4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

En este curso, haremos un viaje en el tiempo para situarnos en los orígenes del monacato cristiano. Conoceremos las distintas órdenes monásticas, a sus fundadores, sus monasterios, su arte, cultura, forma de vida y su importancia para la civilización a través de la historia hasta la actualidad.

Fecha de inicio:
11 de agosto de 2014

Fecha final:
27 de octubre de 2014

Responsable: Hini Llaguno

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, Betancourt, PEPITA GARCIA 2, rosita forero, J Julio Villarreal M, AMunozF, Moderadores Animadores

Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Dom Dic 21, 2014 8:34 pm

San Antonio de Padua

Imagen

San Antonio de Padua santo Franciscano de origen portugués, Sacerdote y Doctor de la Iglesia.

Su nombre de nacimiento Fernando Martins; hijo primogénito de Martín de Alfonso, caballero portugués descendiente de nobles franceses, los Bouillon, y de María Taveira.

San Antonio nació en Lisboa, Portugal, en 1195; adquirió el apellido por el que lo conoce el mundo, de la Ciudad italiana de Padua, donde murió en Arcella, junto a Padua el año 1231 y donde se veneran sus reliquias.


Iconográficamente a San Antonio de Padua aparece en las primeras representaciones, vestido con el hábito franciscano, sayal, y cíngulo que lo ciñe; con un libro en las manos de los Evangelios, símbolo de su sabiduría respecto a las Sagradas Escrituras.

San Antonio con el Niño Jesús, el libro y el lirio.-
Imagen

En el Siglo XIV se le representa con un elemento que es recogido de San Antonio Abad: la «llama», símbolo del amor divino, y en algunas ocasiones aparece la variante del «corazón en llamas». En el Siglo XV se le representa con el «lirio», símbolo de la pureza; a finales del mismo Siglo XV aparece en su iconografía la figura del «Niño Jesús».

Con el Niño Jesús.- Imagen

A partir del Siglo XVII, se ha representado a San Antonio de Padua con el Niño Jesús en los brazos; ello se debe a un suceso que tuvo mucha difusión y que ocurrió cuando San Antonio estaba de visita en la casa de un amigo. En un momento dado, éste se asomó por la ventana y vio al santo que contemplaba, embelesado, a un niño hermosísimo y resplandeciente que sostenía en sus brazos.

San Antonio de Padua con la mulita.- Imagen

En ocasiones se le representa junto a una mula que, según la leyenda, se arrodilló ante el Santísimo Sacramento que mostraba el santo; la actitud de la mula fue el motivo para que su dueño, un campesino escéptico, creyese en la presencia real de Jesús Eucaristía.

Predicando a los peces.- Imagen

Hoy en día, San Antonio de Padua es representado portando el hábito Franciscano, en la variedad de la Primera Orden, con el Niño Jesús en sus brazos y con los símbolos del libro y el lirio.

Fuentes: Directorio Franciscano. Biografías y Vidas. Corazones.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor thelmigu2014 » Lun Dic 22, 2014 2:28 pm

Hola a todos:
Comparto con ustedes sobre la canonización de San Antonio de Padua lo siguiente:


Canonización de San Antonio de Padua


En los días que siguieron al beato tránsito de fray Antonio, numerosos y estrepitosos milagros fueron atribuidos a la intercesión del popular fraile. Los acontecimientos prodigiosos incrementaron la devoción en todas las clases sociales de la ciudadanía, en los países colindantes y en los barrios más lejanos, y favorecieron el acudir sin parada de muchos peregrinos, el multiplicarse de las narraciones de hechos milagrosos, el crecimiento del entusiasmo, el difundirse de un real culto, que correspondió a una canonización de hecho de parte del pueblo y la movilización general para ver reconocido por el Papa la santidad de Antonio.

Viniendo al encuentro de éste unánime deseo, antes de que fuera transcurrido un mes por la muerte del Santo, las autoridades religiosas y civiles mandaron a Roma una delegación formada por eminentes personalidades religiosas y seglares, para presentarle al Pontífice la petición de toda la ciudad, obispo, clero, alcalde, aristócratas y pueblo, para conseguir el inicio de un regular proceso sobre la santidad y sobre los milagros atribuidos a Antonio.

La delegación fue acogida por Gregorio IX, el Papa que Antonio bien conoció, que fue a Roma para pedir el juicio del Papa sobre algunas cuestiones debatidas entre los frailes, y quedó tan fascinado por su elocuencia y profundidad de doctrina que lo definió "Arca del Testamento" y "Cofre de las Sagradas Escrituras." El viejo pontífice no pudo que alegrarse al oír la fama de santidad que circundó a fray Antonio y en ver madurar frutos tan admirables. Reunió pues enseguida el colegio cardenalicio para discutir la instancia de la misión diplomático paduana y encaminar el proceso de canonización.

La primera fase de esta "tramitación" canónica, que estuvo entre los más breves que se recuerden habiendo durado menos que once meses (julio de 1231 - mayo1232) fue la constitución de un tribunal diocesano a Padua, para formar el que el Papa eligió al obispo de la ciudad, Jacob, el prior benedictino Jordano Forzaté y el prior del dominicano Giovanni de Vicenza, dándoles el encargo de escuchar y tomar en examen los testimonios sobre las virtudes de Antonio y de recoger y analizar todos los episodios creídos milagrosos y atribuidos a su intercesión.

Terminado en febrero de 1232 el trabajo del tribunal, conducido con diligencia y celeridad por tres comisiarios, el obispo y el alcalde enviaron del Papa una nueva delegación, formada por canonigos, frailes, magsitrados y nobles, el cual transmite el "expediente" y peroró eficazmente la causa.
Gregorio IX, paso enseguida a la segunda fase de la causa, instituyendo el proceso apostólico y confiando la presidencia al cardinal de Sta. Sabina, Giovanni de Abbeville, ya monje benedictino de Cluny y abad del monasterio de San Pietro de Abeville. Éste condujo a término el proceso en breve tiempo y con resultado favorable. El Papa, que desde los primeros de mayo del 1232 se encontró a Espoleto, estableció que la canonización de fray Antonio se habría tenido el 30 de mayo, fiesta de Pentecostés, en la espléndida catedral spoletina, resurgido por las ruinas del Barbarroja y consagrada treinta años antes (1198) por Inocencio III.

El solemne rito de la canonización.
Por fin llegó el día tan esperado. Espoleto, que ya en los días anteriores había conocido una animación extraordinaria, vivió una experiencia inolvidable, única, sea por el hecho en si, sea por los muchos personajes ilustres convenidos en catedral para tributarle a fray Antonio los primeros honores de los altares: ante todo Gregorio IX, envuelto en toda la magnificencia de los vestidos pontificales y acompañado por los miembros de la corte pontificia; luego los cardenales, obispos y altos prelados, que hicieron corona al papa; luego, además de los jefes de las varias órdenes religiosas, una gran representación de la familia franciscana conducida por fray Elias - elegido antes pocos días Ministro general a Rieti ante la presencia del papa - y particularmente encantado de ver reconocido el primer santo de la orden después del fundador; además, los representantes del clero y las autoridades de Padua y tanto otras ciudades cercanas y lejanas; al final, una multitud de pueblo exultante que aun la grandeza de la catedral, adornada a modo de fiesta completamente excepcional, no la pudo contener en su totalidad.

El solemne pontifical con el rito de la canonización se desarrolló según la praxis del tiempo, que preveía cinco momentos. Ante todo, el pontífice pronunció una alocución para exhaltar las virtudes y los méritos de Antonio. Luego un cardenal o un clérigo de la corte papal declamó los milagros conseguidos por intercesión del canonizando y autenticados en los procesos. A este punto, y fue el momento culminante de la ceremonia, Gregorio IX se levantó de pie y en el nombre de la Stma. Trinidad pronunció la solemne fórmula con que Antonio adscribió en el registro de los santos: "A alabanza y a gloria del omnipotente Dios, Padre e Hijo y Espíritu Santo, y a honor de la Iglesia romana, veneramos sobre la tierra al beato Padre Antonio, que Dios ha glorificado en los cielos, después de haber acogido el parecer favorable de nuestros hermanos y los otros prelados, decretando que su nombre sea inscrito en el catálogo de los santos y que sea celebrada la fiesta el 13 de junio."

Durante el desarrollo de la ceremonia de canonización, a Lisboa, ciudad nativa del Santo, las campanas de las iglesias tocaron a fiesta, sin que la mano del hombre las moviera, para la sorpresa y la alegría de todos los habitantes.

Pío XII, con su carta apostólica "Exulta, Lusitania felix o felix Padua gaude", del 16 de enero, solemnemente médico universal de la iglesia lo proclamó, confirmando y extendiendo a toda la Iglesia el culto de médico que el Santo ya gozaba desde el día de su canonización; o como recientemente, con ocasión del octavo centenario del nacimiento del Santo (1995, cuando los frailes de Padua organizaron una "peregrinación" de algunas reliquias de San Antonio por toda Italia, también tocando siete ciudades de Umbría: Ternos, Forli, Asís, Perugia, Gubbio, Ciudad de Castillo y Espoleto, dónde los venerados restos se detuvieron el 13 de septiembre.

La devoción a San Antonio fue creciendo en un modo incontenible, es más vivo que nunca se ha difundido en todo el mundo, San Antonio continúa a llamar grandes muchedumbres y a ofrecer a todos, de verdadero amigo, su mensaje, su protección y su bendición.

