1787). Patrón de confesores y moralistas. Fundador de los redentoristas. Aclamado doctor el 7 de julio, 1871 por Pío IX.
San Ambrosio: (340-397). Uno de los cuatro tradicionales Doctores de la Iglesia latina. Combatió el arrianismo en el Occidente. Obispo de Milán y mentor de San Agustín. Aclamado doctor el 20 de septiembre, 1295 by Bonifacio VIII.
San. Anselmo (1033-1109). Arzobispo de Canterbury. Padre del Escolasticismo. Aclamado doctor el 3 de febrero, 1720 por Clemente XI.
San Antonio de Padua (1195-1231). Fraile franciscano. Doctor Evangélico. Aclamado doctor el 16 de enero, 1946 por Pío XII.
San Atanasio (296-373). Obispo de Alejandría (Egipto). Principal opositor al arrianismo. Padre de la Ortodoxia. Aclamado doctor el año 1568 por Pió V.
San Basilio Magno (329-379). Uno de los tres Padres Capadocios. Padre del monasticismo del Este. Aclamado doctor en 1568 por Pío V.
San Beda el Venerable (673-735). Sacerdote benedictino. Padre de la Historia inglesa. Aclamado doctor el 13 de noviembre, 1899 por León XIII.
San Bernardo de Claraval (Clairvaux) (1090-1153). Cisterciense. Llamado "Mellifluous Doctor" por su elocuencia. Aclamado doctor el 20 de agosto, 1830 por PíoVIII.
San Buenaventura (1217-1274). Teólogo franciscano. "Doctor Seráfico". Aclamadodoctor el 14 de marzo, 1588 por Sixto V.
Santa Catalina de Siena. (1347-1380). Mística. Segunda mujer doctora de la Iglesia.Aclamada doctora el 4 de octubre, 1970 por Pablo VI.
San Cirilo de Alejandría (376-444). Patriarca. Combatió el nestorianismo. Hizo contribuciones claves a la cristología. Aclamado doctor el 28 de julio, 1882 por LeónXIII.
San Cirilo de Jerusalén (315-387). Obispo opositor del arianismo en el Este. Aclamadodoctor en 28 de julio, 1882 por León XIII.
San Efrén de Siria (306-373). Exegeta de la Biblia y escritor eclesiástico. Llamado "el harpa del Espíritu Santo. Aclamado doctor el 5 de octubre, 1920 por Benedicto XV.
San Francisco de Sales (1567-1622). Obispo y lider de la contrareforma. Patrón de los escritores y la prensa católica. Aclamado doctor el 16 de noviembre, 1871 por PíoIX.
San Gregorio Magno (540-604). Papa. Cuarto y último de los cuatro originales Doctores de la Iglesia Latina. Defendió la supremacía del Papa y trabajó por la reforma del clero y la vida monástica. Aclamado doctor el 20 de septiembre, 1295 por BonifacioXIII.
San Gregorio Nacianceno. (330-390). Llamado el Demóstenes cristiano por su elocuencia y, en la Iglesia Oriental, "El Teólogo". Uno de los tres Padres Capadocios.Aclamado doctor en 1568 por Pío V.
San Hilario de Poitiers (315-368). Obispo. Llamado el Atanasio del Occidente.Aclamado doctor en 13 mayo, 1851 por Pío IX.
San Isidoro de Sevilla (560-636). Arzobispo, teólogo, historiador. Reconocido como el hombre mas sabio de su época. Aclamado doctor el 25 abril, 1722 por Inocente XIII.
San Jerónimo (343-420). Uno de los cuatro Doctores originales de la Iglesia Latina. Padre de las ciencias bíblicas y traductor de la biblia al latín. Aclamado doctor el 20 deseptiembre, 1295 por Boniface XIII.
San Juán Crisóstomo (347-407). Obispo de Constantinopla. Patrón de los predicadores. Llamado "boca de oro" por su gran elocuencia. Aclamado doctor en 1568por Pío V.
San Juán Damasceno (675-749). Teólogo griego. Aclamado doctor el 19 agosto, 1890por León XIII.
San Juán de la Cruz. (1542-1591). Cofundador de los carmelitas descalzos. Doctor de la teología mística. Aclamado doctor el 24 de agosto, 1926 por Pío XI.
San León Magno (400-46l). Papa. Escribió contra las ejerejías del Nestorianismo, el Monofisismo, el Maniqueismo y el Pelagianismo. Aclamado doctor el 15 de octubre, 1754por Benedicto XIV.
San Lorenzo de Brindis (1559-1619). Vigoroso predicador de gran influencia en el período pos-reformación. Aclamado doctor en 19 de marzo, 1959 por Juan XXIII.
San Pedro Canisio. (1521-97). Teólogo Jesuita. Líder de la Contrareforma. Aclamadodoctor el 21 de mayo, 1925 by Pío XI.
San Pedro Crisólogo (400-50). Obispo de Ravenna. Llamado "Palabra de Oro".Aclamado doctor el 10 de febrero, 1729 por Benedicto XIII.
San Pedro Damián (1007-72). Benedictino. Reformador eclesiástico y clerical. Aclamado doctor el 27 de septiembre, 1828 por León XII.
San Roberto Belarmino (1542-1621). Jesuita. Defensor de la doctrina durante y después de la Reforma Protestante. Escribió dos catecismos. Aclamado doctor el 17 deseptiembre 17, 1931 por Pío XI.
Santa Teresa de Avila. (1515-82). Española, fundadora de las carmelitas descalzas, mística. Primera mujer Doctora de la Iglesia. Aclamada doctora el 27 de septiembre, 1970 por Pablo VI.
Santa Teresa de Lisieux. (1873-1897) Religiosa francesa carmelita. Autora de "La Historia de un Alma". Aclamada doctora el 19 de octubre, 1997 por Juan Pablo II.
Santo Tomás de Aquino. (1225-74). Filósofo dominico y teólogo. Llamado "Doctor Angélico". Autor de la Suma Teólogica, obra insigne de teología. Patrón de las escuelas católicas y de la educación. Aclamado doctor el 11 de abril, 1567 por Pío V
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor iCristinai » Lun Sep 01, 2014 2:01 pm

Hermanos y compañeros de estas rutas monásticas, les presento este tema, del cual he investigado el temario presentado pero ahora no tengo tiempo para subirlo todo, espero que lo lean.

Vocabulario
Areópago, vocablo latino areopăgus proveniente del griego ᾿Αρειόπαγος, colina de Marte, se usa para denotar un grupo de personas graves a quienes se atribuye predominio o autoridad para resolver ciertos asuntos. Lugar físico con ciertas características arquitectónicas donde se reune el conjunto de personas para tomar decisiones importantes. DRAE.
Cîteaux, vocablo francés, plural de cité, ciudad. Diccionario Francés-Inglés, online. Cistercium, vocablo latino. El Latin, idioma oficial de la Iglesia.
Dom, vocablo francés que denota superiordad, supremacía de un orden sobre otro, de una persona sobre un grupo, generalmente religioso. Idem.

Mapas
Hacer click en el enlace para ver la OCSO en el mundo http://www.ocso.org/index.php?option=co ... 91&lang=es

Para ver por regiones y países: http://www.ocso.org/index.php?option=co ... 88&lang=es

Tema no. 4. La Orden del Cister
Inicio

Quien inició la Orden del Cister fue san Roberto de Molesmes, nacido en Champagne, Francia, descendiente de una familia noble.
Etimológicamente, Roberto: aquel que brilla por su fama, es de origen germánico. Roberto murió el 17 de abril de 1111. La fiesta fue fijada inicialmente el 29 de Abril, pero luego fue transferida al 17 de Abril ; fecha de canonización: año 1222 por el Papa Honorio III.

Tema no. 4. La Orden del Cister
Inicio
Quien inició la Orden del Cister fue san Roberto de Molesmes, nacido en Champagne, Francia, descendiente de una familia noble.
Etimológicamente, Roberto: aquel que brilla por su fama, es de origen germánico. Roberto murió el 17 de abril de 1111. La fiesta fue fijada inicialmente el 29 de Abril, pero luego fue transferida al 17 de Abril ; fecha de canonización: año 1222 por el Papa Honorio III.

