4. La Orden del Cister. 1 septiembre

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Nep » Mié Sep 03, 2014 9:12 pm

DIFERENCIA ENTRE PADRES DEL DESIERTO, PADRES DE LA IGLESIA Y DOCTORES DE LA IGLESIA

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PADRES DEL DESIERTO: Son monjes eremitas y anacoretas del siglo IV, que abandonaron las ciudades buscando una unión íntima con Dios en la soledad y el silencio y siguendo la vocación que Dios les había encomendado. Aunque ya lo habiamos visto lgunos padres del desierto son:
-San Antonio Abad
-San Macario de Alejandría
-San Pafnucio
-Santa Thais de la Tebaida
-San Cristóbal

PADRES DE LA IGLESIA: Se les llama así a los santos cuya doctrina es considerada fundamento de la fe, y cuyas enseñanzas son de gran peso en el desarrollo de la teología y el conocimiento de lo sagrado. Algunos padres de la iglesia son:
-San Benito
-San Ambrosio
-San Gregorio Magno
-San Juan Clímaco
-San atanasio

DOCTORES DE LA IGLESIA: Se llaman así a los santos cuya influencia a sido indispensable en el desarrollo del cristianismo, aportando doctrina e interpretando cada vez más la revelación del Evangelio. Doctor de la Iglesia también es es un título que la Iglesia (el Papa o un concilio ecuménico), otorga oficialmente a ciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Hay 35 doctores de la iglesia y son:
-San Agustín, "Doctor de la Gracia"
-San Alberto Magno, "Doctor Universallis"
-San Alfonso Ligorio
-Ambrosio, Santo
-Anselmo, Santo
-Antonio de Padua, Santo
-Atanasio, Santo
-San Basilio el Grande
-Beda el Veneralble, Santo
-Bernardo, Santo
-Buenaventura, Santo
-Cirilo de Alejandría, Santo
-Cirilo de Jerusalém, Santo
-Éfren, Santo
-Francisco de Sales, Santo
-Gregorio Magno, Santo
-San Gregorio Nacianceno
-Hilario de Poitiers, Santo
-Hildegarda de Bigen, Santa
-Isidoro de Sevilla, Santo
-Jerónimo, Santo
-Juan Crisóstomo, Santo
-Juan Damasceno, Santo
-Juan de Ávila, Santo
-Juan de la Cruz, Santo
-León Magno Santo
-Lorenzo de Brindisi, Santo
-San Pedro Canicio
-San Pedro Crisólogo
-San Pedro Diamiani
-San Roberto Belarmino
-Santa Catalina de Siena
-Santa Teresa de Jesús (de Ávila)
-Santa Teresa de Lisieux
-Santo Tomás de Aquino
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor marthe » Mié Sep 03, 2014 9:31 pm

LAS BERNARDAS
Una de las clausuras más importantes de Alcalá de Henares es la del Convento Cisterciense de San Bernardo, fundado en 1613, destinado a una comunidad cisterciense de monjas, llamadas popularmente "Bernardas". Es un edificio barroco, declarado monumento arquitectónico-artístico en 1 924.Es un Bien de interés cultural.
El mecenas de la obra fue el Cardenal y Arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas (1599 – 1618), gran valedor de artistas y escritores (Lope de Vega, Quevedo, Góngora y Miguel de Cervantes). Las obras comenzaron en 1617, en la antigua Plaza de la Verdura, dentro del barrio musulmán de la Alcalá Medieval. Quedando la antigua puerta de Burgos en el interior del huerto del convento y haciendo desaparecer la antigua calle de Segovia; por lo que tuvo que construirse el portillo actual de la Calle Santiago, que también tiene una estatua de San Bernardo. El convento sufrió muchos desperfectos en el incendio de 1939, por lo que se realizaron varias obras de restauración en las décadas siguientes. La clausura de las monjas Bernardas se cerró en el año 2000, quedando el edificio en la actualidad como Museo de Arte Religioso. En 2013 se restauró la Casa de la Demandadera y el Claustro Menor del convento de San Bernardo, destinándolo a sala de exposiciones y residencia diocesana.
En enero de 1997 se inauguró el Museo del Convento cisterciense de San Bernardo de Alcalá de Henares, con sede en el Convento de las Bernardas. Consta de una importante colección de pintura italiana del siglo XVII, obra del maestro Angelo Nardi.12 13 Destaca en el presbiterio de la iglesia un retablo exento o baldaquino hecho de madera estofada y policromada, alzado por Francisco Bautista, con el tiempo arquitecto de la Colegiata de San Isidro (Madrid). El Arca de Plata y Ébano de Carlos V, mandada realizar por su hijo Felipe II, con bellos repujados que representan escenas victoriosas del emperador. El sillón del cardenal Sandoval es una pieza única en su género, en la que se mezcla la ebanistería con la joyería, enriqueciéndose la pieza con la incrustación de cristales de roca decorados como si fueran piedras preciosas. En la clausura se custodia una hermosa talla de la Inmaculada, de Antonio de Herrera Barnue.
http://es.wikipedia.org/wiki/Convento_de_las_Bernardas
marthe
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor glenda najera » Mié Sep 03, 2014 10:04 pm

buena noche gracias a Dios nuevamente creciendo junto con ustedes
I concilio de Letran
Se realizo e roma se realizo en la basílica de San Juan de Letran, inicio el 18 de marzo de 1123 y finalizo el 11 de abril del mismo año. Esta considerado el IX Concilio Ecuménico y el primero de occidente, fue aceptado por la Iglesia católica y convocado por el Papa calixto II. El tema a tratar fue la Querella de las investiduras y se informa que asistieron entre 300 y 1000 participantes que propusieron 25 cánones , en los cuales destacan el 3 Y 11 donde se prohíbe el matrimonio a los miembros que están vinculados con la Iglesia, aquí pueden observar varios cánones:
• Condena de la simonía (Canon 1).
• Se prohíbe el matrimonio a los sacerdotes, diáconos, subdiáconos, y monjes. También les prohíbe mantener concubinas y la permanencia en sus casas de cualquier mujer diferente a las admitidas por los antiguos cánones. Los matrimonios en vigor de los clérigos son nulos de pleno derecho, y los que los hubiesen oficiado son declarados pecadores y obligados a confesión (Cánones 3 y 11).
• Se declaran nulas todas las ordenaciones efectuadas por el antipapa Gregorio VIII desde el momento de su excomunión (Canon 6).
• Se concede el perdón de sus pecados y toma bajo su protección a las familias y posesiones de los cruzados, incurriendo en excomunión aquéllos que se atrevan a molestar o apoderarse de ellos en ausencia del propietario y extiende el mandato de excomunión si no retomaran la cruz en un año desde la próxima Pascua, aquéllos que han añadido anteriormente la cruz a su vestimenta y luego se han despojado de ella, no sólo a los que luchan en Jerusalén sino también en la Península Ibérica (Canon 11).1
• Se condena con la excomunión a los laicos que se apoderasen de los ofrecimientos hechos a la Iglesia, y de aquellos que fortificasen las iglesias como fortalezas (Canon 14).
• Se establece también la excomunión para los que asaltasen a los peregrinos en su camino a Roma (Canon 16).
• Se prohíbe a los abades y religiosos alojar a pecadores penitentes, visitar los enfermos, administrar la extremaunción y cantar misas solemnes y públicas; sin haber obtenido antes santo crisma y el santo aceite de sus respectivos Obispos (Canon 17).

II concilio de Letran
al igual que el primero se realizo en roma en la basilica de San Juan de Letran, inicio el 4 de abril de 1139 y finalizo el 11 de abril del mismo año. Fue convocado por el Papa inocencio II y aceptado por la Iglesia católica como el X Concilio ecuménico y el segundo de occidente.
Los temas tratados fueron el Cisma de Anacleto II y asistieron entre 1000 participantes que propusieron 30 cánones que eran sobre la simonía, usura, falsas penitencias y sacramentos. acontinuación les dejo varios cánones:
• Que los obispos y eclesiásticos no debían escandalizar por los colores, la forma, o la extravagancia de sus ornamentos, por lo que vestirían de forma modesta. (Canon 4).
• La condena y persecución de los matrimonios y concubinatos de los sacerdotes, diáconos, subdiáconos, monjes y monjas (Cánones 6, 7 y 11)
• La excomunión a los laicos quienes no pagasen los diezmos a los obispos, o no cediesen a éstos últimos las iglesias cuya posesión tuviesen retenidas, ya porque fueron recibidas de manos de los Obispos, u obtenidas de príncipes u otras personas (Canon 10).
• La fijación de los períodos y duración de los Armisticios de Dios (Canon 12).
• La condena de la usura.
• La prohibición de que los monjes se dedicaran al estudio de materias profanas como el Derecho o la Medicina.
• La prohibición, bajo pena de privación de un entierro cristiano, de justas y torneos que pusiesen en peligro la vida (Canon 14).
• La obligación de reyes y príncipes de dispensar justicia de acuerdo con los obispos (Canon 20).
• La excomunión de Arnaldo de Brescia y Pedro de Bruys, acusados de heréticos (Canon 23).
• La prohibición de aceptar beneficios de las manos de un laico (Canon 25).
• La prohibición a las monjas cantar el Oficio Divino en un mismo coro con los monjes o canónigos (Canon 27),
• La prohibición de que las iglesias dejaran la dignidad de obispo vacante por más de tres años desde la muerte del último (Canon 28).
• La prohibición del uso contra cristianos del honda, arco y la ballesta (Canon 29).

Gracias por la oportunidad de expresarme, saludos y bendiciones.
glenda najera
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor fray martin » Jue Sep 04, 2014 9:57 am

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hola amigos me costó pero al fin pude cargar una foto jeje
fray martin
 
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor AMunozF » Jue Sep 04, 2014 11:01 am

----------------------------------------Los Concilios de Letrán I y II----------------------------------------

PRIMER CONCILIO DE LETRÁN. AÑO 1123,CONTRA LAS INVESTIDURAS, LA SIMONÍA Y EL CONCUBINATO.

Fue convocado por el Papa Calixto II en diciembre de 1122, inmediatamente después del Concordato de Worms que puso fin a la querella de las investiduras; aboliéndose el derecho, que reclamaban los príncipes, a investir dignidades y tener beneficios eclesiásticos. Finalizó en 1123. Este concilio se ocupó también de asuntos disciplinares (celibato, simonía, etc.) y de la recuperación de Tierra Santa que estaba en manos de los infieles.

Papa Calixto II. Contra las investiduras.

Ratificó el arreglo entre el papa Calixto II y el emperador Enrique V. Es conocido con el nombre de Concordato de Worms, referente a las investiduras eclesiásticas. Propuso a los príncipes cristianos emprender las cruzadas.

El noveno Concilio Ecuménico, primero de Letrán, tuvo que afrontar, entre otros, el gravísimo problema de las "investiduras". A partir del siglo cuarto la Iglesia y el Estado fueron estrechando sus relaciones y lo mismo sucedió con los pueblos bárbaros a medida que iban abrazando el Cristianismo. Esta situación si bien era benéfica para el orden civil como para el religioso, sin embargo, en el correr de los siglos surgieron graves dificultades y en especial para la Iglesia.

Los reyes fueron transmitiendo cierta autoridad política a los obispos y abades de monasterios en el ámbito de sus jurisdicciones religiosas, y aún títulos de nobleza. Todo esto trajo una intervención directa de los laicos en asuntos totalmente eclesiásticos, como: el nombramiento de obispos y abades, y aún la entrega del báculo y del anillo, propios del cargo; en esto consistía el derecho de investidura laical. Hubo muchos abusos derivados de influencias políticas, parentesco, etc.; candidatos indignos y sin vocación lograron puestos de relevancia en la Iglesia. Para atajar esos escándalos y evitar las intromisiones ajenas se convocó el concilio.