(Bula de canonización).
«...Ya que el Señor dice por medio del Profeta: Yo haré en modo que todos los pueblos celebren vuestras alabanzas y os coronen de gloria y de honor, y ya que Él promete que los justos brillarán como el sol ante la presencia de Dios; es cosa piadosa y justa que sobre la tierra circundamos de nuestra veneración y alabamos y honramos a los que Dios corona de santidad y honra en los cielos.
De este número es el Beato Antonio de santa memoria, de la orden de los Frailes Menores, el cual, hasta que vivió sobre la tierra, apareció adornado de las más bonitas virtudes, y ahora que se encuentra en cielo brilla por el resplandor de innumerables milagros, para que sea demostrada de modo evidente su santidad.
Hechos ciertos de las virtudes de él y sus insignes milagros y teniendo Nosotros mismos por lo demás estimada otra vez la santidad de su vida y las maravillas de su ministerio, hemos encontrado justo y bueno inscribirlo en el Catálogo de los Santos.
Ya que el Beato Antonio se ha vuelto en este mundo una lámpara tan brillante que, por la gracia de Dios, él ha merecido ser colocado no bajo mayo, pero sobre su candelabro inmortal de la Iglesia Católica, Nosotros le rogamos a todos y os exhortamos ardientemente con estas cartas apostólicas, más bien os mandamos que, promoviendo la devoción de los fieles y la veneración hacia él, celebréis cada año en el día 13 de junio su fiesta y tengáis cura de hacerla celebrar con gran solemnidad.

Fuente:digilanders.libero.it/raxdi/spa/index 7.htm
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor thelmigu2014 » Lun Dic 22, 2014 2:48 pm

[imghttp://i.picasion.com/resize79/668f6ef8775efbbfc3f4579c49f9c9a9.jpg][/img]
Me gusta la idea de hacer oración por las familias de todos .
Felicidades Hini por tu nuevo nieto nicolás, un gran abrazo y FELIZ NAVIDAD.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Dic 23, 2014 2:18 pm

La Capilla de los Scrovegni

La Capilla de los Scrovegni, llamada Capilla de la Arena, fue adquirida por el municipio de Padua en 1880, varias veces ha sido restaurada, la última en el año 2001.

La Capilla está dedicada a Santa María de la Caridad, fue erigida, probablemente entre los años 1303 y 1305, por orden de Enrico Scrovegni, que pretendía así expiar los pecados de su padre. La capilla tenía finalidad funeraria, al morir Enrico en el año 1336, es sepultado allí, en un sarcófago que se encuentra detrás del altar.

Originalmente existía una puerta lateral, que daba con el palacio de la familia, había sido construido por orden de los Scrovegni siguiendo el trazado elíptico de los restos del cercano anfiteatro romano, que es parte del jardín que está delante del edificio, visitado por miles de turistas de todos los lugares del mundo.

El edificio, construido en ladrillo, de planta rectangular y está cubierto con bóveda de cañón, en el exterior, la capilla con contrafuertes vistos y tejado a dos aguas; una ventana de luz elegante en frente, ventanas altas y estrechas en la pared sur, ábside poligonal, elevado al campanario, de una arquitectura muy simple.

La Capilla.- Imagen

La decoración mural de la capilla es una de las más importantes obras maestras de Giotto, un célebre ciclo de frescos, considerados una de las cumbres del arte occidental, terminados probablemente sus trabajos entre los años 1305 o 1306.

.................. Interior de la Capilla.
***Imagen***Imagen***

Los frescos se encuentran en tres cuerpos horizontales superpuestos, cada uno de los cuerpos con seis recuadros sucesivos, lo que hace un total de 36 cuadros, y el orden narrativo es de izquierda a derecha y de arriba a abajo.

El sacrificio de Joaquín.-
Imagen -.pintura de Giotto, primera década del Siglo XIV.

En la banda superior del muro izquierdo, se relata la vida de San Joaquín y Santa Ana, continua con la vida de la Virgen María, con diferentes episodios:

La presentación de María en el Templo.- Imagen

En la pared izquierda se relatan episodios del nacimiento e infancia de Jesús, como la huida a Egipto.

El lado opuesto se inicia con la disputa con los doctores, y continúa con escenas de su vida pública, bautismo en el Jordán, el milagro de las bodas de Caná...

La resurrección de Lázaro.- Imagen

La entrada en Jerusalén y expulsión de los mercaderes del templo. Las bandas inferiores de ambos muros narrar la Pasión...

la Lamentación sobre Cristo muerto.- Imagen

...y la Resurrección de Cristo y el último de los 36 cuadros representa el milagro de Pentecostés, inicio de a Iglesia.
En el arco triunfal de acceso al ábside se representa la Anunciación de la Virgen Maria y arriba de esta escena aparece Dios despidiendo al Arcángel San Gabriel, que va a cumplir su misión, un tema poco usual en el arte sacro. En la pared opuesta, en la parte baja, se representa un grandioso Juicio Final, en el que, según los críticos, Giotto cedió parte del trabajo a sus aprendices.

En las bandas inferiores de los muros, por debajo de las escenas de la vida de Cristo, Giotto pintó 14 alegorías de Vicios y Virtudes; los Vicios en el muro izquierdo, las Virtudes del derecho. Los Vicios se corresponden con la parte izquierda de la pintura del Juicio Final, donde se representa a los pecadores condenados al infierno, y las Virtudes están en relación con la parte derecha de la misma pintura, en la que aparecen los bienaventurados. El mensaje es claro: los Vicios conducen al infierno, y las Virtudes llevan a la salvación.

Adoración de los Magos.- Imagen -. cuya estrella parece estar inspirada en el Cometa Halley, que Giotto pudo observar en 1301.

El beso de Judas, 1304-1306.- Imagen -.fresco, 200 x 185 cm, capilla Scrovegni, Padua.

La Capilla de los Scrovegni,
es una obra maestra de la pintura italiana y europea del Siglo XIV, se considera el ciclo más completo de frescos de Giotto en su madurez. El color y la luz, la poesía y el patetismo. El hombre y Dios. El sentido de la naturaleza y la historia, el sentido de la humanidad y la fe se mezclan en la narración de historias irrepetibles de la Virgen y Cristo.

Concluimos que el ciclo de la pintura de la Capilla se ha desarrollado en tres temas principales: episodios de la vida de San Joaquín y Santa Ana (1-6), episodios de la vida de María (7-13) y episodios de la vida y muerte de Cristo; y por debajo de estos frescos, una serie de paneles ilustra las alegorías de Vicios y Virtudes.

Fuentes: http://www.cappelladegliscrovegni.it/ Wikipedia. Google. Pain
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor AMunozF » Mié Dic 24, 2014 3:55 pm

thelmigu2014 escribió:[imghttp://i.picasion.com/resize79/668f6ef8775efbbfc3f4579c49f9c9a9.jpg][/img]
Me gusta la idea de hacer oración por las familias de todos .
Felicidades Hini por tu nuevo nieto nicolás, un gran abrazo y FELIZ NAVIDAD.



Hola !!

Estoy viendo que al comienzo de tu "imagen" te falta un corchete "[" , creo que es la razón por la que no te aparecen tus imágenes.

Tu lo pones de la siguiente manera :
"[imghttp://i.picasion.com/resize79/668f6ef8775efbbfc3f4579c49f9c9a9.jpg][/img];
después de escribir "[img_____ aquí falta el siguiente corchete "]",

debería de ser así: "[img]........

Para quedar así:

[img]http://i.picasion.com/resize79/668f6ef8775efbbfc3f4579c49f9c9a9.jpg][/img]

Trata de poner de nuevo el objeto.

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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor AMunozF » Mié Dic 24, 2014 4:04 pm

Imagen


......................................................Imagen

Con mis mejores deseos para todos los que visitamos, leemos, colaboramos, trabajan en este foro y para sus familias.

Arturo Muñoz Fonseca
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mié Dic 24, 2014 8:25 pm

...............FELIZ NAVIDAD

Imagen

MENSAJE URBI ET ORBI: JUAN PABLO PP II.

Navidad, 25 de diciembre de 2004

1. Christus natus est nobis, venite, adoremus!

¡Cristo ha nacido por nosotros, venid, a adorarlo!
Vamos hacia Ti, en este día solemne, dulce Niño de Belén, que al nacer has escondido tu divinidad para compartir nuestra frágil naturaleza humana. Iluminados por la fe, Te reconocemos como verdadero Dios encarnado por amor nuestro.
¡Tú eres el único Redentor del hombre!

2. Ante el pesebre donde yace indefenso, que cesen tantas formas de creciente violencia, causa de indecibles sufrimientos; que se apaguen tantos focos de tensión, que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos; que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas, respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos.

3. Niño de Belén, Profeta de paz, alienta las iniciativas de diálogo y de reconciliación, apoya los esfuerzos de paz que aunque tímidos, pero llenos de esperanza, se están haciendo actualmente por un presente y un futuro más sereno para tantos hermanos y hermanas nuestros en el mundo.
Pienso en África, en la tragedia de Dafur en Sudán, en Costa de Marfil y en la región de los Grandes Lagos.
Con gran aprensión sigo los acontecimiento de Irak.
Y ¿cómo no mirar con ansia compartida, pero también con inquebrantable confianza, a la tierra de la que Tú eres Hijo?

4. ¡Por doquier se ve la necesidad de paz!
Tú, que eres el Príncipe de la verdadera paz, ayúdanos a comprender que la única vía para construirla es huir horrorizados del mal y buscar siempre y con valentía el bien.
¡Hombres de buena voluntad de todos los pueblos de la tierra, venid con confianza al pesebre del Salvador!
“No quita los reinos humanos quien da el Reino de los cielos” (cf. himno litúrgico).
Llegad para encontraros con Aquél que viene para enseñarnos el camino de la verdad, de la paz y del amor.

