3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Olinpa » Sab Sep 13, 2014 2:51 pm

Decadencia de la Orden de Cluny

Los monasterios que se erigieron hacia la época del feudalismo tenían el propósito de rendir un tributo al señor feudal que gobernaba el territorio donde se construían. El monasterio de Cluny fue la primera gran excepción.

Este monasterio se construyó en un terreno donado por el Rey Guillermo de Antioquía en el año 911, se hizo autónomo y solo pagaba tributo al Papa.

Con el tiempo se convirtió en modelo para muchas abadías. Su máximo esplendor lo alcanzó gracias a Odilony Hugo el grande y llegó a contar en esta primera casa con un número de entre 400 y 700 monjes.

El poderío de la orden se comenzó a extender a otros países como Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña y la península Ibérica.

En el monasterio de Cluny se le daba prioridad al rezo de la liturgia y a la celebración cantada de la eucaristía frente al trabajo físico. También se dedicaron a difundir la cultura.

A inicios del siglo XII la orden entra en declive, algunas de las razones son: 1. La excesiva rigidez y la mínima flexibilidad, 2. La incorporación masiva de nobles a los monasterios que no tenían una vocación, y 3. Una notable diferenciación entre dos grupos, por un lado unos relajados a los que no se les exigía mucho, y otros subyugados a quienes los superiores no se les tienen misericordia.

Sin embargo, la Orden de Cluny no desaparece. Luego surgen los Cisterciences, que con su forma de vida protestan ante la centralidad de Cluny y promueven la independencia de cada uno de sus monasterios y abadías.
Olinpa
 
Mensajes: 8
Registrado: Mar Ago 05, 2014 7:16 am

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor helohy » Lun Sep 15, 2014 11:00 pm

buenas noches a todos pido discupas ya que por motivos de trabajo he estado ausente en este maravilloso recorrido, estoy tratando de ponerme al dia .................
Mi investigacion es sobre Cluny en Roma :)

La primera reforma produjo prácticamente una orden distinta dentro de la familia benedictina. Se originó en Cluny, una ciudad en Saone-et-Loire, a quince millas al noroeste de Macón, donde en el año 910 Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania fundó una abadía a la que dotó con territorios. Colocó al frente a S. Berno, entonces abad de Gigny, bajo cuya guía se inauguró una forma de vida benedictina más estricta. Las reformas introducidas en Cluny se debían de alguna manera a la influencia de S. Benito de Aniano que había expuesto las nuevas ideas en la primera gran reunión de abades de la orden que tuvo lugar en Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle)en 817 y su desarrollo en Cluny llevó a soluciones distintas de las precedentes, la principal de la cuales fue una forma de gobierno altamente centralizada, extraña a la tradición benedictina. La reforma se propagó rápidamente más allá de los límites de la abadía de Cluny, en parte por la fundación de nuevas casas y en parte por la incorporación de las que ya existían y como todas ellas permanecieron dependientes de la casa madre, la Congregación de Cluny comenzó a existir casi automáticamente.

Con los sucesores de S. Berno alcanzó una extensa influencia y en el siglo doce estaba a la cabeza de una orden que tenía alrededor de 314 monasterios, que se extendían por Francia, Italia, el Imperio, Lorena, Inglaterra, Escocia y Polonia. Según la "Bibliotheca Cluniacensis" (Paris, 1614) 825 casas debían fidelidad al abad de Cluny en el siglo quince. Algunos escritores han dado el número de 2000, pero hay poca duda de es una exageración. Quizá incluya todos esos monasterios que aunque no unidos a la congregación, adoptaron parcial o totalmente las constituciones cluniacenses, tales como Fleury, Hirschau, Farfa y muchos otros sometidos a su influencia.