Se reivindica el derecho de la Iglesia en la elección y consagración de los Obispos contra la investidura de los laicos.

Concordato de Worms

Ante la intromisión civil, la iglesia, con el papa Calixto II a la cabeza, organizó el Concordato de Worms(1) (1122), donde el emperador Enrique V, hijo del excomulgado rey Enrique IV de Alemania, aceptó no inmiscuirse más en la elección de los prelados. Sin embargo las familias romanas se opusieron a la elección del papa Inocencio II, apoyado por el emperador y eligieron al antipapa Anacleto II. El concilio I de Letrán, el primero de los ecuménicos celebrados en Occidente, se reunió al siguiente año 1123 y sancionó los acuerdos de Worms(2).

El emperador Federico, llamado Barbarroja, hizo caso omiso del Concordato de Worms y pretendió volver a nombrar obispos y abades a su gusto, interpretando su autoridad como de derecho divino y declarando su independencia del papa. Nombró un antipapa, Víctor IV, y al morir éste, a otro, Pascual III. El verdadero papa era Alejandro III, el cual le declaró la guerra. Perdida por Federico, éste obedeció a Alejandro III, en 1177.

Con Inocencio III (1198-1216) el papado alcanza la cumbre de su poder. El Papa se presenta como el árbitro de Europa. Designa su candidato para el imperio, obliga al rey de Inglaterra a someterse a sus deseos. A esto se ha llamado “teocracia” que se resume así: “El Papa tiene la plenitud del poder. En el terreno espiritual, todas las iglesias le están sometidas. El terreno temporal conserva su autonomía; pero, en nombre de la preeminencia de lo espiritual, el papa interviene en los asuntos políticos, en razón del pecado, cuando está en juego la salvación de los cristianos”. El concilio IV de Letrán (1215) atestigua esta conciencia y este poder pontificio.

La Iglesia es santa y sus ministros deben ser santos

Ante la relajación de costumbres y de la disciplina, la Iglesia convocó, bajo el Papa Calixto II, el primer concilio de Letrán (1123), para atajar dos lacras terribles: simonía y el nicolaísmo. Confirmó también el Concordato de Worms, es decir, la no intromisión de los señores feudales en asuntos eclesiásticos.

Condénanse la simonía y el concubinato de los eclesiásticos como herejías.

En la historia de la Iglesia ha habido hasta ahora 265 Papas como también unos 35 antipapas, que usurparon la dignidad pontificia durante algún tiempo, debido a influencias políticas de los reyes o desavenencias entre obispos y cardenales principalmente.

Magisterio del Concilio Ecuménico I de Letrán (Contra Enrique IV) :

De la obediencia debida a la Iglesia [Fórmula prescrita a todos los metropolitanos de la Iglesia occidental] :
Anatematizó toda herejía y particularmente la que perturba el estado actual de la Iglesia, la que enseña y afirma: El anatema ha de ser despreciado y ningún caso debe hacerse de las ligaduras la Iglesia. Prometo, pues, obediencia al Pontífice de la Sede Apostólica, Señor Pascual, y a sus sucesores bajo el testimonio de Cristo y de la Iglesia, afirmando lo que afirma, condenando lo que condena la Santa Iglesia universal.

Concilio de Guastalla, 1106

De las ordenaciones heréticas y simoníacas

Desde hace ya muchos años la extensión del imperio teutónico está separada de la unidad de la Sede Apostólica. En este cisma se ha llegado a tanto peligro que con dolor lo decimos en tan grande extensión de tierras apenas si se hallan unos pocos sacerdotes o clérigos católicos. Cuando, pues, tantos hijos yacen entre semejantes ruinas, la necesidad de la paz cristiana exige que se abran en este asunto las maternas entrañas de la Iglesia. Instruídos, pues, por los ejemplos y escritos de nuestros Padres que en diversos tiempos recibieron en sus órdenes a novacianos, donatistas y otros herejes, nosotros recibimos en su oficio episcopal a los obispos del predicho Imperio que han sido ordenados en el cisma, a no ser que se pruebe que son invasores, simoníacos o de mala vida. Lo mismo constituimos de los clérigos de cualquier orden a los que su ciencia y su vida recomienda.


SEGUNDO CONCILIO DE LETRÁN. AÑO 1139. CONTRA LOS FALSOS PONTÍFICES, LA SIMONÍA, LA USURA.

Papa Inocencio II. Por la disciplina y buenas costumbres.

Fue convocado por Inocencio II en 1139, y afrontó el asunto de los falsos pontífices, la simonía, la usura, las falsas penitencias y los falsos sacramentos. Se condenó a Arnaldo de Brescia.

Ante las herejías, también la Iglesia reaccionó con mucho cuidado y firmeza. Para condenar la herejía de Pedro de Bruys y de Enrique de Lausana, se convocó el segundo concilio de Letrán (1139). Y renovó la condena, entre otras cosas, de la usura, los torneos y el nicolaísmo.

Y contra la herejía de los albigenses, vino en ayuda el tercer concilio de Letrán (1179), que legisló en contra de la acumulación de prebendas y fijó que los papas deberían ser elegidos por una mayoría de dos tercios de los votantes. Ya en el siglo XIII se atacará más fuertemente esta herejía cátara o albigense.

Condenó los amaños cismáticos de varios antipapas y los errores de Arnaldo de Brescia y publicó medidas destinadas a que reinara la continencia en el clero.

Condenación del antipapa Anacleto y de sus partidarios, Cánones sobre la disciplina del Clero y condenación de Arnaldo de Brescia, revolucionario que tenía soliviantada la ciudadanía romana contra la Iglesia.

Simón Mago - contemporáneo de los apóstoles - oyendo al apóstol Felipe anunciar el Evangelio y confirmándolo con milagros se convirtió y fue bautizado. En los Hechos de los apóstoles se lee: "Habiendo visto, Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí esa potestad, para que cualquiera a quien imponga yo las manos, reciba el Espíritu Santo. Mas Pedro le respondió: Perezca tu dinero contigo; pues has juzgado que se alcanzaba por dinero el don de Dios."

Los Cátaros, palabra que significa puros, eran muy rebeldes a la autoridad religiosa y anárquicos con respecto a la fe y a la moral. Negaban la resurrección de los muertos y la vida futura y admitían, al estilo oriental, la transmigración de las almas, además de otros errores doctrinales.

Magisterio del Concilio Ecuménico II de Letrán:

De la simonía, la usura, falsas penitencias y sacramentos

Canon 2. Si alguno, interviniendo el execrable ardor de la avaricia, ha adquirido por dinero una prebenda, o priorato, o decanato, u honor, o promoción alguna eclesiástica, o cualquier sacramento de la Iglesia, como el crisma y óleo santo, la consagración de altares o de Iglesias; sea privado del honor mal adquirido, y comprador, vendedor e interventor sean marcados con nota de infamia. Y ni por razón de manutención ni con pretexto de costumbre alguna, antes o después, se exija nada de nadie, ni nadie se atreva a dar, porque es cosa simoníaca; antes bien, libremente y sin disminución alguna, goce de la dignidad y beneficio que se le ha conferido.

Canon 13. Condenamos, además, aquella detestable e ignominiosa rapacidad insaciable de los prestamistas, rechazada por las leyes humanas y divinas por medio de la Escritura en el Antiguo y Nuevo Testamento y la separamos de todo consuelo de la Iglesia, mandando que ningún arzobispo, ningún obispo o abad de cualquier orden, quienquiera que sea en el orden o el clero, se atreva a recibir a los usurarios, si no es con suma cautela, antes bien, en toda su vida sean éstos tenidos por infames y, si no se arrepienten, sean privados de sepultura eclesiástica.

Canon 22. Como quiera que entre las otras cosas hay una que sobre todo perturba a la Santa Iglesia, que es la falsa penitencia, avisamos a nuestros hermanos y presbíteros que no permitan que sean engañadas las almas de los laicos por las falsas penitencias y arrastradas al infierno. Ahora bien, consta que hay falsa penitencia, cuando despreciados muchos pecados, se hace penitencia de uno solo, o cuando de tal modo se hace de uno, que no se apartan de otro. De ahí que está escrito: Quien observa toda la ley, pero peca en un solo punto, se ha hecho reo de toda la ley [Iac. 2, 10]; es decir, en cuanto a la vida eterna. Porque, en efecto, lo mismo si se halla envuelto en toda clase de pecados que en uno solo, no entrará por la puerta de la vida eterna. Se hace también falsa penitencia, cuando el penitente no se aparta de su cargo en la curia o de su negocio, que no puede en modo alguno ejercer sin pecado; o si se lleva odio en el corazón, o si no se satisface al ofendido, o si el ofendido no perdona al ofensor, o si uno lleva armas contra la justicia.

Canon 23. A aquellos, empero, que simulando apariencia de religiosidad, condenan el sacramento del cuerpo y de la sangre del Señor, el bautismo de los niños, el sacerdocio y demás órdenes eclesiásticas, así como los pactos de las legitimas nupcias, los arrojamos de la Iglesia y condenamos como herejes, y mandamos que sean reprimidos por los poderes exteriores. A sus defensores, también, los ligamos con el vínculo de la misma condenación.

Concilio de Sens, 1140 ó 1141

Errores de Pedro Abelardo:

1. El Padre es potencia plena; el Hijo, cierta potencia; el Espíritu Santo, ninguna potencia.
2. El Espíritu Santo no es de la sustancia [v. 1.: de la potencia] del Padre o del Hijo.
3. El Espíritu Santo es el alma del mundo.
4. Cristo no asumió la carne para librarnos del yugo del diablo.
5. Ni Dios y el hombre ni esta persona que es Cristo, es la tercera persona en la Trinidad.
6. El libre albedrío basta por si mismo para algún bien.
7. Dios sólo puede hacer u omitir lo que hace u omite, o sólo en el modo o tiempo en que lo hace y no en otro.
8. Dios no debe ni puede impedir los males.
9. De Adán no contrajimos la culpa, sino solamente la pena.
10. No pecaron los que crucificaron a Cristo por ignorancia, y cuanto se hace por ignorancia no debe atribuirse a culpa.
11. No hubo en Cristo espíritu de temor de Dios.
12. La potestad de atar y desatar fue dada solamente a los Apóstoles, no a sus sucesores.
13. El hombre no se hace ni mejor ni peor por sus obras.
14. Al Padre, el cual no viene de otro, pertenece propia o especialmente la operación, pero no también la sabiduría y la benignidad.
15. Aun el temor casto está excluído de la vida futura.
16. El diablo mete la sugestión por operación de piedras o hierbas.
17. El advenimiento al fin del mundo puede ser atribuído al Padre.
18. El alma de Cristo no descendió por sí misma a los infiernos, sino sólo por potencia.
19. Ni la obra, ni la voluntad, ni la concupiscencia, ni el placer que la mueve es pecado, ni debemos querer que se extinga.

De la Carta de Inocencio II Testante Apostolo, a Enrique obispo de Sens, 16 de julio de 1140

Nos, pues, que, aunque indignos, estamos sentados a vista de todos en la cátedra de San Pedro, a quien fue dicho: Y tú convertido algún día, confirma a tus hermanos [Lc. 22, 32], de común acuerdo con nuestros hermanos los obispos cardenales, por autoridad de los Santos Cánones hemos condenado los capítulos que vuestra discreción nos ha mandado y todas las doctrinas del mismo Pedro Abelardo juntamente con su autor, y como a hereje les hemos impuesto perpetuo silencio. Decretamos también que todos los seguidores y defensores de su error, han de ser alejados de la compañía de los fieles y ligados con el vínculo de la excomunión.