"En el Exordio del Císter y Resumen de la Carta de Caridad se argumenta de la siguiente forma:…existe un … monasterio llamado Molesmes…que desde su origen...Dios...le hizo tan grande en riquezas ...ahora bien, como los bienes materiales no suelen ir mucho tiempo juntos con las virtudes, algunos miembros de aquella santa comunidad que ciertamente sabían esto, viendo más alto, prefirieron aplicarse a las cosas celestiales más que implicarse en los asuntos terrenos. A partir de entonces, llevados de su amor por la virtud, empezaron a pensar en la pobreza, fecunda en hombres fuertes…"

La Orden del Cister pasó por cuatro etapas importantes ( http://www.newadvent.org/cathen/03780c.htm )

I. Formación (1098-1134);
II. La Edad de Oro o auge (1134-1342);
III. Declinación o decaimiento (1342-1790);
IV. Restauración (después del año 1790).

I. Formación (1098-1134)
Roberto fue uno de los fundadores de la orden Cisterciense en Francia. Primero se hizo monje benedictino y luego abad de algunos eremitas que vivían en el bosque de Colan quienes le pidieron que dirigiera un nuevo monasterio. Obtuvo la autorización del Papa Gregorio VII para fundar el monasterio en Molesmes en la Diocesis de Langres, cerca de Châtillon, en el año 1075, con el propósito de restaurar la observancia literal de la Regla de San Benedicto.
La construcción consistía inicialmente de unas simples chozas hechas con ramas, que rodeaban una capilla dedicada a la Santísima Trinidad. Esta comunidad se hizo rápidamente conocida por su piedad y santidad.
La comunidad creció y comenzó a aumentar su riqueza, lo que atrajo a monjes poco piadosos que dividieron a los frailes. Roberto quiso alejarse de Molesmes dos veces, pero el Papa le ordenó volver. Roberto, en desacuerdo con la reforma, emigró con veinte de los monjes a un lugar llamado Saint Nicolas de les Cîteaux (plural del vocablo fr. Cité: ciudad), en la diócesis de Châllon y fundó la Orden del Cister circa 1098.
En 1100 los monjes de Molesmes le pidieron a Roberto que volviera, resolviendo obedecer la Regla de San Benito.
Él volvió y dirigió el monasterio, que bajo su tutela llegó a ser uno de los mayores centros de la Orden Benedictina. El gobierno cisterciense se basó en tres características:
1. La uniformidad: todos los monasterios tenían la obligación de observar exactamente las mismas reglas y costumbres.
2. Las reuniones del Capítulo general: los abates de todas las casa tenían que reunirse en un Capítulo general una vez al año en Cîteaux.
3. La visitación: cada casa hija tenía que ser visitada anualmente por el abad fundador quien tenía la obligación de asegurar la observancia uniforme de la disciplina. Las cuatro casas hijas de la Orden Cisterciense:
La Ferté, en la diócesis de Châllons; otra en Pointigny, en la diócesis de Auxerre; otra en Claraval (Clairvaux) en la diócesis de Langres fundada en 115 por el joven Bernardo; y en Morimond, en la misma diócesis, fundada en el año siguiente.
Cada casa individualmente tenía que preservar su autonomía interna, y el monje individual pertenecía de por vida a la casa donde hizo sus votos; el sistema de vistaciones y capítulos proporcionaba los medios externos para el mantenimiento de las reglas y reforzaba la legislación y las sanciones.
El monasterio de Citeaux, bajo la dirección de Alberico fue uno de los lugares de origen de la nueva Orden Cisterciense, que llegaría a ser famosa en el siglo XII con Bernardo de Claraval.
II. La Edad de Oro o auge (1134-1342)
Etapa de la difusión y expansión de la Orden del Císter; congregaciones y monasterios existentes con anterioridad a la Orden se adhirieron en 1147, entre ellas las Congregacions de Savigny y Obazina. San Bernardo y otros de la Orden del Císter tomaro parte activa en la proteccion de perseguidos y contribuyeron con el establecimientos de órdenes militares y les proveyeron de constituciones y leyes. Entre esas órdenes de caballeros se menciona Los Templarios, los Caballeros de Calatrava, de san Lázaro, de Alcántara, de Avis, de san Mauricio, del Ala de san Miguel, de Montessa, entre otras. En 1152 la orden del Císter ya contaba con 350 abadías si contar otras unidades religiosas menores dependientes de las abadías. Esta prosperidad venía principalmente del sentido de unidad perfecta entre abadías y los miembros de cada casa, mantenida principalmente por la puntualidad en las reuniones capitulares y la fidelidad en la ejecución de las visitaciones. Esta coherencia y sincronía entre disposiciones del Capítulo de Caridad y su estricto cumplimiento incluso por parte de quienes residian muy lejos de Cîteaux logró la prevalencia de la Orden en el territorio.
"Este Areópago Cisterciense", dice el autor de "Los Orígenes Cistercienses" con igual sentido de severidad y justicia vigiló cuidadosamente la observancia de la Regla Benedictina, el Capítulo de Caridad y las definiciones de los Capítulos precedentes. "La colección de estatutos publicados por Dom Martene no señala distinción entre personas. Las faltas se penalizaban por ser faltas no por quien las cometía -transparencia, justicia y severidad en la aplicación de la pena a una falta. También los derechos eran defendidos con igual rigurosidad. Todos los monasterios respetaban los estatutos del Capítulo General, sin excepción. Todos los asuntos de los monasterios eran tratados en el Capítulo General, órgano supremo jurisdiccional. Las otras Ordenes tomaron esto como modelo para sus propias jurisdicciones, espontáneamente unas, y otras, por decreto del IV Concilio Laterano, uno de los cinco Concilio Ecuménicos de la Iglesia Católica Romana del Palacio Laterano de Roma en la Edad Media. Este Concilio fue convocado por Inocencio II en 1215. (Merriam Webster Dictionary).
Estos Capítulos Gnerales se llevaban cada año hasta 1411 y luego se hicieron intermitentes. Los resultados eran favorables para todas las Ordenes y produjeron y promulgaron decisiones que mantuvieron la unidad y el fervor. Las visitaciones regulares a las cuatro casas hijas de Cîteaux también contribuyeron a ello.

Fin de la I parte. Después subiré la parte II.

Dios los bendiga,
Paz y Bien,
CrisTina
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor iCristinai » Lun Sep 01, 2014 3:05 pm

Hola, nuevamente. Aun me falta la parte II de la OCSO. En esta oportunidad subo "el arte cisterciense" . Dios nos bendiga, Paz y bien. Cristina

Arquitectura Cisterciense en imágenes

Imagen Un bello y sobrio, elegante portal romanico

Imagen La sencillez de los jardines interiores (atrio)


Imagen
]Una fachada que muestra figuras del cielo

Imagen Los espacios abiertos y la altura contemplativa

Imagen
Predominio de la sencillez y sobriedad


ImagenLa luz predomina sobre la sombra

Imagen Las ojivas que representan la boveda celeste son una transicion del romanico al gotico en el cual la ojiva es mas pronunciada



Imagen Un portal neorromanico y el vitral (tragaluz) en lugar del roseton clasico[/quote]
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor iCristinai » Lun Sep 01, 2014 3:23 pm

"Los cistercienses serán llamados los monjes blancos por el color de su hábito, distinguiéndose de los de Cluny que lo llevaban negro. Estos monjes quieren en su convivencia religiosa el rigor de conducta monacal que había olvidado la Orden de Cluny, con una vuelta a la pobreza del hábito y de la alimentación, con el trabajo manual para mantenerse a sí mismos y el alejamiento de los asuntos mundanos. De vida intensamente comunitaria y de total simplicidad, debían los monjes benedictinos mantener en equilibrio el tiempo de oración y el de lectura, con la sencillez de la liturgia, todo ello según la "carta de Caridad" con que dotó a la Orden el abad Harding de Molesmes en 1134 y que instituye la reforma del Císter como pedía San Bernardo de Claraval. Los cistercienses establecen desde el principio la idea básica de autonomía y fuerza natural de expansión para cada monasterio."
Imagen

Los hábitos del monje Cisterciense

Imagen Otros monjes de las rutas monásticas de la Edad Media hasta nuestros días



http://www.lebrelblanco.com/anexos/a0327.htm
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Sep 01, 2014 4:10 pm

.............Carta Caritatis ...........
..........Imagen..........

