3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor nataly14 » Mar Sep 02, 2014 10:42 pm

Disculpen he tenido problemas con el equipo. Estoy bastante interesada en el curso y estoy aprendiendo muchísimos.

LA ORDEN DE CLUNY
En el año 911 el rey Guillermo de Aquitania cede unos terrenos en Borgoña al monje Bernon para fundar un monasterio.

De esta forma comienza la andadura de una de las organizaciones más decisivas en la historia de Occidente: la Orden benedictina de Cluny.

Desde es primer momento fundacional la Orden de Cluny alcanza una absoluta independencia respecto de cualquier poder laico o eclesiástico.

Esta independencia temporal de la orden se debe a que el abad Bernon exigió el derecho de ser sólo tributario del Papado y responder de sus actos únicamente ante el Papa, lo que le permitió una gran cantidad de privilegios y de donaciones, saltándose la autoridad de señores laicos y obispos. Con tamaña libertad de acción, la abadía se involucró en decisiones de ámbito social, político, económico e incluso militar en los distintos reinos europeos.

Brazo del crucero del monasterio de Cluny El otro factor que permitió el engrandecimiento de la Orden de Cluny fue el acierto de crear una estructura orgánica centralizadora, frente a la habitual dispersión y disgregación que los monasterios benedictinos habían tenido hasta entonces. Esto sólo fue posible gracias a la "inmunidad" internacional frente a reyes y nobles que la dependencia papal le había conferido.

El siglo XI fue el de máximo esplendor para la Orden, y en ello intervino la extrema longevidad y estabilidad de los mandatos de dos abades que abarcaron todo el siglo XI. Nos referimos al abad Odilón (994-1049) y a Hugo el Grande (1049-1109)

En este lapso de máximo desarrollo, la abadía de Cluny llegó a contar entre 400 y 700 monjes, y extendía su absoluto poder sobre 850 casas en Francia, 109 en Alemania, 52 en Italia, 43 en Gran Bretaña y 23 en la Península Ibérica, agrupando a más de 10.000 monjes, sin contar su innumerable personal subalterno.

Los principales aspectos organizativos, políticos y religiosos de los "monjes negros" se pueden resumir en los siguientes puntos:

Vasallaje exclusivo a Roma y defensa de su primacía moral
Predominio de una férrea estructura jerárquica piramidal entre prioratos, abadías subordinadas y abadías afiliadas.
Organización feudal interna y apoyo a la sociedad feudal de la época, manteniendo buenas relaciones con nobles y obispos (a pesar de su inmunidad frente a ellos)
Intensificación decisiva de la clericalización del monacato. Cluny multiplicó el número de sacerdotes entre sus miembros.
Predominio en la vida monástica del rezo litúrgico y la celebración coral de la eucaristía, frente a los trabajos físicos que eran irrelevantes, y que eran realizados por personal subalterno.
Conservación y difusión de la cultura gracias a labor de sus scriptoria donde se realizaban permanentemente copia de manuscritos.


La crisis de la Orden de Cluny llega en las primeras décadas del siglo XII. Las razones del declive de la Orden en estos años se puede resumir en:

Excesiva rigidez de su propia estructura que impedía la más mínima flexibilidad entre las distintas casas, paralizando así a toda la orden.
Incorporación masiva de nobles sin vocación para beneficiarse de los privilegios y comodidades de la vida monástica. Ello llevó a una progresiva relajación de costumbres.
Progresiva orientación -durante el siglo XII- del monaquismo occidental hacia aspectos eremíticos y ascéticos, lo que influyó en el nacimiento de las nuevas órdenes, como la del Císter.
Influencia de la Orden de Cluny en la España Medieval

La influencia de los monjes cluniacenses en España se puede clasificar en tres puntos esenciales:

Impulso del Camino de Santiago

Indudablemente, la Orden de Cluny fue uno de los principales motores de dinamización del Camino de Santiago.

Fiel a la regla benedictina, la abadía cluniacense se autoinvistió como difusora del cristianismo, sobre todo a lo largo del Camino. Desde ese punto de vista, resulta comprensible su interés por el Camino de Santiago, donde se fraguaban la Reconquista y la cristianización del sur musulmán.

También es posible que tal devoción jacobea se debiera en parte al anhelo de poder, ya que durante los siglos XI y XII, la orden duplicó sus propiedades gracias a las generosas donaciones realizadas por los monarcas hispanos. La orden de Cluny alzó monasterios, puentes, iglesias y hospitales, pero también recibió infinidad de edificios, tierras, prioratos y villas a través de decretos reales.

Abolición del rito mozárabe

Tímpano de la portada del Monasterio de San Benito de SahagúnOtra influencia de Cluny ejerció sobre la España cristiana del siglo XI fue el apoyo a Roma para la abolición del rito mozárabe y la reorganización eclesiástico-monástica.

Fundación de Monasterios
Cluny encontró en los reyes de León del siglo XI el apoyo necesario para el establecimiento o reforma de varios monasterios en Tierra de Campos.

Entre estos monasterios destacan San Zoilo en Carrión de los Condes, San Isidro de Dueñas (Palencia) y por supuesto, San Benito de Sahagún, que fue el monasterio más poderoso de ese periodo.

En estos tres monasterios se producen manifestaciones románicas valiosísimas.

De San Benito de Sahagún (Anteriormente llamado "San Facundo y Primitivo) se conserva la lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez más una Virgen procedente del tímpano de una portada que se exponen en el Museo Arqueológico Nacional.

San Isidro de Dueñas tiene una iglesia transformada que debió ser muy similar a San Martín de Frómista. Afortunadamente, la portada occidental se conserva bien.

Portada del Monasterio cluniacense de San Isidro de Dueñas

Por último, en San Zoilo de Carrión de los Condes, se descubrió en 1993 una portada oculta de excelente calidad artística. Tiene cinco arquivoltas y cuatro columnas con capiteles relacionados con Jaca y San Isidoro de León.

Cluny y el románico

En el año 910 se comienza la construcción del primer templo de Cluny, denominada "Cluny I" que fue consagrada en el año 927. Debió ser un edificio de estilo otoniano.

Años más tarde se acomete la segunda obra del Monasterio de Cluny ("Cluny II") que es consagrada en el año 981 y que fue abovedada en 1010.

Se ha podido reconstruir la distribución interior del templo por el reflejo que dejó en varios edificios cluniacenses, principalmente de la zona suiza.

Se trataba de una iglesia sin pórtico, sólo con una especie de atrio abierto con galerías porticadas.

Por este atrio se accedía a la iglesia, que tenía tres naves, seguramente separadas por pilares de sección circular.

Había un crucero destacado en planta y una cabecera muy compartimentada con siete capillas en torno a la cabecera. El presbiterio estaba dividido en tres naves. Tenía dos torres a los pies y otra en el crucero, seguramente con influencia decorativa lombarda.

A finales del siglo XI aparece la necesidad no sólo de ampliar la iglesia de Cluny II sino también el resto de dependencias del recinto.

Entre 1088 y 1118 se edificó una nueva inmensa iglesia, "Cluny III", pero durante su construcción, Cluny II sigue en funcionamiento hasta su desaparición casi por completo para ampliar el claustro.

La construcción fue financiada por el rey de Inglaterra y el rey Alfonso VI de Castilla Y León, hecho favorece que la orden se extienda rápidamente en la Península.

Cluny III, fue expropiada, vendida y estúpidamente derribada a comienzos del siglo XIX, salvo algunos fragmentos del crucero,
indudablemente se puede considerar como una de las obras cumbres del románico europeo.

Cluny III era un enorme templo de casi 200 metros de longitud. Tenía un pórtico de tres naves precedido por dos torres. Desde este pórtico se accedía a la iglesia de cinco naves de gran altura, dos cruceros con dos capillas. La cabecera tenía una girola y cinco absidiolos. El crucero más cercano a la nave era más alto, largo y ancho. Tenían un gran número de ventanas, especialmente en la cabecera. No hay tribuna, pero se empiezan a utilizar los arbotantes. Tenía decoración de arquillos lombardos.

Parece que en el gran edificio de Cluny III influyeron algunos edificios, tales como:

Charité Sur Loire
Se comienza hacia el 1080 y se concluye en el 1135. Tiene cinco naves. La articulación del muro era de tres pisos: arcadas, triforio ciego y ventanas (no hay tribuna). También tenía una girola con absidiolos, y sólo 3 torres.

Saint Etienne de Nevers
Se construyó entre el 1063 y el 1097. Tiene tres naves, girola con tres absidiolos y transepto marcado en planta. La articulación del muro también tiene tres pisos: arcos, tribuna y ventanas (similar a las iglesias de peregrinación). La cubrición era la característica del románico: en la nave central cañón, en las laterales arista y en la tribuna cuarto de cañón. Toda la iglesia destaca por su perfecta sillería.

Por su parte, Cluny III influyó arquitectónicamente en algunos edificios románicos de Borgoña, donde el visitante puede hacerse una idea aproximada de cómo era la última iglesia abacial cluniacense:

Saint Benît Sur Loire
Iglesia de tres naves con un solo crucero y un presbiterio muy profundo con girola. Es una iglesia ad triangulum. Tiene una sólo una torre en el cimborrio. Articulación del muro en tres pisos: arcadas, triforio ciego muy alto y ventanas. Está precedida por una torre pórtico.

Paray-Le-Monial
Fue una fundación directa de Hugo el Grande, promotor de las obras de Cluny III. Es el mejor ejemplo de cómo debía ser Cluny III.

Edificio con tres torres, dos a los pies, entre las que se desarrolla un pórtico. La cabecera también tiene girola, con tres absidiolos, y una capilla en cada brazo del crucero, que destaca en planta.

Esta iglesia forma un juego de volúmenes muy marcado y se ilumina con numerosas ventanas.

Paray-Le-Monial, iglesia similar a Cluny III

Utiliza arcos apuntados y está cubierta por bóveda de cañón apuntado. La articulación del muro es igual a la que debía haber en Cluny: piso de arcadas (con arcos apuntados), triforio ciego (tres arcos ciegos por cada arcada) y piso de ventanas.

El triforio de las naves se convierte en una galería en la cabecera. Los pilares son compuestos con columnas embebidas y pilastras con acanaladuras de tipo clásico adosadas, que también se daba en Cluny.
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Gar » Mié Sep 03, 2014 4:09 am

Resulta comprensible el interés de Cluny por el Camino de Santiago, donde se fraguaban la Reconquista de la Península Ibérica y la cristianización del sur musulmán.
Desde el siglo IX, el hallazgo de “las reliquias del apóstol”, difundido por Carlomagno que veía un modo de defender sus fronteras de la presión musulmana, hizo de Compostela - en el extremo Oeste europeo- un centro de peregrinaje. Pero el verdadero apogeo de la peregrinación jacobea, se produce, cuando la orden cluniacense, convierte el Camino de Santiago en el principal eje de difusión de sus ideas. Esta pasión fundadora de "los Monjes Negros" es el factor determinante en la dinamización de la peregrinación a Jacobea.
Una labor apoyada por los monarcas peninsulares, en su deseo de romper con el aislamiento con el resto de la Cristiandad, y establecer lazos dinásticos, culturales y religiosos.
Los reyes de León, de Castilla y de Navarra, favorecerán en todo lo posible la constitución y proyección de la red de monasterios cluniacenses en el norte de España y singularmente alrededor del Camino. Gracias a las generosas donaciones realizadas por los monarcas hispanos en tierras, prioratos y villas, la orden de Cluny alzó, puentes, hospitales iglesias y monasterios, como San Zoilo en Carrión de los Condes, San Isidro de Dueñas (Palencia) San Benito en Sahagún. En el siglo XII los religiosos vinculados a Cluny, elaboraron el Códice Calixtino y la Historia Compostelana.

Fuente: http://caminofrancesdesantiago.blogspot ... tiago.html
Gar
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor AMunozF » Mié Sep 03, 2014 2:52 pm

-----------------------------------ARMAND-JEAN DU PLESSIS DE RICHELIEU-------------------------------------


Imagen...◄ CARDENAL RICHELIEU - Philippe de Champaigne

Cardenal, hombre de estado francés, nacido en París, 5 de septiembre de 1585; muerto allí el 4 de diciembre de 1642. Al principio, intentó seguir la carrera militar pero cuando en 1605 su hermano Alfredo renunció al obispado de Luçon y se retiró a la Gran Cartuja, Richelieu consiguió la sede de Enrique IV y se retiró al campo para empezar sus estudios teológicos bajo la dirección del Obispo Cospean de Aire. Fue consagrado obispo el 16 de abril de 1607; no tenía todavía veintidós años de edad, aunque el Breve de Pablo V del 19 de diciembre de 1606, en el que se anunciaba su nombramiento, contenía la declaración: “in vigésimo tertio aetatis anno tantum constitutus”. Mgr. Lacroix, el historiador de la juventud de Richelieu, cree que en un viaje realizado a Roma a finales de 1606, Richelieu mintió al Papa sobre su edad, pero el incidente permanece todavía poco claro. En su diócesis, Richelieu mostró un gran celo por la conversión de los protestantes y designó a los oratianos y a los capuchinos para que realizaran misiones en todas las parroquias.

Richelieu representó al clero de Poitou en los Estados Generales de 1614, donde comenzó su carrera política. Aquí fue el portavoz de la Iglesia, y en un célebre discurso pidió que se convocara a los obispos y prelados a los consejos reales, que se prohibiera la distribución de beneficios eclesiásticos a los laicos, que la Iglesia quedara exenta de la tributación, que los protestantes que usurpaban iglesias o que tenían a sus correligionarios enterrados en ellas fueran castigados, y que los Decretos del Concilio de Trento fuera promulgados por toda Francia. Concluyó asegurando al joven rey Luis XIII que el deseo del clero era que el poder real estuviera tan afianzado que pudiera ser “comme un ferme rocher que brise tout ce qui le heurte” (como roca firme que rompe todo lo que se le opone).