San Juan Pablo II

Felicidades a todos, que Dios los bendiga.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor Pachelli1960 » Vie Dic 26, 2014 11:24 am

---San Antonio de Padua -----

------Imagen-----


(Lisboa, hacia 1195 - Arcella, junto a Padua, 1231) Santo franciscano de origen portugués, sacerdote y doctor de la Iglesia. Su nombre de nacimiento era Fernando Martins; era hijo primogénito de Martín de Alfonso, caballero portugués descendiente de nobles franceses (los Bouillon), y de María Taveira.

Estudió en la escuela catedralicia, donde un tío suyo era maestrescuela; más tarde, en torno a 1210, ingresó en el monasterio de canónigos regulares de San Agustín de San Vicente de Fora, cerca de Lisboa. Allí tuvo como maestros al propio prior, Pedro, y a un hombre de amplios conocimientos como Petrus Petri. Pero su familia y amigos no aceptaron su vocación y trataron de hacerle abandonar.

Para evitar estas presiones renunció a la herencia familiar y se trasladó en 1212 al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, importante centro de enseñanza religiosa que contaba con una gran biblioteca. En este otro lugar recibió la influencia de la escuela teológica de San Víctor (París) a través de profesores que habían estudiado allí. Tampoco en Coimbra encontró tranquilidad, pues el monasterio se vio afectado por el enfrentamiento entre el rey Alfonso II de Portugal y el papa Inocencio III: su propio prior, Juan, fue excomulgado por apoyar al primero.

Hacia 1219, fecha en que probablemente era ya sacerdote, conoció a la pequeña comunidad franciscana de Coimbra, establecida poco antes en el eremitorio de Olivais, y se sintió atraído por su modo de vida fraterno, evangélico y en pobreza. Cuando poco después llegaron a su monasterio restos de los primeros mártires franciscanos, muertos en Marrakech, decidió ingresar en la nueva orden, que a causa de su reciente creación aún estaba poco extendida y carecía del prestigio que alcanzaría más adelante. Fray Juan Parenti, provincial de España, presidió la sencilla ceremonia de toma de hábito franciscano (verano de 1220), en la que cambió el nombre de Fernando por el de Antonio (el eremitorio de Olivais estaba dedicado a San Antonio Abad), símbolo de su cambio de vida.

Imagen

Tras un breve noviciado, e impulsado por el ejemplo de los mártires franciscanos, parece que en otoño de ese mismo año embarcó hacia Marruecos junto con otro hermano de orden, fray Felipe de Castilla, para alcanzar él mismo el martirio. Sin embargo, al poco de desembarcar contrajo la malaria, enfermedad que le dejaría secuelas para toda la vida; convaleciente todo el invierno, se vio obligado a abandonar el país.

Su intención era ahora llegar a las costas españolas y desde ellas volver por tierra a Portugal, pero una tempestad llevó el barco en que viajaba hasta Sicilia. Permaneció algún tiempo en Milazzo (costa noreste de la isla), donde había una comunidad franciscana, para completar su recuperación. En junio de 1221 asistió al capítulo de su orden en Asís ("capítulo de las Esteras", que convocó a 3.000 franciscanos); allí conoció a San Francisco de Asís y decidió no regresar a Coimbra para ponerse al servicio de fray Gracián, provincial de la Romaña (circunscripción franciscana que abarcaba todo el norte de Italia).

Éste lo envió durante un año al eremitorio de Montepaolo (cerca de Forli) para que se fortaleciese antes de encomendarle alguna misión de apostolado. A mediados de 1222, ya con buena salud, predicó en la catedral de Forli (sin haber preparado previamente sus palabras, pero con gran profundidad) con ocasión de unas ordenaciones de franciscanos y dominicos.

Su provincial le nombró predicador y le encargó ejercer su ministerio por todo el norte de Italia, donde se extendía por muchos lugares el catarismo. Recorrió así, enseñando, numerosos lugares. Su labor catequética en Rímini en 1223, por ejemplo, fue difícil, pero sus exhortaciones y discusiones públicas acabaron teniendo éxito, logrando convertir entre otros a Bononillo, obispo cátaro. A finales de este año o principios de 1224 estuvo también en Bolonia, enseñando teología a otros frailes franciscanos en el convento de Santa María de la Pugliola; fue el primer maestro de la orden, recibiendo para ello el permiso de San Francisco, que le escribió una carta llamándole "mi obispo".

Hacia 1224 o 1225, sus superiores lo trasladaron al sur de Francia, donde los albigenses tenían más fuerza que en Italia. Su método para combatir la herejía consistió en llevar una vida ejemplar, en charlas con los no creyentes y en catequesis para fortalecer la fe de los cristianos. Prosiguió su enseñanza teológica en Montpellier (donde se formaban los franciscanos y dominicos que iban a predicar en la región) y Tolosa (ciudad con fuerte presencia albigense), además de ser guardián del convento de Le Puy-en-Velay (al oeste de Valence y Lyon) y, desde el capítulo de Arlés de 1225, custodio de Limoges. Como tal estableció la residencia de los franciscanos de la ciudad en una antigua ermita benedictina y fundó un convento cerca de Brieve.


A finales de 1225 participó en el sínodo de Bourges, que examinó la situación de la región. San Antonio de Padua señaló a los prelados la necesidad de vivir sencillamente para dar ejemplo; el obispo de Bourges, Simón de Sully, respondió a sus palabras y aplicó en lo sucesivo la reforma de costumbres, ayudándose de franciscanos y dominicos para la evangelización de su diócesis.

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La muerte de San Francisco el 3 de octubre de 1226 le obligó a viajar a Asís, como custodio de Limoges, para asistir al capítulo general que debía elegir nuevo ministro general; éste tuvo lugar el 30 de mayo de 1227, siendo elegido fray Juan Parenti. Buen conocedor de la valía de Antonio, le nombró provincial de Romaña. Muy querido por sus frailes, recorrió los lugares de su provincia donde había conventos franciscanos; uno de ellos fue Vercelli, donde predicó en la catedral con gran impacto y conoció al teólogo y canónigo regular Tomás Galo.

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También por entonces debió estar durante estancias largas en Padua, donde fundó una escuela de franciscanos y comenzó a escribir una serie de sermones. Fruto de su labor fue el aumento de las misiones de predicación y la fundación de numerosos conventos. En el capítulo general de 1230, reunido con ocasión del traslado de los restos de San Francisco a su basílica de Asís, pidió a Parenti que le retirase el cargo, a causa de su mala salud.

El general aceptó su renuncia a cambio de formar parte de una comisión que debía presentar al papa Gregorio IX varias cuestiones sobre la regla franciscana que el pontífice debía estudiar y aprobar. Ante él y la curia romana predicó por entonces Antonio, siendo escuchado con entusiasmo: el papa lo llamó "Arca del Testamento". Es posible que colaborase en la redacción de la bula Quo elongati, respuesta a los problemas planteados por la orden al pontífice.

Después marchó al que sería su último destino, Padua, en la que se entregó con tal ardor que en lo sucesivo a su nombre quedaría asociado el de la ciudad: Antonio de Padua. Se instaló primero en la capilla de la Arcella, junto al convento de clarisas, pero solía predicar en el convento franciscano de Santa María, extramuros de la ciudad.

Escribió, por petición del cardenal Reinaldo dei Segni (el futuro Alejandro IV), una serie de sermones según las fiestas del año litúrgico y predicó hasta el agotamiento la Cuaresma de 1231; a sus sermones diarios asistió gran parte de la ciudad y consiguió del Consejo Mayor de la ciudad la liberación de los deudores presos por no tener medios con qué pagar sus deudas (origen del "Estatuto de San Antonio"). Poco después, el podestá Esteban Badoer le rogó que solicitase al poderoso Ezzelino IV da Romano la liberación de varios nobles paduanos que tenia prisioneros; de este modo, viajó a Verona y se entrevistó con Ezzelino, aparentemente sin éxito, si bien unos meses después de la muerte de Antonio acabaría por ceder.

En mayo, habiendo empeorado su salud por el viaje, se retiró al cercano lugar de Camposampiero para descansar y terminar de escribir los Sermones. Pero la gente tuvo conocimiento del lugar en que estaba y acudió en masa a oírle y pedirle consejo. El viernes 13 de junio sufrió un colapso y, ante el próximo fin, pidió que le trasladasen a Padua. Así se hizo, aunque para evitar las multitudes se detuvieron en la Arcella, donde murió Antonio esa misma tarde tras recibir la extremaunción y recitar los salmos penitenciales. No tenía aún cuarenta años, y había ejercido su intensa predicación poco más de diez.

Orador sagrado, fundador de hermandades y de cofradías, teólogo y hombre de gobierno, dejó varios tratados de mística y de ascética y se publicaron todos sus sermones. Un año después de su muerte fue beatificado. Su culto, muy popular, se generalizó a partir del siglo XV. Su representación más valiosa se debe a Goya, quien lo plasmó en San Antonio de la Florida. Fue proclamado doctor de la Iglesia en el año 1946. Su fiesta se celebra el 13 de junio.
Gracias
Dios nos bendiga a todos

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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor marce685 » Vie Dic 26, 2014 12:45 pm

Antonio de Padua
Fiesta: 13 de junio
Fraile franciscano, Doctor de la Iglesia
(1195-1231)

-Adaptado de la Vida de los Santos de Butler

Etim: Antonio: "Defensor de la Verdad"

Ver también:
Oraciones
San Antonio

No lo confunda con San Antonio abad

BIOGRAFÍA

San Antonio nació en Portugal, pero adquirió el apellido por el que lo conoce el mundo, de la ciudad italiana de Padua, donde murió y donde todavía se veneran sus reliquias.

León XIII lo llamó "el santo de todo el mundo", porque su imagen y devoción se encuentran por todas partes.

Llamado "Doctor Evangélico". Escribió sermones para todas las fiestas del año

"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree" -San Antonio

"Era poderoso en obras y en palabras. Su cuerpo habitaba esta tierra pero su alma vivía en el cielo" -un biógrafo de ese tiempo.

