2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2014

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor AMunozF » Jue Dic 04, 2014 3:42 pm

---------------------------------------- SAN BUENAVENTURA ----------------------------------------

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Imagen... ◄SAN BUENAVENTURA

Doctor de la Iglesia, cardenal-obispo de Albano, ministro general de los Frailes Menores; nació en Bagnorea, en las proximidades de Viterbo en 1221; murió en Lyons el 16 de julio de 1274.

Nada se sabe de los padres de Buenaventura salvo sus nombres: Giovanni di Fidanza y Maria Ritella. No está claro cómo se llegó a cambiar su nombre de pila, Juan, por el de Buenaventura. Se ha hecho un intento de encontrar el origen de este último nombre en la exclamación de San Francisco de Asís, O buona ventura, cuando se le trajo a Buenaventura de niño para ser curado de una peligrosa enfermedad. Este origen es muy improbable; parece basarse en una leyenda de fines del s. XV. El propio Buenaventura nos cuenta (Legenda S. Francisci Prolog.) que cuando era aún niño se salvó de la muerte por medio de la intercesión de San Francisco, pero no hay evidencia de que esta curación tuviera lugar durante la vida de San Francisco, ni de que el nombre de Buenaventura se originara en alguna palabra profética de San Francisco. Seguramente fue llevado por otros al Doctor Seráfico. No se ha conservado ningún detalle sobre la juventud de Buenaventura. Ingresó a la Orden de los Frailes Menores en 1238 o en 1243; el año exacto es incierto. Luke Wadding y los Bolandistas se inclinan por la última fecha, pero la primera es apoyada por Sbaradea, Bonelli, Panfilo da Magliano y Jeiler, y parece más probable. Es seguro que Buenaventura fue enviado de la provincia romana, a la que pertenecía, a completar sus estudios en la Universidad de París con Alejandro de Hales, el gran fundador de la Escuela Franciscana. Este último murió en 1246, según la opinión generalmente aceptada, aunque aún no claramente establecida, y parece que Buenaventura se convirtió en su discípulo hacia 1242. Sea como sea, Buenaventura recibió en 1248 la “licenciatura” que le daba derecho a enseñar públicamente como “Magister regens”, y continuó enseñando exitosamente en la universidad hasta 1256, cuando se vio obligado a dejarlo, debido a la entonces violenta explosión de oposición a las órdenes mendicantes por parte de los profesores seglares de la universidad. Según parece, éstos, celosos de los éxitos académicos de los dominicos y franciscanos, pretendían excluirlos de la enseñanza pública. Los elementos latentes de discordia se habían atizado en una llama en 1256, cuando Guillaume de Saint-Amour publicó una obra titulada “Los peligros de los últimos tiempos”, en la que atacaba a los frailes con gran encarnizamiento. Fue en relación con esta disputa cuando Buenaventura escribió su tratado, “De paupertate Christi”. No fue, sin embargo, Buenaventura, como algunos han afirmado erróneamente, sino el Beato Juan de Parma, quien compareció ante Alejandro IV en Anagni para defender a los Franciscanos contra sus adversarios. Habiendo la Santa Sede, como es bien sabido, restablecido a los mendicantes en todos sus privilegios, y habiendo sido formalmente condenado el libro de Saint-Amour, se otorgó solemnemente el grado de doctor a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino en la universidad el 23 de octubre de 1257.

Mientras tanto Buenaventura, aunque aún no tenía treinta y seis años, había sido elegido el 2 de febrero de 1257 Ministro general de los Frailes Menores – un cargo de particular dificultad, debido al hecho de que la orden estaba dividida por disensiones internas entre las dos facciones de los Frailes designadas respectivamente como los Spirituales y los Relaxati. Los primeros insistían en la observancia literal de la Regla original, especialmente en lo relativo a la pobreza, mientras que los segundos deseaban introducir innovaciones y mitigaciones. Esta lamentable controversia se había visto además agravada por el entusiasmo con el que muchos de los frailes “espirituales” habían adoptado las doctrinas relacionadas con el nombre del abad Joaquín de Fiore y expuestas en el autodenominado “Evangelium aeternum”. La introducción a este pernicioso libro, que proclamaba la llegada de la administración del Espíritu que iba a reemplazar la Ley de Cristo, fue falsamente atribuida al Beato Juan de Parma, que en 1257 se había retirado del gobierno de la orden en favor de Buenaventura. El nuevo general no perdió tiempo en golpear vigorosamente en ambos extremos de la orden. Por un lado, procedió contra varios de los “espirituales” joaquinistas como herejes ante un tribunal eclesiástico en Citta della Pieve; dos de sus dirigentes fueron condenados a prisión perpetua, y Juan de Parma sólo se salvó de un destino similar por la intervención personal del cardenal Ottoboni, luego Adriano V. Por otro lado, Buenaventura había esbozado, en una carta encíclica publicada inmediatamente después de su elección, un programa de reforma de los Relaxati. Tres años más tarde pretendió poner en vigor estas reformas en el Capítulo General de Narbona cuando las constituciones de la orden que había revisado fueron promulgadas de nuevo. Las así llamadas “Constitutiones Narbonenses” se distribuían bajo doce capítulos, correspondientes a los doce capítulos de la Regla, de las que constituían una exposición ilustrada y prudente, y son de capital importancia en la historia de la legislación franciscana. El capítulo que publicó este código de leyes solicitó a Buenaventura que escribiera una “leyenda” o vida de San Francisco que sustituyera a las que entonces estaban en circulación. Esto fue en 1260. Tres años después Buenaventura, habiendo visitado mientras tanto una gran parte de la orden, y habiendo asistido a la dedicación de la capilla de La Verna y al traslado de los restos de Santa Clara y de San Antonio, convocó un capítulo general de la orden en Pisa en el que se aprobó oficialmente su recién compuesta vida de san Francisco como la biografía oficial del santo con exclusión de todas las demás. En este capítulo de 1263, Buenaventura fijó los límites de las diferentes provincias de la orden y, entre otras ordenanzas, prescribió que a la caída de la tarde sonara una campana en honor de la Anunciación, práctica piadosa de la que parece haberse originado el Ángelus. No hay base, sin embargo, para la afirmación de que Buenaventura prescribió en este capítulo la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción en la orden. En 1264, a solicitud formal del cardenal Caetani, Buenaventura consintió en reasumir la dirección de las Clarisas a que el Capítulo de Pisa había renunciado por completo el año antes. Sin embargo, requirió a las Clarisas a reconocer de vez en cuando por escrito que los favores hechos a ellas por los Frailes eran actos voluntarios de caridad que no procedían de obligación alguna. Se dice que el Papa Urbano IV actuó por sugerencia de Buenaventura cuando intentó establecer la uniformidad de observancia en todos los monasterios de Clarisas. Por esta época (1264) Buenaventura fundó en Roma la Sociedad del Gonfalone en honor de la Santísima Virgen que, si no fue la primera confraternidad instituida en la Iglesia, como algunos han afirmado, fue ciertamente una de las primeras. En 1265 Clemente IV, por una Bula datada el 23 de noviembre, designó a Buenaventura para el vacante arzobispado de York, pero el santo, de acuerdo con su singular humildad, rechazó resueltamente este honor y el Papa cedió.

En 1266 Buenaventura reunió un capítulo general en París en el que, aparte de otras decisiones, se decretó que todas las “leyendas” de San Francisco escritas antes de la de Buenaventura debían destruirse en el acto, tal como el Capítulo de Narbona había ordenado en 1260 la destrucción de todas las constituciones anteriores a las entonces promulgadas. Este decreto ha provocado mucha crítica hostil. Algunos querrían ver en ello un deliberado intento por parte de Buenaventura de clausurar las fuentes primitivas de la historia franciscana, para suprimir al Francisco real, y sustituirle en su lugar con uno falso. Otros, sin embargo, consideran el decreto en cuestión como una ordenanza puramente litúrgica que pretendía garantizar la uniformidad de las “leyendas” en el coro. Entre estas dos opiniones en conflicto la verdad parece ser que este edicto no era nada más que otro intento heroico de liquidar las viejas disputas y empezar de nuevo. No se puede sino lamentar las circunstancias de este decreto, pero cuando se recuerda que las partes contendientes apelaban siempre a las palabras y acciones de San Francisco tal como se registraban en las “leyendas” primitivas, sería injusto acusar al capítulo de “vandalismo literario” al pretender proscribirlas. No tenemos detalles de la vida de Buenaventura entre 1266 y 1269. En este último año convocó su cuarto capítulo general en Asís, en el que se promulgó que se cantara una Misa cada sábado en toda la orden en honor de la santísima Virgen, no, sin embargo, en honor de su Inmaculada Concepción como Wadding entre otros, ha afirmado erróneamente. Fue probablemente poco después cuando Buenaventura compuso su “Apologia pauperum”, en la que hace callar a Gerard de Abbeville que mediante un libelo anónimo había revivido el antiguo odio de la universidad contra los frailes. Dos años más tarde, Buenaventura contribuyó de manera principal a reconciliar las diferencias entre los cardenales reunidos en Viterbo para elegir un sucesor de Clemente IV, que había muerto cerca de tres años antes; fue por consejo de Buenaventura que, el 1 de septiembre de 1271, eligieron unánimemente a Teobaldo Visconti de Piacenza que tomó el nombre de Gregorio X. Que los cardenales autorizaran seriamente a Buenaventura a designarse a sí mismo, como algunos autores afirman, es más improbable. Ni hay nada de cierto en el relato popular de que Buenaventura al llegar a Viterbo aconsejó a los ciudadanos que encerraran a los cardenales con vistas a apresurar la elección. En 1272 Buenaventura reunió por segunda vez un capítulo general en Pisa en el que, aparte de promulgaciones de adicionales observancias regulares, se publicaron nuevos decretos con respecto a la dirección de las Clarisas, y se instituyó un aniversario solemne el 25 de agosto en memoria de San Luis. Este fue el primer paso hacia la canonización del santo rey, que había sido amigo especial de Buenaventura, y a cuya solicitud había compuesto Buenaventura el “Oficio de la Pasión”. El 23 de junio de 1273, Buenaventura, muy contra su voluntad, fue creado cardenal-obispo de Albano por Gregorio X. Se dice que los enviados del Papa que le trajeron el sombrero cardenalicio encontraron al santo lavando platos en el exterior de un convento cerca de Florencia y que les pidió que lo colgaran en un árbol próximo hasta que sus manos estuvieran libres para tomarlo. Buenaventura continuó gobernando la Orden de Frailes Menores hasta el 20 de mayo de 1274, cuando en el Capítulo General de Lyon, Jerónimo de Ascoli, después Nicolás IV, fue elegido para sucederle. Mientras tanto Buenaventura había sido encargado por Gregorio X de preparar las cuestiones a discutir en el Decimocuarto Concilio Ecuménico, que se abrió en Lyon el 7 de mayo de 1274.

El propio Papa presidía el Concilio, pero confió la dirección de sus deliberaciones a Buenaventura, encargándole especialmente de conferenciar con los griegos sobre los puntos relativos a la abjuración de su cisma. Fue en gran medida debido a los esfuerzos de Buenaventura y a los de los frailes que había enviado a Constantinopla, por lo que los griegos aceptaron la unión que se efectuó el 6 de julio de 1274. Buenaventura se dirigió dos veces a los Padres reunidos, el 18 de Mayo, durante una sesión del Concilio, en que predicó sobre Baruch, 5,5, y el 29 de Junio, durante la Misa pontifical celebrada por el Papa. Mientras el Concilio estaba aún en sesión, Buenaventura murió, el domingo 15 de julio de 1274. La causa exacta de su muerte es desconocida, pero si podemos dar crédito a la crónica de Peregrino de Bolonia, secretario de Buenaventura, que ha sido recuperada recientemente (1905) y editada, el santo fue envenenado. Fue enterrado la tarde siguiente a su muerte en la iglesia de los Frailes Menores de Lyon, siendo honrado con un espléndido funeral al que asistieron el Papa, el rey de Aragón, los cardenales, y los demás miembros del Concilio. La oración fúnebre fue pronunciada por Pedro de Tarantasia, O.P., cardenal-obispo de Ostia, después Inocencio V, y al día siguiente durante la quinta sesión del Concilio, Gregorio X habló de la irreparable pérdida que había sufrido la Iglesia por la muerte de Buenaventura, y ordenó a todos los prelados y sacerdotes de todo el mundo celebrar Misa por el descanso de su alma.

Buenaventura disfrutó de especial veneración incluso durante su vida por su intachable carácter y por los milagros atribuidos a él. Fue Alexander de Hales quien dijo que Buenaventura parecía haber escapado a la maldición del pecado de Adán. Y la historia de Santo Tomás visitando la celda de Buenaventura mientras este último escribía la vida de San Francisco y encontrándolo en un éxtasis es bien conocida. “Dejemos a un santo trabajar por otro santo”, dijo el Doctor Angélico mientras se retiraba. Cuando en 1434 los restos de San Buenaventura fueron trasladados a la nueva iglesia erigida en Lyon en honor de San Francisco, su cabeza se encontró en perfecto estado de conservación, estando la lengua tan roja como en vida. Este milagro no sólo movió al pueblo de Lyon a elegir a Buenaventura como su patrono especial, sino que también dio un gran impulso al proceso de su canonización. Dante, escribiendo mucho antes, había dado expresión a la opinión popular situando a Buenaventura entre los santos en su “Paradiso” y ninguna canonización fue nunca más ardiente o universalmente deseada que la de Buenaventura. Que su comienzo se retrasara tanto tiempo fue debido a las deplorables disensiones dentro de la orden tras la muerte de Buenaventura. Finalmente el 14 de abril de 1482, Buenaventura fue inscrito en el catálogo de los santos por Sixto IV. En 1562 el santuario de Buenaventura fue saqueado por los hugonotes y la urna que contenía su cuerpo quemada en la plaza pública. Su cabeza fue conservada por el heroísmo del superior, que la escondió a costa de su vida, pero desapareció durante la Revolución Francesa y todos los esfuerzos para descubrirla han sido vanos. Buenaventura fue inscrito entre los principales Doctores de la Iglesia por Sixto V, el 14 de marzo de 1587. Su fiesta se celebra el 14 de julio. [En la reforma del santoral llevada a cabo por Pablo VI, se trasladó su fiesta al 15 de julio.- N. del T.]

Buenaventura, como señala Hefele, unía en sí los dos elementos de donde procede todo lo que era noble y sublime, grande y hermoso, en la Edad Media, a saber, tierna piedad y profundo saber. Estas dos cualidades brillan notoriamente en sus escritos. Buenaventura escribió sobre casi todos los asuntos tratados por los escolásticos, y sus escritos son muy numerosos. El mayor número de ellos tratan de filosofía y teología. Ninguna obra de Buenaventura es exclusivamente filosófica, pero en su “Comentario a las Sentencias”, su “Breviloquium”, su “Itinerarium Mentis in Deum” y su “De reductione Artium ad Theologiam”, tratan de las cuestiones más importantes y difíciles de filosofía de tal manera que estas cuatro obras tomadas en conjunto contienen los elementos de un sistema completo de filosofía, y al mismo tiempo da notable testimonio de la mutua interpenetración de filosofía y teología que es una señal distintiva del periodo escolástico. El Comentario sobre las “Sentencias” sigue siendo sin duda la máxima obra de Buenaventura; todos sus demás escritos están de alguna manera subordinados a él. Se escribió superiorum praecepto (por orden de los superiores) cuando sólo tenía veintisiete años y es un logro teológico de primera fila. Comprende más de cuatro mil páginas in folio y trata extensa y profundamente de Dios y la Trinidad, la Creación y la Caída del hombre, la Encarnación y la Redención, la Gracia, los Sacramentos, y el Juicio Final, es decir, que recorre todo el campo de la teología escolástica. Como las demás Summas medievales, el “Comentario” de Buenaventura se divide en cuatro libros. En el primero, segundo, y cuarto Buenaventura puede competir favorablemente con los mejores comentarios sobre las sentencias, pero se admite que en el tercero sobrepasa a todos los demás. El “Breviloquium”, escrito antes de 1257, es, como su nombre implica, una obra más corta. Hasta cierto punto es un resumen del “Comentario” que contiene como dice Scheeben, la quintaesencia de la teología de la época, y es el más sublime compendio del dogma que poseemos. Es quizá la obra que mejor da una noción popular de la teología de Buenaventura; en ella sus facultades se ven en su mejor forma. Mientras que el “Breviloquium” deriva todas las cosas de Dios, el “Itinerarium Mentis in Deum” procede en la dirección opuesta, devolviendo todas las cosas a su Supremo Fin. Esta última obra, que constituyó la delicia de Gerson durante más de treinta años, y en la que el Beato Enrique Suso se inspiró tan ampliamente, se escribió en el Monte La Verna en 1259. La relación de lo finito y lo infinito, lo natural y lo sobrenatural, se trata de nuevo por Buenaventura en su “De reductione Artium ad Theologiam”, una pequeña obra escrita para demostrar la relación que la filosofía y las artes tienen con la teología, y para probar que son absorbidas por ella como en su centro natural. No debe inferirse, sin embargo, que la filosofía, en opinión de Buenaventura no posea una existencia propia. Los pasajes de las obras de Buenaventura en que se pueda fundar tal opinión sólo van a probar que no considera la filosofía como el principal o último fin de la investigación científica y la especulación. Además, sólo cuando se la compara con la teología considera a la filosofía como de orden inferior. Considerada en sí misma, la filosofía es, según Buenaventura, una verdadera ciencia, anterior en cuanto al tiempo a la teología. Además, la preeminencia de Buenaventura como místico no permite oscurecer sus trabajos en el dominio filosófico, pues fue indudablemente uno de los máximos filósofos de la Edad Media.

La filosofía de Buenaventura, no menos que su teología, manifiesta su profundo respeto por la tradición. Miraba con disgusto las nuevas opiniones y siempre se esforzó por seguir las generalmente recibidas en su época. Así, entre las dos grandes influencias que determinaron la tendencia del Escolasticismo hacia mediados del S. XIII, no cabe duda que Buenaventura siempre siguió siendo un fiel discípulo de Agustín y siempre defendió la enseñanza de ese Doctor; aunque de ninguna manera repudió la enseñanza de Aristóteles. Aunque basando su doctrina en la de la escuela antigua, Buenaventura tomó no poco prestado de la nueva. Aunque criticó severamente los defectos de Aristóteles, se dice que ha citado más frecuentemente a éste que lo que lo había hecho ninguno de los anteriores escolásticos. Quizá se inclinaba más, en conjunto, a algunas opiniones generales de Platón que a las de Aristóteles, pero no se le puede llamar por ello un platónico. Aunque adoptó la teoría hilomórfica de la materia y la forma, Buenaventura, siguiendo a Alexander de Hales, cuya Summa parece haber tenido delante al componer sus propias obras, no limita la materia a los seres corporales, sino que sostiene que una y la misma especie de materia es igualmente el sustrato de los seres espirituales y corporales. Según Buenaventura, la materia prima no es un mero quid indeterminado, sino que contiene las rationes seminales infundidas por el Creador al principio, y tiende a la adquisición de las formas específicas que finalmente asume. La forma sustancial no es, en opinión de Buenaventura, esencialmente una, como enseñaba Santo Tomás. Otro punto en el que Buenaventura, como representante de la escuela franciscana, discrepa de Santo Tomás es el que se refiere a la posibilidad de creación desde la eternidad. Declara que la razón puede demostrar que el mundo no se creó ab aeterno. En su sistema de ideología Buenaventura no favorece ni la doctrina de Platón ni la de los ontologistas. Sólo malinterpretando por completo la enseñanza de Buenaventura puede leerse en ella una interpretación ontologista. Pues es más enfático al rechazar cualquier visión inmediata o directa de Dios o de sus atributos divinos en esta vida. En cuanto al resto, la psicología de Buenaventura no difiere en ningún punto esencial de la enseñanza común de los escolásticos. Lo mismo es cierto, en términos generales, de su teología.

Los escritos teológicos de Buenaventura pueden clasificarse en cuatro capítulos: dogmática, mística, exegética y homilética. Su enseñanza dogmática se encuentra principalmente en su “Comentario sobre las Sentencias” y en su “Breviloquium”. Al tratar de la Encarnación, Buenaventura no difiere sustancialmente de Santo Tomás. En respuesta a la pregunta “¿Habría tenido lugar la Encarnación si Adán no hubiera pecado?”, responde de manera negativa. También, no obstante su profunda devoción por la Santísima Virgen, favorece la opinión que no la exime del pecado original, quia magis consonat fidei pietate et sanctorum auctoritati. Pero el tratamiento por Buenaventura de esta cuestión señaló un claro avance, e hizo más quizá que ningún otro antes de Escoto para aclarar el terreno para su correcta presentación. Su tratado sobre los sacramentos es en su mayor parte práctico y se caracteriza por un elemento claramente devoto. Esto se muestra especialmente en su tratamiento de la Sagrada Eucaristía. Rechaza la doctrina de la eficacia física, y admite sólo una moral, en los sacramentos. Es de lamentar que las opiniones de Buenaventura en ésta y otras cuestiones controvertidas sean tan a menudo tergiversadas, incluso por autores recientes. Por ejemplo, al menos tres de los más recientes y mejor conocidos manuales de dogma al tratar de cuestiones como “De angelorum natura”, “De scientia Christi”, “De natura distinctionis inter caritatem et gratiam sanctificantem”, “De causalitatem sacramentorum”, “De statu parvulorum sine baptismo morientium”, atribuyen gratuitamente a Buenaventura opiniones que son totalmente discrepantes con su enseñanza real. Es claro que Buenaventura, como todos los escolásticos, expuso opiniones no estrictamente correctas con respecto a cuestiones aún no definidas o claramente establecidas, pero incluso aquí su enseñanza representa las ideas más aceptables y profundas de su época y señala un estadio notable en la evolución del conocimiento. La autoridad de Buenaventura siempre ha sido muy grande en la Iglesia. Aparte de su influencia personal en Lyon (1274), sus escritos tuvieron gran peso en los posteriores concilios de Vienne (1311), Constanza (1417), Basilea (1435), y Florencia (1438). En Trento (1546) sus escritos, como observa Newman (Apologia, cap. v) tuvieron un efecto crítico en algunas de las definiciones del dogma, y en el Concilio Vaticano I (1870), frases de ellos se incorporaron a los decretos referentes a la supremacía e infalibilidad papal.

Sólo una pequeña parte de los escritos de Buenaventura son propiamente místicos. Se caracterizan por la brevedad y por una fiel adhesión a la enseñanza del Evangelio. El perfeccionamiento del alma mediante el desarraigo del vicio y la implantación de la virtud es su principal preocupación. Hay un grado de oración en el que se produce el éxtasis. Cuando se alcanza, se ha de dar gracias sinceramente a Dios. Debe, sin embargo, ser considerado sólo como incidental. No es de ningún modo esencial a la posesión de la perfección en grado supremo. Tal es el esbozo general del misticismo de Buenaventura que es en gran medida una continuación y desarrollo del que San Víctor ya había expuesto. El resumen más corto y más completo de él se encuentra en su “De Triplici Via”, a menudo llamada erróneamente el “Incendium Amoris”, en el que distingue los diversos estadios o grados de caridad perfecta. Lo que el “Breviloquium” es al Escolasticismo, es el “De Triplici Via” al misticismo: un compendio perfecto de todo lo que hay de mejor en ello. Savonarola hizo un piadoso e ilustrado comentario sobre él. Quizá el mejor conocido de los demás escritos ascéticos y místicos de Buenaventura es el “Soliloquium”, una especie de diálogo que contiene una rica colección de pasajes de los Padres sobre cuestiones espirituales; el “Lignum vitae”, una serie de cuarenta y ocho meditaciones devotas sobre la vida de Cristo, el “De sex alis seraphim”, un precioso opúsculo sobre las virtudes de los superiores, que el Padre Claudio Acquaviva hizo que se imprimiera separadamente y circulara por toda la Compañía de Jesús; la “Vitis mystica”, una obra sobre la Pasión, que fue durante mucho tiempo atribuida erróneamente a San Bernardo, y “De perfectione vitae”, un tratado que pinta las virtudes que conducen a la perfección religiosa, y que parece haberse escrito para uso de la Beata Isabella de Francia, que había fundado un monasterio de clarisas en Longchamps.