Richelieu fue nombrado secretario de estado el 30 de noviembre de 1616, pero después del asesinato del favorito de María de Médicis, Concini, fue obligado a abandonar el ministerio y acompañar a la Reina Madre a Blois. Para escapar de las intrigas políticas que le perseguían se retiró en junio de 1617 al priorato de Coussay y durante este tiempo de ocio provocado por su desgracia publicó en octubre del mismo año (fecha confirmada por Mgr. Lacroix) su “Les principaux points de la foi de l`eglise catholique, défendus contre l’ecrit adressé au roi par les quatre ministres de Charenton”; después de leer este libro, siglo y medio más tarde, Jacques de Coras, pastor protestante de Tonneins, se convirtió al catolicismo. Richelieu continuaba siendo a los ojos del rey un enemigo de su poder; el Capuchino Leclerc du Tremblay, nunca consiguió del todo justificarlo ante la opinión del rey. Para desarmar sospechas, Richelieu pidió al rey que nombrara un lugar de exilio, y, por orden suya, marchó en 1618 a Avignon, donde estuvo casi un año y donde compuso un catecismo que se hizo celebre bajo el nombre de “Instruction du chrétien”. Este libro, destinado a ser leído cada domingo en todas las parroquias durante el sermón, constituyó una verdadera bendición en una época en la que la ignorancia religiosa era el principal mal. Cuando María de Médicis se escapó de Blois en 1619, Richelieu fue seleccionado por el ministro Luynes para negociar la paz entre Luis XIII y su madre. Por el Breve de 3 de noviembre de 1622 fue nombrado cardenal por Gregorio XV. El 19 de abril de 1624 reingresó en el Consejo de Ministros, y el 12 de agosto de 1624 fue nombrado su presidente. La política de Richelieu puede ser reducida a dos ideas principales: la unificación interna de Francia y la oposición a la Casa de Austria. En el interior tuvo que luchar con constantes conspiraciones en la que estuvieron involucrados María de Médicis, la Reina Ana de Austria, Gastón de Orleáns (hermano del rey) y los nobles más importantes de la corte. Las ejecuciones de Marillac (1632), Montmorency (1632), Cinq-Mars y la de Thou (1642) intimidaron a los enemigos del cardenal. También tuvo que luchar contra los protestantes que estaban constituyendo un estado dentro del estado. La rendición de La Rochela y la paz de Alais (28 de junio de 1629) aniquilaron el protestantismo como partido político.


Imagen...◄ MARÍA DE MEDICIS

La política exterior de Richelieu se caracterizaba por su audacia en establecer alianzas con los protestantes extranjeros. En varias ocasiones fueron sus aliados los Grisones, Suecia, los Príncipes Protestantes de Alemania, y Bernardo de Sajonia-Weimar. Los tratados favorables firmados por Mazarino fueron el resultado de la política de Richelieu de alianza con los protestantes, una política que fue severamente criticada por algunos católicos. A finales de 1625, cuando Richelieu se preparaba para devolver la Valtelina a los protestantes grisones, los partidarios de España le denominaron “el Cardenal de los Hugonotes”, y aparecieron dos panfletos contra él, atribuidos a los jesuitas Eudemon Joannes y Jean Séller, panfletos que él ordenó quemar. Sin embargo, las hostilidades continuaron hasta que finalmente el confesor del rey se opuso a la política exterior del cardenal. Tuvo lugar una acontecimiento de gran importancia sobre el cual han arrojado nueva luz recientes investigaciones del P. De Rochemonteix en los archivos de la Compañía de Jesús. El P. Caussin, autor de “La santa corte”, y jesuita al que Richelieu, el 25 de marzo de 1636, había nombrado confesor real, intentó utilizar contra el cardenal la influencia de Mll. de La Fayette, dama por la que el rey había sentido una cierta veneración y que había ingresado en un convento. El 8 diciembre de 1637, el P. Caussin, en una solemne entrevista, le recordó al monarca sus obligaciones hacia su esposa, Ana de Austria, hacia la que se mostraba demasiado indiferente; le rogó que permitiera a su madre, María de Médicis, regresar a Francia; y le señaló los peligros que para el catolicismo podrían surgir por medio de la alianza de Richelieu con los turcos y los príncipes protestantes de Alemania. Después de esta entrevista Caussin le dio la Comunión y le dirigió un magnífico sermón en que le rogaba que obedeciera sus instrucciones. Richelieu creía que el confesor del rey debería ocuparse únicamente de “dar absoluciones”, consecuentemente, el 10 de diciembre de 1637, el P. Caussin fue cesado y exiliado a Rennes, y su sucesor, el P. Jacques Sirmond, célebre por sus conocimientos históricos, fue obligado a prometer que si veía “cualquier cosa censurable en la conducta del estado” informaría de ello al cardenal y que no trataría de influir en la conciencia del monarca. Sin embargo, los temores del P. Caussin sobre la política exterior de Richelieu no eran compartidos por todos sus hermanos. El P. Lallemand, por ejemplo, afirmó era imprudente o precipitado culpar al rey de la alianza política con los príncipes protestantes, alianza que había sido hecha solamente después del fracasado intento de establecer una con Baviera y los príncipes católicos de Alemania.

No puede negarse que Richelieu estaba dominado por sentimientos religiosos. Fue él quien en febrero de 1638, impulsó la declaración por la que Luis XIII consagró el Reino de Francia a la Virgen María; en el ministerio se rodeo de sacerdotes y religiosos; empleó como general al Cardenal de la Valette; como almirante a Sourdis, arzobispo de Burdeos; y a Berulle como diplomático; como ayudante principal tenía a Leclerc du Tremblay. El mismo designó a Mazarino como su sucesor. Tenía un elevado concepto de la dignidad sacerdotal, estaba continuamente protestando contra las intrusiones de los parlamentos en la jurisdicción de la Iglesia, y aconsejaba al rey que eligiera como obispos solamente a aquellos que “hubieran pasado después de sus estudios un tiempo considerable en los seminarios, lugares que fueron creados para el estudio de las funciones eclesiásticas”. Quiso obligar a los obispos a residir en su diócesis para fundar seminarios en ellas y para visitar sus parroquias. Alentó los esfuerzos de San Vicente de Paúl para inducir a los obispos a establecer los “exercises des ordinants”, retiros en los que los jóvenes clérigos se preparaban ellos mismos para el sacerdocio. Richelieu previó los peligros que el naciente Jansenismo iba a suponer para la Iglesia. Las doctrinas de Saint-Cyran sobre la constitución de la Iglesia, sus puntos de vista sobre la organización de la “gran República Cristiana”, sus lazos con Jansenius (que en 1635 había compuesto un violento panfleto contra Francia bajo el nombre de Mars gallicus) y la forma en que se opuso a la nulidad del matrimonio de Gastón de Orleáns, atrajeron sobre él las sospechas del Cardenal. Después de arrestarlo el 14 de mayo de 1638, Richelieu dijo que “si Calvino y Lutero hubieran sido confinados antes de comenzar a dogmatizar, los estados se habría ahorrado muchos problemas”. Dos meses después, Richelieu obligó a separarse a los solitarios de Port Royal des Champs; algunos fueron enviados a París, otros a Ferte-Milon. Saint Cyran permaneció en la prisión de Vincennes hasta la muerte del cardenal. Con la ayuda del benedictino Gregoire Tarisse, Richelieu se aplicó en persona, con seriedad, a la reforma de los benedictinos. En 1627 fue nombrado coadjutor del Abad de Cluny, y en 1629, Abad; llamó para este monasterio a los benedictinos Reformados de Saint Vannes. Se proponía fundir las congregaciones de Saint Vannes y Saint Mur en un solo cuerpo, del cual él habría sido superior. Solamente se había llevado a cabo la mitad de este proyecto, pese a todo, cuando en 1636 consiguió unir la Orden de Cluny a la Congregación de Saint Maur. Desde 1622 Richelieu fue Rector (proviseur) de la Sorbona y, en virtud de este cargo, decano de la Asociación de Doctores de la Sorbona. Reconstruyó por entero la Sorbona entre 1626 y 1629, y entre 1635 y 1642 edificó la iglesia de la Sorbona, en la que está enterrado.

Sobre la cuestión de las relaciones entre el poder temporal y espiritual, Richelieu profesaba la doctrina denominada Duvalismo por el teólogo Duval, quien admitía al mismo tiempo el poder supremo del Papa y el poder supremo del rey, así como el origen divino de ambos. En las desavenencias entre Roma y los Galicanos, actuaba con mucha frecuencia como mediador. Cuando en 1626 apareció en París un libro del jesuita Sanctarel en el que se afirmaba el derecho de los papas a deponer reyes por malos actos, herejía o incapacidad, el libro fue quemado en la Plaza de Greve. El Padre Coton y los tres superiores de las casas de los Jesuitas comparecieron ante el Parlamento, y fueron obligados a repudiar el libro. Los enemigos de los jesuitas deseaban crear inmediatamente nuevos disturbios con motivo de la publicación de la “Somme theologique des vérités apostoliques capitales de la religión chrétienne”, del Padre Garasse, pero Richelieu se opuso a que continuase la agitación. Sin embargo, esta se renovó a finales de 1626 debido a las tesis del dominico Têtefort, quien mantenía que los Decretales formaban parte de la Escritura. Richelieu nuevamente se esforzó por calmar los ánimos, y en un discurso (si bien seguía afirmando que el rey recibía su reino solamente de Dios) declaraba que “el rey no puede establecer un artículo de fe hasta que este artículo haya sido así declarado por la Iglesia en sus concilios ecuménicos”. Por consiguiente, Richelieu dio satisfacción al papa cuando el 7 de diciembre de 1629 obtuvo la retractación del galicano Edmond Richer, síndico de la facultad de teología, que sometió su libro “La puissance ecclesiatique et politique” a la autoridad del Papa. Sin embargo, nueve años después las luchas de Richelieu contra la resistencia ofrecida por el clero francés a las contribuciones le llevaron a adoptar una actitud más claramente galicana. Opuesto a las teorías que había mantenido en su discurso de 1614, consideraba, ahora que era ministro, que las necesidades del estado constituían un caso de fuerza mayor que obligaría al clero a someterse a todas las exigencias fiscales del poder civil. En 1625, la asamblea del clero, cansada de las incesantes exigencias de dinero por parte del gobierno, decretó que ningún delegado podía votar subsidios sin haber recibido primero plenos poderes sobre la materia; Richelieu, rebatiendo este principio, declaró que las necesidades del estado eran inminentes, mientras que las de la Iglesia eran imaginarias y arbitrarias.


Imagen...◄ PAPA URBANO VIII

En 1638 la pugna entre el Estado y el clero sobre el asunto de los impuestos alcanzó su punto crítico, y Richelieu, para apoyar sus reclamaciones, requirió la ayuda de los hermanos Pierre y Jacques Dupuy, que a mediados de 1638 publicaron “les libertes de l’eglise gallicane”. Este libro establecía la independencia de la Iglesia Galicana en oposición a Roma reduciéndola a una subordinación servil hacia el poder temporal. El clero y el nuncio protestaron; dieciocho obispos reunidos en la casa del Cardenal de la Rouchefoucauld denunciaron a sus compañeros esta “obra del demonio”. Richelieu entonces agravó sus exigencias fiscales respecto al clero; un edicto de 16 de abril de 1639 estipulaba que los eclesiásticos y las comunidades religiosas quedaban incapacitadas para poseer propiedades territoriales en Francia, y que el rey podía obligarles a cederle sus posesiones y unirlas a sus dominios, pero que les permitiría retener las que tenían en consideración de ciertas indemnizaciones que serían calculadas retrocediendo al año 1525. En octubre de 1639, tras el asesinato de un lacayo del Mariscal d’Estress, el embajador francés, este declaró que se había violado el derecho de gentes. Richelieu se negó a recibir al nuncio (octubre de 1639); un decreto del Consejo Real del 22 de diciembre restringía la autoridad de los Breves pontificios, e incluso el canonista Marca propuso romper el Concordato y convocar un concilio nacional en el que se nombraría a Richelieu patriarca. Precisamente en aquella fecha, Richelieu tenía toda una serie de quejas contra Roma: Urbano VIII había rehusado de forma sucesiva su nombramiento como Legado de la Santa Sede, Legado de Aviñón, y coadjutor del Obispo de Treveris; había rechazado la púrpura para el Padre José, y se había opuesto a la nulidad del matrimonio de Gastón de Orleáns. Sin embargo y pese a estar furioso, Richelieu no deseaba llevar las cosas al extremo. Después de un cierto número de polémicas sobre el asunto de las contribuciones que debía pagar el clero, la asamblea eclesiástica de Mantes en 1641 concertó con el gobierno (el cual quedó así satisfecho) la cantidad de cinco millones y medio, y Richelieu para restablecer la tranquilidad, aceptó la dedicatoria del libro de Marca “La concorde du sacerdoce et de l’empire”, en el que algunas excepciones se llevaron al libro de Dupuy. Al mismo tiempo, el envío de Mazarino como agente diplomático a Francia por Urbano VIII y la concesión a este del capelo cardenalicio, pusieron término a las diferencias entre Richelieu y la Santa Sede.

En conjunto, la política de Richelieu consistió en mantener un término medio entre el Galicanismo parlamentario y los Ultramontanos. “En tales asuntos”, escribía en su testamento político, “uno no debe fiarse ni de los cortesanos que habitualmente miden el poder del rey por el aspecto de su corona, la cual al ser redonda, no tiene término, ni de aquellos que por los excesos de un celo indiscreto, se proclaman ellos mismos abiertamente partidarios de Roma”. Uno puede creer que el libro de Pierre de Marca fue inspirado por él y que reproduce su pensamiento. Según el libro, las libertades de la Iglesia Galicana tienen dos fundamentos: (1) el reconocimiento de la primacía y de la autoridad soberana de la Iglesia de Roma, una primacía que consiste en el derecho de promulgar leyes generales, de juzgar sin apelación y no ser juzgada ni por obispos ni por concilios; (2) el derecho soberano de los reyes que no reconoce instancia superior en los asuntos temporales. Hay que destacar que Marca no sitúa los fundamentos de las libertades Galicanas en la supremacía del concilio sobre el Papa. En 1636 Richelieu fundó la Academia Francesa. Tenía grandes pretensiones literarias y se representaron muchas piezas mediocres en un teatro de su propiedad. Con una terquedad inexplicable hoy en día, Voltaire, con cierta insensatez, negó que el “Testamento político” de Richelieu fuera auténtico; las investigaciones de M. Hanotaux han probado su autenticidad y otorgado el valor adecuado a capítulos tales como el denominado “El consejo del Príncipe”, en el que Richelieu, afirma M. Hanotaux, “ha puesto toda su alma y genio”

BIBLIOGRAFÍA

Junto a las obras que aparecen en los artículos LECLERC DU TREMBLAY y MARIA DE' MEDICI se pueden consultar los siguientes trabajos: Maximes d'etat et fragments politiques du cardinal de Richelieu, ed. HANTAUX (Paris, 1880); Lettres, instructions diplomatiques et papiers d'etat du cardinal de Richelieu, ed. AVERNEL (8 vols., Paris, 1853-77); Memoires du cardinal de Richelieu, ed. HORRIC DE BEAUCAIRE, I (Paris, 1908); LAIR, LAVOLLEE, BRUEL, GABRIEL DE MUN, and LECESTRE, Rapports et notices sur l'edition des Memoires du cardinal de Richelieu preparee pour la societe de l'histoire de France (3 fasc., Paris, 1905-07); HANOTAUX, Hist. du cardinal de Richelieu (2 tomes in 3 vols., Paris, 1893-1903), que alcanza hasta el año 1624; CAILLET, L'Administration en France sous le ministere du cardinal de Richelieu (2 vols., Paris, 1863); D'AVENEL, Richelieu et la monarchie absolue (4 vols., Paris, 1880-7); IDEM, La noblesse francaise sous Richelieu (Paris, 1901); IDEM, Pretres, soldats et juges sous Richelieu (Paris, 1907); LACROIX, Richelieu a Lucon, sa jeunese, son episcopat (Paris, 1890); GELEY, Fancan et la politique de Richelieu de 1617 a 1627 (Paris, 1884); DE ROCHEMONTEIX, Nicholaus Caussin, confesseur de Louis XIII, et le cardinal de Richelieu (Paris, 1911); PERRAUD, Le cardinal de Richelieu eveque, theologien et protecteur des lettres (Autun, 1882); VALENTIN, Cardinalis Richelieu scriptor ecclesiasticus (Toulouse, 1900); LODGE, Richelieu (London, 1896); PERKINS, Richelieu and the Growth of French Power (New York, 1900).

