4. La Orden del Cister. 1 septiembre

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor AnyM » Dom Sep 07, 2014 11:09 pm

Arquitectura cisterciense

La estética del Císter procuró desde los orígenes de la orden la búsqueda de una pobreza absoluta, o lo que es lo mismo, que no existiese ninguna forma de riqueza. Esto supone la antítesis de la orden de Cluny, cuyas construcciones eran grandiosas.

Considerar algunos hechos cronológicos

En el Medievo, el monacato en Occidente fue evolucionando y perfeccionando su organización.
Hechos significativos:

En el 529, San Benito de Nursia fundó el monasterio de Montecasino, que es el origen de la orden de los benedictinos.
Posteriormente, en el año 540, San Benito de Nursia escribió una Regla para sus monjes, La Regula monasteriorum (Regla de los monasterios), que ordena la jornada del monje de forma estricta y debiendo obediencia al abad. Esta fue observada por la mayoría de los monasterios en la Edad Media.

Durante el 816, Benito de Aniane promovió una reforma monacal apoyada por Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, que supuso la unificación bajo la regla de Benito de Nursia de todos los monasterios del Imperio carolingio.

A lo largo del 909, Guillermo III, duque de Aquitania, donó tierras para la fundación de la orden benedictina de Clumy, bajo la dependencia del Papa, para evitar las injerencias de los señores feudales. Primó la celebración grandiosa de la liturgia que se correspondía con iglesias de gran esplendor. Llegó a tener 2000 prioratos autónomos sometidos a la obediencia y al gobierno común del abad de Cluny, que era elegido libremente por los monjes.

En el año 1098, Roberto de Molesmes fundó la orden benedictina del Císter. Se llegaron a fundar 754 abadías, cada una con un abad independiente.

Arquitectónicamente, la herencia que recibieron los cistercienses, y que adaptaron a su ideario, se resume a continuación:

En la Edad Media, la arquitectura de las iglesias y monasterios buscaba transmitir la preponderancia de la vida eterna prometida en el cristianismo, por lo que fue una referencia constante la descripción de la Jerusalén celestial, del Apocalipsis del Apóstol San Juan:

"...y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios... Su resplandor era como el de una piedra muy preciosa, como jaspe cristalino... Tenía una muralla grande y alta con doce puertas ... la ciudad es un cuadrado: su largura es igual a su anchura... Su largura, anchura y altura son iguales... el material de esta muralla es jaspe y la ciudad es de oro puro semejante al vidrio puro... "

Esta fuerte simbología se reflejó en los monasterios en la búsqueda de una ciudad de Dios ideal, basada en la organización por cuadrados de las distintas zonas. En el monacato carolingio se tradujo en el plano del monasterio de San Gall, que sirvió de modelo para la construcción de monasterios en todo el Imperio Sacro Romano y cuyo plano es el más antiguo que se conserva sobre arquitectura monacal (siglo IX).

El monasterio se ordenó a partir de la clausura, que en lo sucesivo pasó a convertirse en el centro de todos los monasterios. Cluny también se basó en la distribución de San Gall. El Císter también aceptó lo fundamental de esta distribución. Comparando los planos de Claraval II, primer gran monasterio cisterciense, y de San Gall, se comprueba en ambos casos lo siguiente:

Las iglesias están orientadas este-oeste; los claustros están adosados a la iglesia; el ala este del claustro se destina a dependencias de los monjes; el ala sur del claustro a comedor y cocina; el ala oeste a almacenes.

El plano tipo se aplicó en la construcción de todos los nuevos monasterios. Así, la iglesia se orientaba en dirección este-oeste con la cabecera al este; el claustro se adosaba a la iglesia; el ala este del claustro se dedicaba a dependencias de los monjes con la sala capitular en la planta baja y el dormitorio en la planta primera con dos escaleras, una que baja al interior de la iglesia y la otra al claustro; en el ala del claustro contraria a la iglesia se disponía el refectorio y la cocina; en el ala oeste (normalmente, con acceso independiente del claustro), un edificio de dos plantas se destinaba a los conversos y almacenes con acceso independiente a la parte trasera de la iglesia.

Además, en la abadía vivía una segunda comunidad, la de los conversos. Vivían su entrega espiritual en el trabajo diario en el campo, fraguas y molinos, no sabían leer y no mantenían ningún contacto con la comunidad de monjes. Esto último se consiguió diseñando dos zonas en el monasterio estancas e incomunicadas entre sí. La zona de los conversos tenía la misma calidad constructiva que la de los monjes.

La arquitectura cisterciense surgió en la época final del románico en la zona de influencia del Condado de Borgoña y de Cluny. Sus constructores recogieron las novedades del siglo anterior, lleno de innovaciones arquitectónicas: La piedra en aparejo y las bóvedas de piedra que habían sustituido a las de madera que se incendiaban con facilidad. En varias iglesias románicas de la zona se aprecian las formas constructivas que luego emplearon los cistercienses.

En 1124, Bernardo escribió “Apología a Guillermo”, una fuerte crítica a lo que él consideraba los excesos de la orden de Cluny. En este escrito, Bernardo reprendió duramente la escultura, la pintura, los adornos y las dimensiones excesivas de las iglesias de los cluniacenses. Partiendo del espíritu cisterciense de pobreza ascetismo riguroso, llegó a la conclusión de que los monjes, que habían renunciado a las bondades del mundo, no precisaban de nada de esto para reflexionar en la ley de Dios.

Los argumentos que empleó en su Apología son los siguientes:

Sobre las pinturas y los adornos, los rechazó en los monasterios y los justificó en las parroquias. Estas son las razones que expuso: Muéstreles un cuadro hermoso de algún santo. Cuanto más brillantes son los colores, mas santificado les parecerá a ellos. Hay más admiración por la belleza que veneración por la santidad. Así las iglesias se adornan. Vemos los candelabros de bronce grandes, maravillosamente labrados. ¿Cual es el propósito de tales cosas? ¿Ganar la contrición de penitentes ó la admiración de los espectadores? ¿Si las imágenes sagradas no significan nada a nosotros, por qué no economizamos por lo menos en la pintura?. Convengo. Permitamos que esto se haga en iglesias porque si es dañoso para el inútil y codicioso, no lo es para el simple y el devoto.

Rechazo de las esculturas en los monasterios. Argumentó: ¿Pero en los claustros, dónde los hermanos están leyendo, qué son esas monstruosidades ridículas...mitad-hombres, tigres rayados, soldados que luchan y cazadores soplando sus cuernos....así que... tan maravillosas son las varias formas que nos rodean que es más agradable leer el mármol que los libros, y pasar el día entero con estas maravillas que meditando en la ley del Buen Señor.

Rechazo de iglesias suntuosas en los monasterios. Sobre las iglesias de la orden de Cluny, lamentó su altura excesiva, su longitud y su anchura desmesuradas.

Rechazo de las riquezas en los monasterios porque no son necesarias y porque las precisan los pobres. Empleó esta argumentación: Pero los monjes que han renunciado a las cosas preciosas y encantadoras de este mundo para entregarse a Cristo. ¿Estamos buscando dinero o más bien beneficio espiritual? Todas estas vanidades costosas pero maravillosas, inspiran a la gente a contribuir con dinero más que a rogar y rezar. Visten a la iglesia con piedras de oro y deja a sus hijos ir desnudos. Los ojos de los ricos se alimentan a expensas del indigente. ¿Finalmente, son buenas tales cosas para los hombres pobres? ¿Y para los monjes, los hombres espirituales?

Exordio de Císter y Resumen de la Carta de Caridad:

Para que entre las abadías se mantenga siempre una unidad indisoluble, establecemos, en primer lugar, que la regla de san Benito sea entendida por todos de la misma manera, sin desviarse de ella ni un ápice. En segundo lugar, que todos tengan los mismos libros, al menos, en lo tocante al Oficio divino, la misma ropa, los mismos alimentos y por último los mismos usos y las mismas costumbres.

Todas las abadías tienen también una arquitectura similar. En primer lugar, se buscaron soluciones constructivas para cada dependencia que favoreciesen el espíritu de la regla, lo que se llama el establecimiento del programa tipo , ó resumidamente plano tipo, donde Bernardo de Claraval tuvo una influencia decisiva. En segundo lugar, una vez establecido el plano tipo, se impuso en las nuevas construcciones.

Cada abad padre transmitía a sus filiales el plan arquitectónico que había aplicado anteriormente en la construcción de su propia abadía y toda su experiencia acumulada. Además, todos los abades se reunían en Císter en el Capítulo General, una vez al año, y está comprobado que se hablaba mucho de la construcción de las nuevas obras. Por último, en la construcción propiamente dicha del nuevo monasterio, viviendo el día a día de la obra, el abad tenía a un monje encargado, llamado cillerero, cuya responsabilidad era el control de las obras y además llevaba las finanzas de la abadía bajo la supervisión del abad.

El monje cillerero controlaba los albañiles (unidos en una corporación gremial que integraba acanteros y destajistas), los herreros y los carpinteros (para los andamios y cimbras se precisaba mucha madera). Es una cuestión todavía debatida si los arquitectos eran los mismos monjes o contrataban maestros de obra. Dado el secreto gremial de la construcción en esta época, la alta cualificación que se precisaba y la enorme actividad constructora que desplegaron en poco tiempo, parece razonable pensar que emplearon maestros de obra contratados específicamente para la construcción. En la Edad Media empleaban ya una organización muy compleja, diversas formas de sueldos y precios, distintos tipos de contratos, y se llevaba una contabilidad rigurosa de todos los gastos.

Asombra comprobar, cuando se visitan las abadías, encontrar siempre la misma distribución.

La iglesia

Regla de san Benito:...dice el Profeta: siete veces al día te alabé... dijo el mismo Profeta : a media noche me levantaba para darte gracias...
... ofrezcamos pues... alabanzas a nuestro Creador... en estos tiempos... en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas, y levantémonos por la noche para darle gracias.

La iglesia era para el uso exclusivo de las comunidades de monjes y conversos. Por ello no hay una fachada principal por donde entran los creyentes a la iglesia. Los monjes accedían por dos puertas laterales de la parte delantera, por el día a través del claustro y por la noche desde el dormitorio por la escalera de maitines. Los conversos entraban por un lateral de la parte trasera a través de un corredor independiente que conectaba con su edificio.

La comunidad de monjes se colocaba en el coro de monjes en la parte delantera de la nave central, los conversos en el coro de conversos en la parte trasera de la nave central. Ambos coros estaban físicamente separados.

La iglesia es el edificio más importante de la abadía y la casa de Dios. Arquitectónicamente, las características de estas iglesias son:

• Nave central con bóvedas de cañón apuntadas (en el periodo inicial, románicas) o bóvedas de crucería ligeramente ojivales con nervaduras y ventanas laterales (en el segundo periodo, góticas).
• Dos naves laterales de menor altura que sirven como contrafuertes de la bóveda de la nave central.
• Una cornisa suele recorrer longitudinalmente la base de la bóveda.
• Pilares cruciformes con pilastras circulares embebidas que se prolongan, una hasta el arco fajón de la bóveda de la nave central, otras dos en los arcos formeros y la cuarta en la nave lateral.
• Las pilastras circulares de la nave central, frecuentemente, se interrumpen antes de llegar al suelo en una ménsula.
• Alzados de la nave central de un solo piso con arcos formeros.
• Coro plano con ventanas en el arco testero (inicialmente), luego aparecerían también los circulares.
• Transepto con otros cuatro coros secundarios planos (donde los otros monjes-sacerdotes celebraban su misa diaria).
• Iluminación monocroma, normalmente blanca.
• El claustro[editar]
• Exordio del císter:... el monje no debe vivir fuera del claustro... no obstante, puede ir a las granjas siempre que se le mande, aunque nunca para vivir en ellas largo tiempo...
• El claustro es el centro de la vida monástica y desde el mismo se accede a todas las dependencias de los monjes. Se trata de una galería cubierta, que hace el perímetro de un cuadrado de 25 a 35 metros de lado y se abre interiormente a un patio central mediante unaarquería corrida.
• Las bóvedas, inicialmente, fueron de cañón apuntado, pero rápidamente se aceptó el modelo gótico, de arcos ojivales y bóvedas de crucería.
• La galería, inicialmente, fueron arcos de medio punto, agrupados de dos en dos bajo arcos de descarga con contrafuertes. Posteriormente, se empleó el arco gótico y las agrupaciones fueron de dos, tres o cuatro arcos por arco de descarga.

