6. La Orden de los Jerónimos

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor marce685 » Mar Sep 23, 2014 8:52 am

an Pablo (Toledo, 1464)
Santa Marta (Córdoba, 1464)
Santa Paula (Sevilla, 1475)
San Matías (Barcelona, 1475)
Santa María de la Concepción (Trujillo, Cáceres, 1478)
Santa Isabel (Palma de Mallorca, 1485)
La Concepción Jerónima (Madrid, 1504)
San Bartolomé (Inca, Baleares, 1530)
Santa Paula (Granada, 1540)
Santa María de la Asunción (Morón de la Frontera, Sevilla, 1568)
Nuestra Señora de los Remedios (Yunquera de Henares, Guadalajara, 1572)
Nuestra Señora de la Salud (Garrovillas, Cáceres, 1572)
Corpus Christi (Madrid, 1605)
Nuestra Señora de los Ángeles (Constantina, Sevilla, 1951)
Nuestra Señora de las Mercedes (Almodóvar del Campo, Ciudad Real, 1964)
Santa María de Jesús (Cáceres, 1975)
Nuestra Señora de Belén (Toral de los Guzmanes, León, 1990)
Mater Eclessiae (Punalur, Kerala, India, 2000)

[imghttp://3.bp.blogspot.com/_eD1-EAuZ2lM/TKT4Ox-t9_I/AAAAAAAAEdM/wFR_2rMKxyU/s400/San_Jeronimo_3.jpg][/img]
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor LeslyCha » Mar Sep 23, 2014 9:45 am

Muy interesante la vida de San Jerónimo, la cual pude resumir en dos de sus pensamientos:
"Nosotros no adoramos las reliquias de los mártires, pero sí honramos a aquellos que fueron mártires de Cristo para poder adorarlo a El. Honramos a los siervos para que el respeto que les tributamos se refleje en su Señor".
“Porque ahora es necesario traducir las palabras de la Escritura en hechos y, en vez de pronunciar frases santas, debemos actuarlas".
Es de admirar que si bien en su juventud gozó de los placeres que el mundo le daba a manos llenas, el luchó con todas sus fuerzas, fuerzas que Dios le dio para poder vencer esas tentaciones.

Un abrazo y un saludo a todos y todas, feliz semana y que Jesucristo los bendiga siempre.

“Contigo voy VIRGEN pura, y en tu poder voy confiado/a pues llena de ti amparada mi alma volverá segura, dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes, y nunca solo/a me dejes, ya que me proteges tanto, haz que me bendiga EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPIRITU SANTO Amén!!!




SAN JERÓNIMO
Fiesta 30 Septiembre

Uno de los cuatro Doctores originales de la Iglesia Latina. Padre de las ciencias bíblicas y traductor de la Biblia al latín. Presbítero, hombre de vida ascética, eminente literato.
(347-420)
Ver de sus escritos:
Convertíos a mí -de su comentario sobre el profeta Joel
Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo
En breve:
Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Abrazó la vida ascética, marchó al Oriente y fue ordenado presbítero. Volvió a Roma y fue secretario del papa Dámaso. Fue en esta época cuando empezó su traducción latina de la Biblia. También promovió la vida monástica. Más tarde, se estableció en Belén, donde trabajó mucho por el bien de la Iglesia. Escribió gran cantidad de obras, principalmente comentarios de la sagrada Escritura. Murió en Belén el año 420.
Lesly Chavarría
Todo lo Puedo en Cristo que me Fortalece. Fil. 4:13
LeslyCha
 
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Sep 23, 2014 9:57 am

Santa Marcela de Roma

********** Imagen

Una de las santas de la Orden de San Jerónimo es:
Santa Marcela conocida como Marcela de Roma, nació en el año 325, en Roma; fue una dama perteneciente a la nobleza romana del Siglo IV.

Perdió a su padre cuando ella era joven y contrajo matrimonio con un noble romano, que a los siete meses enfermó y murió, quedando viuda. Su madre quería que se casara nuevamente, pero Santa Marcela quería convertirse y tenía el propósito de consagrar su vida al servicio de Dios, por lo que rechazó cuantos pretendientes intentaron cortejarla.

San Jerónimo.- Imagen

Convertida al cristianismo, perteneció al círculo de San Jerónimo de Estridón, quien le dirigió una larga serie de epístolas escritas en el año 384 y 385; que nos da a conocer la importancia que San Jerónimo atribuyó a Santa Marcela en la comunidad de Roma.

Su mayor gloria es haber sido la iniciadora de la vida monástica femenina en la Iglesia de Occidente. Creció en ella tal interés por conocer las sagradas escrituras, que no pudo resistir el deseo de ser instruida por San Jerónimo, cuando éste estuvo en Roma. El conocimiento profundo de las Escrituras encendió aún más en ella el deseo de perfección cristiana, por lo que decidió retirarse a vivir en soledad en una casa de campo que poseía cerca de Roma. Conocedora, por San Atanasio, del género de vida que instituyera San Antonio Abad en el desierto de Tebaida, y del monasterio de vírgenes y viudas que allí había fundado y regía San Pacomio, se puso a imitar el traje y el género de vida de estas monjas, siendo ella la primera en Roma, de esta nueva forma de vida, que pronto fue seguida por muchas otras mujeres especialmente viudas.

San Atanasio.- Imagen

San Antonio Abad.- Imagen

San Pacomio.- Imagen

Santa Marcela muere en su monasterio el 30 de enero del año 410 y la epístola 127 “ad Principiam” escrita por San Jerónimo en el año 412, constituye una de las principales fuentes acreditadas referidas a la vida de esta noble romana.

San Jerónimo menciona varias veces a Santa Marcela en sus obras, y hace de ella un justo elogio.

Su fiesta se celebra el 31 de enero.

Fuentes: Santoral. Wikipedia. Enciclopedia on line. Google
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor mariagselva » Mar Sep 23, 2014 10:01 am

Aquí va un pequeño aporte, del cual no dejo de asombrarme...gracias .

Espiritualidad
La Orden de San Jerónimo es una orden contemplativa y se inspira en la vida de San Jerónimo como modelo para imitar a Jesucristo en su camino a la perfección.
La vida del monje jerónimo se desarrolla dedicando la mañana al trabajo. Durante la tarde se dedica con asiduidad a ejercicios de vida contemplativa e intelectual: oración lectura, estudio, etc. Y en el curso del día, santificando todas las horas, los monjes jerónimos celebran de modo cantado la Liturgia de las Horas.
La Orden de San Jerónimo «tiene determinado desde sus principios ser pequeña, humilde, escondida y recogida, llevar a sus hijos por una senda estrecha, tratando dentro de sus paredes de la salud de sus almas, ocupándose continuamente en las alabanzas divinas, recompensa de las ofensas que por otra parte se hacen: orando, cantando y llorando, servir a la Iglesia y aplacar la ira de Dios contra los pecados del mundo».
Esto ha llevado a los jerónimos a renunciar al honor de los altares, aunque seguramente podrían componer una nutrida galería de santos, pues son varios los que han muerto con fama de santidad.
Algunos jerónimos ilustres
*San Jerónimo - Doctor de la Iglesia
• Sor Juana Inés de la Cruz, llamada La Décima Musa o La Doncella de América. Virgen y religiosa, humanista, científica, teóloga, filósofa, poetisa y dramaturga novohispana. Precursora del movimiento de la Ilustración y el Siglo de las Luces.
• Fray Hernando de Talavera, confesor de Isabel La Católica y primer arzobispo de Granada.
• Fray José de Sigüenza, historiador, teólogo y poeta español.
• Fray Nicolás Borrás, pintor renacentista valenciano perteneciente al Monasterio de San Jerónimo de Cotalba.
• Fray Ambrosio de Morales, catedrático de Retórica en la Universidad de Alcalá, cronista de Castilla.
• Fray Antonio de Villacastín, aparejador, director de obras del Monasterio de El Escorial.
• Fray Ramón Pané, primer misionero y etnólogo de América, su Relación acerca de las antigüedades de los indios (1498), sobre la mitología, religión y cultura de los taínos de la isla La Española, se considera el primer libro escrito en el continente americano.
• Fray Francisco de los Santos, historiador del Monasterio de El Escorial.
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor betyruta51 » Mar Sep 23, 2014 10:53 am

Buen día en Cristo Jesús y María Santísima. A continuación me permito participarles sobre la espiritualidad de la Orden de San Jerónimo:
* El testimonio de Fray Antonio de Lugo, monje Jerónimo
Publicado por Seráficos



+ Espiritualidad de la Orden +
Quiénes son y cómo viven
LOS MONJES JERÓNIMOS

Monasterio de Santa María del Parral
Segovia

Llegarse a unir con Dios olvidando todo lo del suelo y cuanto no es eterno. He aquí el fin único, propio y directo de la vida monástica en la Orden de San Jerónimo. Las demás santas religiones -nos advierte el padre Sigüenza- podemos decir que se hicieron para los hombres, ésta -la de San Jerónimo y, en general, todas las órdenes monásticas- parece que sólo se hicieron para Dios; aquellas, para enseñarles la fe y penitencia a los ignorantes, ésta para desvelarse en los loores y servicio divinos.
Por eso, la vocación del monje jerónimo no se puede comprender sino desde el misterio de Dios; sólo tiene sentido para quienes Dios ocupa el lugar preeminente en su vida; no la entenderá sino el que haya penetrado, siquiera un poco, en las altas verdades acerca de la soberanía de Dios en el mundo, de las relaciones de la criatura con su Creador y en la necesidad de una redención que se hace a base de cruz.
El monje jerónimo -diremos para terminar- es un cristiano más lógico, más exigente y radical que, mientras los demás se conforman con ir paso a paso, él se decide por lanzarse a toda marcha hacia un destino idéntico para todos.

¿Cómo realiza el monje jerónimo su fin?

Tiene determinado esta Orden desde sus principios ser pequeña, humilde, escondida y recogida, llevar a sus hijos por una senda estrecha, tratando dentro de sus paredes de la salud de sus almas, ocupándose continuamente en las alabanzas divinas, recompensa de las ofensas que por otra parte se hacen: orando, cantando y llorando, servir a la Iglesia y aplacar la ira de Dios contra los pecados del mundo.