Del bautismo de fuego (de un presbítero no bautizado)

[De la Carta Apostolicam Sedem, al obispo de Cremona, de fecha incierta]
Respondemos así a tu pregunta: El presbítero que, como por tu carta me indicaste, concluyó su día último sin el agua del bautismo, puesto que perseveró en la fe de la santa madre Iglesia y en la confesión del nombre de Cristo, afirmamos sin duda ninguna (por la autoridad de los Santos Padres Agustín y Ambrosio), que quedó libre del pecado original y alcanzó el gozo de la vida eterna. Lee, hermano, el libro VIII de Agustín, De la ciudad de Dios, donde, entre otras cosas, se lee: "Invisiblemente se administra un bautismo, al que no excluyó el desprecio de la religión, sino el término de la necesidad". Revuelve también el libro de Ambrosio sobre la muerte de Valentiniano, que afirma lo mismo. Acalladas, pues, tus preguntas, atente a las sentencias de los doctos Padres y manda ofrecer en tu Iglesia continuas oraciones y sacrificios por el mentado presbítero.

Nuevas cruzadas...

Para frenar la invasión de los turcos se organizó la segunda y la tercera cruzada.

La segunda (1147-1149) fue comandada por Luis VII de Francia y el emperador alemán Conrado III. San Bernardo fue el alma espiritual. Nuevos contingentes salieron por mar, de paso ayudaron al rey de Portugal a liberar Lisboa de los moros (1147). Primero y único éxito. Sobre las espaldas de san Bernardo cayeron fracasos y acusaciones. En el bando opuesto a los cruzados, surgió un gran guerrero llamado Saladino, de temple noble y elevado, uno de los grandes hombres del Islam, ante quien quedan pequeños los cruzados que, por divisiones y mezquindades y por la resistencia de los bizantinos, habían perdido el objetivo principal. Saladino infligió a los cristianos una fuerte derrota y tomó prisionero al rey de Jerusalén. Jerusalén cayó nuevamente en poder del Islam. La pérdida de Jerusalén produjo una gran conmoción y consternó a todo el orbe cristiano.

La tercera (1189-1192) fue guiada por Federico Barbarroja, Felipe II Augusto, rey de Francia y por Enrique II de Plantagenet de Inglaterra. Murieron Federico y Enrique. El hijo de Enrique II, Ricardo Corazón de León, lo suplió. Felipe II se apoderó de san Juan de Acre. Ricardo firmó un acuerdo de acceso libre de los cristianos a Tierra Santa, estampando su nombre junto al del sultán Saladino. Aunque esta cruzada fue la más universal de todas, sin embargo, tampoco ahora los resultados correspondieron a las esperanzas. También el emperador Barbarroja murió en el camino de Tierra Santa. Jerusalén no fue recuperada y la gran cruzada se diluyó sin más fruto que una ligera consolidación de la presencia cristiana en algunos territorios.

Impulso espiritual: Los cistercienses y otras órdenes

En el empeño de renovación espiritual y eclesial, otros hombres buscaron formas nuevas de consagrarse a Dios, seguidos de numerosos discípulos. Entre ellos, los cistercienses, fundados en el siglo XI, como dijimos anteriormente; los canónigos regulares y los templarios.

Los cistercienses tuvieron gran importancia a partir de su fundación por san Roberto de Molesmes, que adoptó los moldes heredados por san Benito y del que hablamos ya en el capítulo anterior. San Bernardo de Claraval dio impulso notable a esta orden(3). Entró en Citeaux junto con treinta compañeros, todos ellos pertenecientes a familias nobles de Borgoña (1112). Tres años más tarde, y a los veinticuatro años de edad, Bernardo fue hecho abad del nuevo monasterio de Clairvaux (Claraval), por él fundado (1115). Él solo fundó 66 abadías. Fue tal su influjo que muchas veces lejos de su abadía intervenía en numerosos asuntos de la vida de la Iglesia y de la cristiandad. Contribuye a la reforma del clero. Denuncia el relajamiento de Cluny. Invita a los obispos a una mayor pobreza y al cuidado de los pobres. Pone fin a un cisma en la Iglesia de Roma, el cisma de Anacleto, y propone un programa de vida al monje de Clairvaux (Claraval) que ha sido elegido Papa, Eugenio III.

Bernardo se esfuerza en cristianizar la sociedad feudal: ataca el lujo de los señores y predica la santidad del matrimonio. Predicador de la segunda cruzada en Vézelay y en Spira (1146), intenta poner fin a la matanza de los judíos que algunos exaltados creían ligada a la cruzada.

No cabe duda de que Bernardo es ante todo un maestro espiritual. Es el uno de los grandes doctores de la Iglesia, para él todo parte de la meditación de la Escritura. Más que en la ascesis y en los ejercicios, Bernardo insiste en la unión con Dios, y reduce toda la religión a la práctica de la caridad. Propone un itinerario de retorno a Dios que conduce del conocimiento de sí mismo a la posesión de Dios. Sobresalen sus sermones sobre la Virgen y sobre el Cantar de los Cantares.

Papas y reyes, príncipes y pueblos experimentaron el atractivo de la santidad de este gran protagonista de la historia. El Cister experimentó un asombroso desarrollo en vida de san Bernardo. Baste decir que la comunidad de Claraval llegó a contar con 700 monjes, que la docena de abadías de la orden existentes a su llegada eran 342 a la hora de su muerte y que esta cifra todavía crecería hasta ser unas 700 a finales del siglo XIII.

Nacieron luego los canónigos regulares de san Agustín. Practicaban la denominada “vita canonica”, que consistía sobre todo en la comunidad de dormitorio y refectorio (comedor) y en la observancia de la llamada “regla de san Agustín”. Ciertos capítulos regulares llegaron con el tiempo a relacionarse entre sí, creando uniones o congregaciones de canónigos de san Agustín, entre las que destacaron los canónicos regulares de san Juan de Letrán y los de san Víctor. La más importante de todas esas fundaciones canonicales fue la realizada por san Norberto en Premontré (1120), que dio lugar a la orden de los Premonstratenses, difundida pronto por toda Europa y que desarrolló una gran actividad misionera.

Finalmente, como culminación del ideal de la caballería cristiana y prueba, a la vez, de la honda impregnación religiosa del oficio de las armas, nacieron las órdenes militares, una creación característica de la Edad Media europea. Surgieron de una fusión del monacato y de la profesión de las armas propia de la clase nobiliaria. Su origen ha de buscarse en algunos pequeños grupos de caballeros, que se dedicaron a servir a los cristianos enfermos en un hospital de Tierra Santa o a proteger a los peregrinos que acudían a visitar los Santos Lugares.

El desarrollo alcanzado por las órdenes militares desde el siglo XII se debió al fuerte impulso espiritual que san Bernardo dio a la sociedad cristiana y a las guerras de cruzada, en las que las órdenes tuvieron un papel preponderante. Eran, pues, monjes guerreros, cuyo objeto consistía en cuidar de Tierra Santa y realizar diversas obras de beneficencia.

Nacieron los hospitalarios(4) de san Juan, que atendían a los enfermos; los templarios, que habitaron el Templo de Salomón reconstruido por Herodes; los teutones que, aunque nacidos en Palestina, en el siglo XIII trasladaron su sede a la Prusia oriental y consiguieron la sumisión y cristianización de los últimos pueblos paganos del nordeste de Europa. Dicha orden se secularizó en tiempos de la reforma protestante. Y en España vio la luz la Orden de Alcántara, la de Calatrava, la de Santiago. Éstas surgieron al hilo de la lucha por la reconquista.

La Iglesia, guardiana y fomentadora de la cultura: El siglo de oro de la Escolástica

Las escuelas monacales salvaron de la hecatombe a la sabiduría y las obras clásicas. Las materias enseñadas en aquellas aulas eran gramática latina, retórica y dialéctica, por una parte; aritmética, geometría, astronomía y música, por otra; así como teología. Aparecieron también las escuelas episcopales, anexas a las catedrales.

En este ambiente cultural nació la Escolástica y los grandes teólogos. Desde san Agustín hasta el siglo XII no se habían realizado estudios apreciables en la elaboración teológica. En este siglo XII nació el método escolástico, propiamente dicho. ¿En qué consistía? Se planteaba una cuestión –si Dios existe…si el alma es inmortal…si el hombre es animal racional… Después se exponían los argumentos contrarios y se ofrecía la opinión del propio autor, dando respuesta a las objeciones.

Los escolásticos se entregaban a la razón como herramienta indispensable para el estudio de la teología y la filosofía, y a la dialéctica –la yuxtaposición de posiciones contrarias, seguida por la resolución del asunto mediante el recurso a la razón y la autoridad- como método más adecuado para abordar cuestiones de interés intelectual.

Se registran grandes avances culturales, se redescubren los filósofos griegos –especialmente Aristóteles- a través de traducciones del árabe hechas en Toledo y en Sicilia, y poco a poco su filosofía se va imponiendo en la enseñanza.
Este nuevo modo de pensar (lógica) y de ver el mundo (filosofía) se introdujo en las escuelas catedralicias, en las escuelas monacales y luego en las universitarias. Nacido en estas escuelas, tomó el nombre de escolástica. Existe un período llamado pre-escolástica que tiene por representante a san Anselmo, abad del monasterio de Bec y arzobispo de Canterbury, que incentivó a la razón en la explicación de la fe. Pero su florecimiento se dio en las Universidades, que tuvieron su origen en la Iglesia, sobre todo cuando llegaron a sus cátedras los talentos de las órdenes mendicantes.
Es la llamada edad de oro de la teología medieval. Estos pertenecen propiamente al siglo siguiente y son los franciscanos: Alejandro de Hales (1245), san Buenvantura –general de la orden franciscana (1274), Rogelio Bacon (1294) y Juan Duns Escoto, profesor en Oxford, París y Colonia. Los talentos dominicos son: san Alberto Magno (1280) y santo Tomás de Aquino, su discípulo (1274).

Otros talentos de este tiempo son: Pedro Lombardo, arzobispo de París, llamado el Maestro de las Sentencias(5) una obra que, junto con la Biblia, habría de convertirse en el libro de texto fundamental para los estudiantes de teología en el curso de los cinco siglos siguientes; Pedro Abelardo buscó con precisión la traducción de la Biblia y de los textos de los Santos Padres. Sus enseñanzas morales fueron tachadas de subjetivas; por eso, optó por terminar sus días en un monasterio, dedicado a la oración y fiel hijo de la Iglesia; San Bernardo de Claraval, teólogo y maestro de la vida espiritual, del que ya hablamos. Se hizo célebre su frase: “La medida del amor a Dios consiste en amar a Dios sin medida”.

San Bernardo propagó la devoción a la Virgen.