Patrón de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. Es verdaderamente extraordinaria su intercesión.

Vino al mundo en el año 1195 y se llamó Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, nombre que cambió por el de Antonio al ingresar en la orden de Frailes Menores, por la devoción al gran patriarca de los monjes y patrones titulares de la capilla en que recibió el hábito franciscano. Sus padres, jóvenes miembros de la nobleza de Portugal, dejaron que los clérigos de la Catedral de Lisboa se encargaran de impartir los primeros conocimientos al niño, pero cuando éste llegó a la edad de quince años, fue puesto al cuidado de los canónigos regulares de San Agustín, que tenían su casa cerca de la ciudad. Dos años después, obtuvo permiso para ser trasladado al priorato de Coimbra, por entonces capital de Portugal, a fin de evitar las distracciones que le causaban las constantes visitas de sus amistades.

No le faltaron las pruebas. En la juventud fue atacado duramente por las pasiones sensuales. Pero no se dejó vencer y con la ayuda de Dios las dominó. El se fortalecía visitando al Stmo. Sacramento. Además desde niño se había consagrado a la Stma. Virgen y a Ella encomendaba su pureza.

Una vez en Coimbra, se dedicó por entero a la plegaria y el estudio; gracias a su extraordinaria memoria retentiva, llegó a adquirir, en poco tiempo, los más amplios conocimientos sobre la Biblia. En el año de 1220, el rey Don Pedro de Portugal regresó de una expedición a Marruecos y trajo consigo las reliquias de los santos frailes-franciscanos que, poco tiempo antes habían obtenido allá un glorioso martirio. Fernando que por entonces había pasado ocho años en Coimbra, se sintió profundamente conmovido a la vista de aquellas reliquias y nació en lo íntimo de su corazón el anhelo de dar la vida por Cristo.

Poco después, algunos frailes franciscanos llegaron a hospedarse en el convento de la Santa Cruz, donde estaba Fernando; éste les abrió su corazón y fue tan empeñosa su insistencia, que a principio de 1221, se le admitió en la orden. Casi inmediatamente después, se le autorizó para embarcar hacia Marruecos a fin de predicar el Evangelio a los moros. Pero no bien llegó a aquellas tierras donde pensaba conquistar la gloria, cuando fue atacado por una grave enfermedad (hidropesía),que le dejó postrado e incapacitado durante varios meses y, a fin de cuentas, fue necesario devolverlo a Europa. La nave en que se embarcó, empujada por fuertes vientos, se desvió y fue a parar en Messina, la capital de Sicilia. Con grandes penalidades, viajó desde la isla a la ciudad de Asís donde, según le habían informado sus hermanos en Sicilia, iba a llevarse a cabo un capítulo general. Aquella fue la gran asamblea de 1221, el último de los capítulos que admitió la participación de todos los miembros de la orden; estuvo presidido por el hermano Elías como vicario general y San Francisco, sentado a sus pies, estaba presente. Indudablemente que aquella reunión impresionó hondamente al joven fraile portugués. Tras la clausura, los hermanos regresaron a los puestos que se les habían señalado, y Antonio fue a hacerse cargo de la solitaria ermita de San Paolo, cerca de Forli. Hasta ahora se discute el punto de si, por aquel entonces, Antonio era o no sacerdote; pero lo cierto es que nadie ha puesto en tela de juicio los extraordinarios dones intelectuales y espirituales del joven y enfermizo fraile que nunca hablaba de sí mismo. Cuando no se le veía entregado a la oración en la capilla o en la cueva donde vivía, estaba al servicio de los otros frailes, ocupado sobre todo en la limpieza de los platos y cacharros, después del almuerzo comunal.

Mas no estaban destinadas a permanecer ocultas las claras luces de su intelecto. Sucedió que al celebrarse una ordenación en Forli, los candidatos franciscanos y dominicos se reunieron en el convento de los Frailes Menores de aquella ciudad. Seguramente a causa de algún malentendido, ninguno de los dominicos había acudido ya preparado a pronunciar la acostumbrada alocución durante la ceremonia y, como ninguno de los franciscanos se sentía capaz de llenar la brecha, se ordenó a San Antonio, ahí presente, que fuese a hablar y que dijese lo que el Espíritu Santo le inspirara. El joven obedeció sin chistar y, desde que abrió la boca hasta que terminó su improvisado discurso, todos los presentes le escucharon como arrobados, embargados por la emoción y por el asombro, a causa de la elocuencia, el fervor y la sabiduría de que hizo gala el orador. En cuanto el ministro provincial tuvo noticias sobre los talentos desplegados por el joven fraile portugués, lo mandó llamar a su solitaria ermita y lo envió a predicar a varias partes de la Romagna, una región que, por entonces, abarcaba toda la Lombardía. En un momento, Antonio pasó de la oscuridad a la luz de la fama y obtuvo, sobre todo, resonantes éxitos en la conversión de los herejes, que abundaban en el norte de Italia, y que, en muchos casos, eran hombres de cierta posición y educación, a los que se podía llegar con argumentos razonables y ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras.

En una ocasión, cuando los herejes de Rímini le impedían al pueblo acudir a sus sermones, San Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar: "Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar". A su llamado acudieron miles y miles de peces que sacudían la cabeza en señal de aprobación. Aquel milagro se conoció y conmovió a la ciudad, por lo que los herejes tuvieron que ceder.

A pesar de estar muy enfermo de hidropesía, San Antonio predicaba los 40 días de cuaresma. La gente presionaba para tocarlo y le arrancaban pedazos del hábito, hasta el punto que hacía falta designar un grupo de hombres para protegerlo después de los sermones.

Además de la misión de predicador, se le dio el cargo de lector en teología entre sus hermanos. Aquella fue la primera vez que un miembro de la Orden Franciscana cumplía con aquella función. En una carta que, por lo general, se considera como perteneciente a San Francisco, se confirma este nombramiento con las siguientes palabras: "Al muy amado hermano Antonio, el hermano Francisco le saluda en Jesucristo. Me complace en extremo que seas tú el que lea la sagrada teología a los frailes, siempre que esos estudios no afecten al santo espíritu de plegaria y devoción que está de acuerdo con nuestra regla". Sin embargo, se advirtió cada vez con mayor claridad que, la verdadera misión del hermano Antonio estaba en el púlpito. Por cierto que poseía todas las cualidades del predicador: ciencia, elocuencia, un gran poder de persuasión, un ardiente celo por el bien de las almas y una voz sonora y bien timbrada que llegaba muy lejos. Por otra parte, se afirmaba que estaba dotado con el poder de obrar milagros y, a pesar de que era de corta estatura y con cierta inclinación a la corpulencia, poseía una personalidad extraordinariamente atractiva, casi magnética. A veces, bastaba su presencia para que los pecadores cayesen de rodillas a sus pies; parecía que de su persona irradiaba la santidad. A donde quiera que iba, las gentes le seguían en tropel para escucharle, y con eso había para que los criminales empedernidos, los indiferentes y los herejes, pidiesen confesión. Las gentes cerraban sus tiendas, oficinas y talleres para asistir a sus sermones; muchas veces sucedió que algunas mujeres salieron antes del alba o permanecieron toda la noche en la iglesia, para conseguir un lugar cerca del púlpito. Con frecuencia, las iglesias eran insuficiente para contener a los enormes auditorios y, para que nadie dejara de oírle, a menudo predicaba en las plazas públicas y en los mercados. Poco después de la muerte de San Francisco, el hermano Antonio fue llamado, probablemente con la intención de nombrarle ministro provincial de la Emilia o la Romagna. En relación con la actitud que asumió el santo en las disensiones que surgieron en el seno de la orden, los historiadores modernos no dan crédito a la leyenda de que fue Antonio quien encabezó el movimiento de oposición al hermano Elías y a cualquier desviación de la regla original; esos historiadores señalan que el propio puesto de lector en teología, creado para él, era ya una innovación. Más bien parece que, en aquella ocasión, el santo actuó como un enviado del capítulo general de 1226 ante el Papa, Gregorio IX, para exponerle las cuestiones que hubiesen surgido, a fin de que el Pontífice manifestara su decisión. En aquella oportunidad, Antonio obtuvo del Papa la autorización para dejar su puesto de lector y dedicarse exclusivamente a la predicación. El Pontífice tenía una elevada opinión sobre el hermano Antonio, a quien cierta vez llamó "el Arca de los Testamentos", por los extraordinarios conocimientos que tenía de las Sagradas Escrituras.

Desde aquel momento, el lugar de residencia de San Antonio fue Padua, una ciudad donde anteriormente había trabajado, donde todos le amaban y veneraban y donde, en mayor grado que en cualquier otra parte, tuvo el privilegio de ver los abundantísimos frutos de su ministerio. Porque no solamente escuchaban sus sermones multitudes enormes, sino que éstos obtuvieron una muy amplia y general reforma de conducta. Las ancestrales disputas familiares se arreglaron definitivamente, los prisioneros quedaron en libertad y muchos de los que habían obtenido ganancias ilícitas las restituyeron, a veces en público, dejando títulos y dineros a los pies de San Antonio, para que éste los devolviera a sus legítimos dueños. Para beneficio de los pobres, denunció y combatió el muy ampliamente practicado vicio de la usura y luchó para que las autoridades aprobasen la ley que eximía de la pena de prisión a los deudores que se manifestasen dispuestos a desprenderse de sus posesiones para pagar a sus acreedores. Se dice que también se enfrentó abiertamente con el violento duque Eccelino para exigirle que dejase en libertad a ciertos ciudadanos de Verona que el duque había encarcelado. A pesar de que no consiguió realizar sus propósitos en favor de los presos, su actitud nos demuestra el respeto y la veneración de que gozaba, ya que se afirma que el duque le escuchó con paciencia y se le permitió partir, sin que nadie le molestara.