Durante los primeros 250 años de su existencia Cluny fue gobernada por una serie de notables abades, hombres que dejaron su huella sobre la historia de Europa occidental. Entre ellos estaban los santos Odón, Mayolo, Odilón y Hugo y Pedro el Venerable. Bajo éste, quinto abad, que gobernó desde 1122 a 1156, Cluny llegó al cenit de su influencia y prosperidad, tiempo en que sólo Roma la superaba como centro del mundo cristiano. Llegó a ser un centro de enseñanza y aprendizaje para papas, cuatro de los cuales Gregorio VII (Hildebrando), Urbano II, Pascual II y Urbano V, salieron de sus claustros para regir la Iglesia Universal. En el momento de la disolución, había 35 casas cluniacenses en Inglaterra y tres en Escocia. La primera fundación fue la de S. Pancras de Lewes (1077), cuyo prior solía ser el vicario general del abad de Cluny para Inglaterra y Escocia. Otras importantes casas estaban en Castleacre, Montacute, Northampton y Bermondsey.

Tras el siglo doce, el poder de Cluny declinó algo y en el siglo dieciséis sufrió mucho en las guerras religiosas y civiles de Francia y sus consecuencias. La introducción de los abades comendatorios, el primero de los cuales fue nombrado en 1528, fue hasta cierto punto responsable del declive. Entre los prelados titulares más importantes estuvieron los cardenales Richelieu y Mazarino que intentaron restaurarla a su primitiva grandeza, aunque su esfuerzo no tuvo mucho éxito. Claude de Vert, Prior de S. Pedro, Abbeville (muerto en 1708) fue otro potencial refomador de la congregación, inspirado sin duda por el ejemplo de los mauristas.

La abadía-iglesia de Cluny estaba hecha a una escala proporcionada a la grandeza de la congregación y fue considerada como una de las maravilla del Medievo. De no menos de 555 pies de largo, era la iglesia más grande la cristiandad hasta la erección de S. Pedro de Roma. Tenía cinco naves, un nártex o anteiglesia y varias torres. Comenzada por S. Hugo, el sexto abad, en 1089, se terminó y consagró por el papa Inocencio II en 1131-32, añadiéndosele el nártex en 1220.

Junto con los edificios conventuales cubría un área de veinticinco acres. En 1790, al ser suprimida, fue comprada por la ciudad y casi totalmente destruida. En el presente sólo quedan una torre y parte de un transepto, mientras que una carretera atraviesa el lugar de la nave. La comunidad de la abadía que había llegado a tener trescientos miembros en el siglo trece iba despoblándose: al igual que todas las casas religiosas de Francia, tenía alrededor de un centenar en el siglo diecisiete, y al ser suprimida, sólo cuarenta monjes.

El espíritu y organización de la congregación se separaba claramente de la tradición benedictina, aunque sus monjes siguieran siendo considerados miembros de la familia benedictina. Antes de la incorporación cada monasterio había sido independiente y autónomo, aunque la observancia de la misma regla en todos ellos constituía un lazo de unión. Pero los nuevos vástagos de Cluny o los atraídos a por su influencia, cada casa en vez de formar una familia separada, era retenida en dependencia absoluta de la abadía central. Los superiores de tales casas, que eran normalmente priores, estaban sometidos a la abadía de Cluny y eran nombrados por ella, no elegidos por sus propias comunidades, como es la costumbre benedictina normal.

Cada profesión religiosa, aún en los lugares más alejados de la congregación, requería su sanción y cada monje tenía que pasar varios años en Cluny. Tal sistema cortaba de raíz el viejo ideal familiar y dio como resultado una especie de jerarquía feudal que consistía en un gran monasterio central y un número de dependientes distribuidos por muchas tierras. El abad de Cluny o su representante hacía visitas anuales de las casa dependientes y tenía como asistente en el gobierno de una organización tan vasta un coadjutor con el título de Gran Prior de Cluny.

El estado monárquico del abad fue restringido de alguna manera por los capítulos generales en el siglo trece, pero es evidente que tenía un poder muy real sobre toda la congregación mientras mantuviera en sus propias manos el nombramiento de todos los priores dependientes (para las fuentes de información respecto a la regla, gobierno y observancia conventual de la congregación, ver la bibliografía al final de este artículo).