____________________________________________________________
(1) El Papa envió tres cardenales legados a Alemania para negociar con el emperador Enrique V, y el 23 de septiembre de 1122 se firmó el Concordato de Worms, llamado también “Pacto Calixtino”. Se establecía en él la norma de que los prelados serían escogidos por el procedimiento de elección canónica, aunque el monarca alemán tendría el derecho de presenciar las elecciones y en los casos dudosos debería ayudar a la mejor parte. El metropolitano había de investir al nuevo obispo de sus poderes espirituales, por la entrega del anillo y el báculo. Al rey correspondía, en cambio, la colación de las regalías, por la investidura laica consistente en la entrega del cetro. Así quedó definitivamente resuelto en el imperio el problema de las investiduras, con una solución que salvaba el principio de la libertad eclesiástica, tan fundamental para la doctrina gregoriana.
(2) En la práctica, esos acuerdos no resultaron tan satisfactorios como podía esperarse: los monarcas pudieron influir poderosamente en el acto de la elección, y todavía influyó más, con el tiempo, la alta nobleza alemana, ya que la composición cerradamente aristocrática que tuvieron los cabildos –que eran el colegio electoral- puso en sus manos los nombramientos episcopales.
(3) Fue san Bernardo quien dijo al papa Eugenio III, al darse cuenta de que los papas se preocupaban más de lo temporal: “¿Cuándo rezamos? ¿Cuándo enseñamos a los pueblos? ¿Cuándo edificamos la iglesia?...En el palacio pontificio resuenan cada día las leyes de Justiniano y no las del Señor”.
(4) Los hospitalarios fueron la vanguardia de la cristiandad y cumplieron esta función hasta muy entrada la Edad Moderna. La isla de Rodas fue un tiempo su reducto y, tras la conquista de los turcos, la orden prosiguió la lucha desde la isla de Malta, cedida por Carlos V para compensar la pérdida de Rodas. Aquí los hospitalarios –los caballeros de Malta- mantuvieron una soberanía independiente que perduró hasta finales del siglo XVIII, cuando la isla fue ocupada por Napoleón en su camino hacia la campaña de Egipto.
(5) Este libro es una exposición sistemática de la fe católica y se refiere a numerosos asuntos, desde los atributos de Dios, hasta cuestiones como el pecado, la gracia, la Encarnación, la redención, las virtudes, los sacramentos y las cuatro realidades últimas (muerte, juicio, cielo e infierno). De manera muy significativa, buscaba la conciliación entre la dependencia de la autoridad y la voluntad de recurrir a la razón para explicar las cuestiones teológicas.


Fuente: Catholic.net e IFT , Cursos de Historia de la Iglesia Católica.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor ++00 » Jue Sep 04, 2014 1:11 pm

Hola hermanos en Cristo, soy Evelyn y esta vez voy a dar información sobre la Orden de la Trapa:
Carisma:
En el siglo VI San Benito redactó una Regla, que los monjes y monjas hemos tomado como una interpretación del Evangelio de Jesucristo. La vida cisterciense es fruto de un movimiento reformador del monaquismo benedictino, que comenzó en Cister (Francia) en el siglo XII –de allí el nombre de cistercienses- y en el que descolló entre sus primeros miembros San Bernardo, abad de Claraval.
El nombre de Trapense viene de la Abadía francesa "La Trapa", fuente de otra reforma en el siglo XVI. En el siglo XII, el siglo de San Bernardo, se ven surgir grupos de monjas que adoptan las costumbres de los monjes cistercienses.
San Esteban Harding uno de los Tres Monjes Rebeldes- conocido por la famosa novela de P. Raymond- estableció el monasterio femenino de Tart como casa del Císter. En la actualidad las monjas cistercienses estamos en todo el mundo.

La vida monástica es una vida totalmente consagrada a la búsqueda de Dios, que en la tradición viva del monaquismo, se entiende como un combate espiritual en orden a la liberación personal de uno mismo y de la humanidad entera a través de sí.
El silencio se considera como uno de los valores más peculiares de la Orden y asegura a la monja la soledad en comunidad, favorece el recuerdo de Dios y la comunión fraterna, abre la mente a las inspiraciones del Espíritu Santo, estimula la atención del corazón y la oracion solitaria.
La vida monástica benedictina-cisterciense es cenobita (comunitaria) No somos ermitañas la vida fraterna en comunión es parte sustantiva de nuestra vocación. El equilibrio entre las observancias básicas liturgia, lectio, trabajo es algo propio del carisma monástico en la Iglesia. Y otro tanto podemos decir del equilibrio dinámico entre silencio y palabra, soledad y comunión, trabajo y oración, obediencia y responsabilidad.









Todos los aspectos de la vida cisterciense están unidos, orientándonos con fuerza y armonía hacia la única meta : la unión con Cristo, pues la gracia especifica de la vocación cisterciense sólo puede desarrollarse en la unión amorosa de cada una con el Señor Jesús.


La vocación fundamental de la monja -oyente de la Palabra de Dios como María se expresa en la Lectio Divina, lectura orante que alimenta y conduce a la oración silenciosa, prepara el Oficio divino y permite profundizar la Palabra y guardarla durante el trabajo.
"Contemplemos lo que es la belleza suprema,
luchemos vehementemente
contra todo lo que se opone a ello.
Que todas nuestras actividades,
el trabajo como el reposo,
la palabra como el silencio,
estén orientados a este fin"
Isaac de la Estrella
Espiritualidad:
LA ORACION CONTEMPLATIVA - TOMAS MERTON , monje cisterciense
La oración contemplativa es, en cierto modo, simplemente la preferencia por el desierto, el vacío, la pobreza. Cuando uno ha conocido el sentido de la contemplación, intuitiva y espontáneamente busca el sendero oscuro y desconocido de la aridez con preferencia a ningún otro. El contemplativo es el que más bien desconoce que conoce, más bien no goza que goza, y el que más bien no tiene pruebas de que Dios le ama. Acepta el amor de Dios en fe, en desafío a toda evidencia aparente. Ésta es una condición necesaria, y muy paradójica, para la experiencia mística de la realidad de la presencia de Dios y de su amor para con nosotros. Sólo cuando somos capaces de «dejar que salgan» todas las cosas de nuestro interior, todos los deseos de ver, saber, gustar y experimentar la presencia de Dios, entonces es cuando realmente nos hacemos capaces de experimentar la presencia con una convicción y una realidad abrumadoras, que revolucionan toda nuestra vida interior.

Walter Hilton, un místico inglés del siglo catorce dice en su Scale of Perfection:

Es mucho mejor ser separado de la visión del mundo en esta noche oscura, por muy penoso que eso pueda resultar, que morar fuera, ocupado en los falsos placeres del mundo... Porque cuando estás en esa noche, te encuentras mucho más cerca de Jerusalén que cuando estás en la falsa luz. Abre tu corazón al movimiento de la gracia y acostúmbrate a residir en esta oscuridad, intenta familiarizarte con ella y encontrarás rápidamente que la paz, y la verdadera luz de la comprensión espiritual inundarán tu alma...

La contemplación es esencialmente una escucha en el silencio, una expectación. Y también, en cierto sentido, debemos empezar a escuchar a Dios cuando hemos terminado de escuchar. ¿Cuál es la explicación de esta paradoja? Quizá que hay una clase de escucha más elevada, que no es una atención a la longitud de cierta onda, una receptividad para cierto mensaje, sino un vacío que espera realizar la plenitud del mensaje de Dios dentro de su aparente vacío. En otras palabras, el verdadero contemplativo no es el que prepara su mente para un mensaje particular, que él quiere o espera escuchar, sino el que permanece vacío porque sabe que nunca puede esperar o anticipar la palabra que transformará su oscuridad en luz. Ni siquiera llega a anticipar una clase especial de transformación. No pide la luz en vez de la oscuridad. Espera la Palabra de Dios en silencio, y cuando es "respondido", no es tanto por una palabra que brota del silencio. Es por su silencio mismo cuando de repente, inexplicablemente revelándose a él como la palabra de máximo poder, llena de la voz de Dios.

Pero no debemos aceptar una visión puramente quietista de la oración contemplativa. No es mera negación. Nadie se convierte en contemplativo sencillamente por «oscurecer» las realidades sensibles, y permanecer solo consigo mismo en la oscuridad. En primer lugar, uno que hace eso como un montaje, a propósito, como conclusión de un razonamiento práctico sobre el tema, y sin una vocación interior, sencillamente entra en una oscuridad artificial que se ha fabricado él mismo. No está solo con Dios, sino solo consigo mismo. No está en presencia del Único Trascendente, sino de un ídolo, el de su propia identidad complaciente. Se ve inmerso y perdido en si mismo, en un estado de narcisismo inerte, primitivo e infantil. Su vida es »nada» no en el sentido misterioso, dinámico, en el que la nada del místico es paradójicamente el todo de Dios. Es sencillamente la nada de un ser finito, abandonado a si mismo en su propia trivialidad.

Los místicos Rhenish del siglo catorce tuvieron que luchar contra muchas formas heréticas de contemplación y contra la pasividad de la voluntad propia, arbitraria, de los que abrazaban la forma quietista de oración de una manera sistemática, dedicándose a cultivar simplemente la inercia como si ella fuera, por si misma, suficiente para resolver los problemas. De ésos dice Tauler:

Estas personas han entrado en un camino sin salida. Confían totalmente en su inteligencia natural y están totalmente orgullosos de ellos mismos al hacerlo. Nada saben de las profundidades y riquezas de la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Ni siquiera han formado sus propias naturalezas por el ejercicio de la virtud y no han avanzado en los caminos del verdadero amor. Confían exclusivamente en la luz de su razón y en su falsa pasividad espiritual.

El problema que entraña el racionalismo es que se engaña a sí mismo en su racionalización y manipulación de la realidad. Hace culto del «permanecer sin moverse", como si eso en si mismo tuviera un poder mágico para resolver todos los problemas y llevar al hombre al contacto con Dios. Pero de hecho es sencillamente una evasión. Es una falta de honradez y seriedad, una banalidad con la gracia y una huida de Dios. Esto es realmente el "quietismo puro". Pero, ¿podemos decir que algo semejante existe en nuestros días?

El quietismo absoluto no es un peligro omnipresente en el mundo de nuestro tiempo. Para ser un quietista absoluto, uno tendría que hacer esfuerzos heroicos para permanecer sin hacer nada, y tales esfuerzos están más allá del poder de la mayoría de nosotros. Sin embargo, existe una tentación de una clase de pseudoquietismo que afecta a los que han leído libros sobre el misticismo sin entenderlos en absoluto. Y eso los lleva a una vida espiritual deliberadamente negativa, que no es más que una dejación de la oración, por ninguna otra razón que por la de imaginar que, dejando de ser activo, uno entra en la contemplación. Eso lleva en realidad a la persona a estar vacía, sin una vida espiritual, interior, en la que las distracciones y los impulsos emocionales gradualmente los afirman a expensas de toda actividad madura, equilibrada, de la mente y el corazón. Persistir en esta situación de paréntesis puede llegar a ser muy perjudicial espiritual, moral y mentalmente.

El que sigue los caminos ordinarios de la oración, sin prejuicio alguno y sin complicaciones, será capaz de disponerse mucho mejor para recibir su vocación a la oración contemplativa a su debido tiempo, dando por sabido que le llegará su momento.

La verdadera contemplación no es un truco psicológico, sino una gracia teologal. Sólo nos viene en forma de un regalo, y no como resultado de nuestro empleo inteligente de técnicas espirituales. La lógica del quietismo es una lógica puramente humana, en la cual dos más dos son cuatro. Desgraciadamente, la lógica de la oración contemplativa es de un orden enteramente diferente. Está más allá del dominio estricto de causa y efecto, porque pertenece enteramente al amor, a la libertad, a los desposorios espirituales. En la verdadera contemplación no hay "razón por la que" el vacío nos deba llevar necesariamente a ver a Dios cara a cara. Ese vacío nos puede llevar de la misma manera a encontrarnos cara a cara con el demonio, y de hecho a veces lo hace. Es parte del riesgo de este desierto espiritual. La única garantía contra el enfrentamiento con el demonio en la oscuridad, si es que podemos hablar realmente de algún tipo de garantía, es simplemente nuestra esperanza en Dios, nuestra confianza en su voz, en su misericordia.

Ha quedado claro que el camino de la contemplación no es de ninguna manera una "técnica" deliberada de vaciarse uno mismo, para conseguir una experiencia esotérica. Es una respuesta paradójica a la llamada de Dios casi incomprensible, lanzándonos a la soledad, zambulléndonos en la oscuridad y el silencio, no para retirarnos y protegernos del peligro, sino para llevarnos a salvo a través de peligros desconocidos, por un milagro de su amor y de su poder.