Supuestos los tres votos de CASTIDAD, POBREZA Y OBEDIENCIA, con los que el monje -a fin de que sólo Dios le llene- hace el vacío más absoluto en su corazón, con relación a todas las criaturas -personas, cosas, afectos, y aun su propia voluntad-, destaca, en primer lugar, como medio específico, el CULTO DIVINO, ya que la principal y mayor parte de la vida ordenó esta religión para el coro y alabanzas divinas: ocupación de ángeles. Del monje jerónimo podemos decir que es un ser para quien vivir es dar culto a Dios. Es así como orienta hacia Dios su persona y su propia vida. Es en esto en lo que pretende principalmente parecerse a san Jerónimo: emplearse de día y de noche en las continuas alabanzas de Dios, cantar los salmos y celebrar con singular devoción los oficios divinos. Con esto, el monje jerónimo cumple su misión de tributar todo honor y gloria a Cristo y, por medio de él, al eterno Padre. Tiene, pues, parte principalísima en el culto oficial de la Iglesia: LA LITURGIA: EUCARISTÍA Y LITURGIA DE LAS HORAS.

No sabríamos ahora decir si todas las demás prescripciones que ordenan y encauzan la vida de un monje jerónimo son una necesidad para cumplir a la perfección esta misión o, más bien, una consecuencia de su completa dedicación al culto de Dios. Pensamos que muy bien pueden ser ambas cosas a la vez. No puede cumplirse debidamente con este curso perpetuo de las divinas alabanzas sin contemplación, soledad, silencio, penitencia, humildad; ni se puede dejar de estimar estas virtudes después de estar dedicado todo el día al culto de Dios. Nos lo corrobora Pío XII en la que se ha solido llamar la "Carta magna de la liturgia", la encíclica "Mediator Dei": De esta suerte la acción privada y el esfuerzo ascético estimulan nuestras energías y nos disponen a participar con mejores disposiciones en las acciones litúrgicas, y a celebrar los ritos sagrados de manera que se salga de ellos más animados y formados para la oración y contemplación, para la abnegación y el sacrificio, a corresponder activamente a las inspiraciones y a las invitaciones de la gracia y a imitar cada día más las virtudes del Redentor.

Ya queda insinuado como la CONTEMPLACIÓN es el fin al que está ordenada la Liturgia y al que debe, efectivamente, conducir. La Liturgia halla en la contemplación su mejor coronamiento; es más, la Liturgia no es solamente preparación para la contemplación, sino que es el mejor marco para su ejercicio actual, pues vivir la Liturgia no implica tanto la participación material y visible en sus celebraciones -aunque no se pueda prescindir de ella- como una comunión de lo más profundo de nuestro ser con la oración de la Iglesia. Son los dos puntos eje de la vida jerónima. Así lo interpreta el P. Sigüenza: ... deseaban imitarle [a san Jerónimo]... en el deseo de la contemplación divina, ansia de las divinas alabanzas... De manera que considera que el fin de esta religión... es la contemplación y las alabanzas divinas, aquí endereza toda su manera de vida, sus leyes, constituciones, costumbres...

Ahora bien, junto a la Liturgia, la SAGRADA ESCRITURA, alimento consustancial de que se nutre la contemplación, ayuda imprescindible para el monje en su ascensión espiritual. Por eso se insiste de distintas maneras en la necesidad que tiene el monje jerónimo de la lectura y rumia de la Escritura. No es de extrañar, pues estamos hablando de los hijos de quien escribió al monje Rústico: Nunca de tu mano ni de tus ojos se aparte el Libro. Y a la virgen Eustoquia: Lee con asiduidad y aprende todo lo posible. Que el sueño te sorprenda siempre con un libro, y que tu cara, al caer dormida, sea recibida por la página santa. En otra ocasión escribía a Paula: Yo te pregunto: ¿Qué puede haber más misterioso que este misterio? ¿Qué cosa más agradable que este deleite? ¿Qué manjares, qué mieles puede haber más dulces que conocer la sabiduría de Dios, penetrar sus secretos, examinar el pensamiento del Creador, y ser instruidos por la palabra de tu Señor, que es objeto de burla para los sabios de este mundo, pero que está rebosante de sabiduría espiritual? Queden para los demás sus riquezas, beban en copas engastadas de perlas, brillen con la seda, disfruten del aplauso popular, y que la variedad de los placeres no termine venciendo su opulencia. Nuestras delicias sean meditar en la ley del Señor día y noche, llamar a la puerta que todavía no se abre, recibir los panes de la Trinidad (cfr.Lc 11,5) y, en seguimiento del Señor, pisar las olas del siglo.

Y porque el fin de esta religión... es la contemplación..., para esto se vive de ordinario en despoblados, donde en cuanto fuere posible no se sienta el trato del siglo. San Jerónimo escribe a Paulino: A decir verdad, si he de confesar con llaneza mi sentir, considerando en primer lugar tu propósito y luego el fervor con que has renunciado al mundo, pienso que la diferencia que ha de haber respecto a los lugares consiste en abandonar las ciudades y el tumulto de las ciudades y vivir en un pequeño campo, y allá buscar a Cristo en la soledad, orar en el monte a solas con Jesús, y disfrutar únicamente de los santos lugares vecinos; en resumen, que renuncies a la ciudad y no abandones tu vocación de monje... Si deseas ser lo que te llamas, es decir, monje, o solitario, ¿qué haces entonces en las ciudades, que no son precisamente la morada de los solitarios, sino de las multitudes? Por imperativo, pues, de su vocación el monje jerónimo se retira a la SOLEDAD, para darse a la búsqueda exclusiva de Dios.

El SILENCIO, cosa tan propia de la Orden de San Jerónimo, consuma la obra de la soledad, pues se puede vivir en el desierto como en medio del mundo. Bastaría con admitir indiscriminadamente las noticias del mundo y sus preocupaciones para perder los beneficios de la soledad. Con razón decía Sigüenza: habituábanse con esto al silencio y recogimiento, dos quicios sobre que se resuelve todo el discurso de la vida monástica.
El silencio es además una protección no menos eficaz contra el pecado. En el mucho hablar no faltará pecado, nos advierte la Escritura. Y nuestros mayores decían que está muy cerca de perderse el que no calla, porque si no calla no medita; si no tiene meditación no tiene recogimiento; faltando éste no puede caber en la celda, ni aun en el claustro, y de allí a poco se le hará todo el monasterio angosto.
El silencio también pone al monje en guardia contra sí mismo, pues no sólo se trata de huir del mundo y del pecado, sino también del hombre viejo. El monje fácilmente comprobará que lo que le impide escuchar a Dios es su propia naturaleza rebelde, que se niega a entrar por la puerta estrecha por donde Dios quiere hacerle pasar para su propio bien. Hay, pues, que poner silencio a las pasiones, a la memoria, a la imaginación...
Pero el silencio es más. Es algo más que la ausencia de ruido y separación de lo que no es Dios. Sobre todo es la actitud del alma que quiere recibir la Palabra divina. Ésta, para que sea fecunda, tiene que ser acogida en el silencio. Esta relación entre silencio y Dios nos hace comprender la insistencia con que enseñaban a guardarlo con mucho rigor.

Tras esto, se pone particular cuidado en que el monje guarde la CLAUSURA DE LA CELDA para poderse ocupar en los tiempos vacativos del coro y demás actos de comunidad, en lección y contemplación, como puntos esencialísimos de la obligación religiosa y monástica, o en otros ejercicios y trabajos. Por eso, con vivir en esta religión en los claustros y tener por el contorno las celdas, se ve, por misericordia del Señor, gran quietud y una calma del cielo... De esta doctrina se ha visto salir de esta religión un tesoro grande aun en las cosas de fuera, que el fruto de dentro es inestimable. San Jerónimo recomendaba a Rústico monje: Ten tu celda por un paraíso; recoge los variados frutos de las Escrituras. Sean esas tus delicias, goza del abrazo de ellas.

Otra regla y doctrina muy propia de esta religión enseñaban aquellos santos padres a sus hijos: la COMPOSTURA EXTERIOR. Esto no sabré como lo enseñaban, ni aun sé cómo lo aprendí y aprenden los novicios tan prestos, porque dentro de quince días el más torpe sale maestro. Esta es una cosa que, a juicio de muchos, ni se aprende ni se enseña, sino que resulta (digámoslo así) o que se infunde por merced divina junto con el don de la vocación de este estado. Decía un siervo de Dios harto experimentado, que si la muerte del alma no tuviese más de estas ventanas por donde entrar en los novicios de la Orden de San Jerónimo, que no tendría que llorar con Jeremías, cuando decía que los ojos le habían robado el alma. Y así es razón que la modestia y compostura de nuestro gran Jerónimo -advierte fray Miguel de Alaejos- se represente siempre a nuestros ojos; y no se pierda por culpa y descuido de sus hijos aquel proverbio de España que, en viendo alguno compuesto y morigerado, recogido en el andar y en la vista, luego le decían que era un jerónimo.

En esta ambiente de soledad, silencio y oración, el monje jerónimo TRABAJA, porque es consciente de la ley divina que ordena al hombre comer con el sudor de su frente (Gen 3,19), pero sin olvidar el ejercicio de la caridad, al contribuir con el fruto de su trabajo al provecho de los pobres, de la sociedad y de la Iglesia.
El trabajo tiene además para el monje una finalidad ascética. Con él evita el ocio, aprovecha a la propia comunidad y, al procurar sobrenaturalizarlo, se convierte en fuente de energía espiritual y de vida interior. Pero siempre y cuando quien lo tome lo haga con intención santa, piense a menudo en la presencia de Dios, lo reciba por obediencia y lo asocie a la voluntaria mortificación de sí mismo.
Por esto, los trabajos a los que los monjes se dedican son de tal naturaleza y se disponen y ordenan en cuanto al tiempo, lugar, modo y forma, de tal manera que la vida contemplativa verdadera y sólida, ya de toda la comunidad, ya de cada uno de los monjes, no sólo quede a salvo, sino que pueda ser incesantemente alimentada y robustecida.

Otro de los imperativos de los monjes es la PENITENCIA, ya voluntaria o impuesta por las Constituciones, por la que se alcanza la pureza de corazón y la libertad del alma en orden a la perfección de la caridad. Ella ayuda al monje a desasirse de sí mismo y de todas las cosas en la medida que puedan ser impedimento para seguir de cerca a Cristo y para dar cauce a su vocación contemplativa.
Al mismo tiempo, por una misión hasta cierto punto pública, unido a Cristo, el monje jerónimo se ofrece e inmola al Padre como hostia de paz en reparación de las ofensas hechas a Dios y para la salvación de todos, completando así en su carne lo que falta a la pasión de Cristo, en provecho de su cuerpo, que es la Iglesia (Col 1,24).