Las obras exegéticas de Buenaventura fueron muy estimadas en la Edad Media y siguen siendo aún un tesoro de pensamientos y tratados. Incluyen comentarios sobre los Libros del Eclesiastés y la Sabiduría y sobre los Evangelios de San Lucas y San Juan. Además de su comentario al Cuarto Evangelio, Buenaventura compuso unas “Collationes in Joanem”, noventa y una conferencias sobre asuntos relacionados con él. Sus “Collationes in Hexameron” es una obra de la misma clase, pero su título, que no es originario de Buenaventura, en cierto modo induce a error. Consiste en un curso inacabado de instrucciones dadas en París en 1273. Buenaventura no pretendía en estos veintiún discursos explicar la obra de los seis días, sino más bien extraer algunas instrucciones análogas del primer capítulo del Génesis, como advertencia a sus oyentes contra algunos errores del momento. Es una exageración decir que Buenaventura considera sólo el sentido místico de las Escrituras. En sus escritos que son propiamente exegéticos sigue el texto, aunque también desarrolla las conclusiones prácticas que se deducen de él, pues en la composición de estas obras tenía la ventaja del predicador principalmente en vistas. Buenaventura había concebido la idea más sublime del ministerio de la predicación, y no obstante sus múltiples labores en otros campos, este ministerio siempre tuvo un lugar especial entre sus trabajos. No descuidó ninguna oportunidad de predicar, bien al clero, al pueblo, o a sus propios frailes, y el Beato Francisco de Fabriano (muerto en 1322), su contemporáneo y oyente, da testimonio de que el renombre de Buenaventura como predicador sobrepasó su fama como maestro. Predicó ante Papas y reyes, en España y en Alemania, tanto como en Francia y en Italia. Casi quinientos sermones auténticos de Buenaventura han llegado hasta nosotros; la mayor parte de ellos fueron dados en París ante la universidad mientras Buenaventura era profesor allí, o después de que se convirtiera en ministro general. La mayor parte de ellos fueron tomados por algunos de sus oyentes y conservados así para la posteridad. En sus sermones sigue el método escolástico de adelantar las divisiones de su materia y exponer luego cada división según los diversos sentidos.

Aparte de sus escritos filosóficos y teológicos, Buenaventura dejó un cierto número de obras referentes a la vida religiosa, pero más especialmente a la Orden Franciscana. Entre estas últimas está su bien conocida explicación de la regla de los Frailes Menores; en esta obra, escrita en una época en que las disensiones dentro de la orden respecto a la observancia de la Regla eran tan dolorosamente acusadas, adoptó una actitud conciliatoria, no aprobando ni la interpretación de los Zelanti ni las de los Relaxati. Su objetivo era promover la armonía en lo esencial. Con esta finalidad en vistas, había elegido un camino intermedio al comienzo y se adhirió firmemente al mismo durante los diecisiete años de su generalato. Si alguien hubiera podido tener éxito en unir la orden, habría sido Buenaventura; pero la vía media demostró ser impracticable, y la personalidad de Buenaventura sólo sirvió para contener los elementos de discordia, posteriormente representados por los Conventuales y los Fraticelli. A continuación de su explicación de la Regla viene el importante tratado de Buenaventura que incorpora las Constituciones de Narbona ya referidas. Hay también una respuesta de Buenaventura a algunas cuestiones relativas a la Regla, un tratado sobre la dirección de novicios, y un opúsculo en el que Buenaventura declara por qué los Frailes Menores predican y oyen confesiones, aparte de cierto número de cartas que nos dan una idea específica del carácter del santo. Estas incluyen las cartas oficiales escritas por Buenaventura como general a los superiores de la orden, tanto como cartas personales dirigidas, como esa “Ad innominatum magistrum”, a individuos privados. La hermosa “Legenda” o vida de San Francisco completa los escritos de Buenaventura en que se esfuerza en promover el bienestar espiritual de sus hermanos. Esta bien conocida obra se compone de dos partes de muy desigual valor. En la primera, Buenaventura publica los hechos inéditos que había podido reunir en Asís y otros lugares; en la otra meramente resume y repite lo que otros, y especialmente Celano, ya habían registrado. En conjunto, es esencialmente una legenda pacis, compilada principalmente con vistas a pacificar la malhadada discordia que aún hacía estragos en la orden. El objetivo de San Buenaventura era presentar un retrato general del santo fundador que, mediante la omisión de ciertos puntos que habían dado origen a la controversia, fuera aceptable a todas las partes. Este objetivo era seguramente legítimo incluso aunque desde un punto de vista crítico la obra no sea una biografía perfecta. De esta “Legenda Major”, como vino a ser llamada, Buenaventura hizo un resumen ordenado para su uso en el coro y conocida como la “Legenda Minor”.

Buenaventura fue el verdadero heredero y seguidor de Alejandro de Hales y el continuador de la antigua escuela franciscana fundada por el Doctor Irrefragabilis, pero sobrepasó a este último en perspicacia, fertilidad de imaginación y originalidad de expresión. Su lugar apropiado está junto a su amigo Santo Tomás, en cuanto son los dos máximos teólogos del Escolasticismo. Si es verdad que el sistema de Santo Tomás está más acabado que el de Buenaventura, debe recordarse que, mientras que Santo Tomás fue libre de dedicarse al estudio hasta el fin de sus días, Buenaventura aún no había recibido el grado de doctor cuando fue llamado a gobernar su orden y se vio agobiado en consecuencia por múltiples preocupaciones. Las pesadas responsabilidades que soportó hasta unas semanas antes de su muerte fueron incompatibles con ulteriores estudios e incluso le imposibilitaron de completar lo que había comenzado antes de los treinta y seis años. También, al intentar hacer una comparación entre Buenaventura y Santo Tomás, debemos recordar que los dos santos fueron de una diferente inclinación mental; cada uno tuvo cualidades en las que sobresalía; uno era en cierto sentido el complemento del otro; uno suplía lo que le faltaba al otro. Así Tomás era analítico, Buenaventura sintético; Tomás fue el Aristóteles cristiano, Buenaventura el verdadero discípulo de Agustín; Tomás fue el maestro de las escuelas, Buenaventura el de la vida práctica; Tomás ilustró la mente, Buenaventura inflamaba el corazón; Tomás extendía el Reino de Dios por amor a la teología, Buenaventura por la teología del amor. Incluso los que sostienen que Buenaventura no alcanza el nivel de Tomás en la esfera de la especulación escolástica conceden que como místico sobrepasa al Doctor Angélico. En este particular reino de la teología, Buenaventura iguala, si no sobrepasa, al propio San Bernardo. León XIII llama correctamente a Buenaventura el Príncipe de los Místicos: “Habiendo escalado las difíciles cumbres de la especulación de una manera muy notable, trató la teología mística con tal perfección que en la opinión común de los sabios es el facile princeps en este campo.” (Alocución del 11 de octubre de 1890). No debe concluirse, sin embargo, que los escritos místicos de Buenaventura constituyan su principal título a la fama. Esta conclusión, en cuanto que parece implicar una desaprobación de sus trabajos en el campo del Escolasticismo, se opone a las declaraciones explícitas de varios Pontífices y eminentes eruditos, es incompatible con la reconocida reputación de Buenaventura en las escuelas, y se excluye mediante una lectura inteligente de sus obras. Como cuestión de hecho, la mitad de un volumen de los diez que comprende la edición de Quaracchi basta para contener los escritos místicos y ascéticos de Buenaventura. Aunque las solas obras místicas de Buenaventura bastarían para colocarlo en primera fila, aun así solamente se le puede llamar un místico más que un escolástico en cuanto que todo asunto del que trata se hace converger finalmente en Dios. Este permanente sentido de la presencia de Dios que se extiende por todos los escritos de Buenaventura es quizá su atributo fundamental. A él podemos remontar esa unción que lo impregna todo que es su peculiar característica. Como expresa acertadamente Sixto V: “Al escribir unió a la erudición más alta una cantidad igual de la más ardiente piedad; de forma que mientras iluminaba a sus lectores también emocionaba sus corazones penetrando en los más íntimos escondrijos de sus almas” (Bula Triumphantis Jerusalem). San Antonino, Dionisio el Cartujo, Fray Luis de Granada, y el Padre Claude de la Colombière, entre otros, han señalado también esta característica de los escritos de Buenaventura. Invariablemente busca suscitar la devoción tanto como impartir conocimiento. Nunca separa uno del otro, sino que trata materias del saber devotamente y materias devotas sabiamente. Buenaventura, sin embargo, nunca sacrifica la verdad a la devoción, pero su tendencia a preferir una opinión que suscita devoción a una especulación árida e insegura puede contribuir a explicar no poca de la amplia popularidad que disfrutaron sus escritos entre sus contemporáneos y todas las épocas posteriores. De nuevo Buenaventura se distingue de los demás escolásticos no sólo por la mayor calidez de su enseñanza religiosa, sino también por su tendencia práctica como señala Trithemius (Scriptores Eccles.). Muchas cuestiones puramente especulativas son pasadas por alto por Buenaventura; en casi todo lo que escribe hay un carácter directo. Ninguna finalidad útil, declara, se logra por la mera controversia. Es incluso tolerante y modesto. Así, mientras que él mismo acepta la interpretación literal del primer capítulo del Génesis, Buenaventura reconoce la admisibilidad de otra diferente y se refiere con admiración a la explicación figurativa propuesta por San Agustín. Nunca condena las opiniones de los demás y enfáticamente rechaza eso como finalidad de las suyas propias. De hecho afirma la pequeñez de su autoridad, renuncia a toda pretensión de originalidad y se llama a sí mismo un “pobre compilador”.Sin duda las obras de Buenaventura revelan algunos de los defectos del saber de su época, pero no hay nada en ellas que huela a sutileza inútil. “Uno no encuentra en sus páginas”, señala Gerson (De Examin. Doctrin.) “vanas fruslerías o cavilaciones inútiles, ni mezcla como hacen muchos otros, prolijas digresiones con discusiones teológicas serias”. “Esta”, añade, “es la razón por la que San Buenaventura ha sido abandonado por aquellos escolásticos que están desprovistos de piedad, cuyo número no es, ¡ay!, sino demasiado amplio”. Se ha dicho que el espíritu místico de Buenaventura le incapacitaba para el análisis sutil. Sea como sea, uno de los máximos encantos de los escritos de Buenaventura es su sencilla claridad. Aunque tenía que hacer necesariamente uso del método escolástico, se elevó por encima de la dialéctica, y aunque su argumentación puede parecer a veces demasiado engorrosa para encontrar aprobación en nuestra época, aun así escribe con una facilidad y gracia de estilo que uno busca en vano en los demás escolásticos. Para las mentes de sus contemporáneos impregnados del misticismo de la Edad Media, el espíritu que alentaba en los escritos de Buenaventura parecía encontrar su paralelismo en los que estaban más próximos al Trono, y el título de “Doctor Seráfico” que se otorgó a Buenaventura es un innegable tributo a su amor por Dios que lo absorbía todo. Este título parece habérsele dado por primera vez en 1333 en el Prólogo de la “Pantheologia” por Rainiero de Pisa O.P. Mientras enseñaba en París ya había recibido el nombre de Doctor Devotus.

La Orden Franciscana siempre ha considerado a Buenaventura como uno de sus máximos doctores y desde el comienzo su enseñanza encontró muchos expositores distinguidos dentro de la Orden, estando entre los más antiguos sus propios discípulos, John Peckham, más tarde arzobispo de Canterbury, Matteo de Acquasparta y Alessandro di Alessandria (muerto en 1314), que llegaron ambos a ser ministros generales de la orden. El último escribió una “Summa quaestionum S. Bonaventura”. Otros comentarios bien conocidos son los de Juan de Erfurt (muerto en 1317), Verilongus (muerto en 1464), Brulifer (muerto ca. 1497), de Combes (muerto en 1570), Trigosus (muerto en 1616), Coriolano (muerto en 1625), Zamora (muerto en 1649), Bontemps (muerto en 1672), Hauzeur (muerto en 1676), Bonelli (muerto en 1773), etc. Desde el S. XIV al XVI la influencia de Buenaventura fue indudablemente un tanto oscurecida por la de Duns Escoto, debido en gran parte a la prominencia de este último como campeón de la Inmaculada Concepción en las disputas entre Franciscanos y Dominicos. Sixto V, sin embargo, fundó una cátedra específica en Roma para el estudio de San Buenaventura; tales cátedras existieron también en varias universidades, notablemente en Ingolstadt, Salzburgo, Valencia, y Osuna. Es digno de señalarse que los Capuchinos prohibieron a sus frailes seguir a Escoto y les ordenaron volver al estudio de Buenaventura. Las celebraciones del centenario de 1874 parecen haber revivido el interés por la vida y obra de San Buenaventura. Lo cierto es que desde entonces el estudio de sus escritos se ha incrementado continuamente.

Desgraciadamente no todos los escritos de Buenaventura han llegado hasta nosotros. Algunos se perdieron antes de la invención de la imprenta. Por otro lado, varias obras que se le han atribuido en el curso del tiempo no son suyas. Tales son el “Centiloquium”, el “Speculum Disciplinae”, que es probablemente obra de Bernardo de Besse, secretario de Buenaventura; la rítmica “Philomela”, que parece ser de la pluma de John Peckham; el “Stimulus Amoris” y el “Speculum B.V.M.”, escritos respectivamente por Jacobo de Milán y Conrado de Sajonia; “La Leyenda de Santa Clara”, que es de Tomás de Celano; las “Meditationes vitae Christi” compuestas por un Fraile Menor para una Clarisa, y la “Biblia Pauperum” del dominico Nicolás de Hanapis. Los familiarizados con los catálogos de las bibliotecas europeas son conocedores de que ningún autor desde la Edad Media ha sido más ampliamente leído y copiado que Buenaventura. Los catálogos más antiguos de sus obras son los dados por Salimbene (1282), Enrique de Gante (muerto en 1293), Ubertino de Casale (1305), Ptolomeo de Lucca (1327) y la “Crónica de los XXIV Generales” (1368). El S. XV vio no menos de cincuenta ediciones de las obras de Buenaventura. Más célebre que ninguna edición precedente fue la publicada en Roma (1588-96) por orden de Sixto V (7 vols. in fol.). Fue reimpresa con sólo ligeras enmiendas en Metz en 1609 y en Lyon en 1678. Una cuarta edición apareció en Venecia (13 vols. in cuarto) en 1751, y fue reimpresa en París en 1864. Todas estas ediciones eran muy imperfectas en cuanto que incluyen obras espurias y omiten genuinas. Han sido completamente sustituidas por la célebre edición crítica publicada por los Frailes Menores en Quaracchi, cerca de Florencia. Cualquier estudio científico de Buenaventura debe basarse en esta edición, a la que no sólo León XIII (13 de diciembre de 1885) y Pío X (11 de abril de 1904), sino los estudiosos de todo el mundo han colmado de los más altos elogios. No parece haberse omitido nada que pueda hacer esta edición perfecta y completa. Para su preparación los editores visitaron más de 400 bibliotecas y examinaron cerca de 52,000 manuscritos, mientras que el primer volumen solo contiene 20,000 variantes de lectura. Se comenzó por el Padre Fidelis a Fanna (muerto en 1881) y se terminó por el Padre Ignatius Jeiler (muerto en 1904): “Doctoris Seraphici S. Bonaventurae S.H.B. Episcopi Cardinalis Opera Omnia, -- edita studio et cura P.P. Collegii S. Bonaventura in fol. ad Claras Aquas [Quaracchi] 1882-1902”. En esta edición las obras del santo se distribuyen entre los diez volúmenes como sigue: los cuatro primeros contienen sus magnos “Comentarios sobre el Libro de Sentencias”; el quinto comprende ocho obras escolásticas más cortas tales como el “Breviloquium” y el “Itinerarium”; el sexto y séptimo se dedican a sus comentarios a las Escrituras; el octavo contiene sus escritos ascéticos y místicos y las obras que hacen especial referencia a la orden; el noveno sus sermones; mientras que el décimo se dedica al índice y a un breve esbozo de la vida y escritos del santo por el Padre Ignatius Jeiler.

No poseemos ninguna biografía formal contemporánea de san Buenaventura. La escrita por el franciscano español, Zamora, que floreció antes de 1300, no se ha conservado. Las referencias a la vida de Buenaventura contenidas en las obras de Salimbene (1282), Bernardo de Besse (ca. 1380), el Beato Francisco de Fabriano (muerto en 1332), Angelo Clareno (murió en 1337), Ubertino de Casale (murió en 1338), Bartolomé de Pisa (murió en 1399) y la “Crónica de los XXIV Generales” (ca. 1368) están en el volumen X de la Edición de Quaracchi (págs. 39-72).
Fuente: Robinson, Paschal. "St. Bonaventure." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. http://www.newadvent.org/cathen/02648c.htm>.
Traducido por Francisco Vázquez

Fuente | Autor : http://ec.aciprensa.com/wiki/San_Buenaventura
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor AMunozF » Jue Dic 04, 2014 6:29 pm

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GIOTTO di BONDONE - Retrato atribuído a Paolo Uccello ► Imagen


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...BEATO JUAN DUNS SCOTO ..LAS Quaestiones DE JUAN DUNS SCOTO. MANUSCRITO DEL S. XIV-XV - DECORACIÓN INICIAL

Llamado DOCTOR SUBTILIS, murió el 8 de diciembre de 1308; fue el fundador de la famosa Escuela Escocesa que tuvo a sus mejores representantes entre los franciscanos. De sus antecedentes y vida se sabe poco y las fuentes contemporáneas guardan silencio sobre él. Es cierto que murió bastante joven, según una temprana tradición a la edad de 34 (cf. Wadding, Vita Scoti, vol. I de sus obras); pero parece que era algo mayor y que nació en 1270. El lugar de nacimiento de Escoto ha sido muy discutido y aún no hay argumentos definitivos a favor de ninguna localidad. El sobrenombre Escoto no resuelve el asunto porque se daba a escoceses, irlandeses y hasta a nativos del norte de Inglaterra. El otro nombre, Duns, al que los irlandeses dan tanta importancia no resuelve nada puesto que también había un Duns en Escocia (Berwick). Más aún, es imposible determinar si Duns es un apellido familiar o el nombre de un lugar. Apelar a ciertas supuestas antiguas tradiciones a favor de Irlanda no sirve de nada puesto que no podemos asegurar su verdadera antigüedad y precisamente eso es lo importante.

La discusión se ha teñido de sentimiento nacionalista especialmente desde el principio del s. XVI después de que prominentes franciscanos irlandeses como Mauricio de Portu (O'Fihely), Hugo MacCaghwell, y Lucas Wadding hicieran el gran servicio de editar las obras de Escoto. Por otra parte, los ingleses tiene ciertos derechos de reclamar a Escoto, como profesor durante varios años en Oxford, y porque pertenecía a la provincia franciscana inglesa y ni durante su vida ni durante un tiempo después de su muerte nadie propuso ninguna opinión distinta sobre su nacionalidad.

Sin embargo no debe olvidarse que durante aquellos días los claustros franciscanos de Escocia estaban afiliados a la provincia inglesa, i.e. a la custodia de Newcastle. No sería pues erróneo considerar a Escoto como nativo de Escocia o miembro de un claustro escocés. En cualquier caso es hora de eliminar de esta discusión la famosa entrada en el manuscrito del College Merton (no. 39) que inducía a pensar que fue miembro de aquel colegio y por ende nativo del norte de Inglaterra. Los estatutos del colegio excluían a los monjes y como Escoto se hizo franciscano siendo muy joven no pudo haber pertenecido al colegio antes de entrar en la orden. Además la entrada en el registro del colegio es de fecha 1455 y por consiguiente demasiado tardía para que sirva de argumento.

Algo mejor es la entrada en el catálogo de la biblioteca de S Francisco en Asís, de fecha 1381, que llama al comentario de Duns Escoto sobre las “Sentencias” de Pedro Lombardo Duns como “magistri fratris Johannis Scoti de Ordine Minorum, qui et Doctor Subtilis nuncupatur, de provincia Hiberniæ" (obra del maestro Juan Escoto de la orden Franciscana conocido como Doctor Sutil, de la provincia de Hibernia (Irlanda)”. Aunque esto es un testimonio más importante a favor de Irlanda, sin embargo por ella sola no puede ser considerada decisiva, puesto que Escoto trabajó durante varios años en Inglaterra y no es suficiente para asignarle a la provincia de Irlanda. La entrada de la biblioteca no puede ser aceptada como contemporánea de Escoto. Si se añade la distancia geográfica, parece claro que la discusión no queda zanjada por una anotación en la lejana Italia setenta y tres años después de la muerte de Escoto, en un tiempo en que el conocimiento geográfico dejaba mucho que desear. Finalmente, los epitafios de Escoto, son demasiado tardíos y poéticos. Asi que la cuestión de la tierra natal de Escoto está aun abierta.

Probablemente tomó el hábito hacia 1290, aunque no se sabe con certeza. Es un hecho que vivió y enseñó en Oxford, porque el 26 de julio de 1300 el provincial de la provincia franciscana inglesa pidió al obispo de Lincoln que concediera a 22 de sus súbditos, jurisdicción para oír confesiones. El obispo dio el permiso solamente a ocho y entre los que no lo consiguieron estaba un tal "Ioannes Douns"

También es cierto que fue a París hacia 1304 y que allí era simplemente bachiller en Artes, porque el general de los franciscanos, Gonsalvus de Vallebona (18 November, 1304) escribió al guardián del colegio de los franciscanos que presentara a Juan Escoto a la Universidad para conseguir el doctorado. La carta del general menciona que Juan Escoto se había distinguido en el pasado por su sabiduría "ingenioque subtilissimo"

No enseñó durante mucho tiempo en París. En 1307 ó 1308 fue enviado a Colonia, probablemente como profesor de la universidad. Allí murió y fue enterrado en el monasterio de los frailes menores. Actualmente (1908) el proceso de beatificación se mueve en Roma sobre la base de un cultus immemorabilis. (N del T: En 1991 fue reconocido oficialmente, pero no fue hasta 1993 que Juan Pablo II reconoció solemnemente el culto al beato Duns Escoto)

Los escritos de Duns Escoto son muy numerosos y han sido impresos con frecuencia, algunos desde muy temprano. Pero la edición completa, en 12 volúmenes en folio se publicó en 1639 por Wadding en Lyon que incluía los comentarios de los escotistas Lychetus, Poncius, Cavellus e Hiquæus. Una reimpresión de la edición de Wadding, con el tratado "De perfectione statuum" añadido apareció en 1891-95 en París (Vives) en 26 vol. en 4to.

Es dudoso que todos los escritos comprendidos en esta edición sean de Escoto; muchos cambios fueron hechos más tarde por escotistas y aún es necesaria una edición crítica (tarea que se está llevando a cabo por la Comisión escotista en el Antonianum de Roma. N. del T.) Además de las obras impresas, se atribuyen a Scoto otras, especialmente comentarios sobre varios libros de la Escritura. Los escritos impresos tratan de temas de gramática, de ciencia y principalmente de filosofía y teología. De naturaleza filosófica son los comentarios y las “quaestiones” sobre varias obras de Aristóteles, que junto con otros tratados están incluidas en los primeros siete volúmenes de la edición de París.