Después de predicar una serie de sermones durante la primavera de 1231, la salud de San Antonio comenzó a ceder y se retiró a descansar, con otros dos frailes, a los bosques de Camposampiero. Bien pronto se dio cuenta de que sus días estaban contados y entonces pidió que le llevasen a Padua. No llegó vivo más que a los aledaños de la ciudad. El 13 de junio de 1231, en la habitación particular del capellán de las Clarisas Pobres de Arcella recibió los últimos sacramentos. Entonó un canto a la Stma. Virgen y sonriendo dijo: "Veo venir a Nuestro Señor" y murió. Era el 13 de junio de 1231. La gente recorría las calles diciendo: "¡Ha muerto un santo! ¡Ha muerto un santo!.Al morir tenía tan sólo treinta y cinco años de edad. Durante sus funerales se produjeron extraordinarias demostraciones de la honda veneración que se le tenía. Los paduanos han considerado siempre sus reliquias como el tesoro más preciado.

San Antonio fue canonizado antes de que hubiese transcurrido un año de su muerte; en esa ocasión, el Papa Gregorio IX pronunció la antífona "O doctor optime" en su honor y, de esta manera, se anticipó en siete siglos a la fecha del año 1946, cuando el Papa Pío XII declaró a San Antonio "Doctor de la Iglesia".

Se le llama el "Milagroso San Antonio" por ser interminable lista de favores y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte. Uno de los milagros mas famosos de su vida es el de la mula: Quiso uno retarle a San Antonio a que probase con un milagro que Jesús está en la Santa Hostia. El hombre dejó a su mula tres días sin comer, y luego cuando la trajo a la puerta del templo le presentó un bulto de pasto fresco y al otro lado a San Antonio con una Santa Hostia. La mula dejó el pasto y se fue ante la Santa Hostia y se arrodilló.

Iconografía: Por regla general, a partir del siglo XVII, se ha representado a San Antonio con el Niño Jesús en los brazos; ello se debe a un suceso que tuvo mucha difusión y que ocurrió cuando San Antonio estaba de visita en la casa de un amigo. En un momento dado, éste se asomó por la ventana y vio al santo que contemplaba, arrobado, a un niño hermosísimo y resplandeciente que sostenía en sus brazos. En las representaciones anteriores al siglo XVII aparece San Antonio sin otro distintivo que un libro, símbolo de su sabiduría respecto a las Sagradas Escrituras. En ocasiones se le representó con un lirio en las manos y también junto a una mula que, según la leyenda, se arrodilló ante el Santísimo Sacramento que mostraba el santo; la actitud de la mula fue el motivo para que su dueño, un campesino escéptico, creyese en la presencia real.

San Antonio es el patrón de los pobres y, ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama "pan de San Antonio"; esta tradición comenzó a practicarse en 1890. No hay ninguna explicación satisfactoria sobre el motivo por el que se le invoca para encontrar los objetos perdidos, pero es muy posible que esa devoción esté relacionada con un suceso que se relata entre los milagros, en la "Chronica XXIV Generalium" (No. 21): un novicio huyó del convento y se llevó un valioso salterio que utilizaba San Antonio; el santo oró para que fuese recuperado su libro y, al instante, el novicio fugitivo se vio ante una aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar al convento y devolver el libro.

En Padua hay una magnífica basílica donde se veneran sus restos mortales.


BIBLIOGRAFÍA

Butler, Vida de los Santos.
Salesman, P. Eliécer, Vidas de los Santos.
Sgarbossa, Mario y Luigi Giovannini - Un Santo Para Cada Día

ORACIONES

NOVENA A SAN ANTONIO
Es famoso por sus milagros

San Antonio obtenme de la Misericordia de Dios esta gracia que deseo (mencione el favor que pide).
Como tú eres tan bondadoso con los pobres pecadores, no mires mi falta de virtud antes bien considera la Gloria de Dios que será una vez más ensalzada por ti al concederme la petición que yo ahora encarecidamente hago.

Glorioso San Antonio de los milagros, padre de los pobres y consuelo de los afligidos, te pido ayuda.
Has venido a mi auxilio con tan amable solicitud y me has aliviado tan generosamente que me siento agradecido de corazón.

Acepta esta ofrenda de mi devoción y amor.
Renuevo la seria promesa de vivir siempre amando a Dios y al prójimo.
Continúa defendiéndome benignamente con tu protección y obtenme la gracia de poder un día entrar el Reino de los Cielos, donde cantaré enteramente las misericordias del Señor. Amen.

ORACIÓN DE LIBERACIÓN DE SAN ANTONIO DE PADUA

Haciendo la señal de la cruz dirás con mucho fervor:

He aquí la Cruz del Señor,+
Huid, potestades enemigas:+
El león Judà, descendiente de David,+
Ha vencido. Aleluya.

Este exorcismo usado frecuentemente por San Antonio es muy eficaz contra las tentaciones del demonio, como lo prueban muchísimos ejemplos. Constituyen esas palabras el breve o carta de San Antonio que él mismo escribió y entregó a una devota suya para librarla de una fuerte y tenaz tentación.

Oración

A ti, Antonio, dechado de amor a Dios y a los hombres que tuviste la dicha de estrechar entre tus brazos al Niño-Dios, a ti lleno de confianza, recurro en la presente tribulación que me acongoja………….

Te pido también por mis hermanos más necesitados, por los que sufren, por los oprimidos, por los marginados, por los que hoy más necesiten de tu protección.

Haz que nos amemos todos como hermanos, que en el mundo haya amor y no odios. Ayúdanos a vivir el mensaje cristiano.

Tú, en presencia ya del Señor, no ceses de interceder por El, con El, y en El, a favor nuestro ante El Padre. Amén.

TRECE MARTES EN HONOR DEL GLORIOSO
SAN ANTONIO DE PADUA.

Os ruego bendito San Antonio, que me hagáis partícipe de las incontables misericordias que concedéis a cuantos os invocan con devoción y confianza.

Martes 1.- Amoroso San Antonio, que despreciasteis las vanidades del mundo, haced que ame a Dios y me dedique a las cosas de su servicio. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 2.-Angélico San Antonio, lirio de incontable pureza, logradme del Señor que venza todas las tentaciones. (Padre Nuestro y Avemaría).


Martes 3.- Bendito San Antonio, amigo de la penitencia, alcanzadme que con voluntarios sacrificios, satisfaga por mis faltas. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 4.- Admirable San Antonio, espejo de obediencia, obtenedme que sepa conformarme a la voluntad de Dios. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 5.- Serenísimo San Antonio, joya de pobreza, atended por amor de Jesús y de Maria a mí y a los necesitados.(Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 6.- Compasivo San Antonio, ejemplo de humildad, alcanzadme la firme sujeción a la iglesia y a todo superior. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 7.- Amable San Antonio, consolador de los afligidos, rogad por cuantos sufren para que se vean libres de sus males o se resignen en su desgracia. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 8.- Celoso San Antonio, defensor de la inocencia y castigador del vicio, alcanzadme que os sea agradable. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 9.- Amantísimo San Antonio, horno de ardiente caridad, alcanzadme vivas ansias de trabajar por la gloria del Señor. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 10.- Incomparable San Antonio, lumbrera que ilumina a los pecadores, obtenedme que jamás ofenda a Dios. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 11.- Inocente San Antonio, celador de la justicia, libradme de las asechanzas del demonio, y de todo mal. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 12.- Perfectísimo San Antonio, que hacèi hallar las cosas perdidas, obtenedme que lleve mi cruz y gane el cielo. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 13.- Santísimo y muy generosísimo San Antonio. Sembrador de milagros, pretejedme con vuestra intercesión en todo el curso de mi vida. (Padre Nuestro y Avemaría).


Oración final para todos los martes.

Caritativo protector de los que a vos acuden, ya que habéis recibido el don de hacer milagros, trabajad en el de mi conversión, alejad de mí y de todos los que me son queridos, las enfermedades, las adversidades, y las desgracias, y por la virtud de vuestras oraciones, atraed sobre mí y todos los míos las bendiciones del cielo. Amén.

LETANÍA DE SAN ANTONIO
(como devoción privada)

Señor ten piedad.
Cristo ten piedad.
Señor ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Santa María, ruega por nosotros.
San Francisco, San Antonio de Padua gloria de la orden de frailes menores, mártir en el deseo de morir por Cristo, Columna de la Iglesia, Digno sacerdote de Dios, Predicador apostólico, Maestro de la verdad, Vencedor de herejes, Terror de los demonios,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los necesitados,
Guía de los extraviados,
Restaurador de las cosas perdidas,
Intercesor escogido,
Constante obrador de milagros,
Sé propicio, perdónanos, Señor,
Sé propicio, escúchanos, Señor,
De todo mal, líbranos, Señor,
De todo pecado,
De todo peligro de alma y cuerpo,
De los lazos del demonio,
De la peste, hambre y guerra,
De la muerte eterna,
Por los méritos de San Antonio,
Por su celo en la conversión de los pecadores,
Por su deseo de la corona del martirio,
Por sus fatigas y trabajos,
Por su predicación y doctrina,
Por sus lagrimas de penitencia,
Por su paciencia y humildad,
Por su gloriosa muerte,
Por sus numerosos prodigios,
En el día del juicio, Nosotros pecadores, te rogamos, óyenos,
Que nos guíes por caminos de verdadera penitencia,
Que nos concedas paciencia en los sufrimientos,
Que nos asistas en las necesidades,
Que oigas nuestras oraciones y peticiones,
Que enciendas en nosotros el fuego de tu amor,
Que nos concedas la protección y la intercesión de San Antonio, Hijo de Dios,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

V. Ruega por nosotros oh bienaventurado San Antonio, R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. Oremos: Dios
Todopoderoso y eterno, Glorificaste a tu fiel confesor Antonio con el don constante de hacer milagros. Concédenos que cuanto pedimos confiadamente por sus méritos estemos ciertos de recibirlo por su intercesión. Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.R. Amen.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor marce685 » Vie Dic 26, 2014 12:49 pm

SAN ANTONIO DE PADUA 1195-1231

ROSARIO


El rosario de San Antonio esta formado por 39 cuentas distribuidas en 13 grupos de 3 cuentas. Cada grupo de 3 cuentas se inicia con una invocación y a continuación se reza un padrenuestro en la primera cuenta, un avemaría en la segunda y un gloria en la tercera. Concluidos los 13 grupos de cuentas, se finaliza el rosario con el rezo del Responsorio.