El camino de la contemplación no es, de hecho, camino alguno. Cristo es el único camino, y él es invisible. El "desierto" de la contemplación es sencillamente una metáfora para explicar el estado de vacío que experimentamos cuando hemos abandonado todos los caminos, nos hemos olvidado de nosotros mismos y hemos tomado a Cristo invisible como nuestro camino. Como dice san Juan de la Cruz:

Y así grandemente se estorba un alma para venir a este alto estado de unión con Dios, cuando se ase a algún entender, o sentir, o imaginar, o parecer, o voluntad, o modo suyo, o cualquiera otra obra o cosa propia, no sabiéndose desasir y desnudar de todo ello... Por tanto, en este camino, el entrar en camino es dejar su camino; o por mejor decir, es pasar al término y dejar su modo, es entrar en lo que no tiene modo, que es Dios. Porque el alma que a este estado llega, ya no tiene modos, ni maneras, ni menos se ase ni puede asir a ellos... aunque en sí encierra todos los modos, al modo del que no tiene nada, que lo tiene todo.

Esto podría completarse con las palabras que siguen de John Tauler:

Cuando hemos probado esto en la auténtica profundidad de nuestras almas, nos hace hundirnos y disolver-nos en nuestra nada y pequeñez. Cuanto más brillante y más pura es la luz que se derrama en nosotros por la grandeza de Dios, tanto más claramente veremos nuestra nada y pequeñez. En realidad así es cómo podemos discernir la autenticidad de esta iluminación. Porque es el brillo divino de Dios en lo más profundo de nuestro ser, no por medio de imágenes, no por medio de nuestras facultades, sino en las auténticas profundidades de nuestras almas. Su efecto será hundirnos más y más en nuestra propia nada.

Se pueden sacar dos sencillas conclusiones de todo esto. Primero, que la contemplación es la culminación de la vida cristiana de oración, porque el Señor no desea nada de nosotros más que convertirse él mismo en nuestro "camino", en nuestra "verdadera vida". Esta es la única finalidad de su venida a la tierra para buscarnos, para poder elevarnos, juntamente con él, al Padre. Sólo en él y con él podemos alcanzar al Padre invisible, al que nadie podrá ver y seguir viviendo. Muriendo a nosotros mismos, y a todas las "maneras", "lógicas" y "métodos" propios nuestros, podemos ser contados entre aquellos a los que la misericordia del Padre ha llamado a sí en Cristo. Pero la otra conclusión es igualmente importante. Ninguna lógica propia puede conseguir esta transformación de nuestra vida interior. No podemos argumentar que el "vacío" es igual a la "presencia de Dios", y luego sentarnos tranquilamente para conseguir la presencia de Dios vaciando nuestras almas de toda imagen. No es cuestión de lógica ni de causa y efecto. Tampoco es cuestión de deseo, o de una empresa proyectada, o de nuestra propia técnica espiritual.

Todo el misterio de la oración contemplativa simple es un misterio de amor divino, de vocación personal y de don gratuito. Esto, y sólo esto, consigue el verdadero «vacío», en el que ya nada queda de nosotros mismos.

Un vacío deliberadamente cultivado, para llenar una ambición espiritual no responde en absoluto al concepto de vacío espiritual. Es la plenitud de uno mismo. Tan lleno que la Luz de Dios no tiene sitio alguno por donde poder penetrar. No hay grieta ni rincón abandonado donde algo pueda encajarse en ese duro corazón, fruto de la autoabsorción, que es nuestra opción de vivir centrados en nuestro propio ser. Y, en consecuencia, cualquiera que aspire a convertirse en contemplativo debe pensarlo dos veces antes de ponerse en camino. Quizá la mejor forma de convertirse en contemplativo seria desear con todo el corazón ser cualquier cosa menos contemplativo. ¿Quién sabe?

Pero, naturalmente, tampoco eso es verdad. En la vida contemplativa, ni el deseo ni el rechazo del deseo es lo que cuenta, sino sólo aquel "deseo" que es una forma de "vacío", que asiente con lo desconocido y avanza tranquilamente por donde no ve camino alguno. Todas las paradojas acerca del camino contemplativo se reducen a ésta: estar sin deseos significa ser llevado por un deseo tan grande que es incomprensible. Es demasiado grande para ser completamente sentido. Es un deseo ciego, que parece un deseo de "la vaciedad", sólo porque nada puede contentarlo. Y porque es capaz de descansar en la vaciedad, entonces, relativamente hablando, descansa en la vaciedad. Pero no en una vaciedad como tal, en una vaciedad por si misma. Realmente no existe tal entidad como pura vaciedad, y la vaciedad meramente negativa del falso contemplativo es una "cosa", no la "nada". La «cosa" que se reduce a la oscuridad misma, de la cual todos los demás seres están excluidos deliberadamente y por todos los medios.

Pero la verdadera vaciedad es la que trasciende todas las cosas, y aún es inmanente a todas ellas. Porque lo que parece vaciedad en este caso es puro ser. O al menos un filósofo podría describirla así. Pero para el contemplativo es otra cosa. No es ni ésta ni aquélla. Todo lo que digáis de ella es diferente a lo que se decía. Lo propio de la vaciedad, al menos para un cristiano contemplativo, es puro amor, pura libertad. Amor que está libre de todo, no determinado por nada, o visto en alguna clase de relación. Es un compartir, a través del Espíritu Santo, en la infinita caridad de Dios. Y así, cuando Jesús dijo a sus discípulos que amaran, se refería a una forma de amar tan universal como la del Padre, que envía su lluvia lo mismo sobre justos que sobre pecadores. "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto." Esta pureza, libertad e indeterminación del amor es la auténtica esencia del cristianismo. A esto aspira sobre todo la vida monástica.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor marietaantonia » Jue Sep 04, 2014 2:06 pm

La orden de la Trapa se fundó en orne Normandía Francia su abad armandjean encabezó en 1664 una reforma en la orden del cister a la que pertenecía el monasterio renunciando a todas las dispensas autorizadas por la santa sede y retomando las reglas del patriarca san Benito
Me gusta y estoy aprendiendo mucho sobre todas estas ordenes algunas las había oído otras no como esta
Saludos a todos los del foro :lol:
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor iCristinai » Jue Sep 04, 2014 3:01 pm

Diferencia entre Padres del Desierto,Padres de la Iglesia y Doctores de la Iglesia
[b]Padre[/b] es engendrador, formador,creador, iniciador. Los Padres del desierto son los que comenzaron a abrirse paso a la ruta monasticas en el desierto. Salían de los pueblos, de las ciudades o de asentamientos de grupos humanos con aquellos dispuestos a encontrar un ruta hacia Dios. Se aislaban en desiertos donde no eran perseguidos. Se dedicaban actividades de silencio, contemplación. Así en la aridez del camino, en la soledad, en el encuentro con Dios, y por ello en la Paz de Dios señalaron el camino de las rutas monásticas. Los eremitas, los anacoretas, y algunos monjes del desierto, del yermo o de la Tebaida (Tebas, en el Alto Egipto) abrieron paso hacia la paz y el compromiso con Dios.
Los Padres de la Iglesia, son los un grupo de pastores y escritores autodidactas, fundadores de la Iglesia como lugar de encuentro con Dios, del desierto se pasa al un lugar sagrado para la búsqueda y el encuentro. Se comienza la lectio divina a diferencia de la palabra oral y los testimonios como en los Padres del Desierto.
Doctores de la Iglesia:
Doctor es sinónimo de erudición, sabiduría, conocimientos. Es un título otorgado por el Papa o Concilio Ecuménico a ciertos santos en razón de su erudición y reconocimiento como eminentes maestros de la Fé para todos los tiempos, que han sentado las bases de la doctrina sucesiva, interpretando de manera esclarecedora vastos campos de la Revelación, de las Sagradas Escrituras. En el Cristianismo primitivo se le adjudcióo el título de Docotr de la Iglesia a ocho padres de la Iglesia.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Jue Sep 04, 2014 4:41 pm

Papa Beato Eugenio III

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El Papa Eugenio III nació en Montemagno, Italia, de la noble familia de los Paganelli; recibió el nombre de Bernardo Paganelli di Montemagno en el bautismo.

Fue educado en Pisa y monje Cisterciense, discípulo de San Bernardo de Claraval, en 1130. Después de ocupar un cargo en la curia episcopal de Pisa, ingresó en 1135 al Monasterio Cisterciense de Claraval. Tomó el nombre de Bernardo, y San Bernardo fue su superior en aquel monasterio. El Papa Inocencio II pidió que algunos cistercienses fuesen a Roma, San Bernardo envió a su homónimo como jefe de la expedición. Los cistercienses se establecieron en el Convento de San Anastasio, Tre Fontane.

A la muerte del Papa Lucio II, en 1145, los cardenales eligieron para sucederle a Bernardo, el Abad de San Anastasio. Fue elegido Pontifice el 15 de febrero y consagrado el 18 de febrero de 1145 cuando era abad del monasterio cisterciense de Tre Fontane, , ajeno al Colegio cardenalicio: siendo el Papa No. 167 de la Iglesia Católica del año 1145 al 1153. El nuevo Pontífice tomó el nombre de Eugenio y fue consagrado en la Abadía de Farfa. En enero de 1147, aceptó con gusto la invitación que le hizo Luis VII de que fuese a predicar la cruzada en Francia. En la Segunda Cruzada no tuvieron buenos resultados. El Papa permaneció en Francia hasta que el clamor popular por el fracaso de la cruzada le hizo imposible permanecer más tiempo en ese lugar. Durante su estancia en aquel país, constituyó el Sagrado Colegio. Inició la construcción del "Palacio Pontificio". Aprobó los caballeros de San Juan de Jerusalén, de Malta. Presidió los sínodos de París, Tréveris y Reims, que se ocuparon principalmente de promover la vida cristiana; reorganizó las escuelas de filosofía y teología. En mayo de 1148 el Pontífice volvió a Italia y excomulgó a Arnoldo de Brescia.

San Bernardo dedicó al Sumo Pontífice su tratado ascético "De Consideratione", donde afirmaba que el Papa tenía como principal deber atender a las cosas espirituales y que no debía dejarse distraer demasiado por asuntos que corresponden a otros.

El Papa Eugenio III partió de Roma en el verano de 1150 y permaneció dos años y medio en la Campania, procurando obtener el apoyo del emperador Conrado III y de su sucesor, Federico Barbarroja.

El Santo Padre entrego su alma al Señor en Roma el 8 de julio de 1153. Su culto fue aprobado en 1872.

Fue beatificado aprobando su culto en 1872 por el Papa Pío IX.

Se celebra su festividad 8 de julio.