Quedaría incompleta la imagen del jerónimo si no hiciéramos mención de lo que con el santo hábito se profesa: mucha HUMILDAD y menosprecio de sí mismo. Lo que busca la Orden de San Jerónimo no es que el monje sea muy docto, ni haga ostentación de habilidad, memoria, ingenio, sino como muy santo se precie de callado, humilde obediente y, aun a veces, ignorante, porque la obediencia, en siendo resabida, pierde mucho, o lo pierde todo.
A cierto joven, que deseaba ingresar en un monasterio, el prior, entre otras cosas, le dijo una que pone mucho espanto a los que no pretenden ser religiosos con toda el alma, ni acometen con fe entera la conquista de la tierra prometida, que es un deshacerse del todo de todo cuanto sabe a grandes o a alguna manera de ventaja sobre los otros, bien sea linaje, bien letras o riquezas, o de otra cualquier cosa que hace aplauso y estima por donde se siente aventajado el hombre en el mundo, presuponiendo que ha de caminar el que en esta religión entrare -aunque todo esto se junte en él- tan igual con el más desnudo de todas estas preciosas alhajas, sin hacer más caso de sus prendas, que si no trajese ninguna, porque acá ninguna de estas cosas es menester, ni importa para el fin que se pretende, que es servir a Dios de todo corazón, caminar por la senda estrecha de la humildad y mortificación, menosprecio de sí mismo, olvidado de cuanto pueda levantarle o ser causa de altivecerse sobre sí o sobre su hermano, y quien esto no deja, nada deja.

Juntamente con la humildad -y como su mejor expresión- la gran virtud de la OBEDIENCIA, en que consiste toda la perfección y el ser de la vida religiosa, y la imitación de aquel Señor que se hizo, por enseñarnos esto, obediente hasta la muerte...La primera, pues, de todas las reglas, y en la que se ha de asentar más firmemente que sobre una roca, es que se ha de entregar de todo punto en las manos de sus superiores, sin quedarle ningún resabio, propio parecer o sentimiento, y que en esta perfecta resignación está la llave de esta puerta y del bien que viene a buscar: y que advierta que todos los trabajos y asperezas del mundo no tienen comparación, ni son de alguna monta con el premio que aquí se alcanza; y si no hace esto lo primero, todo lo demás es de balde, sin fruto, sin fin y, tras eso, lleno de disgusto y de una muerte o de un agonizar perpetuo.

Sin embargo, la Orden de San Jerónimo no desprecia los ESTUDIOS ni los DONES NATURALES, antes bien los fomenta y estimula si van orientados, primariamente, a que el monje se una más y mejor a Dios y, secundariamente, al provecho y utilidad de los demás. Sirva de ejemplo nuestro fray Jerónimo de Valeriola, de quien se dice que no estudiaba este santo la Escritura para venderla, ni acreditarse, ni para otros fines vanos, sino para el que Dios la escribió, para que se aprenda en ella cual es la voluntad divina, su amor y sus propósitos para con el hombre; cual la obligación del hombre para con Dios... Y a continuación el biógrafo no se olvida de consignar lo mucho que aprovechó a los demás con su doctrina y sus buenas disposiciones.

Y todo esto, como dice San Jerónimo, EN COMPAÑÍA DE MUCHOS HERMANOS, porque el encuentro con Dios pasa necesariamente por el encuentro con el hermano. De nuestro esfuerzo por buscar y amar ante todo a Dios dimana y se estimula el amor y la ayuda entre los hermanos. Nos reunimos en comunidad, a ejemplo de la Iglesia primitiva, para convivir unidos, teniendo una sola alma y un solo corazón en Dios, como verdadera familia reunida en nombre del Señor.
Todo lo tenemos en común porque poseemos en común a Cristo. No nos contentamos con la comunión en la oración, en la común posesión de los bienes materiales y en todo lo que nos conforma colectivamente, sino que, además, tendemos a la comunión de espíritus: un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos, poniendo a disposición de los hermanos nuestros dones de naturaleza y de gracia, y sintiendo como propias sus tristezas y alegrías.

Fruto de este mismo amor es la acogida a los huéspedes. Parezcamos a San Jerónimo en esto, no volvamos jamás el rostro a la HOSPITALIDAD. De modo -aconseja el mismo Jerónimo- que no invitemos a los huéspedes con palabra ligera y apresurada y, por así decirlo, con la boca pequeña; antes al contrario, hemos de retenerlos con todo el ardor del alma y dejándoles que se lleven algo de nuestra ganancia y ahorro. Y lo demostró con su ejemplo: Nosotros también... hemos edificado un mesón junto al monasterio, no vaya a ocurrir que si ahora vienen a Belén José y María, tampoco hallen posada; pero son tantas las multitudes de monjes que aquí afluyen de todo el orbe, que nos sentimos agobiados y no podemos abandonar la obra comenzada ni tenemos fuerzas para llevarla adelante. Forma exquisita y eficaz de apostolado. En medio de un mundo que introduce inquietud y disipación en el corazón del hombre, se ve legitimada la separación de quienes anhelan vivir un tiempo la soledad monástica con deseo de buscar a Dios en la paz interior. Por eso, en cierta ocasión dejaron... dos cosas muy encargadas..., la segunda que se haga mucha caridad y humanidad con los huéspedes sin diferencia alguna que por esta causa han recibido de Dios grandes favores y bienes.

Sazona toda la vida del jerónimo la DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. He aquí la nota más cálida y simpática de nuestra espiritualidad. En uno de los primerísimos capítulos generales de la Orden (1418) hicieron otra cosa muy pía y digna de unas almas tan llenas de devoción: que fue encargar se esmerasen todos en el servicio de la Virgen nuestra Señora, encareciendo esto con palabras tiernas que mostraban bien el alma de donde salían. Sentíanse muy obligados a sus favores, porque allende de los generales, con que se muestra madre piadosísima de cuantos la invocan, con la Orden de San Jerónimo había mostrado grandes señales de su amor y clemencia, así en las casas que se habían edificado por sus favores y maravillas, como por lo que regalaba en particular a muchos religiosos visitándolos y dándoles divinos consuelos... Mandaron también que en todas las casas la tuviesen por patrona singularísima, pues Ella no se desdeñaba recibirlos debajo de su amparo... Asentose esto luego porque halló bien dispuestos los ánimos, ni pudo venir precepto de sus superiores que con mayor alegría fuese recibido. Siempre se vio en María el modelo acabado de vida contemplativa, silenciosa y oculta.
Es evocador el último acto del día. Cuando ya la noche lo envuelve todo en el manto de sus sombras, después de haber consagrado todo el día a la oración, estudio y trabajo, todos los monjes, apretados en haz de cariño, se despiden de la Madre y Señora, cantando solemnemente la antífona mariana propia del tiempo. Es el último acto del día en el que, recordando el gran privilegio de la Maternidad divina, fundamento de todas las demás gracias de María, los monjes se ponen bajo su protección, como Madre que es también de ellos. Lo último que hacían en sus casas era despedirse de su madre, y no pueden ahora dejar tan buena y santa costumbre.

El monje, pues, ocupa los días en la oración y el trabajo. Con alegría y lleno de fe vive su vida monástica y contemplativa agradecido a la iglesia que da cauce a sus anhelos alentándole con estímulos esperanzadores ante una sociedad que no sabe apreciar -cuando no desprecia- los altos valores de orden sobrenatural.

Además, al monje le estimula el celo y amor apostólicos con que impregna toda su vida. El jerónimo sabe que su existencia vivida en la soledad y el anonimato es fecunda y útil a la Iglesia, a la sociedad y a los hombres en la medida que se una más íntimamente a Dios, porque sabe que un acto del más puro amor hace más bien a los hombres, sus hermanos, que mil predicaciones.
El monje jerónimo se siente apóstol como el que más. Busca ser hombre de Dios porque sabe que, desde ahí, en virtud del misterio del Cuerpo Místico y de la Comunión de los Santos, influye y aprovecha a la Iglesia y a la Humanidad entera. Esa es su principal y primordial contribución. De otra manera su vida no tendría sentido; sería una necedad y un despropósito. Pero no, esa verdad le testifica que con su oración, su penitencia, su soledad, su trabajo oculto y anónimo, como dijo el Concilio Vaticano II, dilata al pueblo de Dios con una misteriosa fecundidad apostólica.

Parecerá pesado este discurso a los que hace tanto peso su sensualidad, que no saben pensar otra cosa; más a los que determinaron subir en alto y ganar un reino que se promete a los que hacen guerra a sí mismos y a su propia vida, esto mismo les aligera y facilita: el pasar de un deleite espiritual a otro y de un gusto divino a otro, pregunto: ¿Tendrá menos fuerza que la vanidad de los gustos sensuales en que se deleitan y entretienen los brutos hombres del mundo?
Si en esto consumen los hijos de este siglo tantas horas del día y tantos años de su vida, emprendiendo por ellos tan pesados trabajos y haciendo tantas suertes de su honra, hacienda y vida, ¿por qué les parece que será dificultoso el ejercicio y la ocupación de tan santos ejercicios tan sin cuidado de cuanto hay debajo del cielo, ni de otro menester criado, sino de sólo el menester o bien de sus almas? Ni tampoco me cansaré de persuadirles esto, porque siempre tengo delante de los ojos el precepto de Jesucristo: que no echemos margaritas a los puercos, ni demos lo que se ofrece en el altar a los perros.
Una sola verdad quiero decirles para que se desengañen, si pudieren, los cuitados que andan ciegos en la tahona del mundo: que si gustasen algún día de la vida que aquí voy pintando, brevemente se vaciaría el mundo, y no cabrían de pies en los monasterios; y si Dios les revelase el regocijo que traen estas almas, y le cotejasen con su desasosiego, les parecería que unos están ya en el paraíso, y otros en el mismo infierno, donde están ahora muchos sus semejantes, dando lastimeros gritos y diciendo: cansados estamos y hechos pedazos del camino de maldad por donde venimos a estos eternos tormentos.
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor betyruta51 » Mar Sep 23, 2014 11:05 am

A continuación me permito también mencionar los santos de la orden de San Jerónimo y otro aporte sobre la Orden:
San Jerónimo - Doctor de la Iglesia
Santa Paula
Santa Eustoquia
Santa Marcela
Santa Blesila
Beato Lourenzo de Lisboa
Beato Marco de Marconi
Beato Pedro Gambacorta

La Orden de San Jerónimo es una institución monástica, de carácter puramente contemplativo, “que en soledad y silencio, en asidua oración y animosa penitencia, pretende llevar a sus monjes a la unión con Dios, consciente, por otro lado, de que cuanto más intensa sea esta unión por su propia donación en la vida monástica, tanto más espléndida se hace la vida de la Iglesia y más vigorosamente se fecunda su apostolado”. Así pues, la jornada del monje Jerónimo se desarrolla entorno a la vida litúrgica y de oración, ya que “la principal y mayor parte de la vida ordenó esta Religión para el coro y alabanzas divinas: ocupación de ángeles”, y las tareas intelectuales y de trabajo. En el curso del día, santificando todas las horas, los monjes Jerónimos celebran con cantos y con gran belleza y solemnidad la Liturgia de las Horas. Con esto, el monje Jerónimo cumple su misión de tributar todo honor y gloria a Cristo y, por medio de él, al Eterno Padre.