• Los capiteles son muy sencillos, normalmente con un motivo vegetal. La orden no permitía esculturas, recuérdese la Apología de San Bernardo contra los capiteles historiados de los cluniacenses.

El claustro

Exordio del císter:... el monje no debe vivir fuera del claustro... no obstante, puede ir a las granjas siempre que se le mande, aunque nunca para vivir en ellas largo tiempo...

El claustro es el centro de la vida monástica y desde el mismo se accede a todas las dependencias de los monjes. Se trata de una galería cubierta, que hace el perímetro de un cuadrado de 25 a 35 metros de lado y se abre interiormente a un patio central mediante una arquería corrida.

Las bóvedas, inicialmente, fueron de cañón apuntado, pero rápidamente se aceptó el modelo gótico, de arcos ojivales y bóvedas de crucería.

La galería, inicialmente, fueron arcos de medio punto, agrupados de dos en dos bajo arcos de descarga con contrafuertes. Posteriormente, se empleó el arco gótico y las agrupaciones fueron de dos, tres o cuatro arcos por arco de descarga.

Los capiteles son muy sencillos, normalmente con un motivo vegetal. La orden no permitía esculturas, recuérdese la Apología de San Bernardo contra los capiteles historiados de los cluniacenses.

La sala capitular

Regla de san Benito:... siempre que en el monasterio haya que tratar asuntos de importancia, convoque el abad a toda la comunidad, y exponga él mismo de qué se ha de tratar...

Desde el lado este del claustro se accede a la sala capitular en planta baja y encima de la misma, en la primera planta, está el dormitorio de monjes. Como se aprecia en la primera sección, con el objetivo de no elevar demasiado el dormitorio, se profundiza algo la sala capitular quedando semienterrada y también se le da a esta sala una altura reducida.

La sala es cuadrada y su bóveda es de crucería de medio punto, con nervaduras que nacen en cuatro pequeñas columnas centrales y en ménsulas distribuidas por las paredes laterales. Esta bóveda clásica cisterciense se repite en otras estancias y es una de las características de estos monasterios. La circunstancia de que sea una bóveda muy baja permite contemplar los detalles de forma próxima, como si se tratara de una cripta.

El terminar los arcos en una ménsula en el muro es una técnica profusamente empleada por la arquitectura cisterciense. De esta forma conseguían dar a la bóveda algo menos de anchura y simplificaban su construcción. En la bibliografía, frecuentemente se cita al revés: de esta forma conseguían agrandar las salas. Estas ménsulas se encuentran en todas las estancias. En cada monasterio hicieron su ménsula distintiva, particularizándola en la terminación inferior mediante un adorno sencillo. En varias fotografías del artículo se pueden apreciar diferentes terminaciones de ménsulas.

La estancia está bien iluminada, ya que recibe luz desde el claustro a través de la puerta y dos arquerías abiertas, y también del lado contrario con ventanas en la pared.

En esta sala se reunían todos los monjes con el abad todas las mañanas, leían la regla, cada monje podía reconocer personalmente incumplimientos de la regla o podía ser acusado de ello por otro monje. (Ese tal pida perdón y cumpla la penitencia que se le imponga por su culpa... allí obedezcan en todo al Abad del mismo y a su capítulo en la observancia de la santa Regla o de la Orden y en la corrección de las faltas.- Carta de Caridad)

El dormitorio de los monjes

Regla de san Benito:... si es posible, duerman todos en un mismo local... en este dormitorio arda constantemente una lámpara hasta el amanecer... duerman vestidos, y ceñidos con cintos o cuerdas... los hermanos más jóvenes no tengan las camas contiguas, sino intercaladas con las de los ancianos.
... y levantémonos por la noche para darle gracias...

La Regla huye de la desnudez y del aislamiento de los monjes, por ello propugna un dormitorio comunitario y vigilado. Para ello construyeron una larga sala donde dormían todos juntos, en un primer piso con el fin de evitar humedades.

Normalmente, tenía en un extremo el acceso al transepto de la iglesia por la escalera de maitines y en el extremo opuesto el acceso a las letrinas, en el suelo, y por un sencillo hueco se accedía a la escalera del claustro. Arquitectónicamente, la bóveda es lo más interesante de esta sala.

El lavatorio

Exordio Parvo:... Siguiendo así la rectitud de la Regla en lo referente a su vida... despojados del hombre viejo se alegraban de revestirse del nuevo...

El abastecimiento de agua de la abadía era doble: para el desagüe de letrinas, usos agrícolas e industriales, se desviaba parcialmente el curso del río de forma que pasase por un extremo del monasterio; para el agua de boca y el uso litúrgico, se canalizaba agua pura de un manantial cercano hasta el lavatorio, mediante instalaciones hidráulicas de cierta complejidad para conservar la presión.

La fuente se encuentra en un pequeño pórtico cubierto, adosado al claustro, enfrente del refectorio. Según el programa de la Orden debía ser una construcción muy simple y de aspecto agradable. Resulta un pequeño templete donde se aprecia a escala reducida bóveda,arquerías, contrafuertes y fachadas.

Es una sala cuadrada o hexagonal con dos puertas, los monjes entraban en fila por una de ellas, se lavaban en grupos de 6 u 8 y salían por la otra, para entrar al refectorio. También se empleaba para el aseo personal. Litúrgicamente, se empleaba para las abluciones y los sábados se lavaban los pies unos a otros.

Sobre la higiene de estos monasterios, se supone que no era excesiva ante la inexistencia de una sala de baño, que en esa época se consideraba un lugar impúdico.

El refectorio

Regla de san Benito:... en la mesa de los hermanos no debe faltar la lectura. Pero no debe leer allí el que de buenas a primeras toma el libro, sino... el lector... guárdese sumo silencio, de modo que no se oiga en la mesa ni el susurro ni la voz de nadie, sino sólo la del lector...

En el plan cisterciense, el refectorio (comedor) y la cocina se sitúan en el ala del claustro contraria a la iglesia, la zona destinada a cubrir las necesidades fisiológicas (igual que el lavatorio ó las letrinas). Tiene una disposición perpendicular al claustro.

Los monjes solo comían dos veces al día y en algunos periodos también ayunaban. No podían comer carne, aunque las aves y el pescado en la Edad Media no se incluían en este grupo. Por eso tenían palomares y piscifactorías pues era una parte importante de su dieta.

La regla establece que se coma en silencio escuchando al lector, que leía desde un púlpito textos sagrados, lo cual daba mucha similitud con los oficios de la iglesia. De hecho, los cistercienses trataron arquitectónicamente esta sala de forma parecida a una iglesia. En el refectorio de la Abadía de Huerta se comprueban las características de otros comedores cistercienses:
• Nave única bastante alta.
• Bóveda de crucería ojival.
• Ménsulas en los muros de comienzo de los arcos.
• La escalera embebida en el muro y el púlpito del lector.
• Ventanas en el muro de cabecera.
• Iluminación blanca.

Otras salas

Del resto de dependencias de los monjes, hay que destacar elscriptorium. En él, los monjes copiaban los libros sagrados y otros textos latinos. Como había muchas abadías nuevas se precisaban muchos libros y la copia en códices de pergaminoera una de las actividades principales de los monjes. Se desarrollaron tres estilos en los códices cistercienses.

El estilo inicial corresponde a la Biblia de Esteban Harding, era un estilo que admitía el humor, colorista y exuberante. El estilo intermedio, también en tiempos de Esteban Harding fue más grave e idealizado, corresponde a Los comentarios sobre la Biblia de san Jeronimo. El tercer estilo, impuesto por Bernardo de Claraval, corresponde a La Gran Biblia de Claraval, era muy austero, no se podía emplear oro, ni representar figuras y la escritura era monocroma con iniciales azules. El responsable del cuidado de los libros del monasterio era el monje llamado chantre y el lugar donde los guardaban, era elarmarium, que estaba en el claustro junto a la entrada de la iglesia.

Los conversos habitaban el edificio oeste del claustro, casi simétrico del de los monjes. También era de dos plantas, en la inferior estaba su refectorio y los almacenes, en la superior su dormitorio y sus letrinas. En el monasterio había otras dependencias: la fragua, el molino, la enfermería, la hospedería, la portería, etc. Fuera del monasterio, las granjas de los conversos eran grupos de construcciones para las labores agrícolas e industriales.

Todas estas dependencias se construían con técnicas parecidas. Es habitual encontrar estancias alargadas, con una fila de columnas en el centro y bóvedas de crucería o de cañón apuntadas, similares a las empleadas en la sala capitular.


Muy interesante este tema, La parroquia a donde voy es del siglo XVI y fue construida con la regla de San Benito.
AnyM
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor chilecito-renata » Lun Sep 08, 2014 8:07 am

ORDEN DE LA TRAPA

Esta Abadía de la Orden cisterciense fue fundada en 1140 cerca de Montagne, en la Municipalidad de Solignio-la-Trappe, por el señor de Rotrou, conde de Perche. al principio fue notable su austeridad, pero el contacto con el mundo relajó las costumbres de los monjes hasta que el abad Armand-Jean Le Bouthillier de Rancé restableció en 1662 las primitiva observancia y Regla de San Benito renunciando todas las dispensas concedidas por el Papa. Así siguió la Orden hasta la Revolución (1791) que suprimió en Francia todas las Ordenes religiosas. Entonces los trapenses se refugiaron en el cantón de Friburgo, donde le fue concedido que cambiaran su nombre de Valle Santa por el de Nuestra Señora de la Trapa.
La Orden tuvo fundaciones en Westfalia, Turín, Valais y Norfolk y llegó a contar con 53 monasterios.
El silencio absoluto, la oración y el trabajo manual son ordenes para los trapenses, que por toda alimentación tienen pan ordinario y legumbres cocidas solamente con agua. Su vestidura es una túnica, llev an afeitada la cabeza en la que solo conseervan una corona de cabellos y en su lecho se va unicamente un cobertor de lana.
chilecito-renata
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Caro1978 » Lun Sep 08, 2014 12:36 pm

Convento de las Bernardas


Templo y Convento de las Monjas Bernardas

Bien de Interés Cultural
Patrimonio Histórico de España
Convento de las Bernardas (AH 18-08-2007).JPG

Declaración
RI-51-0000261 (13/01/1924)

Figura de protección
Monumento inmueble

Coordenadas
40°28′59″N 3°22′11″OCoordenadas: 40°28′59″N 3°22′11″O

Ubicación
Plaza de las Bernardas, 1
28801 Alcalá de Henares
Flag of Spain.svg España

Construcción
1617–1636

Estilos predominantes
Barroco

El Convento Cisterciense de San Bernardo de Alcalá de Henares (Madrid) fue fundado en 1613 por el Cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas. Es un edificio barroco, declarado monumento arquitectónico-artístico en 1924.1 Es un Bien de Interés Cultural de tipo inmueble con el código RI-51-0000261.2


Índice 1 Historia
2 Arquitectura
3 Museo de Arte Religioso
4 Plaza de las Bernardas
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos


Historia
Alcalá de Henares goza de un rico legado religioso como ciudad conventual. Una de las clausuras más importantes es la del Convento Cisterciense de San Bernardo, fundado en 1613, destinado a una comunidad cisterciense de monjas, llamadas popularmente "Bernardas". El mecenas de la obra fue el Cardenal y Arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas (1599 – 1618), gran valedor de artistas y escritores (Lope de Vega, Quevedo, Góngora y Miguel de Cervantes). Las obras comenzaron en 1617, en la antigua Plaza de la Verdura, dentro del barrio musulmán de la Alcalá Medieval. Quedando la antigua puerta de Burgos en el interior del huerto del convento y haciendo desaparecer la antigua calle de Segovia; por lo que tuvo que construirse el portillo actual de la Calle Santiago, que también tiene una estatua de San Bernardo. El convento sufrió muchos desperfectos en el incendio de 1939, por lo que se realizaron varias obras de restauración en las décadas siguientes.3 4 5 6 7 La clausura de las monjas Bernardas se cerró en el año 2000, quedando el edificio en la actualidad como Museo de Arte Religioso. En 2013 se restauró la Casa de la Demandadera y el Claustro Menor del convento de San Bernardo, destinándolo a sala de exposiciones y residencia diocesana.8 9 10

Arquitectura[editar]

Inicialmente se pensó que había sido diseñado por el alcalaíno Sebastián de la Plaza. En la actualidad el edificio se atribuyen al arquitecto Juan Gómez de Mora, fijándose en las trazas manieristas del templo de Santa Anna dei Palafrenieri, erigido en Roma. El madrileño Juan Gómez de Mora es también autor de la Plaza Mayor de Madrid, Clerecía de Salamanca o el Panteón de Reyes del Escorial.