Con respecto al Oficio Divino, los monjes de Cluny se ajustan a la costumbre existente, introducida en los monasterio de Francia por S. Benito de Aniano, de añadir numerosos ejercicios devocionales añadidos a las horas canónicas diarias prescritas por la Regla benedictina, en forma de salmos (psalmi familiares, speciales, prostrati, y pro tribulatione) y oficios votivos (Nuestra Señora, Los Difuntos, Todos los Santos etc.).

La biblioteca de Cluny fue durante muchos años una de las más ricas y más importantes de Francia y almacenaba un vasto número de manuscritos valiosos. Cuando la abadía fue saqueada por los hugonotes en 1562, muchos de estos tesoros se destruyeron o se dispersaron. De los que quedaron en Cluny, algunos fueron quemados por la turba revolucionaria con la supresión de 1790 y otros almacenados en el ayuntamiento de Cluny. Éstos y otros que pasaron a manos privadas han sido recuperados gradualmente por el gobierno francés y están ahora en la Bibliotheque Nationale de París. En el Museo Británico de Londres hay alrededor de sesenta documentos que pertenecieron a Cluny.

El "Hotel de Cluny" de Paris, que data de 1334, fue antiguamente la casa de los priores. En 1833 se convirtió en un museo público, pero no tiene nada relacionado con la abadía, aparte del nombre.
helohy
 
Mensajes: 7
Registrado: Mié Ago 06, 2014 5:14 pm

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Tablita » Mar Sep 16, 2014 8:50 pm

TEMA 3- LA ORDEN DE CLUNY

BUENAS NOCHES, MUY INTERESANTE LOS TEMAS DE LA RUTA MONASTICA.

El monasterio de Cluny (Cluny III


Los monasterios medievales constituyen uno de los baluartes fundamentales de la sociedad de la época pues actúan como células básicas de actividad religiosa, como unidades de explotación agropecuaria en sus feudos, y son además elementos fundamentales en la cohesión y estructuración de la sociedad medieval.

Por tanto, más allá de la idea primigenia de un monasterio como un lugar aislado del mundo donde desarrollar una vida en soledad o en convivencia religiosa para emular las experiencias místicas de anacoretas y ermitaños, las grandes abadías medievales son en época del Románico grandes centros de poder económico y político, reflejo perfecto del monopolio ejercido por la Iglesia en la Europa feudal del Medievo.

En este sentido las órdenes religiosas que surgen en esta época alcanzarán una relevancia enorme hasta convertirse en las protagonistas del momento. Así ocurre especialmente con la Órden benedictina que bajo una organización funcional y ambiciosa irá creciendo en importancia y poder hasta lograr su expansión monástica por toda Europa. La Órden sigue como norma de convivencia la Regula sancti Benedicti basada en un móvil prioritario de vida monástica, el ora et labora predicado por el propio San Benito, según el cual debe alternarse a lo largo de cada jornada cotidiana la vida espiritual y contemplativa que conlleva el rezo, con el trabajo manual. El diseño de las diferentes casas monásticas que van construyendo los monjes benedictinos por toda Europa se adaptarán perfectamente a esta doble actividad diaria, así como a los diferentes hábitos rutinarios que la propia regla también establece rígidamente.



Por ello, la influencia de los monasterios medievales en la definición del estilo románico en arquitectura, así como en la difusión del estilo por toda la cristiandad será decisiva. En primer lugar porque se trata de grandes construcciones, cuyo nivel de calidad y atrevimiento a la hora de introducir novedades técnicas, es consecuente con los grandes presupuestos con que cuentan sus proyectos. Por otro lado, la expansión monástica a través de los nuevos monasterios construidos por el sistema de filiación, según el cual un monasterio se encargaba de la construcción de nuevas Casas en diferentes lugares, dará a todas sus edificaciones una unidad estilística que está en la raíz de la homogeneidad y el carácter internacional del estilo Románico.