La obra principal de Escoto es la llamada "Opus Oxoniense", i.e. el gran comentario a las “Sentencias” de Pedro Lombardo escritas en Oxford (vols. VIII-XXI). Es principalmente una obra teológica pero contiene muchos tratados, o al menos digresiones, sobre temas de lógica, metafísica, gramática y ciencia…de manera que casi todo su sistema filosófico puede ser deducido de esta obra.

Los volúmenes XXII-XXIV contiene los "Reportata Parisiensia", i.e., un comentario menor, en general teológico sobre las “Sentencias”. Las "Quæstiones Quodlibetales", sobre temas teológicos generalmente, que es una de sus más importantes obras, y el ensayo mencionado arriba "De perfectione statuum", llenan los dos últimos volúmenes.

Nada sabemos con certeza cuando fueron compuestas estas obras. Su primera obra fue, probablemente, los comentarios sobre Aristóteles, seguida por el "Opus Oxoniense" y algunos ensayos menores y por fin las "Quæstiones Quodlibetales", su disertación para el grado de doctor. Los "Reportata" pueden ser notas tomadas después de las clases, pero ésto es una suposición.

Escoto parece haber cambiado su doctrina con el curso del tiempo, o al menos no parece haber sido uniformemente preciso al expresar su pensamiento; en realidad sigue la sententia communis como en las "Quæstiones Quodlibetales"; pero también va a su aire. Muchos de sus trabajos están sin terminar. No escribió una summa philosophica o theologica, como Alejandro de Hales y Tomás de Aquino, ni siquiera un compendio de su doctrina. Solo escribió comentarios o tratados sobre cuestiones disputadas; pero hasta esos comentarios no son explicaciones continuas de Aristóteles o Pedro Lombardo. En general, cita primero el texto o lo presupone si ya ha sido conocido y entonces toma varios puntos que entonces eran asuntos vivos y los discute desde todos los puntos de vista y al mismo tiempo presenta las opiniones de otros.

Su criticismo es agudo y con su lógica consistente refuta las opiniones o al menos el argumento de sus oponentes. En el calor de la exposición olvida a veces mostrar su propio punto de vista o manifiesta las razones de las varias opiniones sostenibles, resaltándolas como más o menos probables. Esto lo hace, sobre todo en las "Collationes". Por eso se dice que no es un sistematizador, que es mejor destruyendo que construyendo. Es cierto que ninguno de sus escritos revela claramente un sistema. Mientras algunos de ellos, sin duda debido a su prematura muerte, están inacabados. Si verdadera enseñanza no siempre está donde uno la buscaría lógicamente; con cierta frecuencia se halla allí la discusión de algún punto especial o un largo excurso o digresión en el que el autor sigue su inclinación crítica. Su opinión personal hay que buscarla en otra parte, en varias observaciones incidentales o en los presupuestos que sirven de base a su tratamiento de otros problemas y solo tras una larga búsqueda se encuentra. Además, en el calor de la controversia, utiliza con frecuencia expresiones que parecen extremistas y hasta heréticas. Su lenguaje es con frecuencia oscuro: un laberinto de términos, definiciones, distinciones y objeciones con las que no es nada fácil avanzar. Por estas razones el estudio de las obras de Escoto era difícil si se emprendía y no se solía llevar a término con los requisitos de meticulosidad requeridos. Era difícil encontrar en ellos un sistema definido: No pocas opiniones insatisfactorias o hasta equivocadas sobre él, circulaban y pasaban sin ser contestadas, de boca en boca o de libro en libro, creciendo cada ves más en el error con el tiempo.

Sin embargo si que hay en Escoto un sistema completo, un sistema elaborado detalladamente, que se puede hallar sobre todo en su obra principal. Pero aquí solo necesitamos indicar sus principales ideas y aquello en lo que difiere de Santo Tomás y de doctrina común, sententia communis..

Parthenius Minges.

Transcrito por Rick McCarty.
Traducido por Pedro Royo.
The Catholic Encyclopedia, Volume V. Published 1909. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, May 1, 1909. Remy Lafort, Censor. Imprimatur. +John M. Farley, Archbishop of New York

(EXTRACTO DE SU BIOGRAFÍA EN EC.ACIPRENSA)
Fuente | Autor : http://ec.aciprensa.com/wiki/Beato_Juan_Duns_Scoto

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«Excelso franciscano, virtuoso y brillante teólogo, aclamado como doctor subtilis, es también conocido como doctor mariano y doctor del Verbo Encarnado por su encendida defensa de la Inmaculada Concepción»

Eminente filósofo y teólogo del medioevo, uno de los máximos exponentes de la escuela escolástica, inteligentísimo y ardiente defensor de María, reconocido como Doctor subtilis («Doctor sutil») pudo nacer en la localidad escocesa de Duns, condado de Berwick hacia 1266. En su familia, dedicada al pastoreo, estaba fuertemente anclada la espiritualidad franciscana. De hecho, un hermano de su padre era vicario del convento que los frailes menores tenían en Dumfries. Parece que aunque rondó por su cabeza la idea de convertirse en soldado, renunciaría a este futuro movido por el alto ideal de consagrar su vida a Dios, que percibió cuando despuntaba su juventud, y no dudó en ofrecérsela a Él. Así cuando dos avezados apóstoles franciscanos de aquélla comunidad pasaron por su ciudad natal y repararon en su sensibilidad espiritual, apreciando su valía, le invitaron a seguir a Cristo. Hacia 1280, sin rastro de nubes en su horizonte existencial que lo impidiera, secundó a los religiosos.

Después de ser ordenado en 1291 en Northampton le encomendaron la delicada tarea de confesar, misión muy reputada en la época que se ofrecía a personas de probada virtud, hasta que llegó el momento de iniciar estudios de teología en los prestigiosos paraninfos universitarios de Cambridge y Oxford. Sus dotes intelectuales eran tan excepcionales que en 1293 fue enviado a completar su formación en la célebre universidad de París, aunque en esta decisión pesaron de forma singular sus cualidades espirituales. En él vieron sus superiores los rasgos de un gran franciscano cuya convivencia, por su virtud, era sin duda ejemplar. Y es que Juan era un hombre de oración, obediente, humilde, sencillo, abnegado, devotísimo de la Eucaristía y de María, fiel a la Iglesia. Un místico y contemplativo, pero no teórico; lo que escribía y decía estaba encarnado en su amor y entrega a Cristo. Bebía de la tradición de la Iglesia nutriendo con ella las enseñanzas filosófico-teológicas.

Se convirtió no sólo en un reputado profesor universitario, aclamado en Cambridge y en París, ciudades donde ejerció la docencia, sino en un apóstol singular que defendía la verdad y actuaba coherentemente en todo instante. Por su testimonio muchos de sus discípulos se sintieron alentados a emprender el camino de la santidad, y su influjo no ha cesado en todos estos siglos. Durante el curso 1297-98, las Sentencias de Pedro Lombardo fueron uno de los textos fundamentales que alumbraron su reflexión intelectual; constituyeron la base de su Lectura I, II y III, y materia para su labor académica en Cambridge. Por cierto, que estos trabajos, que en realidad pretendían ser apuntes sobre las Sentencias de Lombardo, revelaron sus altas cualidades como teólogo, disciplina que enseñó en París, Oxford y Colonia.

En sus clases ya se ponía de manifiesto su espíritu religioso puesto que daba inicio a las mismas con una oración que incluía después en sus obras. En 1302 se hallaba en París por segunda vez, pero la estancia fue breve. Se produjo un gravísimo enfrentamiento entre el papa Bonifacio VIII y el monarca francés Felipe IV, y Juan se negó a firmar una apelación promovida por éste contra el pontífice, por lo cual tuvo que abandonar la capital gala. En 1305 regresó por tercera y última vez a París como profesor de filosofía y de teología, en calidad de Magíster regens. Hallándose en esta ciudad, impulsó la disputa en torno a la Inmaculada Concepción.

La situación planteada era compleja, especialmente por el peso de cierta tradición al respecto sosteniendo que la Virgen no había sido «concebida inmaculada» desde el principio. Pero Juan se encomendó a María: «Te alabaré, oh Virgen sacrosanta; dame valor contra tus enemigos». Poseía una inteligencia excepcional, gran agudeza y sentido crítico. Sin duda, sus cualidades intelectuales, vinculadas a las espirituales, hicieron de él la persona idónea para defender a la Inmaculada. Fue capaz de memorizar doscientos argumentos contrarios a esta doctrina y refutarlos sistemáticamente y por el mismo orden que fueron expuestos, uno por uno. Es bien conocido el axioma de Eadmer inspirado en San Anselmo: «Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)», que Scoto desarrolló dejando claro que la Madre de Dios había sido preservada del pecado original desde el mismo instante de su concepción. Ella fue agraciada por la redención de Cristo antes de ver la luz del mundo. El argumento del beato fue tenido en cuenta por Pío IX para definir este dogma mariano proclamado el 8 de diciembre de 1854 en la Constitución Ineffabilis Deus. La encendida defensa de María y de la Encarnación efectuada por Scoto le han merecido el título de «doctor mariano» y «doctor del Verbo encarnado». Su devoción por la Madre del cielo rubricaba el genuino espíritu franciscano al que se había abrazado.

En 1307 sus superiores le destinaron a Colonia para impartir clases en el Studium teológico franciscano. Y allí murió el 8 de noviembre de 1308. Estaba en el esplendor de su madurez; tenía 43 años. Su excepcional legado intelectual comprende obras de gran envergadura como Ordinatio (Opus oxoniense) y Reportata parisiensa (Opus parisiense), así como el Tratado del Primer Principio. Había inducido a sus numerosos alumnos, algunos de ellos insignes, así como a los incontables que le siguieron, a transitar por el camino de la perfección. Juan Pablo II lo beatificó el 20 de marzo de 1993, aunque ya había confirmado su culto ab inmemorabili tempore el 6 de julio de 1991. Al elevar a Scoto a los altares, el pontífice lo denominó «cantor del Verbo encarnado y defensor de la Inmaculada Concepción».

Fuente | Autor : © Innovative Media Inc. | 8 NOV 2013
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor chilecito-renata » Vie Dic 05, 2014 9:21 am

LAS TRES ORDENES FRANCISCANAS
Es común oir decir que San Francisco fundó tres Ordenes. Estas tres Ordenes son: los Frailes Menores, las Hermanas Descalzas y los Hermanos y Hermanas de Penitencia. Estas Ordenes son generalmente conocidas como la Primera, Segunda y Tercera Orden de San Francisco.

PRIMERA ORDEN: La existencia de los Frailes Menores o Primera Orden, data de 1209, cuando San Francisco obtuvo una aprobación no escrita de la sencilla regla que elaboró como guía para sus primeros acompañantes. Esta aprobación la otorgo Inocencio III. Esta regla fue re-escrita por el santo y solemnemente confirmada por Honorio III el 29 de noviembre de 1223. Esta segunda regla de los Frailes Menores es la que actualmente se profesa en toda la Primera Orden de San Francisco.

SEGUNDA ORDEN: Se puede decir que la fundación de las Hermanas Clarisas o Segunda Orden fue en 1212. Ese año Santa Clara, quién suplicó a San Francisco que le permitiera abrazar la forma de vida que el había instituido, fue establecida en San Damian, cerca de Asis junto a otras piadosas doncellas que se habían unido a ella. San Francisc o no escribió una regla formal para ellas. La regla impuesta sobre las Hermanas Pobres, lo fue en San Damian alrededor de 1219 por el Cardenal Ugolino., luego Gregorio IX, y reafirmada por Santa Clara hacia el fin de su vida con asistencia del Cardenal Rinaldo, después Alejandro IV y en esta forma revisada fue aprobada por Inocencio IV el 9 de agosto de 1253.

TERCERA ORDEN: La fecha en que se fundó los Hermanos y Hermanas de Penitencia fue en 1221, según la tradición. Esta Tercera Orden fue establecida por San Francisco como un estado intermedio entre el claustro y el mundo para aquellos que deseando seguir los pasos del santo estuvieran impedidos por matrimonio u otros compromisos a entrar ya sea a la Primera o Segunda Orden. Hubo algunas diferencias en cuanto a la regla a seguir por estos terciarios, pero en general se acepta que la regla aprobada por Nicolás IV el 18 de agosto de 1289 no representa la regla original de la Tercera Orden.


Hay escritores recientes que han intentado demostrar que la Tercera Orden fue en realidad el punto de inicio de toda la Orden Franciscana. Ellos afirman que la Segunda y Tercera Orden no fueron adicionadas a la Primera, sino que las tres ramas, o sea los Frailes Menores, Hermanas Pobres y Hermanos y Hermanas de Penitencia salieron de la fraternidad de laicos de penitencia que fue la primera intención de San Francisco y fueron separados en diferentes grupos por el Cardenal Ugolino, protector de la Orden cuando San Francisco estuvo en Oriente entre 1219=1221. Esta teoría, aun que arbitraria, no deja de tener importancia para la historia sobre el origen de las tres Ordenes, pero no ha sido lo suficientemente probada, por lo cual la perspectiva generalmente presentada es que la Orden Franciscana se desarrollo en tres ramas por proceso de adicion y no de división.


ORGANIZACIÓN ACTUAL DE LAS TRES ORDENES

Según la organización actual de la Orden Franciscana, los Frailes Menores o Primera Orden comprende ahora tres cuerpos separados, llamados Frailes Menores propiamente dichos o tallo madre fundado como se ha dicho en 1209, los Frailes Menores Conventuales y los Frailes Menores Capuchinos. Estos dos últimos crecieron del tallo madre y fueron constituidos en Ordenes independientes en 1517 y 1619 respectivamente.
Las tres profesan la regla de los Frailes Menores aprobada por Honorio III en 1223, pero cada una tiene sus constituciones particulares y su propio ministro general. Las varias fundaciones menores de los Frailes Franciscanos siguieron la regla de la Primera Orden. Estas fundaciones menores, o se han amalgamado con los Frailes Menores o se han extinguido

SEGUDA ORDEN: Esta Orden incluye a todos los diferentes monasterios de monjas enclaustradas que profesan la regla de Santa Clara aprobada por Inocencio IV en 1253, ya sea que la observen la misma en toda su exigencia original o de acuerdo a las dispensas otorgadas por Urbano IV el 18 de octubre de 1263.

TERCERA ORDEN: En relación a los Hermanos y Hermanas de Penitencia o Tercera Orden de San Francisco, hay que distinguir entre la Tercera Orden Secular y la Tercera Orden Regular.
SECULAR: fue fundada por San Francisco alrededor de 1221 y abraza a personas devotas e ambos sexos que viven en el mundo y siguen una regla de vida aprobada por Nicolas IV en 1289 y modificada por Leon XIII el 30 de mayo de1883. Incluye no solo a miembros que forman parte de fraternidades logicas, sino también a los aislados terciarios, ermitaños, peregrinos, etc.
REGULAR: La historia de la Orden regular es incierta. Hay quien atribuye su fundación a Santa Isabel de Hungria en 1228; otros a la Bendita Angelina de Marciano en 1395. Se dice que esta ultima fundo en Foligno el primer monasterio Franciscano de monjas terciarias enclaustradas en Italia. Hay certeza que a principios del siglo XV existian comunidades terciarias de hombres y mujeres en diferentes partes de Europa y que los frailes italianos de la Tercera Orden Regular eran reconocidos por la Santa Sede como una Orden mendicante. Desde alrededor de 1458 este cuerpo es gobernado por su propio ministro general y sus miembros toman votos solemnes.


NUEVAS FUNDACIONES: Ademas de esta Tercera Orden Regular hubo fundación de gran cantidad de congregaciones Franciscanas terciarias, tanto de hombres como de mujeres, especialmente en el siglo XIX. Estas nuevas fundaciones han tomado como base de sus institutos una regla especial para los miembros de la Tercera Comunidad, aprobada por Leon X el 20 de enero de 1521. Esta regla ha sido ampliamente modificada en cada fundación, de acuerdo al fin de cada una. Estas varias congregaciones de terciarios son en su mayor parte Franciscanas solo de nombre, no siendo pocos los que abandonaron el habito y hasta el tradicional cordel de la Orden.
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor AMunozF » Vie Dic 05, 2014 2:12 pm

------------ COMUNIDADES DE FRANCISCANOS Y FRANCISCANAS EN EL MUNDO ------------

No existe un lugar en el mundo donde no estén presentes los franciscanos de alguna de las tres Órdenes fundadas por San Francisco. Son tantos que no es posible contarlos, aunque entre todos, religiosos, religiosas y seglares, rondan los 700,000.

---------------FRAILES FRANCISCANOS MENORES

Los Frailes Franciscanos Menores es la rama franciscana masculina más numerosa, la segunda más importante de la Iglesia católica, después de los Jesuitas. En 1979 sus miembros eran 20,455. En 1990 eran 19,214, repartidos de este modo: 16,359 pofesos solemnes, 2,206 profesos simples y 649 novicios.

El 1 de enero de 2008 eran 6 cardenales, 101 arzobispos y obispos, 10,228 sacerdotes 69 diáconos  permanentes, 456 aspirantes al sacerdocio y 2,180 hermanos laicos. Si a estos 13,040 profesos solemnes o perpetuos se suman los 1,603 profesos temporales y los 387 novicios, tenemos un total de 15,030 miembros, 566 menos que que a principios de 2006.
Los Menores viven en 52 países, 108 circunscripciones, y 2,441 casas.

---------------FRAILES FRANCISCANOS MENORES CONVENTUALES

Los Frailes Menores Conventuales alcanzaron su cuota más alta en el s. XVIII, con 25,000 miembros, pero fueron duramente probados con la supresión española de Felipe II en 1568, la revolución francesa de 1798 y las desamortizaciones del s. XIX, . En 1893 quedaban sólo 1,481 religiosos profesos. Sin embargo, en los comienzos del s. XX experimentaron una fuerte recuperación, hasta contar con 3,340 frailes en 1947 y 4,007 en 1978. Actualmente, a pesar de la crisis del post-concilio, la Orden ronda los 4,500 miembros, gracias, sobre todo, a una fuerte expansión en Europa del Este, Asia, África y América Latina.

El 1 de enero de 2008, la Orden contaba con 18 obispos, 2,890 sacerdotes, 13 diáconos permanentes, 242 aspirantes al sacerdocio y 532 hermanos no sacerdotes. Si a esos profesos solemnes o perpetuos sumanos los 689 profesos temporales y los 121 novicios, tenemos un total de 4,505 miembros, afiliados a 38 provincias, 4 custodias generales, 13 custodias provinciales y 6 delegaciones provinciales y generales. Tiene además 654 casas en 60 países: 5 africanos, 14 americanos, 6 asiáticos, 19 europeos y 1 en Australia.

---------------FRAILES FRANCISCANOS MENORES CAPUCHINOS

La expansión de los Frailes Menores Capuchinos alcanzó su punto más alto hacia el 1761, con 34,000 miembros esparcidos por toda Europa, America, India y norte de África. El 31 de diciembre de 1997, los miembros de la Orden eran: 70 obispos y arzobispos, 7,323 sacerdotes, 1,401 estudiantes de teología y 2,160 hermanos legos, que suman un total de 10,954 religiosos profesos, a los que hay que añadir 427 novicios y 665 postulantes.

El 1 de enero de 2005 los capuchinos eran 10,834, repartidos en 154 circunscripciones y 1,767 fraternidades locales. Su distribución por continentes es la siguiente: Europa: 5,208, América latina: 1,782, América del Norte: 766, Asia: 1,333, Oceanía: 478, África: 1,258. Actualmente es la cuarta Orden masculina más numerosa de la Iglesia católica.

El 1 de enero de 2008, los profesos eran 10,686 (8,932 perpetuos y 1,754 temporales) y 406 novicios, que hacen un total de 11,092. La mayor parte pertenecen a las provincias de Italia, India, Brasil y Norteamérica, aunque están repartidos en 96 países.

---------------HERMANAS CLARISAS

Debido a la gran variedad de familias de clarisas y de federaciones autónomas, hoy resulta difícil hacer una estadística fiable, pero se puede asegurar que existen 892 monasterios en todo el mundo repartidos de este modo: Clarisas: 566 monasterios y 8,963 religiosas. Clarisas Urbanistas: 88 monasterios y 1,201 religiosas. Clarisas Capuchinas: 157 monasterios y 2,301 religiosas. Clarisas Coletinas, 61 monasterios y 750 religiosas. La mayor parte de los monasterios se encuentran en Europa (617) y en América (198), pero también los hay en Asia (74), Oceanía (5) y África (42).

---------------CONGREGACIONES FRANCISCANAS MASCULINAS Y FEMENINAS

La Conferencia Franciscana Internacional reúne a 382 congregaciones miembros, de los cuales 364 femeninas y 18 masculinas. Comprende, además, a 2 miembros asociados y a 60 Congregaciones contemplativas de la Tercera Orden Regular (TOR). La sedes o casas generalicias de las distintas órdenes están en 47 países, pero sus miembros se encuentran en todo el mundo. Según el Anuario Pontificio de 1975, las religiosas franciscanas eran ese año 137,946.

---------------ORDEN FRANCISCANA SEGLAR (TERCIARIOS)

Según las estadísticas del año 1996, los Terciarios Franciscanos estaban repartidos en el mundo de este modo: 
Por Continentes: 195,839 en Europa; 170,786 en América Latina; 36,353 en América del Norte; 24,451 en Asia; 13,908 en Africa; y 1,500 en Oceanía. En Total: 442,837.

Por áreas linguísticas: español 165,856; italiano 126,098; inglés 72,616; alemán 34,586; portugués 24,813; francés 18,868. Total: 442,837.

Fuente | Autor : http://www.fratefrancesco.org/01.htm |Fr. Tomás Gálvez
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor AMunozF » Vie Dic 05, 2014 2:22 pm

-------------------------------------------- EL CARISMA FRANCISCANO --------------------------------------------

La espiritualidad de los franciscanos (menores, clarisas, regulares y seglares) es idéntica a la del fundador en lo fundamental, y la podemos encontrar resumida en estas palabras de San Francisco: "La Regla y vida de los Hermanos Menores es esta: observar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad" (2Reg 1). 

Observar el Evangelio y los consejos evangélicos es algo que los franciscanos tienen en común con las demás órdenes religiosas, pero el nombre de "Hermanos Menores" pone el acento en que este ideal hay que vivirlo en humildad y fraternidad: "Ninguno de los hermanos tenga poder o dominio entre ellos, como dice el Señor en el Evangelio: Los jefes de las naciones las dominan y los grandes las oprimen. No ha de ser así entre los hermanos. El que quiera ser mayor entre ellos se haga como el menor" (1Reg 5). 

Menor y sometido a todos, tal debe ser la actitud de todo franciscano, a imitación de Jesucristo, el cual, a pesar de ser el Hijo de Dios, nos ha dejado un ejemplo encarnándose en María la Virgen, naciendo pobre en Belén, viviendo pobre y peregrino en este mundo y humillándose hasta la muerte en cruz, en obediencia perfecta a la voluntad del Padre.
Los franciscanos están llamados a conservar "el espíritu de la santa oración y devoción" sobre todas las demás cosas o actividades, que deben realizarse "fiel y devotamente". 

La pobreza, al contrario que en las ordenes precedentes, debe ser absoluta, individual y colectivamente. Los hermanos deben vivir del propio trabajo y, en caso de necesidad, pueden recurrir a la "mesa del Señor", o sea a la mendicación, sin avergonzarse, porque también Cristo se hizo pobre y peregrino en este mundo.
 
La caridad entre los hermanos y entre ellos y sus superiores debe ser más "materna" que fraterna.

La más heroica forma de caridad y de obediencia para aquellos que sintieran esa especial vocación o "divina inspiración" es el espíritu apostólico y misionero, consistente en anunciar la paz y la salvación de Jesucristo a cristianos y a personas de otras creencias.

