6. La Orden de los Jerónimos

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor Marieliux » Dom Oct 05, 2014 12:15 am

Ha sido para mi una delicia ser viajera en este camino de los monasterios.
Es mucho lo que se aprende y mucho más lo que uno agradece a Dios por sus maravillas.
Gracias a los compañeros que comparten sus conocimientos y experiencias.

La Orden de los Jerónimos
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Nacimiento de la Orden
A mediados del siglo XIV surgen espontáneamente varios grupos de eremitas que deseaban imitar la vida de San Jerónimo. Deciden organizarse y el 18 de octubre de 1373 el papa Gregorio XI les concede la bula por la que otorga a estos ermitaños la regla de San Agustín, siguiendo la espiritualidad de san Jerónimo. En 1415 veinticinco monasterios se unen formando la Orden de San Jerónimo.

El Monasterio de El Parral en Segovia.Imagen
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La nueva orden tuvo un gran desarrollo en España, fijando su sede central en el Monasterio de San Bartolomé de Lupiana, en la provincia de Guadalajara. Sus monjes eran famosos por su austeridad y espíritu de penitencia. Los reyes de España favorecieron la Orden Jerónima encargándole labores de gobierno. En 1516, cuando más problemas había en las Indias, le encargaron su gobierno a tres frailes de la Orden, encabezados por fray Luis de Figueroa. Asimismo, dotaron ampliamente muchas fundaciones, entre las que destaca el monasterio de Guadalupe de Cáceres, el Real monasterio de Nuestra Señora de Fredesval cerca de Burgos, el monasterio de Yuste, escogido por Carlos I de España para su retiro, el Convento de Nuestra Señora de la Victoria en Salamanca, el monasterio de San Jerónimo el Real en Madrid, , anejo al Palacio del Buen Retiro y sobre todo, el Monasterio de El Escorial, mandado construir por Felipe II como monasterio, panteón real, iglesia (hoy basílica) y palacio.

Las jerónimas

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Junto a los jerónimos, surgen las monjas jerónimas. Un grupo de mujeres, entre las que destacan doña María García y doña Mayor Gómez, empiezan ejercitándose en obras de humildad y caridad hasta que deciden consagrar sus vida a Dios en oración y penitencia. Fray Pedro Fernández Pecha fundó en 1374 el Monasterio de Santa María de la Sisla en las proximidades de Toledo. Él las atiende y las orienta en su modo de vida, en todo semejante a la recién fundada Orden de San Jerónimo. Las jerónimas tienen la misma regla que los varones, a ejemplo de Santa Paula y Santa Eustoquia, que siguieron a San Jerónimo. En la actualidad, además de mantener una vida espiritual plena, destacan por su cuidada repostería. Son conocidas las yemas y los almendrados de las hermanas jerónimas de Garrovillas.

Los jerónimos en Portugal

Los jerónimos se extendieron a Portugal. Igual que en Castilla, recibieron el favor de los reyes por su austeridad y espíritu de penitencia. El rey Manuel I de Portugal les confió el Monasterio de los Jerónimos de Belém en Lisboa. Fue levantado como panteón real.

Monasterio de los Jerónimos de Belém en Lisboa
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Torre de Belém, Lisboa
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En 1833 la Orden fue disuelta por la autoridad civil, lo que supuso su extinción en este país.

Extinción y restauración de los jerónimos

En el siglo XIX esta Orden atravesó las mismas dificultades que las demás órdenes religiosas en España. Sufrieron tres exclaustraciones, entre 1808 y 1813, entre 1820 y 1823 y por fin la de 1836. Esta exclaustración, afectó gravemente a la Orden de San Jerónimo, pues supuso la expropiación de todos sus monasterios y la exclaustración de todos los frailes. Eran 48 monasterios y unos mil monjes. Como tras las Guerras Liberales, se expulsaron a las órdenes religiosas de Portugal en 1833, incorporando todas sus propiedades a la Hacienda Nacional, ya no tenían casas fuera de España, la desamortización supuso el fin de la orden. Sin embargo, las jerónimas continuaron su existencia. Ellas persiguieron la restauración de la rama masculina; en 1925 obtienen de la Santa Sede el rescripto para la restauración de la Orden de San Jerónimo, atendiendo a un principio canónico que autoriza a revivir una persona jurídica antes de los cien años de su extinción. La Orden recién restaurada pasa por múltiples dificultades (la política laicista de la República desde 1931, la Guerra Civil de 1936-39 y dificultades internas) que obstaculizan su marcha, hasta que en 1969 consigue constituir el Gobierno General. Actualmente la rama masculina sobrevive con muy pocos miembros y sólo posee un monasterio, el de Santa María del Parral en Segovia. Las jerónimas cuentan con 17 monasterios (entre los que se encuentra el Convento de Santa Paula en Sevilla).