En general, los monasterios se asentaban en lugares idílicos, en los que la naturaleza creaba el marco idóneo para encontrar la espiritualidad religiosa. El epicentro y eje rector de las abadías eran los claustros, un espacio cuadrangular que se abría al aire libre. A su alrededor y en su parte oriental se disponían la biblioteca, la sala capitular y la Sala de los Monjes, sala dedicada a la labor intelectual. En el ala meridional, el calafactorium, lugar destinado al aporvechamiento de una fuente de calor, el refectorio o comedor, y la cocina. La parte occidental se destinaba a las cillas o almacenes, las bodegas y las estancias dedicadas a los monjes conversos, auténticos sirvientes de los monasterios. Por último, la parte septentrional se reservaba para la construcción de la gran iglesia de la comunidad, que a pesar de no ofrecer culto a otros fieles que los propios monjes, adquiría muchas veces dimensiones catedralíceas. No faltaban junto a éstas, otras estancias complementarias, como hospederías, enfermerías, establos, escuela de novicios, el palacio reservado al abad, huertos, molinos, etc.

Sin duda el ejemplo más grandioso de ese poder alcanzado por los monasterios medievales sería la Abadía de Cluny, punto de origen de la Órden benedictina, y cuya construcción servirá de referencia a toda la arquitectura románica, pues constituyó el modelo más perfecto y grandioso de dicho estilo.

De su importancia ya dan idea las tres fases constructivas de la abadía. La primera abadía de Cluny (Cluny I) se construye a principios del S. X, concretamente se incia en el 910 y se consagra en 926. Se trata en este primer caso de una fundación promovida por Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania. La primera ampliación de la abadía (Cluny II) se realiza poco después, prueba del éxito que ya de incio tuvo el monasterio, en concreto en el año 948, siendo consagrada su iglesia en el 981.

Finalmente se afronta la construcción de la tercera abadía de Cluny (Cluny III), que es la definitiva y la que como hemos indicado se convierte en el gran edificio de referencia de todo el arte románico. La construcción promovida por el abad Hugo se inicia en 1088; en 1095 se consagra el altar mayor, la nave mayor se concluye en 1115, y la consagración final con el templo concluído se produce en 1130.

Dos aspectos destacan en la construcción del edificio: de una parte sus espectaculares dimensiones, que hicieron de este templo el más grande de la cristiandad, así como su perfección constructiva, cuyo módulo de proporcionalidad y armonía sigue un verdadero patrón matemático.

La planta presenta un modelo de "cruz arzobispal", es decir, una planta de cruz latina pero de doble crucero, destacando más en planta el occidental sobre el oriental. Presenta asimismo cinco naves y una amplia cabecera con girola y cinco capillas radiales. Consta además, a la entrada del templo, de una galilea de tres naves y cinco tramos, flanqueada por dos inmensas torres a la entrada.

En conjunto, contando la galilea, la iglesia mide un total de 187 m. de longitud, alcanzando una altura en el crucero mayor, inaudita para la época, de más de 32 m. Las naves además se cubren con bóvedas, de cañón reforzada con fajones ligeramente apuntados en la nave central, y de arista en las laterales y colaterales. Estas dimensiones y la volumetría de un edificio de dos cruceros, quince capillas radiales y cuatro campanarios mayores, con su correspondiente escalonamiento de volúmenes en tres alturas, resultaría espectacular, y de hecho, aún lo es hoy, a la vista del único resto que sobrevivió a la destrucción general de la Revolución francesa: uno de los brazos del crucero mayor.

Por otro lado esas mismas dimensiones comportan un reto arquitectónico para la época, que se resuelve con igual perfección y pericia. No olvidemos que en la arquitecura románica es el muro el soporte tectónico de las bóvedas, pero considerando la altura de la nave central y en este caso la amplitud generosa de los vanos, hacía falta un complemento al grosor de los muros, al efecto de los contrafuertes y a la profundidad de los cimientos para asentar con garantías las enormes bóvedas centrales. En este caso se recurre a una serie de arcos de transmisión de empujes, colocados al exterior de la nave central y sobre las laterales, para apuntalar la bóveda mayor y trasladar así sus empujes al muro exterior. De tal modo que se introduce de esta forma una solución tectónica que puede considerarse un precedente de los arbotantes que serán tan característicos del periodo gótico.