Fuente | Autor : ENCICLOPEDIA CATÓLICA | GEORGES GOYAU | Transcrito por Michael T. Barrett Dedicado a Peter y a Kelley Bock | Traducido por Daniel Gutiérrez Carreras

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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor glenda najera » Mié Sep 03, 2014 10:38 pm

Noches poniéndome al día
en esta ocasión decidí investigar sobre
EL CANTO GREGORIANO
el Papa Gregorio I( 590-604) recopilo y organizo una serie de cantos romanos,a los cuales los estableció como obligatorios dentro de la liturgia cristiana. el canto gregoriano fue escrito en tetragramas osea 4 líneas, es homófono, quiere decir que todos cantan a misma melodía al unísono.
Es una música fluida y melódica, con ritmo libre no sujeto a medida o compás.
Es una música puramente vocal. En su origen no emplea ningún acompañamiento instrumental; poco a poco se va a utilizar el órgano.
Es monódica, esto es, a una sola voz. Todos los cantantes interpretan lo mismo y a la vez (no hay polifonía).
Es una música diatónica, según el sistema de modos.
Es oración cantada. Música religiosa pura. Su sentido pleno está en expresar el texto religioso al que sirve. Textos que están en latín, que era "lengua oficial" del cristianismo occidental (aunque ya se estaban desarrollando las lenguas románicas y germánicas; el latín ya no era lengua del pueblo).
Para poder escribirlo se usan signos a los que se llaman"neumas" ya que indican la dirección de la melodía ( ascendente y descendente). La melodía del canto puede ser melsmática y se puede interpretar por solista por el sacerdote o bien alternar con el coro.
espero sirva de algo esta información :)
glenda najera
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor helohy » Jue Sep 04, 2014 12:03 am

hola a todos estoy un poco retrasada con nuestro recorrido pero aqui les comparto un poco de mi investigacion
Nacido alrededor de 745-750; fallecido en Cornelimünster, el 11 de febrero de 821. Benito, originalmente conocido como Witiza, hijo del Godo Aigulf, Conde de Maguelone en el sur de Francia, fue educado en la corte franca de Pepino, y entró en el servicio real. Tomó parte en la campaña Italiana de Carlomagno (773), después de lo cual dejó a su real señor para entrar a la vida religiosa, y fue recibido en el monasterio de San Sequanus (Saint –Seine). Se entregó muy celosamente a prácticas de ascetismo, y comprendió el valor de la Regla de San Benito como el mejor fundamento para la vida monástica.

Al volver a su hogar en 779, estableció en sus propias tierras, cerca del pequeño río de Aniane, un nuevo establecimiento monástico, que pronto se transformó en un gran monasterio, bajo el nombre de Aniane y se convirtió en el modelo y centro de la reforma monástica en Francia, introducida por Luis el Piadoso. El principal consejero del Emperador fue Benito, y la adopción generalizada de la Regla de San Benito en los monasterios del Imperio fue el paso más importante hacia la reforma. Benito tomó parte prominente en los sínodos realizados en Aquisgrán en 816 y 817, cuyos resultados se materializaron en las importantes prescripciones para la restauración de la disciplina monástica, fechadas el 10 de julio de 817; fue el entusiasta líder de esas asambleas, y él mismo reformó muchos monasterios bajo los lineamientos establecidos en las ordenanzas allí promulgadas. Con el objeto de tenerlo en cercanía de la residencia real, Luis había fundado, en el Inde, un arroyo cercano a Aquisgrán, la Abadía de Cornelimünster, la que sería un ejemplo para todas las otras abadías, y estaría bajo la guía de Benito.

En la controversia dogmática sobre el adopcionismo, bajo el liderazgo de Félix de Urgel, Benito tomó partido por la ortodoxia. Para promocionar las reformas monásticas, recopiló una colección de reglas monásticas. Uno de sus alumnos, el monje Ardo, escribió la biografía del gran abad.
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor helohy » Jue Sep 04, 2014 12:19 am

helohy
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Derik » Jue Sep 04, 2014 12:27 am

La orden del Cluny se diferencia específicamente de la norma Benedictina en

1. La estructura organizacional.
Como se vio en una sesión anterior, los benedictinos no tienen una estructura formal, sino que cada monasterio es autónomo, aunque luego se adaptó una comunicación entre los monasterios. En cambio, la orden del Cluny tiene una estructura jerárquica, en forma de federación. Existe un monasterio que sirve de cabeza y el abad tiene funciones de jerarca de toda la orden. Las casas subsidiarias, no se consideran monasterios, sino prioratos y por lo tanto no tienen un abad, sino un prior, que se puede considerar delegado y por lo tanto responde a la cabeza. Todos los priores se reúnen una vez al año para las tareas administrativas y entregar reportes.

2. La prohibición de tener tierra por servicios feudales.
Una importante características de los monasterios de Cluny era que no estaban atados a los poderes civiles de la época. Esta independencia es importante, ya que la Europa de los siglos X y XI estaba fragmentada. Por otro lado, la Iglesia estaba en un periodo de crisis, derivado de la crisis del imperio Carolingio. Se dice que el papa no podía defender los estados pontificios sin la ayuda de los emperadores carolingios, pero por otro lado, esta dinastía se estaba debilitando. Los priores del Cluny sin embargo cultivaron relaciones de trabajo con los señores feudales, y llegaron a ser consejeros, también fueron nombrados obispos.

3. Tener la liturgia como la principal forma de trabajo.
En los monasterios benedictinos, los monjes dedicaban horas de trabajo físico, por ejemplo en la jardinería, para cultivar sus propios alimentos. De esta manera los benedictinos eran autosostenibles en la parte alimentaria. En contraste, la orden del Cluny permite que sus monjes se dediquen por entero a la oración, y a la liturgia. El trabajo físico se delega en manos de administradores y trabajadores. Bajo esta organización, la orden llegó a ser opulenta en el sentido financiero. Los monjes se vestían con el mejor lino, sus comidas eran lujosas, en contraste con la sencillez de los alimentos benedictinos. A semejanza de los benedictinos, la pobreza no aplicaba a los edificios ni a la ornamentación de los objetos litúrgicos, de manera que se usaban casullas de seda, cálices de oro con gemas preciosas, etc.
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor sorines » Jue Sep 04, 2014 8:27 pm

La Trapa.

Los monjes trapenses pertenecen a la familia monástica, que siguen a Cristo según la Regla de San Benito en el siglo VI, pero siguen la interpretación de la reforma cisterciense del siglo XIII. Este movimiento de renovación y reforma comenzó en el 1098. Esta comenzó con la fundación del monasterio de Cister, cerca de Dijon en Francia.

Imagen Imagen

El nombre latino de Cister viene de Cistercium y los monasterios que salen de dicha reforma se nombran cistercienses. El movimiento cisterciense se extendió rápidamente a lo largo de Europa llegando a contar, en el siglo XIII, con más de 500 monasterios y fue impulsada, junto con otros miembros de su familia, por San Bernardo de Claraval (1090-1153) quien había entrado al monasterio cuando contaba con 22 años.

Imagen San Bernardo de Claraval

El nombre de Trapense viene de un segundo movimiento de reforma en la Orden, esta vez fue dentro de la familia cisterciense, del siglo XVII en un monasterio francés llamado De La Trappe, en Normandía. Las comunidades que entran en esta nueva forma de vivir se llaman trapenses y sus monasterios trapas.

Imagen

La reforma de La Trappe comenzó con la conversión de un clérigo de la corte del rey de Francia. El nombre del monje era Armand-Jean De Rancé (1626-1700). La conversión llego a De Rancé cuando siente la llamada de Jesús con una urgente necesidad interior de llevar una vida monástica más austera de la que en su momento había. A sus 37 años se traslada a La Trappe, donde dirige la restauración de los edificios del complejo lugar y se hace monje de la comunidad. Más tarde fue abad y comenzó entonces la restauración de la vida monástica aunque con mucha oposición. La comunidad experimentó un nuevo renacer en el dinamismo, el amor a Dios y a los hermanos.

Imagen Arman Jean De Rancé

La reforma de Armand Jean De Rancé fue aprobada por el Papa Inocente XI, y la muerte del reformador La Trappe ya era una comunidad radiante de monjes espirituales y llenos de fervor. Pero durante la Revolución francesa fueron desterrados, regresando la Orden a principios el siglo XIX. La iglesia fue reconstruida en la segunda mitad del siglo XIX.

Imagen Papa Urbano XI Imagen Monje trapense

Actualmente existen varias Órdenes monásticas en los cistercienses. El nombre oficial de los trapenses es Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, O.C.S.O.

Imagen

En la actualidad cuenta con 100 casas de monjes y 70 de monjas, la mitad de ellos están en Europa. En el mundo entero, hay más de 4000 miembros de la Orden trapense, de los cuales más de 300 están en América Latina, donde hay ahora 7 monasterios de monjes (Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, República Dominicana y Venezuela) y 6 de monjas (Argentina, Chile, Ecuador, México, Nicaragua y Venezuela), con un monasterio de monjas asociado en el Perú. El monasterio de Azul, cuya iglesia aparece en esta foto, se fundó en 1958 por un grupo de monjes venidos de la Abadía de San José, cerca de Spencer (Massachusetts), en los EE.UU. Azul fue la primera casa trapense en América Latina. Se hizo priorato autónomo en 1969 y abadía en 1984.
Tomado de: http://trapenses.com.ar/historia.htm

Imagen

Armando Juan Le Bouthilier de Rancé (1616-1700). Nace en París. Su padre pertenecía a la corte de Catalina de Medici. Como era habitual en los hijos segundones se ordenó sacerdote y se hizo religioso. Se doctoró en teología en la Sorbona. La muerte de dos amigos suyos cambiaría su vida.

Optó por abrazar la vida monástica de los cistercienses. Fue abad en el monasterio de Nuestra Señora de la Trapa en Sorn. Su afán fue retornar a las raíces del Cister. Introdujo en su monasterio una reforma más severa, redactando unas leyes que: prolongaban la oración litúrgica, potenciaban la espiritualidad de los padres del desierto: silencio y poca comida,...

Consideraba a sus frailes criminales a los que se les imponía castigos severos. Se le acusó de muy severo y fue muy criticado.
La orden tiene el gobierno supremo en el Capítulo General, cada 3 años. Es eminentemente contemplativa. El rezo coral y la misa son la parte fundamental del día.

Expansión: Alcanza una gran expansión al extenderse de Francia a Alemania. Llegó a haber tres observancias distintas pero se volvieron a unir en el siglo XX. En la actualidad se llaman Trapenses y cuentan con 84 trapas y 2834 trapenses de los cuales 1328 son sacerdotes. La segunda orden tiene 30 trapas y 1300 religiosas. Uno muy famoso fue el hermano Rafael Arnaiz.

http://espiritualidad.marianistas.org/d ... penses.htm
NADA TE TURBE, NADA TE ESPANTE. SOLO DIOS BASTA. QUIEN A DIOS TIENE NADA LE FALTA.
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Al+100cia » Vie Sep 05, 2014 12:46 pm

"Bienvenidos a mi hogar- mi corazón-"

Me entretuve en camino con otros menesteres...mas aquí retomo la senda!!!

Seleccioné para compartir con ustedes un video en el que el Papa Benedicto XVI dedicó una audiencia a la Orden de Cluny
-dejo el enlace en la sección de sugerencias-

y me propuse orar a través de sus reflexiones…
• Por los sacerdotes
• La educación y la cultura
• Espacios de paz en época de mucha violencia
• Reconocimiento del valor de la persona humana y la necesidad de la paz