El venerable Pedro de Cluny escribió a San Bernardo: "Nunca, he encontrado un amigo más verdadero, un hermano más sincero, un padre más puro. Su oído estaba listo para escuchar, su lengua es rápida y poderosa para aconsejar. Tampoco se comporta como superior de uno, sino más bien como un igual o un inferior... Nunca le he hecho una petición que no atendiera, o si la ha negado lo hizo de tal modo que yo no pude razonablemente quejarme”

San Antonio lo señala como a "uno de los Pontífices más grandes y que más sufrieron"

En ocasión de la visita que hizo a Claraval, sus compañeros descubrieron para su alegría que:
"él que tan externamente brillaba en sus vestiduras pontificias, en su corazón continuaba siendo un monje observante"

Fuentes: Pinterest de la Pagina Web: “Ora et Labora”. Santoral Católico Romano Tradicional. Ecu Red. Aci Prensa. Enciclopedia Católica Online. Wikipedia
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor agape » Jue Sep 04, 2014 7:29 pm

MONASTERIO TRAPENSE . NUESTRA SEÑORA DE LOS ANGELES (AZUL- BS AS. ARGENTINA)

El Monasterio Ntra. Señora de los Ángeles fue fundado por la abadía trapense norteamericana de San José, en Spencer, Massachussets, el 28 de octubre de 1958. Cuatro sacerdotes y cinco hermanos formaron el grupo inicial, a los que al año siguiente se les agregaron otros once hermanos, hasta conformar una comunidad de veinte miembros cuya misión fue establecer la fundación y construir el monasterio.
El matrimonio Pablo Acosta y Carmen Leloir de Acosta donaron generosamente una porción de tierra de su estancia “Los Ángeles”, en las sierras de Tandilia, en la pampa húmeda argentina. La Sra. Sara East, amiga y benefactora de los Estados Unidos, tomó a su cargo el costo de las construcciones.
El edificio del monasterio posee el estilo y las disposiciones clásicas de la arquitectura cisterciense, con su característica simplicidad y belleza. En el conjunto sobresale la iglesia, pieza única de este estilo en América latina. El diseño se debe al Hno. Blas Drayton, monje de Spencer, y la construcción fue ejecutada por la empresa constructora “Toscano -Latanzi” de Azul, bajo la dirección del Hno. Gerardo Bourke y la colaboración de los monjes fundadores.

La Comunidad
La vida monástica trapense fue muy bien recibida tanto por la iglesia como por el pueblo argentino. Vida sencilla de oración y de trabajo, dedicada enteramente a Dios en su estilo de vida contemplativo. Desde un principio atrajo vocaciones que fueron enriqueciendo la comunidad. El ideal monástico de la búsqueda de Dios vivo animó a muchos jóvenes a unirse sucesivamente a ella. No todos permanecieron, pero todos encontraron el sentido de la vida y la experiencia del amor divino y fraterno.
El 24 de enero de 1969 la comunidad alcanzó su autonomía como monasterio independiente, y el 13 de febrero de 1984 fue erigida canónicamente como abadía procediendo a la elección de su primer abad argentino: Dom Bernardo Olivera.
Azul es la primera comunidad existente de monjes trapenses en América latina y,como hermana mayor, colaboró y vio nacer a los restantes monasterios de monjes y monjas trapenses presentes hoy en nuestro Continente. Actualmente dos monasterios femeninos, las abadías de “La Madre de Cristo”, en Hinojo, Argentina, y “El Encuentro”, en Ciudad Hidalgo, Méjico, mantienen una especial relación (filial) con la Abadía de Azul.
Consciente de la rica tradición monástica cisterciense que le animaba y la novedad que implicaba la vida monástica para nuestras iglesias en el Cono Sur Americano, Azul realizó y colaboró con múltiples iniciativas monásticas tanto dentro como fuera de la Orden. Varios de sus miembros prestaron servicios cualificados durante varios años, entre ellos Dom Bernardo Olivera, como Abad Generalde la Cistercienses de la Estrecha Observancia entre los años 1990 y 2008.


Les dejo el link de la pagina http://www.trapenses.com.ar/azul.html alli pueden observar mas caracteristicas de la comunidad.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Manuel_Azmitia » Jue Sep 04, 2014 8:22 pm

Inocencio II, Papa
Con fecha de nacimiento desconocida; murió el 12 de Marzo, del año 417. Antes de su elevación al Sillón de Pedro, muy poco es conocido concerniente a la vida de este enérgico Papa, así celoso del bienestar de toda la Iglesia. De acuerdo al "Liber Pontificalis" el fue nativo de Albania; su padre fue llamado Inocencio. El creció entre el clero Romano y en el servicio de la Iglesia Romana. Después de la muerte de Anastasio (Dec., 401) el fue unánimemente elegido Obispo de Roma por el clero y el pueblo. No ha llegado mucho a nosotros concerniente a sus actividades eclesiales en Roma. No obstante una o dos casos de su celo por la puridad de la Fe Católica y la disciplina de la Iglesia son bien testificadas. El tomó varias iglesias en Roma de los Novacianos (Socrates, Hist. Eccl., VII, ii) y ocasionó que Marcus un seguidor de Fotino (Photinus) sea expulsado de la ciudad. Un drástico decreto, el cual el Emperador Honorio emitió desde Roma (22 Feb., 407) contra los Maniqueos, los Montanistas, y los Priscilianos (Codex Theodosianus, XVI, 5, 40), fue muy probablemente no generado sin su concurrencia. A través de la munificencia de Vestina, una rica matrona romana, Inocencio fue permitido construir y enriquecer dotando una iglesia una iglesia dedicada a los Santos Gervasius y Protasius; esto fue el antiguo Titulus Vestin&#aelig; la cual todavía en pie bajo el nombre de San Vitale. El asedio y captura de Roma por los Godos bajo Alarico (408-10) ocurrió en su pontificado. Cuando, en el tiempo del primer asedio, el líder bárbaro hubo declarado que el se retiraría solo con la condición que los Romanos deberían arreglar una paz favorable a el, una embajada de los Romanos fue a Honorio, en Ravena, para tratar, de ser posible, lograr la paz entre El y los Godos. El Papa Inocencio también se unió a esta embajada. Pero todos sus esfuerzos para lograr la paz fallaron. Los Godos entonces comenzaron de nuevo el asedio de Roma, así que el Papa y los embajadores no pudieron retornar a la ciudad, la cual fue tomada y saqueada en el año 410. Desde el inicio de su pontificado, Inocencio a veces actuó como cabeza de toda la Iglesia, ambas Este y Oeste.
En su carta al Arzobispo Anysius de Tesalónica, en la cual informa la última de su propia elección a la Santa Sede, el también confirma los privilegios los cuales habían sido otorgados al Arzobispo por los previos papas. Cuando Illyria Oriental cayó ante el Imperio Oriental (379) el Papa Dámaso tuvo afirmado y preservado los antiguos derechos del papado en aquellas partes, y su sucesos Siricius había concedido sobre el arzobispo de Tesalónica el privilegio de confirmar y consagrar a los obispos de Illyria Oriental. Estas prerrogativas fueron renovadas por Inocencio (Ep. i), y por una posterior carta (Ep. xiii, 17 Junio, 412) el Papa confió la administración suprema de la diócesis de Illyria Oriental al Arzobispo Rufo de Tesalónica, como representativo de la Santa Sede. Por este medio el vicariato papal de Illyria fue puesto sobre una base sólida, y el Arzobispo de Tesalónica se volvió vicario de los papas. El 15 de Febrero, del 404, Inocencio envió un importante decreto al Obispo Victricius de Rouen (Ep. ii), quien había depositado ante el papa una lista de asuntos disciplinarios para la decisión. Los puntos en discusión eran concernientes a la consagración de obispos, admisión dentro de los ranking del clero, las disputas clericales, por medio de lo cual importantes asuntos fueron llevados desde el tribunal episcopal a la Cátedra Apostólica, también la ordenación del clero, celibato, la recepción de los seguidores de Novacianos o Donatistas convertidos dentro de la Iglesia, monjes, y monjas. En general, el Papa indicaba la disciplina de la Iglesia Romana como norma a seguir por los otros obispos. Inocencio dirigió un decreto similar a los obispos españoles (Ep. iii) entre los cuales habían surgido dificultades especialmente entre los obispos Priscilianos. El Papa reguló este asunto y al mismo tiempo afirmó otras preguntas de disciplina eclesiástica.
Cartas similares, de contenido disciplinario, o decisiones de casos importantes, fueron enviadas al obispo Exuperius de Toulouse (Ep. vi), a los obispos de Macedonia (Ep. xvii), a Decentius, Obispo de Gubbio (Ep. xxv), a Felix, Obispo de Nocera (Ep. xxxviii). Inocencio también remitió cartas mas cortas a varios otros obispos, entre ellos a dos obispos británicos, Máximo y Severo, en los cuales el decidió que aquellos sacerdotes los cuales, mientras eran sacerdotes, hayan tenido hijos deberían ser removidos de su sacro oficio (Ep. xxxix). Fueron enviados embajadores al Sínodo de Cartago (404) al Obispo de Roma, o al obispo de la ciudad donde se encontraba el emperador, para proveer un severo tratamiento a los Montanistas. Los embajadores vinieron a Roma, y el Papa Inocencio obtuvo del emperador Honorio un fuerte decreto contra aquellos sectarios africanos, por lo cual muchos adherentes del Montanismo fueron inducidos a reconciliarse con la Iglesia. El Este Cristiano también reclamó el interés enérgico del Papa. San Juan Crisóstomo, Obispo de Constantinopla, quien fue perseguido por la Emperatriz Eudoxia y el patriarca Alejandrino Teofilo, se puso a si mismo bajo la protección de Inocencio. Teofilo había ya informado la noticia de la destitución de Juan, partidario del ilegal Sínodo de Oak (ad quercum). Pero el Papa no reconoció la sentencia del Sínodo, convocado Teofilo a un nuevo sínodo en Roma, consolado el exiliado Patriarca de Bizancio, escribió una carta al clero y pueblo de Constantinopla en la cual el censura la conducta del obispo de ellos (Juan), y anunciaba su intención de convocar un sínodo general, en el cual el asunto sería discernido y decidido. Tesalónica fue sugerida como el lugar de la asamblea. El papa informó a Honorio, Emperador del Oeste, de estos procedimientos, después de lo cual el último escribió tres cartas a su hermano, el emperador Oriental Arcadio, y urgió a Arcadio a citar a los obispos del Oriente a un sínodo en Tesalónica, antes de que el Patriarca Teófilo aparezca. Los mensajeros quienes llevaron estas tres cartas fueron mal recibidos, Arcadio era favorable a Teofilo. Sin importar los esfuerzos del Papa y del emperador Occidental, el sínodo nunca tuvo lugar. Inocencio permaneció en correspondencia con el exiliado Juan; cuando, desde su lugar de destierro el último le agradeció, por su amable cuidado, el Papa le respondió con otra carta reconfortante, la cual el exiliado obispo recibió solamente un corto tiempo antes de su muerte (407) (Epp. xi, xii). El Papa no reconoció a Arsacius y Atticus, quienes habían subido a la Sede de Constantinopla en lugar del depuesto Juan.
Luego de la muerte de Juan, Inocencio deseó que el nombre del fallecido patriarca debería ser restituido al diptychs*, pero esto no fue hasta que Teofilo murió (412) que Atticus cedió. El Papa obtuvo de muchos obispos de Oriente un reconocimiento de lo hecho a San Juan Crisóstomo. El cisma en Antioquia, data desde los conflictos arrianos, fue finalmente resuelto en tiempos de Inocencio. Alexander, Patriarca de Antioquia, tuvo éxito, por los años 413-15, en ganar a su causa los adherentes del anterior Obispo Eustathius; el también recibió dentro de los ranking de su clero a los seguidores de Paulino, quien había escapado a Italia y había sido ordenado ahí. Inocencio informó a Alexander de estos procedimientos, y como Alexander restauró el nombre de Juan Crisóstomo al diptychs, el papa ingresó en comunión con el patriarca de Antioquia, y le escribió dos cartas, una en nombre de un sínodo Romano de veinte obispos italianos, y otra en su propio nombre (Epp. xix and xx). Acacius, Obispo de Beroea, uno de los más celosos oponentes de Crisóstomo, había buscado obtener re-admisión a la comunión con la Iglesia Romana a través del mencionado Alexander de Antioquia. El papa informo a el, por Alexander, de las condiciones bajo las cuales resumiría comunión con el (Ep. xxi). En una posterior carta Inocencio resolvió varias preguntas de disciplina en la iglesia (Ep. xxiv).
El Papa también informó al obispo Macedonio Maximian y el sacerdote Bonifatius, quien había intercedido con el por el reconocimiento de Atticus, Patriarca de Constantinopla, de las condiciones, las cuales fueron similares a aquellas requeridas por el arriba-mencionado Patriarca de Antioquia (Epp. xxii and xxiii). En las controversias Origenistas y Pelagianas, también, la autoridad del Papa fue invocada desde varios sedes. San. Jerónimo y las monjas de Bethlehem fueron atacadas en su convento por brutales seguidores de Pelagio, un diacono fue asesinado, y una parte de la construcción fue incendiada. Juan, Obispo de Jerusalén, quien estaba en malos términos con Jerónimo, debido a la controversia Origenista, no hizo nada para prevenir estos ultrajes. A través de Aurelio, Obispo de Cartago, Inocencio envió a San. Jerónimo una carta de condolencia, en la cual el le informa que emplearía la influencia de la Iglesia Romana para reprimir tales crímenes; y si Jerónimo daba los nombres de los culpables, el procedería adicionalmente en esta materia. El papa escribió una carta inicial de exhortación seria al Obispo de Jerusalén, y le reprochó negligencia de su labor pastoral. El papa estuvo también forzado a tomar parte en la controversia Pelagiana. En el 415, en propuesta de Orosius, el Sínodo de Jerusalem trató el asunto de la ortodoxia de Pelagio ante la Iglesia Romana. El Sínodo de obispos Oriental sostenido en Diospolis (Dec., 415), el cual había sido burlado por Pelagio con respecto a su real enseñanza y le había absuelto, acercó a Inocencio a favor de la herejía. En el reporte de Orosius concerniente a los procedimientos en Diospolis, Los obispos africanos se reunieron en sinodo en Cartago, en el año 416, y confirmaron la condenación la cual había sido pronunciada en el 411 contra C&#aelig;lestius, quien compartió las visiones de Pelagio. Los obispos de Numidia hicieron como en el mismo año el Sinodo de Mileve. Ambos sínodos reportaron sus transacciones al Papa y le pidieron confirmar sus decisiones. Pronto después de esto, cinco obispo africanos, entre los que encontraban San. Agustín, escribió una carta personal a Inocencio estimando sus propias posiciones con respecto al Pelagianismo. Inocencio en su respuesta aprobó a los obispos Africanos, porque, atento a la autoridad de la Catedra Apostólica, ellos habían apelado al Sillón de Pedro; el rechazó las enseñanzas de Pelagio y conformó las decisiones bosquejadas por el Sínodo Africano (Epp. xxvii-xxxiii). Las decisiones de los sínodos de Diospolis fueron rechazados por el Papa. Pelagio ahora envió una confesión de fe a Inocencio, la cual, sin embargo, fue solamente enviada a su sucesor, porque Inocencio falleció antes de que el documento llegue a la Santa Sede. El fue enterrado en una basílica sobre las catacumbas de Pontiano, y fue venerado como un santo. El fue un hombre muy enérgico y activo, y un gobernante altamente talentoso, quien cumplió admirablemente las ocupaciones de su cargo.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Jue Sep 04, 2014 8:29 pm