La predicación por parte de los frailes capacitados y autorizados debe ser, según el ejemplo del Señor, con discursos útiles y edificantes y "brevedad de palabras". Y debe ir acompañada por el buen ejemplo, "sirviendo al Señor en pobreza y humildad", mostrándose ante todos en el mundo como hombres "mansos, pacíficos, modestos y humildes", sin discusiones, contiendas o juicios, soportando con humildad y paciencia las persecuciones y enfermedades y orando por los enemigos.

Los hermanos legos o "trabajadores", aunque no tengan parte en la actividad apostólica o misionera de la orden, colaboran eficazmente con ella con la oración y las buenas obras.

Tales actitudes van acompañadas además por el espíritu de caballerosidad y vida juglaresca, tan típicos de la Edad Media, para manifestar la alegría del servicio divino y atraer a todos al amor del Señor.

En resumen, las notas características de la espiritualidad franciscana en sus diferentes versiones (masculina, femenina y seglar) se encierran en estas pocas palabras: minoridad, pobreza, fraternidad-caridad y obediencia a Dios y a toda criatura por amor a él. Eso en cuanto a las actitudes. En lo referente a la actividad San Francisco quiso una orden donde convivieran los hermanos "orantes" los hermanos "trabajadores" y los hermanos "predicadores". 

La posterior clericalización de la orden, aparte de las mitigaciones en cuestión de pobreza, redujo el número de hermanos legos hasta hacerlos casi desaparecer, y dejó vacíos de orantes los eremitorios. Eso no cambia, sin embargo, lo esencial de la espiritualidad de la orden franciscana, siempre en tensión, por gracia del Espíritu, hacia la renovación del espíritu primitivo en formas nuevas de vida más acordes con los tiempos. De ahí las reformas del pasado, tendentes a recuperar el aspecto de la contemplación o la pobreza, y algunas experiencias recientes como la del conventual San Maximiliano Kolbe, que puso de manifiesto la importancia y el valor incluso apostólico de los hermanos legos o trabajadores en la Orden. Ese es el secreto de la vitalidad del franciscanismo, antiguo y siempre nuevo, que hace que lo encontremos presente en cualquier lugar del globo y en los ambientes más inimaginables. También en internet, por supuesto.

Fuente | Autor : http://www.fratefrancesco.org/01.htm |Fr. Tomás Gálvez
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor AMunozF » Vie Dic 05, 2014 5:33 pm

------------------------ DIFUSIONES Y FUSIONES: GRÁFICO DE LAS REFORMAS -----------------------


---------------------------------------------------ORDEN DE LOS HERMANOS MENORES 
........................................................ (Inocencio III - 1209)  ..|
...................................................                                          |
...................................................                                          |
...................................................                                          |
------------------------------      ESPIRITUALES (1274-1318)   <----(Minoritas) (OM)       
............................................|                     |                . . . . .|             
...................................... Fraticelli          Celestinos     ......      |                       
................................... (1317-1467)        (1294-1318)          ..     |                     
............................................................. |            (de la Comunidad)    
................................................Clarenos (Fraticelli)                |                
.....................................................(1317-1473)             ..       |             
................................................................................CONVENTUALES
..................................................................................(Claustrales)
......................................................................................|
. . . . . . . . . . . OBSERVANTES   <--------Regular Observancia   <--------|
. . . . . . . . . . . (1407 y 1415)               (Pablo Trinci- 1368). . . . . . . |
. . . . . . . .(con Vicarios generales) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..|
. . . . . . . . . . . . . . . |                     Villacrecianos      <----------------|
. . . . . . . . . . . . . . . | <--------------- (1403-71). . . . . . . . . . . . . . .|
. . . . . . . . . . . . . . . |                     Coletanos            <----------------|
. . . . . . . . . . . . . . . |  <--------------- (1412-1517) . . . . . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |                      Amadeitas          <----------------|
. . . . . . . . . . . . . . . |  <---------------(1460-1517). . . . . . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |                    Guadalupenses     <----------------|
. . . . . . . . . . . . . . . |                     (Descalzos 1495-1517). . . . . . .|
- - - - - - - - - - - - - - - |  <-----------Alcantarinos (1517-63). . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |                                      . . . . . . . . . . . . . .|
. . . . . . . . . . . . . . . |-------------->   Capreolanos  . . . . . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |  <-------------------(1467-80) . . . . . . . . . . . .|
. . . . . . . . . . . . . . . |-------------->       Clarenos . . . . . . . . . . . . .|
. . . . . . . . . . . . . . . |       . . . . . . . . . . (1473). . . . . . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |-------------->    De la Recolección . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . |  < -------------------(1487-1517). . . . . . . . . . |
. . . . . . . . . . . . . . . V                                                                   V
. . . . . . . . MENORES OBSERVANTES      (León X-1517)       MENORES CONVENTUALES
. . . . . . . . (Con ministro general)                                            . . .|
                  . .           |                                                        . . . . . |
              . . . . . . . .. |-------------> De la vida eremitica ----------->  |
. . . . . . . . . . . . . . . |                        (capuchinos)                       |
. . . . . . . . . . . . . . . V                                (1525)                        |
. . . . . . . . . . . Observantes (1368)                  |                        .. |
. . . . . . . . . . . Reformados (1532)               ..  |                        ..|--->  Conventuales Reformados
. . . . . . . . . . .(Riformella 1662)                       |                        ..|  
. . . . . . . . . . . Alcantarinos (1563)                   |                         .|<---   (1557-1668)
. . . . . . . . . . .(= Descalzos)                            .|                          |
. . . . . . . . . . . Recoletos (1579)                       |                          |
. . . . . . . . . . . . . . .|                                      |                          |
. . . . . . . . . . . . . .. V                                    .V                          V
. . . . . . . MENORES (Unión Leonina)    MENORES CAPUCHINOS    MENORES CONVENTUALES
. . . . . . . . . . (León XIII-1897)                      (1619) 
. . . . . . . . . . . . . OFM                               OFMCap             . . . . . . . OFMConv   
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor ESTIMADO » Vie Dic 05, 2014 7:09 pm

LAS INDULGENCIAS.
Todos hemos oído que puede uno ganar INDULGENCIAS, pero la verdad es que, ni entendemos bien qué es eso de las indulgencias, ni menos sabemos qué es lo que hay que hacer para ganarlas. En este folleto te explicaremos con detalle todo esto. ¡Verás que gran regalo nos ofrece Dios a través de la Iglesia con las indulgencias!
La palabra ¨indulgencia¨ viene del término INDULTO, que significa PERDÓN DE UNA DEUDA O DE UNA CULPA MERECIDA.
Cuando tú pecas gravemente de manera libre y consciente, además de hacer daño a los otros, te separas de Dios y quedan cerradas las puertas del cielo para ti.
Con el sacramento de la CONFESIÓN, recibes el perdón de Dios y recuperas la unión con El. Este perdón Dios te lo da gratis y supone que tendrás un cambio real en tu vida. Al confesarte se supone también que estás dispuesto a ¨reparar¨ o componer aquello que has descompuesto con tu pecado. Como esto muchas veces no es posible, pues es difícil reparar el daño cometido, entonces el pecado aunque ya esté perdonado en la confesión, te deja como una mancha, que tendrás que limpiar en esta vida con obras buenas o en el Purgatorio, para poder entrar totalmente limpio al cielo.
Para entender esto mejor, podemos usar un ejemplo muy sencillo: el pecado es como un clavo que penetra en la madera. La confesión saca el clavo, pero deja un agujerito en la madera. La indulgencia es como el resanado que tapa el agujero y deja la madera como nueva.
Esto significa que si recibes la INDULGENCIA PLENARIA (de todas tus culpas) estarás como recién bautizado, con el alma totalmente limpia de culpa. Si mueres acabando de recibir la indulgencia plenaria, te irás al cielo directo sin hacer escala en el Purgatorio.
A partir de la indulgencia todas las manchas que tenía tu alma desaparecerán. ¡Borrón y cuenta nueva! Es muy importante reflexionar: esto solo es posible porque la MISERICORDIA de Dios es infinita y porque su AMOR hacia ti también es infinito y no porque tú te lo ganes por tus méritos.

¿CÓMO GANAR UNA INDULGENCIA PLENARIA?
Para ganar una indulgencia plenaria, en año normal o en año santo, debes siempre cumplir
los TRES REQUISITOS siguientes
1. La Confesión.
Hacer una confesión profunda.
La confesión puede hacerse el mismo día que se quiere ganar la indulgencia o haberla
hecho recientemente.
2. La Comunión.
Esta debe llevarse a cabo el mismo día en que quiera ganarse la indulgencia.
3. La oración por las intenciones del Papa.
Debes rezar un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria, y ofrecer las por las intenciones del Papa.
Además de lo anterior, en un año NORMAL, debes cumplir con una, de las siguientes acciones:
1. La visita de adoración al Santísimo de media hora por lo menos.
2. La visita a los cementerios con la oración, por los difuntos y aplicada solamente a las almas
del purgatorio, del día 1 al 8 de noviembre.
3. La adoración de la cruz, el Viernes Santo durante la solemne acción litúrgica.
4. En las primeras comuniones, a los que la reciben y a los que asisten devota mente.
5. A los participantes a ejercicios espirituales de tres días de duración por lo menos.
6. A los que recitan el rosario en una iglesia, oratorio público, en familia, o en asociación piadosa.
7. A los que leen la Sagrada Escritura por lo menos durante media hora.
8. El rezo del Vía Crucis, delante de las estaciones, legítimamente erigidas.
Además de los 3 requisitos, en un AÑO SANTO, debes cumplir con cualquiera de las siguientes 4 obras:


1. Ir en peregrinación a un lugar santo.
En el caso de México deberá ser a la Iglesia Catedral de cada ciudad, o a las iglesias locales
que señale el Obispo de cada diócesis.
Una vez en la Iglesia, debes participar en la Santa Misa, o en un ejercicio piadoso como el vía crucis o el rosario.
2. Cruzar la Puerta Santa.
Debes cruzar la puerta de las Iglesias designadas y permanecer ahí un cierto tiempo en meditación espiritual.
3. Hacer una obra de misericordia.
Visitando un tiempo largo a algún hermano necesitado o con dificultades, como por ejemplo : enfermos, encarcelados, personas con discapacidad, ancianos solos, niños abandonados, juventud en dificultades, etc. , pues Cristo está presente en ellos.
4. Hacer una obra de penitencia.
Haciendo un sacrificio, por ejemplo:
a) Practicando el ayuno.
b) Absteniéndote al menos durante un día de cosas superfluas como el tabaco, las bebidas alcohólicas, los dulces, la televisión, la música...
c) Dando una limosna (que de verdad te cueste) a la Iglesia, a obras religiosas o sociales, o a
los pobres.
d) Dando de tu tiempo a algún apostolado o actividades en beneficio de tu comunidad.
e) Otras formas de sacrificio personal.
Importante:
- Se puede ganar una indulgencia plenaria cada día, pero no más de una al día.
- La indulgencia se puede ganar para uno mismo o para las almas de los difuntos que están en el purgatorio. No se pueden ganar personas para que aún estén vivas.
- No es necesario repetir la confesión cada vez.
Se recomienda hacerla con frecuencia.
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor AMunozF » Vie Dic 05, 2014 8:23 pm

A todos Uds. hermanos en el SEÑOR:

Con motivo de lo que estamos estudiando, que comprende mucho o todo prácticamente de la vida de San Francisco y por el tiempo que empezó el Domingo pasado, me permito poner una Predicación del P. Raniero Cantalamessa OFM Cap., Predicardor de la Casa Pontificia a propósito de estos temas, San Francisco y Adviento.

Primera predicación de Adviento
P. Raniero Cantalamessa, OFM Cap.
Ciudad del Vaticano, Palacio Apostólico, Capilla Redemptoris Mater, 07 de diciembre de 2013

----------FRANCISCO DE ASÍS Y LA REFORMA DE LA IGLESIA POR LA VÍA DE LA SANTIDAD

La intención de estas tres meditaciones de Adviento es prepararnos para la Navidad en compañía de Francisco de Asís. De él, en esta primera predicación, quisiera destacar la naturaleza de su vuelta al Evangelio. El teólogo Yves Congar, en su estudio sobre la "Verdadera y falsa reforma en la Iglesia” ve en Francisco el ejemplo más claro de reforma de la Iglesia por medio de la santidad1. Nos gustaría entender en qué ha consistido su reforma por medio de la santidad1 y qué comporta su ejemplo en cada época de la Iglesia, incluida la nuestra.

.....1) La conversión de Francesco

Para entender algo de la aventura de Francisco es necesario entender su conversión. De tal evento existen, en las fuentes, distintas descripciones con notables diferencias entre ellas. Por suerte tenemos una fuente fiable que nos permite prescindir de tener que elegir entre las distintas versiones. Tenemos el testimonio del mismo Francisco en su testamento, su ipsissima vox, como se dice de las palabras que seguramente fueron pronunciadas por Jesús en el Evangelio. Dice:

“El Señor me dio de esta manera, a mí el hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia; en efecto, como estaba en pecados, me parecía  muy amargo ver leprosos. Y el Señor mismo me condujo en medio de ellos, y practiqué con ellos la misericordia. Y, al separarme de los mismos, aquello que me parecía amargo, se me tornó en dulzura de alma y de cuerpo; y, después de esto, permanecí un poco de tiempo y salí del siglo”

Y sobre este texto justamente se basan los historiadores, pero con un límite para ellos intransitable. Los históricos, aun los que tienen las mejores intenciones y los más respetuosos con la peculiaridad de la historia de Francisco, como ha sido, entre los italianos Raoul Manselli, no consiguen entender el porqué último de su cambio radical. Se quedan - y justamente por respeto a su método - en el umbral, hablando de un "secreto de Francisco", destinado a quedar así para siempre.

Lo que se consigue constatar históricamente es la decisión de Francisco de cambiar su estado social. De pertenecer a la clase alta, que contaba en la ciudad para la nobleza o riqueza, él eligió colocarse en el extremo opuesto, compartiendo la vida de los últimos, que no contaban nada, los llamados "menores", afligidos por cualquier tipo de pobreza.

Los historiadores insisten justamente sobre el hecho que Francisco, al inicio, no ha elegido la pobreza y menos aún el pauperismo; ¡ha elegido a los pobres! El cambio está motivado más por el mandamiento; "Ama a tu prójimo como a ti mismo!, que no por el consejo: "Si quieres ser perfecto, ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, luego ven y sígueme". Era la compasión por la gente pobre, más que la búsqueda de la propia perfección la que lo movía, la caridad más que la pobreza.

Todo esto es verdad, pero no toca todavía el fondo del problema. Es el efecto del cambio, no la causa. La elección verdadera es mucho más radical: no se trató de elegir entre riqueza y pobreza, ni entre ricos y pobres, entre la pertenencia a un clase en vez de a otra, sino de elegir entre sí mismo y Dios, entre salvar la propia vida o perderla por el Evangelio.

Ha habido algunos (por ejemplo, en tiempos cercanos a nosotros, Simone Weil) que han llegado a Cristo partiendo del amor por los pobres y ha habido otros que han llegado a los pobres partiendo del amor por Cristo. Francisco pertenece a estos segundos. El motivo profundo de su conversión no es de naturaleza social, sino evangélica.  Jesús había formulado la ley una vez por todas con una de las frases más solemnes y seguramente más auténticas del Evangelio: ”Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”(Mt 16, 24-25)

Francisco, besando al leproso, ha renegado de sí mismo en lo que era más "amargo" y repugnante para su naturaleza. Se ha hecho violencia a sí mismo. El detalle no se le ha escapado a su primer biógrafo que describe así el episodio: “Un día se paró delante de él un leproso: se hizo violencia a sí mismo, se acercó y le besó. Desde eso momento decidió despreciarse cada vez más, hasta que por la misericordia del Redentor obtuvo plena victoria”2

Francisco no se fue por voluntad propia hacia los leprosos, movido por una compasión humana y religiosa. "El Señor, escribe, me condujo entre ellos". Y sobre este pequeño detalle que los historiadores no saben - ni podrían - dar un juicio, sin embargo, está al origen de todo. Jesús había preparado su corazón de forma que su libertad, en el momento justo, respondiera a la gracia. Para esto sirvieron el sueño de Spoleto y la pregunta sobre si prefería servir al siervo o al patrón, la enfermedad, el encarcelamiento en Perugia y esa inquietud extraña que ya no le permitía encontrar alegría en las diversiones y le hacía buscar lugares solitarios.

Aún sin pensar que se tratara de Jesús en persona bajo la apariencia de un leproso (como harán otros más tarde, influenciados por el caso análogo que se lee en la vida de san Martín de Tours3), en ese momento el leproso para Francisco representaba a todos los efectos a Jesús. ¿No había dicho él: “A mí me lo hicisteis? En ese momento ha elegido entre sí y Jesús. La conversión de Francisco es de la misma naturaleza que la de Pablo. Para Pablo, a un cierto punto, lo que primero había sido una "ganancia" cambió de signo y se convirtió en una "pérdida", "a causa de Cristo" (Fil 3, 5 ss); para Francisco lo que había sido amargo se convirtió en dulzura, también aquí "a causa de Cristo". Después de este momento, ambos pueden decir: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí".

Todo esto nos obliga a corregir una cierta imagen de Francisco hecha popular por la literatura posterior y acogida por Dante en la Divina Comedia. La famosa metáfora de las bodas de Francisco con la señora Pobreza que ha dejado huellas profundas en el arte y en la poesía franciscanas puede ser engañosa. No se enamora de una virtud, aunque sea la pobreza; se enamora de una persona. Las bodas de Francisco han sido, como las de otros místicos, un desposorio con Cristo.

A los compañeros que le preguntaban si pensaba casarse, viéndolo una tarde extrañamente ausente y luminoso, el joven Francisco respondió: "Tomaré la esposa más noble y bella que hayáis visto". Esta respuesta normalmente es mal interpretada. Por el contexto parece claro que la esposa no es la pobreza, sino el tesoro escondido y la perla preciosa, es decir Cristo. "Esposa, comenta el Celano que habla del episodio, es la verdadera religión que él abrazó; y el reino de los cielos es el tesoro escondido que él buscó”4

Francisco no se casó con la pobreza ni con los pobres; se casó con Cristo y fue por su amor que se casó, por así decir "en segundas nupcias", con la señora Pobreza. Así será siempre en la santidad cristiana. A la base del amor por la pobreza y por los pobres, o hay amor por Cristo, o lo pobres serán en un modo u otro instrumentalizados y la pobreza se convertirá fácilmente en un hecho polémico contra la Iglesia o una ostentación de mayor perfección respecto a otros en la Iglesia, como sucedió, lamentablemente, también a algunos seguidores del Pobrecillo. En uno y otro caso, se hace de la pobreza la peor forma de riqueza, la de la propia justicia.

.....2) Francisco y la reforma  de la Iglesia

¿Cómo ocurrió que de un acontecimiento tan íntimo y personal como fue la conversión del joven Francisco, comience un movimiento que cambió en su tiempo el rostro de la Iglesia y ha influido tan fuertemente en la historia, hasta  nuestros días?

Es necesario mirar la situación de aquel tiempo. En la época de Francisco la reforma de la Iglesia era una exigencia advertida más o menos conscientemente por todos. El cuerpo de la Iglesia vivía tensiones y laceraciones profundas. Por una parte estaba la Iglesia institucional - papa, obispos, alto clero - desgastada por sus continuos conflictos y por su demasiado estrechas alianzas con el imperio. Una Iglesia percibida como lejana, comprometida en asuntos demasiado más allá de los intereses de la gente. Estaban además las grandes órdenes religiosas, a menudo prósperas por cultura y espiritualidad después de las varias reformas del siglo XI, entre estas la Cisterciense, pero inevitablemente identificadas con grandes propietarios de terrenos, los feudales del tiempo, cercanos y al mismo tiempo lejanos, por problemas y niveles de vida, del pueblo común.

Había también fuertes tensiones que cada uno buscaba aprovechar para sus propias ventajas. La jerarquía buscaba responder a estas tensiones mejorando la propia organización y reprimiendo los abusos, tanto en su interior (lucha contra la simonía y el concubinato de los sacerdotes) como en el exterior, en la sociedad. Los grupos hostiles intentaban sin embargo hacer explotar las tensiones, radicalizando el contraste con la jerarquía dando origen a movimientos más o menos cismáticos. Todos izaban contra la Iglesia el ideal de la pobreza y sencillez evangélica haciendo de esto un arma polémica, más que un ideal espiritual para vivir en la humildad, llegando a poner en discusión también el ministerio ordenado de la Iglesia, el sacerdocio y el papado.

Nosotros estamos acostumbrados a ver a Francisco como el hombre providencial que capta estas demandas populares de renovación, las libera de cualquier carga polémica y las pone en práctica en la Iglesia en profunda comunión y sometida a esta. Francisco por tanto como una especie de mediador entre los heréticos rebeldes y la Iglesia institucional. En un conocido manual de historia de la Iglesia así se presenta su misión:

“Dado que la riqueza y el poder de la Iglesia aparecían con frecuencia como una fuente de males graves y los herejes de la época aprovechaban este argumento como una de las principales acusaciones contra ella, en algunas almas piadosas  se despertó el noble deseo de restaurar la vida pobre de Jesús y de la Iglesia primitiva, para poder así influir de manera más efectiva en el pueblo con la palabra y con el ejemplo”5

Entre estas almas es colocada naturalmente en primer lugar, junto con santo Domingo, Francisco de Asís. El historiador protestante Paul Sabatier, si bien tan meritorio sobre los estudios franciscanos, ha vuelto casi canónica entre los historiadores y no solamente entre aquellos laicos y protestantes, la tesis según la cual el cardenal Ugolino (el futuro Gregorio IX) habría querido capturar a Francisco para la Curia, neutralizando la carga crítica y revolucionaria de su movimiento. En práctica el intento de hacer de Francisco, un precursor de Lutero, o sea un reformador por la vía de la crítica y no por la vía de la santidad.

No se si esta intención se pueda atribuir a alguien de los grandes protectores y amigos de Francisco. Me parece difícil atribuirla al cardenal Ugolino y aún menos a Inocencio III, del que es conocida la acción reformadora y el apoyo dado a las diversas formas nuevas de vida espiritual que nacieron en su tiempo, incluidos los frailes menores, los dominicos, los humillados milaneses. Una cosa de todos modos es absolutamente segura: aquella intención nunca había rozado la mente de Francisco. Él no pensó nunca de haber sido llamado a reformar la Iglesia.

Hay que tener cuidado de no sacar conclusiones equivocadas de las famosas palabras del Crucifico de San Damián. “Ve Francisco y repara mi Iglesia, que como ves se está cayendo a pedazos”. Las fuentes mismas nos aseguran que él entendía estas palabras en el sentido modesto de tener que reparar materialmente la iglesita de San Damián. Fueron los discípulos y biógrafos que interpretaron - y es necesario decirlo, de manera correcta- estas palabras como referidas a la Iglesia institución y no sólo a la iglesia edificio. Él se quedó siempre en la interpretación literaria y de hecho siguió reparando otras iglesitas de los alrededores de Asís que estaban en ruinas.

También el sueño en el cual Inocencio III habría visto al Pobrecillo  sostener con su hombro la iglesia tambaleante del Laterano no agrega nada nuevo. Suponiendo que el hecho sea histórico (un episodio análogo se narra también sobre santo Domingo), el sueño fue del papa y no de Francisco. Él nunca se vio como lo vemos nosotros hoy en el fresco del Giotto. Esto significa ser reformador por la vía de la santidad, serlo sin saberlo.

.....3) Francisco y el retorno al evangelio

¿Si no quiso ser un reformador entonces qué quiso ser Francisco? También sobre esto contamos con la suerte de tener un testimonio directo del Santo en su Testamento:

“Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio. Y yo lo hice escribir en pocas palabras y sencillamente y el señor papa me lo confirmó”[/u].