“Que sepamos apreciar y cultivar los bienes del espíritu”
Al+100cia
 
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Re: 3. San Benito Anaine

Notapor juaman2003 » Vie Sep 05, 2014 10:33 pm

San Benito de Anaine, Abad
Benito fue hijo de Aigulfo de Maguelone; quien servia de escanciador al rey Pepino y a su hijo Carlomagno. A la edad de veite años resolvio buscar el reino de Dios con todo su corazon. Tomo parte en la compañía de Lombardia, pero, despues de haberse casi ahogado en Tesino, serca de Pavia tratando de salvar a su harmano, hizo voto de abandonar el mundo por completo. A su vuelta a Languedoc, confirmo su determinacion, por consejo del ermitaño llamado Wilmar, y fue a la abadia de Saint-seine, donde lo admitieron como monje. Paso alli dos años y medio aprendiendo la vida monastica y llego al dominio de si mismo atravez de imponerse severas austeridades. No satisfecho con cumplir las reglas de san Benito, practicaba otros puntos de perfeccion pertenecientes a las reglas de San Pacomio y San Basilio. Cuando el abad del conbento murio, los hermanos lo eligieron para el cargo, pero no acepto, por considerar que habia monjes que se oponian a las reformas sistematicas. Y abandono el convento regresando a Languedoc, contruyendo una puequeña ermita junto al arroyo Anaine, en sus propias tierras viviendo en ella algunos años. Benito dejo el valle y construyo un monasterio en un sitio mas espacioso. Amaba tanto la pobreza que por mucho tiempo utilizo calice de madera o vidrio o peltre para celebrar la misa, si le regalaban ornamentos valiosos, los obsequiaba a otras iglesias, pero posteriormente cambio del modo de pensar. Contruyo un clautro y una magestosa iglesia adornada con pilares de marmol y la doto de calice de plata, ricos ornamentos; compro libros para la bibloteca. En poco tiempo tuvo muchos religiosos bajo su direccion. Al mismo tiempo llevaba a cavo la inspeccion de los monasterios de provenza, lLanguerdoc y Gascuña, llegando a ser el director supervisor de todos los monasterios del imperio; reformando a muchos de ellos con tan buen tino principalmente el monasterio de Gellone, fundado por San Guillermo de Aquitania en 804.
Para tenerlo a la mano, el emperador Luis el Piadoso, contruyo en el Inde, conocido mas tarde como Cornelimunster, a unos 11 Kilometroas de Aquisgran, residencia del emperador. Benito vivio en el mnasterio pero continuo ayunando a la restauracion de la observancia monastica por toda Francia y Alemania. A el se debe principalmente la redaciion de los canones para la reforma de los monjes del concilio de Aquistran en 817. En ese mismo año presidio la asamblea de abares para poner en vigor el restablecimiento de la diciplina de los conventos. Sus estatutos, los Capitula de Aquisgran, fueron añadidos a la regla de San Benito e impuestos a todos los monjes del imperio. Benito tambien escribio el “Codex Regularum” una colección de todas las reglas monasticas existentes. Copilo asimismo un libro de homilias para uso de los monjes, sacado de las obras de los Padres de la Iglesia, peo su obra mas importante fue la “ la Concordia Regularum” en la cual compara las Regla de San Benito de Nursia co las de otros patriarcas de la observancia monasticas para mostrar su semejanza. En 821 murio a la edad de setenta y un año. Hay que admitir que su plan para una revolucion pacifica de la vida monastica no pudo ser llevado tal como el habia proyectado. Las ideas de Benito y su patrono el emperador Luis, era esta: Todas las casas habian de reducirse a una uniformalidad absoluta de disciplina, obsrvancia y aun habito, de acuerdo con el modelo de Inde; Se nombrarian visitadores para que vigilaran la observancia. El nuevo plan seria lanzado en la asamblea de abades en Aquisgran en 817. Pero Benito tuvo en la asamblea que renunciar a muchos detalles de observancia que el estimaba mucho. Pero los decretos de esta asamblea, de la cual era Benito al mismo autor, alma y vida, fueron un punto decisivo en la historia de los benedictinos, porque estos forman la base de la legislacion y practica posteriore.
Despues del gran fundador, Benito de Nursia, ningun otro hombre ha influido tanto en el monasticismo occidental como lo hizo Benito de Anaine.
“De acuerdo a lo señalado por Dom David Knowles, la influencia de Benito de Anaine fue bastante diferente a la de Benito de Nursia. Ya que Benito de Anaine nunca fue un guia espiritual para los monjes”.
“La primera autoridad de la vida de san Benito es la biografia en latin escrita por su discipulo y amigo Ardo. Asi como por el historiador de la historia monastica del siglo nueve, Edmundo Bishop”.
Informacion recopilada de la “ Vida de los Santos de Butler”.
juaman2003
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor nanxdo » Sab Sep 06, 2014 6:40 am

Orden de Cluny




Origen
Organización y Desarrollo
La nueva espiritualidad y liturgia
Los impulsos culturales y artísticos
Los reyes de Navarra y los de Castilla y León favorecen a Cluny
Decadencia
imágenes de la iglesia y conjunto monacal

Origen

La Orden de Cluny protagonizó a partir del siglo X un movimiento de renovación monástica buscando el retorno a los ideales benedictinos. Hacia el año 540 San Benito de Nursia había fundado la orden benedictina en la abadía italiana de Monteccasino. En el año 910 se funda en Francia la abadía de Cluny en donde los monjes benedictinos intentan volver a los principios de la regla benedictina poniendo el acento en la liturgia y la oración.
El 11 de septiembre de 909, un duque de Aquitania - generalmente conocido como Guillaume III, pero que debía de tratarse de Guillaume I “el Piadoso” - y conde de Mâcon, de la casa de Borgoña, concedía al monje Bernon una propiedad cerca de la ciudad de Mâcon para que edificara un monasterio. El condado de Mâcon se encontraba en la Burgundia Superior (Borgoña) y pertenecía al reino franco occidental. En aquél tiempo el rey franco occidental era un carolíngio - Carlos III el Simple - un rey débil que unos años más tarde sería destronado y que no es mencionado en el documento de donación del duque Guillaume. El Rey vivía alejado en la zona de l'Ille de France y había nombrado a Vicardo, conde de Auxerre, para ocuparse de esa zona en donde no sería difícil que el nuevo monasterio de Cluny se desarrollarara libremente lejos del Rey.
La donación era efectuada a los “Santos Pedro y Pablo”, es decir se ponía bajo la directa protección de la Santa Sede en Roma. Esto implicaba la independencia de los monasterios respecto de cualquier poder laico o eclesiástico. El papa Juan XI confirmaría en el año 932 la independencia de los monasterios de Cluny. Gracias a esta exención, el monasterio de Cluny se sustraía tanto a la autoridad de la diócesis correspondiente como a la del rey de los francos y gozaba así del privilegio de la libertad romana, lo que constituiría la base de una verdadera supranacionalidad de la Orden.
Los primeros monjes de Cluny eran casi todos borgoñones y después del abad Bernon (o Vernone) vendría una serie de abades longevos de gran categoría personal y excepcional valía que inspiraron gran respeto ante las autoridades eclesiásticas y la nobleza, lo cual favoreció el éxito en el desarrollo de la Orden. Destacó entre todos ellos el abad Odilon con quien entabló relación el rey Sancho el Mayor de Navarra :
• Odon (927-942)
• Aimardo (942-954)
• Magiolo (954-994)
• Odilon (994-1049)
• Hugo I (1049-1109)




Organización y desarrollo

La abadía de Cluny llegó a contar en su máximo apogeo entre 400 y 700 monjes que llevaban el hábito negro. Poseía una autoridad indiscutida sobre los monasterios dependientes. A finales del siglo XI se calcula que la Orden contaba con 850 casas en Francia, 109 en Alemania, 52 en Italia, 43 en Gran Bretaña y 23 en la Península Ibérica, agrupando a más de 10.000 monjes, sin contar el innumerable personal subalterno.

Cluny es el primer intento de formación de un orden religioso en Occidente. El modelo de Cluny era conocido en la época carolingia, un monasterio principal al cual se unían otros dependientes que compartían los mismos objetivos de “reforma” y aceptaban la unión bajo una autoridad centralizada de la abadía de Cluny, a la que pagaban un censo anual. Las abadías reformadas por Cluny perdieron generalmente el rango abacial y pasaron a ser simples priorados. Tenían a la cabeza un gran prior y los grandes podían tener bajo su responsabilidad otros más modestos que eran dependientes de Cluny. Por ejemplo, el gran priorado de la Charité tenía 52 priorados dependientes en varios países. Cuando se trataba de monasterios importantes Cluny mostraba flexibilidad a la hora de determinar las condiciones de dependencia y ejercicio de su autoridad, arbitrando compromisos y conformándose a veces solamente con el reconocimiento de una supremacía del abad de Cluny que supervisaba únicamente la elección del abad. Cluny disponía así de abadías subordinadas y abadías afiliadas, según la intesidad del vínculo con la abadía de Cluny.

Esta estructura orgánica centralizadora frente a la habitual dispersión y disgregación tradicional de los monasterios benedictinos fue razón importante que explica su engrandecimiento y no hubiera sido posible sin esa “inmunidad” internacional que le otorgaba su independencia, la “libertad romana”, el vasallaje exclusivo a Roma y defensa de su primacía moral.

Cluny no se desvinculó de la mentalidad del feudalismo de su época. En el interior de la organización utilizaba conceptos feudales. La relación de cada monje con el abad de Cluny seguía un modelo del vasallaje. El señor del monasterio era el abad y cada monje en el momento de la profesión rendía homenaje al abad. La mayor parte de los monjes procedía de la nobleza, de la cual también provenían los "oblatii", que después de alguna experiencia desagradable Cluny disminuyó su número para evitar la afluencia de gente que no tuviera una verdadera vocación.

La nueva espiritualidad y liturgia

El Ordo Clunyacensi es además de la forma de vida monástica practicada en Cluny un estilo de vida religiosa que podía ser adoptado por muchos “cluniacenses” que no pertenecían a la congregación de Cluny, los llamados neo-cluniacensis. Más que una orden, Cluny era un género de vida y una peculiar forma de entender la espiritualidad.
Desde un principio, el objetivo de Cluny era volver al espíritu y a la letra de la regla benedictina, caracterizados por la castidad, la obediencia y la estabilidad, potenciando el rezo litúrgico por encima de cualquier otra consideración. El centro de la vida cluniacense era la liturgia solemne, la cual poco a poco suplantó a todas las demás actividades de los monjes. El "opus Dei" u oficio divino monástico, centrado en la celebración coral de la eucaristía, se convertiría pronto en la principal actividad del monje. Al principio era una liturgia similar a la de los monjes carolingios, pero a partir del año 980 Cluny comienza a aumentar las oraciones litúrgicas de modo que 100 años después los monjes cantaban durante el invierno cada día por lo menos 215 salmos. El oficio divino ocupaba más de 7 horas al día, con dos misas cantadas diarias, además de las numerosas misas privadas de los monjes sacerdote y frecuentes procesiones. Donde más se engrandecía la liturgia era en las principales solemnidades del año. El abad Odilón introdujo para la salvación eterna de los monjes difuntos su conmemoración el 2 de noviembre, al día siguiente de la fiesta de Todos los Santos que toda la cristiandad todavía conmemora.
Los trabajos físicos eran considerados irrrelevantes y se llevaban a cabo, por imperativo de las necesidades de sustento, por personal subalterno - “conversi” - que no tomaban parte en el oficio divino y que a su vez eran auxiliados por siervos y aparceros.
Respecto a la contribución de Cluny a la reforma general de la Iglesia, tanto el “gregorianismo” como la reforma cluniacense coincidían en su objetivo fundamental de devolver a la Iglesia su libertad frente a los poderes laicos. Los cluniacenses constituyeron un elemento fundamental en la consolidación de la reforma gregoriana y el Papado no dudó en utilizar siempre que tuvo ocasión a la Orden de Cluny como punta de lanza de su política de centralización, como fue el caso de la Península Ibérica, en donde la abolición del rito mozárabe y la reorganización eclesiástico-monástica estuvieron unidas íntimamente.



Los impulsos culturales y artísticos

Las actividades y desarrollo cultural e intelectual no fueron prioritarios en la Orden, aunque los “scriptoria” mantuvieron una gran actividad en la copia y difusión de manuscritos, llegando incluso Cluny a disputar a Montecassino la primacía de las bibliotecas de Occidente en los siglos X-XII.
Ello no obsta para que se reconozca a Cluny su importante tarea en la difusión del arte románico y como foco inspirador de intelectuales tan destacados como Abbón de la abadía de Fleury. La Orden dejó una huella indeleble en la arquitectura religiosa de la época.
Las órdenes monásticas, como manifestación social y religiosa característica de esta época, necesitaban grandes complejos residenciales que incluyeran iglesias, claustros, bibliotecas, talleres, cocinas, refectorios y dormitorios para los monjes. Los arquitectos cluniacences idearon nuevas técnicas constructivas con las que se edificaron complejos monasterios románicos para los benedictinos.

En el mismo año 910 de la fundación de la Orden comienza la construcción del primer templo de Cluny, denominada "Cluny I" que fue consagrada en el año 927. Debió de ser un edificio de estilo otoniano. Años más tarde se acomete la segunda obra del monasterio - "Cluny II"- consagrada en el año 981, siendo abovedada en el año 1010. Se ha podido reconstruir la distribución interior del templo por el reflejo que dejó en varios edificios cluniacenses, principalmente de la zona suiza. Se trataba de una iglesia sin pórtico, disponiendo únicamente de un atrio abierto con galerías porticadas. Por este atrio se accedía a la iglesia de tres naves, seguramente separadas por pilares de sección circular. Había un crucero destacado en planta y una cabecera muy compartimentada con siete capillas en torno a la cabecera. Tenía dos torres a los pies y otra en el crucero, seguramente con influencia decorativa lombarda.

En el siglo XI las edificaciones siguen siendo de estructura simple en las que se han empleado novedades arquitectónicas: iglesias de tres naves, cubiertas con techumbres de madera o bóvedas de cañón, zonas absidiales en sus cabeceras, soportes en forma de columnas o pilares, fachadas con torres.

A finales del siglo XI aparece la necesidad no sólo de ampliar la iglesia de Cluny II sino también el resto de dependencias del recinto. Entre 1088 y 1118 se edificó una nueva e importante iglesia - "Cluny III" - de enormes dimensiones, aunque durante su construcción Cluny II siguió en funcionamiento hasta su desaparición casi por completo para ampliar el claustro.
Cluny III era un enorme templo de casi 200 metros de longitud. Tenía un pórtico de tres naves precedido por dos torres. Desde este pórtico se accedía a la iglesia de cinco naves de gran altura y dos cruceros con dos capillas. La cabecera tenía una girola y cinco absidiolos. El crucero más cercano a la nave era más alto, largo y ancho. Tenía un gran número de ventanas especialmente en la cabecera. Se empiezan a utilizar los arbotantes y tenía decoración de arquillos lombardos. Cluny III puede considerarse como una de las obras cumbres del románico europeo.
Fue expropiada, vendida y derribada a comienzos del siglo XIX salvo algunos fragmentos del crucero.


Los reyes de Navarra y los de Castilla y León favorecen a Cluny


Había sido Sancho III el Mayor de Navarra (990-1004-1035) el que a principios del siglo XI comenzó a apoyar decididamente la reforma de Cluny en sus territorios, que entonces comprendían prácticamente toda la España cristiana. Sus descendientes Fernando I y Alfonso VI (en Castilla) siguen una política de acercamiento y ayuda a los cluniacenses deseando reformar la Iglesia española. Para ello hicieron venir varios monjes de la abadía central de Cluny desde Borgoña a España (concretamente a Sahagún), que conseguirán cambiar el rito mozárabe o de San Isidoro por el rito latino o romano. La construcción de Cluny III había sido financiada por el rey de Inglaterra y el rey Alfonso VI de Castilla y León, lo que favoreció la rápida extensión de la Orden en la Península.

Con la religiosidad de los monarcas, la expansión de la orden cluniacense en España y el establecimiento de grandes rutas de peregrinación como el Camino de Santiago, la difusión del estilo arquitectónico románico fue muy rápida. Fiel a la regla benedictina, la abadía cluniacense se autoinvistió como difusora del cristianismo, sobre todo a lo largo del Camino que era donde se fraguaban la Reconquista y la cristianización del mundo musulmán. La Orden de Cluny alzó monasterios, puentes, iglesias y hospitales y recibió edificios, tierras, prioratos y villas a través de decretos reales para conseguir sus fines.

La influencia de Cluny con el apoyo de Roma fue determinante en la España cristiana del siglo XI para la abolición del rito mozárabe, la reorganización eclesiástico-monástica y la adopción de la liturgia gregoriana.
Decadencia
A pesar de sus grandes realizaciones Cluny empezó a mostrar graves síntomas de agotamiento desde principios del siglo XII.