“En esto pretende el monje parecerse principalmente a San Jerónimo: emplearse de día y de noche en las continuas alabanzas de Dios, cantar los salmos y celebrar con singular devoción los oficios divinos”.

La caridad pastoral impone a la comunidad monástica una fraterna acogida a todo el que quiera compartir seriamente su vida, siempre que queden garantizados dentro del monasterio la soledad, el silencio y el orden. Los Jerónimos han renunciado a la gloria de los altares, de la misma manera que la Orden de la Cartuja de San Bruno.
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor ClauBA » Mar Sep 23, 2014 11:30 am

Tiene Sevilla, en sus monasterios y conventos de clausura, un rico acervo de cultura, de arte y de historia poco conocido, aún para los mismos sevillanos que diariamente deambulan por delante de sus altos y deteriorados muros, sin sospechar lo que hay detrás de ellos. Entre estos Monasterios, el de Santa Paula, de Monjas Jerónimas, es uno de los más representativos y de los más accesibles porque las monjas tienen una Colección Artística Permanente que se puede visitar, y desde la cual puede contemplarse parte de los claustros.

Este Monasterio fue fundado por Doña Ana de Santillán en 1473. Así las monjas que desde hace más de cinco siglos se han relevado por la gracia de Dios, sin pausa, dentro de estos muros, consagradas a la alabanza divina y al estudio amoroso de la Sagrada Escritura, han conservado con amor y sacrificio este patrimonio artístico que la Providencia ha encomendado a su cuidado para que lo transmitan a su vez a las nuevas generaciones para bien de la Iglesia y del mundo.

Actualmente la Comunidad está formada por 27 monjas de cuatro continentes: África, Asia, Europa y América, diversas culturas reunidas con una única finalidad: BUSCAR A DIOS.



En el corazón del barrio de San Julián, uno de los más antiguos de Sevilla, no lejos de la Macarena, cerca de San Marcos, que es su parroquia, y de la inmediata iglesia de Santa Isabel, se yergue la espadaña del monasterio de Santa Paula.

Aureolada de sol, sobre el azul del cielo, tiene reflejos de oro y esmaltes. Iluminada, de noche, es de un efecto sorprendente. Corona al monasterio como una peina sevillana y preside la plazuela que le da entrada.
¿Quién fue Santa Paula?
Una gran patricia romana, descendiente de los Gracos y de los Escipiones, conquistadores de España, les debió su nombre de Paula. En el siglo IV, cuando lloraba su viudez, se encontró en Roma con San Jerónimo, que venía del desierto a ser intérprete de unos obispos orientales, citados a concilio por el papa español San Dámaso.

Después de haber hecho en Roma una experiencia de vida monástica, dedicados al estudio de las Sagradas Escrituras, a la recitación de los salmos y a la vida de caridad evangélica, marcharon a Tierra Santa y fundaron en Belén dos monasterios: uno de varones y otro de mujeres en el año 386.

Aquellos monasterios betlemitas, de jerónimos y jerónimas, fueron tipo y modelo de esa Orden de San Jerónimo, tan célebre en España, que resurgió en nuestra península en el siglo XIV “a impulsos del Espíritu Santo”. Ermitaños venidos de Italia la esparcieron por España y Portugal, instaurando la Orden de San Jerónimo de las Españas, bajo la regla de San Agustín, con Constituciones propias y hábito blanco y pardo que “manos apostólicas” (las de Gregorio XI) impusieron a sus restauradores. Y que, a la sombra de San Jerónimo de Buenavista, fundó en Sevilla, en 1473, este monasterio de monjas, hijas y seguidoras de Santa Paula.


Ana de Santillán nació en Sevilla en 1424, hija de Fernando de Santillán, caballero veinticuatro, o sea sucesor de uno de los conquistadores de Sevilla bajo el reinado de San Fernando y de su esposa Leonor de Saavedra, ambos temerosos de Dios y muy amantes de la Orden de San Jerónimo.

Cuando murió su marido, D. Pedro Ortiz Núñez de Guzmán, quedó viuda con una única hija, Blanca. Doña Ana se dio toda a la piedad y a la educación y tutela de dicha hija pero la perdió en sus dieciocho años. Entonces renunciando al mundo se recluyó en un beaterio, pero con el plan de fundar, en casas propias, un monasterio de monjas de la Orden de San Jerónimo, bajo cuya jurisdicción seguiría en todo sus leyes. Con la ayuda de su padre, logró comprar otras casas más espaciosas que fueron del abad de Xerez, lindantes con las suyas y que habían pasado, por herencia, a propiedad del monasterio de San Jerónimo de Buenavista.

Por Bula plomada de 27 de enero de 1473 concedió Sixto IV la deseada fundación de Santa Paula de Sevilla. Parece que la Orden la admitió en el Capítulo general de 1474 y el 8 de julio de 1475, se hizo el traslado de las 14 fundadoras, del emparedamiento de San Juan de la Palma a su nueva mansión, donde recibieron el hábito de la Orden y tuvieron el consuelo de ver bendita su primitiva iglesia (la actual sala capitular) y establecida su clausura. La M. Ana, que a 13 de julio, con otras compañeras firmó su carta de profesión “fasta la muerte” venía nombrada por la Bula priora de por vida.

Creció el convento felicísimamente, la fama de su observancia irradiaba por toda la ciudad atrayendo a nuevas vocaciones. La iglesia y el coro resultaban pequeños, las monjas pedían a Dios solución de su problema, y hasta la esperaban de una marquesa que las visitaba y favorecía. Cuentan que, estando en oración, oyeron una voz que decía: “Marquesa será, pero no esa”.

Doña Isabel Enríquez, biznieta de D. Enrique III de Castilla y del rey D. Fernando de Portugal, fue la inesperada bienhechora
que envió al monasterio la divina providencia. Estaba casada con D. Juan de Braganza, codestable de Portugal y Marqués de Montemayor. Vivía cerca del monasterio de Santa Paula y al quedar viuda, tenía todo su consuelo en el trato con la venerable priora y con sus monjas, a quienes llamaba las mies maes. Decidió en su duelo, que permanecería en Sevilla, que edificaría la iglesia y los coros que la comunidad estaba necesitando tanto y que este sería el panteón de su esposo y propio, al final de sus días.
Fuente:
http://www.santapaula.es
ClauBA
 
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Idamis Sanchez » Mar Sep 23, 2014 12:09 pm

San Jerónimo nos enseña a «amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura».
Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles a San Jerónimo.

San Jerónimo, nacido alrededor del 347, "puso en el centro de su vida la Biblia: la tradujo en lengua latina, la comentó en sus obras y sobre todo se comprometió a vivirla concretamente en su existencia terrena", explicó el Papa.

Este Padre de la Iglesia, de familia cristiana, "recibió en Roma una esmerada formación (...) y una vez bautizado (...) se orientó hacia la vida ascética (...) y partió para Oriente, viviendo como eremita en el desierto. Perfeccionó el griego, (...) estudió el hebreo y transcribió códices y obras patrísticas" y "la meditación, la soledad y el contacto con la Palabra de Dios hicieron madurar su sensibilidad cristiana".

De vuelta a Roma, el Papa Dámaso lo tomó como secretario y consejero. Muerto el pontífice, Jerónimo peregrinó a Tierra Santa y Egipto y se asentó en Belén, donde permaneció hasta su muerte (419/420) "desarrollando siempre una intensa actividad".

En Belén, San Jerónimo "comentó la Palabra de Dios, defendió la fe oponiéndose con vigor a diversas herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó la cultura clásica y cristiana a sus jóvenes alumnos y acogió con solicitud pastoral a los peregrinos que visitaban la Tierra Santa".
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Idamis Sanchez » Mar Sep 23, 2014 12:10 pm

San Jerónimo nos enseña a «amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura».
continuación...
"Su preparación literaria y su vasta erudición -dijo el Santo Padre- le permitieron la revisión y traducción de muchos textos bíblicos: una tarea preciosa para la Iglesia latina y para la cultura occidental".

Recordando que la gran aportación del santo es "la llamada Vulgata: el texto oficial de la Iglesia latina, reconocido como tal en el Concilio de Trento", el Papa comentó los criterios elegidos por Jerónimo para la traducción, como el de "respetar incluso el orden de las palabras en las Sagradas Escrituras", porque en ellas hasta ese orden, como escribe Jerónimo, "es un misterio", es decir, "una revelación".

Jerónimo reafirma también "la necesidad de recurrir a los textos originales: (...) el griego para el Nuevo Pacto" y "el hebreo" para el Antiguo Testamento. "Así -explica el santo- todo lo que surge de la fuente lo podemos encontrar en los arroyos".

Para él además, observó el Santo Padre, los comentarios de los textos "deben ofrecer diversas opiniones para que "el lector, (...) después de haber leído las diversas explicaciones, (...) juzgue cual es la más fiable".

El autor de la Vulgata "confutó con energía y vivacidad a los herejes que contestaban la tradición y la fe de la Iglesia" y "demostró la importancia y la validez de la literatura cristiana, digna de confrontarse con la clásica, transformada en una verdadera cultura cristiana".

"De Jerónimo debemos aprender a amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura porque ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo", dijo el Papa. Por eso, es importante "vivir en contacto y en diálogo vivo" con ella.
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Idamis Sanchez » Mar Sep 23, 2014 12:13 pm

San Jerónimo nos enseña a «amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura».
continuación....

"Este diálogo -explicó- debe tener dos dimensiones. Por una parte, debe ser un diálogo realmente personal (...) porque Dios tiene un mensaje para cada uno de nosotros. Debemos leer las Escrituras no como palabras del pasado sino como palabra de Dios que habla también conmigo y tratar de entender qué me dice el Señor".

Ahora bien, "para no caer en el individualismo debemos tener presente que la Palabra de Dios se nos da para construir comunión para unirnos en esta verdad, en este camino. (...) La Palabra de Dios, aunque sea siempre personal, es siempre una palabra que construye (...) Iglesia. Por eso, debemos leerla siempre en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la escucha de la Palabra de Dios es la liturgia".

"La palabra de Dios trasciende el tiempo -concluyó el pontífice-. Las opiniones humanas van y vienen. (...) La Palabra de Dios es palabra de vida eterna. Lleva en sí la eternidad, lo que es válido para siempre".
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Idamis Sanchez » Mar Sep 23, 2014 12:23 pm

Santa Paula (347–404)Tercera hija de Giovanni Battista e Angela Frassinetti, quedó huérfana de madre a edad temprana e inició a ocuparse muy temprano de la familia: fue educada en casa por su hermano mayor Giuseppe, más tarde sacerdote en la parroquia de San Pedro de Quinto, que más tarde seguirá por todas las parroquias a las cuales iba destinado para desarrollar el servicio pastoral.