Hola Todos. Les comparto esto del cismo de Anacleto. Interesante.

Anacleto II, cuyo nombre de nacimiento fue Pietro Pierleoni (?-25 de enero de 1138), fue un antipapa que reinó del 1131 hasta su muerte.

Pierleoni, de ascendencia judía (sólo uno de sus ocho bisabuelos fue judío: su bisabuelo paterno Benedictus (quizás Baruch en hebreo) que se había convertido al cristianismo y se casó un una mujer de linaje noble), nació en la poderosa familia romana de los Pierleoni, hijo del cónsul Pier Leoni. Como hijo segundo y ambicioso, fue destinado a la carrera eclesiástica. Estudió en París y entró en la abadía benedictina de Cluny. Más tarde fue para Roma y desempeñó diversos cargos importantes. En el 1130 el papa Honorio II estaba a punto de morir y Pierleoni estaba determinado a sucederle, aunque eso le costara enormes sobornos. A pesar del apoyo de los habitantes y de las familias más nobles de la ciudad, los enemigos políticos de Pierleoni le cortarían los proyectos y obligaron al cardenal Gregorio Papareschi a presentarse candidato. Este acabó por ser electo papa Inocencio II, pero la facción de los Pierleoni no aceptó el resultado y lo proclamó Anacleto II. Ambos hombres fueron coronados papa el 23 de febrero, comenzando así el cisma.

Los papas permanecieron en Roma y Anacleto intentó ganarse el apoyo de la población gastando enormes cantidades en presentes y fiestas exuberantes. Los gobernantes de Europa, y en especial Lotario II, el emperador, apoyaban a Inocencio II, dejando a Anacleto con pocos partidarios poderosos. Los más importantes de estos últimos eran el duque, Guillermo X de Aquitania, el cual decidió apoyar al antipapa contra el consejo de sus propios obispos, y el influyente Rogelio II de Sicilia, cuyo título de "Rey de Sicilia" Anacleto había aprobado poco después de ascender al trono papal.

Debido al fuerte apoyo de Rogelio a Anacleto, Inocencio se vio forzado a dejar Roma y a ir a vivir en Pisa, mientras Anacleto ocupaba Roma. Bernardo de Claraval era el más elocuente partidario de Inocencio II y convenció a todos los partidarios de Anacleto a pasarse al lado de Inocencio después de la muerte de aquel, lo que puso fin al cisma, en 1138. Inocencio II pudo entonces regresar a Roma y gobernar sin oposición. El Papa convocó rápidamente el Concilio de Letrán II en el 1139 y reiteró las enseñanzas de la Iglesia contra la usura, la boda de los clérigos, y otros problemas.

Aunque la familia Pierleoni hubo declarado lealtad al Papa, Giordano, hermano de Anacleto, se hizo el líder de la Comuna de Roma, oponiéndose activamente a los sucesores de Inocencio en la década siguiente
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor sorines » Jue Sep 04, 2014 8:31 pm

SALUDOS HINI. PIDO PERDON, PUES POR ERRO HE COLOCADO EL TEMA CORRESPONDIENTE A LA ORDEN DEL CISTER EN EL ANTERIOR. DE TODOS MODOS LO VOY A PONER TAMBIEN AQUI.

GRACIAS SIEMPRE POR TU SERVICIALIDAD.

SOR INES
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Jue Sep 04, 2014 8:41 pm

Algo mas sobre Inocencio II. Sorpresa para encontrarme que este Inocencio muere el 24 de septiembre, celebración de nuestra madre de la Merced.
Como sucedió con su antecesor, la elección de Inocencio II se vio afectado por las influencias de las dos familias romanas, los Pierleoni y los Frangipani. Los primeros, eligieron a través de sus cardenales, a Pietro Pierleoni que adoptaría el nombre de Anacleto II, en tanto que los Frangipani, en minoría, optaron por Inocencio II.

Fue en un inicio el antipapa Anacleto, quien es coronado como pontífice en la Basílica de San Pedro mientras que Inocencio II tuvo que huir de Roma y refugiarse en Francia. Desde allí movió sus fichas logrando convencer al rey francés Luis VI, al rey alemán Lotario II, del rey inglés Enrique I y el de Castilla, Alfonso VII, para que lo apoyasen, así también logró, gracias a tres concilios, que los obispos le jurasen lealtad.

Pese a estos aliados, Inocencio no pudo ser consagrado como Pontífice sino hasta 1138, cuando falleció Anacleto II, que si bien fue sucedido por otro antipapa, Víctor IV, éste renunciaría dos meses después dejándole el camino libre a Inocencio.

El nuevo pontífice convocó entonces en 1139 el Segundo Concilio Lateranense, en el que declaró nulos los decretos de Anacleto II y se depusieron los obispos ordenados por él.

Inocencio falleció el 24 de septiembre de 1143.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor sorines » Jue Sep 04, 2014 8:42 pm

La Trapa.

Los monjes trapenses pertenecen a la familia monástica, que siguen a Cristo según la Regla de San Benito en el siglo VI, pero siguen la interpretación de la reforma cisterciense del siglo XIII. Este movimiento de renovación y reforma comenzó en el 1098. Esta comenzó con la fundación del monasterio de Cister, cerca de Dijon en Francia.

Imagen Imagen

El nombre latino de Cister viene de Cistercium y los monasterios que salen de dicha reforma se nombran cistercienses. El movimiento cisterciense se extendió rápidamente a lo largo de Europa llegando a contar, en el siglo XIII, con más de 500 monasterios y fue impulsada, junto con otros miembros de su familia, por San Bernardo de Claraval (1090-1153) quien había entrado al monasterio cuando contaba con 22 años.

Imagen San Bernardo de Claraval

El nombre de Trapense viene de un segundo movimiento de reforma en la Orden, esta vez fue dentro de la familia cisterciense, del siglo XVII en un monasterio francés llamado De La Trappe, en Normandía. Las comunidades que entran en esta nueva forma de vivir se llaman trapenses y sus monasterios trapas.

Imagen

La reforma de La Trappe comenzó con la conversión de un clérigo de la corte del rey de Francia. El nombre del monje era Armand-Jean De Rancé (1626-1700). La conversión llego a De Rancé cuando siente la llamada de Jesús con una urgente necesidad interior de llevar una vida monástica más austera de la que en su momento había. A sus 37 años se traslada a La Trappe, donde dirige la restauración de los edificios del complejo lugar y se hace monje de la comunidad. Más tarde fue abad y comenzó entonces la restauración de la vida monástica aunque con mucha oposición. La comunidad experimentó un nuevo renacer en el dinamismo, el amor a Dios y a los hermanos.

Imagen Arman Jean De Rancé

La reforma de Armand Jean De Rancé fue aprobada por el Papa Inocente XI, y la muerte del reformador La Trappe ya era una comunidad radiante de monjes espirituales y llenos de fervor. Pero durante la Revolución francesa fueron desterrados, regresando la Orden a principios el siglo XIX. La iglesia fue reconstruida en la segunda mitad del siglo XIX.

Imagen Papa Urbano XI Imagen Monje trapense

Actualmente existen varias Órdenes monásticas en los cistercienses. El nombre oficial de los trapenses es Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, O.C.S.O.

Imagen

En la actualidad cuenta con 100 casas de monjes y 70 de monjas, la mitad de ellos están en Europa. En el mundo entero, hay más de 4000 miembros de la Orden trapense, de los cuales más de 300 están en América Latina, donde hay ahora 7 monasterios de monjes (Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, República Dominicana y Venezuela) y 6 de monjas (Argentina, Chile, Ecuador, México, Nicaragua y Venezuela), con un monasterio de monjas asociado en el Perú. El monasterio de Azul, cuya iglesia aparece en esta foto, se fundó en 1958 por un grupo de monjes venidos de la Abadía de San José, cerca de Spencer (Massachusetts), en los EE.UU. Azul fue la primera casa trapense en América Latina. Se hizo priorato autónomo en 1969 y abadía en 1984.

Tomado de: http://trapenses.com.ar/historia.htm

Imagen

Armando Juan Le Bouthilier de Rancé (1616-1700). Nace en París. Su padre pertenecía a la corte de Catalina de Medici. Como era habitual en los hijos segundones se ordenó sacerdote y se hizo religioso. Se doctoró en teología en la Sorbona. La muerte de dos amigos suyos cambiaría su vida.

Optó por abrazar la vida monástica de los cistercienses. Fue abad en el monasterio de Nuestra Señora de la Trapa en Sorn. Su afán fue retornar a las raíces del Cister. Introdujo en su monasterio una reforma más severa, redactando unas leyes que: prolongaban la oración litúrgica, potenciaban la espiritualidad de los padres del desierto: silencio y poca comida,... Consideraba a sus frailes criminales a los que se les imponía castigos severos. Se le acusó de muy severo y fue muy criticado.