Su fachada principal, de tipo de telón con decoración en línea central de arriba a abajo, separada en tres cuerpos y acabada en ladrillo rojo, corresponde al clásico modelo del barroco complutense, en el que se combina el empleo del ladrillo como material constructivo con la piedra de las portadas. En la hornacina central, sobre la puerta, aparece la imagen del titular (San Bernardo de Claraval) escultura atribuida a Juan Bautista Monegro y Manuel Pereira, rodeado por grandes escudos del fundador (Cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas) y óculos. Los diferentes cuerpos los recorre una imposta con tres inscripciones paralelas y horizontales que describen a los personajes históricos del momento y la dedicación del edificio.

La iglesia, de planta elíptica y con seis capillas laterales, de las que las diagonales repiten a menor escala el modelo del gran espacio central, cubierto por una soberbia cúpula encamonada igualmente oval, la mayor en su género hecha en España. El baldaquino exento, donde se encuentra el sagrario, se sitúa delante del altar mayor.

En la clausura hay dos claustros, el archivo conventual y la sala capitular.11

Museo de Arte Religioso





Inmaculada Concepción de Angelo Nardi.
En enero de 1997 se inauguró el Museo del Convento cisterciense de San Bernardo de Alcalá de Henares, con sede en el Convento de las Bernardas. Consta de una importante colección de pintura italiana del siglo XVII, obra del maestro Angelo Nardi.12 13 Destaca en el presbiterio de la iglesia un retablo exento o baldaquino hecho de madera estofada y policromada, alzado por Francisco Bautista, con el tiempo arquitecto de la Colegiata de San Isidro (Madrid). El Arca de Plata y Ébano de Carlos V, mandada realizar por su hijo Felipe II, con bellos repujados que representan escenas victoriosas del emperador. El sillón del cardenal Sandoval es una pieza única en su género, en la que se mezcla la ebanistería con la joyería, enriqueciéndose la pieza con la incrustación de cristales de roca decorados como si fueran piedras preciosas. En la clausura se custodia una hermosa talla de la Inmaculada, de Antonio de Herrera Barnuevo.14 15 16

Plaza de las Bernardas
La plaza de las Bernardas formada por el Convento de la Madre de Dios, el Palacio Arzobispal y el Convento de San Bernardo constituyó durante el renacimiento un motor de transformación urbana de esta zona de la ciudad, que previamente fue el barrio árabe durante la Edad Media.17
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor claudia corchado » Lun Sep 08, 2014 4:44 pm

¿Cuándo acabarán los abusos?
Continuó lo costumbre de intromisión civil en asunto eclesiásticos con sus consecuencias. Por una parte, los abusos de la autoridad civil, y por otra la relajación de muchos de los eclesiásticos así nombrados Abusos, porque llegaron incluso a elegir antipapas. Relajación, porque muchos eclesiásticos perdieron su honra y autoridad moral.
Había tres problemas fundamentales en cuanto al clero: el nicolaísmo, es decir, la inobservancia de la ley del celibato; la simonía, compra y venta de bienes espirituales; y la investidura laica, provisión de los oficios eclesiásticos, no a través de los órganos previstos por la disciplina canónica, sino por designación de los poderes civiles: emperadores, reyes y señores, propietarios o patronos de iglesia. Este abuso constituía, según los promotores de la reforma, la causa y la raíz de los otros males. Tal fue el origen de la célebre “cuestión de las investiduras”, que enfrentó al pontificado y el imperio, y en particular al Papa Gregorio VII y el emperador Enrique IV (1050-1106).

Concordato de Worms
Ante la intromisión civil, la iglesia, con el Papa Calixto II a la cabeza, organizó el Concordato de Worms (84) (1122), donde el emperador Enrique V, hijo del excomulgado rey Enrique IV de Alemania, aceptó no inmiscuirse más en la elección de los prelados. Sin embargo, las familias romanas se opusieron a la elección del Papa Inocencio II, apoyado por el emperador y eligieron al antipapa Anacleto II. El concilio I de Letrán, el primero de los ecuménicos celebrados en Occidente, se reunió al siguiente año 1123 y sancionó los acuerdos de Worms (85).
El emperador Federico, llamado Barbarroja, hizo caso omiso del Concordato de Worms y pretendió volver a nombrar obispos y abades a su gusto, interpretando su autoridad como de derecho divino y declarando su independencia del papa. Nombró un antipapa, Víctor IV, y al morir éste, a otro, Pascua III. El verdadero para era Alejandro III, el cual le declaró la guerra. Perdida por Federico, éste obedeció a Alejandro III, en 1177.
Con Inocencio III (1198-1216) el papado alcanza la cumbre de su poder. El papa se presenta como el árbitro de Europa. Designa su candidato para el imperio, obliga al rey de Inglaterra a someterse a sus deseos. A esto se ha llamado “teocracia” que resume así: “El papa tiene la plenitud del poder. En el terreno espiritual, todas las Iglesias le están sometidas. El terreno temporal conserva su autonomía; pero, en nombre de la preeminencia de lo espiritual, el papa interviene en los asuntos políticos, en razón del pecado, cuando está en juego la salvación de los cristianos”. El concilio IV de Letrán (1215) atestigua esta conciencia y este poder pontificio.

La Iglesia es santa y sus ministros deben ser santos
Ante la relajación de costumbres y de la disciplina, la Iglesia convocó, bajo el Papa Calixto II, el primer concilio de Letrán (1123), para atajar dos lacras terribles: simonía y el nicolaísmo. Confirmó también el Concordato de Worms, es decir, la no intromisión de los señores feudales en asuntos eclesiásticos.
Ante las herejías, también la Iglesia reaccionó con mucho cuidado y firmeza. Para condenar la herejía de Pedro Bruys y de Enrique de Lausana, se convocó el segundo concilio Letrán (1139) Y renovó las condena, entre otras cosas, de la usura, los torneos y el nocolaísmo.
Y contra la herejía de los albigenses, vino en ayuda el tercer concilio de Letrán (1179), que legisló en contra de la acumulación de prebendas y fijó que los papas deberían ser elegidos por una mayoría de dos tercios de los votantes. YA en el siglo XIII se atacará más fuertemente esta herejía cátara o albigense.

(84) El papa envío tres cardenales legados a Alemania para negociar con el emperador Enrique V, y el 23 de septiembre de 1122 se firmó el Concordato de Worms, llamado también “Pacto Calixtino”. Se establecía en él la norma de que los prelados serían escogidos por el procedimiento de elección canónica, aunque el monarca alemán tendría el derecho de presenciar las elecciones y en los casos dudosos debería ayudar a la mejor parte. El metropolitano había de investir al nuevo obispo de sus poderes espirituales, por la entrega del anillo y el báculo. Al rey correspondía, en cambio, la colación de las regalías, por la investidura laica consistente en la entrega del cetro Así quedó definitivamente resuelto en el imperio el problema de las investiduras, con una solución que salvaba el principio de la libertad eclesiástica, tan fundamental para la doctrina gregoriana.
(85) En la práctica, esos acuerdos no resultaron tan satisfactorios como podía esperarse: los monarcas pudieron influir poderosamente ene le acto de la elección, y todavía influyó más, con el tiempo, la alta nobleza alemana, ya que la composición cerradamente aristocrática que tuvieron los cabildos –que eran el colegio electoral- puso en sus manos los nombramientos episcopales.

-Bibliografía
Rivero Antonio
Historia de la Iglesia siglo a siglo
Editorial El Arca
Págs. 178-182

Saludos a todos.
claudia corchado
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor jaime a. mejía rosales » Mar Sep 09, 2014 1:03 pm

¡Venga Tu Reino!

Estimados en Cristo: aquí mi aportación al tema:

Papa Beato Eugenio III

En 1145, Eugenio III fue nombrado papa. Es el primer papa cisterciense y discípulo de Bernardo. Había coincidido con él en uno de sus viajes y le siguió desde Italia hasta Clairvaux. Allí pasó diez años de vida monástica. En 1140, Bernardo lo había enviado a Italia como abad de Tres Fontanes. Pero su mayor y más trágica empresa fue la Segunda Cruzada, cuya predicación fue por completo obra de Bernardo. Allí apareció con toda su fuerza y con toda su debilidad su ideal religioso. Su fracaso afectó negativamente a su influencia y a su figura carismática, excepcional hasta entonces tanto con el poder religioso como político. En 1153, enfermó del estómago (no retenía la comida y las piernas se le hinchaban), quedó muy débil y murió al poco tiempo. Fue canonizado el 18 de junio de 1174 por el papa Alejandro III, siendo declarado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830.

Beato Eugenio III, Papa

167 -Beato Eugenio III (Bernardo Paganelli di Montemagno):
Pisa; Febrero 15 (18), 1145-Julio 8, 1153.
Nació en Montemano (Pisa).
Elegido el 18.II.1145,
Murió el 8.VII.1153.
Huyó de Roma varias veces Inició la 2ª Cruzada. Constituyó el Sagrado Colegio. Inició la construcción del "Palacio Pontificio". Aprobó los caballeros de S. Juan de Jerusalén (de Malta).

Martirologio Romano: En Tívoli, en el Lacio, tránsito del beato Eugenio III, papa, discípulo amado de san Bernardo, que, siendo abad del monasterio de San Vicente y San Anastasio «ad Acquas Salvias», fue elegido Papa, defendiendo con gran tesón al pueblo cristiano de Roma de las insidias de quienes no le eran fieles y preocupándose por mejorar la disciplina eclesiástica.

https://imageshack.com/i/f0jBHCpxj
jaime a. mejía rosales
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Rogilberto » Mar Sep 09, 2014 1:41 pm

Hola Hermanos: Estoy un poco lento. Pero estoy haciendo el esfuerzo por aprender más acerca de este fascinante tema. Trate de averiguar si en mi país (Panamá) hay monjes de esta orden, tenia entendido que si, pero no encontré.
LA ORDEN DE LA TRAPA
La Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (O.C.S.O. por su nombre oficial, en latín, Ordo Cisterciensis Strictioris Observantiae), conocida como Orden de la Trapa, es una orden monástica católica, cuyos miembros son popularmente conocidos como trapenses. Tienen como regla la de San Benito, la cual aspiran seguir sin lenitivos. Nacen como una ramificación de la Orden del Císter, que a su vez se originó de la Orden de San Benito.
La orden se fundó en el Monasterio de la Trapa, ubicado en Orne, Baja Normandía (Francia), donde su abad, Armand Jean Le Bouthillier de Rancé, encabezó en 1664 una reforma de la Orden del Císter a la que pertenecía el monasterio, renunciando a todas las dispensas autorizadas por la Santa Sede y retornando a la primitiva observancia y regla del patriarca San Benito, evitando la relajación que consideraba se estaba produciendo en algunos monasterios cistercienses.
Esta reforma hecha por Armando perseveró hasta 1791 en Francia. Pero a los monjes de la Trapa se les impuso abandonar su vida monástica debido a los acontecimientos revolucionarios franceses.


http://imagizer.imageshack.us/v2/150x10 ... GpkCkx.jpg[/IMG][/URL]

http://imagizer.imageshack.us/v2/150x10 ... 2OxYtq.jpg
Rogilberto
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor EsterNini » Mar Sep 09, 2014 2:37 pm

La vida cisterciense en el Monasterio Nuestra Señora de los Andes, Venezuela:

El silencio cisterciense: https://www.youtube.com/watch?v=dQE9pvZ8mEg

La vida cisterciense en el Monasterio del Encuentro, México:

https://www.youtube.com/watch?v=I97bt-ervdk

Una muestra de la vida cisterciense/trapense en latinoamerica.
EsterNini
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor EsterNini » Mar Sep 09, 2014 2:45 pm

Les recomiendo la película de Dioses y de hombres sobre los Monjes de Atlas, de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia, mártires en Tibhirine, Argelia:

https://www.youtube.com/watch?v=uPqQRYkA4Ig
https://www.youtube.com/watch?v=mzLaOTs ... 1A05184ED2

Biografía oficial de los mártires:
Los Mártires del Atlas


En la noche del 27 al 28 de marzo de 1996, siete monjes del monasterio cisterciense Ntra. Sra. del Atlas, cerca del pueblo de Tibhirine en Argelia, fueron secuestrados por musulmanes fundamentalistas. Su secuestro fue reivindicado por la facción radical del G.I.A (Grupo Islámico Armado) en un comunicado con fecha del 18 de abril de 1996 y publicado el 27 de abril. En un segundo comunicado, con fecha del 23 de mayo, el G.I.A. anunciaba que habían sido ejecutados el 21 de mayo. La misa de los funerales fue celebrada en Argel el sábado 2 de junio y fueron enterrados en su monasterio de Tibhirine, el lunes 4 de junio de 1996.