ORACIÓN PREPARATORIA.

Por la señal de la Santa Cruz… Señor mío Jesucristo...

Abrid, Señor mis labios para bendecir vuestro Santo nombre y el de vuestra Santísima Madre, la Bienaventurada Virgen María al rezar los Trece Padrenuestros, Avemarías y Glorias en honor de vuestro siervo Antonio, cuyas virtudes deseo, con vuestra gracia, copiar en la tierra, para después gozar de vuestra gloria en el cielo. Amen.



INVOCACIONES.

1ª. San Antonio de Padua, apóstol por la Fe, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
2ª. San Antonio de Padua, Patriarca por la Esperanza, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
3ª. San Antonio de Padua, serafín por la Caridad, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
4ª. San Antonio de Padua, que practicasteis la Mansedumbre y la Humildad de Jesús, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
5ª. San Antonio de Padua, ángel por la Castidad, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
6ª. San Antonio de Padua, prodigio de Penitencia, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
7ª. San Antonio de Padua Espejo de Obediencia, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
8ª. San Antonio de Padua, mártir por la Paciencia, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
9ª. San Antonio de Padua, querubín por la Oración, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
10ª. San Antonio de Padua, celador de la Justicia, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
11ª. San Antonio de Padua, dechado de Templanza, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
12ª. San Antonio de Padua, perla de Pobreza, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.
13ª. San Antonio de Padua modelo de Constancia, ruega por nosotros. Padrenuestro, avemaría y gloria.


LAS TRES AVEMARÍAS.

1ª. Virgen purísima antes del parto, ruega por nosotros. Avemaría.
2ª Virgen purísima en el parto, ruega por nosotros. Avemaría.
3ª. Virgen purísima después del parto, ruega por nosotros. Avemaría.



RESPONSORIO DE SAN ANTONIO.

Tomando la medalla del Santo en la mano se concluye el rosario rezando el Responsorio y Oración de San Antonio.

Si buscas milagros, mira:
Muerte y error desterrados,
Miseria y demonio huidos,
Leprosos y enfermos sanos.

El mar sosiega su ira,
Redímense encarcelados,
Miembros y bienes perdidos
Recobran mozos y ancianos.

El peligro se retira,
Los pobres van remediados;
Cuéntenlo los socorridos,
Díganlo los paduanos.

El mar sosiega su ira,
Redímense encarcelados,
Miembros y bienes perdidos
Recobran mozos y ancianos.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
Ruega a Cristo por nosotros, Antonio divino y santo, para que dignos así de sus promesas seamos.


Oración final. Haced, oh Señor, que la intercesión de vuestro Confesor San Antonio, llene de alegría a vuestra Iglesia, para que siempre sea protegida con los auxilios espirituales y merezca alcanzar los eternos gozos. Por Cristo, nuestro Señor. Amen.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor marce685 » Vie Dic 26, 2014 1:00 pm

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marce685
 
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Vie Dic 26, 2014 6:18 pm

Canonización de San Antonio de Padua

San Antonio de Padua.-
Imagen

San Antonio de Padua murió la tarde del 13 de junio de 1231.

Los milagros se multiplicaron de inmediato y a principios de julio de aquel mismo año comenzó el proceso de su canonización, uno de los más rápidos de la historia. Cumplidos todos los requisitos canónicos, el Papa Gregorio IX canonizó a San Antonio de Padua el 30 de mayo de 1232, antes de cumplirse el primer aniversario de su muerte, en la Catedral de Espoleto, donde se encontraba entonces la curia papal.

S. S. San Gregorio IX.- Imagen

Se atribuyen a San Antonio de Padua numerosos episodios de carácter místico, entre ellos la bilocación*, ser entendido y comprendido por los peces cuando las personas despreciaron sus predicaciones, o de llevar en sus brazos al Niño Jesús durante una noche.

*La Bilocación, es el término utilizado para describir un fenómeno paranormal, sobrenatural o divino en el cual una persona u objeto estaría ubicado en dos lugares diferentes simultáneamente. En el caso de las personas que lo experimentan, aparentemente son capaces de interactuar con su entorno de forma normal, incluida la posibilidad de experimentar sensaciones y de manipular objetos físicos exactamente como si hubiera llegado a través de medios naturales.

Por lo que de allí surgieron numerosas representaciones iconográficas alusivas.

San Antonio predicando a los peces.-
Imagen

San Antonio de Padua es el segundo santo más rápidamente canonizado por la Iglesia Católica, se llevo a cabo a los 352 días después de su fallecimiento, el 30 de mayo de 1232.

En 1263, la ciudad de Padua le dedicó una Basílica que conserva sus restos mortales.

Esta Basílica de San Antonio de Padua es un templo religioso de la Ciudad Italiana de Padua, construido entre los años 1238 y 1310. El estilo arquitectónico de esta Basílica es: románico, gótico, renacentista y barroco.

Originalmente la Basílica fue la Iglesia de Santa María Madre del Señor, “Sancta Maria Mater Domini” donde se instaló el Convento Franciscano en el cual fue sepultado San Antonio de Padua, originando una fervorosa devoción a San Antonio de Padua.

Basílica de San Antonio de Padua.- Imagen

En la plaza del templo se encuentra el magnífico monumento ecuestre a Gattamelata de Donatello. En el interior de la Basílica realizó este mismo escultor, el Crucifijo de bronce, que Boito colocó años más tarde en el altar mayor, así también para este mismo altar mayor, Donatello creó siete esculturas que representan a la Santísima Virgen Maria con el Niño Jesús y los santos Francisco, Antonio, Justina, Daniel, Luis y Prosdocimo.

La Basílica de San Antonio de Padua, alberga el sepulcro de San Antonio, con sus restos mortales. ImagenImagen

Treinta años después de su muerte, el sarcófago donde se encontraba su cadáver fue abierto; su cuerpo estaba ya corrupto con excepción de su lengua, lo que provocó darle mayor difusión, sobre todo devoción y la admiración que incluyó a personalidades como Buenaventura de Fidanza, o Juan da Fidanza, mejor conocido como San Buenaventura un Santo y Místico Franciscano, Obispo de Albano y Cardenal italiano que participó en la elección del Papa Gregorio X. Fue discípulo de Alejandro de Hales, y llegó a ser General de la Orden Franciscana, y Doctor de la Iglesia Católica.

San Buenaventura.- Imagen


S. S. el Papa Pío XII.-
Imagen -.El 16 de enero de 1946, el Papa Pío XII proclamó a San Antonio de Padua «Doctor de la Iglesia», bajo el título especial de «Doctor evangélico»

Oración: Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de San Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Fuentes: Divinas vocaciones. Enciclopedia Catolica on line. Directorio Franciscano. Año Cristiano Franciscano
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor MECHA1 » Dom Dic 28, 2014 7:01 pm

Hola. Hermoso el tema sobre San Antonio de Padua. Un hermoso inicio del año 2015 bajo las bendiciones de Dios. del Divino Niño Jesús, del Espíritu Santo y de Nuestra Santisima Madre de la Merced. Gracias por todo.
LOS FRAILES FRANCISCANOS DE SAN ANTONIO
Franciscanos Misioneros de San Antonio de Padua, creada bajo el lema: "El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree". (San Antonio). Los Franciscanos Misioneros de San Antonio son una Asociación Pública de Fieles fundada por Fray Gildardo Daza Cubides en Chaparral- Tolima (Colombia), Diócesis del Espinal. Su vida fraterna tiene como fundamento la vivencia del Santo Evangelio en el seguimiento de Jesús a la manera de San Francisco de Asís y de San Antonio de Padua. Viviendo en oración y en fraternidad se esfuerzan en proponer a todos los hombres la vida nueva en Jesucristo mediante el anuncio del Evangelio, especialmente con la asistencia a los campesinos, pobres y necesitados. Viviendo en pobreza, obediencia, castidad y vida fraterna. En testimonio, trabajo y oración. Consagrando su vida a la Iglesia Católica; bajo la autoridad del Papa y del Obispo local.