La rigidez de su propia estructura y la excesiva centralización orgánica de la Orden haciendo descansar todo el peso en la figura del abad del monasterio fundacional, impedía la más mínima flexibilidad entre las distintas casas. Mientras que en los siglos X y XI ello había sido razón para el éxito en su desarrollo, a partir del siglo XII será razón para su agotamiento organizativo e incluso parálisis. Otro elemento a destacar fue el de la ordenación de nuevos miembros, que desde fines del siglo XI había atraído gran numero de nobles, más por el prestigio, privilegios, seguridad y comodidad de la vida monástica que la Orden ofrecía, que por una verdadera vocación monacal. Lo cual había llevado a una relajación de costumbres alejadas de la vida espiritual. El abad de Cluny, Pedro el Venerable, intentó atajar este problema pero no tuvo éxito. Sus medidas, tendentes a detener la creciente mundanización de Cluny, denunciada repetidamente por San Bernardo en su polémica con el abad borgoñón, llegaron demasiado tarde y no se hicieron efectivas.
Tampoco sería correcto presentar la aparición de fenómenos como el Cister o la Cartuja como el simple producto de la decadencia de Cluny. Por el contrario, fue el cambio general de orientación del monaquismo occidental - más favorable desde principios del siglo XII a los aspectos eremíticos y ascéticos - el que permitió el nacimiento de las nuevas órdenes. La especialización de la vida monástica en sus distintas vertientes militar, asistencial y ascética obedeció no tanto a la supuesta corrupción del espíritu de Cluny cuanto a su superación histórica. Desde comienzos del siglo XII el gran atractivo especialmente en la nobleza europea son las Ordenes Militares de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, los Templarios y otras.
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor NOEMAR » Sab Sep 06, 2014 11:25 am

HOLA!!! ACA VA MAS, REPITA CADA VEZ MAS INTERESANTE LO QUE VAMOS APRENDIENDO :)

La abadía de Cluny fue fundada en plena edad media, en el año 910 por Guillermo I de Aquitania en una reserva forestal de caza en la región de Borgoña.
Imagen

Edad Media: decadencia de la Iglesia.

En los primeros siglos del Medievo, el trabajo, la oración y la guerra definían la organización social. Los laboratores, con su trabajo proporcionaban los medios de subsistencia; los oratores, intercedían ante Dios; y los bellatores, protegían las ciudades y defienden las tierras de los invasores. En esta estructura social, el religioso era una figura indispensable, ya que tenía el monopolio sobre el rezo comunitario y se constituía en el vehículo a través del cual los laicos podían asegurarse la salvación.

En cambio, en el siglo IX, la iglesia empezó un proceso de decadencia debido a sus excesos y abusos: donaciones de tierras a los monasterios por los señores feudales para ganarse el cielo, compraventa de cargos espirituales, incumplimiento del celibato,… Por tanto, la Iglesia sufría un descrédito considerable. Carlomagno, rey franco y primer emperador de occidente, intentó en el siglo VIII frenar esta tendencia sometiendo a todos los monasterios a un mismo reglamento, el de san Benito. Tras Carlomagno, su hijo Luis el Piadoso recogió su testigo. Deseaba resucitar el espíritu benedictino e imponerlo como norma de obligado cumplimiento. No consiguió su objetivo.

La Orden de san Benito fue fundada por Benito de Nursia, que sigue la regla dictada por éste a principios del siglo VI para la abadía de Montecasino. Benito de Nursia es considerado Patrón de Europa ya que, contribuyó a la evangelización cristiana de Europa.

Es en el siglo X cuando la reforma se alzó con mayor determinación, para luchar contra la depravación y el desgaste espiritual de la Iglesia. Cluny fue fundada en 910 gracias a la cesión, por parte de Guillermo I de Aquitania, de las fértiles tierras del valle del Grosne, en la Borgoña francesa. La cesión se acompañaba de algo muy importante: el privilegio de exención, que establecía la independencia de la abadía respecto a los poderes feudales locales. Cluny estaba sometida únicamente a la autoridad papal y, dada la lejanía de ésta, en la práctica disfrutaba de total autonomía. Con la firme decisión de resucitar la tradición benedictina lejos de la sociedad civil, la orden de Cluny se convirtió en poco tiempo en epicentro de religiosidad y devoción.


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La abadía que se construyó en un principio para dar cábida a una docena escasa de monjes, tuvo que triplicar sus dimensiones en apenas 200 años. Solo el templo, que fue reformado y ampliado hasta tres veces, llegó a contar con casi 200 metros de longitud y una altura de 30 metros, y aún sigue considerándose una de las obras cumbres del Románico.


Desde su nacimiento hasta su expansión durante los siglos XI y XII, la orden de Cluny hizo lo posible por implantar entre sus monjes el modo de vida austero que exigía la regla benedictina, el ora et labora, oración y trabajo. Sin embargo, a diferencia de la venidera del Cister, se consagró más al servicio divino que al trabajo manual. El trabajo manual lo fueron dejando en manos de los conversos, personal subalterno que se encargaba de velar por el cultivo de tierras del monasterio. Así, la orden podía priorizar las labores intelectuales y entregarse a la vida espiritual, que pivotaba entre el rezo comunitario y algunos ratos de tiempo libre para leer y reflexionar en soledad.

El rezo, que se desarrollaba en comunidad en la iglesia del monasterio, tenía lugar mediante oficios litúrgicos programados a determinadas horas del día y de la noche. Más o menos cada tres horas las campanas llamaban a plegaria. A medianoche, maitines; a las tres, laudes; a las seis, prima; a las nueve, tercia; a mediodía; sexta; a las tres de la tarde, nona; a las seis, vísperas; a las nueve de la noche, completas. El ritmo era tan exigente, que los monjes dormían con el hábito para no llegar tarde.
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La abadía de Cluny fue un foco cultural de Occidente. Su biblioteca llegó a disputarse la primacía en Occidente con la de Montecasino, la primera de las abadías benedictinas. El centro borgoñés fue también uno de los principales vehículos de difusión del arte románico. Todo este enorme prestigio atrajo innumerables donativos, así como adeptos de la alta aristocracia, que tomaron los hábitos seducidos por la vida cómoda que se desarrollaba en sus dependencias. “La madera se volvió mármol, y la sencillez boato”.

A finales del siglo XI, Cluny era una potencia de tal magnitud que algunos devotos del espíritu primigenio abandonaron sus filas para entregarse a la oración en zonas más apartadas. El que había sido foco de luz de la Edad Media fue perdiendo poco a poco intensidad hasta verse superado por movimientos de reforma mucho más revolucionarios. En ese mismo siglo surgió la Orden del Cister de las propias filas cluniacenses que pedía una vuelta al ascetismo más radical. El Cister fue consideardo el último bastión de renovación monástica de la época medieval. Un modelo sobrio que, con los siglos, adquiriría un gran esplendor.
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor juaman2003 » Sab Sep 06, 2014 2:41 pm

Orden de Cluny

La abadía de Cluny.
En el 909 D.C. surge, dentro de la Iglesia Católica, la voluntad de reformar las órdenes monásticas. Esta restauración se produjo tomando como base la Regla de san Benito de Nursia, un reglamento que rige la vida de los monjes detallando cómo debe ser su vida. Esta regla alcanza un importante desarrollo gracias a la intervención de san Benito de Aniane, pero está limitada por las tradiciones propias de las abadías, y por la rutina de su aplicación. En este proceso, la abadía de Cluny decide imponerse agrupando un gran número de conventos y convirtiéndose en la orden más importante de la Edad Media, con monasterios por toda Europa.
Índice
• 1 La fundación
• 2 La expansión de Cluny
• 3 La influencia de Cluny
• 4 Bibliografía
• 5 Enlaces externos
La fundación
La orden de Cluny es una reforma de la orden benedictina. Fue creada el 11 de septiembre de 910 cuando Guillermo I, duque de Aquitania, donó la villa de Cluny al papado para que fundara en ella un monasterio con doce monjes. El monasterio se situó en Mâconnais, en Saona y Loira. La donación hecha por Guillermo I no es gratuita, pretende obtener la protección y la garantía de la Santa Sede dado que su poder era muy escaso. Guillermo el Piadoso intentó evitar su control por los laicos. En la Carta de fundación de la abadía se establece la libre elección del abad por parte de los monjes, un punto de suma importancia en la orden benedictina. La Carta condena gravemente a los que transgredan este artículo. La donación de Cluny no es la única. En esta época, numerosos dominios son legados al papado, como Vézelay. El prestigio de los pontífices del siglo X es relevante. La reforma monástica es apoyada por el monasterio de San Martín d’Autun y el de Fleury-sur-Loire. En el 914, se funda el monasterio de Brogne convirtiéndose en un centro de gran influencia junto con su fundador Gérard.
Guillermo el Piadoso nombró al abad Bernón, hombre importante de la reforma, como abad de Baume. Bernón estableció la observancia de la regla de Benito de Nursia, reformada por Benito de Aniane, respetando, no obstante, las directrices de los monasterios. Bernon murió en 926 tras una vida dedicada a la expansión de la regla por numerosos monasterios.
La expansión de Cluny
A Bernón le sucedió el abad San Odón. Era compañero de viaje de San Bernón y también de su compañera Isabel del Arco, próximo a las concepciones de su predecesor. Odón viajó de convento en convento para enseñar la reforma. Algunos se negaron a admitirle como abad, adoptando al de Cluny. La influencia de Cluny va aumentando, pero carece de organización. El monasterio obtiene el derecho de acuñar moneda, se abren escuelas y una biblioteca. A la muerte de San Odón, en 942, el prestigio de Cluny es ya muy importante. Le sucede Aimar, prosiguiendo su obra, pero en 948 queda ciego y nombra como coadjutor a Mayolo, que acaba dirigiendo Cluny desde 954 hasta 994. Proveniente de una rica e importante familia de señores de Válenosle, Mayolo utiliza toda la experiencia adquirida para gestionar y administrar la gran pujanza de Cluny.
La Regla (llamada clunisienne o cluniacense) es adoptada por otros monasterios, que forman, junto con Cluny, un verdadero imperio monástico de prioratos autónomos pero sometidos al gobierno común del abad de Cluny. El debilitamiento de la reforma en Alemania y la Lorena, fortalecieron la situación de Cluny durante el monaquismo. La orden se apoyaba en la alta aristocracia, el emperador, el rey de Borgoña, los condes y los obispos. Se fundan nuevos monasterios cluniacienses, y se reconvierten otros al aceptar la disciplina cluniacense. La Orden de Cluny está presente en el Jura, el Delfinado, la Provenza, el valle del Ródano, el sur de Borgoña, y el Borbonesado. Mantiene una treintena de conventos muy dinámicos.
Mayolo fue llamado el "Árbitro de los reyes" por sus relaciones con la aristocracia. Su prestigio fue notable, y rehusó ejercer la función papal en 973. Sus funerales corrieron a cargo de Hugo Capeto, y fue beatificado poco después de su muerte, convirtiéndose en uno de los santos más populares.
Tras la gran expansión realizada en el siglo X, la Orden continuó desarrollándose durante el siglo XI y la primera mitad del siglo XII, ganando en organización al aplicar unos reglamentos muy precisos.
En 994, San Odilón es nombrado abad de Cluny y dirige el monasterio durante 55 años. Hijo de los señores de Mercoeur, mantiene relaciones con los personajes más ilustres de su tiempo y aprovecha las oportunidades que se le ofrecen a la Orden. Pero en una época marcada por el desmoronamiento de las estructuras carolingias y el desmantelamiento laico, no puede contar con la protección de la alta aristocracia y se alía con los señores, la fuerza preponderante en el año mil. Trata de apaciguar la violencia de éstos, apoyándose en la Tregua de Dios. Ayuda a los caballeros y recurre a los servicios espirituales de sus monjes para que favorezcan a sus familias, y se encarga de afirmar la vocación (a veces forzada) de los jóvenes hidalgos. La política de Cluny a favor de la asociación y creación de grandes conventos, disminuye, en tanto que los pequeños van creciendo. Sin embargo siguen controlados, bien por el propio Odilón, bien por la mediación de los grandes abades. Cuando muere San Odilón, la orden cuenta con 70 conventos, y Cluny se asocia con pujantes abadías, que mantienen, en ocasiones, su autonomía.
En 1049 San Hugo de Semur es nombrado abad. Siguiendo las directrices de Odilón, continúa ampliando el poder de Cluny. Es un borgoñón procedente de Semur-en-Brionnais. Posee una gran elocuencia y un gran sentido político. Concluye la integración con el Feudalismo que acaba de nacer. Pequeños conventos van creándose todavía. El principio hierático va flexibilizándose hacia 1075, cuando Cluny acepta en la orden abadías de otras órdenes, diferentes a la benedictina, como Vézelay, que se hallan dispuestas a ingresar en la Orden sin tener que renunciar a su rango para convertirse en prioratos. Durante su abadiato se incorporaron a Cluny grandes abadías, como las de Moissac (Sur-Oeste), Lézat (Ariège), Figeac (Quercy). La Orden se extendió por España, Italia e Inglaterra, contando con 10.000 monjes.
El abad San Hugo tuvo una importantísima intervención en la Querella de las Investiduras que enfrentó al papado con el emperador germánico.
En 1109, tras un mandato de pocas semanas, es nombrado nuevo abad Pons de Melgueil, un meridional hábil pero muy intransigente. Intervino activamente al final de la Querella de las Investiduras, y prosiguió con la idea de engrandecer la Orden. A tal fin, inicia la construcción de Cluny III, una abadía gigantesca que se acabaría con todas las donaciones y compromisos adquiridos provenientes del Reino de León y Castilla. Empiezan las primeras dificultades económicas de la Orden que generan una protesta contra el abad. Las críticas se hacen patentes mediante la inclinación hacia otra orden monástica llamada cisterciense, fundada en 1098. Pons solicita una entrevista con el Papa Calixto II, y presenta su dimisión a la salida de la misma sin que se conozcan las razones.
Pedro de Montboissier, más conocido como Pedro el Venerable, le sustituye en 1122. Es un hombre cultivado y muy hábil. Tendrá que enfrentarse a Pons en 1126, tras un peregrinaje a Tierra Santa. Pons retomará el poder de Cluny haciendo uso tanto de su influencia como de las armas. Finalmente, Pons será excomulgado y la Orden quedará en manos de Pedro el Venerable. Retorna la paz y se restaura la disciplina, pero las finanzas son catastróficas, sobre todo tras el episodio violento registrado a cargo de unos mercenarios que robaron todo el oro. Pedro intenta imponer una sana gestión de dominio público con la ayuda de Enrique de Blois, obispo de Winchester, que aporta, desde Inglaterra, tanto sus conocimientos como su riqueza. Se advierte una restauración de las tradiciones, pero la Orden de Cluny ha empezado un lento declive que irá acrecentándose tras la muerte de Pedro el Venerable en 1157.