Los siete hermanos secuestrados y asesinados eran todos de nacionalidad francesa. La causa eventual de su beatificación será introducida en comunión con los otros mártires cristianos de Argelia.
Los siete habían recibido su formación monástica en diversos monasterios de Francia: Bellefontaine, Aiguebelle y Tamié, así como se señala en las breves biografías que siguen a continuación:

Dom Christian de Chergé

Nacido el 18 de enero de 1937 en Colmar (Haut-Rhin) entró en el monasterio del Atlas el 20 de agosto de 1969 siendo ya sacerdote (ordenado el 21 de marzo de1964). Hizo su noviciado en Aiguebelle y su profesión solemne en Atlas el 1 de octubre de 1976. Era Prior Titular del Atlas desde 1984. Había estudiado en Roma de 1972 a 1974 y estaba muy implicado en el diálogo interreligioso. Su Testamento, escrito más de un año antes de su muerte pero no descubierto hasta después, ha llegado a ser ya un clásico de la literatura religiosa contemporánea.

Hermano Luc Dochier

Nacido el 31 de enero de 1914 en Bourg-de-Péage (Drôme), había entrado en el monasterio de Aiguebelle el 7 de diciembre de 1941. Llegó al Atlas en 1946 e hizo allí su profesión solemne el 15 de agosto de 1949. Pasó, pues, más de 50 años en Argelia. Como médico que era, sus superiores le habían pedido atender una pequeña clínica a las puertas del monasterio para atender a los vecinos, por lo cual era muy conocido en toda la región.

Padre Christophe Lebreton

Nacido el 11 de octubre de 1950 en Blois (Loir-et-Cher), entró en el monasterio de Tamié el 1 de noviembre de 1974 e hizo allí su profesión solemne el 1 de noviembre de 1980. Llegó al Atlas en 1987 y fue ordenado sacerdote el 1 de enero de 1990. Era maestro de novicios y subprior. Una selección de sus mucho poemas y la parte final de su Diario se publicaron póstumamente.

Hermano Michel Fleury

Nacido el 21 de mayo de 1944 en Sainte-Anne (Loire-Atlantique), entró en el monasterio de Bellefontaine el 4 de noviembre de 1980. Llegó al Atlas en 1984 e hizo allí su profesión solemne el 28 de agosto de 1986. Era el cocinero y jardinero de la comunidad, reconocido por su sencillez y espíritu de oración.

Padre Bruno Lemarchand

Nacido el 1 de marzo de 1930 en Saint-Mizent (Deux-Sèvres), entró en el monasterio de Bellefontaine el 1 de marzo de 1981 siendo ya sacerdote desde el 2 de abril de 1956. Llegó al Atlas en 1989 e hizo allí su profesión solemne el 21 de marzo de 1990. Superior desde 1992 del anexo del Atlas en Fez (Marruecos), estaba en Atlas en el momento del secuestro, con motivo de la elección del Prior del Atlas, que debía tener lugar el 31 de marzo de 1996.

Padre Célestin Ringeard

Nacido el 27 de julio de 1003 en Touvois (Loire-Atlantique), entro en el monasterio de Bellefontaine el 19 de julio de 1983. Sacerdote desde el 17 de diciembre de 1960, había ejercido su ministerio en las calles. Llegó al Atlas en 1987 e hizo allí su profesión solemne el 1 de mayo de 1989. Era el cantor.

Hermano Paul Favre-Miville

Nacido el 17 de abril de 1939 en Vinzier (Haute-Savoie), entró en el monasterio de Tamié el 20 de agosto de 1984, despues de haber ejercido el oficio de plomero. Llegó al Atlas en 1989 e hizo allí su profesión solemne el 20 de agosto de 1991. Era dotado y habilísimo para todo trabajo manual.


Testamento del Padre Christian

abierto el domingo de Pentecostés, 25 de mayo de 1996


Cuando un A-Dios se vislumbra...
Si me sucediera un día --y ese día podría ser hoy--
ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento
a todos los extranjeros que viven en Argelia,
yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia,
recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país.
Que ellos acepten que el Único Maestro de toda vida
no podría permanecer ajeno a esta partida brutal.
Que recen por mí.
¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?
Que sepan asociar esta muerte a tantas otras tan violentas
y abandonadas en la indiferencia del anonimato.
Mi vida no tiene más valor que otra vida.
Tampoco tiene menos.
En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia.
He vivido bastante como para saberme cómplice del mal
que parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo,
inclusive del que podría golpearme ciegamente.
Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez
que me permita pedir el perdón de Dios
y el de mis hermanos los hombres,
y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido.
Yo no podría desear una muerte semejante.
Me parece importante proclamarlo.
En efecto, no veo cómo podría alegrarme
que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin distinción, de mi asesinato.
Sería pagar muy caro lo que se llamará, quizás, la "gracia del martirio"
debérsela a un argelino, quienquiera que sea,
sobre todo si él dice actuar en fidelidad a lo que él cree ser el Islam.
Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los argelinos tomados globalmente.
Conozco también las caricaturas del Islam fomentadas por un cierto islamismo.
Es demasiado fácil creerse con la conciencia tranquila
identificando este camino religioso con los integrismos de sus extremistas.
Argelia y el Islam, para mí son otra cosa, es un cuerpo y un alma.
Lo he proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de ellos he recibido,
encontrando muy a menudo en ellos el hilo conductor del Evangelio
que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primerísima Iglesia,
precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes.
Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón
a los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista:
"¡qué diga ahora lo que piensa de esto!"
Pero estos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad.
Entonces podré, si Dios así lo quiere,
hundir mi mirada en la del Padre
para contemplar con El a Sus hijos del Islam
tal como El los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo,
frutos de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu,
cuyo gozo secreto será siempre, el de establecer la comunión
y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.
Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos,
doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramente
para este GOZO, contra y a pesar de todo.
En este GRACIAS en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida,
yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy,
y a vosotros, amigos de aquí,
junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos,
¡el céntuplo concedido, como fue prometido!
Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías.
Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este "A-DIOS" en cuyo rostro te contemplo.
Y que nos sea concedido rencontrarnos como ladrones felices
en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío.
¡AMEN! IM JALLAH!
Argel, 1 de diciembre de 1993
Tibhirine, 1 de enero de 1994
Christian.+
EsterNini
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor chilecito-renata » Jue Sep 11, 2014 6:52 am

DIFERENCIAS ENTRE PADRES DEL DESIERTO, PADRES DE LA IGLESIA Y DOCTORES DE LA IGLESIA
PADRES DEL DESIERTO
Con la denominación de Padres del desierto se conoce en el Cristianismo a los monjes, eremitas y anacoretas que en el siglo IV, tras la paz Constantina, abandonaron las ciudades del imperio romano para vivir en la soledad de los desiertos de Egipto y Siria. La Tebaida se hizo famosa por este hecho.
Los Padres del desierto empezaron la vida monástica en Egipto entre los años 350 y 450, que es la edad de oro de este movimiento. Los primeros entre los mas conocidos fueron San Pablo el Ermitaño y San Antonio Abad, también anacoreta. En siria hubo otros como Simón el Estilita.
En la soledad estos Padres buscaban la paz interior para posibilitar la unión mística con Dios

PADRES Y DOCTORES DE LA IGLESIA
Los Padres y los Doctores son conjuntos diferentes, pero relacionados.
Los Doctores de la Iglesia incluyen eminentes maestros de la fe sin un criterio temporal, en tanto que el grupo de los Padres obedece a un criterio temporal y doctrinal en la primera época del Cristianismo. Por lo tanto el grupo de los Doctores es mas amplio en cuanto a tiempo.
La expresión Padres se aplica a los grandes escritores anteriores al año 750, que reunian tres rasgos característicos: ortodoxia de doctrina, santidad de vida y aprobación, al menos tácita de la Iglesia.
Los Padres aparecen como testigos de la Tradición de la Iglesia.
Los hay orientales (como S. Atanasio, Basilio de Cesarea, S. Juan Crisóstomo y S. Cirilo de Antioquía) y también occidentales (como S. Ambrosio, S. Jerónimo, S. Agustín y S. Isidro de Sevilla.
DOCTORES DE LA IGLESIA
Es el titulo otorgado por el Papa o un Concilio Ecumenico a ciertos santos en razon de su erudicion y en reconocimiento como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos.
Los Doctores de la Iglesia ejercieron influencia especial en el desarrollo del Cristianismo. En el Cristianismo primitivo el titulo de doctor se adjudico espontáneamente a ocho Padres de la Iglesia, cuatro de ellos del rito latino, quienes son:
Ambrosio de Milan
Jeronimo de Estridon, filólogo trilingüe y autor de la traducción de la Biblia al latin, conocida como Vulgata
Agustin de Hipona, escritor y teólogo
Gregorio Magno, quien evangelizo a los barbaros, especialmente en Inglaterra
y cuatro del rito griego, quienes son:
Atanasio de Alejandria, quien combatió al arrianismo
Basilio de Cesarea, quien se distinguió por su elocuencia, su caridad hacia los pobres y su amor al monacato
Gregorio Nacianceno, orador elocuente y teologo
Juan Crisostomo, patriarca de Constantinopla y el mayor de los oradores cristianos.
Actualmente se cuenta con 35 Doctores de la Iglesia, entre los cuales se encuentran tres mujeres: Santa Teresa de Avila, Santa Catalina de siena y Santa Teresa de Lisieux

RESUMIENDO: Los Padres del desierto buscaban en la soledad la paz interior para su union mistica con Dios.
Los Padres de la Iglesia son los testigos de la Tradicion de la Iglesia y fueron grandes escritores del Medioevo.
Los Doctores de la Iglesia son santos eruditos y eminentes maestros de la fe para todos los tiempos.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Fabian_Jaramillo » Jue Sep 11, 2014 8:26 pm