Alude al momento en el cual, durante una misa, escuchó la frase del Evangelio donde Jesús envía a sus discípulos: [i]“Les mando anunciar el reino de Dios y a curar a los enfermos. Y le dijo: “No lleves nada para el viaje: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, y no tengáis una túnica de recambio”.
 (Lc 9, 2-3)6

Fue una revelación fulgurante de esas que orienta toda una vida. Desde aquel día fue clara su misión: un regreso simple y radical al evangelio real, el que vivió y predicó Jesús. Recuperar en el mundo la forma y estilo de vida de Jesús y de los apóstoles descrito en los evangelios. Escribiendo la regla para sus hermanos iniciará así:

“La regla y la vida de los frailes menores es esta, o sea observar el santo Evangelio del Señor nuestro Jesucristo”.

Francisco teorizó este descubrimiento suyo, haciendo el programa para la reforma de la iglesia. Él realizó en sí la reforma y con ello indicó tácitamente a la iglesia la única vía para salir de la crisis: acercarse nuevamente al evangelio y a los hombres, en particular, a los pobres y humildes.

Este retorno al evangelio se refleja sobre todo en la predicación de Francisco. Es sorprendente pero todos lo han notado: el Pobrecillo habla casi siempre de “hacer penitencia”. A partir de entonces, narra el Celano, con gran fervor y exultación comenzó a predicar la penitencia, edificando a todos con la simplicidad de su palabra y la magnificencia de su corazón. Adonde iba, Francisco decía, recomendaba, suplicaba que hicieran penitencia.

¿Qué quería decir Francisco con esta palabra que amaba tanto? Sobre esto hemos caído (al menos yo he caído por mucho tiempo) en un error. Hemos reducido el mensaje de Francisco a una simple exhortación moral, a un golpearse el pecho, a afligirse y mortificarse para expiar los pecados, mientras esto es mucho mas profundo y tiene toda la novedad del Evangelio de Cristo. Francisco no exhortaba a hacer “penitencias”, sino a hacer “penitencia” (¡en singular!) que, como veremos, es otra cosa.

El Pobrecillo, salvo los pocos casos que conocemos, escribía en latín. Y qué encontramos en el texto latino de su Testamento, cuando escribe: “El Señor me dio, de esta manera, a mí el hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia”. Encontramos la expresión “poenitentiam agere”. A él se sabe, le gustaba expresarse con las mismas palabras de Jesús. Y aquella palabra -hacer penitencia- es la palabra con la cual Jesús inició a predicar y que repetía en cada ciudad y pueblo al que iba.

“Después que Juan fue puesto en la prisión Jesús fue a Galilea, predicando el evangelio de Dios y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca , convertíos y creed en el evangelio” (Mc 1,15)

La palabra que hoy se traduce por “convertíos” o “arrepentíos”, en el texto de la Vulgata usado por el Pobrecillo, sonaba “poenitemini” y en Actos 2, 37 aún más literalmente “poenitentiam agite”, hagan penitencia. Francisco no hizo otra cosa que relanzar la gran llamada a la conversación con la cual se abre la predicación de Jesús en el Evangelio y la de los apóstoles en el día de Pentecostés. Lo que él quería decir con "conversión" no necesitaba que se lo explique: su vida entera lo mostraba.

Francisco hizo en su momento aquello que en la época del concilio Vaticano II se entendía con la frase “abatir los bastiones”: Romper el aislamiento de la iglesia, llevarla nuevamente al contacto con la gente. Uno de los factores de oscurecimiento del Evangelio era la transformación de la autoridad entendida como servicio y la autoridad entendida como poder, lo que había producido infinitos conflictos dentro y fuera de la Iglesia. Francisco por su parte resuelve el problema en sentido evangélico. En su orden los superiores se llamarán ministros o sea siervos, y todos los otros frailes, o sea hermanos.

Otro muro de separación entre la Iglesia y el pueblo era la ciencia y la cultura de la cual el clero y los monjes tenían en práctica el monopolio. Francisco lo sabe y por lo tanto toma la drástica posición que sabemos sobre este punto. El no es contra la ciencia-conocimiento, sino contra la ciencia-poder, aquella que privilegia a quién sabe leer sobre quien no sabe leer y le permite mandar con alteridad al hermano: “¡Traedme el breviario!”. Durante el famoso capítulo de las esteras, en el cual algunos de sus hermanos querían empujarlo a adecuarse a la actitud de las órdenes cultas del tiempo responde con palabras de fuego que dejan a los frailes llenos de temor:

“Hermanos, hermanos míos, Dios me ha llamado a caminar en la vía de la simplicidad y me la ha mostrado. No quiero por lo tanto que me nombren otras reglas, ni la de San Agustín, ni la de San Bernardo o de San Benedicto. El señor me ha revelado cuál es su querer, que sea un loco en el mundo: esta es la ciencia a la cual Dios quiere que nos dediquemos. Él les confundirá por medio de vuestra misma ciencia”7

Siempre la misma actitud coherente. Él quiere para sí y para sus hermanos la pobreza más rígida, pero en la Regla escribe: “Amonesto y exhorto a todos ellos a que no desprecien ni juzguen a quienes ven que se visten de prendas muelles y de colores y que toman manjares y bebidas exquisitos; al contrario, cada uno júzguese y despréciese a sí mismo”8
Elige ser un iletrado, pero no condena la ciencia. Una vez que se ha asegurado de que la ciencia no extingue “el espíritu de la santa oración y devoción”, será él mismo el que permita a Fray Antonio (el futuro santo Antonio de Padua) que se dedique a la enseñanza de la teología y san Buenaventura no creerá que traiciona el espíritu del fundador, abriendo la orden a los estudios en las grandes universidades.

Yves Congar ve en esto una de las condiciones esenciales para la “verdadera reforma” en la Iglesia, la reforma, es decir, que se mantiene como tal y no se transforma en cisma: a saber la capacidad de no absolutizar la propia intuición, sino permanecer solidariamente con el todo que es la Iglesia.9 La convicción, dice el papa Francisco, en su reciente exhortación apostólica Evangelii gaudium, que “el todo es superior a la parte”.

.....4) Cómo imitar a Francisco

¿Qué nos dice hoy la experiencia de Francisco? ¿Qué podemos imitar, de él, todos y enseguida? Sea aquellos a quien Dios llama a reformar la iglesia por la vía de la santidad, sea a aquellos que se sienten llamados a renovarla por la vía de la crítica, sea a aquellos que él mismo llama a reformarla por la vía del encargo que cubren.  Lo mismo de donde ha comenzado la aventura espiritual de Francisco: su conversión a Dios, la renuncia a sí mismo. Es así que nacen los verdaderos reformadores, aquellos que cambian verdaderamente algo en la Iglesia. Los que mueren a sí mismo, o mejor aquellos que deciden seriamente de morir así mismos, porque se trata de una empresa que dura toda la vida y va aún más allá ella si, como decía bromeando Santa Teresa de Ávila, nuestro amor propio muere veinte minutos después que nosotros.

Decía un santo monje ortodoxo, Silvano del Monte Athos: “Para ser verdaderamente libre, es necesario comenzar a atarse a sí mismos”. Hombres como estos son libres de la libertad del Espíritu; nada los detiene y nada les asusta. Se vuelven reformadores por la vía de la santidad y no solamente debido a su cargo.

¿Pero qué significa la propuesta de Jesús de negarse a sí mismo, ésta se pude aún proponer a un mundo que habla solamente de autorrealización y autoafirmación? La negación no es un fin en sí mismo, ni un ideal en sí mismo. La cosa más importante es la positiva: “Si alguno quiere venir en pos de mí”; es seguir a Cristo, tener a Cristo. Decir no a sí mismo es el medio, decir sí a Cristo es el fin. Pablo lo presenta como una especie de ley del espíritu: "Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis" (Rom 8,13). Esto, como se puede ver, es un morir para vivir, es lo opuesto a la visión filosófica según la cual la vida humana es "un vivir para morir" (Heidegger)

Se trata de saber que fundamento queremos dar a nuestra existencia: si nuestro “yo” o “Cristo”; en el lenguaje de Pablo, si queremos vivir “para nosotros mismos” o “para el Señor” (cf. 2 Cor 5,15; Rom 14, 7-8). Vivir “para uno mismo” significa vivir para la propia comodidad, la propia gloria, el propio progreso; vivir “para el Señor” significa colocar siempre en el primer lugar, en nuestras intenciones, la gloria de Cristo, los intereses del Reino y de la Iglesia. Cada “no”, pequeño o grande, dicho a uno mismo por amor, es un sí dicho a Cristo.

Sólo hay que evitar hacerse ilusiones. No se trata de saber todo sobre la negación cristiana, su belleza y necesidad; se trata de pasar a la acción, de practicarla. Un gran maestro de espiritualidad de la antigüedad decía: “Es posible quebrar diez veces la propia voluntad en un tiempo brevísimo; y os digo cómo. Uno está paseando y ve algo; su pensamiento le dice: “Mira allí”, pero el responde a su pensamiento: “No, no miro”, y así quiebra su propia voluntad. Después se encuentra con otros que están hablando (lee, hablando mal de alguien) y su pensamiento le dice: “Di tú también lo que sabes”, y quiebra su voluntad callando”10

Este antiguo Padre, como puede apreciarse, toma todos sus ejemplos de la vida monástica. Pero estos se pueden actualizar y adaptar fácilmente a la vida de cada uno, clérigos y laicos. Encuentras, si no a un leproso como Francisco, a un pobre que sabes que te pedirá algo; tu hombre viejo te empuja a cambiar de acera, y sin embargo tú te violentas y vas a su encuentro, quizás regalándole sólo un saludo y una sonrisa, si no puedes nada más. Tienes la oportunidad de una ganancia ilícita: dices que no y te has negado a ti mismo. Has sido contradicho en una idea tuya; picado en el orgullo, quisieras argumentar enérgicamente, callas y esperas: has quebrado tu yo. Crees haber recibido un agravio, un trato, o un destino inadecuado a tus méritos: quisieras hacerlo saber a todos, encerrándote en un silencio lleno de reproche. Dices que no, rompes el silencio, sonríes y retomas el diálogo. Te has negado a ti mismo y has salvado la caridad. Y así sucesivamente.

Un signo de que se está en un buen punto en la lucha contra el propio yo, es la capacidad o al menos el esfuerzo de alegrarse por el bien hecho o la promoción recibida por otro, como si se tratara de uno mismo: “Dichoso aquel siervo –escribe Francisco en una de sus Admoniciones- que no se enaltece más por el bien que el Señor dice y obra por su medio, que por el que dice y obra por medio de otro”

Una meta difícil (desde luego, ¡no hablo como alguien que lo ha logrado!), pero la vida de Francisco, nos ha mostrado lo que puede nacer de una negación de uno mismo hecha como respuesta a la gracia. La meta final es poder decir con Pablo y con él: “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”. Y será la alegría y la paz plenas, ya en esta tierra. Santo Francisco con su "perfecta alegría", es un testimonio vivo de la "alegría que viene del Evangelio,"   (Evangelii Gaudium) de qué nos ha hablado papa Francisco.

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NOTAS:
[1] Y.Congar, Vera e falsa riforma nella Chiesa, Milano Jaka Book, 1972, p. 194.
[2] Celano, Vita Prima, VII, 17 (FF 348).
[3] Cf. Celano, Vita Seconda, V, 9 (FF 592).
[4] Cf. Celano, Vita Prima, III, 7 (FF, 331).
[5] Bihhmeyer – Tuckle, II, p. 239.
[6] Leyenda de los tres compañeros, VIII.
[7] Leyenda Perusina 114.
[8] Segunda Regla, cap. II.
[9] Congar, op. cit. pp. 177 ss.
[10] Doroteo de Gaza, Obras espirituales, I,20 (SCh 92, p.177)


Fuente | Autor: © Innovative Media Inc. | P. Raniero Cantalamessa, OFM CAP. | Traducido por ZENIT | 07 de diciembre de 2013
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Sab Dic 06, 2014 10:02 am

10.- Recomendación de libros y peliculas.

El Hermano de Asís

Autor: Padre Ignacio Larrañaga Orbegozo

Editorial San Pablo, 1998. y/o Editorial Lumen 1990

Editorial San Pablo.- Imagen

Inicia con una dedicación que dice: “A Francisco de Asís, en el Octavo Centenario de su nacimiento” EL AUTOR.

Consta de seis capítulos. El primero: “Amanece la libertad” y termina con el sexto: “La última canción, misión cumplida”

"Hijos míos, salid al mundo con las antorchas en las manos. Colgad lámparas en los muros de las noches. Donde haya hogueras, poned manantiales. Donde se forjen espadas, plantad rosales. Transformad en jardines los campos de batalla. Abrid surcos y sembrad amor. Plantad banderas de libertad en la patria de la pobreza. Y anunciad que llega pronto la era del Amor, de la Alegría y de la Paz"

Excelente libro, vale la pena leerlo.
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PELÍCULAS FRANCISCANAS

Notapor FARV » Sab Dic 06, 2014 12:53 pm

Muy buena tarde para tod@s, tengo el agrado de compartirles la siguiente información sobre películas franciscanas:

PELICULAS FRACISCANAS
Cine Franciscano

Películas relacionadas con los franciscanos. Ordenes religiosas fundadas por San Francisco de Asís a principios del siglo XIII, posiblemente en 1209. San Francisco propuso una regla simple, estricta, cuyo principio fundamental era el voto de pobreza (condición que iba a causar un gran conflicto dentro de la orden, incluso antes de su muerte). Él y sus frailes, sin posesiones personales, viajaron por toda Italia, predicando y trabajando. Tuvieron tal éxito que en diez años so número se había elevado a cinco mil.del sitio

La primera orden, de Frailes Menores, está actualmente dividida en tres grupos: los Observantes (OFM), los Conventuales (OFMConv) y los capuchinos (OFMCap). Estos llevaban vida activa predicando a los pobres y necesitados. La segunda orden está compuesta de monjas, conocidas como Clarisas (PC). La orden tercera es una fraternidad laica. Juntas constituyen la orden religiosa más grande de la Iglesia católica, famosa por su trabajo misionero y social.

Película: Francisco juglar de Dios

Título: Francisco juglar de Dios –
Francesco giullare di Dio
Director: Roberto Rossellini
Actores: Aldo Fabrizi - Nazario Gerardi – Arabella Lemaitre – Roberto Sorrentino – Peparuolo
Año: 1950
Pais: Italia
Citas en la película: 1ª Corintios 1:27-28 – Mateo 6:9-13
Notas: En el retrato de Rossellini sobre los comienzos de la orden Franciscana resalta la inocencia

Película: Marcelino pan y vino

Título: Marcelino pan y vino
Director: Ladislao Vajda
Actores: Pablito Calvo – Rafael Rivelles – Antonio Vico – Juan Calvo – José Marco Davó – Juan José Menéndez – Fernando Rey – José Nieto – Adriano Dominguez – Mariano Azaña – Joaquín Roa
Año: 1954
Pais: España
Citas en la película: Mateo 9:12 - Marcos 2:17 - Lucas 5:31
San Marcelino. Arranque de la película, donde un fraile Fernando Rey nos irá contando la vida de este fenómeno

Película: Cotolay (El niño y el lobo)
José Antonio Nieves - 1965

Nacionalidad: Española
Director: José Antº Nieves
Productor: Miguel de Echarri
Guión: Luis Ligero - José Antonio Nieves Conde
Música: Àngel Arteaga
Fotografía: Mario Pacheco
Año: 1965
Duración: 108 min. (Color)
Género: Drama religioso
Premios: Sindicato Nacional del Espectáculo - España (1965)
Reparto:
Vicente Parra
Didier Haudepin
José Bódalo
Conrado Sanmartín
José Bastida
Cris Huertas

Argumento

Drama religioso ambientado en el siglo XIII en plena expansión del cristianismo en España en la que el papel de las peregrinaciones de santos varones por el camino de Santiago tuvieron un papel decisivo. La historia se basa en la leyenda de Cotolay sobre la fundación del convento de Valdedios en Compostela. Tres frailes: Francisco de Asís, Juan de Florencia y Bernardo de Quintavalle, mientras rezan ante la tumba del Apóstol, reciben una revelación divina: deberán fundar un convento en estas tierras. En la empresa cuentan con la ayuda de un muchachito llamado Cotolay, cuyo arrojo, astucia y bondad serán decisivos para llevarla a cabo.

Comentarios

Cotolay existió realmente. Su tumba se encuentra a la entrada del convento, donde una inscripción explica la leyenda. Allí se dice que era un pobre carbonero y que encontró un tesoro con el que se pudo construir el convento. En realidad debió de ser un rico burgués, que llegó a ser regidor de la ciudad y fue biehechor de los frailes Menores, a los que ayudó en la fundación. De su existencia histórica no hay duda, pues se conserva su testamento.
La película es, más bien, un cuento infantil sin grandes pretensiones, con un Vicente Parra poco convincente en el papel de Francisco. Tiene a su favor que es la única película hecha en España sobre el Santo de Asís.

Película: Hermano Sol, Hermana Luna

Hermano Sol, Hermana Luna es el título en castellano de Fratello Sole, Sorella Luna, es una película biográfica de Francisco de Asís dirigida por Franco Zeffirelli en 1972.

Fue nominada al Óscar a la mejor Dirección Artística.

Fratello Sole, Sorella Luna

Título Hermano Sol, Hermana Luna
Ficha técnica
Dirección Franco Zeffirelli
Música Donovan
Reparto Graham Faulkner
Judi Bowker,
Valentina Cortese,
Alec Guinness
Datos y cifras
País(es) Italia
Año 1972
Género Amor (fraternal)
Duración 130 min.

Argumento

Francisco, hijo del comerciante Pedro Bernardone y de Pica es un joven alegre y despreocupado al que le gusta divertirse con sus amigos. Participa en la guerra contra Perusa y regresa enfermo y cambiado. Tras mucho meditarlo, conmovido por la miseria de los obreros de la tintorería de su padre, renuncia a todos sus bienes y se dedica a reparar la iglesia de San Damián, con ayuda de sus primeros seguidores. Uno a uno se le van uniendo los viejos amigos y también la joven Clara. Viven de limosna y sus paisanos los toman por locos. Decidido a defender sus razones va a entrevistarse con el papa Inocencio III y éste, después de escucharlo, se postra a sus pies, como señal de aprobación.

Película: FRANCISCO DE ASÍS

Francis of Assisi es una película de 1961 a color, dirigida por Michael Curtiz, basada en la novela The Joyful Beggar del escritor católico Louis de Wohl.

Nacionalidad: USA
Director: Michael Curtiz (Mihály Kertész)
Productor: Perseus
Guión: de la novela de Lous de Whol
Música: Mario Nascimbene
Fotografía: Piero Portalupi
Año: 1961
Duración: 106 min.
Género: Drama religioso

Hollywood no podía permanecer insensible a la fascinación de Francisco, y he aquí que en 1961 Michael Curtiz realizaba "Francisco de Asís", producido y distribuído para la 20th Century Fox e interpretado por Bradford Dillman (Francisco) y Dolores Hart (Clara). La película, exhibida de vez en cuando en televisión, rica de escenografías y vestuarios, es un típico producto hollywoodiano: mucho lujo, escasa credibilidad histórica, poca profundización psicológica de los personajes, ningún rastro de espiritualidad franciscana, puesto que el protagonista parece más un caballero de la mesa redonda que el hombre de la renuncia y la penitencia.

(Enzo Nata, "S. Francesco Patrono d'Italia", febr. 1999, p. 33). El personaje de Francisco sacude también a la lejana Hollywood y en 1961 Michael Curtiz (el director de La carga de los 600 y Robin Hood) le da aquel tono espectacular típico del cine americano a un asunto que se beneficia de las sugestivas vistas del Cinemascope y de la fotografía en color (del italiano Piero Portalupi). Los intérpretes (de Francisco de Asís, n. del tr.) son Bradford Dillman y Dolores Hart en el papel de Clara. Que los caminos del Señor son infinitos lo demuestra el hecho que, después de esta película, Dolores Hart decidió dejar el cine y de emitir los votos, entrando en un convento de Massachussetts.

Trama

Un drama religioso sobre la vida de San Francisco de Asís (Bradford Dillman). La juventud de san Francisco como el hijo de un acaudalado comerciante de ropa en Asís, quien deja todas sus posesiones terrenales para dedicar su vida por completo a Dios. Clara (Dolores Hart) es una joven aristócrata a quien le impactó tanto san Francisco que dejó a su familia para convertirse en monja. En ese entonces san Francisco ya tení auna reputación establecida por su voto de pobreza, la historia continúa para mostrar sus milagros y otros aspectos de su vida, incluyendo su muerte el 3 de octubre de 1226.

Elenco

* Bradford Dillman - Francis Bernardone of Assisi
* Dolores Hart - Clare
* Stuart Whitman - Count Paolo of Vandria
* Cecil Kellaway - Cardinal Hugolino
* Eduard Franz - Pietro Bernardone
* Athene Seyler - Aunt Buona
* Finlay Currie - The Pope
* Mervyn Johns - Brother Juniper
* Russell Napier - Brother Elias
* John Welsh - Canon Cattanei
* Harold Goldblatt - Bernard
* Edith Sharpe - Donna Pica
* Jack Lambert - Scefi
* Oliver Johnston - Father Livoni
* Malcolm Keen - Bishop Guido

Película: Francesco

Título: Francesco – Francisco de Asís

Director: Liliana Cavani
Actores: Mickey Rourke – Helena Bonham Carter – Andréa Ferreol – Peter Berling – Mario Adorf – Paolo Bonacelli – Fabio Bussotti – Riccardo de Torrebruna – Alekander Dubin – Edward Farrelly
Año: 1989
Pais: Italia – Alemania
Citas en la película: Mateo 19:21 – Marcos 10:21 – Lucas 18:22 – Epístola a los Efesios 2:15
Notas: Nueva versión del tema, segunda de la directora Liliana Cavani, en 1966 ya había llevado el personaje a la pantalla; Lou Castel como Francesco y Ludmila Lvova como Clara.

Francesco es un docu-drama que cuenta la historia de San Francisco de Asis, desde un hijo de padre rico hasta el santo religioso humanitario en que se convirtió. La película se basó en el libro de Herman Hesse, Francis of Assisi, del cual ya se había realizado una película en 1966 por la directora Liliana Cavani. Protagonizada por Mickey Rourke y Helena Bonham Carter.

Elegida entre las 100 películas pro catolicismo por la National Catholic Register en 2004.

Elenco
Mickey Rourke ... Francesco
Helena Bonham Carter ... Chiara
Andréa Ferréol ... Madre de Francesco
Nikolaus Dutsch ... Cardenal Colonna
Peter Berling ... Obispo Guido
Hanns Zischler ... Papa Inocente III
Mario Adorf ... Cardenal Ugolino
Paolo Bonacelli ... Padre de Francesco
Fabio Bussotti ... Leone
Riccardo De Torrebruna ... Pietro Cattani
Alexander Dubin ... Angelo
Edward Farrelly ... Egidio
Paolo Proietti ... Pacifico
Paco Reconti ... Rufino
Diego Ribon ... Bernardo di Quintavalle

Premios
La película ganó tres premios y fue nominada a un cuarto. Danilo Donati ganó el Premio David di Donatello por Mejor Producción de Diseño en 1989, Y el Italian National Syndicate of Film Journalists Silver Ribbon también por Producción de Diseño. Fabio Bussotti ganó el Syndicate's Best Supporting Actor Award. La direcora Liliana Cavani fue nominada en 1989 a la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.