La influencia de Cluny

Planos de la abadía de Cluny.
En el siglo XII, la llamada Orden de Cluny, cuenta con dos mil prioratos, algunos de ellos considerados como los más grandes monasterios de la época: La Charité-sur-Loire, Souviny, Saint-Martin-des-Champs, cercano a París. Si la mayoría de los monasterios pasan a ser simples prioratos, un reducido número de ellos, conserva, sin embargo, su rango de abadía, aceptando, no obstante, la disciplina común y la autoridad del abad de Cluny.
Directamente sometida a la Santa Sede, Cluny es, en el siglo XI, el instrumento más eficaz en la consecución de la paz y en la reforma gregoriana. Muchos Papas y legados pontificios procedían de Cluny. La red de Cluny difunde los principios de la reforma contra los vicios de la Iglesia ligada a los estados feudales del mundo laico: simonía, nicolaísmo. Acusada por su enriquecimiento y un poder temporal excesivo, la orden de Cluny pierde su influencia espiritual a finales del siglo XI y principios del siglo XII, cuando eclosionan nuevas órdenes inspiradas en un idealismo de pobreza y austeridad: Cister, Prémontrés, la Chartreuse, Camaldoli.
San Bernardo sostiene una áspera disputa con Pedro el Venerable defendiendo el ideal cisterciense frente a los ideales de Cluny, uno de los principales focos de la vida intelectual y artística de Occidente.
Odón escribe la Historia Sagrada en verso y elabora una moral práctica. Los sermones de Odilón serán durante mucho tiempo modelos de una elocuencia elegante y concisa. Abbón de Fleury definió los equilibrios del poder político. Pedro el Venerable indujo a los cristianos a conocer el Corán y recurrir con frecuencia a las traducciones del árabe. Cluny fue el origen de muchos teólogos, moralistas, poetas e historiadores.
La arquitectura es otra muestra de la pujanza y el poder de Cluny. A una iglesia contemporánea de la fundación le sucede la abadía de San Bernón, después las de Aymard y Maïeul, llamado San Pedro el Viejo, cuyo plano característico, el coro y sus colaterales es, más o menos, reproducido en casi todas las iglesias monásticas. El mismo se encuentra en San Pedro el Viejo, en Borgoña, Alemania y Suiza.
Bibliografía
Los estudios históricos sobre Cluny son, evidentemente, cuantiosos. Cluny es, en efecto, el símbolo de la reforma gregoriana y, sin duda alguna, la orden más rica e influyente de su época. Sin embargo, del periodo de restauración económica de Pedro el Viejo, hay poca constancia. Sus esfuerzos quedan patentes en dos escritos de un gran interés histórico, la constitutuio rei familiaris y la constitutio expense cluniaci, que aportan bastante información sobre la economía agrícola y medieval.
• COSTA, Ricardo da, «Cluny, Jerusalém celeste encarnada (séculos X–XII)», en Revista Mediaevalia. Textos y Estudios 21 (2002), pp. 115–137. ISSN 0872-0991
• DUBY, Georges, Seigneurs et paysans, «hommes et structures du Moyen Âge», tome II, Éditions Flammarion, 1993. ISBN 2-08-081182-7
• VV.AA., «Cluny ou la puissance des moines», en Dossiers d'Archéologie, n° 260.
• VINGTAIN, Dominique, L'abbaye de Cluny, Centre de l'Occident médiéval, 1998.
Enlaces externos Benedicto XVI rememora la fundación de la orden de Cluny
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Marieliux » Sab Sep 06, 2014 10:02 pm

Tengo unas imagenes de la Abadia del Tepeyac, pero no supe como enviarlas.
Un saludo a los companeros del foro.

La Orden de Cluny
26 de agosto 2014

EL CANTO GREGORIANO

El canto llamado Gregoriano es un tipo de canto llano (simple, monódico y con una música supeditada al texto) utilizado en la liturgia de la Iglesia Católica Romana, aunque en ocasiones es utilizado en un sentido amplio o incluso como sinónimo de canto llano. Tuvo gran impacto en el desarrollo de la música occidental, especialmente en la música medieval y del renacimiento. El pentagrama moderno procede directamente de las neumas gregorianas. La notación musical que fue creada por Guido para el canto llano fue adaptada para otros tipos de música y los grupos de neumas fueron designados para representar ritmos musicales. Las notas modernas ya remplazaban los neumas en los siglos XV y XVI, aunque los libros de música sagrada conservan las neumas hasta hoy en día.

NEUMA

Neuma.- Cada uno de los signos de la antigua notación musical para el canto llano, usados a partir del s. IX; tenían diversas formas según el ritmo y la altura de los sonidos y a partir de ellos se formaron la notas musicales tal como las conocemos hoy día.

HISTORIA

El origen del Canto Gregoriano y la liturgia

Deben rastrearse sus orígenes en la práctica musical de la sinagoga judía y en el canto de las primeras comunidades cristianas. La música en la liturgia cristiana existente fue al principio exclusivamente vocal, sin la utilización de instrumentos musicales y con predominio de la lengua helenística; para ello, un cantor solista, generalmente el sacerdote, dirigía los rezos, que eran contestados por los asistentes a la celebración mediante la utilización de sencillos motivos.

El actual canto gregoriano es producto de un proceso casi tan antiguo como la misma Iglesia. Es desde hace por lo menos 14 siglos el canto oficial de la Iglesia Católica y es herencia de los himnos y cantos entonados durante los primeros siglos de nuestra era. Tales cantos a partir del siglo IV sufrieron un proceso de asimilación a la liturgia romana, cuando se comenzaron a cantar en lengua latina, y no en su original. Maestros anónimos reelaboraron las melodías en Roma cuyo resultado fue unas piezas musicales más refinadas, sobrias, construidas sobre los textos de la traducción latina de la Biblia y logrando con ello la síntesis de los cantos de los ritos judíos, griegos y bizantinos.

En un primer momento se le llamó Canto Romano. Desde su nacimiento, la música cristiana fue una oración cantada, que debía realizarse no de manera puramente material, sino con devoción o, como decía Pablo de Tarso: «Cantando a Dios en vuestro corazón». El texto era pues la razón de ser del canto gregoriano. En realidad el canto del texto se basa en el principio de San Agustín, «El que canta bien, ora dos veces». El canto gregoriano jamás podrá entenderse sin el texto, el cual tiene prelación sobre la melodía y es el que le da sentido a ésta. Por lo tanto, al interpretarlo, los cantores deben haber entendido muy bien el sentido del texto.

El nombre de Canto Gregoriano proviene del papa Gregorio I (590-604), quien introdujo importantes modificaciones en la música eclesiástica utilizada hasta ese momento para la liturgia del rito romano, además de ser autor de numerosas obras y melodías, como la Regula pastoralis, el Libri quattuor dialogorum o diversas homilías. La verdadera labor de Gregorio consistió en codificar, fijar textos y melodías y ordenarlas en el calendario litúrgico para la Iglesia de Roma; es decir, nunca pretendió establecer una reforma universal. El primer producto de este gran trabajo fue el "Antiphonarium canto", primera gran recopilación que sirvió de modelo para los sucesivos libros litúrgicos.

La difusión del Canto Gregoriano en todo el mundo cristiano se debió en gran parte a las estrategias de unificación de Carlomagno, "en detrimento de las otras liturgias existentes". La intención del Papa al aprobar esto fue la unificación ritual y la depuración de la liturgia celebrada en lengua vernácula.

El Canto Gregoriano Católico

Al final del imperio romano la religión católica decidió obtener el monopolio del canto romano. El papa Gregorio I se dio a la tarea de recopilar todos los cantos religiosos existentes, adaptó las letras a la liturgia cristiana, los encuadernó en libros y los vendió a precios caros a todos los feligreses que sabían leer. Para poder cobrar regalías por el uso del canto religioso, el papa Gregorio I lo rebautizó como canto gregoriano. Y para poder asegurar las ventas de los libros de cantos ordenó mediante un edicto que el canto gregoriano sería la única melodía permitida en las celebraciones de la Iglesia Católica.
El canto gregoriano comenzó a transmitirse de viva voz, ya que la mayor parte de los católicos no sabía leer. Las personas letradas, que eran bien pocas, se encargaban de enseñar las letras de los cantos gregorianos a los demás feligreses para que estos pudiesen cantarlo con devoción en las misas. El canto gregoriano se convirtió en la música mas popular de la Edad Media. Cada año había una premiación donde se destacaba a la mejor canción y a los mejores intérpretes, que era conducida por el papa en turno. Estas premiaciones se celebraban en los distintos monasterios que se encontraban en Europa y eran acompañados por un banquete medieval.
Poco a poco, en Occidente fue evolucionando, y se produjeron tres cambios importantes:
•Apareció a finales del siglo VII un pequeño grupo de cantores elegidos que asumió el papel del solista, la "schola cantorum"
.
•La utilización del latín como lengua principal obligó a traducir los salmos utilizados hasta entonces a prosa latina
.
•La Iglesia Romana empezó a considerar como excesivo el empleo de los himnos en las funciones litúrgicas, y se buscó más el carácter improvisatorio de los cánticos, de forma que fuesen más la expresión libre de los sentimientos de los celebrantes.


Es en este marco donde encaja el Canto Gregoriano como fuente de inspiración para la música eclesiástica occidental, sobre todo en ciertas partes de la celebración eucarística, como el Introito, el Ofertorio y la Comunión.
Son muy escasos los ejemplos de cantos escritos que han llegado hasta nosotros de los primeros siglos del cristianismo, pero hay que destacar el Códice Alejandrino, un salterio del siglo V que contiene trece de los cánticos empleados en el desarrollo de la liturgia. En esas obras se recogen los textos, pero no la forma de entonar los cantos, por lo que la aparición de una rudimentaria forma de notación musical en Hispania o en la Galia, durante el siglo IX, supuso un gran avance al respecto.

Características generales del Canto Gregoriano

•Las partituras del canto gregoriano están escritas en tetragramas
•Tiene un ritmo sometido ante todo al texto latino. Se considera que es de ritmo libre.
•Es una plegaria cantada y la expresión de una religiosidad.
•un canto monódico (solo existe una línea melódica) y a cappella (carece de acompañamiento), interpretado por voces masculinas.
•Están escritos en latín, exceptuando el Kyrie Eleison que es en lengua griega, y que significa " Señor ten piedad".
•En el canto gregoriano, la forma musical está definida por el contexto litúrgico en donde se interpretan las piezas.
•En este tipo de canto, la línea melódica no es muy movible, es decir, no hay grandes saltos en la voz. Por lo regular la línea se mueve por segundas, terceras, cuartas o quintas.
•El repertorio gregoriano es anónimo.

Hay varios tipos de canto gregoriano:

•Según la forma del canto pueden ser: estilo responsorial (alternancia de un solista con un coro), estilo antifonal (alternancia de dos coros) y estilo directo (sólo hay un coro o un solista)
•Según el tratamiento melódico: canto melismático (más de una nota por sílaba), canto silábico (una sola nota por sílaba) y canto neumático (alternancia entre canto melismático y silábico)
•Según el tipo de texto: bíblicos (aparecen en la Biblia) y no bíblicos (no aparecen en la Biblia)

Las principales expresiones del canto gregoriano son el recitativo litúrgico, la Salmodia, la Santa Misa y el Oficio divino.
Los cantos del Propio de la Misa

Los propios están constituidos por piezas que se cantan según el tiempo litúrgico o según la fiesta que se celebra.
•Introito: canto de entrada
•Gradual aleluya o tracto: después de las lecturas
•Secuencias
•Ofertorio para acompañar la procesión de las ofrendas
•Comunión

Los cantos del Ordinario de la Misa

El Ordinario está compuesto por textos que se repetían en todas las Misas. Todos los textos son en latín, excepto el Kyrie, que está en griego.
•El Kyrie
•El Gloria
•Credo
•Sanctus y Benedictus
•Agnus Dei
•Ite, Misa est

Los cantos del Oficio Divino o Liturgia de las Horas

Es la oración litúrgica cotidiana que han de cantar los cristianos, sean religiosos o laicos. En los monasterios, los monjes hacían una pausa en sus labores y se reunían regularmente a determinadas horas (horas canónicas) del día para hacer su oración. Los antifonarios usados para los salmos, los salmos mismos, y para los antifonarios Marianos. Estos son cuatro canciones (Alma Redemptoris Mater, Ave Regina caelorum, Regina caeli laetare, y Salve Regina) que vienen del siglo XI y son más complejos que la mayoría de los antifonarios de los salmos.

•Maitines: plegaria de vigilia.
•Laudes: plegaria de la mañana.
•Prima: seis de la mañana.
•Tercia: nueve de la mañana.
•Sexta: doce del mediodía.
•Nona: tres de la tarde.
•Vísperas: seis de la tarde.
•Completas: antes de ir al descanso.

La reforma carolingia

Entre los años 680 y 730, con los primeros carolingios, se produjo la refundición del repertorio romano existente en lo que desde entonces pasó a conocerse como Canto Gregoriano, en centros como Corbie, Metz o Sankt Gallen, y ello permitió su rápida divulgación por el norte de Europa. Los ritos anteriores eran, básicamente, el céltico, el ambrosiano, el galicano y el mozárabe o visigótico; todos ellos, enfrentados al rito romano tradicional, fueron desapareciendo paulatinamente tras la aparición de la liturgia Gregoriana, aceptada definitivamente a finales del siglo X.

Pipino el Breve, padre de Carlomagno, fue consagrado como rey de los francos por el papa Esteban II, quien se encontró con que en el reino se practicaba un rito distinto del romano, el galicano.Desde ese momento, Roma empezó a formar chanters enviados desde la Galia y a suministrar libros que permitiesen llevar a cabo la reforma de la liturgia; las escuelas de Rouen y Metz se convirtieron en centros fundamentales de enseñanza del canto gregoriano.

Apogeo del Canto Gregoriano

Este primer esquema iba a experimentar importantes modificaciones en los siglos posteriores, que se centran, básicamente, en cuatro puntos: la introducción del pautado hacia 1050, la diferencia entre las modalidades de ejecución, la generalización del canto a varias voces, con la aparición de la polifonía, y la imposición del compás regular.

La polifonía marcó un hito importante. Hasta el siglo IX, el canto era exclusivamente monódico, es decir, con una sola melodía. Mediante la polifonía, se combinan sonidos y melodías distintas y simultáneas para cada nota musical. Un sencillo ejemplo de ello es el canto conjunto de hombres y mujeres, que combina voces agudas con graves. menos preciso.

El declive y la situación actual

Dichas innovaciones condujeron al Canto Gregoriano hacia una situación de crisis que se vio agravada con el Renacimiento, mucho más inclinado a recuperar las tradiciones de la antigüedad clásica. Tras el Concilio de Trento, la Santa Sede decidió reformar todo el canto litúrgico, encomendando inicialmente tal misión a Giovanni Palestrina y Aníbal Zoilo en 1577, pero en los siglos posteriores fueron desapareciendo poco a poco los rasgos principales: eliminación de las melodías en los manuscritos, supresión de los signos y desaparición del viejo repertorio.