La orden cisterciense (en latín: Ordo cisterciensis, O.Cist.), igualmente conocida como orden del Císter o incluso como santa orden del Císter (Sacer ordo cisterciensis, s.o.c.), es una orden monástica católica reformada, cuyo origen se remonta a la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes en 1098. Esta abadía se encuentra donde se originó la antigua Cistercium romana, localidad próxima a Dijon, Francia.
La orden cisterciense desempeñó un papel protagonista en la historia religiosa del siglo XII. Su influencia fue particularmente importante en el este del Elba donde la orden hizo «progresar al mismo tiempo el cristianismo, la civilización y el desarrollo de las tierras».1
Como restauración de la regla benedictina inspirada en la reforma gregoriana, la orden cisterciense promueve elascetismo, el rigor litúrgico dando importancia al trabajo manual. Además de la función social que ocupó hasta laRevolución francesa, la orden ejerció una influencia importante en los ámbitos intelectual o económico, así como en el ámbito de las artes y de la espiritualidad.
Debe su considerable desarrollo a Bernardo de Claraval (1090-1153), hombre de una personalidad y de un carismaexcepcionales. Su influencia y su prestigio personal hicieron que se convirtiera en el cisterciense más importante delsiglo XII, pues, aun no siendo el fundador, sigue siendo todavía hoy el maestro espiritual de la orden.2
En nuestros días, la orden cisterciense está formada por dos órdenes diferentes. La orden de la «Común Observancia» contaba en 1988 con más de 1300 monjes y 1500 monjas, repartidos respectivamente en 62 y 64 monasterios. La Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia, también llamada O.C.S.O., comprende hoy en día cerca de 2000 monjes y 1700 monjas, comúnmente llamados trapenses porque provienen de la reforma de la abadía de la Trapa, repartidos en 106 monasterios masculinos y 76 femeninos.3 4 Las dos órdenes cistercienses actualmente mantienen vínculos de colaboración entre ellas.
La Carta de caridad
Entre 1114 y 1118, Esteban Harding redactó la Carta Caritatis o Carta de caridad, texto constitucional fundamental en el cual se basa la cohesión de la orden. En ella estableció la igualdad entre los monasterios de la orden. El cumplimiento de la unidad de observancia de la regla de San Benito tenía por objeto organizar la vida diaria e instaurar una disciplina uniforme en el conjunto de las abadías. El papa Calixto II la aprobó el 23 de diciembre de 1119 en Saulieu. La Carta fue objeto de diferentes actualizaciones.
Esteban Harding previó que cada abadía, aun conservando una gran autonomía —en particular financiera—, dependiera de una abadía madre: la abadía que la fundó o aquella a la que estuviese vinculada. Sus abades, elegidos por la comunidad, controlarían la abadía a su criterio. Al mismo tiempo, supo prever sistemas eficaces de control, evitando la centralización. La abadía madre tenía derecho de fiscalización y su abad debía visitarla anualmente.
Esteban Harding instituyó el Capítulo general en la cumbre de la Orden como órgano supremo de control. El Capítulo general reunía, cada 14 de septiembre y bajo la presidencia del abad de Cîteaux que fijaba el programa, a todos los abades de la orden, que estaban obligados a asistir personalmente o, excepcionalmente, a estar representados. Todos tenían el mismo rango excepto los abades de las cuatro ramas principales.
Por otra parte, el Capítulo general decretaba estatutos y realizaba las adaptaciones necesarias en las normas que regían la orden. Las decisiones tomadas en estas asambleas se anotaban en registros llamados Statuta, instituta et capitula.
Este sistema, como subraya Dom J. M. Canivez, permitió «una unión, una intensa circulación de vida y un verdadero espíritu de familia que agrupaba en un cuerpo compacto a las abadías surgidas de Cîteaux».
Fabian_Jaramillo
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor sandrop » Vie Sep 12, 2014 4:25 pm

les comparto mis querido hermanos:
Primero y Segundo Concilio de Letran.

Tomado de catholic.net
Autor: n/a | Fuente: www.mercaba.org
Primer Concilio de Letrán. Año 1123
IX concilio ecuménico. Papa Calixto II. Contra las investiduras

Papa Calixto II. Contra las investiduras. Ratificó el arreglo entre el papa Calixto II y el emperador Enrique V. Es conocido con el nombre de Concordato de Worms, referente a las investiduras eclesiásticas. Propuso a los príncipes cristianos emprender las cruzadas.

El noveno Concilio Ecuménico, primero de Letrán, tuvo que afrontar, entre otros, el gravísimo problema de las "investiduras". A partir del siglo cuarto la Iglesia y el Estado fueron estrechando sus relaciones y lo mismo sucedió con los pueblos bárbaros a medida que iban abrazando el Cristianismo. Esta situación si bien era benéfica para el orden civil como para el religioso, sin embargo, en el correr de los siglos surgieron graves dificultades y en especial para la Iglesia.

Los reyes fueron transmitiendo cierta autoridad política a los obispos y abades de monasterios en el ámbito de sus jurisdicciones religiosas, y aún títulos de nobleza. Todo esto trajo una intervención directa de los laicos en asuntos totalmente eclesiásticos, como: el nombramiento de obispos y abades, y aún la entrega del báculo y del anillo, propios del cargo; en esto consistía el derecho de investidura laical. Hubo muchos abusos derivados de influencias políticas, parentesco, etc.; candidatos indignos y sin vocación lograron puestos de relevancia en la Iglesia. Para atajar esos escándalos y evitar las intromisiones ajenas se convocó el concilio.

Se reivindica el derecho de la Iglesia en la elección y consagración de los Obispos contra la investidura de los laicos.
Condénanse la simonía y el concubinato de los eclesiásticos como herejías.

En la historia de la Iglesia ha habido hasta ahora 265 Papas como también unos 35 antipapas, que usurparon la dignidad pontificia durante algún tiempo, debido a influencias políticas de los reyes o desavenencias entre obispos y cardenales principalmente.


Magisterio del C.E I de Letrán

(Contra Enrique IV)

• De la obediencia debida a la Iglesia
[Fórmula prescrita a todos los metropolitanos de la Iglesia occidental]

Anatematizo toda herejía y particularmente la que perturba el estado actual de la Iglesia, la que enseña y afirma: El anatema ha de ser despreciado y ningún caso debe hacerse de las ligaduras la Iglesia. Prometo, pues, obediencia al Pontífice de la Sede Apostólica, Señor Pascual, y a sus sucesores bajo el testimonio de Cristo y de la Iglesia, afirmando lo que afirma, condenando lo que condena la Santa Iglesia universal.

CONCILIO DE GUASTALLA, 1106
• De las ordenaciones heréticas y simoníacas

Desde hace ya muchos años la extensión del imperio teutónico está separada de la unidad de la Sede Apostólica. En este cisma se ha llegado a tanto peligro que con dolor lo decimos en tan grande extensión de tierras apenas si se hallan unos pocos sacerdotes o clérigos católicos. Cuando, pues, tantos hijos yacen entre semejantes ruinas, la necesidad de la paz cristiana exige que se abran en este asunto las maternas entrañas de la Iglesia. Instruídos, pues, por los ejemplos y escritos de nuestros Padres que en diversos tiempos recibieron en sus órdenes a novacianos, donatistas y otros herejes, nosotros recibimos en su oficio episcopal a los obispos del predicho Imperio que han sido ordenados en el cisma, a no ser que se pruebe que son invasores, simoníacos o de mala vida. Lo mismo constituimos de los clérigos de cualquier orden a los que su ciencia y su vida recomiendan.

Segundo Concilio de Letrán
Tomado de:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Segundo_Co ... BNN8KPkwew
(1139) La muerte del papa Honorio II (febrero 1130) fue seguida por un cisma. Petrus Leonis (Pierleoni), con el nombre de Anacleto II mantuvo en jaque durante mucho tiempo al papa legítimo, Inocencio II, éste apoyado por S. Bernardo y S. Norberto. En 1135 Inocencio II celebró un concilio en Pisa y su causa fue ganando firmeza hasta que en enero de 1138 la muerte de Anacleto ayudó a resolver las dificultades. Sin embargo convocó un concilio en el mes de abril de 1138, en el Laterano, el décimo concilio ecuménico, para borrar los últimos vestigios del cisma, para condenar varios errores y reformar los abusos del clero y de la gente.
Asistieron unos mil prelados de casi todas las naciones cristianas. El papa abrió el concilio con un discurso y depuso de sus puestos a los que habían sido ordenados por el antipapa y sus principales partidarios, Egidio de Tusculum y Gerardo de Angulema. Cuando Roger, partidario de Anacleto que se había reconciliado con Inocencio II persistió en querer mantener en la parte sur de Italia la actitud cismática, fue excomulgado.
El concilio condeno los errores de Petrobusianos y Henricianos, seguidores de dos peligrosos herejes que aún estaban activos, Pedro de Bruys y Arnaldo de Brescia. El concilio promulgó 23 cánones contra estos herejes, una repetición del tercer canoc de Toulouse (1119) contra los Maniqueos. Finalmente tomó medidas para la corrección de la moral y disciplina eclesiástica que se había relajado durante el cisma. 28 cánones sobres estas materias reprodujeron en gran parte el decreto del Concilio de Reims, 1131, y del concilio de Clermont, 1130, que con frecuencia se citan en adelante bajo el nombre de Concilio Laterano, con lo que su aumentó su autoridad.
Canon 4: Se ordena a los obispos y eclesiásticos que no escandalicen a nadie por el color ,forma o extravagancia de sus prendas y que se vistan de manera modesta y apropiada.
Cánones 6, 7, 11: Condena y represión del matrimonio y concubinato entre sacerdotes , diáconos , subdiáconos , monjes y monjas.
Canon 10: Excomunión de laicos que no pagan los diezmos debidos a los obispos o no les devuelven las iglesias que retienen, aunque las hayan recibido de obispos príncipes u otras personas.
Canon 12: Fija el período de duración de la Tregua de Dios.
Canon 14: Prohibición de justas y torneos en los que peligra la vida, bajo pena de privación de sepultura cristiana.
Canon 20: Los reyes y príncipes han de administrar justicia consultando a los obispos.
Canon 25: Nadie puede aceptar un beneficio de manos de un laico.
Canon 27: A las monjas se les prohíbe cantar el oficio divino en el mismo coro con canónigos o monjes.
Canon 28: No se debe dejar vacante una iglesia más de tres años desde la muerte del obispo y se pronuncia un anatema contra los canónigos (regulars) que excluyen de la elección episcopal a “personas de piedad” –i.e. canónigos regulares o monjes.

H. Leclercq.

Transcrto por Tomas Hancil.

Traducido por Pedro Royo.

The Catholic Encyclopedia, Volume IX. Published 1910. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, October 1, 1910. Remy Lafort, Censor. Imprimatur. +John M. Farley, Archbishop of New York
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor chiquinquira14 » Vie Sep 12, 2014 7:14 pm

Padres de la Iglesia:
Se encuentran entre los s. I al VIII en la Iglesia oriental y occidental antigua y son un grupo de pastores
y escritores eclesiásticos autodidactas, obispos en su mayoría cuyo conjunto doctrinal es considerado
fundamento de la fe y de la ortodoxia en la Iglesia católica. Entre los mas antiguos (s. I y mitad del II)
se encuentran los llamados padres apostólicos, llamados así por la cercanía inmediatos con los apóstoles.

En los apostólicos tenemos:
- san Clemente de Roma, san Ignacio de Antioquía,
- san Papías de Hierápolis, - san Policarpo de Esmirna, -
y, entre los escritos sin autor conocido, la Didaché,
la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas.


Los cuatro grandes padres griegos (orientales): los principales son:
San Atanasio de Alejandría, San Basilio el Grande,
san Gregorio Nacianceno, San Juan Crisóstomo. etc.

Y los cuatro latinos:(occidentales) los principales son:
san Ambrosio de Milán, San Agustín de Hipona,
San Jerónimo de Estridón, San Gregorio Magno. etc.



Padres del desierto:(apa)

También llamados padres del yermo o de la Tebaida. En el caso de ser una mujer son llamadas madres del desierto o
ammas : Existieron en el s. IV en los desiertos de Siria y Egipto. Por lo general no eran clérigos. Buscaban abandonar
el mundanal ruido trasladándose al desierto.

Algunos de ellos son: San Antonio Abad, San Pablo ermitaño, San Pafnucio,
Santa Thais de la Tebaida, San Macario de Egipto, etc.


Doctores de la Iglesia:

Son un título otorgado por el Papa o por un concilio ecuménico a ciertos santos de cualquier tiempo o nación en razón de su erudición y en reconocimiento como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos.

Van 35 en total:

Hombres: (31):
San Agustín(1298), san Ambrosio(1298), s
san Gregorio Magno(1298), san Jerónimo (1298),
san Bernardo de Claraval(1830)…etc.

Mujeres:(4):
Santa Teresa de Jesús (1970), santa Catalina de Siena(1970),
santa Teresa del niño Jesús (1997), santa Hildegarda de Bingen(2012).
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Monike Stephany » Sab Sep 13, 2014 3:58 pm

ORIGEN E HISTORIA DEL CISTER

A lo largo de la historia de las religiones (no sólo en la cristiana) ha habido numerosos y sucesivos intentos de volver a los orígenes de los movimientos espirituales, una vez que éstos se habían relajado y alejado de sus principios.

Una de estas reacciones de vuelta al purismo anterior se empieza a gestar a finales del siglo XI en Francia, coincidiendo con la etapa de máxima opulencia y ostentación de los monasterios cluniacenses. Si Cluny había adoptado la Regla de San Benito que incluía la pobreza como precepto, el caso es que sus monasterios eran, en ocasiones, verdaderos palacios repletos de lujos y los abades, señores feudales con la máxima relevancia en la política mundana.

Algunos hombres de la Iglesia consideraban que los cluniacenses habían "degenerado" los preceptos benedictinos y que era necesaria una vuelta al rigor de los primeros tiempos.Será en la región de Borgoña, en el año 1098, cuando uno de estos mayores reformadores, Roberto, se retiró con sus seguidores para hacer vida monacal a un lugar aislado llamado Cîteaux (Císter), que cederá posteriormente su nombre a la orden.