Película: FRANCISCO - Francesco

Año de producción: 2002
País: Italia
Dirección: Michele Soavi
Intérpretes: Raoul Bova, Amélie Daure,Gianmarco Tognazzi, Claudio Gioè, Paolo Briguglia, Mariano Rigillo
Argumento: Leonardo Fasoli
(Historia),Pietro Valsecchi
Guión: Salvatore De Mola, Leonardo Fasoli,Giacomo Scarpelli, Michele Soavi
Música: Carlo Siliotto
Fotografía: Giovanni Mammolotti
Distribuye en DVD: Divisa
Duración: 130 min.
Público apropiado: Todos
Género: Biográfico
Extras DVD: Español e italiano estéreo. De pájaros y florecillas. Fichas. Filmografías. Galería.

Esta es la historia verdadera de San Francisco de Asís, el fundador de la orden monástica que lleva su nombre. La historia empieza cuando Francisco es el joven heredero de una familia noble y acaudalada que toma las armas es una disputa entre las familias más ricas de la ciudad. Francisco es tomado prisionero por el enemigo y encarcelado. Este hecho lo lleva a reflexionar sobre su vocación de vida. Poco tiempo después, Francisco escucha y obedece a su voz interior, que lo incita a abandonar su riqueza y a dedicar su vida a predicar el evangelio y a cuidar y a proteger a los afligidos y a los necesitados.

Película: CLARA Y FRANCISCO

Título original: Chiara e Francesco
Año: 2007
País: Italia
Duración: 200 min.
Género: Drama biográfico
Temática: Santos y beatos
Calificación moral: +13
Director: Fabrizio Costa
Guión: Francesco Arlanch
Música: Marco Frisina
Fotografía: Giovanni Galasso
Reparto: Ettore Bassi, Maria P. Petruolo, Gabriele Cirilli, Lando Buzzanca, Ángela Molina, Ivano Marescotti, Luigi Diberti

Un excelente largometraje con una magistral actuación que presenta la historia de dos grandes santos de la Iglesia Clara y Francisco de Asís.

Ambientada en el contexto histórico de una Italia del siglo XII (1198) y enfrentada en época de cruzadas. Subraya los momentos decisivos de estos dos personajes, su experiencia vocacional, el camino espiritual, las fundaciones y su influencia en la renovación de la Iglesia. Finaliza con el llamado que les hace Dios a gozar de su presencia eternamente en el cielo y los datos de sus canonizaciones.

Biografía de Clara y Francisco que comienza en 1198, con el alzamiento del pueblo de Asís contra los nobles de la ciudad. Paradójicamente, los que después serían fraternales compañeros pertenecen a dos estratos sociales enfrentados. Mientras la noble familia de Clara tiene que huir a la vecina Perusa, Francisco, miembro de la burguesía, saborea las mieles de la victoria. Al ser capturado y encarcelado en la batalla de Collestrada años después, comenzará a replantearse su vida.

Pese a algunas inexactitudes históricas, es mucho más fiel a los hechos y al espíritu franciscano que otras adaptaciones anteriores. De hecho, algunas de sus secuencias, como la consagración de Clara, son tan genuinas y bellas que valen, por sí mismas, casi tanto o más que otras versiones enteras. Los personajes de Francisco y Clara, que aquí tiene más protagonismo, están muy bien construidos; tienen carisma y profundidad. Les acompañan unos secundarios bien caracterizados, entre los que destaca un Pedro Bernardone brusco y mundano, pero a la vez humano y preocupado por su hijo. Tan solo se hecha en falta al fiel hermano León, que en parte está “sustituido” por fray Iluminado.

La serie de dos capítulos coproducida por la RAI tuvo un considerable éxito en Italia. Probablemente se trate del mejor acercamiento a la figura del Poverello junto al film neorrealista de Rossellini, Francisco, juglar de Dios. Preciosa banda sonora de Marco Frisina.

Tratamiento de la fe cristiana
Si bien, Francisco de Asís tiene una gran importancia espiritual, Clara no es un personaje secundario dentro de la familia franciscana, pues es el complemento perfecto a Francisco. Su mayor presencia es uno de los grandes aciertos de esta producción italiana.

“He venido a enfrentar al hijo con su padre...” (Mt 10,35). Un ejemplo evidente de estas palabras de Jesús, es el conflicto entre Francisco y su padre, y el que también existió entre Clara y algunos de sus familiares. Ambos padecieron la incomprensión de su familia ante su decisión de dejar de lado sus acomodadas vidas para tener una existencia humilde. Clara y Francisco, como el comerciante del Evangelio que encuentra una perla de gran valor, abandonaron todo lo que les podía separar de Dios.

“Clara, ¿estás siguiendo mis pasos?” (pregunta Francisco) / “Pero más profundos” (responde Clara). Este ilustrativo diálogo que abre el film resume bien lo que supone tener un carisma determinado. No significa seguir a un santo concreto, sino la elección de un camino para ir tras los pasos de Cristo, basado en uno o varios modelos de espiritualidad.

Francisco viajó hasta Tierra Santa para negociar la paz con el Sultán en plenas Cruzadas. Aunque no consiguió su objetivo, puso la primera piedra en el diálogo interreligioso. Prueba de la amistad que forjó con el Sultán, es el cuerno de marfil que le regaló éste, que se conserva como reliquia en Asís.

Película: SANTA CLARA DE ASÍS

Es una maravillosa obra que nos muestra la Italia del siglo XIII. La historia de profunda amistad de dos jóvenes de la región de Umbría, que tomaron decisiones radicales y dedicaron sus vidas a Dios y a los demás: San Francisco y Santa Clara de Asís.

Renunció a su vida acomodada para hallar su propio destino, uniéndose espiritualmente con el mundo y liberándose de sus posesiones materiales. Una historia apasionante enmarcada en una época de conflictos, guerras e injusticias.

Serafino R. Rafaiani nos ofrece el relieve humano y franciscano de esta mujer llena de fuerza carismática y de dulzura; la firmeza y serenidad para defender la radicalidad de su opción evangélica; la intimidad insondable con Francisco de Asís y el amor apasionado a Jesucristo siempre.

Un documento histórico conservado hasta nuestros días, que toma forma, vida y color en el video. En él, las primeras compañeras de Clara, que compartieron la aventura franciscana desde la primera hora, declaran llenas de admiración y sencilles lo que han visto y oído. La personalidad de Clara se manifiesta en lo cotidiano; es admirable por el heroísmo de su femenidad y está impregnada de autenticidad evangélica.

La acción se desarrolla en un ambiente de sobriedad y sencillez franciscana. El ritmo de la película nos conduce hacia la serenidad y la calma, para contemplar, en la transparencia de Clara, las fuentes evangélicas del bien y la paz.

Película: SAN ANTONIO DE PADUA

Sicilia, 1221. El monje Antonio, al encontrarse varado en la isla con su hermano monje Giulietto, narra ahí al obispo su historia.

Fernando, como era llamado Antonio antes de unirse a la orden Franciscana, era un noble joven altamente inteligente, quien estaba destinado a convertirse en caballero algún día. Por el amor de una mujer, pelea a duelo con su mejor amigo Nuno a quien hiere horriblemente. Abatido por lo sucedido y al darse cuenta de repente de cuan sin sentido es el mundo en realidad, le ruega a Dios tomar su vida a cambio de la de su amigo. Y así, cuando queda claro que Nuno vivirá, Fernando abandona a su amada y a su familia y se integra al monasterio...
Descubre la historia de un gran Santo.

Película: PADRE PÍO - Una luz en nuestro tiempo

Padre Pío una luz en nuestro tiempo refleja la verdadera historia de un sacerdote Capuchino, considerado como uno de los mayores santos del siglo XX, quien llevó en su cuerpo por cincuenta años las llagas de Jesús Crucificado. Ofreciendo su vida para mitigar el dolor de la gente de su tiempo, Dios le permitió realizar grandes obras, curando a numerosos enfermos y reconciliando a muchas personas con Dios. Rápidamente su fama se extendió por todo el mundo, aunque esto le acarreó fuertes incomprensiones de parte de la iglesia, y por otro lado ataques del demonio que lo querían alejar de su misión. Marcado por el dolor, el padre Pío se mostró siempre fiel a la iglesia a quién obedeció hasta el último momento de su vida.

Protagonizada por Sergio Castellitto, el filme es capaz de cautivar el corazón y descubrirnos una vida que desde la infancia estuvo marcada por fuertes experiencias místicas que lo llevaron a consagrarse a Dios como hermano Capuchino. Realizada en las regiones de Italia esta conmovedora película se convierte en una de las mejores producciones del director Carlo Carlei.

Película: PADRE PÍO - Entre el Cielo y la Tierra

Tantas personas buscan saber más sobre el Padre Pío. ¿Quién era este hombre, que curaba a los ciegos, que podía estar en dos lugares al mismo tiempo, que hablará muchos idiomas cuando confesaba, que era un gran Sacerdote, que llevó las llagas de Cristo durante 50 años, que sufrío muchísimo, que oraba constantemente, que tocó las vidas de tantas personas, que amaba a Jesús y a María, que era un Santo?

San Pío, un hombre, que veía y hablaba al corazón del hombre.

Película: Godspeed - "La llamada de Dios".

Una fenomenal película vocacional, en la que un joven llamado Diego, acompañado de sus amigos Luis y Rafa, va descubriendo su vocación. Todo empezó en un verano..., cuando conoció a un joven sacerdote, el Padre Jaime, párroco del pueblo. Lo importante no es el final, su vocación, sino su búsqueda y su discernimiento vocacional, pues cada uno tenemos que encontrar y seguir nuestra propia vocación.

¡ Ah, es fuerte, pero tu puedes. Ánimo y adelante !

Sugerencia para ver la película: Ve una parte de la película y para, no lo hagas todo de un tirón, y si lo haces, vuelve a ver cada parte despacio y profundizando. Pues lo importante es acompañar a Diego en su "camino vocacional", y ver qué sientes tú. ¿Te identificas con él? ¿Qué piensas del cura, Jaime? ¿Y de sus amigos? ¿Etc...? No tengas prisa, ve poco a poco la película, es una fenomenal película vocacional. Te confieso, que a mi me ha hecho recordar mi propia historia vocacional y a los que me ayudaron a encontrar mi vocación. ¡Ánimo y adelante!

PELÍCULAS SOBRE FRANCISCO DE ASÍS
"Francisco en la Historia del Cine" - Artículo de Enzo Nata

1911: "Il Poverello d'Assisi", de Enrico Guazzoni (IT)

1912-1922: Películas perdidas

1918: "Frate Sole", de Ugo Falema (IT)"

1927: "Fratefrancesco, de G. Cesare Antamoro" (IT)

1944: "San Francisco de Asís", de Alberto Gout (MX)

1959: "Francisco, juglar de Dios", de Roberto Rosellini (IT)"

1961: "Francisco de Asís, de Michael Curtiz" (USA)

1965: "Cotolay (El niño y el lobo)", de José Antº Nieves (ES)

J966: "Francisco de Asís", de Liliana Cavani (Italia)

1972: "Hermano Sol, hermana Luna, de Franco Zeffirelli (IT - GB)

1973: Francesco - Hanspeter Capaul, Wolfgang Suttner (DE)

1989: "Francesco", de Liliana Cavani (IT)

2002: "Francesco", de Michele Soavi. Miniserie TV (IT)

2007: "Chiara e Francesco", de Fabrizio Costa. Film TV (IT)

PELÍCULAS DE TEMA FRANCISCANO

1950: "Margherita da Cortona", de Mario Bonard (IT)

1950: "Peppino e Violetta", de Maurice Cloche (IT - GB) Nuevo

1954: "Marcelino Pan y Vino", de Ladislao Vadja (ES)

1960: "La notte tragica (S. Clara)", de Raffaello Pacini" (IT)

1962: "The Reluctant Saint (S. J. de Copertino", de E. Dmytryk (USA)

1966: "Pajarracos y Pajaritos", de Pier Paolo Passolini (IT)

1973: "El pequeño milagro", de Jeannot Sczwark (USA)

1986: "El nombre de la rosa", de Jean Jacques Arnaud (UE)

1984: "Los Clandestinos de Asís", de Alexander Ramati (USA)

PELÍCULAS SOBRE SAN ANTONIO DE PADUA

1931: "Antonio di Padova, il Santo dei miracoli", de Giulio Antamoro (IT)

1949: "Antonio di Padova", de Pietro Francisci (IT)

1964: "Obras no mês de S. Antonio (Docum.)", de Mario Pires (PT)

1990: "Sant'Antonio di Padova", de Giorgio Salce (IT)

1996: "Antônio dos milagres", de Lucas Bueno (BR)

2002: "Sant'Antonio di Padova", de Umberto Marino - Serie TV (IT)

Esta información se encuentra en: http://paradagamez.blogspot.com/2005/11 ... canas.html
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Sab Dic 06, 2014 7:46 pm

Porciúncula

El nombre porciúncula significa «pequeña porción de tierra», fue mencionado por primera vez en un documento del año 1045, que actualmente está en los archivos de la Catedral de San Rufino, en Asís.

Del latín portiunc?la, dim. de port?o, -?nis,
significa: f. Jubileo que se gana el día 2 de agosto en las iglesias y conventos de la Orden de San Francisco.

Con el nombre de porciúncula también se denomina a la indulgencia plenaria que pueden ganar los fieles católicos el 2 de agosto. La última actualización del significado de porciúncula fue el 2 de diciembre del 2014 y dice, que es una pequeña iglesia dentro de una Basílica en Italia, donde comenzó el movimiento Franciscano y la celebración solemne en los templos y conventos de la Orden de San Francisco.

La primera Porciúncula es la pequeña iglesia incluida dentro de la Basílica de Santa María de los Ángeles, en el municipio de Asís, Italia.

En algunas partes del mundo existen porciúnculas entre ellas:

En Lima, Perú, la Iglesia de los Franciscanos Descalzos, españoles apoyados por el grupo Scout Rimac 233, proporciona todos los 2 de agosto, una sopa para todos los lugareños que se denomina «porciúncula»

En la ciudad de Arequipa, Perú, en el templo de la Tercera Orden Franciscana, se festeja la solemnidad de la Porciúncula con la presencia de la talla del Siglo XVIII de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, después de la Misa solemne se procede al compartir denominado de la «porciúncula»

La ciudad más grande que recibió el nombre de San Francisco de Asís, es San Francisco en California, Estados Unidos, se construye la primera réplica exacta de la Capilla de la Porciúncula, proyecto que cuenta con la colaboración de los franciscanos y que tiene el alto patronazgo del cardenal Willian Levada, anterior Arzobispo de San Francisco. La nueva capilla será centro de peregrinación e iniciativas de paz para los Estados Unidos y el resto del mundo; un reflejo de la influencia histórica que los Franciscanos tuvieron en el desarrollo de esta zona perteneciente a la América Española, fundaron la ciudad de Los Ángeles = "Pueblo de Nuestra Señora de los Ángeles de Porciúncula" y se deriva de la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís.

Iglesia de La Porciúncula en Bogotá.- Imagen

En Bogotá, Colombia,
la capilla que fuera anexa al Convento Franciscano es una de las iglesias más reconocidas de la ciudad, y lleva el nombre de La Porciúncula.

En la localidad de Puan, Buenos Aires, Argentina,
hay una réplica de la Porciúncula en el Monasterio Santa Clara, inaugurada en el año 1982, antes de la construcción del Monasterio.

Todos los templos conventuales que los Franciscanos edificaron en las tierras mexicanas, sobre todo en el Siglo XVI, como los de Coyoacan, Xochimilco, Huejotzingo, Calpan, Puebla, Atlixco, Huaquechula, Tochimilco, Tehuacán, Cholula, por sólo mencionar algunos, tienen una puerta lateral cuyo entorno está muy ornamentado. En la mayoría ese acceso está cerrado y únicamente se abre el día 2 de agosto. A esas puertas se les nombra como a la minúscula Capilla que San Francisco restauró en el valle cercano a la ciudad de Asís. Se trata de una muy antigua edificación que estaba cayéndose por el abandono y San Francisco la fue arreglando poco a poco, hasta concluir su rescate. Los asisanos llamaban a la capillita la “Porziuncola”, Porciúncula.

Entre ellos: San Gabriel Cholula, Puebla.-Guayangareo Michoacán.-

La iglesia fue construida con piedras del antiguo teocalli, parte del cual quedó abajo del templo que fue terminado por Fray Juan de Torquemada en 1609, y en esta iglesia acudía a oír Misa San Juan Diego, quien venía desde Cuautitlán.

La iglesia de Tlatelolco.-
Imagen-.está orientada hacia el poniente, con su puerta porciúncula, su fachada tiene un arco rebajado, ventana coral rectangular en donde se ven los escudos de la Orden Franciscana y en el remate hay una cruz.

En el Templo del Ex Convento de Santiago Apóstol se encuentra actualmente la Capilla Expiatoria la Porciúncula
Del brazo derecho del breve crucero del templo se desprende el sagrario que fue convertido en una Capilla Expiatoria, donde está permanentemente el Santísimo Sacramente. La capilla fue bautizada como Porciúncula que, en la historia Franciscana se refiere al templo donde surgió todo el movimiento.

Han transcurrido 479 años desde la fundación del Convento Franciscano de Acatzingo, que se instaló en el centro de esta población, que no ha tenido ninguna clase de reparación, a tal grado que quedó destruido a través de los años el Claustro, donde habitaban los Sacerdotes de la Primera Orden.

En el Templo y Ex Convento Franciscano de San Bernardino de Siena, en Xochimilco, en la Ciudad de México, en la parte exterior encontramos la Capilla de la Tercera Orden, compuesta por una sola nave de cuatro tramos que corresponden a finales del Siglo XVII, cuya portada en cierta forma nos recuerda la porciúncula puerta de acceso lateral a la nave del templo principal, misma que guarda un significado especial para la Orden Franciscana.

En el costado izquierdo del templo se distingue la portada porciúncula, que los Hermanos Benedictinos dieron en Italia a los Franciscanos; exhibe una bella decoración en relieve sobre el arco de la entrada. A la derecha del acceso principal se localiza la Capilla de la Tercera Orden de San Francisco, erigida hacia 1696.

El Convento de San Bernardino Xuchimilco, muestra en su conjunto, con orgullo, la mano de obra de quienes lo pensaron y lo hicieron, convirtiendo en poemas sintetizados en su arquitectura; y sobre de lo que es la Puerta Porciúncula se observa un enorme escultura de San Cristóbal, nuevamente la presencia de las ideas medievales aparece.

La Puerta Porciúncula, en Huejotzingo, Puebla, esta en la Iglesia y Convento de San Miguel Arcángel, en Huejotzingo, un conjunto de Iglesia-fortaleza del Siglo XVI.

Fuentes: Guía Turística, Conoce México. Wikipedia.
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor Monike Stephany » Sab Dic 06, 2014 8:56 pm

SAN BUENAVENTURA

Su verdadero nombre es Juan de Fidanza, que era el de su padre. Nació en Bagnorea, cerca de Vierbo, en Toscana. Se dice que el sobrenombre de Buenaventura, con el cual es universalmente conocido, se le dio a consecuencia de una curación milagrosa lograda, durante su infancia, o por el taumaturgo San Francisco de Asís en persona, o por su propia madre Ritella, que quiso expresar así su gratitud por el “feliz acontecimiento” (buona ventura).
La Orden de San Francisco estaba entonces en plena florescencia. En el Convento de los Frailes Menores de su pueblo natal fue donde el niño hizo sus primeros estudios. Pero a la edad de l7 años, en l236, ya estaba él en París y rápidamente conquistaba el título de “maestro en artes”.
Primeramente estudiaba del ideal franciscano, en el que veía una reviviscencia del Cristianismo más auténtico, también sintió por un momento la tentación muy normal de abrazar una carrera menos austera. Pero -----primera característica del sentimiento que había de dominar toda su vida-----, el solo recuerdo de la Pasión de Cristo bastó para disipar sus vacilaciones.
Novicio y estudiante, fue el discípulo de los más reputados maestros: Juan de la Rochela, Guillermo de Auvernia, y sobre todo el célebre franciscano Alejandro de Hales, a quien llamaba “maestro y padre” y de quien fue también el preferido por razón de sus dotes intelectuales extraordinarias y aún más por el transparente candor de su alma: “¡No parece sino que el pecado de Adán no lo hubiera alcanzado a él!”, decía de él su maestro.
Obtuvo el grado de Bachiller bíblico en l248. Comienza a “leer la Sagrada Escritura”, luego a comentar las Sentencias de Pedro Lombardo. Viene a ser entonces colega de Santo Tomás y contrae con él una conmovedora amistad que a despecho de ciertas divergencias de método no se debilitán jamás.
Maestro de la Universidad de París en l253, inaugura sus cursos de teología con brillantes exposiciones sobre los misterios de la Trinidad y de Cristo. Interviene luego vigorosamente en la querella suscitada pos Guillermo de Saint-Amour entre seculares y religiosos, en la que se objetaba de manera particular la presencia de las Ordenes Mendicantes en las cátedras de la Universidad.
Parecía definitivamente rota la carrera del joven profesor cuando en l257, a sus treina y seis años, fue electo Ministro General de su Orden, en substitución de Juan de Parma, que había renunciado. Otra carrera se habría ante él, en la cual no causaría menor admiración, pues la sabiduría de su administración y el prestigio de su talento y de su virtud le valieron que sus contemporáneos le otorgaran el título de “segundo fundador” de la Orden franciscana. En efecto, el relajamiento y la división comenzaban a introducirse en la milicia del Poverello de Asís. Las visitas personales del nuevo Ministro en todas las provincias y en todos los conventos reanimaron la primitiva flama. Seis capítulos generales corrigieron los abusos, sobre todo los relativos al espíritu de pobreza, y revisaron las constituciones. Se dio un nuevo impulso a la doble orientación de la Orden: la vida mística y la vida misionera, particularmente en los países del Islam. A petición de los capitulares, se decidió él a escribir la vida de San Francisco: el poner bajo los ojos de los religiosos los ejemplos concretos de su fundador y modelo ¿no era el medio eficaz de recordarles su vocación y de estimular su generosidad? Con esta finalidad, Buenaventura siguió literalmente lospasos del estigmatizado de Alvernia: quiso visitar los lugares que guardaban el recuerdo de su presencia, interrogar a los testigos que le habían sobrevivido, penetrarse él mismo de la mentalidad cuyas huellas encontraba. Por este motivo Tomás de Aquino canonizó nuy gentilmente a su amigo: “Dejemos ----dijo---- que un santo escriba la vida de otro santo”.
Bien conocido en la Corte de Francia, en la que a la sazón reinaba San Luis, luego en las capitales y las grandes ciudades de Europa, San Buenaventura era tenido en alta estima, sobre todo en Roma, por los Papas sucesivos. Unos de ellos, Clemente lV, le dio de ello una prueba insigne proponiéndole la sede episcopal de York. Pero la humildad del Hermano menor declinó tal honor (l265). Pero su humildad no le permitió sin embargo resistir a la obediencia cuando, algunos años más tarde, el Papa Gregorio X le ordenó formalmente aceptar la doble dignidad de Cardenal y de obispo de Albano (l273).
Sin embargo, este nuevo cargo era incompatible con el de Ministro general de una Orden tan importante como la de los Franciscanos, y tanto más cuanto que el Soberano Pontífice quería confiar al nuevo príncipe de la Iglesia el estudio y la presentación en el futuro Concilio de la grave cuestión del retorno de las iglesias griegas a la unidad romana. Fue en Lyon donde se celebraron, uno tras otro, el capítulo general de la Orden, en el que San Buenaventura presentó su dimisión, y el Concilio ecuménico, en el que su habilidad, su ciencia, y su prestigio se coordinaron para obtener la abjuración de los cismáticos y su reconocimiento del Primado de la Sede de San Pedro.
Fue también en Lyon donde al día siguiente de este feliz éxito caía mortalmente enfermo el Santo Doctor y expiraba unos días más tarde a la edad de cincuenta y tres años (l4 de julio de l274).
Su elogio fúnebre fue pronunciado por el Dominico Pedro de Tarentaise, el futuro Papa Inocencio V. Y ----hecho sin precedente en los alales eclesiásticos---- el Papa ordenó a todos los obispos y sacerdotes de la cristiandad el celebrar una misa por el descanso de su alma.
Canonizado en l482 por el Papa Sixto lV, San Buenaventura fue proclamado Doctor de la Iglesia un siglo más tarde por Sixto V (l587).