Pronto comenzó a pensar en fundar un instituto religioso, y el 12 de agosto de 1834, en el santuario de San Martino en Albaro pronunció los votos junto con siete compañeras: la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea, dedicada a la educación de la juventud femenina, que se extendió rápidamente también en el extranjero (fundó casas en Portugal y Brasil).

En 1841 se trasladó a Roma, donde en 1844 Papa Gregorio XVI le confió a la dirección del Conservatorio de “Santa Maria del Refugio” cerca de Sant'Onofrio” en el Gianicolo mejor conocido como el Conservatorio Torlonia.

Santa Paula (347–404) fue una antigua santa romana. Miembro de una de las más ricas familias senatoriales que frívolamente se decía descendiente de Agamenón,2 Paula era la hija de Blesila, del gran clan de los Furio Camilo.3 A los quince años de edad, Paula se casó con el noble Toxocio, con quien tuvo cuatro hijas, Blesila, Paulina, Eustoquio y Rufina. También tuvo un hijo, del mismo nombre Toxocio. Sabemos sobre los primeros años de santa Paula a través de los escritos de san Jerónimo. En su carta 108, afirma que ella había llevado una vida de lujo y que tenía gran estatus. Vestía en sedas, y había sido llevada por la ciudad por sus esclavos eunucos. La fuente principal sobre la vida de Paula son las cartas de san Jerónimo (P. L., XXII). La vida de santa Paula se encuentra en la Carta CVIII. Otras cartas que se refieren a ella en particular y a su familia son XXII, XXX, XXXI, XXXIII, XXXVIII, XXXIX, LXVI, CVII.
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Idamis Sanchez » Mar Sep 23, 2014 12:27 pm

Entrada en la vida religiosa, Sta. Paula.A los treinta y dos años de edad, Paula quedó viuda. Siguió dedicándose a su familia, pero se interesó más en la religión conforme fue pasando el tiempo.

A través de la influencia de Marcela y su grupo, Paula se hizo un miembro entusiasta de este grupo de mujeres medio monjas. En 382, conoció a san Jerónimo, quien había ido a Roma con san Epifanio y el obispo Paulino de Antioquía. Nacido en Dalmacia, Jerónimo había estudiado en Roma de joven y había viajado a Alemania y Aquilea, y durante varios años había vivido en Oriente como asceta y escolar.
Familia de Paula
Paula casó a su hija, Paulina (m. 395), con el senador san Pamaquio; Blesila pronto se quedó viuda y murió en 384. De sus otras dos hijas, Rufina murió en 386, y Eustoquio acompañó a su madre a Oriente donde murió en 419. Su hijo, Toxocio, al principio no cristiano, pero bautizado en 385, se casó en 389 con Leta, hija del sacerdote pagano Albino. De este matrimonio nació Paula la Menor, quien en 404 se reunió con Eustoquio en Tierra Santa y en 420 cerró los ojos de san Jerónimo. Estos son nombres que aparecen en las cartas de san Jerónimo, donde son inseparables del de Paula. Se ha señalado que san Eustoquio de Tours fue el hermano de Paula la Menor y el hijo de Toxocio
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Dorys Bencomo » Mar Sep 23, 2014 3:46 pm

MONASTERIO DE LOS JERONIMOS DE BELÉM

Hola les escribo sobre este Monasterio ya que tuve la oportunidad este año de conocerlo personalmente en mis vacaciones en Portugal.
El Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém es un antiguo monasterio de la Orden de San Jerónimo y se ubica en el barrio de Belén, en Lisboa, Portugal. En 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Fue diseñado por el arquitecto Diogo de Boitaca , y fue encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama. La construcción del monasterio se inició el 6 de enero de 1501 y se concluyó a finales del siglo XVI. Este monasterio fue levantado sobre el enclave de la Ermida do Restelo. En los Jerónimos se hallan las tumbas del navegador Vasco da Gama y el poeta Luis de Camoes, y en una capilla del claustro descansan, desde 1985, los restos del escritor Fernando Pessoa. El estilo predominante del monasterio es el manuelino.

Los críticos de arte consideran este monasterio como la joya del estilo manuelino.
PORTADA MERIDIONAL: Fue diseñada por el arquitecto Juan de Castillo que se inspiró en el estilo tardogótico. Esta dividida en dos cuerpos: el de abajo consta de un gran arco conopial que tiene dos puertas de acceso. El superior presenta una ventana de arco de medio punto.

PORTADA OCCIDENTAL: Es una transición del gótico al renacimiento.

INTERIOR: es muy amplio, con una sola nave de planta salón, y una decoración manuelina. La bóveda del crucero tiene una superficie de 29 x 19 metros, sin apoyos centrales y con una compleja red de nervaduras. Fue diseñada por Juan Castillo en 1522.
CLAUSTRO: Se encuentra situado junto a la nave, también fue diseñado por Juan Castillo. Fue realizado en tre 1517 y 1519


Voy a tratar de enviar las fotos
Dorys Bencomo
 
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor iCristinai » Mar Sep 23, 2014 3:48 pm

San Jerónimo, cuyo nombre significa 'el que tiene un nombre sagrado', consagró toda su vida al estudio de las Sagradas Escrituras.

Jerónimo quiere decir: el que tiene un nombre sagrado.
(Jero = sagrado. Nomos = nombre).


http://www.ewtn.com/Spanish/Saints/Jerónimo.html :

Doctor de la Iglesia. Murió en Belén el 30 de septiembre del Año 420. En su recuerdo se celebra el Día internacional de la Traducción.

Jerónimo bendito: pídele a Dios que a nosotros se nos prenda o contagie ese amor tuyo tan inmenso por la Sagrada Biblia, por estudiar, amar y practicar la Palabra de Dios.
Bendice a todos los que en el mundo entero se dedican a dar a conocer y amar el Libro Santo.


Nació San Jerónimo en Dalmacia (Yugoslavia) en el año 342. Sus padres tenían buena posición económica, y así pudieron enviarlo a estudiar a Roma.

http://es.wikipedia.org/wiki/Jer%C3%B3n ... rid%C3%B3n
Nacido Eusebio Hierónimo de Estridón o Jerónimo de Estridón, por su lugar de nacimiento en Dalmacia. San Jerónimo para los cristianos (en latín: Eusebius Sophronius Hieronymus; en griego: Εὐσέβιος Σωφρόνιος Ἱερώνυμος).
Su gran obra mas que realizar la traducción de la Biblia del griego y el hebreo al latín fue transmitir el espíritu de búsqueda de Dios en las Sagradas Escrituras. Por ese inmenso trabajp es considerado Doctor de la Iglesia y por conducir su rebaño y mostrarle el camino a Dios es Padre de la Iglesia , uno de los cuatro grandes Padres Latinos. La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio, 'edición para el pueblo'), ha sido, hasta la promulgación de la Neovulgata, en 1979, el texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana.

Como estudioso del latín en una época en la que eso implicaba dominar el griego supo dedicarse al arte de estudiar y traducir para un pueblo que no tenía acceso al mundo del latín y del griego.
"Sabía algo de hebreo cuando comenzó su proyecto de traducción, pero se mudó a Belén para perfeccionar sus conocimientos del idioma. Comenzó la traducción en el año 382 corrigiendo la versión latina existente del Nuevo Testamento. Aproximadamente en el año 390 pasó al Antiguo Testamento en hebreo. Completó su obra en el año 405. Si Agustín de Hipona merece ser llamado el padre de la teología latina, Jerónimo lo es de la exégesis bíblica. Con sus obras, resultantes de su notable erudición, ejerció un influjo duradero en la forma de traducción e interpretación de las Sagradas Escrituras y en el uso del latín como medio de comunicación en la historia de la Iglesia."

Es considerado como un santo por la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa, la Iglesia Luterana y la Iglesia Anglicana. Con tremenda energía escribía contra las diferentes herejías. La Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la Biblia, por lo que fue nombrado patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender la Biblia; por extensión, se lo considera el santo patrono de los traductores.

¿Que me impactó más de San Jerónimo?
Una cita importante reflexión la presenta Jerónimo en esta cita en su texto Contra Joviniano
" El placer por la carne era desconocido hasta el diluvio universal; pero desde el diluvio se nos han embutido las fibras y los jugos pestilentes de la carne animal… Jesucristo que apareció cuando se cumplió el tiempo, volvió a unir el final con el principio, de manera que ya no nos está permitido comer más carne (...) Y por eso os digo, si queréis ser perfectos, entonces es conveniente no comer carne. (Adversus Jovinianum 1,18 y 2,6)"


es.wikipedia.org/wiki/Jerónimo_de_Estridón

"Jerónimo dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus pecados (especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, y por su terrible mal genio y su gran orgullo). Pero allá aunque rezaba mucho y ayunaba, y pasaba noches sin dormir, no consiguió la paz. Se dio cuenta de que su temperamento no era para vivir en la soledad de un desierto deshabitado, sin tratar con nadie.
El mismo en una carta cuenta cómo fueron las tentaciones que sufrió en el desierto (y esta experiencia puede servirnos de consuelo a nosotros cuando nos vengan horas de violentos ataques de los enemigos del alma). San Francisco de Sales recomendaba leer esta página de nuestro santo porque es bellísima y provechosa: Dice así: "En el desierto salvaje y árido, quemado por un sol tan despiadado y abrasador que asusta hasta a los que han vivido allá toda la vida, mi imaginación hacía que me pareciera estar en medio de las fiestas mundanas de Roma. En aquel destierro al que por temor al infierno yo me condené voluntariamente, sin más compañía que los escorpiones y las bestias salvajes, muchas veces me imaginaba estar en los bailes de Roma contemplando a las bailarinas. Mi rostro estaba pálido por tanto ayunar, y sin embargo los malos deseos me atormentaban noche y día. Mi alimentación era miserable y desabrida, y cualquier alimento cocinado me habría parecido un manjar exquisito, y no obstante las tentaciones de la carne me seguían atormentando. Tenía el cuerpo frío por tanto aguantar hambre y sed, mi carne estaba seca y la piel casi se me pegaba a los huesos, pasaba las noches orando y haciendo penitencia y muchas veces estuve orando desde el anochecer hasta el amanecer, y aunque todo esto hacía, las pasiones seguían atacándome sin cesar. Hasta que al fin, sintiéndome impotente ante tan grandes enemigos, me arrodillé llorando ante Jesús crucificado, bañé con mis lágrimas sus pies clavados, y le supliqué que tuviera compasión de mí, y ayudándome el Señor con su poder y misericordia, pude resultar vencedor de tan espantosos ataques de los enemigos del alma. Y yo me pregunto: si esto sucedió a uno que estaba totalmente dedicado a la oración y a la penitencia, ¿qué no les sucederá a quienes viven dedicados a comer, beber, bailar y darle a su carne todos los gustos sensuales que pide?".