Al interior, destacaba como se indicó al principio, la perfecta armonía constructiva, que crea una sensación espacial amplia y homogénea.

Las bóvedas se elevan altísimas, volteándose asimismo cuatro cúpulas sobre trompas en los dos cruceros y en los brazos del mayor.

En cuanto a los soportes directos se trataba de pilares complejos, de traza cruciforme y columnas en los codillos.

En los muros se abren vanos, todos de medio punto en tres niveles, lo que posibilita la perfecta iluminación de tan tremendas naves pues como ya hemos dicho son de amplia luz.

Al margen de la iglesia, el conjunto abacial de Cluny se complementaba con las estancias consabidas que ya se han comentado, y que fueron ampliándose y multiplicándose con el paso de los años, hasta convertir a todo el conjunto monástico en un emporio abacial de tales dimensiones que de sus restos, queda hoy como residuo el pueblecito de Cluny.


http://papel3d.com/tienda/images/maquet ... s_0018.gif
Tablita
 
Mensajes: 89
Registrado: Mar Oct 04, 2011 11:42 pm

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Rocio Barbosa » Sab Sep 20, 2014 6:39 pm

DECADENCIA DE LA ORDEN
Edad Media: decadencia de la Iglesia.
En los primeros siglos del Medievo, el trabajo, la oración y la guerra definían la organización social. Los laboratores, con su trabajo proporcionaban los medios de subsistencia; los oratores, intercedían ante Dios; y los bellatores, protegían las ciudades y defienden las tierras de los invasores. En esta estructura social, el religioso era una figura indispensable, ya que tenía el monopolio sobre el rezo comunitario y se constituía en el vehículo a través del cual los laicos podían asegurarse la salvación.

En cambio, en el siglo IX, la iglesia empezó un proceso de decadencia debido a sus excesos y abusos: donaciones de tierras a los monasterios por los señores feudales para ganarse el cielo, compraventa de cargos espirituales, incumplimiento del celibato,… Por tanto, la Iglesia sufría un descrédito considerable. Carlomagno, rey franco y primer emperador de occidente, intentó en el siglo VIII frenar esta tendencia sometiendo a todos los monasterios a un mismo reglamento, el de san Benito. Tras Carlomagno, su hijo Luis el Piadoso recogió su testigo. Deseaba resucitar el espíritu benedictino e imponerlo como norma de obligado cumplimiento. No consiguió su objetivo.

La Orden de san Benito fue fundada por Benito de Nursia, que sigue la regla dictada por éste a principios del siglo VI para la abadía de Montecasino. Benito de Nursia es considerado Patrón de Europa ya que, contribuyó a la evangelización cristiana de Europa.

Es en el siglo X cuando la reforma se alzó con mayor determinación, para luchar contra la depravación y el desgaste espiritual de la Iglesia. Cluny fue fundada en 910 gracias a la cesión, por parte de Guillermo I de Aquitania, de las fértiles tierras del valle del Grosne, en la Borgoña francesa. La cesión se acompañaba de algo muy importante: el privilegio de exención, que establecía la independencia de la abadía respecto a los poderes feudales locales. Cluny estaba sometida únicamente a la autoridad papal y, dada la lejanía de ésta, en la práctica disfrutaba de total autonomía. Con la firme decisión de resucitar la tradición benedictina lejos de la sociedad civil, la orden de Cluny se convirtió en poco tiempo en epicentro de religiosidad y devoción.

La abadía que se construyó en un principio para dar cábida a una docena escasa de monjes, tuvo que triplicar sus dimensiones en apenas 200 años. Solo el templo, que fue reformado y ampliado hasta tres veces, llegó a contar con casi 200 metros de longitud y una altura de 30 metros, y aún sigue considerándose una de las obras cumbres del Románico.