ORDENES FRANCISCANAS

Los franciscanos son miembros de una orden religiosa que sigue la regla de San Francisco de Asís. Los primeros franciscanos, llamada la Orden de los Frailes Menores, después de un ideal de pobreza total, ya que poseen nada en común o individualmente. Prohibido aceptar dinero, viven día a día de trabajo y la mendicidad. Cuando comenzó a estudiar y vivir en las universidades, sin embargo, tuvieron que modificar su ideal estricta de la pobreza. En el momento en San Francisco murió (1226), la orden se extendió desde Italia a Inglaterra, la Tierra Santa, y toda Europa. Los hermanos eran conocidos como los predicadores de la gente. Vestían una túnica gris con un cordón blanco en la cintura, por lo que su nombre Inglés Grey Frailes.

Desde el principio, hubo desacuerdos sobre la dirección de la orden de tomar. El ministro general franciscano, San Buenaventura, buscó un equilibrio entre los Conventuales, que quería adaptar su pobreza a las necesidades de la época, y los spirituals, que quería una estricta pobreza. La pelea se intensificó durante el siglo 14, cuando algunos de los franciscanos espirituales, conocidos como los Fraticelli, fueron condenados (1317 - 18) por el Papa Juan XXII. Los desacuerdos sobre el ideal de la pobreza trajo una división permanente en el siglo 15 entre los Frailes Menores Conventuales y la Orden de los Frailes Menores. En el siglo 16, la Orden de los Frailes Menores Capuchinos establecido una estricta rama independiente de los franciscanos.


Predicación, la enseñanza, las misiones extranjeras, y el trabajo parroquial siendo la labor de los franciscanos de hoy. Las Clarisas, monjas franciscanas, son los de segundo orden. La Tercera Orden comprende laicos, hombres y mujeres que combinan la oración y la penitencia con la actividad diaria. Muchas hermanas, hermanos, sacerdotes y seguir el ideal franciscano en las comunidades afiliadas a la Tercera Orden. Hay comunidades franciscanas de la iglesia católica romana y la anglicana (o episcopales) iglesias.El filósofo Inglés y el científico Roger Bacon fue un franciscano, al igual que el filósofo - teólogos Duns Escoto y Guillermo de Occam. Otros franciscanos famosos son San Antonio de Padua, dos papas del Renacimiento, Sixto IV y Sixto V, y Junípero Serra, fundador de las misiones de California.
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor Monike Stephany » Sab Dic 06, 2014 8:57 pm

SAN BUENAVENTURA

Su verdadero nombre es Juan de Fidanza, que era el de su padre. Nació en Bagnorea, cerca de Vierbo, en Toscana. Se dice que el sobrenombre de Buenaventura, con el cual es universalmente conocido, se le dio a consecuencia de una curación milagrosa lograda, durante su infancia, o por el taumaturgo San Francisco de Asís en persona, o por su propia madre Ritella, que quiso expresar así su gratitud por el “feliz acontecimiento” (buona ventura).
La Orden de San Francisco estaba entonces en plena florescencia. En el Convento de los Frailes Menores de su pueblo natal fue donde el niño hizo sus primeros estudios. Pero a la edad de l7 años, en l236, ya estaba él en París y rápidamente conquistaba el título de “maestro en artes”.
Primeramente estudiaba del ideal franciscano, en el que veía una reviviscencia del Cristianismo más auténtico, también sintió por un momento la tentación muy normal de abrazar una carrera menos austera. Pero -----primera característica del sentimiento que había de dominar toda su vida-----, el solo recuerdo de la Pasión de Cristo bastó para disipar sus vacilaciones.
Novicio y estudiante, fue el discípulo de los más reputados maestros: Juan de la Rochela, Guillermo de Auvernia, y sobre todo el célebre franciscano Alejandro de Hales, a quien llamaba “maestro y padre” y de quien fue también el preferido por razón de sus dotes intelectuales extraordinarias y aún más por el transparente candor de su alma: “¡No parece sino que el pecado de Adán no lo hubiera alcanzado a él!”, decía de él su maestro.
Obtuvo el grado de Bachiller bíblico en l248. Comienza a “leer la Sagrada Escritura”, luego a comentar las Sentencias de Pedro Lombardo. Viene a ser entonces colega de Santo Tomás y contrae con él una conmovedora amistad que a despecho de ciertas divergencias de método no se debilitán jamás.
Maestro de la Universidad de París en l253, inaugura sus cursos de teología con brillantes exposiciones sobre los misterios de la Trinidad y de Cristo. Interviene luego vigorosamente en la querella suscitada pos Guillermo de Saint-Amour entre seculares y religiosos, en la que se objetaba de manera particular la presencia de las Ordenes Mendicantes en las cátedras de la Universidad.
Parecía definitivamente rota la carrera del joven profesor cuando en l257, a sus treina y seis años, fue electo Ministro General de su Orden, en substitución de Juan de Parma, que había renunciado. Otra carrera se habría ante él, en la cual no causaría menor admiración, pues la sabiduría de su administración y el prestigio de su talento y de su virtud le valieron que sus contemporáneos le otorgaran el título de “segundo fundador” de la Orden franciscana. En efecto, el relajamiento y la división comenzaban a introducirse en la milicia del Poverello de Asís. Las visitas personales del nuevo Ministro en todas las provincias y en todos los conventos reanimaron la primitiva flama. Seis capítulos generales corrigieron los abusos, sobre todo los relativos al espíritu de pobreza, y revisaron las constituciones. Se dio un nuevo impulso a la doble orientación de la Orden: la vida mística y la vida misionera, particularmente en los países del Islam. A petición de los capitulares, se decidió él a escribir la vida de San Francisco: el poner bajo los ojos de los religiosos los ejemplos concretos de su fundador y modelo ¿no era el medio eficaz de recordarles su vocación y de estimular su generosidad? Con esta finalidad, Buenaventura siguió literalmente lospasos del estigmatizado de Alvernia: quiso visitar los lugares que guardaban el recuerdo de su presencia, interrogar a los testigos que le habían sobrevivido, penetrarse él mismo de la mentalidad cuyas huellas encontraba. Por este motivo Tomás de Aquino canonizó nuy gentilmente a su amigo: “Dejemos ----dijo---- que un santo escriba la vida de otro santo”.
Bien conocido en la Corte de Francia, en la que a la sazón reinaba San Luis, luego en las capitales y las grandes ciudades de Europa, San Buenaventura era tenido en alta estima, sobre todo en Roma, por los Papas sucesivos. Unos de ellos, Clemente lV, le dio de ello una prueba insigne proponiéndole la sede episcopal de York. Pero la humildad del Hermano menor declinó tal honor (l265). Pero su humildad no le permitió sin embargo resistir a la obediencia cuando, algunos años más tarde, el Papa Gregorio X le ordenó formalmente aceptar la doble dignidad de Cardenal y de obispo de Albano (l273).
Sin embargo, este nuevo cargo era incompatible con el de Ministro general de una Orden tan importante como la de los Franciscanos, y tanto más cuanto que el Soberano Pontífice quería confiar al nuevo príncipe de la Iglesia el estudio y la presentación en el futuro Concilio de la grave cuestión del retorno de las iglesias griegas a la unidad romana. Fue en Lyon donde se celebraron, uno tras otro, el capítulo general de la Orden, en el que San Buenaventura presentó su dimisión, y el Concilio ecuménico, en el que su habilidad, su ciencia, y su prestigio se coordinaron para obtener la abjuración de los cismáticos y su reconocimiento del Primado de la Sede de San Pedro.
Fue también en Lyon donde al día siguiente de este feliz éxito caía mortalmente enfermo el Santo Doctor y expiraba unos días más tarde a la edad de cincuenta y tres años (l4 de julio de l274).
Su elogio fúnebre fue pronunciado por el Dominico Pedro de Tarentaise, el futuro Papa Inocencio V. Y ----hecho sin precedente en los alales eclesiásticos---- el Papa ordenó a todos los obispos y sacerdotes de la cristiandad el celebrar una misa por el descanso de su alma.
Canonizado en l482 por el Papa Sixto lV, San Buenaventura fue proclamado Doctor de la Iglesia un siglo más tarde por Sixto V (l587).

ORDENES FRANCISCANAS

Los franciscanos son miembros de una orden religiosa que sigue la regla de San Francisco de Asís. Los primeros franciscanos, llamada la Orden de los Frailes Menores, después de un ideal de pobreza total, ya que poseen nada en común o individualmente. Prohibido aceptar dinero, viven día a día de trabajo y la mendicidad. Cuando comenzó a estudiar y vivir en las universidades, sin embargo, tuvieron que modificar su ideal estricta de la pobreza. En el momento en San Francisco murió (1226), la orden se extendió desde Italia a Inglaterra, la Tierra Santa, y toda Europa. Los hermanos eran conocidos como los predicadores de la gente. Vestían una túnica gris con un cordón blanco en la cintura, por lo que su nombre Inglés Grey Frailes.

Desde el principio, hubo desacuerdos sobre la dirección de la orden de tomar. El ministro general franciscano, San Buenaventura, buscó un equilibrio entre los Conventuales, que quería adaptar su pobreza a las necesidades de la época, y los spirituals, que quería una estricta pobreza. La pelea se intensificó durante el siglo 14, cuando algunos de los franciscanos espirituales, conocidos como los Fraticelli, fueron condenados (1317 - 18) por el Papa Juan XXII. Los desacuerdos sobre el ideal de la pobreza trajo una división permanente en el siglo 15 entre los Frailes Menores Conventuales y la Orden de los Frailes Menores. En el siglo 16, la Orden de los Frailes Menores Capuchinos establecido una estricta rama independiente de los franciscanos.


Predicación, la enseñanza, las misiones extranjeras, y el trabajo parroquial siendo la labor de los franciscanos de hoy. Las Clarisas, monjas franciscanas, son los de segundo orden. La Tercera Orden comprende laicos, hombres y mujeres que combinan la oración y la penitencia con la actividad diaria. Muchas hermanas, hermanos, sacerdotes y seguir el ideal franciscano en las comunidades afiliadas a la Tercera Orden. Hay comunidades franciscanas de la iglesia católica romana y la anglicana (o episcopales) iglesias.El filósofo Inglés y el científico Roger Bacon fue un franciscano, al igual que el filósofo - teólogos Duns Escoto y Guillermo de Occam. Otros franciscanos famosos son San Antonio de Padua, dos papas del Renacimiento, Sixto IV y Sixto V, y Junípero Serra, fundador de las misiones de California.
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor Al+100cia » Dom Dic 07, 2014 3:31 pm

JMJ

Peregrinos, en la dulce espera de Adviento!!! :arrow:

Partiendo en día sábado (y continúo en domingo) y no queriendo ponerme en el afán de “investigar” ;) , navegué por el ciberespacio y dirigí el rumbo a: http://marialopezgarachana.com/2013/03/23/1759/

A través del enlace, me encontré con esta autora que hace una semblanza sobre San Francisco:

[...] cuenta una leyenda, que un día sus amigos le preguntaron si estaba pensando en formar matrimonio con alguien, a lo que él respondió: “Estáis en lo correcto, pienso casarme, y la mujer con la que pienso comprometerme es tan noble, tan rica, tan buena, que ninguno de vosotros visteis otra igual”. Luego de varios meses de reflexión y oración encontró la respuesta a su incógnita, y decidió casarse con la pobreza.[...]

San Francisco de Asís es percibido como el prototipo de pobreza y desprendimiento, tal vez el más cercano a Jesús en la historia de la cristiandad, y conmueve por su capacidad de reconciliación con todo y con todos, por lo que es respetado, no sólo por creyentes de todas las religiones sino de quienes no practican ninguna. Es un santo ecuménico, cuya devoción a los animales, como criaturas de Dios, lo ha hecho patrono de los veterinarios y de los que se dedican a cuidar bosques, así como de los movimientos ecologistas que se esfuerzan por cuidar el medio ambiente.

También, la escritora, cita fuentes y menciona la influencia del santo en las diversas ramas del arte...

En el viaje, me adentré a la espesura de mi espacio vital: la literatura, y bebí el agua de este manantial hasta encontrarme con el canto natural que me atrae. :idea:

Y guardé, de la incursión, en mi corazón; fragmentos de ¡tantas! poesías inspiradas a poetas del mundo entero, por San Francisco...

Anclé aquí: http://www.fratefrancesco.org/01.htm

San Francisco de Asís

Textos escogidos de la Literatura universal


PENSAMIENTO
El pensamiento de Nietzsche y San Francisco de Asís
Lenin y su frase: "Nos harían falta diez Franciscos de Asís"

PROSA
Friedrich Nietzsche y San Francisco de Asís
Chesterton - "San Francisco de Asís"
Emilia Pardo Bazán - "San Francisco de Asís"
Eloi Leclerq - "Sabiduría de un pobre"
José Saramago: "La segunda vida de Francisco de Asís"
Ignacio Larrañaga - "El hermano Francisco"
Nikos Kazantzakis - "El pobre de Asís"
Julien Green - "Hermano Francisco"
Santiago Martín "El suicidio de san Francisco"

POESÍA - POEMAS
Federico García Lorca - Caperucita y San Francisco
Ramón del Valle Inclán - Lirio franciscano
José Hernández Amador - La sombra del Hermano Francisco
Miguel Torga - "A San Francisco de Assís"
Jacopone de Todi - "Laudas"
Arévalo Martínez - A san Francisco
León Felipe - "Cántico de las criaturas"
Poetas franciscanos
Dante Alighieri - "La divina comedia"
Jacinto Verdaguer - "Predicando a los pájaros"
Rubén Darío - "Los motivos del lobo"
Juana de Ibarbourou - "Relato del beso al leproso"

Me detengo :shock: ¡ante tanta belleza! suspiro y sigo... :)

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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor Al+100cia » Dom Dic 07, 2014 3:44 pm

JMJ

Un tierno alivio al alma caminante: :!:

O Francesco povero!

En esta magnífica "lauda" LXI de Jacopone de Todi, franciscano menor (1236-1306), la biografía de san Francisco ha sido estructurada de manera ejemplar según las siete apariciones de la cruz "como encontramos escritos, por orden narrados" en la Leyenda Mayor de San Buenaventura, del que llega a traducir literalmente el párrafo XIII, 10

(fragmento)

Oh, alma mía seca, ¿no puedes llorar,
correr a beber la yesca, beber en esta fuente,
luego embriagarte y no marcharte?
Déjate morir en la fuente enamorada.


Lirio Franciscano
Ramón María del Valle Inclán (escritor gallego,1866-1936)

En un campo de rosas
Tendrás tu cena mística
Y al final del camino
Pan sin acedo y vino
De la viña eucarística.



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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor Al+100cia » Dom Dic 07, 2014 4:05 pm

JMJ

Y cuando, nos fatiguemos en el ascenso... :cry: :roll:

Los motivos del Lobo

Poema de Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento; poeta nicaragüense; 1867-1916)

El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbio, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: "¡Paz, hermano
lobo!" El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: "!Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"

Y el gran lobo, humilde: "¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"
Francisco responde: "En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"
"Esta bien, hermano Francisco de Asís."
"Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata."
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: "He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios." "¡Así sea!",
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho."
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad."
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."


El Cántico de las Criaturas

En versión de León Felipe (Felipe Camino Galicia de la Rosa), poeta español nacido en 1884

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor,
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan sólo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor,...
Y por los que perdonan y aguantan por tu amor
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor,
porque les llega el tiempo de la consolación!
Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
¡No probarán la muerte de la condenación!
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor.


Los franciscanos y la poesía
Por Fr. Tomás Gálvez

"San Francisco decía: ¿Qué son, de hecho, los siervos de Dios, sino unos juglares que deben mover los corazones para encaminarlos a las alegrías del espíritu?”(Leyenda de Perusa)

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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor MECHA1 » Dom Dic 07, 2014 8:56 pm