La Carta de la caridad llamada también Carta Caritatis es un reglamento o conjunto de estatutos de los inicios de la Orden del Císter en el año 1114, que contenía especialmente la dependencia de las abadías y algunas costumbres monacales con la finalidad de asegurar la uniformidad entre las distintas fundaciones.

San Esteban Harding.- Imagen

Las abadías cistercienses habían comenzado a extenderse que en su primera redacción fue realizada por San Esteban Harding monje cisterciense, 3er. Abad de Císter y el 3er. cofundador de la Orden del Císter: aprobada por el Papa Calixto II en 1118.

La Orden del Císter tenía la particularidad de ser una organización que involucraba más de una abadía, lo contrario de las demás abadías benedictinas de su tiempo; que cada abadía era independiente, lo cual hizo necesario un código común de costumbres y una clara explicación de cómo debía darse la relación entre abadías fundadoras, llamadas «madre», y abadías fundadas, llamadas «hija».

El monje San Esteban con el fin de evitar todas las dificultades entre el obispo y los monjes, ordenando que ninguna abadía deba de basarse en cualquier diócesis, si no que el obispo debe aprobar y confirmar el decreto. En este decreto los monjes deben mantener la concordia mutua, que se explican, se ordenan y se transmiten a los que vendrán después, la unión, la forma, y en especial la caridad con sus monjes, en las abadías en diferentes partes del mundo, debiendo de mantenerse unidos en espíritu. Por lo que consideraron que este decreto debería ser llamado Carta de Caridad, porque dejando de lado la carga de cualquier aportación de dinero que persigue sólo la caridad y la utilidad de las almas en las cosas humanas y divinas.

El testimonio más antiguo que se conserva es un manuscrito del año 1150 de la Biblioteca Universitaria de Liubliana, que es la capital y mayor ciudad de Eslovenia. A este texto se le conoce con el nombre de Carta caritatis prior. Y existe otro texto en la Biblioteca Comunal de Trento y se le llama Carta caritatis posterior. Finalmente se cuenta con un resumen más cercano al de la prior que al de la posterior llamado Summa cartae caritatis.

La comparación de ambos textos ha permitido descubrir que la Carta Caritatis no era un texto fijo, sino que era modificado sea a partir de las decisiones tomadas en los capítulos generales y por las intervenciones de los Pontífices. En el año de 1152 hasta 1165, recibieron cinco Bulas, todas ellas con las primeras palabras: Sacrosancta Romana Ecclesia.

Dado el tipo de organización propia de la Orden del Císter, dependencia de unas abadías con respecto a otras, algunas instituciones creadas o desarrolladas por ellos como la visita o el capítulo general fueron empleadas luego por otras órdenes de organización semejante. La celebración de Capítulos Generales cada tres años y las visitas a los monasterios fueron extendidas a toda la Iglesia en un decreto del Concilio de Letrán IV.

Se ha descubierto una dependencia textual de Estatutos o Constituciones de otras órdenes religiosas, que habrían usado el texto de la Summa cartae caritatis como base para sus propios costumbres y tradiciones. Entre ellos los premonstratenses, los canónigos regulares de Arrouaise, los canónigos regulares de Oigny.

Fuentes: O.S.B., Orden de Cister. Wikipedia. TheFreeDictionary
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor ayga127 » Lun Sep 01, 2014 4:15 pm

Carta caritatis prior
Por Equipo de Hesiquia blog

P R O L O G O

Antes de que las abadías cistercienses comenzasen a florecer, el Abad Dom Esteban y sus hermanos, para evitar tensiones entre los obispos y los monjes, establecieron que de ningún modo se fundasen abadías en la diócesis del obispo que no aprobase y ratificase el Decreto elaborado y aprobado por la comunidad de Císter y las que de ella procedían.

En este Decreto dichos hermanos, preocupados por la paz futura aclararon, establecie ron y legaron a las futuras generaciones cómo, de qué manera y con qué caridad permanecerían indisolublemente unidos sus monjes, dispersos físicamente en las abadías de las diversas regiones.

También pensaban que este Decreto debía llamarse CARTA DE CARIDAD, porque no pretendían en absoluto otro tipo de impuesto que no fuera la caridad, ni otro beneficio más que el bien espiritual y temporal de todos los hermanos.

COMIENZA LA CARTA DE CARIDAD
CAPITULO I

La iglesia madre no exigirá a la

hija ningún impuesto

Puesto que todos nos recocemos siervos inútiles del único y verdadero Rey, Señor y Maestro, no queremos imponer ninguna obligación económica ni ningún impuesto a nuestros abades o a nuestros hermanos los mojes, a los que, por nuestro medio -aunque seamos los más míseros de los hombres- la piedad divina estableció en diversos lugares bajo la disciplina regular.

Deseosos de serles útiles, así como a todos los hijos de la santa Iglesia, determinamos que no queremos hacer nada con relación a ellos que les resulte gravoso, ni nada que disminuya su haber, por miedo a que deseando enriquecernos con su pobreza no podríamos evitar el vicio de la avaricia, que, según el apóstol, es una idolatría. Sin embargo, movidos por la caridad, hemos querido conservar la solicitud por sus almas a fin de que puedan volver a la rectitud de vida, caso que -lo que Dios no permita- se hubieren apartado, por poco que sea, de su santo proyecto de vida y observancia de la santa Regla.

CAPITULO II

Uniformidad en la interpretación

y en la observancia de la Regla

Esto es lo que queremos y les mandamos: que observen en todo la Regla de san Benito tal y como es observada en el Nuevo Monasterio, y que no introduzcan en su interpretación un sentido distinto sino que, como nuestros predecesores y santos padres, es decir, los monjes del Nuevo Monasterio la comprendieron y observaron, y como nosotros la comprendemos y observamos hoy, también la comprendan y observen ellos.

CAPITULO III

Los mismos libros y las mismas

costumbres para todos

Puesto que nosotros acogemos en nuestro monasterio a todos los monjes que vienen, y lo mismo hacen ellos con los nuestros, nos parece oportuno -y es también nuestra voluntad- que guarden las costumbres, el canto y todos los libros necesarios para las Horas diurnas y nocturnas y para las Misas conformes con las costumbres y libros del Nuevo Monasterio, para que no haya ninguna diferencia en nuestro modo de obrar, sino que todos vivamos en una única caridad, bajo la única Regla y con idénticas costumbres.

CAPITULO IV

Norma general para todas las abadías

Cuando el Abad del Nuevo Monasterio visite alguno de estos monasterios, el Abad local, como reconocimiento de que la iglesia del Nuevo Monasterio es madre de la suya, le cederá el puesto en todas partes. Cuando llegue este Abad ocupará el puesto del Abad local mientras dure su estancia, pero comerá en el refectorio con los hermanos y no en la hospedería, para mantener la disciplina, a no ser que esté ausente el Abad local.

Todos los abades de nuestra Orden se comportarán de la misma forma cuando pasen por un monasterio. Si son varios y estuviese el Abad local, el más antiguo coma en la hospede ría.

Hay una particularidad: en presencia de un Abad más antiguo corresponde al Abad local bendecir a sus novicios después de la prueba regular.

Además, el Abad del Nuevo Monasterio se guardará muy mucho de disponer, ordenar o cambiar alguna cosa relativa al lugar que visita contra la voluntad del Abad y de los hermanos; 6pero si se da cuenta de que allí no se observan los preceptos de la Regla o de nuestra Orden, trate de corregirlo caritativa mente, contando con el Abad local. Si éste estuviese ausente, a pesar de ello corrija lo que encuentre defectuoso.

CAPITULO V

Visita anual de la madre a la hija

El Abad de la iglesia principal visite una vez al año todos los monasterios que haya fundado. Y los hermanos se alegrarán si los visita más a menudo.