Las tentaciones las supo dominar y así en ese camino árido del desierto de las largas horas de sol y las largas de oscuridad, se levanta Jerónimo y toma su cayado para ser San Jerónimo y enseñar a amar a Dios, a buscarle y a entender las Sagradas Escrituras que hasta antes de su traducción eran inasequibles para la gran mayoría o vulgo (el pueblo iletrado). Y es esta una gran lección de amor a Dios.

Un gran saludo de Paz y Bien para todos mis compañeros de foro, y de estas rutas,
Cristina
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Monike Stephany » Mar Sep 23, 2014 3:53 pm

ASPECTOS IMPORTANTES DE LA VIDA JERONIMA.

ORDEN MASCULINA

La Orden de San Jerónimo fue aprobada por el Romano Pontífice Gregorio XI en 1373 con la bula Salvatoris humani generis. Su origen radica en varios grupos de ermitaños españoles e italianos que deseaban imitar la vida de San Jerónimo en comunidad. Entre ellos, destacan Fray Pedro Fernández Pecha y Fray Fernando Yáñez de Figueroa. El Papa los aprueba dándoles como norma de vida la Regla de San Agustín y permitiéndoles llamarse frailes o ermitaños de San Jerónimo. En 1414, Benedicto XIII los erige en Orden exenta.

Por su vida observante, austeridad y espíritu de penitencia, fueron altamente favorecidos por la Monarquía Española, especialmente la Dinastía de los Austrias. Tuvieron los monasterios más grandes y hermosos de España, como el de Santa María de Guadalupe en Cáceres, Nuestra Señora de Fredesval en Burgos, San Miguel de los Reyes en Valencia y, sobre todo, el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial en Madrid, Panteón Real. Con las leyes liberales, anticatólicas y desamortizadoras de 1835, los Jerónimos fueron desposeídos de sus 48 monasterios y sus mil monjes fueron exclaustrados. No habían salido de la península Ibérica (en Portugal corrieron la misma suerte) y esto supuso su sentencia de muerte

La Orden de San Jerónimo es una institución monástica, de carácter puramente contemplativo, “que en soledad y silencio, en asidua oración y animosa penitencia, pretende llevar a sus monjes a la unión con Dios, consciente, por otro lado, de que cuanto más intensa sea esta unión por su propia donación en la vida monástica, tanto más espléndida se hace la vida de la Iglesia y más vigorosamente se fecunda su apostolado”. Así pues, la jornada del monje Jerónimo se desarrolla entorno a la vida litúrgica y de oración, ya que “la principal y mayor parte de la vida ordenó esta Religión para el coro y alabanzas divinas: ocupación de ángeles”, y las tareas intelectuales y de trabajo. En el curso del día, santificando todas las horas, los monjes Jerónimos celebran con cantos y con gran belleza y solemnidad la Liturgia de las Horas. Con esto, el monje Jerónimo cumple su misión de tributar todo honor y gloria a Cristo y, por medio de él, al Eterno Padre.

ORDEN FEMENINA

Llegaron a fundarse veinte monasterios. Sin embargo, la Desamortización de Mendizábal de 1835 asestó un duro golpe a las monjas Jerónimas que quedaron sin el apoyo de los Jerónimos que habían sido disueltos. Al no haber tampoco dependencia jurídica entre los monasterios, las Jerónimas fueron manteniéndose a duras penas hasta que la Providencia guió hasta la Orden a la Madre Cristina de la Cruz de Arteaga y Falguera (1902-1984), artífice del renacer de la Orden en su rama femenina. Ella dirigió la Federación Jerónima de Santa Paula, a raíz de la Sponsa Christi de Pío XII, y con su especial carisma llevó a la Orden a un nuevo florecimiento de vocaciones y de fidelidad a la tradición jerónima.

Las Jerónimas son monjas contemplativas que asumen en sus vidas el misterio salvador de Cristo, y se consagran totalmente a Él. Con su ausencia aparente en el mundo, testifican ante éste que Dios vive, que su realidad invisible basta para llenar una existencia humana, en la que se condensa el fin esencial de la creación: alabar, glorificar y dar gracias a Dios.

La oración, el trato íntimo y perseverante del alma con Dios, constituye la respiración de la monja Jerónima que busca a Dios en la soledad y ora con Jesús en la intimidad del claustro del alma. Las monjas rezan el Oficio Divino completo y tienen sus horas preceptivas de oración personal. Siguiendo el ejemplo de San Jerónimo y Santa Paula de Roma, sus hijas aman la Sagrada Escritura que celosamente estudian y traducen en palabras y obras. Así, en el horario monástico de cada día hay un lugar holgado para la lectura lenta, desinteresada, penetrada de oración, dedicada exclusivamente a la búsqueda de Dios, al diálogo con Dios, a estudiar el corazón de Dios: la lectio divina.

Las Jerónimas cuidan el silencio, madre de las virtudes monásticas, que crea el desierto bienhechor y fecundo para el coloquio con Dios. Las Jerónimas observan el silencio a lo largo del día, exceptuando los tiempos de alegre recreación comunitaria. Característica de su tradición es la guarda de la celda. En la celda se cultiva el silencio, la lectura de libros santos y con ellos la meditación y la oración, la mortificación y la paciencia, en suma, que se abre puerta al trato y a la unión con Dios, fin para el que han sido llamadas a la vida contemplativa.

http://divinavocacion.blogspot.com/2008 ... rnimo.html

http://divinavocacion.blogspot.com/2012 ... e-san.html

http://www.youtube.com/watch?v=_37E8YnIO80#t=36
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Sep 23, 2014 5:33 pm

Convento de San Jerónimo


El Convento de San Jerónimo en la Ciudad de México, fue un templo católico que perteneció a las monjas Jerónimas de la Orden de San Jerónimo de la Ciudad de México y donde destaca la poetisa novohispana Sor Juana Inés de la Cruz.

Convento de San Jerónimo.- Imagen

Debido a su adquisición por la Universidad del Claustro de Sor Juana dejó su función de culto eclesiástico para convertirse en el Ex-templo, el auditorio principal de la UCSJ, conserva sus retablos barrocos y pinturas relativas a Sor Juana Inés de la Cruz, religiosa de la Orden de San Jerónimo.

Cúpula semiesférica del ex-templo de San Jerónimo.-
Imagen

La arquitectura del Convento de San Jerónimo es de estilo barroco herreriano, de una planta de cruz, con torre y campanario, una cúpula semiesférica y dos coros el alto y el bajo en donde se iniciaban las novicias. Tiene dos puertas laterales por ser convento de religiosas.

Uno de los patios del Convento.- Imagen

El claustro es grande, se encuentran ruinas de las celdas, de baños de las monjas, restos de fuentes, etc.; tiene 6 patios: Patio del Gran Claustro, Patio de los Gatos, Patio de los Confesionarios, Patio de las Novicias, Patio de la Fundación y Patio de los Cipreses.

Pórtico de entrada al Convento.- Imagen

Fue inaugurado en el año 1623 con el nombre original del Convento de San Jerónimo fue Convento de Nuestra Señora de la Expectación, de la Orden San Jerónimo de la Ciudad de México.

Ha pertenecido a varios dueños, Siglo XVI, y en 1585 se fundó como el primer convento mexicano de monjas jerónimas, y con las Leyes de Reforma en 1867 fue trasformado y otorgado al gobierno quien lo hizo cuartel, caballería y hospital militares, y a finales del Siglo XIX se dio como forma de pago al arquitecto quien lo regaló a sus hijas en 1927, y una de ellas construyó en él un teatro y un salón de baile nocturno.

Sor Juana Inés de la Cruz.-
Imagen

A finales de los años 60´s se realizaron investigaciones antropológicas y se concluyó que la población fue mayoritariamente criolla y encontró diversos utensilios junto a los cuerpos de las religiosas como hebillas, medallas, pequeñas cruces, alfileres y alambres que formaban las coronas y ramos con los que eran sepultadas las religiosas, incluyendo a la décima musa, una lápida de mármol en piso del sotocoro lo menciona: "En este recinto que es el coro bajo y entierro de las monjas de San Jerónimo, fue sepultada Sor Juana Inés de la Cruz, El 17 de abril de 1695, año de 1964"

Lápida de mármol que se encuentra en el piso del Sotocoro.-
Imagen

Después fue abandonado y en él habitaban vecindades, fue un estacionamiento y locales comerciales, fue expropiado en 1971 y en 1975 hasta 1979 su sucesor presidencial, inició las restauraciones declarándolo oficialmente patrimonio nacional, bajo la protección de las leyes del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y por la Unesco como patrimonio de la Humanidad.

Ha sido sede de numerosas conferencias, cursos, exposiciones y eventos culturales donde han participado presidentes, escritores, actores, etc. y en su Sotocoro se han llevado varios conciertos de música de cámara, música coral, recitales de piano. El Consejo Académico de dicha Universidad, decidió en febrero del 2009, denominar al Ex templo "Auditorio Divino Narciso" en honor a una de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz.

**********Imagen*********Ahora la Universidad del Claustro de Sor Juana es una Asociación Civil sin fines de lucro, fundada en 1975, ubicada en la calle de José María Izazaga # 92, en el Centro Histórico; conocido como El Claustro de Sor Juana, continúa impartiendo diferentes carreras.