Desde su nacimiento hasta su expansión durante los siglos XI y XII, la orden de Cluny hizo lo posible por implantar entre sus monjes el modo de vida austero que exigía la regla benedictina, el ora et labora, oración y trabajo. Sin embargo, a diferencia de la venidera del Cister, se consagró más al servicio divino que al trabajo manual. El trabajo manual lo fueron dejando en manos de los conversos, personal subalterno que se encargaba de velar por el cultivo de tierras del monasterio. Así, la orden podía priorizar las labores intelectuales y entregarse a la vida espiritual, que pivotaba entre el rezo comunitario y algunos ratos de tiempo libre para leer y reflexionar en soledad.

El rezo, que se desarrollaba en comunidad en la iglesia del monasterio, tenía lugar mediante oficios litúrgicos programados a determinadas horas del día y de la noche. Más o menos cada tres horas las campanas llamaban a plegaria. A medianoche, maitines; a las tres, laudes; a las seis, prima; a las nueve, tercia; a mediodía; sexta; a las tres de la tarde, nona; a las seis, vísperas; a las nueve de la noche, completas. El ritmo era tan exigente, que los monjes dormían con el hábito para no llegar tarde.

La abadía de Cluny fue un foco cultural de Occidente. Su biblioteca llegó a disputarse la primacía en Occidente con la de Montecasino, la primera de las abadías benedictinas. El centro borgoñés fue también uno de los principales vehículos de difusión del arte románico. Todo este enorme prestigio atrajo innumerables donativos, así como adeptos de la alta aristocracia, que tomaron los hábitos seducidos por la vida cómoda que se desarrollaba en sus dependencias. “La madera se volvió mármol, y la sencillez boato”.

A finales del siglo XI, Cluny era una potencia de tal magnitud que algunos devotos del espíritu primigenio abandonaron sus filas para entregarse a la oración en zonas más apartadas. El que había sido foco de luz de la Edad Media fue perdiendo poco a poco intensidad hasta verse superado por movimientos de reforma mucho más revolucionarios. En ese mismo siglo surgió la Orden del Cister de las propias filas cluniacenses que pedía una vuelta al ascetismo más radical. El Cister fue consideardo el último bastión de renovación monástica de la época medieval. Un modelo sobrio que, con los siglos, adquiriría un gran esplendor.http://historiayviajes.files.wordpress. ... .jpg?w=500
Rocio Barbosa
 
Mensajes: 9
Registrado: Sab Ago 02, 2014 9:34 am

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor ruizmaiquez » Mar Sep 23, 2014 7:40 am

Influencia de la Orden de Cluny en la España Medieval


La influencia de los monjes cluniacenses en España se puede clasificar en tres puntos esenciales:
Impulso del Camino de Santiago
Indudablemente, la Orden de Cluny fue uno de los principales motores de dinamización del Camino de Santiago.
Fiel a la regla benedictina, la abadía cluniacense se autoinvistió como difusora del cristianismo, sobre todo a lo largo del Camino. Desde ese punto de vista, resulta comprensible su interés por el Camino de Santiago, donde se fraguaban la Reconquista y la cristianización del sur musulmán.
También es posible que tal devoción jacobea se debiera en parte al anhelo de poder, ya que durante los siglos XI y XII, la orden duplicó sus propiedades gracias a las generosas donaciones realizadas por los monarcas hispanos. La orden de Cluny alzó monasterios, puentes, iglesias y hospitales, pero también recibió infinidad de edificios, tierras, prioratos y villas a través de decretos reales.