CAPITULO VI

Reverencia debida a la hija cuando

visita la iglesia madre

Cuando algún Abad de las iglesias hijas visite el Nuevo Monasterio désele la debida reverencia; ocupe la silla del Abad local; reciba a los huéspedes y coma con ellos sólo si éste está ausente; y si está presente no hará nada de esto, sino que comerá en el refectorio, y será el prior local quien se preocupe de los asuntos del monasterio.

CAPITULO VII

Capítulo General de Abades en Císter

Todos los abades de estas iglesias vayan al Nuevo Monasterio una vez al año, el día que ellos establezcan. Allí tratarán de la salvación de sus almas; verán si hay algo que enmendar o corregir o añadir en la observancia de la santa Regla o de la Orden, y para que se restablezca el bien de la paz y de la caridad mutua.

Si se hallase algún abad poco celoso de la Regla o demasiado absorbido por los asuntos temporales, o vicioso en algo, será allí acusado con caridad. Ese tal pida perdón y cumpla la penitencia que se le imponga por su culpa. Solamente hagan acusaciones los Abades.

Si alguna iglesia cayese en extrema pobreza, el Abad de tal comunidad expondrá la situación ante todo el Capítulo. Entonces, todos los abades, movidos por una ardiente caridad, se apresurarán, cada uno según sus posibilidades, a socorrer la pobreza de esta iglesia con los recursos que Dios les hubiese dado.

CAPITULO VIII

Estatuto que regula las relaciones

entre los monasterios fundados

por Císter y sus fundaciones

Obligación que tienen todos de asistir

al Capítulo General

Petición de perdón y penitencia

de los que no acuden

Cuando por la gracia de Dios, alguna de nuestras iglesias creciera hasta poder fundar otro monasterio, estas dos iglesias observarán también entre sí las normas que nosotros seguimos con las nuestras. Con todo, una cosa queremos se mantenga y nos reservamos: que todos los abades de todas partes, el día que ellos establezcan, vengan al Nuevo Monasterio y allí obedezcan en todo al Abad del mismo y a su capítulo en la observancia de la santa Regla o de la Orden y en la corrección de las faltas; pero ellos no tendrán capítulos anua les con sus filiales.

Si alguno de los abades no pudiera asistir al mencionado lugar de nuestra reunión en las fechas establecidas a causa de enfermedad física o por la consagración de novicios, envíe a su prior para que explique al Capítulo las causas de la ausencia y además comunique a su Abad y hermanos de su casa lo que hayamos establecido o cambiado.

Si por cualquier otra circunstancia alguno se atreve a dispensarse del Capítulo General, pedirá perdón en el próximo Capítulo y cumplirá la penitencia que corresponde a las faltas leves durante el tiempo que considere oportuno el presidente del Capítulo.

CAPITULO IX

Los Abades que desprecian la Regla

y los Estatutos de la Orden

Si hay algún abad que menosprecia la santa Regla o los estatutos de nuestra Orden, o transige los vicios de los hermanos a él confiados, el Abad del Nuevo Monasterio, por sí mismo o por su prior o por carta, trate de amonestarle hasta cuatro veces, para que se enmiende. Si no hiciese caso, el Abad de la iglesia madre denuncie el delito al obispo de la diócesis y al cabildo de su iglesia. Estos haciéndole comparecer, discutirán el caso con el Abad de la iglesia madre, para corregirlo o para destituirlo del ministerio pastoral si resulta incorregible.

Si el obispo y el cabildo, no dando importancia al desprecio de la santa Regla en aquel monasterio, no quieren corregir o destituir al Abad del mismo, entonces el Abad del Nuevo Monasterio y algunos otros abades de nuestra Congregación, a los que llevará consigo, irán al monasterio en cuestión y destituirán de su cargo al transgresor de la santa Regla. Después los monjes de ese monasterio, en presencia y con consejo de los mencionados abades, elegirán un abad que sea digno.

Pero si el Abad y los monjes no reciben a los abades que les visitan y no se dejan corregir por ellos, sean entonces excomulgados por las personas presentes. Si después alguno de esos obstinados recapacitase y quiere evitar la muerte de su alma y enmendar su vida, vaya a vivir al Nuevo Monasterio y sea recibido como monje hijo de aquella iglesia.

Fuera de estas circunstancias, que deben evitarse cuidadosamente por todos nuestros hermanos, no recibiremos para vivir con nosotros a monjes de ninguna de nuestras iglesias sin el consentimiento de su Abad. Tampoco ellos recibirán los nuestros. Nosotros no enviaremos a nuestros monjes a vivir en sus iglesias contra su voluntad, ni ellos a los suyos en la nuestra.

Si los abades de nuestras iglesias vieran decaer de su santo propósito a su madre, es decir, al Nuevo Monasterio, y apartarse del rectísimo camino de la santa Regla o de los estatutos de nuestra Orden, amonestarán hasta cuatro veces al Abad de este lugar sus tres co abades, es decir, el de la Ferté, Pontigny y Claraval, en nombre de los demás abades, para que se corrija.

Pongan en práctica cuidadosamente todo lo que se ha dicho sobre los abades que se apartan de la Regla, excepto que si dimite no le sustituirán ellos por otro, y si se resiste, tampoco le excomulguen.

Si no acepta se sus advertencias notifiquen inmediatamente al obispo de Chalon y a su cabildo tal contumacia, pidiéndoles que le hagan comparecer y, tras juzgar los motivos de la acusación, le corrijan seriamente y, si se muestra incorregible, le destituyan de su cargo.

Después de la destitución, los hermanos del Nuevo Monasterio envíen tres mensajeros, o cuantos quisieren, a las abadías directamente fundadas por aquél y, en un plazo de quince días, convoquen a todos los abades que puedan. Con su consejo y ayuda elegirán al Abad que Dios les tenga destinado.

El Abad de la Ferté presidirá la iglesia de Císter hasta que le sea devuelto su pastor, bien porque por la misericordia de Dios se convierta de su error o porque en su lugar se ponga otro canónicamente elegido.

Si el obispo y el cabildo de Chalon se niegan a juzgar al transgresor en cuestión, según el procedimiento que dijimos antes, los Abades de las fundaciones directas del Nuevo Monasterio, yendo al lugar de los hechos, destituirán de su cargo al transgresor de la santa Regla, y a continuación, en presencia de esos abades y con su consejo, los monjes de aquella iglesia elegirán un Abad.

Caso de que ni el Abad ni los monjes quisieran recibir a nuestros abades ni aceptarles, no duden ni teman éstos herirlos con la espada de la excomunión y separarlos del cuerpo de la Iglesia católica. Si después de esto alguno de aquellos rebeldes, deseando salvar su alma, se arrepiente y quiere refugiarse en cualquiera de nuestras tres iglesias -La Ferté, Pontigny o Claraval- sea recibido como uno de casa y coheredero de tal iglesia, hasta que vuelva un día a la suya, como es justo, cuando a aquélla le haya sido levantada la excomunión.

Entre tanto, el Capítulo anual de abades no se celebrará en el Nuevo Monasterio, sino en el lugar determinado por los tres Abades citados.

CAPITULO X

Normas para las abadías sin vínculo de

filiación

Las abadías que no tienen entre sí vínculo de filiación se atendrán a las normas siguientes:

El Abad local cederá el puesto en todos los lugares de su monasterio al coabad que le visita, para que se cumpla el mandato: “Adelantaos mutuamente con muestras de honor”. Si los visitantes fuesen dos o más, el más antiguo ocupará el lugar más digno; pero todos comerán en el refectorio, como hemos dicho, excepto el Abad local. En todos los lugares en donde se reúnan manténgase el orden de antigüedad de sus abadías, de forma que sea el primero el de la iglesia más antigua, salvo que uno de ellos esté revestido de alba. En este caso, aunque sea el más joven, ocupará el primer lugar, delante de los demás, en el lado izquierdo del coro, cumpliendo su oficio.

En todos los lugares donde se sienten juntos ofrézcanse el saludo mutuo de rigor.