Decreto de Creación de la Orden Franciscanos Misioneros de San Antonio de Padua, Iglesia Anglicana Carismática, Arquidiócesis de Venezuela. Bula. Veritas in simplice
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.
A todos los fieles, gracia y paz
Todo creyente está llamado a la caridad y las obras de misericordias por el mismo Señor Jesucristo. Es de suma importancia mostrar nuestra fe por las obras, ya que, a la luz de lo expuesto por el apóstol Santiago, “La fe sin obras es muerta”. Las Ordenes Religiosas constituyen una forma de ministerio que pone especial cuidado en cumplir con lo antes dicho, cuidando a los más necesitados. Fue el Señor mismo quien dijo: “Quien lo hace a uno de estos pequeñitos, a mí lo hace”. San Antonio de Padua es un ejemplo de esta clase de vida evangélica que nos muestra la grandeza de la entrega por los más desposeídos y la importancia de la caridad en nuestro caminar por el camino que nos conduce a la vida eterna. También nos enseña la importancia de la oración y espiritualidad que deben ostentar aquellos que abrazan los movimientos franciscanos. Es por ello que San Francisco de Asís nos enseñó: “El hombre al no poseer nada propio, todo él pertenecía a Dios” y también: “Es feliz quien nada retiene para sí.”
Considerando que un grupo de Hermanos Franciscanos, han decidido hacer vida religiosa en esta Iglesia, tomando cuidado de las labores de misericordia encomendadas por nuestro Señor y enseñadas por San Francisco de Asís.
SE DECRETA LA CREACION DE LA ORDEN
“Franciscanos Misioneros de San Antonio de Padua”
Esta Orden Religiosa estará conformada por todos aquellos que, haciendo su Profesión Religiosa, estén dispuestos a cumplir con las exigencias eclesiásticas y el Itinerario de Vida de dicha Orden; además de los Aspirantes, Postulantes y Novicios que deseen experimentar ser portadores del amor hacia los necesitados.
Promulgado por Su Gracia, Mons. Alexander J. Barroso. U., Arzobispo Metropolitano, el decimotercer día de junio, del año dos mil catorce de nuestro Señor, en la fiesta de San Antonio de Padua.
Mons. Alexander Jesús Barroso U. Arzobispo Metropolitano.
Hermanas Franciscanas de San Antonio de Padua. La misión de cada Franciscana es Reparar la Iglesia, que es la esencia que nos dejó encomendada nuestro fundador SAN FRANCISCO por lo cual uno de los objetivos fundamentales aquí en México en conocer la espiritualidad Franciscana por medio de misiones, pastoral parroquial, catequesis; de igual forma con la misma entrega la congregación cuenta con varias casas en Italia donde las hermanas ofrecen su vida en el servicio generoso en: escuelas, atención a los ancianos aliviando el sufrimiento, el dolor y la tristeza, hospitalidad a peregrinos, misiones populares de esta manera se recorre una vida con verdadera satisfacción. El instituto tiene como fundamento la “Regla de los hermanos y de las hermanas del Tercer Orden Regular de San Francisco”. En consecuencia el objetivo principal es la satisfacción en el espíritu evangélico en la forma vivida especialmente de nuestro Padre San Francisco; ya que desde de los primeros tiempos de la Iglesia hubo hombres y mujeres que, por medio de la práctica de los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia), decidieron seguir a Cristo con mayor libertad e imitarlo más de cerca. Se entra en el convento para encontrar la libertad no para perderla. El éxito o el fracaso de una vocación religiosa dependen sobre todo de la liberación lograda o perdida. La castidad por ejemplo, hace a una creatura libre, alegre, con una capacidad de amar; también la obediencia es creadora de libertad, por tanto la obediencia ata la propia voluntad ante todo y esencialmente a la voluntad de Dios. Se convierte uno, de esta manera, “en pobre de sí mismo,” para ligarse a la voluntad de Dios a través de la mediación de la voluntad del superior; finalmente la pobreza tiene que ser otra gran fuerza liberadora, sobre todo, la pobreza del corazón. Esto es libres del estorbo de nuestro yo, recordando que solamente el pobre es capaz de dar. De este modo, nos formamos la ilusión de poder compensar con nuestra vida el gran regalo del amor que Cristo nos tiene. Aunque nada nos dejaron escrito sus contemporáneas hermanas acerca de la intrépida y enamorada Sor María luisa del Corazón de Jesús fundadora de la congregación religiosa de las Hermanas Franciscanas de San Antonio, fácil es imaginarse la acogida fervorosa hacia el “poverello de Asís”, ya que la enamorada joven supo descubrir en su alma generosa la calidad del tesoro que oculta cada vocación; sin duda al igual que San Francisco, hallándose hastiado y disgustado del mundo, abandonando la casa paterna, huye, en busca de la soledad, tranquilidad y paz; pero sobre todo ora y medita. Así mismo Sor María Luisa aguarda, la prometida respuesta de la voz divina, es así como comenzó a trabajar con 12 jovencitas, simbolizando las doce estrellas que coronan la cabeza de la virgen y las enseño a coser y a bordar de esta manera fieles al evangelio toman su cruz (Si quieres venir en pos de mí, niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme, Mt 16,24). Desde este momento pueden muy bien gustar de las dulzuras de su íntima comunicación con Jesús; en consecuencia de esta comunicación se comenzó a formar la primera comunidad religiosa bajo la guía de los Frailes Menores Alcantarini, es por eso que en 1821 fue reconocida esta comunidad naciente de la Diócesis de Nápoles. Gracias al ardor en la oración, la comunidad empezó a crecer en amor y en número tanto que fue necesario ir con el Rey de Nápoles, Francisco I y suplicarle para que diera el convento de San Antonio de los Montes. Así pues el 16 de septiembre de 1828 con decreto Real fue concedido el convento, por eso también nos llamamos “de San Antonio”, pues lo tomamos a partir de la primera experiencia (casa).
El 2 de febrero de 1829 la fundadora tomó a su cargo esta casa, pero ella estaba muy enferma por la disciplina ascética y la vida de mortificación que llevaba, un mes después, el 2 de Marzo de 1829 muere en dicho convento ahí está sepultada y también se conservan sus restos mortales. Ofreciendo su vida, trajo más vida; hoy la congregación tiene 11 casa en Italia donde trabajan las hermanas en el amor del Señor y con el espíritu de sacrificio. México es la primera experiencia fuera de Italia donde de igual forma rogando a nuestros fundadores San Francisco y Sor María Luisa se está sembrando la semilla de esta valiosa esencia: nuestra vocación de amar.
Granollers. Los franciscanos conventuales se establecieron en la capital del Vallés Oriental a finales de 1905, al poco de regresar a España tras la injusta supresión que sufrieron en tiempos del rey Felipe II (1566-68). Bajo la advocación de la Virgen de Montserrat y del gran santo franciscano San Antonio de Padua, ya desde el primer momento hasta la actualidad los frailes han ofrecido su entrega y su servicio a la pastoral de enfermos, a la atención de las comunidades de religiosas y de las parroquias de la comarca, y de la propia parroquia que se creó en el año 1986. Durante décadas, sobre todo antes de la Guerra Civil, se atendieron las Escuelas Antonianas que acogían, sobre todo, a los hijos de las familias pobres de la zona norte de la localidad. En el campo vocacional, aquí estuvo durante muchos lustros el único seminario en España. Al crearse en 1986 por la diócesis de Barcelona la parroquia, quedó dentro de su demarcación también el populoso barrio de Bellavista, del municipio de Las Franquesas del Vallés, con una mayoría de población inmigrante, andaluza y extremeña, incrementándose en los últimos años la extranjera. Aquí hay una capilla y un local. El servicio de Cáritas viene desempeñando una labor encomiable a favor de la gente necesitada. Desde los inicios de la presencia en Granollers está presente la Orden Franciscana Seglar (O.F.S.), que vive con inquietud su vocación franciscana y su carisma solidario y espiritual. A esta familia la enriquecen también otros miembros que viven en Cerdanyola y Ripollet. La labor pastoral de los frailes se alarga, además, al campo de la pastoral de enfermos en el Hospital General Comarcal y en la contigua Residencia de la 3ª Edad. Da cabida, asimismo, a organizaciones de carácter social prestándoles desinteresadamente sus locales.

Ávila. En la segunda mitad del siglo XVI surge en Ávila la comunidad franciscana de San Antonio. Corren vientos de reforma, y aparecen en la ciudad los franciscanos alcantarinos de San Pedro de Alcántara. Transcurre el año 1577. Visten pobremente, y viven del trabajo, de la predicación y de la limosna. No aceptan dinero. Su convento es pequeño, con lo imprescindible. Pronto se ganan las simpatías de los abulenses. Esta comunidad de Franciscanos Descalzos se convierte en un centro evangelizador de Castilla. Aún más, de ella salen frailes hacia la primera línea de evangelización de América, Filipinas, China y Japón. El día 3 de mayo de 1718 una impresionante tormenta descarga sobre Ávila. Fr. Luis de San José, portero y hortelano, intenta salvar las hortalizas y casi perece en el intento, sino es por la intercesión de María Inmaculada a quien se encomendó. En agradecimiento a la Madre del Señor manda pintar un cuadro que coloca en la portería del convento. Al poco tiempo las gentes de Ávila acuden a rezar ante esta imagen. Y la llamarán la Virgen de la Portería. El empeño de Fr. Luis hace que la devoción a la Virgen se extienda, no sólo por Ávila, sino que llegará hasta Extremo Oriente. Concibe la idea de edificar a la Divina Portera una Capilla, que queda concluida el año 1733. La devoción popular a la Virgen de la Portería a la par que a San Antonio convierten el humilde convento en foco de atracción para el pueblo de Ávila y alrededores. El convento de san Antonio se vio afectado por las leyes de exclaustración y desamortización del siglo XIX. Pero a diferencia del de San Francisco no saldrá a subasta pública precisamente por la atracción popular que ejercía en Ávila la devoción a la Virgen de la Portería y a San Antonio. Pero los franciscanos hubieron de abandonar su hogar, si bien algunos pudieron ejercer como capellanes de la iglesia y Capilla. Se mantuvo en continua zozobra durante sesenta años, hasta que en 1896 retornan los franciscanos de la Provincia de San Gregorio Magno de Filipinas. Renacen los grupos y movimientos ligados antaño al convento. Durante el pasado siglo XX descolló un fraile: el P. Victoriano Rodríguez (1902-1963), verdadero apóstol y recuerdo aún vivo en muchos abulenses. La iglesia sufrió un importante cambio con el añadido del crucero. Fue retocada la Capilla. El Concilio Vaticano II (1962-1965) fue un saludable soplo del Espíritu en la vida de la Iglesia y, por ende, en la comunidad de San Antonio. Fruto de esté hálito de lo Alto fue la constitución en 1978 de la Parroquia de San Antonio. Ello exigía nuevas fuerzas y un nuevo hábitat. El vetusto y casi ruinoso convento fue demolido y construido el actual, sencillo y funcional. La fraternidad acoge a jóvenes franciscanos en periodo de formación. En la noche del 26 de junio de 1990 un rayo destruyó la cúpula de la capilla de la Virgen. De nuevo, su emblemático significado hizo que en un año fuera devuelta a su prístino esplendor. Continúa la multisecular presencia franciscana en Ávila, en la que han surgido figuras descollantes. Pero ha habido sobre todo centenares de frailes anónimos, sencillos, auténticos hijos de Francisco de Asís, que en Ávila gastaron su vida por el Evangelio y por sus hermanos los hombres.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Dom Dic 28, 2014 10:12 pm

San Antonio de Padua, taumaturgo Franciscano nació en Lisboa en 1195 y muere en Vercelli el 13 de Junio de 1231, bautizado con el nombre de Fernando.