Hábito religioso

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El hábito de los religiosos de la Orden de San Jerónimo, tanto de monjes, como de monjas) es de color blanco e incluye el escapulario marrón (igual al Escapulario de Nuestra Señora del Carmen) y una capucha del mismo color.

Espiritualidad

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La Orden de San Jerónimo es una orden contemplativa y se inspira en la vida de San Jerónimo como modelo para imitar a Jesucristo en su camino a la perfección. La vida del monje jerónimo se desarrolla dedicando la mañana al trabajo. Durante la tarde se dedica con asiduidad a ejercicios de vida contemplativa e intelectual: oración lectura, estudio, etc. Y en el curso del día, santificando todas las horas, los monjes jerónimos celebran de modo cantado la Liturgia de las Horas y asisten a la Misa Conventual.
Además, la Orden de San Jerónimo «tiene determinado desde sus principios ser pequeña, humilde, escondida y recogida, llevar a sus hijos por una senda estrecha, tratando dentro de sus paredes de la salud de sus almas, ocupándose continuamente en las alabanzas divinas, recompensa de las ofensas que por otra parte se hacen: orando, cantando y llorando, servir a la Iglesia y aplacar la ira de Dios contra los pecados del mundo». Esto ha llevado a los jerónimos a renunciar al honor de los altares, aunque seguramente podrían componer una nutrida galería de santos, pues son varios los que han muerto con fama de santidad.
Bendiciones
Marieliux
Marieliux
 
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Re: 6. La Orden de los Jerónimos

Notapor rosita forero » Mié Oct 29, 2014 12:33 pm

...

Carta de Jerónimo a los anacoretas; antes de retirarse al desierto de Calcis, en el 374.


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¡ Cuánto, cuánto me holgara de hallarme ahora entre vosotros y, aunque estos ojos míos no merecen mirarla, abrazar, con todo el júbilo de mi alma, vuestra admirable compañía! Ahí contemplaría un desierto más deleitoso que cualquier ciudad; vería lugares desamparados de moradores, sitiados, a manera de un paraíso, por ejércitos de santos. Pero mis culpas han hecho que una cabeza cargada de todo linaje de crímenes no se junte con un coro de bienaventurados. Por eso, yo os suplico, ya que no dudo lo podéis alcanzar, que por vuestras oraciones me libréis de las tinieblas de este siglo. Ya os lo dije antes presente, y ahora por carta no ceso de manifestaros mi deseo: mi alma es arrebatada por el ansia más ardiente hacia esa manera de vida; a vosotros toca ahora que a la voluntad siga el efecto. A mí me toca el querer; a vuestras oraciones, que no sólo quiera, sino que pueda.

* Yo soy como la oveja enferma descarriada del resto de la manada, y, si el buen pastor no me vuelve sobre sus hombros al aprisco, mis pasos resbalarán y, en el intento mismo de levantarme, daré conmigo mismo en el suelo. Yo soy aquel hijo pródigo que he malbaratado toda la parte de hacienda que mi padre me diera; y aún no me he postrado a los pies del que me engendrara, todavía no he empezado a repudiar los halagos de mis pasadas demasías. Y ahora que un tantico he comenzado no tanto a dejar mis vicios cuanto a quererlos dejar, el diablo trata de envolverme en nuevas redes. Ahora me pone ante los ojos nuevos obstáculos y rodea todo mar y todo océano. Ahora, puesto en medio de este elemento, no puedo ni avanzar ni retroceder. Sólo me queda que por vuestras oraciones me empuje el soplo del Espíritu Santo y me conduzca al puerto de la codiciada orilla.
(Carta 2; BAC 219, 41-42)


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rosita forero
 
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