CAPITULO XI

Muerte y elección de los abades

Los hermanos del Nuevo Monasterio, muerto su Abad, enviarán, como dijimos antes, tres mensajeros, o más si quieren, y en el plazo de quince días convoquen a tantos abades cuan tos puedan; con el consentimiento de éstos elijan al pastor que Dios les haya destinado.

Sede vacante, el Abad de La Ferté, como ya dijimos anteriormente para otro asunto, ocupará en todo el lugar del Abad difunto, hasta que el nuevo Abad elegido reciba, con la ayuda de Dios, el cargo y la responsabilidad pastoral de aquel lugar.

En los demás cenobios, privados de su pastor por cualquier circunstancia, los herma nos del lugar convocarán al Abad de la

iglesia que les engendró y, en su presencia y con su consejo, elegirán un Abad entre ellos, los del Nuevo Monasterio o los de otro de los nuestros.

Se prohíbe a los cistercienses elegir como abad a monjes de iglesias ajenas a la Orden, y dar a éstas nuestros monjes para ello; pero la persona elegida de cualquier cenobio de nuestra Orden sea aceptada sin oposición.



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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor ayga127 » Lun Sep 01, 2014 4:31 pm

Carta charitatis

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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor FARV » Lun Sep 01, 2014 4:36 pm

Muy buena tarde para tod@s, tengo el gusto de compartir con ustedes la Carta Caritatis

CARTA DE CARIDAD

1 PROLOGO

2 Antes de que las abadías cistercienses comenzasen a florecer, el Abad Dom Esteban y sus hermanos, para evitar tensiones entre los obispos y los monjes, establecieron que de ningún modo se fundasen abadías en la diócesis del obispo que no aprobase y ratificase el Decreto elaborado y aprobado por la comunidad de Císter y las que de ella procedían.

3 En este Decreto dichos hermanos, preocupados por la paz futura aclararon, establecieron y legaron a las futuras generaciones cómo, de qué manera y con qué caridad permanecerían indisolublemente unidos sus monjes, dispersos físicamente en las abadías de las diversas regiones.

4 También pensaban que este Decreto debía llamarse CARTA DE CARIDAD, porque no pretendían en absoluto otro tipo de impuesto que no fuera la caridad, ni otro beneficio más que el bien espiritual y temporal de todos los hermanos.


COMIENZA LA CARTA DE CARIDAD

1 CAPITULO I
La iglesia madre no exigirá a la hija ningún impuesto


2 Puesto que todos nos recocemos siervos inútiles del único y verdadero Rey, Señor y Maestro, no queremos imponer ninguna obligación económica ni ningún impuesto a nuestros abades o a nuestros hermanos los mojes, a los que, por nuestro medio -aunque seamos los más míseros de los hombres- la piedad divina estableció en diversos lugares bajo la disciplina regular.

3 Deseosos de serles útiles, así como a todos los hijos de la santa Iglesia, determinamos que no queremos hacer nada con relación a ellos que les resulte gravoso, ni nada que disminuya su haber, por miedo a que deseando enriquecernos con su pobreza no podríamos evitar el vicio de la avaricia, que, según el apóstol, es una idolatría.

4 Sin embargo, movidos por la caridad, hemos querido conservar la solicitud por sus almas a fin de que puedan volver a la rectitud de vida, caso que -lo que Dios no permita- se hubieren apar¬tado, por poco que sea, de su santo proyecto de vida y observancia de la santa Regla.



1 CAPITULO II
Uniformidad en la interpretación y en la observancia de la Regla


2 Esto es lo que queremos y les mandamos: que observen en todo la Regla de san Benito tal y como es observada en el Nuevo Monasterio, 3 y que no introduzcan en su interpretación un sentido distinto sino que, como nuestros predecesores y santos padres, es decir,los monjes del Nuevo Monasterio la comprendieron y observaron, y como nosotros la comprendemos y observamos hoy, también la comprendan y observen ellos.

1 CAPITULO III
Los mismos libros y las mismas costumbres para todos


2 Puesto que nosotros acogemos en nuestro monasterio a todos los monjes que vienen, y lo mismo hacen ellos con los nuestros, nos parece oportuno -y es también nuestra voluntad- que guarden las costumbres, el canto y todos los libros necesarios para las Horas diurnas y nocturnas y para las Misas conformes con las costumbres y libros del Nuevo Monasterio, para que no haya ninguna diferencia en nuestro modo de obrar, sino que todos vivamos en una única caridad, bajo la única Regla y con idénticas costumbres.

1 CAPITULO IV
Norma general para todas las abadías


2 Cuando el Abad del Nuevo Monasterio visite alguno de estos monasterios, el Abad local, como reconocimiento de que la iglesia del Nuevo Monasterio es madre de la suya, le cederá el puesto en todas partes. Cuando llegue este Abad ocupará el puesto del Abad local mientras dure su estancia, pero comerá en el refectorio con los hermanos y no en la hospedería, para mantener la disciplina, a no ser que esté ausente el Abad local.

3 Todos los abades de nuestra Orden se comportarán de la misma forma cuando pasen por un monasterio. Si son varios y estuviese el Abad local, el más antiguo coma en la hospedería.

4 Hay una particularidad: en presencia de un Abad más antiguo corresponde al Abad local bendecir a sus novicios después de la prueba regular.

5 Además, el Abad del Nuevo Monasterio se guardará muy mucho de disponer, ordenar o cambiar alguna cosa relativa al lugar que visita contra la voluntad del Abad y de los hermanos; 6 pero si se da cuenta de que allí no se observan los preceptos de la Regla o de nuestra Orden, trate de corregirlo caritativamente, contando con el Abad local. Si éste estuviese ausente, a pesar de ello corrija lo que encuentre defectuoso.

1 CAPITULO V
Visita anual de la madre a la hija


2 El Abad de la iglesia principal visite una vez al año todos los monasterios que haya fundado. Y los hermanos se alegrarán si los visita más a menudo.

1 CAPITULO VI
Reverencia debida a la hija cuando visita la iglesia madre


2 Cuando algún Abad de las iglesias hijas visite el Nuevo Monasterio désele la debida reverencia; ocupe la silla del Abad local; reciba a los huéspedes y coma con ellos sólo si éste está ausente; y si está presente no hará nada de esto, sino que comerá en el refectorio, y será el prior local quien se preocupe de los asuntos del monasterio.

1 CAPITULO VII
Capítulo General de Abades en Císter


2Todos los abades de estas iglesias vayan al Nuevo Monasterio una vez al año, el día que ellos establezcan. Allí tratarán de la salvación de sus almas; verán si hay algo que enmendar o corregir o añadir en la observancia de la santa Regla o de la Orden, y para que se restablezca el bien de la paz y de la caridad mutua.

3 Si se hallase algún abad poco celoso de la Regla o demasiado absorbido por los asuntos temporales, o vicioso en algo, será allí acusado con caridad. Ese tal pida perdón y cumpla la penitencia que se le imponga por su culpa. Solamente hagan acusaciones los Abades.

4 Si alguna iglesia cayese en extrema pobreza, el Abad de tal comunidad expondrá la situación ante todo el Capítulo. Entonces, todos los abades, movidos por una ardiente caridad, se apresurarán, cada uno según sus posibilidades, a socorrer la pobreza de esta iglesia con los recursos que Dios les hubiese dado.

1 [b]CAPITULO VIII
Estatuto que regula las relaciones entre los monasterios fundados por Císter y sus fundaciones


Obligación que tienen todos de asistir al Capítulo General

Petición de perdón y penitencia de los que no acuden[/b]

2 Cuando por la gracia de Dios, alguna de nuestras iglesias creciera hasta poder fundar otro monasterio, estas dos iglesias observarán también entre sí las normas que nosotros seguimos con las nuestras. Con todo, una cosa queremos se mantenga y nos reservamos: que todos los abades de todas partes, el día que ellos establezcan, vengan al Nuevo Monasterio y allí obedezcan en todo al Abad del mismo y a su capítulo en la observancia de la santa Regla o de la Orden y en la corrección de las faltas; 3 pero ellos no tendrán capítulos anuales con sus filiales.

4 Si alguno de los abades no pudiera asistir al mencionado lugar de nuestra reunión en las fechas establecidas a causa de enfermedad física o por la consagración de novicios, envíe a su prior para que explique al Capítulo las causas de la ausencia y además comunique a su Abad y hermanos de su casa lo que hayamos establecido o cambiado.