Abolición del rito mozárabe
Otra influencia de Cluny ejerció sobre la España cristiana del siglo XI fue el apoyo a Roma para la abolición del rito mozárabe y la reorganización eclesiástico-monástica.
Fundación de Monasterios
Cluny encontró en los reyes de León del siglo XI el apoyo necesario para el establecimiento o reforma de varios monasterios en Tierra de Campos.
Entre estos monasterios destacan San Zoilo en Carrión de los Condes, San Isidro de Dueñas (Palencia) y por supuesto, San Benito de Sahagún, que fue el monasterio más poderoso de ese periodo.
En estos tres monasterios se producen manifestaciones románicas valiosísimas.
De San Benito de Sahagún (Anteriormente llamado "San Facundo y Primitivo) se conserva la lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez más una Virgen procedente del tímpano de una portada que se exponen en el Museo Arqueológico Nacional.
San Isidro de Dueñas tiene una iglesia transformada que debió ser muy similar a San Martín de Frómista. Afortunadamente, la portada occidental se conserva bien.

Por último, en San Zoilo de Carrión de los Condes, se descubrió en 1993 una portada oculta de excelente calidad artística. Tiene cinco arquivoltas y cuatro columnas con capiteles relacionados con Jaca y San Isidoro de León.
ruizmaiquez
 
Mensajes: 4
Registrado: Mar Jul 29, 2014 4:42 pm

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Adrianajannet » Mar Sep 23, 2014 7:03 pm

Beato Eugenio III, Papa
8 de Julio
San Antonio lo señala como a "uno de los Pontífices más grandes y que más sufrieron". Nació en Montemagno, entre Pisa y Lucca. Después de ocupar un cargo en la curia episcopal de Pisa, ingresó en 1135 al monasterio cisterciense de Claraval. Tomó el nombre de Bernardo, y San Bernardo fue su superior en aquel monasterio. Cuando el Papa Inocencio II pidió que algunos cisterciences fuesen a Roma, San Bernardo envió a su homónimo como jefe de la expedición. Los cistercienses se establecieron en el convento de San Anastasio (Tre Fontane).

A la muerte del Papa Lucio II, en 1145, los cardenales eligieron para sucederle a Bernardo, el abad de San Anastasio. El nuevo Pontífice tomó el nombre de Eugenio y fue consagrado en la abadía de Farfa. En enero de 1147, aceptó con gusto la invitación que le hizo Luis VII de que fuese a predicar la cruzada en Francia. En la segunda cruzada no tuvieron buenos resultados. El Papa permaneció en Francia hasta que el clamor popular por el fracaso de la cruzada le hizo imposible permanecer más tiempo en ese lugar. Durante su estancia en aquel país, presidió los sínodos de París, Tréveris y Reims, que se ocuparon principalmente de promover la vida cristiana; también hizo cuanto pudo por reorganizar las escuelas de filosofía y teología. En mayo de 1148 el Pontífice volvió a Italia y excomulgó a Arnoldo de Brescia (quien en sus peores momentos presagiaba a los demagogos doctrinarios de épocas posteriores). San Bernardo dedicó al Sumo Pontífice su tratado ascético "De Consideratione", donde afirmaba que el Papa tenía como principal deber atender a las cosas espirituales y que no debía dejarse distraer demasiado por asuntos que corresponden a otros.

Eugenio III partió de Roma en el verano de 1150 y permaneció dos años y medio en la Campania, procurando obtener el apoyo del emperador Conrado III y de su sucesor, Federico Barbarroja.

El santo murió en Roma el 8 de julio de 1153. Su culto fue aprobado en 1872.


Sorry por error la puse en el tema 4
Adrianajannet
 
Mensajes: 10
Registrado: Vie Ago 01, 2014 10:22 am

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor wyseen » Dom Nov 09, 2014 9:36 pm