El sucesor de Roberto sería Alberico que obtuvo la protección papal. El tercer abad fue san Esteban Harding que continuó la obra emprendida años antes dotando al Císter de una regla propia llamada la Carta Charitatis que enuncia su propósito de volver a los orígenes de austeridad de la primitiva Orden Benedictina.Pero no sería hasta la aparición en escena de la figura de San Bernardo cuando el Císter comienza su imparable desarrollo durante el siglo XII.

Los monasterios del Císter


Los monasterios del Císter se situaban en zonas yermas o inhóspitas pero con abundancia de agua. Normalmente el sitio elegido era un lugar boscoso y aislado por montañas.Eran los propios monjes o laicos que trabajaban para ellos quienes roturaban y cultivaban estas tierras.La razón básica de esta ubicación era obtener el necesario aislamiento del mundo laico.Esta gran cualidad colonizadora y "civilizadora" de los cistercienses será especialmente útil en el solar hispano del siglo XII y comienzos del XIII, en el contexto de la secular pugna entre cristianos y musulmanes.

Hay que tener en cuenta que más allá de los hechos de armas, la verdadera "victoria" y presión sobre el rival musulmán se llevaba a cabo mediante la repoblación de amplios territorios yermos. En ese empeño trabajaron pertinazmente los reyes cristianos durante los primeros siglos de la reconquista.

Esta tarea de repoblación se desarrollaba en zonas no muy alejadas del enemigo y contaba con el riesgo de acabar con la propia vida de los repobladores.

Por eso, Alfonso VII y Alfonso VIII emplearon a los sacrificados monjes blancos del Císter como avanzadilla durante décadas ocupando espacios de difícil defensa.

Como hecho ilustrativo, la histórica Orden de Calatrava nació a partir de unos pocos monjes cistercienses que fueron los únicos que se arriesgaron en defender la fortaleza de Calatrava la Vieja ante la amenaza de los almohades que había, incluso, amedrentado a los caballeros templarios que decidieron abandonarla.

En esta misma línea, las órdenes militares españolas, vanguardia de su cruzada contra los almohades, se acogieron a la regla cisterciense.

La principal razón del mal estado -incluso la ruina avanzada- en que se encuentran bastantes conjuntos monásticos cistercienses es, precisamente, su alejada ubicación de núcleos urbanos. Tras la desamortización de Mendizábal del siglo XIX estos monasterios quedaron abandonados o acabaron en manos particulares que rara vez pudieron o quisieron mantenerlos. :D
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor helohy » Lun Sep 15, 2014 11:29 pm

El 29 de Abril, iglesia católica recuerda a San Roberto de Molesmes, uno de los fundadores de la Orden Cisterciense, nació hacía 1024, en el seno de una noble familia, cerca de Troyes, en Champagne. A los quince años, tomó el hábito benedictino en Moutier-la-Celle. Tan rápidos fueron sus progresos, que se le nombró prior antes de terminar el noviciado, aunque era el más joven de toda la comunidad. Más tarde, fue nombrado abad de la filial de San Miguel de Tonnerse, donde la disciplina se había relajado un tanto. En vano había luchado por reformar el convento, cuando unos ermitaños del bosque de Collan le rogaron que fuese a instruirles en la regla de San Benito. El santo habría aceptado de buena gana, pero sus monjes no le dejaron partir y, poco después, hubo de volver a Moutier-la-Celle. Entre tanto, los ermitaños habían pedido la autorización de Roma, y el Papa Alejandro II, nombró a Roberto superior de la comunidad.
Vida de privaciones
Una de las primeras tareas del santo fue hacer que la comunidad emigrase de Collan, que era un lugar malsano, al bosque de Molesmes. Ahí se construyeron, en 1075, varias celdas de madera y un modesto oratorio. La austeridad y pobreza de los monjes eran tan grandes, que con frecuencia no tenían qué comer. Pero pronto empezó a divulgarse por los alrededores la fama de su santa vida. Encabezados por el obispo de Troyes, los magnates de la localidad se disputaban el honor de proveer a las necesidades de los monjes, y el número de novicios comenzó a aumentar. Pero la prosperidad no resultó benéfica; algunos de los candidatos eran ineptos para la vida religiosa, y los pequeños abusos en materia de pobreza produjeron, poco a poco, una relajación de la disciplina. Desalentado ante la desobediencia de sus súbditos, Roberto se retiró durante algún tiempo a una ermita. Pero sus monjes, que no habían prosperado durante su ausencia, le llamaron nuevamente a Molesmes y prometieron obedecerle fielmente. Sin embargo, como sólo habían llamado a su abad movidos por intereses temporales, el retorno de Roberto no produjo frutos duraderos. Un reducido grupo de la comunidad, encabezado por San Alberico y San Esteban Harding, pidió permiso a San Roberto de emigrar a otro sitio, donde pudiesen vivir a la altura de su vocación. San Roberto se mostró pronto a seguirles y juntos, fueron a Lyon a consultar al arzobispo Hugo, que era delegado pontificio.

La orden del Cister
El prelado no sólo aprobó el proyecto, sino que los animó a abandonar Molesmes y a perseverar en su resolución de practicar, en todo su rigor, la regla de San Benito. Así pues, Roberto renunció oficialmente al báculo abacial y partió, con otros veinte monjes, a Cistercium (Citeaux), una región boscosa, bañada por un riachuelo, a cinco leguas de Dijon. Ahí empezaron a construir, el 21 de marzo de 1098, algunas cabañas de madera y se comprometieron a seguir, en toda su pureza, la regla de San Benito. Walterio, obispo de Chalon, elevó la nueva fundación a la categoría de abadía y nombró abad a Roberto. Tales fueron los orígenes de la gran Orden del Cister.
¨Mi alma está con vosotros¨
Un año más tarde, los monjes de Molesmes enviaron una delegación a Roma, para pedir que Roberto volviese a la abadía. Argüían que la disciplina religiosa había decaído mucho desde su partida, y que el bien de las almas y la prosperidad de la abadía dependían del retorno de Roberto. El Papa Urbano II dejó la decisión en manos del arzobispo Hugo. San Roberto volvió, pues, a Molesmes con otros dos monjes, "a los que no les gustaba la soledad de Citeaux". Parece que San Roberto se alegró también de partir del Cister, pero más tarde, lo lamentaba en una carta que escribió a los cistercienses: "Os entristeceríais mucho si pudiese yo usar mi lengua como pluma, mis lágrimas como tinta y mi corazón como papel... Mi cuerpo está aquí por obediencia, pero mi alma está con vosotros". Sin embargo, el retorno de Roberto a Molesmes produjo frutos sazonados, pues los monjes había aprendido ya la lección y se mostraron sumisos a Roberto hasta su muerte, ocurrida el 21 de marzo de 1110, cuando tenía noventa y dos años.
Gracias a todos por sus investigaciones son muy buenas y la verdad es que nuestra historia tiene una inmensa riqueza :D bendiciones!
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Betancourt » Mar Sep 16, 2014 8:58 am

Soy República Dominicana en El Caribe.

Pues, tuve la oportunidad de ir al monasterio de los Cistercienses en Jarabacoa (donde dicen que vive Dios)
Aquí un videito de la vida allá. http://www.youtube.com/watch?v=f9Ebx5WUE24
Todo es hermoso, todo es paz, todo es armonía, ubicado en un sitio estratégico. Ay! Qué maravilla! Como dicen los mexicanos "quiero volver, volver, volver"
Yariana Betancourt
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Betancourt » Mar Sep 16, 2014 9:18 am

Los Cistercienses en Jarabacoa (En la montaña de mi país Tropical RD)

El monasterio de Santa María del Evangelio se encuentra enclavado a escasos seis kilómetros de la localidad montañosa de Jarabacoa, provincia de La Vega, en República Dominicana.

El monasterio está habitado por una pequeña comunidad de monjes cistercienses consagrados al trabajo manual en la elaboración de cereal alimenticio, en el cultivo de la tierra y en otras tareas menores.

Este monasterio también atiende una pequeña hospedería destinada a dar alojamiento a quienes quieren vivir una experiencia de meditación y oración.

Imagen

Santidad y fe

Allí se cultiva la santidad de sus miembros, se educa en la fe a los monjes y se comparte la experiencia de oración con los laicos cistercienses, quienes reciben formacion en la lectio divina y otras practicas propia de la Orden.

El Monasterio de Santa María del Evangelio fue establecido en 1987 por un grupo de monjes cistercienses del Monasterio de Viaceli en Alfoz de Lloredo, en España que viajó a República Dominicana para fundar este monasterio en Jarabacoa.

En la actualidad goza de estatus interno en la orden como priorato menor, pero debido a la abundancia de vocaciones avanza a alcanzar los demás estados de priorato mayor y abadía.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor marce685 » Jue Sep 18, 2014 6:39 am

La Orden del Císter


Origen e Historia de la Orden de Císter

A lo largo de la historia de las religiones (no sólo en la cristiana) ha habido numerosos y sucesivos intentos de volver a los orígenes de los movimientos espirituales, una vez que éstos se habían relajado y alejado de sus principios.

Una de estas reacciones de vuelta al purismo anterior se empieza a gestar a finales del siglo XI en Francia, coincidiendo con la etapa de máxima opulencia y ostentación de los monasterios cluniacenses. Si Cluny había adoptado la Regla de San Benito que incluía la pobreza como precepto, el caso es que sus monasterios eran, en ocasiones, verdaderos palacios repletos de lujos y los abades, señores feudales con la máxima relevancia en la política mundana.

Algunos hombres de la Iglesia consideraban que los cluniacenses habían "degenerado" los preceptos benedictinos y que era necesaria una vuelta al rigor de los primeros tiempos.

Será en la región de Borgoña, en el año 1098, cuando uno de estos mayores reformadores, Roberto, se retiró con sus seguidores para hacer vida monacal a un lugar aislado llamado Cîteaux (Císter), que cederá posteriormente su nombre a la orden.

El sucesor de Roberto sería Alberico que obtuvo la protección papal. El tercer abad fue san Esteban Harding que continuó la obra emprendida años antes dotando al Císter de una regla propia llamada la Carta Charitatis que enuncia su propósito de volver a los orígenes de austeridad de la primitiva Orden Benedictina.

Pero no sería hasta la aparición en escena de la figura de San Bernardo cuando el Císter comienza su imparable desarrollo durante el siglo XII.

La fuerte personalidad de San Bernardo de Claraval, impulsor de la Orden del Císter

Sin duda, Bernardo de Claraval fue una de las primeras personalidades de la Europa del siglo XII y principal protagonista en el desarrollo de la Orden del Císter en toda Europa.

Bernardo nació en la familia noble y acomodada de los Fontaine en 1091 y fue educado, junto a sus siete hermanos, en el más amplio nivel cultural de que se disponía en el momento.

A edad temprana ingresó en la citada abadía de Cîteaux en tiempos de san Esteban Harding. Su fuerte personalidad llevó al abad Esteban a encargarle la fundación del Monasterio de Claraval (Clairvaux).

A lo largo de su intensa vida fue capaz de llevar la Orden del Císter a su máxima expansión, con un total de 343 monasterios fundados en toda Europa.

Bernardo debió ser un hombre carismático de alternante estado humor, desde amable a iracundo. Se sintió muy atosigado por las tentaciones mundanas por lo que solía hacer grandes penitencias que, incluso, llegaron a mermar su salud física.

Es posible que esta actitud influyera en su preocupación por la disciplina, austeridad, oración y simplicidad que impulsará en Claraval y resto de sus fundaciones.

Claustro del Monasterio de Poblet. Ruta del Císter

La brillante oratoria de Bernardo fue una de los principales instrumentos empleados al lo largo de su vida para alcanzar sus objetivos. Le llamaban "El Doctor boca de miel" (doctor melifluo).

Su defensa a la legitimidad de Inocencio II en su conflicto con Anacleto II le valió importantes privilegios de Roma que aumentaron con la elección como Papa de Eugenio III, antiguo monje cisterciense.

Bernardo luchó contra las tendencias laicistas de su tiempo y predicó la segunda Cruzada (1146), reconociendo a la Orden del Temple como realización del ideal del monje-soldado. En el campo religioso impulsó la devoción mariana.

Bernardo murió en 1153 y fue canonizado en 1174.