El ex-templo en octubre y noviembre de cada año se montan el tradicional Altar Monumental de Muertos, el cual es el más representativo del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Fuentes: Visita Guíada Cultural del Depto. D. F. Wikipedia. Google
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor laura valeriano » Mar Sep 23, 2014 5:33 pm

ORDEN DE SAN JERÓNIMO Discípulas y colaboradoras

Jerónimo comienza la tarea de traducción estando todavía en Roma. La mayoría de los estudiosos establece que durante este tiempo tradujo los Evangelios y una primera versión de los Salmos que más tarde desechó.
¿Hasta qué punto sus dilectas alumnas, con quienes todas las mañanas comenta y estudia los textos bíblicos, participan de este trabajo? Todos los datos que podemos deducir debemos extraerlos del epistolario de Jerónimo, cuando contesta a cuestiones planteadas, ya sea por Paula o por Marcela, sobre el sentido o la correcta traducción de tal o cual párrafo. Es de notar que, a pesar del contacto diario, estos estudios para la traducción se realizaban por escrito, probablemente para poder acudir a ellos durante el momento de trabajo ( casi como cierto tipo de e-mails que hoy en día intercambiamos con los colegas). Lamentablemente, sólo se han conservado las cartas de Jerónimo; casi ninguna de las cartas de sus alumnas.
Las cartas dirigidas a Marcela siempre versan sobre cuestiones de traducción de términos, sobre todo del hebreo, o sobre la correcta interpretación de los mismos. Son especialmente interesantes las cartas 25 y 26 , en que Marcela pregunta por qué no se han traducido expresiones como “aleluia” u “hossana”, y si, en el texto en latín, debe conservar estas expresiones hebreas.
Algunos párrafos de Jerónimo nos revelan el tipo de relación entre maestro y discípula:
… el sentido de una carta es escribir sobre algún asunto de familia o sobre temas cotidianos. Así, en cierto modo, los ausentes se hacen presentes, mientras se comunican unos y otros lo que quieren o lo que hacen. A veces naturalmente, este convite de conversación puede ir sazonado con la sal de la ciencia. Tú, sin embargo, absorta en tus tratados, no me escribes nada, a no ser para someterme a tortura y obligarme a revolver las Escrituras… (carta 29, año 384)
Habías pedido mi parecer acerca del diapsalma; yo me excusé con la brevedad de la carta y pretexté no poder encerrar en ella lo que es materia de un libro. Pero ¿de qué valen las excusas ante mi ergodiokzen (directora) de mi trabajo? Con el silencio se acrecienta el apetito. Así, pues, para no tenerte más tiempo en suspenso, aquí tienes un poco de lo mucho que cabría decir. (carta 28, año 384)
La carta refleja claramente no sólo que Marcela fue una apasionada por el estudio de las Sagradas Escrituras, sino que su tarea no fue un simple “acompañamiento” al estilo de la frase “detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer”. ¿Qué quiere decir exactamente Jerónimo cuando la llama “directora” de mi trabajo?
laura valeriano
 
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Maria 2 » Mar Sep 23, 2014 5:41 pm

SAN JERÓNIMO, DOCTOR DE LA IGLESIA
30 de Septiembre

Nació en Dalmacia (Yugoslavia) en el año 342. San Jerónimo cuyo nombre significa "el que tiene un nombre sagrado", consagró toda su vida al estudio de las Sagradas Escrituras y es considerado uno de los mejores, si no el mejor, en este oficio.

En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de su tiempo, Donato, quien era pagano. El santo llegó a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos. Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores latinos, Cicerón, Virgilio, Horacio y Tácito, y a los autores griegos: Homero, y Platón, pero casi nunca dedicaba tiempo a la lectura espiritual.

Jerónimo dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus pecados (especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, por su terrible mal genio y su gran orgullo). Pero allá aunque rezaba mucho, ayunaba, y pasaba noches sin dormir, no consiguió la paz, descubriendo que su misión no era vivir en la soledad.

De regreso a la ciudad, los obispos de Italia junto con el Papa nombraron como Secretario a San Ambrosio, pero éste cayó enfermó, y decidió nombrar a San Jerónimo, cargo que desempeñó con mucha eficiencia y sabiduría. Viendo sus extraordinarios dotes y conocimientos, el Papa San Dámaso lo nombró como su secretario, encargado de redactar las cartas que el Pontífice enviaba, y luego lo designó para hacer la traducción de la Biblia. Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo tenían muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy exactas. Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica durante 15 siglos.

Alrededor de los 40 años, Jerónimo fue ordenado sacerdote. Pero sus altos cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta clase social le trajeron envidias y sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no aceptaban su modo enérgico de corrección, dispuso alejarse de ahí para siempre y se fue a Tierra Santa

Sus últimos 35 años los pasó en una gruta, junto a la Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a Belén a seguir bajo su dirección espiritual. Con el dinero de esas señoras construyó en aquella ciudad un convento para hombres y tres para mujeres, y una casa para atender a los que llegaban de todas partes del mundo a visitar el sitio donde nació Jesús.

Con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a negar las verdades de nuestra santa religión. La Santa Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la Biblia, por lo que fue nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras. Murió el 30 de septiembre del año 420, a los 80 años.

SANTA PAULA
Patrona de las Viudas
347- 404

Su fiesta se celebraba el 26 de Enero en el antiguo calendario.

Santa Paula nació el 5 de mayo de 347. Por parte de su madre, tenía parentesco con los Escipiones, con los Gracos y Paulo Emilio. Su padre pretendía ser descendiente de Agamenón. Paula tuvo un hijo, llamado Toxocio como su marido y cuatro hijas: Blesila, Paulina, Eustoquio y Rufina.

Paula era muy virtuosa como mujer casada y con su marido edificaron a Roma con su ejemplo. Sin embargo ella tenía sus defectos, particularmente el de cierto amor a la vida mundana, lo cual era difícil de evitar por su alta posición social. Al principio Paula no se daba cuenta de esta secreta tendencia de su corazón, pero la muerte de su esposo, ocurrida cuando ella tenía 33 años, le abrió los ojos. Su pena fue inmoderada hasta el momento en que su amiga Santa Marcela, una viuda romana que asombraba con sus penitencias, la persuadió de que se entregara totalmente a Dios. A partir de entonces, Paula vivió en la mayor austeridad.

Su comida era muy sencilla, y no bebía vino; dormía en el suelo, sobre un saco; renunció por completo a las diversiones y a la vida social; y repartió entre los pobres todo aquello que le pertenecía y evitó lo que pudiera distraerla de sus buenas obras.

En una ocasión ofreció hospitalidad a San Epifanio de Salamis y a San Paulino de Antioquía, cuando fueron a roma. Ellos le presentaron a San Jerónimo, con quien la santa estuvo estrechamente asociada en el servicio de Dios mientras vivió en Roma, bajo el Papa San Dámaso.

Santa Blesila, la hija mayor de Santa Paula, murió súbitamente, cosa que hizo sufrir mucho a la piadosa viuda. San Jerónimo, que acababa de volver de Belén, le escribió una carta de consuelo, en la que no dejaba de reprenderla por la pena excesiva que manifestaba sin pensar que su hija había ido a recibir el premio celestial. Paulina, su segunda hija, estaba casada con San Pamaquio, y murió siete años antes que su madre. Santa Eustoquio, su tercera hija, fue su inseparable compañera. Rufina murió siendo todavía joven.

Cuanto mas progresaba Santa Paula en el gusto de las cosas divinas, mas insoportable se le hacía la tumultuosa vida de la ciudad. La santa suspiraba por el desierto, y deseaba vivir en una ermita, sin tener otra cosa en que ocuparse más que en pensar en Dios. Determinó, pues, dejar su casa, su familia y sus amigos y partir de Roma. Aunque era la más amante de las madres, las lágrimas de Toxocio y Rufina no lograron desviarla de su propósito. Santa Paula se embarcó con su hija Eustoquio, el año 385; visitó a San Epifanio en Chipre, y se reunió con San Jerónimo y otros peregrinos en Antioquía. Los peregrinos visitaron los Santos Lugares de Palestina y fueron a Egipto a ver a los monjes y anacoretas del desierto. Un año más tarde llegaron a Belén, donde Santa Paula y Santa Eustoquio se quedaron bajo la dirección de San Jerónimo.

Las dos santas vivieron en una choza, hasta que se acabó de construir el monasterio para hombres y los tres monasterios para mujeres. Estos últimos constituían propiamente una sola casa, ya que las tres comunidades se reunían noche y día en la capilla para el oficio divino, y los domingos en la Iglesia próxima. La alimentación era escasa y mala, los ayunos frecuentes y severos.

Todas las religiosas ejercían algún oficio y tejían vestidos para sí y para los demás. Todos vestían un hábito idéntico. Ningún hombre podía entrar en el recinto de los monasterios. Paula gobernaba con gran caridad y discreción. Era la primera en cumplir las reglas, y participaba, como Eustoquio, en los trabajos de la casa. Si alguna religiosa se mostraba locuaz o airada, su penitencia consistía en aislarse de la comunidad, colocarse la última en las filas, orar fuera de las puertas y comer aparte, durante algún tiempo. Paula quería que el amor a la pobreza se manifestase también en los edificios e iglesias, que eran construcciones bajas y sin ningún adorno costoso. Según la santa, era preferible repartir el dinero entre los pobres, miembros vivos de Cristo.

Paladio afirma que Santa Paula se ocupaba de atender a San Jerónimo, y le fue a éste de gran utilidad en sus trabajos bíblicos, pues su padre le había enseñado el griego y en Palestina había aprendido suficiente hebreo para cantar los salmos en la lengua original. Además, San jerónimo la había iniciado en las cuestiones exegéticas lo bastante para que Paula pudiese seguir con interés su desagradable discusión con el obispo Juan de Jerusalén sobre el origenismo. Los últimos años de la santa se vieron ensombrecidos por esta disputa y por las preocupaciones económicas que su generosidad había producido. Toxocio, el hijo de Santa Paula, se casó con Leta, la hija de un sacerdote pagano, que era cristiana. Ambos fueron fieles imitadores de la vida de su madre y enviaron a su hija Paula a educarse en Jerusalén al cuidado de su abuela. Paula, la joven, sucedió a Santa Paula en el gobierno de los monasterios. San Jerónimo envió a Leta algunos consejos para la educación de su hija, que todos los padres deberían leer. Dios llamó a sí a Santa Paula a los 56 años de edad. Durante su última enfermedad, la santa repetía incansablemente los versos de los salmos que expresaban el deseo del alma de ver la Jerusalén celestial y de unirse con Dios.

Cuando perdió el habla, Santa Paula hacía la señal de la cruz sobre sus labios. Murió en la paz del señor, el 26 de enero del año 404.

Santa Paula, ruega por nosotros.

CÓMO ESTÁ CONSTITUIDA LA FAMILIA JERÓNIMA

La Familia Jerónima está constituida, en la actualidad, por los monjes, las monjas, las religiosas "Jerónimas de la Adoración" y las "Jerónimas de Puebla".

A todos nos unen unos mismos lazos de origen y de hermandad. Juntos intentamos hacer presente en medio de nuestro mundo al Jesucristo del Evangelio que pasó haciendo el bien.

Un Abrazo y hasta pronto.-
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor sor maria franco » Mar Sep 23, 2014 8:40 pm

BUENAS NOCHES

LA FAMILIA JERONIMA
La Familia Jerónima está constituida, en la actualidad, por los monjes, las monjas, las religiosas "Jerónimas de la Adoración" y las "Jerónimas de Puebla".
A todos nos unen unos mismos lazos de origen y de hermandad. Juntos intentamos hacer presente en medio de nuestro mundo al Jesucristo del Evangelio que pasó haciendo el bien.