La Abadía de Cluny

Cluny representó el alma de una profunda renovación de la vida monástica, para reconducirla a su inspiración original, un movimiento de gran importancia en la Edad Media, que restauró la observancia de la Regla de San Benito con algunas adaptaciones ya introducidas por otros reformadores. Sobre todo se quiso garantizar el lugar fundamental que debe ocupar la Liturgia en la vida cristiana, pues los monjes estaban convencidos de que así participaban en la liturgia del Cielo.
Los monjes cluniacenses se dedicaban con amor y gran cuidado a: la celebración de las Horas Litúrgicas, al Canto de los Salmos, a Procesiones tan devotas como solemnes, la celebración de la Santa Misa, incrementaron el culto de la Virgen María, promovieron la música sacra, quisieron que la arquitectura y el arte contribuyeran a la belleza y a la solemnidad de los ritos, enriquecieron el calendario litúrgico de celebraciones especiales, por ejemplo, al principio de noviembre, la Conmemoración de los fieles difuntos, pues se sentían responsables de interceder ante el altar de Dios por los vivos y los difuntos, dado que muchísimos fieles les pedían con insistencia que se les recordara en la oración.

Para custodiar y alimentar este clima de oración, la regla cluniacense acentuó la importancia del silencio, a cuya disciplina los monjes se sometían de buen grado, convencidos de que la pureza de las virtudes, a las que aspiraban, requería un íntimo y constante recogimiento.

No sorprende que bien pronto, una fama de santidad envolviera el monasterio de Cluny, y que muchas otras comunidades monásticas decidieran seguir sus costumbres. Muchos príncipes y Papas pidieron a los abades de Cluny que difundieran su reforma, de modo que en poco tiempo se extendió una tupida red de monasterios ligados a Cluny, con una especie de afiliación carismática, un verdadero imperio monástico de prioratos autónomos pero sometidos al gobierno común del abad de Cluny. Se iba así dibujando una Europa del espíritu en las varias regiones de Francia, Italia, España, Alemania y Hungría. De este modo, hace mil años, cuando estaba en pleno desarrollo el proceso de formación de la identidad europea, la experiencia cluniacense, difundida en vastas regiones del continente europeo, ha aportado su contribución importante y preciosa.

Tras la gran expansión realizada en el siglo X, la Orden continuó desarrollándose durante el siglo XI y la primera mitad del siglo XII, ganando en organización al aplicar unos reglamentos muy precisos.


El éxito de Cluny fue asegurado ante todo por la elevada espiritualidad que allí se cultivaba, en contra posición por la relajación moral del clero secular y la baja estima del celibato, pero también por algunas otras condiciones que favorecieron su desarrollo. A diferencia de cuanto había sucedido hasta entonces, el monasterio de Cluny y las comunidades dependientes de él fueron reconocidas exentas de la jurisdicción de los obispos locales y sometidas directamente al Romano Pontífice, y gracias a su protección, los ideales de pureza y de fidelidad, de la reforma cluniacense pudieron difundirse rápidamente. Además, los abades eran elegidos sin injerencia alguna por parte de las autoridades civiles, a diferencia de lo que sucedía en otros lugares.

Los monasterios cluniacenses aportaron a la sociedad significativos beneficios: La caridad con los indigentes y los peregrinos necesitados; contribuyeron al desarrollo de la economía con el trabajo manual; no faltaron tampoco algunas típicas actividades culturales del monaquismo medieval, como las escuelas para niños, la puesta en marcha de bibliotecas, los scriptoria para la transcripción de los libros. En una época fuertemente marcada por la violencia y por el espíritu de venganza, no menos importantes fueron otras dos instituciones, típicas de la civilización medieval, promovidas por Cluny: las llamadas «treguas de Dios» se aseguraban largos periodos de no beligerancia, con ocasión de determinadas fiestas religiosas y de algunos periodos de la semana y la «paz de Dios» se pedía, bajo pena de una censura canónica, el respeto de las personas inermes y de los lugares sagrados. Así educó a un espíritu de paz e inspiró y favoreció iniciativas e instituciones para la promoción de los valores humanos.
wyseen
 
Mensajes: 77
Registrado: Mar Sep 29, 2009 1:33 am

Anterior

Volver a Rutas monásticas

¿Quién está conectado?

Usuarios registrados: Google [Bot]

Reportar anuncio inapropiado |
Reportar anuncio inapropiado |