Como consecuencia de la imparable actividad de San Bernardo, los monjes cistercienses relevaron a los cluniacenses en la influencia sobre la sociedad y la Iglesia del siglo XII, ocupando sus más altos cargos y dignidades y ejerciendo su influencia sobre el poder civil.

Los monasterios del Císter
Los monasterios del Císter se situaban en zonas yermas o inhóspitas pero con abundancia de agua. Normalmente el sitio elegido era un lugar boscoso y aislado por montañas.

Eran los propios monjes o laicos que trabajaban para ellos quienes roturaban y cultivaban estas tierras.

Monasterio Cisterciense de Piedra, ubicado en un alejado e idílico paraje

La razón básica de esta ubicación era obtener el necesario aislamiento del mundo laico.

Esta gran cualidad colonizadora y "civilizadora" de los cistercienses será especialmente útil en el solar hispano del siglo XII y comienzos del XIII, en el contexto de la secular pugna entre cristianos y musulmanes.

Hay que tener en cuenta que más allá de los hechos de armas, la verdadera "victoria" y presión sobre el rival musulmán se llevaba a cabo mediante la repoblación de amplios territorios yermos. En ese empeño trabajaron pertinazmente los reyes cristianos durante los primeros siglos de la reconquista.

Esta tarea de repoblación se desarrollaba en zonas no muy alejadas del enemigo y contaba con el riesgo de acabar con la propia vida de los repobladores.

Por eso, Alfonso VII y Alfonso VIII emplearon a los sacrificados monjes blancos del Císter como avanzadilla durante décadas ocupando espacios de difícil defensa.

Como hecho ilustrativo, la histórica Orden de Calatrava nació a partir de unos pocos monjes cistercienses que fueron los únicos que se arriesgaron en defender la fortaleza de Calatrava la Vieja ante la amenaza de los almohades que había, incluso, amedrentado a los caballeros templarios que decidieron abandonarla.

En esta misma línea, las órdenes militares españolas, vanguardia de su cruzada contra los almohades, se acogieron a la regla cisterciense.

La principal razón del mal estado -incluso la ruina avanzada- en que se encuentran bastantes conjuntos monásticos cistercienses es, precisamente, su alejada ubicación de núcleos urbanos. Tras la desamortización de Mendizábal del siglo XIX estos monasterios quedaron abandonados o acabaron en manos particulares que rara vez pudieron o quisieron mantenerlos.

Ruinas del monasterio Cisterciense de Santa María de la Sierra. Segovia

Arte y arquitectura cisterciense

Hasta algunos años, la arquitectura cisterciense se consideraba un estilo propiamente dicho, que estaría a caballo y como eslabón de transición entre el románico y el gótico. En esta línea, se le ha adjudicado, en ocasiones, el nombre de arquitectura protogótica.

Fachada de la iglesia cisterciense de Santa María de Veruela

Hoy no se acepta que el gótico nazca como una mera evolución o desarrollo del románico, sino que la arquitectura gótica nace como un salto de mentalidad y de léxico arquitectónico. Por tanto, no se puede considerar a los edificios cistercienses como un eslabón de esta cadena.

La mayoría de los edificios cistercienses son básicamente románicos, pero incorporan, en bastantes casos y como novedad, la bóveda de crucería sencilla y también frecuentemente el arco apuntado.

Monasterio de Veruela. Una de las joyas del Císter en España

Es cierto, que desde un purismo románico estricto, el cambio del arco de medio punto por el apuntado y la bóveda de cañón por la ojival, traiciona ciertos principios. Pero lo que no se puede considerar tampoco es que forme parte de la arquitectura gótica pues sus conceptos en la creación de espacios interiores son bien distintos.

Delicado capitel del monasterio cisterciense de las Huelgas de BurgosLa arquitectura cisterciense es conocida por su sobriedad ornamental. Desde la "borrachera de sobriedad" exigida por San Bernardo, los capiteles, canecillos y otros espacios de las iglesias y dependencias monásticas cistercienses se ven sólo animados por motivos vegetales o geométricos.

Pero no hay que confundir austeridad con rudeza, ya que cuando aparecen estos motivos geométricos y vegetales son de gran calidad plástica y se ve tras ellos a grandes artistas.

A diferencia de iglesias parroquiales o monásticas de Cluny, las iglesias del Císter se pintaban de blanco, no empleándose pinturas murales figuradas y las ventanas sólo podían tener cristales blancos. Ello daba a la iglesia una gran luminosidad (a pesar de que en el templo cisterciense no disponía de grandes ventanales ni se tendió a la desmaterialización del muro, como en el gótico).

Austeridad de la arquitectura del Císter. iglesia del Monasterio de Veruela

Pero no hay que perder de referencia que esta austeridad ornamental deliberada estaba pensada como medida para aislar al monje en su meditación y la oración, para que no pudiera distraerse con pinturas, esculturas, ni vidrieras cromáticas. No se puede considerar como un medio de ahorro, ya que el monasterio cisterciense fue costosísimo de levantar. No se escatimaba en ambición monumental pues sus construcciones solían tener dimensiones catedralicias, estaban completamente abovedadas y se edificaban con perfecta sillería. Por ejemplo, en la España cristiana del siglo XII, salvo algunas pocas catedrales, los edificios de mayor porte, sin duda, fueron los conjuntos monásticos del Císter.

Monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós
Dependencias de la abadía cisterciense

Las abadías cistercienses respondían a un vasto programa constructivo que comprendía instalaciones tan diversas como la hospedería, la enfermería, el molino, la fragua, el palomar, la granja, los talleres y todo aquello que prestara servicio a una comunidad autosuficiente.

Bella sala capitular cisterciense del Monasterio de Piedra (Zaragoza)

Obviamente, el núcleo monacal propiamente dicho lo componían las dependencias residenciales y la iglesia. Formaban todas ellas lo que denominaban el cuadrado monástico cuyo eje o centro era el claustro con sus cuatro pandas.

Por tanto, como en los monasterios cluniacenses, el claustro es el centro y núcleo de la vida monástica. Los claustros cistercienses tenían sus pandas abiertas por arcos sobre esbeltas y elegantes columnas pareadas y con capiteles de exquisita labra. De hecho, la austeridad y contundencia de la arquitectura cisterciense se torna fina y delicada en le claustros y otras dependencias que se organizan alrededor, especialmente las salas capitulares.

Las Claustrillas. Claustro del Monasterio cisterciense de Las Huelgas de Burgos

Estas dependencias que se organizan alrededor del claustro son:

Panda del mandatum. Es la adosada a la iglesia y que corre paralela a ella.

Dependencias de la panda este o panda de la sala capitular. Se compone, desde lo más próximo a la iglesia a lo más lejano por:
La sacristía
El armarium o armartolum
La sala capitular, lugar de los principales actos y reuniones. Era un espacio rectangular abovedado, cuyas bóvedas caían sobre columnas repartidas en el espacio central. la sala capitular suele ser una de las dependencias de mayor calidad artística del monasterio cisterciense.
La escalera de acceso al dormitorio, que es común y se sitúa encima de la panda capitular en los monasterios masculinos, mientras en los femeninos es un pabellón sin piso superior,
El auditorio en el que se celebran entrevistas de carácter privado
La sala de los monjes y novicios, que en principio eran una sola, y posteriormente se separaron.
Las letrinas, al final y sobre el curso de agua.
Ventanal del refectorio del Monasterio cisterciense de PiedraDependencias de la panda del refectorio. Era perpendicular a panda de la sala capitular:

El calefactorio, única habitación caldeada a parte de la cocina a la que sólo tenían acceso los enfermos o los ancianos.
El refectorio, dispuesto transversalmente a la panda. Es el espacio para las comidas de los monjes.
La cocina, que incluía una despensa.
El zaguán de la cilla, que se comunica con la panda siguiente.
Panda de conversos o de la cilla

También se llama de los conversos porque existe una división entre monjes y conversos, evitando cualquier contacto entre ellos, Los conversos tenías un refectorio independiente e incluso un espacio separado en la iglesia.

La iglesia abacial

Si el claustro es el núcleo del monasterio, la iglesia, obviamente, es el lugar privilegiado por su carácter sagrado.

Planta de la iglesia abacial cisterciense

La iglesia abacial cisterciense típica tenía tres naves para los monasterios masculinos y una para los femeninos. Se empleaba la planta de cruz latina.

Las cabeceras adoptaron numerosas plantas, desde ábsides semicirculares a rectangulares o combinación de ambos. También existieron iglesias cistercienses con girola y capillas radiales.

Exterior de la Cabecera del Monasterio de Fitero. Primera fundación del Císter en España

Alzado y abovedamiento

Los pilares que soportan los arcos siguen el sistema románico de pilar compuesto de núcleo cruciforme con semicolumnas en sus caras. En numerosos edificios en lugar de una columna aparecen dos pareadas en cada frente, al estilo hispanolanguedociano. En este caso y dada la anchura que proporcionan las dos columnas los nervios de los arcos son especialmente anchos.

Interior de la iglesia del Monasterio cisterciense de Valbuena. Valladolid

Los pilares compuestos reciben los arcos formeros que suelen ser ligeramente apuntados, aunque en ocasiones se sigue empleando el de medio punto. La nave central es más alta que las laterales, lo que permite la apertura de vanos de iluminación en el piso superior a los arcos formeros.

El abovedamiento es normalmente de crucería sencilla, con grandes nervios de sección rectangular en las ojivas. También se emplearon en algunos casos bóvedas de medio cañón apuntado.

Iglesia del Monasterio del Císter en Sacramenia. Segovia

Debido a los macizos y cerrados volúmenes de las iglesias cistercienses, el aspecto exterior suele ser de acusada horizontalidad. Curiosamente, esta sensación cambia radicalmente cuando se entra en ellas pues es entonces cuando apreciamos la verdadera altura de las naves.

Decoración
La monumentalidad y gran volumen de estas fábricas cistercienses contrasta con el empleo de una estética austera.
Las columnas entregas que animan normalmente los ábsides en el románico son sustituidos por contrafuertes prismáticos escalonados con escarpes. Los ventanales absidales y de la nave central son formados, en ocasiones, por vanos en derrame, pero sin molduraciones o columnas.

Iglesia del Monasterio de Santa María de la Sierra de Sotosalbos. SegoviaAparece con los edificios cistercienses los óculos de iluminación en las fachadas occidentales. Se trata de ventanas de forma circular con molduras concéntricas. Estos óculos se irán desarrollando y alcanzando mayor vistosidad hasta la construcción de grandes rosetones con tracerías formadas por círculos de piedra concéntricos conectados por columnas dispuestas radialmente.

Los canecillos suelen tener motivos geométricos sencillos, especialmente los de proa de nave, rollos y perfil anacelado.

Rosetón de la iglesia del Monasterio de Huerta

Las portadas tienen amplias proporciones, con numerosas arquivoltas de fino grosor apoyadas sobre múltiples parejas de columnas. El perfil de los arcos puede ser de medio punto o apuntado. La decoración de los arcos es frecuentemente nulo (sólo con alternancia de baquetones y escocias) o de tipo geométrico: dientes de sierra, zigzagueados, puntas de diamante, etc.

Puerta del Monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós

Los capiteles de las portadas y resto del edificio tienen motivos vegetales diversos, especialmente de simples volutas o incluso completamente lisos.

Influencia del Císter en el arte y la arquitectura medieval en España

La aparición España de la Orden del Císter y los edificios que construyeron (seguramente los maestros serían franceses, al menos al principio) crearon una gran influencia en la arquitectura cristiana española de los siglos XII y XIII.

Hay que tener en cuenta que la severidad ornamental cisterciense operó en España sobre un románico mucho más contenido y sobrio que el francés. Salvo excepciones, en el románico español no se produjo ningún "desmelanamiento" decorativo en su fase tardía, como sí ocurrió en muchas regiones de Francia o Italia y de la que Poiteau es uno de los mejores ejemplos.

De esta guisa, a lo que ya era sobrio y austero, se le dio una vuelta más de tuerca. Aparece entonces una arquitectura románica tardía que incorpora avances arquitectónicos empleadas por los cistercienses pero que se empobrece con una austeridad total. Este panorama se radicaliza con el auge de las Órdenes Militares que dominan el panorama político español durante buena parte del siglo XIII.