La orden tiene el gobierno supremo en el Capítulo General, cada 3 años. Es eminentemente contemplativa. El rezo coral y la misa son la parte fundamental del día.

Expansión:
Alcanza una gran expansión al extenderse de Francia a Alemania. Llegó a haber tres observancias distintas pero se volvieron a unir en el siglo XX. En la actualidad se llaman Trapenses y cuentan con 84 trapas y 2834 trapenses de los cuales 1328 son sacerdotes. La segunda orden tiene 30 trapas y 1300 religiosas. Uno muy famoso fue el hermano Rafael Arnaiz.

Tomado de : http://espiritualidad.marianistas.org/d ... penses.htm
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Adriana Espinoza » Jue Sep 04, 2014 8:47 pm

El Cisma de Anacleto II. Su nombre de pila es Pietro Pierleone, proveniente de una de las familias más ricas y de ascendencia judía, sus riquezas fueron acumuladas mediante la usura. Estudió en París y en el monasterio de Cluny. Se trasladó a Roma en donde fue nombrado Cardenal-Diácono de los Santos Cosme y Damián. Fue empleado por sucesivos pontífices en asuntos importantes, acumuló riquezas y avaricia. Cuando el Papa Honorio yacía en su lecho de muerte, Pierleone tenía los votos de 30 cardenales y el apoyo de mercenarios y familias nobles de Roma. La oposición consistía en el Sacro Colegio que eran 16 cardenales apoyados por el canciller Haymaric y el Obispo de Ostia. Para asegurarse la libertad de acción, trasladaron al enfermo pontífice del Lateranense a San Gregorio, y Honorio murió la noche del 13 de febrero, lo enterraron precipitadamente a la mañana siguiente, y obligaron a un reacio cardenal de San Jorge, Gregorio Papareschi, bajo amenaza de excomunión, a que aceptara el manto pontifical. Tomó el nombre de Inocencio II. Más tarde ese mismo día el partido de Pierleone se reunió en la iglesia de San Marcos y lo proclamaron Papa, el cual tomó el nombre de Anacleto II. Ambos fueron consagrados el mismo día 23 de febrero, Anacleto en San Pedro e Inocencio en Santa María Nuova. Anacleto tenía un fuerte título de hecho y de derecho. La mayoría de los cardenales, se mantuvieron con él al igual que casi todo el populacho. Inocencio huyó a Francia en donde su condición fue más satisfactoria, San Bernardo acuñó la frase: "Expulsado de la urbe, fue bienvenido por el orbe", quien con sus esfuerzos le dio la adhesión de casi todos los Cristianos. Aquí un extracto de las razones para decidirse a favor de Inocencio en una carta a los obispos de Aquitania (Op. CXXVI). "La vida y carácter de nuestro Papa Inocencio están sobre todo ataque, incluso de su rival; mientras que los del otro no están segura ni siquiera de parte de sus amigos. En segundo lugar, si se comparan las elecciones, la de nuestro candidato tiene inmediatamente la ventaja sobre la otra por ser más pura en el motivo, más regular en la forma y anterior en el tiempo. El último punto está fuera de toda duda, los otros han sido probados por el mérito y dignidad de los electores. Encontraréis, si no me equivoco, que esta elección fue hecha por la parte más discreta de aquellos a quienes pertenece la elección del Sumo Pontífice. Había cardenales, obispos, sacerdotes y diáconos en número suficiente, según los decretos de los Padres, para hacer una elección válida. La consagración fue realizada por el obispo de Ostia, a quien pertenece especialmente esa función". Mientras tanto, Anacleto mantenía su popularidad en Roma mediante el pródigo gasto de sus riquezas acumuladas y de los saqueados tesoros de las iglesias. Puesto que sus cartas y las de los romanos a Lotario de Alemania permanecieron sin respuesta, se aseguró un valioso aliado en el duque Roger de Apulia, cuya ambición satisfizo con el regalo de la realeza; el día de Navidad de 1130 un cardenal legado de Anacleto ungió en Palermo al primer rey de las Dos Sicilias, un acontecimiento trascendental en la historia de Italia. En la primavera de 1133, el rey alemán llevó a Roma a Inocencio II, al que dos grandes sínodos, Reims y Piacenza, habían declarado el Papa legítimo; pero como sólo iba acompañado de dos mil de a caballo, el antipapa, a salvo dentro de las murallas del Castillo de Sant´Angelo, miraba impávido. Incapaces de abrirse camino hasta San Pedro, Lotario y su reina Richenza, recibieron la corona imperial en el Lateranense el 4 de junio. Una vez que el emperador partió, Inocencio hubo de retirarse a Pisa, y durante cuatro años su rival quedó en posesión pacífica de la Ciudad Eterna. En 1137, Lotario, que por fin había derrotado a los insurgentes Hohenstaufens, volvió a Italia a la cabeza de un ejército formidable; pero como el propósito principal de su expedición era castigar a Roger, se le encomendó la conquista de Roma a las labores misioneras de San Bernardo. La elocuencia del santo fue más efectiva que las armas imperiales. Cuando Anacleto murió, la preferencia de los romanos por Inocencio fue tan pronunciada que el antipapa Víctor IV, que había sido elegido como su sucesor, pronto se hizo penitente ante San Bernardo y fue llevado por él a los pies del Papa. Así terminó, tras un período de ocho años, un cisma que amenazó con serios desastres a la Iglesia Fuente: Loughlin, James. "Anacletus II." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01447a.htm>. Traducido por Pedro Royo. rc
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Jue Sep 04, 2014 8:48 pm

ARTTE CISTERCIENSE

Se denomina arte cisterciense al desarrollado por los monjes cistercienses en la construcción de sus abadías a partir del siglo XII, momento de la expansión inicial de esta orden religiosa. La orden cisterciense nació como una reforma de la cluniacense, con el deseo de eliminar todo el peso que ejercían en la vida temporal. Por eso buscan el yermo como lugar de emplazamiento para sus monasterios. Pero la verdad es que la organización perfecta del trabajo terminaría en riqueza, y la orden sería víctima del defecto que en origen censuró.

Sus construcciones prescinden de los adornos, en consonancia con los preceptos de su orden de ascetismo riguroso y pobreza, consiguiendo unos espacios conceptuales, limpios y originales. Su estilo se inscribe en el final del románico, con elementos del gótico inicial, lo que se ha llamado "estilo de transición".

La Orden, siguiendo la Regla de San Benito, observa el aislamiento y la clausura, por lo que este arte se desarrolla en construcciones interiores para el uso de los monjes: iglesia, claustro, refectorio o sala capitular. Estas dependencias se encuentran dispuestas generalmente de la misma manera.

La expansión de la Orden fue dirigida por el Capítulo General, integrado por todos los abades, aplicando un programa preconcebido en la construcción de los nuevos monasterios. El resultado fue una gran uniformidad en las abadías de toda Europa.

Su figura decisiva fue Bernardo de Claraval. Planificó y dirigió el diseño inicial (Claraval II, a partir de 1135), influyó en el programa de la orden y participó activamente en la construcción de nuevas abadías. A su muerte en 1153, la Orden había fundado 343.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Jue Sep 04, 2014 8:53 pm

¿Qué encontramos de arte cisterciense?
Monasterio de Piedra, uno de los más emblemáticos de toda la arquitectura cirterciense, fue fundado en 1194 por trece monjes cistercienses venidos del Monasterio de Poblet, en el antiguo castillo de Piedra Vieja y junto al Río Piedra.

¿Qué encontramos de arte cisterciense?

Toda su arquitectura respira sobriedad, líneas rectas. Prescinde de los adornos, en consonancia con los preceptos de su orden de ascetismo riguroso y pobreza, consiguiendo unos espacios conceptuales, limpios y originales. Su estilo se inscribe en el final del románico, con elementos del gótico inicial, lo que se ha llamado "estilo de transición".

Iglesia

De estilo románico tardío, s XIII, su planta, típica cisterciense, tiene forma de cruz, con crucero, ábside central poligonal reforzado con grandes pilares y cuatro ábsides laterales de cabecera plana.

Sus tres naves constan de seis tramos las laterales y tres la central.

En su construcción se usaron sillares de caliza muy porosa, actualmente en avanzado estado de deterioro.

En la fachada sudoeste hay un pórtico tardorrománico con arco de medio punto y cinco arquivoltas abocinadas apoyadas en columnas con capiteles decorados con motivos vegetales.

El acceso actualmente se realiza desde el claustro.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Jue Sep 04, 2014 8:56 pm

Continuando con el Arte del Cister
Monasterio- claustro

Su planta, estilo y distribución es cisterciense, robusto y austero, siglo XIII, de arcos apuntados con capiteles y ménsulas decorados con motivos vegetales. Ha sido restaurado recientemente.

Obras de arte del Monasterio de Piedra

Las obras de arte que tenía el Monasterio de Piedra se encuentran repartidas entre los diferentes pueblos que lo rodean:

Iglesia Parroquial de Ibdes:
- Retablo de la Virgen del Pilar
- Sillería del coro s. XVII
- Estatuas de santos s. XVIII

Parroquia de Monterde:
- Virgen María: imagen gótica sedente
- San Juan Bautista: en madera estofada, gótica.

Ermita de Nuestra Señora de Monterde:
- Retablo Gótico de madera policromada.
- Baldaquino Barroco con un Cristo yaciente en madera policromada, de principios del siglo XVI, en el pecho tiene una caja que se usaba como Sagrario o relicario.

Iglesia de Nuévalos:
- Un Cristo (no está certificado que sea de Piedra pero es más que probable).

Academia de la Historia de Madrid:
- Desde 1.852 tiene una de las mejores obras de arte de Aragón. Se trata de un gran tríptico-relicario de la Edad Media Hispánica, una joya Gótica-Mudéjar “El Tríptico Relicario del Monasterio de Piedra”.
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Re: 4. La Orden del Cister. 1 septiembre

Notapor Idamis Sanchez » Jue Sep 04, 2014 9:03 pm

Los monasterios y el arte cistercense
A lo largo de la época medieval, el románico se transformó en un nuevo estilo: el gótico. Esta corriente artística nació en Francia en el siglo XII y se extendió por todo el continente europeo. En Cataluña, la principal impulsora fue la orden monacal del Císter.

A lo largo del siglo XII, en Cataluña, se fundaron los monasterios cistercienses de Poblet (1150), Santes Creus (1160) y Vallbona de les Monges (1157). Estos centros de espiritualidad, de plegaria y de estudio fueron el máximo exponente del arte cisterciense en Cataluña. Sin embargo, su labor iba más allá de la religión: apoyaron al poder real en las disputas contra los nobles y ejercieron de motor económico en la Cataluña Nueva, al desplegar la colonización agraria. Los monasterios eran, de hecho, grandes haciendas agrícolas y talleres de manufactura. También hacían las veces de hostales, de hospitales y de residencias reales.

Arquitectónicamente, los edificios del Císter destacan por la verticalidad y la linealidad. El llamado arte cisterciense se enmarca en una etapa intermedia entre el primer arte gótico y el gótico clásico. Es una arquitectura funcional, que busca la utilización racional de los elementos y las técnicas más económicas y útiles.
La estructura de un monasterio cisterciense se basa en el capítulo LXVI de la regla de san Benito: el monasterio tiene que disponer de todo lo necesario para los monjes, para evitar que éstos tengan que salir al exterior. Así, en el monasterio se encuentra la iglesia, como centro de recogimiento y oración; la sala capitular de reunión de la comunidad monástica; y el refectorio y el dormitorio, que eran piezas clave de la vida monástica en comunidad, ya que favorecían y reafirmaban la unidad fraternal.
Idamis Sanchez
 
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