Sin embargo, con la instalación de los benedictinos en la abadía de Solesmes en 1835, se produjo su resurgimiento, reforzado con la creación de una escuela para organistas y maestros cantores laicos, gracias a Luís Nierdermeier en 1853. Poco a poco, el Canto Gregoriano se ha ido recuperando y, desde la citada abadía, se ha ido extendiendo a otras, como Silos, Montserrat o María Laach, recuperándose gran número de manuscritos de los siglos X al XIII. En las abadías, el monje se identifica con la vida monástica a través de la oración, recitada siempre según el Canto Gregoriano.
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Decadencia de la Orden del Cluny

Notapor marthy23 » Sab Sep 06, 2014 11:36 pm

"A pesar de sus grandes realizaciones Cluny empezó a mostrar graves síntomas de agotamiento desde principios del siglo XII.
La rigidez de su propia estructura y la excesiva centralización orgánica de la Orden haciendo descansar todo el peso en la figura del abad del monasterio fundacional, impedía la más mínima flexibilidad entre las distintas casas. Mientras que en los siglos X y XI ello había sido razón para el éxito en su desarrollo, a partir del siglo XII será razón para su agotamiento organizativo e incluso parálisis. Otro elemento a destacar fue el de la ordenación de nuevos miembros, que desde fines del siglo XI había atraído gran numero de nobles, más por el prestigio, privilegios, seguridad y comodidad de la vida monástica que la Orden ofrecía, que por una verdadera vocación monacal. Lo cual había llevado a una relajación de costumbres alejadas de la vida espiritual. El abad de Cluny, Pedro el Venerable, intentó atajar este problema pero no tuvo éxito. Sus medidas, tendentes a detener la creciente mundanización de Cluny, denunciada repetidamente por San Bernardo en su polémica con el abad borgoñón, llegaron demasiado tarde y no se hicieron efectivas.
Tampoco sería correcto presentar la aparición de fenómenos como el Cister o la Cartuja como el simple producto de la decadencia de Cluny. Por el contrario, fue el cambio general de orientación del monaquismo occidental - más favorable desde principios del siglo XII a los aspectos eremíticos y ascéticos - el que permitió el nacimiento de las nuevas órdenes. La especialización de la vida monástica en sus distintas vertientes militar, asistencial y ascética obedeció no tanto a la supuesta corrupción del espíritu de Cluny cuanto a su superación histórica. Desde comienzos del siglo XII el gran atractivo especialmente en la nobleza europea son las Ordenes Militares de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, los Templarios y otras." Carlos Sánchez Marco - "Historia del Reino de Navarra"
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor claudia corchado » Lun Sep 08, 2014 12:44 pm

Dios mandó la orden de Cluny
Dios no abandona nunca a su Iglesia en los momentos cruciales, y suscitó la renovación del monasterio de Cluny en el 910, en Borgoña (Francia), que contribuyó a la reforma de la Iglesia mediante la creación de monasterios en los que se observaban estrictamente las reglas monásticas y dio origen a una nueva rama del árbol de san Benito.
Esta orden restaura los grandes principios de la regla benedictina: elección libre de abad, independencia respecto a los príncipes y los obispos. Además, a las abadías dependientes de Cluny se les concedió la dependencia directa del papa. Por tanto, estos monasterios estaban libres de toda autoridad laical y de la jurisdicción del obispo diocesano. Esta situación se conoce con el nombre de “exención” canónica. Los monjes dedicaban su vida a cumplir con perfección la regla de san Benito; practicaban mucha oración, disciplina rígida y total adhesión a Roma. Desde los pueblos vecinos acudían a los actos litúrgicos y pedían oración por vivos y muertos (68).
En los siglos XI y XII se convierte Cluny en la cabeza de una serie de monasterios que se extienden por toda Europa, pero siempre bajo la autoridad espiritual de Cluny. En sus mejores días llega a haber 50.000 monjes repartidos en 1.200 monasterios. Cluny pone el acento en la liturgia y la oración perpetua, pues la principal ocupación era la celebración litúrgica del Oficio divino en el coro. Esta actividad ocupaba gran parte de la jornada del monje, reduciendo por tanto su trabajo intelectual y manual. Este último quedaba en manos de trabajadores agrícolas dependientes del monasterio. La longevidad y la personalidad de sus primeros abades contribuyen a explicar el extraordinario influjo que ejerció Cluny en Europa. Algunos de sus abades más famosos fueron: Odón, Máyolo, Odilón, Hugo, Pedro el Venerable.
Cluny participaba en la reforma de los otros monasterios y en la reforma general de la Iglesia, pues el abad de Cluny extendía su autoridad sobre los demás monasterios, nombrando o controlando la elección de loa abades, para impedir la intromisión de los señores laicos. Mantenía una fuerte adhesión al papa y a la liturgia romana, y fue cuna de la que salieron numerosos obispos y algunos papas. Practicaba ampliamente la caridad con los pobres y promovía el arte romántico (69). Los establecimientos cluniacenses ven agruparse a su alrededor pequeñas aglomeraciones.
Contemporáneas de Cluny, otras abadías benedictinas ejercen gran influencia en sus regiones: la Chaise-Dieu de Auvergne, Saint-Victor en Marsella, Camaldoli fundada por san Romualdo en Toscana.
La reforma de Cluny fue tan grande que influyó en otros monasterios y hasta en la curia romana. El éxito de Cluny se debió sin duda a la vida espiritual que infundió en sus monasterios y a la disciplina y buena organización que impuso; pero también se debió a la eminente personalidad de sus abades y a una circunstancia que vale la pena resaltar: su extraordinaria longevidad, que aseguraba la estabilidad y consolidación de su obra.
Cluny había triunfado y también se había enriquecido. Pero no existe para la Iglesia mayor peligro que el triunfo y el dinero y como no se puede servir a dos señores, en los siguientes siglos en Cluny, el dinero desplazó a la pobreza, el espíritu mundano a la austeridad y, como hombres que eran, la ambición de cargos eclesiásticos acabó con la humanidad. Estaban atrapados en el aburguesamiento.

(68) Tanto oraban los monjes por los muertos que el abad san Odilón fijó un día en el año que lo llamó “de los fieles difuntos” –el dos de noviembre- festividad litúrgica que llegó hasta nosotros.
(69) De hecho, la iglesia de Cluny fue por mucho tiempo la mayor de Europa.

-Bibliografía
Rivero Antonio
Historia de la Iglesia siglo a siglo
Editorial El Arca
Págs. 156-158

Saludos a todos.
claudia corchado
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor jaime a. mejía rosales » Lun Sep 08, 2014 4:47 pm

¡Venga Tu Reino!

Estimados en Cristo: aquí mi contribución con algunas imágenes de esta Orden.

https://imageshack.com/i/p5e6494qg
https://imageshack.com/i/eyxKkViQj
https://imageshack.com/i/pcHzbvkRj
https://imageshack.com/i/ipCjVSeUj
https://imageshack.com/i/knltz1Nrg

Los principales aspectos organizativos, políticos y religiosos de los "monjes negros" se pueden resumir en los siguientes puntos:
• Vasallaje exclusivo a Roma y defensa de su primacía moral
• Predominio de una férrea estructura jerárquica piramidal entre prioratos, abadías subordinadas y abadías afiliadas.
• Organización feudal interna y apoyo a la sociedad feudal de la época, manteniendo buenas relaciones con nobles y obispos (a pesar de su inmunidad frente a ellos)
• Intensificación decisiva de la clericalización del monacato. Cluny multiplicó el número de sacerdotes entre sus miembros.
• Predominio en la vida monástica del rezo litúrgico y la celebración coral de la eucaristía, frente a los trabajos físicos que eran irrelevantes, y que eran realizados por personal subalterno.
• Conservación y difusión de la cultura gracias a labor de sus scriptoria donde se realizaban permanentemente copia de manuscritos.

Que Dios los bendiga ;)
jaime a. mejía rosales
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor EsterNini » Mar Sep 09, 2014 3:01 pm

En 1998 se cumplieron mil años de la institución de la conmemoración de los fieles difuntos, Juan Pablo II escribio el siguiente mensaje para ese ocasión:

MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL ABAD DE CLUNY CON MOTIVO DEL MILENARIO
DE LA CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS,
INSTITUIDA POR SAN ODILÓN


A mons. Raymond SÉGUY
Obispo de Autun, Châlon y Mâcon
Abad de Cluny
1. En este año en que se celebra el milenario de la conmemoración de los fieles difuntos, instituida por san Odilón, quinto abad de Cluny; el centenario de la fundación, por obra de su predecesor, el cardenal Perraud, de la archicofradía de Nuestra Señora de Cluny, encargada de orar por las almas del purgatorio; y el 40 aniversario de la revista Lumière et vie, que promueve la oración por los difuntos, de buen grado me uno con el pensamiento a todos los que, durante este año, participen en las celebraciones ofrecidas por quienes nos han precedido. En efecto, al día siguiente de la fiesta de Todos los Santos, en que la Iglesia celebra con alegría la comunión de los santos y la salvación de los hombres, san Odilón quiso exhortar a sus monjes a orar de manera particular por los difuntos, contribuyendo así misteriosamente a su acceso a la bienaventuranza; desde la abadía de Cluny, poco a poco se ha difundido la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, con una celebración que san Odilón llamó la fiesta de los muertos, práctica que hoy está en vigor en la Iglesia universal.
2. Al orar por los difuntos, la Iglesia contempla ante todo el misterio de la resurrección de Cristo que, con su cruz, nos obtiene la salvación y la vida eterna. Por eso, con san Odilón, podemos repetir incesantemente: «La cruz es mi refugio, la cruz es mi camino y mi vida. (...) La cruz es mi arma invencible. La cruz rechaza todo mal. La cruz disipa las tinieblas ». La cruz del Señor nos recuerda que toda vida está iluminada por la luz pascual, que ninguna situación está totalmente perdida, puesto que Cristo ha vencido la muerte y nos ha abierto el camino de la verdadera vida. La redención «se realiza en el sacrificio de Cristo, gracias al cual el hombre rescata la deuda del pecado y es reconciliado con Dios» (Tertio millennio adveniente, 7).
3. En el sacrificio de Cristo se funda nuestra esperanza. Su resurrección inaugura «los últimos tiempos» (1 P 1, 20; cf. Hch 1, 2). La fe en la vida eterna que profesamos en el Credo es una invitación a la gozosa esperanza de ver a Dios cara a cara. Creer en la resurrección de la carne significa reconocer que hay un fin último, una finalidad última para toda vida humana, que «colma de tal modo el deseo del hombre, que no queda nada por desear fuera de ella» (santo Tomás de Aquino, Summa Theol. I-II, q. 1, a. 5; cf. san Paulino de Nola, Cartas 1, 2). San Agustín expresó admirablemente este mismo deseo: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti» (ConfesionesI, 1). Por tanto, todos estamos llamados a vivir con Cristo, sentados a la diestra del Padre, y a contemplar la santísima Trinidad, dado que «Dios es el objeto principal de la esperanza cristiana» (san Alfonso María de Ligorio, Practicar el amor de Jesucristo 16, 2); con Job podemos exclamar: Yo sé que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre el polvo. Tras mi despertar me alzará junto a él, y con mi propia carne veré a Dios. Yo, sí, yo mismo lo veré, mis ojos lo mirarán, no ningún otro» (Jb 19, 25-27).
4. Recordamos también que el Cuerpo místico de Cristo está en espera de su unidad, al término de la historia, cuando todos sus miembros alcancen la bienaventuranza perfecta y Dios sea todo en todos (cf. Orígenes, Homilía sobre el Levítico, 7). En efecto, la Iglesia espera la salvación eterna para todos sus hijos y para todos los hombres. «Creemos que la Iglesia es necesaria para la salvación. Porque sólo Cristo es el Mediador y el camino de la salvación, que, en su Cuerpo, que es la Iglesia, se nos hace presente. Pero el propósito divino de salvación abarca a todos los hombres: y aquellos que, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, sin embargo, a Dios con corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, por cumplir con obras su voluntad, conocida por el dictamen de la conciencia, ellos también, en un número ciertamente que sólo Dios conoce, pueden conseguir la salvación eterna (Pablo VI, Credo del pueblo de Dios, 23).
En espera de que la muerte sea vencida definitivamente, los hombres «peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando claramente a Dios, uno y trino» (Lumen gentium, 49; cf. Eugenio IV, bula Laetantur coeli). Unida a los méritos de los santos, nuestra oración fraterna ayuda a quienes esperan la visión beatífica. La intercesión por los muertos, lo mismo que la vida de los vivos según los mandamientos divinos, obtiene méritos que sirven para la plena realización de la salvación. Se trata de una expresión de la caridad fraterna de la única familia de Dios, por la que «estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia» (Lumen gentium, 51): «Salvar almas que amen a Dios eternamente» (Teresa de Lisieux, Oraciones, 6; cf. Manuscrito A 77 r°). Para las almas del purgatorio, la espera de la bienaventuranza eterna, del encuentro con el Amado, es fuente de sufrimientos a causa de la pena debida al pecado, que las mantiene alejadas de Dios. Pero también existe la certeza de que, una vez acabado el tiempo de purificación, el alma irá al encuentro de Aquel a quien desea (cf. Sal 42 y 62).
5. La contemplación de la vida de los hombres que han seguido a Cristo nos anima a llevar una vida cristiana bella y recta, que nos haga «dignos del reino de Dios» (2 Ts 1, 5). De hecho, estamos llamados a la «vigilancia sobrenatural», según la expresión del cardenal Perraud (cf. Carta con ocasión del noveno centenario de la fiesta en honor de los difuntos), a fin de prepararnos cada día para la vida eterna. Como subrayaba el cardenal John Henry Newman, «no sólo debemos creer, sino también velar; no sólo amar, sino también velar; no sólo obedecer, sino también velar (...). Posiblemente la vigilancia es la prueba principal en que se reconoce al cristiano ». Dado que velar significa «estar desapegados de las cosas presentes y vivir en lo que es invisible; vivir con el pensamiento de Cristo, tal como él vino una vez y como vendrá de nuevo; desear su venida» (Parochial and plain Sermons, IV, 8).
6. Las oraciones de intercesión y de petición, que la Iglesia eleva incesantemente a Dios, tienen un valor muy grande. Son «propias de un corazón conforme a la misericordia de Dios» (Catecismo de la Iglesia católica, n. 2635). El Señor se conmueve siempre ante las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. Durante la eucaristía, mediante la oración universal de los fieles y el memento por los difuntos, la comunidad reunida presenta al Padre de toda misericordia a quienes han muerto, para que, por la prueba del purgatorio, si tuvieran necesidad de ella, se purifiquen y alcancen la bienaventuranza eterna. Al encomendarlos al Señor, nos sentimos solidarios con ellos y participamos en su salvación, en el admirable misterio de la comunión de los santos. La Iglesia cree que a las almas que están en el purgatorio «les ayudan los sufragios de los fieles y particularmente el aceptable sacrificio del altar» (Concilio de Trento, Decreto sobre el purgatorio), así como «las limosnas, y otras obras de piedad» (Eugenio IV, bula Laetantur coeli). «En efecto, la misma santidad vivida, que deriva de la participación en la vida de santidad de la Iglesia, representa ya la aportación primera y fundamental a la edificación de la misma Iglesia en cuanto .comunión de los santos.» (Christifideles laici, 17).
7. Así pues, aliento a los católicos a orar con fervor por los difuntos, por los de sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han muerto, para que obtengan la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor: «Ven, querida alma mía, al descanso eterno entre los brazos de mi bondad, que te ha preparado las delicias eternas» (san Francisco de Sales, Introducción a la vida devota 17, 4).
Confiando a la intercesión de Nuestra Señora, de san Odilón y de san José, patrono de la buena muerte, a los fieles que oren por los muertos, les imparto de todo corazón mi bendición apostólica, así como a los miembros de la comunidad diocesana de Autun, a los miembros de la archicofradía de Nuestra Señora de Cluny y a los lectores de la revistaLumière et vie. La extiendo con gusto a todos los que, durante el año del milenario, oren por la intención de las almas del purgatorio, participen en la eucaristía y ofrezcan sacrificios por los difuntos.
Vaticano, 2 de junio de 1998
EsterNini
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor Domitila 1956 » Jue Sep 11, 2014 9:43 pm