LAS JERÓNIMAS. SEGUIDORAS DE SANTA PAULA
Junto a los Jerónimos, surgen las Jerónimas. Todo un linaje de claras y virtuosas mujeres que siguen sus huellas, como en otro tiempo las santas Paula y Eustoquia siguen a Jerónimo. La cosa comienza en Toledo. Un grupo de mujeres de santa vida, entre las que destacan doña María García y doña Mayor Gómez, empiezan ejercitándose en obras de humildad y caridad y, por fin, se retiran a una casa de su propiedad para consagrar sus vida a Dios en oración y penitencia. Alma de esta floración es fray Pedro Fernández Pecha que en 1374 fundaba el Monasterio de Santa María de La Sisla en las proximidades de la ciudad. Él las atiende, las orienta y les va perfilando su modo de vida en todo semejante a la recién fundada Orden de San Jerónimo. Este primer brote dio origen al Monasterio de San Pablo de "beatas de San Jerónimo", como se las comenzó a llamar. Se mantienen con gran fama de observancia y santidad y propagan por distintos lugares de España.
En la actualidad existen 17 monasterios, la mayoría de los cuales, a pesar de sus muchos avatares a través del tiempo, perseveran desde su fundación.
Otros son de fundación reciente. Los consignamos a continuación:
San Pablo (Toledo, 1464)
Santa Marta (Córdoba, 1464)
Santa Paula (Sevilla, 1475) santapaulacom@yahoo.es / http://www.santapaula.es
San Matías (Barcelona, 1475) jeronimes@jeronimes.net / http://www.jeronimes.net
Santa Isabel (Palma de Mallorca, 1485)
La Concepción de Santa María (Trujillo, s. XV)
La Concepción Jerónima (Madrid, 1509)
San Bartolomé (Inca, 1530)
Santa Paula [hoy San Jerónimo] (Granada, 1553)
Santa María (Morón, 1568)
Nuestra Señora de la Salud (Garrovillas, 1572)
Nuestra Señora de los Remedios (Brihuega - Yunquera de Henares, 1596 ) oshyunquera@yahoo.es
Corpus Christi (Madrid, 1605)
Nuestra Señora de los Ángeles (Constantina, 1951) oshconstantina@planalfa.es
Nuestra Señora de las Mercedes (Almodóvar del Campo, 1964)
Santa María de Jesús (Cáceres, 1975)
Nuestra Señora de Belén (Toral de los Guzmanes, 1990).

RELIGIOSAS JERÓNIMAS DE PUEBLA
Institución Dirección CP Ciudad Provincia País Teléfono E-mail
CASA SANTA PAULA 4 Sur, 509 72000 PUEBLA, Pue. MÉXICO
CASA JESÚS MARÍA Carrera 8 esq. Calle 15, nº 15-7 3025 DUECA MUNICIPIO DE CRESPO EDO. LARA VENEZUELA
CASA BELÉN Esq. Transversal #07 con Avda. El Placer ESTADO LARA BARQUISIMETO VENEZUELA
CASA SANTA MARÍA DE GUADALUPE Via del Seminario, 120 00186 ROMA ITALIA 67016610
Calle Rosas 207 (Colonia Lomas de Valle Verde) 22810 ENSENADA, B.C MÉXICO
CASA SANTÍSIMA TRINIDAD 20 de Noviembre,306 Pte. 34000 DURANGO, Dgo. MÉXICO 18116233
CASA SAGRADA FAMILIA 5 de Mayo # 25 42800 TULA, Hgo. MÉXICO 77325715
CASA BUEN PASTOR Privada Morelos # 235 72920 LA RESURRECCIÓN, Pue. MÉXICO 22 826195
CASA SAN JERÓNIMO 7 Oriente 202 72000 PUEBLA, Pue. MÉXICO 22 46 54 43

RELIGIOSAS JERÓNIMAS DE LA ADORACIÓN
ESPAÑA JERÓNIMAS DE LA ADORACIÓN
Colegio “Corpus Christi”
C/ Amara, 4 28027 MADRID
Tfno.: 91 367 93 27; 91 408 67 23 FAX 91 408 67 23
cchristi@planalfa.es
JERÓNIMAS DE LA ADORACIÓN
Colegio “Nuestra Sra. del Egido”
Glorieta de la Virgen s/n 45840 LA PUEBLA DE ALMORADIEL (TOLEDO)
Tfno.: 925 17 80 88
MÉXICO JERÓNIMAS DE LA ADORACIÓN
Colegio “Mª de los Ángeles Enciso”
Prado Sur, 740 MÉXICO, D.F.
Tfno.: 00 52 55 52 82 44 46 JERÓNIMAS DE LA ADORACIÓN
Paseo Colón 308-6 Colonia Residencial
50120 TOLUCA (MÉXICO)
Tfno.: 00 52 722 21 79 112
INDIA THE ADORATION SRS. OF ST. JEROME
NEAR KHADI CENTER
Mariapuram. Pariyaram 670502 KANNUR
S. T. KERALA S. INDIA
Tfno.: 0091 4602 248 115 FAX: 0091 4972 729 955
mangeljerome@yahoo.es


CALENDARIO DE LA FAMILIA JERÓNIMA
E N E R O
26 Santa Paula, Nuestra MadreReligiosa.
Solemnidad

M A Y O
9 La invención y traslación de San Jerónimo de Belén a la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Memoria libre

A G O S T O
28 San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia. Los Jerónimos recibieron la Regla de San Agustín. Fiesta

S E P T I E M B R E
28 Santa Eustóquia, virgen Memoria obligatoria
30 San Jerónimo, Nuestro Padre, Presbítero y Doctor de la Iglesia Solemnidad

N O V I E M B R E
8 Todos los Santos de la Familia Jerónima Fiesta
14 Conmemoración de todos los difuntos de la Familia Jerónima

http://books.google.com.co/books?id=uPO ... 3F&f=false



SANTA PAULA
Patrona de las Viudas
347- 404
Su fiesta se celebraba el 26 de enero en el antiguo calendario.

En el corazón del barrio de San Julián, uno de los más antiguos de Sevilla, no lejos de la Macarena, cerca de San Marcos, que es su parroquia, y de la inmediata iglesia de Santa Isabel, se yergue la espadaña del monasterio de Santa Paula.
Aureolada de sol, sobre el azul del cielo, tiene reflejos de oro y esmaltes. Iluminada, de noche, es de un efecto sorprendente. Corona al monasterio como una peina sevillana y preside la plazuela que le da entrada.
¿Quién fue Santa Paula?
Una gran patricia romana, descendiente de los Gracos y de los Escipiones, conquistadores de España, les debió su nombre de Paula. En el siglo IV, cuando lloraba su viudez, se encontró en Roma con San Jerónimo, que venía del desierto a ser intérprete de unos obispos orientales, citados a concilio por el papa español San Dámaso.

Después de haber hecho en Roma una experiencia de vida monástica, dedicados al estudio de las Sagradas Escrituras, a la recitación de los salmos y a la vida de caridad evangélica, marcharon a Tierra Santa y fundaron en Belén dos monasterios: uno de varones y otro de mujeres en el año 386.
Aquellos monasterios betlemitas, de jerónimos y jerónimas, fueron tipo y modelo de esa Orden de San Jerónimo, tan célebre en España, que resurgió en nuestra península en el siglo XIV “a impulsos del Espíritu Santo”. Ermitaños venidos de Italia la esparcieron por España y Portugal, instaurando la Orden de San Jerónimo de las Españas, bajo la regla de San Agustín, con Constituciones propias y hábito blanco y pardo que “manos apostólicas” (las de Gregorio XI) impusieron a sus restauradores. Y que, a la sombra de San Jerónimo de Buenavista, fundó en Sevilla, en 1473, este monasterio de monjas, hijas y seguidoras de Santa Paula.
Ana de Santillán nació en Sevilla en 1424, hija de Fernando de Santillán, caballero veinticuatro, o sea sucesor de uno de los conquistadores de Sevilla bajo el reinado de San Fernando y de su esposa Leonor de Saavedra, ambos temerosos de Dios y muy amantes de la Orden de San Jerónimo.
Cuando murió su marido, D. Pedro Ortiz Núñez de Guzmán, quedó viuda con una única hija, Blanca. Doña Ana se dio toda a la piedad y a la educación y tutela de dicha hija pero la perdió en sus dieciocho años. Entonces renunciando al mundo se recluyó en un beaterio, pero con el plan de fundar, en casas propias, un monasterio de monjas de la Orden de San Jerónimo, bajo cuya jurisdicción seguiría en todo sus leyes. Con la ayuda de su padre, logró comprar otras casas más espaciosas que fueron del abad de Xerez, lindantes con las suyas y que habían pasado, por herencia, a propiedad del monasterio de San Jerónimo de Buenavista.
Por Bula plomada de 27 de enero de 1473 concedió Sixto IV la deseada fundación de Santa Paula de Sevilla. Parece que la Orden la admitió en el Capítulo general de 1474 y el 8 de julio de 1475, se hizo el traslado de las 14 fundadoras, del emparedamiento de San Juan de la Palma a su nueva mansión, donde recibieron el hábito de la Orden y tuvieron el consuelo de ver bendita su primitiva iglesia (la actual sala capitular) y establecida su clausura. La M. Ana, que a 13 de julio, con otras compañeras firmó su carta de profesión “fasta la muerte” venía nombrada por la Bula priora de por vida.
Creció el convento felicísimamente, la fama de su observancia irradiaba por toda la ciudad atrayendo a nuevas vocaciones. La iglesia y el coro resultaban pequeños, las monjas pedían a Dios solución de su problema, y hasta la esperaban de una marquesa que las visitaba y favorecía. Cuentan que, estando en oración, oyeron una voz que decía: “Marquesa será, pero no esa”.
Doña Isabel Enríquez, biznieta de D. Enrique III de Castilla y del rey D. Fernando de Portugal, fue la inesperada bienhechora
que envió al monasterio la divina providencia. Estaba casada con D. Juan de Braganza, codestable de Portugal y Marqués de Montemayor. Vivía cerca del monasterio de Santa Paula y al quedar viuda, tenía todo su consuelo en el trato con la venerable priora y con sus monjas, a quienes llamaba las mies maes. Decidió en su duelo, que permanecería en Sevilla, que edificaría la iglesia y los coros que la comunidad estaba necesitando tanto y que este sería el panteón de su esposo y propio, al final de sus días.

SANTA PAULA nos enseña la importancia del desprendimiento para encontrar la Verdad.
sor maria franco
 
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