Iglesia del Castillo de la Orden de Calatrava (Calatrava la Nueva) en Ciudad Real

Hay que partir de la base de que el nuevo concepto gótico puro no tiene apenas presencia en el siglo XIII español. Salvo algunas catedrales que fueron construidas en estilo gótico porque se contrataron a maestros franceses con la nueva estética y simbolismo góticos perfectamente asumidos, el panorama en el resto de la España cristiana del siglo XIII es la del apego a la tradición románica precedente, pero revestida de una asfixiante austeridad cisterciense y con algunas innovaciones arquitectónicas que no se pueden llamar ni góticas ni siquiera protogóticas.

Iglesias fernandinas: San Miguel. Córdoba

Un buen ejemplo de ello es que. todavía a finales del siglo XIII e incluso comienzos del XIV, en Andalucía la arquitectura alfonsí (mal llamada fernandina) de Sevilla y Córdoba ignora el gótico internacional y sigue apegadas a las pautas de esta arquitectura cisterciense descrita.

para más información http://www.elcisteriberico.com/Paginas/historia%20cister.html

Dios los bendiga

Martha Cecilia
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Marieliux » Vie Sep 19, 2014 10:40 pm

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La orden del Císter
Historia de la Orden Cisterciense
El movimiento monástico Cisterciense nace en Francia a comienzos del siglo XI (1098), cuando un grupo de monjes del monasterio Cluniacense de Molesmes, abandona su comunidad para formar una nueva, en la localidad de Citeaux (Cister), al frente de ellos el Abad Roberto, (Roberto de Molesmes) quien funda el monasterio de Citeaux. El Abad Roberto pretende restaurar la estricta Regla de San Benito de Nursia, que en el año 545 había fundado la orden de los Benedictinos. La nueva orden se basa en los principios de abandonar todo signo externo de riqueza y en el propio trabajo para conseguir su subsistencia, será el famoso "ora et labora" que distinguirá a los monjes del Cister. Su hábito es túnica blanca y escapulario negro, retenida por un cinturón que se lleva por debajo; el hábito de coro es la tradicional cogulla monástica, de color blanco. De hecho, se los llamó en la Edad Media «monjes blancos», en oposición a los «monjes negros» que eran los benedictinos. También es frecuente la denominación «monjes bernardos» o simplemente «bernardos», por el impulso que dio a la orden Bernardo de Fontaine.

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El Abad Roberto es obligado por el Papa a regresar a su comunidad, y será su sucesor, Alberico, el que consiga el reconocimiento de la orden por el Papa Pascual II. Por último el tercer abad Esteban Harding, promulga la Carta de Caridad que recoge las normas por las que se regirán todas las comunidades de la orden y funda las comunidades de La Ferté, Pontigny, Morimond y Claraval que serán las casas madre del resto de los cenobios cistercienses posteriores. En 1113 comienza la expansión de la orden en Francia. Será Bernardo de Claraval el sucesor de Esteban el que favorezca la expansión de la orden primero en Francia y posteriormente al resto de Europa, hombre de personalidad y carisma excepcionales. Su influencia y su prestigio personal hicieron que se convirtiera en el cisterciense más importante del siglo XII, pues, aun no siendo el fundador, sigue siendo todavía hoy el maestro espiritual de la orden.
A la muerte de Bernardo en 1153, prosigue la expansión de la orden aunque con menos intensidad, pasando de trescientas cincuenta abadías a alrededor de seiscientas cincuenta en 1250. La orden refuerza su presencia fuera de Francia, en países, como Inglaterra, Alemania, Italia y la península Ibérica, Grecia y Oriente Medio. El vigor inicial de Claraval es sustituido por Morimond y Citeaux esperará hasta la segunda mitad del siglo XIII para crear nuevas abadías como Royaumont o L'Épau. A partir de 1200, se añade la proliferación de casas femeninas, con la creación de numerosas filiales de Tart y Las Huelgas, llegando a contar con más de cuatrocientas abadías a finales del siglo XIII.
En estos cien años se producen factores que supondrán una desestabilización de la orden, unos internos como el crecimiento en número de abadías y su dispersión territorial, además de la incorporación de cenobios que ya tienen su funcionamiento propio, y otros externos como diversos acontecimientos que afectan a la iglesia en general, la elección de dos Papas en 1159, Alejandro III y Víctor IV apoyado por Federico I Barbarroja, que producirá la división de los abades de Cister, cuyas abadías anglosajonas, incluida la propia Cîteaux apoyarán al segundo, hasta que los abades de Claraval y Pontigny le obligan a dimitir en 1161. La duración de los mandatos de los abades, se acorta, bien por la elección de hermanos muy ancianos, o bien porque son llamados a desempeñar otras labores dentro de la iglesia. Además los cistercienses que inicialmente se habían mantenido al margen de la iglesia regular, se integran en ella, multiplicándose el nombramiento de obispos y cardenales, así como legados papales para diferentes misiones, como ocurre para luchar contra la herejía cátara. Todo esto, junto con la riqueza creciente de las abadías, hace que empiece a perderse el rigor de los monasterios. Los abades más importantes y el Capítulo General de 1151 pide a Eugenio III una nueva aprobación de la regla, y en 1152, la bula Sacro Santa, ratifica la Carta Posterior, que es una Carta de Caridad actualizada, con una recopilación de los estatutos de la orden. En 1169 Alejandro III, concede el privilegio de exención.
Aunque siguen la regla de San Benito, los cistercienses no son propiamente considerados como benedictinos. Fue en el Concilio de Letrán en 1215 cuando la palabra «benedictino» apareció para designar a los monjes que no pertenecían a ninguna orden centralizada, por oposición a los cistercienses.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Marieliux » Vie Sep 19, 2014 10:56 pm

[URL=http://imageshack.com/f/id1Zc8Rkj][IMG]
https://imagizer.imageshack.us/v2/199x2 ... 1Zc8Rk.jpg
La orden del Císter
Historia de la Orden Cisterciense
El movimiento monástico Cisterciense nace en Francia a comienzos del siglo XI (1098), cuando un grupo de monjes del monasterio Cluniacense de Molesmes, abandona su comunidad para formar una nueva, en la localidad de Citeaux (Cister), al frente de ellos el Abad Roberto, (Roberto de Molesmes) quien funda el monasterio de Citeaux. El Abad Roberto pretende restaurar la estricta Regla de San Benito de Nursia, que en el año 545 había fundado la orden de los Benedictinos. La nueva orden se basa en los principios de abandonar todo signo externo de riqueza y en el propio trabajo para conseguir su subsistencia, será el famoso "ora et labora" que distinguirá a los monjes del Cister. Su hábito es túnica blanca y escapulario negro, retenida por un cinturón que se lleva por debajo; el hábito de coro es la tradicional cogulla monástica, de color blanco. De hecho, se los llamó en la Edad Media «monjes blancos», en oposición a los «monjes negros» que eran los benedictinos. También es frecuente la denominación «monjes bernardos» o simplemente «bernardos», por el impulso que dio a la orden Bernardo de Fontaine.

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https://imagizer.imageshack.us/v2/133x2 ... DJvVpU.jpg

El Abad Roberto es obligado por el Papa a regresar a su comunidad, y será su sucesor, Alberico, el que consiga el reconocimiento de la orden por el Papa Pascual II. Por último el tercer abad Esteban Harding, promulga la Carta de Caridad que recoge las normas por las que se regirán todas las comunidades de la orden y funda las comunidades de La Ferté, Pontigny, Morimond y Claraval que serán las casas madre del resto de los cenobios cistercienses posteriores. En 1113 comienza la expansión de la orden en Francia. Será Bernardo de Claraval el sucesor de Esteban el que favorezca la expansión de la orden primero en Francia y posteriormente al resto de Europa, hombre de personalidad y carisma excepcionales. Su influencia y su prestigio personal hicieron que se convirtiera en el cisterciense más importante del siglo XII, pues, aun no siendo el fundador, sigue siendo todavía hoy el maestro espiritual de la orden.
A la muerte de Bernardo en 1153, prosigue la expansión de la orden aunque con menos intensidad, pasando de trescientas cincuenta abadías a alrededor de seiscientas cincuenta en 1250. La orden refuerza su presencia fuera de Francia, en países, como Inglaterra, Alemania, Italia y la península Ibérica, Grecia y Oriente Medio. El vigor inicial de Claraval es sustituido por Morimond y Citeaux esperará hasta la segunda mitad del siglo XIII para crear nuevas abadías como Royaumont o L'Épau. A partir de 1200, se añade la proliferación de casas femeninas, con la creación de numerosas filiales de Tart y Las Huelgas, llegando a contar con más de cuatrocientas abadías a finales del siglo XIII.
En estos cien años se producen factores que supondrán una desestabilización de la orden, unos internos como el crecimiento en número de abadías y su dispersión territorial, además de la incorporación de cenobios que ya tienen su funcionamiento propio, y otros externos como diversos acontecimientos que afectan a la iglesia en general, la elección de dos Papas en 1159, Alejandro III y Víctor IV apoyado por Federico I Barbarroja, que producirá la división de los abades de Cister, cuyas abadías anglosajonas, incluida la propia Cîteaux apoyarán al segundo, hasta que los abades de Claraval y Pontigny le obligan a dimitir en 1161. La duración de los mandatos de los abades, se acorta, bien por la elección de hermanos muy ancianos, o bien porque son llamados a desempeñar otras labores dentro de la iglesia. Además los cistercienses que inicialmente se habían mantenido al margen de la iglesia regular, se integran en ella, multiplicándose el nombramiento de obispos y cardenales, así como legados papales para diferentes misiones, como ocurre para luchar contra la herejía cátara. Todo esto, junto con la riqueza creciente de las abadías, hace que empiece a perderse el rigor de los monasterios. Los abades más importantes y el Capítulo General de 1151 pide a Eugenio III una nueva aprobación de la regla, y en 1152, la bula Sacro Santa, ratifica la Carta Posterior, que es una Carta de Caridad actualizada, con una recopilación de los estatutos de la orden. En 1169 Alejandro III, concede el privilegio de exención.
Aunque siguen la regla de San Benito, los cistercienses no son propiamente considerados como benedictinos. Fue en el Concilio de Letrán en 1215 cuando la palabra «benedictino» apareció para designar a los monjes que no pertenecían a ninguna orden centralizada, por oposición a los cistercienses.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Marieliux » Vie Sep 19, 2014 11:05 pm

Imagen
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https://imagizer.imageshack.us/v2/200x2 ... OOBIYW.jpg

Roberto de Molesmes

San Roberto de Molesmes
Abad Cofundador de los Cistercienses

(1028 Champagne, Francia-17 abril 1111)
Canonización 1220, por el Papa Honorio III

A los 15 años ingresó en la abadía de Montier-la-Celle, de la que llegó a ser el prior. Hacia el año 1060 fue nombrado abad de Saint Michel-de-Tonnerre, pero no fue capaz de reformar dicha abadía, que se había relajado mucho, por lo que regresó a Montier-la-Celle.
Algunos eremitas que vivían en el bosque de Colan, le pidieron que dirigiera un nuevo monasterio. Obtuvo la autorización del Papa Gregorio VII para fundar un monasterio en Molesmes en el año 1075. La construcción consistía inicialmente de unas simples chozas hechas con ramas, que rodeaban una capilla dedicada a la Santísima Trinidad. Esta comunidad se hizo rápidamente conocida por su piedad y santidad. La comunidad creció y comenzó a aumentar su riqueza, lo que atrajo a monjes poco piadosos que dividieron a los hermanos. Roberto quiso alejarse de Molesmes dos veces, pero el Papa le ordenó volver.
El año 1098, Roberto y algunos de sus monjes dejaron Molesmes con la intención de no volver jamás y fundaron el monasterio de Cîteaux (Císter). Sin embargo, en 1100 los monjes de Molesmes le pidieron a Roberto que volviera, resolviendo obedecer la Regla de San Benito. Finalmente volvió y dirigió el monasterio, que bajo su tutela llegó a ser uno de los mayores centros de la Orden Benedictina. El monasterio de Cîteaux, bajo la dirección de Alberico fue uno de los lugares de origen de la nueva Orden Cisterciense, que llegaría a ser famosa en el siglo XII con Bernardo de Claraval.
Roberto murió el 17 de abril de 1111. El papa Honorio III le canonizó en 1220. Se le conmemoraba en el aniversario de su muerte, pero más tarde la fiesta se trasladó al 29 de abril, en un intento de unificación de los martirologios romano, benedictino y cisterciense.
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