Para iniciar este tema es importante hacer mención de la fecha de inicio que fue el 11 de septiembre del 910 por el duque Guillermo I de Aquitania pero con la condición de que estuviera bajo la autoridad directa de Roma sin sometimiento Feudal

San Benito de Aniane propago la regla benedictina la cual resalta el silencio y la liturgia de la vida cristiana, confecciono un consuetudinario para el uso exclusivo de los monjes y trabajo para restaurar la Liturgia Romana (821). A el se debe la reforma de los monjes en el Concilio de Aquisgran en 817 sus estatutos fueron añadidos a la Regla de San Benito, reunió libros de homilías de la obra de los Padres de la iglesia.

Los monjes se dedicaban a la celebración de las Horas Liturgias, al canto de los Salmos, a las procesiones solemnes, celebración de la misa, se aumento el culto a Maria Virgen, promovieron música sacra, la arquitectura y el arte solemnizaban la belleza de los ritos, enriquecieron el Calendario Litúrgico como ejemplo se instituyo la celebración de los Fieles Difuntos

Se dice que servia de escanciador al rey Pepino y a su hijo Carlomagno a punto de morir ahogado por salvar la vida de su hermano hizo voto e abandonar al mundo confirmadondolo después a 24 kilómetros de Dijon donde se hace monje. Al regresar a una propiedad junto al lago Aniane construye una ermita poniéndose bajo su dirección algunos ermitaños, ganándose su sustento con trabajo manual, vivían a pan y agua y solo en fiestas añadían leche o vino, si era de limosna.

Cuando aumento el numero de discípulos construyó un monasterio, al principio amaba la pobreza y celebraba con cálices de madera, vidrio o peltre, posteriormente cambio y construyo un claustro con pilares de mármol, lo doto de cálices de plata, ricos ornamentos y de libros para la biblioteca.

El emperador Luis el piadoso lo atrajo a su abadía d onde construyo un monasterio en el Inde. El Cluny I lo consagro San Odon ( 926-942) en 963 se inicio Cluny II impulsada por San Mayeul (954-999) terminada en 981. Cluny III se construyo entre (1049-1109) fue la iglesia mas grande durante siglos con 187 m. de largo con cinco naves y dos transeptos. La abadía fue saqueada y destruida en 1790.

Cuando se dieron lugar a las cruzadas se impulso la construcción de monasterios a lo largo del lugar de peregrinaje donde se obtenía alojamiento, comida y hospitalizacion, una de las ideas de los monjes era reconquistar a los musulmanes.Se dice que lo inflexible de la estructura de la orden, e ingreso de nobles sin vocación así como relajar las costumbres entre los monjes con la consecuente decadencia de la orden para dar inicio a la orden del Cluner
Domitila 1956
 
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Re: 3. La Orden de Cluny. 26 agosto 2014

Notapor sandrop » Vie Sep 12, 2014 8:03 am

La reforma a la orden de San Benito

Hermanos les comparto estas hermosas palabras del Santo Padre Benedicto XVI, referidas a la Orden de Cluny, tomadas de: http://www.vatican.va/holy_father/bened ... 11_sp.html



BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 11 de noviembre de 2009
[Vídeo]


La reforma cluniacense
Queridos hermanos y hermanas:
Esta mañana quiero hablaros de un movimiento monástico que revistió gran importancia en los siglos de la Edad Media, y al que ya me he referido en catequesis anteriores. Se trata de la Orden de Cluny, que, a comienzos del siglo XII, en el momento de su máxima expansión, contaba con cerca de mil doscientos monasterios: ¡una cifra verdaderamente impresionante! En Cluny, hace mil cien años, en 910, gracias a la donación de Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania, se fundó un monasterio que se encomendó al abad Bernón. En aquel tiempo el monaquismo occidental, que había florecido algunos siglos antes con san Benito, sufría una fuerte decadencia por diversas causas: las condiciones políticas y sociales inestables, debidas a las continuas invasiones y devastaciones de pueblos no integrados en el tejido europeo, la pobreza generalizada y, sobre todo, la dependencia de las abadías de los señores locales, que controlaban todo lo que pertenecía a los territorios de su competencia. En ese contexto, Cluny representó el alma de una profunda renovación de la vida monástica, a fin de reconducirla a su inspiración originaria.
En Cluny se restableció la observancia de la Regla de san Benito con algunas adaptaciones ya introducidas por otros reformadores. Sobre todo se quiso garantizar el papel central que debe ocupar la liturgia en la vida cristiana. Los monjes cluniacenses se dedicaban con amor y gran esmero a la celebración de las Horas litúrgicas, al canto de los Salmos, a procesiones tan devotas como solemnes y, sobre todo, a la celebración de la santa misa. Impulsaron la música sagrada; quisieron que la arquitectura y el arte contribuyeran a la belleza y solemnidad de los ritos; enriquecieron el calendario litúrgico con celebraciones especiales como, por ejemplo, a principios de noviembre, la Conmemoración de los fieles difuntos, que también nosotros acabamos de celebrar; incrementaron el culto a la Virgen María. Los monjes de Cluny otorgaban tanta importancia a la liturgia porque estaban convencidos de que era participación en la liturgia del cielo. Y se sentían responsables de interceder ante el altar de Dios por los vivos y los difuntos, puesto que muchísimos fieles les pedían con insistencia que los recordaran en la oración.
Por otro lado, esta era precisamente la finalidad con la que Guillermo el Piadoso había querido que naciera la abadía de Cluny. En el antiguo documento que atestigua su fundación, se lee: "Establezco con este don que en Cluny se construya un monasterio de regulares en honor de los Apóstoles san Pedro y san Pablo; que en él se congreguen monjes que vivan según la Regla de san Benito (...); que allí sea frecuentado un venerable refugio de oración con votos y súplicas; que allí se busque y se aspire con todo deseo e íntimo ardor la vida celestial; y que asiduamente se dirijan allí al Señor oraciones, invocaciones y súplicas".
Para salvaguardar y alimentar este clima de oración, la regla cluniacense subrayó la importancia del silencio, a cuya disciplina los monjes se sometían de buena gana, convencidos de que la pureza de las virtudes, a la que aspiraban, requería un recogimiento íntimo y constante. No sorprende que muy pronto la fama de santidad envolviera al monasterio de Cluny, y que muchas otras comunidades monásticas decidieran seguir sus costumbres. Muchos príncipes y Papas pidieron a los abades de Cluny que difundieran su reforma, de manera que en poco tiempo se extendió una tupida red de monasterios vinculados a Cluny o por auténticos vínculos jurídicos o por una suerte de afiliación carismática. De este modo se iba delineando una Europa del espíritu en las diferentes regiones de Francia, en Italia, en España, en Alemania y en Hungría.
El éxito de Cluny se debió ante todo a la elevada espiritualidad que allí se cultivaba, pero asimismo a otras condiciones que favorecieron su desarrollo. A diferencia de lo que había sucedido hasta entonces, al monasterio de Cluny y a las comunidades que dependían de él se los eximió de la jurisdicción de los obispos locales y se los sometió directamente a la del Romano Pontífice. Esto conllevaba un vínculo especial con la sede de Pedro y, justamente gracias a la protección y el aliento de los Pontífices, los ideales de pureza y de fidelidad, que la reforma cluniacense quería buscar, pudieron difundirse rápidamente. Además, los abades eran elegidos sin ninguna injerencia de las autoridades civiles, a diferencia de lo que sucedía en otros lugares. Personas verdaderamente dignas se sucedieron en el gobierno de Cluny y de las numerosas comunidades monásticas dependientes: el abad Odón de Cluny, del que hablé en una catequesis hace dos meses, y otras grandes personalidades, como Emardo, Mayolo, Odilón y sobre todo Hugo el Grande, que desempeñaron su servicio durante largos periodos, asegurando estabilidad a la reforma emprendida y a su difusión. Además de Odón, se venera como santos a Mayolo, Odilón y Hugo.
La reforma cluniacense tuvo efectos positivos no sólo en la purificación y en un nuevo esplendor de la vida monástica, sino también en la vida de la Iglesia universal. La aspiración a la perfección evangélica representó un estímulo para luchar contra dos males graves que afectaban a la Iglesia de ese tiempo: la simonía, es decir, la adquisición de cargos pastorales comprándolos, y la inmoralidad del clero secular. Los abades de Cluny con su autoridad espiritual y los monjes cluniacenses que llegaron a obispos, algunos de ellos incluso a Papas, fueron protagonistas de tan imponente acción de renovación espiritual. Y no faltaron los frutos: el celibato de los sacerdotes volvió a ser estimado y vivido, y en la asunción de los cargos eclesiásticos se introdujeron procedimientos más transparentes.
Asimismo, fueron significativos los beneficios que los monasterios inspirados en la reforma cluniacense aportaron a la sociedad. En una época en la que sólo las instituciones eclesiásticas prestaban ayuda a los indigentes, la caridad se practicó con empeño. En todas las casas el limosnero tenía la obligación de hospedar a los viandantes y los peregrinos necesitados, a los sacerdotes y los religiosos que estaban de viaje y, sobre todo, a los pobres que acudían para pedir comida y un techo durante algunos días. No menos importantes fueron otras dos instituciones, típicas de la civilización medieval, promovidas desde Cluny: las llamadas "treguas de Dios" y la "paz de Dios". En una época fuertemente marcada por la violencia y por el espíritu de venganza, con las "treguas de Dios" se aseguraban largos periodos sin beligerancia, con ocasión de determinadas fiestas religiosas y de algunos días de la semana. Con "la paz de Dios" se pedía, bajo la pena de una censura canónica, que se respetara a las personas inermes y los lugares sagrados.
De este modo, en la conciencia de los pueblos de Europa se incrementaba el proceso de larga gestación que llevaría a reconocer, cada vez con más claridad, dos elementos fundamentales para la construcción de la sociedad, es decir, el valor de la persona humana y el bien primario de la paz. Además, como sucedía con las demás fundaciones monásticas, los monasterios cluniacenses disponían de amplias propiedades que hacían rendir diligentemente, contribuyendo así al desarrollo de la economía. Junto al trabajo manual, se llevaban a cabo también algunas actividades culturales típicas del monaquismo medieval como las escuelas para los niños, las bibliotecas y los scriptoria para la transcripción de libros.
De este modo, hace mil años, cuando estaba en pleno desarrollo el proceso de formación de la identidad europea, la experiencia cluniacense, difundida en amplias regiones del continente europeo, aportó su contribución importante y valiosa. Recordó la primacía de los bienes del espíritu; mantuvo viva la tensión hacia las cosas de Dios; inspiró y favoreció iniciativas e instituciones para la promoción de los valores humanos; educó en un espíritu de paz.
Queridos hermanos y hermanas, oremos para que todos los que se interesan por un humanismo auténtico y por el futuro de Europa sepan redescubrir, apreciar y defender el rico patrimonio cultural y religioso de estos siglos.
________________________________________
Saludos
Llamamiento del Papa a una paz estable en Sri Lanka
Han pasado cerca de seis meses desde que acabó el conflicto que ensangrentó Sri Lanka. Se notan con satisfacción los esfuerzos de las autoridades que, estas semanas, están facilitando el regreso a casa de los desplazados a causa de la guerra. Exhorto encarecidamente a acelerar ese compromiso y pido a todos los ciudadanos que contribuyan a una rápida pacificación, respetando plenamente los derechos humanos, y a una justa solución política de los desafíos que aún debe afrontar el país. Por último, espero que la comunidad internacional se comprometa en favor de las necesidades humanitarias y económicas de Sri Lanka, y elevo mi oración a la Virgen santa de Madhu para que siga velando por esa amada tierra.
(A los peregrinos de lengua francesa)
Que la búsqueda de la contemplación del misterio de Dios que animó a los monjes de Cluny sea también para vosotros hoy un estímulo en vuestro camino hacia Dios y hacia vuestros hermanos.
(En lengua española)
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, El Salvador, Argentina, México y otros países latinoamericanos. Que sepamos apreciar y cultivar los bienes del espíritu y el verdadero humanismo de los monjes de Cluny.
(A los peregrinos procedentes de Polonia)
El día de la fiesta nacional de vuestra patria permitidme recordar las palabras que pronunció el siervo de Dios Juan Pablo II: "El beso depositado en la tierra polaca asume para mí un significado particular. Es como el beso dado a las manos de la madre, ya que la patria es nuestra madre terrena. (...) Su historia no ha sido fácil (...); ha sufrido mucho (...); por ello tiene derecho también a un amor especial" (Varsovia, 16 de junio de 1983: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de junio de 1983, p. 1). Esta descripción de la patria sea para vosotros motivo de gratitud por su libertad y de estímulo a trabajar con empeño por su futuro. Que el Señor bendiga a Polonia y a cada uno de vosotros".
(En lengua italiana)
Saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridos jóvenes, especialmente vosotros, alumnos de la escuela "Santa Teresa del Niño Jesús" de Santa Marinella, contemplad el ejemplo de san Martín, cuya fiesta celebramos hoy, para un compromiso de generoso testimonio evangélico. Vosotros, queridos enfermos, como él confiad en el Señor, que no nos abandona en el momento de la prueba. Y vosotros, queridos recién casados, animados por la fe que caracterizó a san Martín, sabed respetar y servir siempre la vida, que es don de Dios.
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