5 Si por cualquier otra circunstancia alguno se atreve a dispensarse del Capítulo General, pedirá perdón en el próximo Capítulo y cumplirá la penitencia que corresponde a las faltas leves durante el tiempo que considere oportuno el presidente del Capítulo.

1 CAPITULO IX
Los Abades que desprecian la Regla y los Estatutos de la Orden


2 Si hay algún abad que menosprecia la santa Regla o los estatutos de nuestra Orden, o transige los vicios de los hermanos a él confiados, el Abad del Nuevo Monasterio, por sí mismo o por su prior o por carta, trate de amonestarle hasta cuatro veces, para que se enmiende. Si no hiciese caso, el Abad de la iglesia madre denuncie el delito al obispo de la diócesis y al cabildo de su iglesia. Estos haciéndole comparecer, discutirán el caso con el Abad de la iglesia madre, para corregirlo o para destituírlo del ministerio pastoral si resulta incorregible.

3 Si el obispo y el cabildo, no dando importancia al desprecio de la santa Regla en aquel monasterio, no quieren corregir o destituir al Abad del mismo, entonces el Abad del Nuevo Monasterio y algunos otros abades de nuestra Congregación, a los que llevará consigo, irán al monasterio en cuestión y destituirán de su cargo al transgresor de la santa Regla. Después los monjes de ese monasterio, en presencia y con consejo de los mencionados abades, elegirán un abad que sea digno.

4 Pero si el Abad y los monjes no reciben a los abades que les visitan y no se dejan corregir por ellos, sean entonces excomulgados por las personas presentes. Si después alguno de esos obstinados recapacitase y quiere evitar la muerte de su alma y enmendar su vida, vaya a vivir al Nuevo Monasterio y sea recibido como monje hijo de aquella iglesia.

5 Fuera de estas circunstancias, que deben evitarse cuidadosamente por todos nuestros hermanos, no recibiremos para vivir con nosotros a monjes de ninguna de nuestras iglesias sin el consentimiento de su Abad. Tampoco ellos recibirán los nuestros. Nosotros no enviaremos a nuestros monjes a vivir en sus iglesias contra su voluntad, ni ellos a los suyos en la nuestra.

6 Si los abades de nuestras iglesias vieran decaer de su santo propósito a su madre, es decir, al Nuevo Monasterio, y apartarse del rectísimo camino de la santa Regla o de los estatutos de nuestra Orden, amonestarán hasta cuatro veces al Abad de este lugar sus tres coabades, es decir, el de la Ferté, Pontigny y Claraval, en nombre de los demás abades, para que se corrija.
Pongan en práctica cuidadosamente todo lo que se ha dicho sobre los abades que se apartan de la Regla, excepto que si dimite no le sustituirán ellos por otro, y si se resiste, tampoco le excomulguen.

7 Si no acepta¬se sus advertencias notifiquen inmediatamente al obispo de Chalon y a su cabildo tal contumacia, pidiéndoles que le hagan comparecer y, tras juzgar los motivos de la acusación, le corrijan seriamente y, si se muestra incorregible, le destituyan de su cargo.

8 Después de la destitución, los hermanos del Nuevo Monasterio envíen tres mensajeros, o cuantos quisieren, a las abadías directamente fundadas por aquél y, en un plazo de quince días, convoquen a todos los abades que puedan. Con su consejo y ayuda elegirán al Abad que Dios les tenga destinado.

9 El Abad de la Ferté presidirá la iglesia de Císter hasta que le sea devuelto su pastor, bien porque por la misericordia de Dios se convierta de su error o porque en su lugar se ponga otro canónicamente elegido.

10 Si el obispo y el cabildo de Chalon se niegan a juzgar al transgresor en cuestión, según el procedimiento que dijimos antes, los Abades de las fundaciones directas del Nuevo Monasterio, yendo al lugar de los hechos, destituirán de su cargo al transgresor de la santa Regla, y a continuación, en presencia de esos abades y con su consejo, los monjes de aquella iglesia elegirán un Abad.

11 Caso de que ni el Abad ni los monjes quisieran recibir a nuestros abades ni aceptarles, no duden ni teman éstos herirlos con la espada de la excomunión y separarlos del cuerpo de la Iglesia católica. 12 Si después de esto alguno de aquellos rebeldes, deseando salvar su alma, se arrepiente y quiere refugiarse en cualquiera de nuestras tres iglesias -La Ferté, Pontigny o Claraval- sea recibido como uno de casa y coheredero de tal iglesia, hasta que vuelva un día a la suya, como es justo, cuando a aquélla le haya sido levantada la excomunión.

Entre tanto, el Capítulo anual de abades no se celebrará en el Nuevo Monasterio, sino en el lugar determinado por los tres Abades citados.

1 CAPITULO X
Normas para las abadías sin vínculo de filiación


2 Las abadías que no tienen entre sí vínculo de filiación se atendrán a las normas siguientes:
El Abad local cederá el puesto en todos los lugares de su monasterio al coabad que le visita, para que se cumpla el mandato: "Adelantaos mutuamente con muestras de honor". Si los visitantes fuesen dos o más, el más antiguo ocupará el lugar más digno; 3 pero todos comerán en el refectorio, como hemos dicho, excepto el Abad local. En todos los lugares en donde se reúnan manténgase el orden de antigüedad de sus abadías, de forma que sea el primero el de la iglesia más antigua, salvo que uno de ellos esté revestido de alba. En este caso, aunque sea el más joven, ocupará el primer lugar, delante de los demás, en el lado izquierdo del coro, cumpliendo su oficio.
En todos los lugares donde se sienten juntos ofrézcanse el saludo mutuo de rigor.

1 CAPITULO XI
Muerte y elección de los abades


2 Los hermanos del Nuevo Monasterio, muerto su Abad, enviarán, como dijimos antes, tres mensajeros, o más si quieren, y en el plazo de quince días convoquen a tantos abades cuantos puedan; con el consentimiento de éstos elijan al pastor que Dios les haya destinado.

3 Sede vacante, el Abad de La Ferté, como ya dijimos anteriormente para otro asunto, ocupará en todo el lugar del Abad difunto, hasta que el nuevo Abad elegido reciba, con la ayuda de Dios, el cargo y la responsabilidad pastoral de aquel lugar.

4 En los demás cenobios, privados de su pastor por cualquier circunstancia, los hermanos del lugar convocarán al Abad de la iglesia que les engendró y, en su presencia y con su consejo, elegirán un Abad entre ellos, los del Nuevo Monasterio o los de otro de los nuestros.

5 Se prohibe a los cistercienses elegir como abad a monjes de iglesias ajenas a la Orden, y dar a éstas nuestros monjes para ello; pero la persona elegida de cualquier cenobio de nuestra Orden sea aceptada sin oposición.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor MECHA1 » Lun Sep 01, 2014 5:56 pm