Hola queridos compañeros de peregrinación. Les subo una pequeñísima síntesis de los FRANCISCANOS Y FRANCISCANAS EN EL MUNDO ya que la obra de esta congregación es bastísima gracias a Dios. Miles de bendiciones. Gracias.
COMUNIDADES DE FRANCISCANOS Y FRANCISCANAS EN EL MUNDO
"Quien por fraile o por hermano, todo el mundo es franciscano".
(Mosén Jacinto Verdaguer, franciscano seglar)
No existe un lugar en el mundo donde no estén presentes los franciscanos de alguna de las tres Órdenes fundadas por San Francisco. Son tantos que no es posible contarlos, aunque entre todos, religiosos, religiosas y seglares, rondan los 700.000.
Frailes Franciscanos Menores. Los Frailes Franciscanos Menores es la rama franciscana masculina más numerosa, la segunda más importante de la Iglesia católica, después de los Jesuitas. En 1979 sus miembros eran 20.455. En 1990 eran 19.214, repartidos de este modo: 16.359 pofesos solemnes, 2.206 profesos simples y 649 novicios. El 1 de enero de 2008 eran 6 cardenales, 101 arzobispos y obispos, 10.228 sacerdotes 69 diáconos permanentes, 456 aspirantes al sacerdocio y 2.180 hermanos laicos. Si a estos 13.040 profesos solemnes o perpetuos se suman los 1603 profesos temporales y los 387 novicios, tenemos un total de 15.030 miembros, 566 menos que que a principios de 2006. Los Menores viven en 52 países, 108 circunscripciones, y 2.441 casas.
Frailes Franciscanos Menores Conventuales. Los Frailes Menores Conventuales alcanzaron su cuota más alta en el siglo XVIII, con 25.000 miembros, pero fueron duramente probados con la supresión española de Felipe II en 1568, la revolución francesa de 1798 y las desamortizaciones del siglo XIX, . En 1893 quedaban sólo 1481 religiosos profesos. Sin embargo, en los comienzos del siglo XX experimentaron una fuerte recuperación, hasta contar con 3340 frailes en 1947 y 4007 en 1978. Actualmente, a pesar de la crisis del post-concilio, la Orden ronda los 4500 miembros, gracias, sobre todo, a una fuerte expansión en Europa del Este, Asia, África y América Latina. El 1 de enero de 2008, la Orden contaba con 18 obispos, 2890 sacerdotes, 13 diáconos permanentes, 242 aspirantes al sacerdocio y 532 hermanos no sacerdotes. Si a esos profesos solemnes o perpetuos sumanos los 689 profesos temporales y los 121 novicios, tenemos un total de 4.505 miembros, afiliados a 38 provincias, 4 custodias generales, 13 custodias provinciales y 6 delegaciones provinciales y generales. Tiene además 654 casas en 60 países: 5 africanos, 14 americanos, 6 asiáticos, 19 europeos y 1 en Australia.
Frailes Franciscanos Menores Capuchinos. La expansión de los Frailes Menores Capuchinos alcanzó su punto más alto hacia el 1761, con 34.000 miembros esparcidos por toda Europa, America, India y norte de África. El 31 de diciembre de 1997, los miembros de la Orden eran: 70 obispos y arzobispos, 7.323 sacerdotes, 1401 estudiantes de teología y 2160 hermanos legos, que suman un total de 10.954 religiosos profesos, a los que hay que añadir 427 novicios y 665 postulantes. El 1 de enero de 2005 los capuchinos eran 10.834, repartidos en 154 circunscripciones y 1.767 fraternidades locales. Su distribución por continentes es la siguiente: Europa: 5.208, América latina: 1.782, América del Norte: 766, Asia: 1.333, Oceanía: 478, África: 1.258. Actualmente es la cuarta Orden masculina más numerosa de la Iglesia católica. El 1 de enero de 2008, los profesos eran 10.686 (8932 perpetuos y 1754 temporales) y 406 novicios, que hacen un total de 11.092. La mayor parte pertenecen a las provincias de Italia, India, Brasil y Norteamérica, aunque están repartidos en 96 países.
Hermanas Clarisas. Debido a la gran variedad de familias de clarisas y de federaciones autónomas, hoy resulta difícil hacer una estadística fiable, pero se puede asegurar que existen 892 monasterios en todo el mundo repartidos de este modo: Clarisas: 566 monasterios y 8.963 religiosas. Clarisas Urbanistas: 88 monasterios y 1.201 religiosas. Clarisas Capuchinas: 157 monasterios y 2.301 religiosas. Clarisas Coletinas, 61 monasterios y 750 religiosas. La mayor parte de los monasterios se encuentran en Europa (617) y en América (198), pero también los hay en Asia (74), Oceanía (5) y África (42).
Congregaciones Franciscanas masculinas y femeninas. La Conferencia Franciscana Internacional reúne a 382 congregaciones miembros, de los cuales 364 femeninas y 18 masculinas. Comprende, además, a 2 miembros asociados y a 60 Congregaciones contemplativas de la Tercera Orden Regular (TOR). La sedes o casas generalicias de las distintas órdenes están en 47 países, pero sus miembros se encuentran en todo el mundo. Según el Anuario Pontificio de 1975, las religiosas franciscanas eran ese año 137.946.
Orden Franciscana Seglar (Terciarios). Según las estadísticas del año 1996, los Terciarios Franciscanos estaban repartidos en el mundo de este modo: Por Continentes: 195.839 en Europa; 170.786 en América Latina; 36.353 en América del Norte; 24.451 en Asia; 13.908 en Africa; y 1500 en Oceanía. En Total: 442.837. Por áreas linguísticas: español 165.856; italiano 126.098; inglés 72.616; alemán 34.586; portugués 24.813; francés 18.868. Total: 442.837.
Franciscanos en el Perú. Llegó al Perú poco después de la muerte de Atahualpa. Fue en Quito (1533) donde se construyó el primer convento. El primer franciscano que pisó tierras peruanas fue fray Marcos de Niza, y poco después llegaron los padres Jodoco Ricke (nombrado Custodio para el Perú), Pedro Gosseal y Pedro Rodeñas. Dedicaron grandes esfuerzos en la evangelización de los indígenas de estas tierras. Ricke, además de enseñar la doctrina cristiana, enseñó a los indios técnicas de agricultura (arar con bueyes, hacer yugos, arados y carretas), la manera de contar con cifras, la gramática española, a leer y escribir, el arte de tocar instrumentos musicales de viento y cuerda, y otros oficios. En Lima se construyó el segundo convento de la orden. Poco antes, hacia 1548, los franciscanos también se habían implantado en Trujillo y Cuzco. En 1542 llegó al Perú una expedición de franciscanos, conformada por doce frailes, lo cual dio origen al nombre de la provincia peruana: de los Doce Apóstoles. Los miembros de la orden franciscana se dedicaron más que nada a las misiones populares, conviviendo prácticamente con los indios y buscando transmitirles con su ejemplo la enseñanza cristiana. Esto originó una serie de iniciativas orientadas a inculcar la fe cristiana entre los pueblos aborígenes. Entre estos intentos cabe destacar la obra de fray Luis Jerónimo de Oré, autor del Símbolo católico indiano (1588), que incluye además una gramática en quechua y aimara, una descripción geográfica del Perú e informaciones sobre las antiguas costumbres prehispánicas. Oré es también autor de un ritual de oraciones en lenguas nativas. La zona donde Juan Santos Atahualpa empezó su levantamiento tiene una importancia particular. El Gran Pajonal, ubicado en Tarma, en la selva central, fue un centro de misioneros franciscanos dedicados a evangelizar a las etnias selváticas, así como de algunos buscadores de oro. En esta región y durante esa época se descubrieron grandes depósitos de sal, que fueron rápidamente explotados por los españoles, utilizando la fuerza de trabajo de la zona, con los conocidos maltratos de la mita colonial. También hay referencias de maltratos por parte de los misioneros franciscanos y sus rígidas reglas, que además no hacían nada contra los abusos de los empresarios de la sal. Otro factor de descontento fueron las enfermedades que traían y que diezmaban a la población aborigen. Hacia mediados del siglo XVIII los franciscanos habían logrado establecer unas 32 misiones de trescientos habitantes cada una: en total unas nueve mil personas. La selva central fue una zona de constante intercambio de productos y de personas. Principalmente coca, frutas, madera, sal, algodón y otros productos valiosos. La movilización de personas de diferentes orígenes se intensificó, ya que los misioneros y terratenientes llevaban consigo sirvientes y trabajadores serranos, negros y mestizos. Además de estos grupos controlados, hubo otro contingente de disidentes, provenientes principalmente de la sierra, aunque no exclusivamente indios, que encontraron en la selva central una zona de refugio ideal para esconderse de las autoridades. Para mediados del siglo XVIII, estos grupos no controlados tenían una población que sumaba probablemente varios miles.
Franciscanos en Gran Bretaña e Irlanda. Los franciscanos llegaron a Inglaterra por primera vez en 1224 bajo Agnellus Santísima de Pisa. Por su estricta y alegre devoción a su gobierno, los primeros franciscanos se convirtieron en figuras visibles en la vida religiosa del país, se desarrolló rápidamente su orden y disfrutaron del más alto prestigio en la corte, entre la nobleza, y entre la gente. Se dedicaron a estudiar el tema de la pobreza, sobre todo en Oxford, donde el famoso Robert Grosseteste muestra un interés paternal, y donde alcanzó la más alta reputación como maestro Filosofía y Teología. Establecimientos de Londres y Oxford desde 1224. En 1230 las casas franciscanas de Irlanda se unieron en una provincia separada. En 1272, en la provincia inglesa había siete custodios y en la irlandeses cinco. En 1282, el primero (Provincia angliae) contaba con 58 conventos, más tarde (Provincia Hiberniae) 57. En 1316 los 7 Custodias Ingleses aún contenian 58 conventos, mientras que en Irlanda la custodias se redujeron a 4 y los conventos a 30. En 1340, el número de custodias y casas en Irlanda fueron de 5 y 32, respectivamente, sobre 1385, 5 y 31. En 1340 y 1385, todavía quedaban siete custodias en Inglaterra, en 1340 el número de los monasterios se había reducido a 52, pero aumentó a 60 por 1385. Bajo Elías de Cortona (1232-39), Escocia (Escocia) fue separada de Inglaterra y elevada a la dignidad de una provincia, pero en 1239 fue anexado nuevamente a la provincia Inglés. Cuando se separan de nuevo en 1329, Escocia recibió con sus seis claustros sólo el título de la Vicaría. A petición de Jaime I de Escocia, la primera observante de la provincia de Colonia llegó al país alrededor de 1447, bajo la dirección de Cornelius von Ziriksee, y fundó siete casas. Cerca de 1482 el Observants se estableció en Inglaterra y fundó su primer convento de Greenwich. Fue el Observants que se oponían a la mayoría de la Reforma en Inglaterra, donde sufrieron la pérdida de todas sus provincias. La provincia de Irlanda continuaba oficialmente, pero sus casas estaban situadas en el continente en Lovaina, Roma, Praga, etc donde los misioneros valientes y sabios eminentes fueron entrenados y la provincia fue restablecida a pesar de la opresión inhumana del gobierno de Inglaterra. Mediante la decisión del Capítulo general de 1625, la dirección de los frailes se llevó a cabo a partir de Douai, donde los franciscanos ingleses tenían un convento que en 1629 fue confiado al general de la orden. El primer capítulo se reunió en Bruselas el 1 de diciembre de 1630. John Gennings fue elegido primer provincial, pero la propuesta luego se reformó para restablecer los conventos de Escocia, pero no pudo hacerse realidad. La nueva provincia en Inglaterra, que, como el irlandés, pertenecía a los recoletos, dio muchos mártires gloriosos e intrépidos a la orden y de la Iglesia. En 1838, la provincia inglesa contenía sólo nueve hermanos, y en su disolución en 1840, la provincia belga comenzó la fundación de nuevas casas en Inglaterra y uno en Killarney en Irlanda. El 15 de agosto de 1887, las casa inglesa declaró una custodia independiente, y el 12 de febrero de 1891, una provincia de la orden. En la actualidad (1909) la provincia inglesa comprende en Inglaterra y Escocia 11 conventos con 145 frailes, sus 11 parroquias que contiene unos 40.000 católicos; la Provincia de Irlanda se compone de 15 conventos con 139 hermanos.
Franciscanas Misioneras de María (FMM). Congregación religiosa de derecho pontificio fundada en 1877 por la Madre María de la Pasión en la India. El Instituto recibió la aprobación pontificia definitiva en 1890 y había sido agregado a la Orden Franciscana (O.F.M.) en 1882. Al principio se llamaron "Misioneras de María" por su dedicación a la actividad misionera y su inspiración en la Virgen; pero cuando fueron agregadas a la O.F.M., antepusieron el calificativo de "Franciscanas", fijando el nombre completo con que nos son conocidas. El crecimiento y expansión del Instituto por todo el mundo fue muy rápido. La Congregación ha seguido el ritmo de la historia y los signos de los tiempos, adaptando su vida y actividades a la vida eclesial y a las necesidades del mundo. El 31 de diciembre del año 2000 eran 7.829 las Franciscanas Misioneras de María, de 76 nacionalidades, al servicio de la Misión, en 76 países a través de todo el mundo. Las Franciscanas Misioneras de María son religiosas que han hecho la opción de seguir a Cristo a través del camino trazado por María de la Pasión, fundadora del Instituto de las FMM. Como ella, se comprometen a vivir en comunidad y se entregan a la oración y al servicio de la misión universal. Es un estilo de vida consagrada en la Iglesia mediante los tres votos de pobreza, obediencia y castidad. La espiritualidad específicamente misionera ha caracterizado a las Franciscanas Misioneras de María desde los comienzos. Centradas en la Eucaristía, las FMM viven el testimonio y la proclamación del Evangelio a la manera de Francisco de Asís. En el corazón de esta espiritualidad está María, la Madre de Jesús, con su ofrenda total al plan de Dios para que el mundo tenga vida. Las FMM viven en comunidad y buscan crear una auténtica comunión entre ellas, comunión que se convierte en comunicación de la Buena Nueva del Evangelio, en medio del pueblo al que son enviadas. Artífices de paz y de reconciliación, las FMM se esfuerzan por crear lazos de unidad en medio de religiones y pueblos diferentes y, a menudo, opuestos. La internacionalidad entre ellas se convierte en camino y signo de comunión en un mundo dividido. Este encuentro de culturas, vivido en comunidad, abre el espíritu a lo universal. María de la Pasión, cuyo nombre de familia es Hélène de Chappotin, fundó en 1877 el Instituto de las Franciscanas Misioneras de María. Ella nació en Francia en 1839, siendo la menor de cinco hermanos. Después de la muerte de su madre, a los 21 años entró en un monasterio de clarisas. La espiritualidad de San Francisco de Asís que allí recibió, la marcó para toda su vida. Por falta de salud no pudo continuar la vida de clarisa, y en 1864, guiada por su director espiritual, entró en la recién fundada Sociedad de María Reparadora, donde recibió el nombre de María de la Pasión. Antes de terminar su período de formación fue enviada como misionera a la India donde, poco después, fue elegida responsable de la misión. Durante diez años, vivió con intensidad su experiencia misionera, hasta que una serie de acontecimientos y dificultades la llevaron a fundar un Instituto específicamente misionero. Su mayor deseo era propagar el amor de Cristo al mundo y llevar vida a todos. En 1876 va a Roma y el 6 de enero de 1877 el papa Pío IX aprueba la fundación del nuevo instituto misionero. En 1882, entra a formar parte de la Familia Franciscana y desde entonces es conocido con el nombre de Franciscanas Misioneras de María. A su muerte, en el año 1904, María de la Pasión había acogido a más de 2.000 FMM que vivían en unas ochenta comunidades por todo el mundo. Mujeres jóvenes de diferentes países se iban uniendo al nuevo instituto misionero haciéndolo crecer rápidamente. Hermanas de diferentes culturas y nacionalidades eran enviadas a una misma misión, de modo que la internacionalidad fue muy pronto una característica particular del Instituto. Hoy, las FMM continúan en esta línea de la fundadora, siempre dispuestas a vivir en comunidades internacionales o interculturales, en actitud de apertura al mundo entero. Entre las que precedieron a María de la Pasión se encuentran siete FMM jóvenes que en China testimoniaron con el martirio su amor a Cristo, en el año 1900, y que fueron canonizadas por Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000 (véase en nuestro. Otra FMM, María Assunta Pallotta, en 1905 muere igualmente en China, dejando el testimonio de una vida muy sencilla y orientada completamente hacia Dios; también la santidad de María Assunta ha sido reconocida por la Iglesia con la beatificación. Las Franciscanas Misioneras de María comparten la vida del pueblo al que son enviadas. Desde la fundación del Instituto, esto significa que las hermanas están disponibles para ser enviadas a todas partes, incluso a lugares lejanos y peligrosos. La comunicación del Evangelio es el principal objetivo de las FMM, testimoniando con sus vidas el mensaje evangélico dondequiera que estén y hagan lo que hagan. Cuando llegan a un nuevo país intentan responder a las necesidades del pueblo y de la Iglesia local. La orientación misionera de las FMM compromete a trabajar por la justicia, la paz y la integridad de la creación. El ecumenismo, el diálogo con todos, la colaboración con quienes buscan sinceramente la verdad y la justicia, son caminos para construir el Reino de Dios. La joven que se prepara para vivir como Franciscana Misionera de María pasa un tiempo, generalmente alrededor de un año, en una comunidad FMM. Allí discierne, junto con las hermanas, la llamada personal de Cristo y las aptitudes necesarias para la vida de FMM. Este período se llama prenoviciado. Después del prenoviciado, la joven empieza una preparación más intensa, que dura por lo menos dos años. Durante este tiempo participa de la vida, la oración y el servicio apostólico de la comunidad. Es un tiempo dedicado a profundizar la relación personal con Cristo y la respuesta concreta a Dios que la llama. Descubre la espiritualidad del Instituto y se prepara para la consagración religiosa por medio de los votos. Es el periodo llamado noviciado. Terminado el noviciado, la joven se compromete con los tres votos de pobreza, obediencia y castidad por un periodo de tres años. La preparación a la vida de FMM se profundiza a través de su total participación en la vida, la oración y la misión de la comunidad. Al final de esta etapa, la joven se compromete de manera definitiva como FMM y en este momento recibe de la Superiora General su primer envío a la misión, que puede ser en cualquier país del mundo donde están presentes las FMM. A lo largo de toda su vida, cada Franciscana Misionera de María continúa profundizando su vocación específica, a través de la vida concreta, la oración, el estudio y, en ciertos períodos de la vida, con un tiempo de renovación espiritual.
Monasterio de Guadalupe. En 1908 los franciscanos llegan a Guadalupe con la difícil tarea de levantar este lugar tras la ausencia de la Orden Jerónima y tiempos oscuros de decadencia. Hermanos sencillos y con pocos medios pusieron a disposición de todos lo mejor de sí mismos y se fundaron escuelas, una hospedería y varias cofradías. Aquellos frailes hicieron que esta casa volviera a brillar con luz propia siendo lugar de referencia obligatoria para muchas generaciones. Hoy día la comunidad de franciscanos que allí vive sigue apostando con fuerza por testimoniar en este lugar, ofreciendo acogida a multitud de visitantes y peregrinos. Las puertas de esta casa Sta. Mª de Guadalupe están siempre abiertas para todos los que llegan buscando un sitio de fe y de paz.
Franciscanos en Argentina. El 9 de julio de 1612 se formó en América Latina la primera provincia franciscana, que abarcaba el actual territorio del sur de Bolivia, Paraguay, Uruguay y la Argentina. El Padre Fray Jorge Martínez dialogó con El Litoral sobre las raíces de la congregación en el continente americano y la vigencia del mensaje de San Francisco de Asís en la actualidad. Nos dijo que la orden franciscana tiene su sede en Roma hace 800 años y en el resto del mundo se instaló mediante la formación de provincias. El antecedente de la primera que se formó en territorio nacional fue lo que se conoce como “custodia”, fundada en Asunción del Paraguay por Fray Luis de Bolaños, quien navegando el Paraná erigió pueblos y ciudades a los que les puso nombres de franciscanos, como San Pedro (por San Pedro Alcántara). Hasta la actual Argentina llegaron dos corrientes. Una ingresó por el océano Atlántico en la expedición al mando de Pedro de Mendoza (1536) quien erigió el puerto de Santa María del Buen Aire (primera Buenos Aires), sitio en el que se fundó la primera “custodia” y la correspondiente sede, que luego de recorrer los meandros de la historia subsiste hasta la actualidad. La segunda corriente arribó por el océano Pacífico y desembarcó en Lima, Perú, ingresando luego al territorio argentino a través de Chile con Francisco Solano que se va a instalar en la actual jurisdicción de Santiago del Estero, en la región conocida por entonces como “Tucumán”, que incluía las actuales provincias de Tucumán, Salta y Jujuy. Para 1612, con la unión de las dos custodias se formó la primera provincia, con sede en Buenos Aires que se conserva hasta hoy. “El primer territorio, que incluía a Bolivia, Paraguay, Uruguay y toda la Argentina se fue perdiendo y quedó sólo el territorio nacional”, especificó Fray Martínez, y agregó que “luego, con la llegada de misioneros europeos franciscanos, se dividió en otras jurisdicciones”. En el curso del siglo pasado, en la Argentina se configuraron tres provincias: una lleva el nombre de “Inmaculada Concepción del Río de la Plata”, con sede en Buenos Aires; la segunda es “San Miguel”, con sede en Rosario y San Lorenzo; y la tercera, con sede en Río Cuarto, Córdoba. En Santa Fe, en el barrio Sur a metros de calle Presidente Illia, por un sendero de cemento se llega al convento e iglesia franciscanos. En el frente, una imagen del santo mirando al noroeste recibe a los visitantes que se permiten recorrer el lugar, y retroceder en el tiempo para comprender la historia y el presente de la orden. En el interior, el ambiente místico se conserva entre paredes de 1,80 centímetros de espesor, levantadas con tierra endurecida y apisonada ligada con hierbas elásticas. Y bajo un techo de madera de cedro paraguayo, lapacho, algarrobo y quebracho, en el que se realizaron trabajos de carpintería y talla que asombran, sin desmerecer a la imaginería, con piezas tan realistas que conmueven hasta a los incrédulos y lápidas de sepulturas sembradas sobre el piso austero. Ese inapreciable conjunto hace del convento e iglesia un rincón único de la ciudad capital. La orden llegó a Santa Fe en la figura de Fray Rivadeneira y con la primera fundación de la ciudad, junto a la actual Cayastá. Posteriormente se trasladaron al emplazamiento actual, y en 1673 comenzaron a construir los edificios que habrían de terminarse en 1680 y que hoy podemos contemplar y visitar. Como enviado de San Francisco de Asís, fray Juan Pascual Rivadeneira llegó a Santa Fe para difundir su mensaje: vivir el Evangelio. “Era un tiempo difícil en el que había muchas herejías en Europa. La vida era para adentro de los monasterios pero San Francisco inaugurará una nueva forma: vivir en misión, salir a llevar el Evangelio y dar testimonio”, expresa fray Martínez. Ese legado se propagó junto con la cultura occidental por los continentes y dio a conocer lo que San Francisco representa para la Iglesia Católica: la paz, la sencillez y la sensibilidad. “Porque dando se recibe, olvidando se encuentra, perdonando se alcanza el perdón, muriendo se resucita en la vida eterna”, reza la frase adjudicada a San Francisco, que se lee al pie de la imagen “La impresión de las llagas”, traída de Perú en 1700. En nuestra ciudad, fray Adriano Rincón le puso el cuerpo a la causa durante 47 años dentro y fuera de los paredones del convento, y en cada homilía. Tanto es así, que sus restos mortales descansan desde el 14 de diciembre de 2011 al pie de la “Inmaculada de Garay”, imagen proveniente de un legado de doña Jerónima de Contreras, hija de Juan de Garay, fundador de Santa Fe la Vieja. Esa imagen de vestir tiene un camarín adosado al templo, construido a instancias de fray Adriano, quien la veneró durante décadas. Por eso la lápida dice: “No sé si es mucho pedir, es tan linda tu casita, que no me saquen de aquí”. Cuando el diario El Litoral recorrió el convento el día estaba nublado y destemplado, pero al ingresar al espacio donde el padre Rincón descansa en paz, rayos de sol se colaron de modo sorpresivo por las modestas ventanas que dan al norte.
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Lun Dic 08, 2014 10:55 am

Aprobación de la Regla de la Tercera Orden Regular de San Francisco.

Un día como hoy en la festividad de la Inmaculada Concepción fue aprobada la Regla de la Tercera Orden.

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Durante años, los Institutos y Congregaciones Franciscanas, femeninas y masculinas, estuvieron elaborando el texto de una Regla que, aprobada por la Santa Sede, pudiera ser común a todas ellas. En la Asamblea General que celebraron en 1982, votaron el texto que fue elevado a la Sagrada Congregación. Ésta lo aprobó con algunas modificaciones, y el Cardenal Pironio, en la audiencia que tuvo con el Papa el día 17 de diciembre de 1982, se lo presentó, y le pidió que lo aprobara con un solemne documento y con fecha del día de la Inmaculada, aún en el año de la celebración del VIII centenario del nacimiento de San Francisco.

San Juan Pablo II.- Imagen

Y así lo hizo el Papa San Juan Pablo II con el breve pontificio Franciscanae vitae propositum, de fecha 8 de diciembre de 1982.

Puede verse el texto de la Regla en latín y en español.

Fuente: Año Franciscano: Día 08 de diciembre
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor sorines » Lun Dic 08, 2014 9:10 pm

La Porciúncula.

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Siempre me ha llamado la atención el lugar donde San Francisco recibió el toque del Señor que le cambió la vida. También he escuchado a personas que han viajado a Asís, decir que “con razón de ahí salió un contemplativo de la talla de Francisco, pues la hermosura de los campos y de todo el ambiente es sobrecogedora”.

Movida por esas emociones espirituales, me decido a consultar textos y aspectos de Porciúncula, ese lugar místico desde donde llegó a la Iglesia un nuevo soplo del Espíritu Santo.

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Actualmente la Porciúncula es una pequeña iglesia incluida dentro de la Basílica de Santa María de los Ángeles, ubicada más o menos a 4 kilómetros de la Umbría. Ahí comenzó todo con Francisco: el llamado del Señor y todo el movimiento franciscano. Luego este llega a ser a lo largo de la historia un lugar sagrado para todos los franciscanos y sus ramas.

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El nombre Porciúncula significa “pequeña porción de tierra”. Este nombre fue pronunciado por primera vez en el año 1045 en un documento que actualmente está en los archivos de la Catedral de San Rufino en Asís.
Este nombre como tal también es utilizado para referirse a la indulgencia plenaria concedida a los fieles católicos especialmente el día 2 de agosto.

Según una leyenda, cuya existencia se puede seguir con certeza sólo hasta 1645, la pequeña capilla de la Porciúncula fue erigida con el papa Liberio (352-66) por los eremitas del valle de Josafat, quienes habrían llevado al lugar reliquias de la tumba de la Virgen. La misma leyenda relata que la capilla pasó a poder de san Benito en 516. Se conoció como Nuestra Señora del Valle de Josafat o de los Ángeles, refiriéndose esta segunda advocación, según algunos, a la Asunción de la Virgen a los cielos acompañada por ángeles; según otra opinión, se atribuye el nombre al canto de los ángeles que allí se escuchó con frecuencia.

Esta iglesita, fue entregada a Francisco cerca del año 1208 por San Benito con la condición de hacer de ella la iglesia madre de su familia religiosa. Estaba abandonada, en malas condiciones, en un bosque de robles. Francisco al escuchar la llamada “repara mi Iglesia” el 24 de febrero de 1208 se dedicó a repararla con sus propias manos, labor a la que se fueron añadiendo los hermanos. También ahí Francisco en el mismo momento decidió vivir la pobreza evangélica de forma radical. Esta pequeña iglesia se convirtió en el hogar de san Francisco y de sus primeros seguidores.

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Desde ese momento la “pequeña porción de tierra” fue la fundación de la Orden de Hermanos Menores quienes nunca más han abandonado el lugar. En un domingo de Ramos también allí Francisco recibió a Clara de Asís, dedicándola al Señor.

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Los capítulos generales y las reuniones anuales de los frailes franciscanos se celebran en esta iglesia en la celebración de Pentecostés.

Después de misionar por varios lugares, Francisco regresa a la Porciúncula en septiembre de 1226 sintiéndose cercano del encuentro con su Señor. Y estando en su lecho de muerte pidió a sus hermanos el cuidado y protección de la capilla.

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Francisco murió el sábado 3 de octubre de 1226. Después de su muerte tanto su carisma como el valor espiritual de la Porciúncula se hicieron aún mayores hasta nuestros días. El monasterio que está en el mismo lugar ha sido el lugar de residencia de los ministros generales de la orden desde entonces.

Lateral de la Capilla. Imagen

Poco después de 1290 la pequeña capilla resultó insuficiente para la afluencia de peregrinos y no fue hasta los años 1559 y 1679 en que se comenzó y se terminó la construcción de la Basílica que contiene la pequeña iglesia del siglo IX llamada la Porciúncula, lugar más sagrado e importante de los franciscanos.

El austero interior está decorado en un simple estilo gótico con frescos de los siglos XIV y XV. Algunas de las piedras cuadradas, cogidas del monte Subasio fueron colocadas por el propio santo mientras reparaba esta pequeña iglesia.

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FUENTE: http://es.wikipedia.org/wiki/Porci%C3%BAncula
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Re: 2. Orden de los Frailes Menores o Franciscanos. 1 dic. 2

Notapor ClauBA » Mar Dic 09, 2014 8:45 am

Buenas tardes, esta es mi aportación para esta semana.

INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA

En julio de 1216, Francisco pidió en Perusa a Honorio III que todo el que, contrito y confesado, entrara en la iglesita de la Porciúncula, ganara gratuitamente una indulgencia plenaria, como la ganaban quienes se enrolaban en las Cruzadas, y otros que sostenían con sus ofrendas las iniciativas de la Iglesia. De ahí el nombre de Indulgencia de la Porciúncula, Perdón Asís, Indulgencia o Perdón de las rosas (por el prodigio que medió en su confirmación según alguna tradición tardía) u otros parecidos.

Más allá de las controversias históricas acerca de los orígenes y circunstancias de la concesión de la Indulgencia, lo cierto es que la Iglesia ha seguido, hasta nuestros días, otorgando y ampliando esa gracia extraordinaria. En la actualidad, esta Indulgencia puede lucrarse no sólo en Santa María de los Ángeles o la Porciúncula, sino en todas las iglesias franciscanas, y también en las iglesias catedral y parroquial, cada 2 de agosto, día de la Dedicación de la iglesita, una sola vez, con las siguientes condiciones: 1) visitar una de las iglesias mencionadas, rezando la oración del Señor y el Símbolo de la fe (Padrenuestro y Credo); 2) confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa, por ejemplo, un Padrenuestro con Avemaría y Gloria; estas condiciones pueden cumplirse unos días antes o después, pero conviene que la comunión y la oración por el Papa se realicen en el día en que se gana la Indulgencia.

fuente: http://www.franciscanos.org/enciclopedi ... gencia.htm
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