Hola. Muy interesante el curso. Gracias a todos por los aportes.
SAN ROBERTO DE MOLESMES
San Roberto de Molesmes (c.1028 - 1111), fue abad y uno de los fundadores de la Orden del Císter en Francia. Nació en el Condado de Champagne. Pertenecía a las clases altas de la sociedad, poco cultivadas (poseían tierras, siervos y relaciones con la nobleza). Sus padres se llamaban Thierry (Theodoricus) y Ermengarda. A los 15 años ingresó en la abadía de Montier-la-Celle, donde llegó a ser el Prior. En el año 1060 fue nombrado abad de Saint Michel-de-Tonnerre, al no poder reformar dicha abadía, que se había relajado mucho, regresó a Montier-la-Celle. Un giro en la vida de Roberto ocurre en 1074 cuando una comunidad de ermitaños, situada en los bosques de Colan, solicita al Papa Gregorio VII su nombramiento como superior, cosa que así sucede. Al año siguiente, el 20 de Diciembre de 1075, cambió al grupo a Molesmes, en un terreno otorgado por la Familia Maligny, que eran parientes suyos. Entre los que firman el documento de donación, se halla Tescelino el Rojo, padre de S. Bernardo. La construcción consistía, inicialmente, de simples chozas hechas con ramas, que rodeaban una capilla dedicada a la Santísima Trinidad. Esta comunidad, rápidamente conocida por su piedad y santidad, creció y aumentó su riqueza, lo que atrajo a monjes poco piadosos que dividieron a los hermanos. En 1098 contaba con unos 35 prioratos dependientes, otras casas anexas y monasterios de monjas asociadas. El descontento de Roberto, por tener que lidiar con un género de vida casi de señor feudal, queda de manifiesto porque varias veces entre 1090 y 1093 se aleja entre grupos de ermitaños en las cercanías de Aux, pero el papa le ordenaba volver. Con el correr del tiempo, las tensiones en la comunidad de Molesmes, entre monjes que querían “adherirse de un modo más estricto a los preceptos de nuestro Padre San Benito” y otros que defendían los valores de las tradiciones que ya vivían, fueron creciendo. La lucha entre los “innovadores” y los “tradicionalistas” continuó. Los “reformadores” intentaron una entrevista con Hugo de Die, el reformador, arzobispo de Lyon y legado del Papa Urbano II. Con el consentimiento del legado Papal, la comunidad se dividió y el grupo nuevo partió para fundar el monasterio de Citeaux. Roberto fue instalado allí como abad. El año 1098, año de la Encarnación del Señor, Roberto y algunos de sus monjes (Alberico, Odón, Juan, Esteban, Letaldo y Pedro, entreotros) dejaron Molesmes con la intención de no volver jamás y fundaron el monasterio de Cîteaux (Císter). Pidieron autorización y apoyo a Hugo, arzobispo de Lyon y legado de la Sede Apostólica, prometieron organizar su vida conforme a la santa Regla del padre Benito, y le pidieron con insistencia que les ayudara con su autoridad apostólica, y así tendrían mayor libertad para poner este proyecto en práctica. El Abad Roberto recibió del obispo de la diócesis, por mandato del legado, el báculo pastoral y el cuidado de los monjes. A los hermanos que vinieron con él les hizo prometer estabilidad en el lugar según la Regla. Así es cómo aquella iglesia fue erigida canónicamente en abadía por la autoridad apostólica. En 1100 los monjes de Molesmes, de acuerdo con su Abad Gaufredo, sucesor de Roberto, acudieron a Roma para hablar con el Papa Urbano, para suplicarle que Roberto regresara a su antiguo monasterio. Tanto le importunaron, que el Papa ordenó a su legado, el venerable Hugo, que si era posible volviese el Abad, y que los monjes amantes del desierto quedasen en paz. Finalmente volvió y dirigió el monasterio, que bajo su tutela llegó a ser uno de los mayores centros de la Orden Benedictina. El monasterio de Cîteaux, bajo la dirección de Alberico fue uno de los lugares de origen de la nueva Orden Cisterciense, que llegaría a ser famosa en el siglo XII con Bernardo de Claraval. Roberto había luchado en muchas batallas a favor del Señor, se encontraba fatigado por el tedio de la vida presente y anhelaba con ardiente deseo morir y estar con Cristo. Dios oyó sus plegarias y le revelarló la hora de su partida muchos días antes, como él lo había deseado. Roberto, sabiendo que ésta era inminente, se lo comunicó a sus hermanos. Aquejado algún tiempo por una enfermedad corporal, acumuló méritos con la virtud de la paciencia, gloriándose de su enfermedad y preparando una grata morada al poder de Cristo. A los ochenta y tres años, el 17 de abril de 1111, su cuerpo volvió a la tierra y su espíritu lo entregó a Dios, a cuyo servicio se había entregado incansablemente. La tierra lloró y el cielo se alegró. Sus hijos, los monjes de Molesmes, de los que había sido solaz y alegría, asistieron devotamente a los ritos funerarios de su reverendo padre llorando amargamente. No dudaban que recibiría la recompensa celestial por sus méritos, ni que ellos recibirían favores a través de dichos méritos. Pero estaban angustiados porque la presencia de su padre no les alumbraba ya con su luz. Y como por sus obras santas, mientras permaneció en la tierra, había probado que era hijo de la luz, Dios hizo saber en el momento de su muerte cuánto lo estimaba. El papa Honorio III le canonizó en 1220. La "Vita" de Roberto, fue redactada como apoyo a la canonización de S. Roberto en 1222. El autor es un monje anónimo de Molesmes, que la escribe a petición de su abad, Odón II (1215-1227). Se le conmemoraba en el aniversario de su muerte, pero más tarde la fiesta se trasladó al 29 de abril, en un intento de unificación de los martirologios romano, benedictino y cisterciense.

http://es.catholic.net/catholic_db/imag ... olesme.jpg
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor rachmid » Lun Sep 01, 2014 6:45 pm

Imagen

Actual casa General del Cister (OCSO, Orden Cisterciense de la Estricta Observancia), en Roma,Viale Africa, 33
00144 Roma ITALIA
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor rachmid » Lun Sep 01, 2014 7:33 pm

ARQUITECTURA CISTERCENSE

La estructura de los monasterios Cistercienses se ajusta a un plan que se repite en todos ellos, donde todo se ajusta a las necesidades de la comunidad, nada es superfluo y nada está fuera de lugar. La palabra que define a la arquitectura del Cister es "austeridad", nada debe distraer la atención de los monjes de sus obligaciones, el trabajo y la oración. No hay que confundir austeridad con falta de medios, pues la mayor parte de los monasterios suponen un despliegue de medios impresionante, sobre todo teniendo en cuenta , el entorno donde se desarrollaron. Muchas iglesias, son mas grandes que catedrales. La construcción y el trabajo de la piedra hacen pensar que se debería disponer de abundante mano de obra y además cualificada por lo que debió ser asalariada.

PLANTA DE UN MONASTERIO

Imagen

Esta es la tipica planta arquitectonica de un monasterio cistercense. En la siguiente presentación podrán ver algunos de los aspectos más importantes de esta:

http://prezi.com/3ujrffqdlfzg/?utm_camp ... edium=copy

Imagen
CLAUSTRO

PAPA FRANCISCO VISITA UN MONASTERIO CISTERCENSE

Imagen

Bibliografia
http://www.elcisteriberico.com/
http://www.ocso.org/
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Lun Sep 01, 2014 9:53 pm

san Alberico
En el monasterio de Cister, en Borgoña (hoy Francia), san Alberico, abad, que, siendo monje en Molesmes, fue uno de los primeros religiosos que fundaron el nuevo monasterio y, habiendo sido elegido abad, dirigió el cenobio sobresaliendo por su celo en procurar la formación de sus monjes, como verdadero amante de la Regla y de los hermanos.

No hay datos sobre su infancia. Sólo se sabe que, joven, quiso ingresar en la vida religiosa y se puso bajo la guía de Roberto de Molesmes, que había formado una comunidad benedictina cerca de Tonnerre. El lugar, sin embargo, no era adecuado para fundar un monasterio, por lo cual, en 1075 se marcharon a Molesmes, donde se fundó el monasterio. Roberto fue el primer abad, y Alberico el prior.

Pronto, sin embargo, la comunidad tuvo problemas de convivencia y algunos monjes se rebelaron; Roberto, el abad, se marchó hasta que los otros monjes que habian estado bajo el mando de Alberico llamaron al abad ya que estos se habian sublevado de tal forma contra su prior (Alberico) que hasta lo apalearon dejándolo inconsciente. San Roberto y San Alberico, sin embargo, viendo que no podrían llevar a término su ideal monástico, fueron, con algunos de los monjes, hasta Císter o Citeaux, en la diócesis de Châlons, donde en 1098 fundaron una comunidad con una forma de vida diferente al benedictino y que fue el origen de la Orden Cisterciense. Alberico, muy devoto de la Madre de Dios, puso la orden bajo la protección de la Virgen María.

Alberico fue elegido abad cuando Roberto, por orden del papa Urbano II, dejó el monasterio. Lo fue hasta el 26 de enero de 1108, cuando murió. Alberico hizo, durante su mandato, que la regla de vida de la comunidad fuera más austera e introdujo la capucha blanca en el hábito cisterciense. Le sucedió san Esteban Harding quien llamó a su gran abad y amigo "la lanza de plata" pues esto era lo que había sido, una lanza defensora contra los ataques al corazón de Jesus.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Lun Sep 01, 2014 10:00 pm

San ALBERICO DE CITEAUX
Fue ermitaño en Colán, cerca de Chatillon-sur-Seine, después siguió a san Roberto en Molesmes (1057), donde fue prior. Esta era una comunidad que se proponía ser ejemplar por su espíritu devoto y obediente, por su austeridad y disciplina. Pero los propósitos son fáciles, pero seguirlos es más difícil. De este modo los monjes de Molesmes, a pesar de sus buenas intenciones, terminaron por adaptarse a una vagancia, y una cierta indisciplina, futilidad y comodidad. San Roberto intentó, en vano, remediarlo, recurriendo a la severidad. Descorazonado, abandonó el monasterio y se retiró en soledad.

Alberico, fue más tenaz, utilizó el método de la dulzura, pero tampoco tuvo resultados. Los monjes se rebelaron, acusándolo e injuriándolo, y además maltratándolo, pegándolo, e incluso encerrándolo en el monasterio. El asunto llegó muy lejos, y los monjes rebeldes, reaccionaron, y pidieron perdón, con la intención de cambiar de vida, pero los buenos propósitos les duraron poco. Y por esta causa, Roberto, Alberico y otro grupo de monjes, dejaron Molesmes, para dar vida a la Orden Cisterciense, en Cîteaux en 1098. Así Alberico fue fundador con Roberto de Molesmes y san Esteban Harding de la reforma del Cister (1109). Fue durante diez años, prior en Cîteaux, luchando para que su espíritu no cayera en los mismos errores del pasado, y en el 1100, fue elegido abad. Se dice que recibió un manto blanco de manos de María.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Lun Sep 01, 2014 10:13 pm

Carta charitatis

es un reglamento o conjunto de estatutos de los inicios de la Orden del Císter (1114), que contenía especialmente el modo de dependencia de las abadías y algunas costumbres monacales con la finalidad de asegurar la uniformidad entre las distintas fundaciones. Se cree que al menos en su primera redacción fue realizada por Esteban Harding y que fue aprobada por el papa Calixto II en 1118.

La Orden del Císter tenía en aquel entonces la particularidad de ser una organización que involucraba más de una abadía (al contrario de las demás modalidades benedictinas de su tiempo: cada abadía era independiente), lo cual hizo necesario un código común de costumbres y una clara explicación de cómo debía darse la relación entre abadías fundadoras (llamadas «madre») y abadías fundadas (llamadas «hija»).

Dado que en tiempos de la redacción de la Carta caritatis prior la abadía de Cîteaux era la «madre» de las demás, la visita anual la hacía el abad de esta a las demás. En 1163, el papa Alejandro III interviene creando visitadores para la abadía de Cîteaux: serían los abades de La Ferté, Pontigny, Clairvaux y Morimond. En la Carta caritatis posterior se indica ya que esos abades no solo son los visitadores de Cîteaux, sino también sus administradores en caso de que no haya abad para ella.

Aun cuando se daba una total independencia económica entre las abadías de la Orden, el texto de la Carta caritatis insiste en la uniformidad de observancia de la regla y de costumbres monásticas.

El prólogo de la Carta caritatis indica que no se puede fundar ninguna abadía sin que antes se haya mostrado ese texto al obispo del lugar y que solo tras su aprobación se podía proceder.

El testimonio más antiguo que se conserva es un manuscrito datado en 1150 de la Biblioteca universitaria de Liubliana. A su texto se le conoce con el nombre de Carta caritatis prior. También existe otro testimonio en la biblioteca comunal de Trento y se le llama Carta caritatis posterior. Finalmente se cuenta con una especie de resumen más cercano al de la prior que al de la posterior llamado Summa cartae caritatis.

La comparación de ambos textos ha permitido descubrir que la Carta caritatis no era un texto fijo, sino que era modificado sea a partir de las decisiones tomadas en los capítulos generales, sea también por las intervenciones de los papas. De hecho, entre 1152 hasta 1165, recibieron cinco bulas, todas ellas con el incipit Sacrosancta Romana Ecclesia.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor sandel » Lun Sep 01, 2014 11:40 pm

LAS CRUZADAS
Las Cruzadas fueron una serie de campañas militares impulsadas por el papado y llevadas a cabo por gran parte de la Europa latina cristiana, principalmente por la Francia de los Capetos y el Sacro Imperio Romano. Las cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, se libraron durante un período de casi doscientos años, entre 1095 y 1291.Las cruzadas fueron sostenidas principalmente contra los musulmanes, aunque también contra los eslavos paganos, judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros, husitas, valdenses, prusianos y, principalmente, contra los enemigos políticos de los papas. Los cruzados tomaron votos y se les concedió la penitencia por los pecados del pasado, a menudo llamada indulgencia.

PRIMERA CRUZADA
Al Papa Gregorio VII se debe la idea de que los países cristianos se unieran para luchar contra el común enemigo religioso que era el Islam.
El Papa Urbano II (1088-1099) fue quien la puso en práctica. En 1095, la invitación a la lucha contra los turcos arribaría en embajadas francesas e inglesas a las cortes de las naciones europeas medievales más importantes: Francia, Inglaterra, Alemania y Hungría (Hungría no se unirá a las primeras cruzadas por guardar el luto de tres años del recientemente fallecido rey San Ladislao I de Hungría (1046-1095), quien antes de morir habría aceptado participar en la campaña de Urbano II). El llamamiento formal de Urbano II sucedió en el penúltimo día del Concilio de Clermont (Francia), jueves 27 de noviembre de 1095, cuando proclamó, al grito de '"Dieu lo volti"'(¡Dios lo quiere!), la denominada Primera Cruzada (1096-1099).

SEGUNDA CRUZADA
Gracias a la división de los Estados musulmanes, los Estados latinos (o francos, como eran conocidos por los árabes), consiguieron establecerse y perdurar. Los dos primeros reyes de Jerusalén, Balduino I y Balduino II fueron gobernantes capaces que expandieron su reino a toda la zona situada entre el Mediterráneo y el Jordán, e incluso más allá. Rápidamente, se adaptaron al cambiante sistema de alianzas locales y llegaron a combatir junto a estados musulmanes en contra de enemigos que, además de musulmanes, contaban entre sus filas con guerreros cristianos.
Sin embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre los francos, cada vez más cómodos en su nuevo estilo de vida, entre los musulmanes iba creciendo el espíritu de yihad o guerra santa agitado por los predicadores contra sus impíos gobernantes, capaces de tolerar la presencia cristiana en Jerusalén e incluso de aliarse con sus reyes. Este sentimiento fue explotado por una serie de caudillos que consiguieron unificar los distintos estados musulmanes y lanzarse a la conquista de los reinos cristianos.
A diferencia de la primera, en esta participaron reyes de la cristiandad, encabezados por Luis VII de Francia (acompañado de su esposa, Leonor de Aquitania) y por el emperador germánico Conrado III. Los desacuerdos entre franceses y alemanes, así como con los bizantinos, fueron constantes en toda la expedición. Cuando ambos reyes llegaron a Tierra Santa (por separado) decidieron que Edesa era un objetivo poco importante y marcharon hacia Jerusalén. Desde allí, para desesperación del rey Balduino III, en lugar de enfrentarse a Nur al-Din (hijo y sucesor de Zengi), eligieron atacar Damasco, estado independiente y aliado del rey de Jerusalén.
La expedición fue un fracaso, ya que tras sólo una semana de asedio infructuoso, los ejércitos cruzados se retiraron y volvieron a sus países. Con este ataque inútil consiguieron que Damasco cayera en manos de Nur al-Din, que progresivamente iba cercando los Estados francos. Más tarde, el ataque de Balduino II a Egipto iba a provocar la intervención de Nur al-Din en la frontera sur del reino de Jerusalén, preparando el camino para el fin del reino y la convocatoria de la Tercera Cruzada.

Saludos,
Sandel
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