Escritores del Siglo XV afirman que su padre fue Martin Bouillon, descendiente del renombrado Godofredo de Bouillon, comandante de la primera cruzada y su madre, Teresa Tavejra, descendiente de Froilán I, 4º. Rey de Asturias; sus padres eran jóvenes, nobles, poderosos y temerosos de Dios; vivían cerca de la Catedral de Lisboa.

San Antonio de Padua, Fraile Franciscano.- Imagen

Educado en la escuela de la Catedral; a los 15 años, ingresó a los Canónigos Regulares de San Agustín en el Convento de San Vicente. En 1212 fue con permiso de su superior al Convento de Santa Croce en Coimbra, donde permaneció por 8 años, estudiando y orando. Dotado de un gran entendimiento y una memoria prodigiosa; encontrando en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los Santos Padres un tesoro de conocimiento teológico.

En 1220, habiendo visto transportar a la Iglesia de Santa Croce los restos de los primeros mártires Franciscanos, quienes habían muerto en Marruecos el 16 de Enero de ése mismo año, decidió ingresar con los Frailes Menores para predicar la Fe a los sarracenos y sufrir por amor a Cristo. Hermanos del Convento de Olivares suplicaron al Abad de los Canónigos Regulares, recibió de sus manos el hábito Franciscano en el mismo Convento de Santa Croce; dejó a los Canónigos Regulares de San Agustín para incorporarse a la Orden de Frailes Menores, adoptando el nombre de Antonio.

San Antonio salió para Marruecos, al enfermar, le ordenaron zarpar hacia Portugal en 1221, una violenta tormenta lo llevo a Sicilia, donde San Antonio permaneció por algún tiempo, mientras se recuperaba su salud. Escucho de los Frailes de Messina que un capítulo general tendría lugar en Asís el 30 de Mayo, decidió viajar, y tomar parte en él, siendo ignorado.

"No dijo una sola palabra acerca de sus estudios",
ni de ninguno de los servicios que había desempeñado; su único deseo era seguir a Jesucristo crucificado" comentó un biógrafo. De acuerdo a esto, pidió al Padre Graciano, Provincial de Cóimbra, un lugar donde pudiese vivir en soledad, penitencia y poder introducirse más profundamente en el espíritu y la disciplina de la vida Franciscana. El Padre Graciano necesitaba de un sacerdote para la ermita de Montepaolo, envió ahí a San Antonio para celebrar la Misa.

San Antonio vivía retirado en Montepaolo, un día Frailes Franciscanos y Dominicos fueron enviados juntos a Forli para su ordenación. San Antonio se encontraba presente, acompañando al Provincial, al momento de la Ordenación, no había ningún predicador designado, escogieron a San Antonio, de quien creían que sólo era capaz de leer el Misal y el Breviario, y le ordenaron hablar lo que el espíritu de Dios pusiera en su boca. San Antonio accedió por obediencia, hablando tímida y lentamente, y exaltado por el fervor, empezó a explicar el sentido más oculto de las Sagradas Escrituras con tan profunda erudición y sublime doctrina que todos los presentes quedaron atónitos; en ése momento empezó la carrera pública de San Antonio.

San Francisco, informado de San Antonio, le escribió una carta para enseñar teología a los hermanos:
“Al Hermano Antonio, mi obispo (i.e. maestro de ciencias Sagradas), el Hermano Francisco envía sus saludos. Es un placer para mí que vos enseñéis teología a los hermanos, entendiendo, sin embargo, como se encuentra expresado en la Regla, el espíritu de oración y devoción no debe extinguirse. Hasta pronto” (1224)

Antes de iniciar la instrucción, San Antonio fue a Vercelli para conversar con el Abad Tomas Gallo; fue a enseñar con éxito en Bolonia y Montpellier en 1224 y después a Toulouse. No ha quedado nada de sus cátedras; los documentos primitivos, así como los legendarios, mantienen completo silencio en éste punto. Estudiando sus trabajos, se han dado una idea del carácter de su doctrina; dejando cualquier especulación árida, acorde con el espíritu y el ideal de San Francisco.

Fue orador, maestro, predicador elocuente: una voz clara y fuerte, talante imponente, memoria prodigiosa y un profundo conocimiento, a lo cual le fue añadido desde lo alto el espíritu de profecía y un extraordinario don de milagros. Con celo apostólico, tomó a su cargo reformar la moralidad de su tiempo combatiendo de forma especial los vicios del lujo, avaricia y tiranía. El fruto de sus sermones fue admirable combatiendo la herejía.

Muchos milagros, son atribuidos a San Antonio entre ellos los 3 mas conocidos y famosos de su vida es el de la mula.

1ero.-
Una persona le pidió a San Antonio que pruebe con un milagro que Jesús está en la “Santa Hostia”. El hombre dejó a su mula tres días sin comer, luego cuando la llevó a la puerta de un templo le mostró un bulto de pasto fresco, delante de ella también estaba San Antonio con una Eucaristía; la mula dejó el pasto, y fue ante la Hostia Santa y se arrodilló. Las narraciones del Siglo XIV cuentan que este milagro ocurrió en Toulouse, en Wadding o en Brujas, la realidad, ocurrió en Rimini.

Imagen***Imagen***Imagen

2º.- milagro;
sucedió cuando algunos herejes italianos le dieron comida envenenada, la cual se desintoxicó al hacer él el signo de la Cruz.

El 3ero.- el sermón a los peces en el banco del Río Brenta, Padua.-Imagen

San Antonio de Padua luchó contra la herejía, logró conversiones, que le hicieron merecedor del título glorioso de "Malleus hereticorum" = “Martillo de los herejes”, sus predicaciones siempre fueron discretas, San Antonio habló abiertamente a todos: ricos, pobres, al pueblo y a las autoridades. En un sínodo en Burgos y en la presencia de muchos prelados, reprendió al Arzobispo, Simon de Sully tan severamente que logró arrepentimiento y enmienda verdaderos.

Se le llama el "Milagroso San Antonio" por ser interminable lista de favores cometidos y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte.

En 1223 fue tutor en Le-Puy, en 1226 San Antonio estuvo como Provincial en la provincia de Limousin, y los milagros continuaron.

.-Predicando una noche de Jueves Santo en la Iglesia de St. Pierre du Queriox en Limoges, recordó que tenía que cantar una Lectura del Oficio Divino, interrumpiendo su discurso, se apareció en ese mismo momento entre los frailes del coro para cantar su parte, después de lo cual continuó su predicación.
.-Predicando en la Plaza des Creux des Arenes an Limoges, milagrosamente protegió a su audiencia de la lluvia.
.-En St. Junien durante el sermón, predijo que por obra del demonio el púlpito se vendría abajo, pero que todos permanecerían sanos y salvos; así sucedió; mientras estaba predicando, el púlpito se derrumbó, y nadie se lastimó.
.-En un Monasterio de Benedictinos, donde cayó enfermo, libró por medio de su túnica a uno de los monjes de grandes tentaciones. Igualmente, soplando en la cara de un novicio, quien él mismo había recibido en la Orden, le confirmó la vocación. En Brive, fundó un Convento, preservó de la lluvia a la dama de compañía de una benefactora quien había llevado verduras a los hermanos para su alimento.
.- En Padua sucedió el milagro del pie amputado: Un joven, llamado Leonardo, en un arranque de ira, pateó a su propia madre, arrepentido, le confesó su falta a San Antonio quien le dijo: "El pie de aquel que patea a su propia madre, merece ser cortado" Leonardo corrió a casa y se cortó el pie, enterado de esto, San Antonio tomó el miembro amputado del joven y milagrosamente lo reunió al cuerpo.


..........Imagen

*****Imagen-.Concerniente a la celebrada y conocida aparición del Niño Jesús a San Antonio, los escritores franceses sostienen que sucedió en la provincia de Limousin en el castillo de Chateauneuf-la-Forêt, entre Limoges y Eymoutiers, mientras que los biógrafos italianos sitúan el lugar en Camposanpiero, cerca de Padua. Los documentos existentes, sin embargo, no deciden la cuestión. Se dice con certeza de la aparición de San Francisco a San Antonio en el Capítulo Provincial de Arles, donde éste se encontraba predicando sobre los misterios de la Cruz.

San Francisco de Asís.- Imagen

Después de la muerte de San Francisco, San Antonio regresó a Italia, y sus pasos los llevaron por Provencia en donde sucedió el milagro: Fatigado por el viaje, él y su acompañante entraron en la casa de una pobre mujer, quien les ofreció pan y vino. Ella olvidó cerrar la llave del barril, y luego el acompañante del Santo rompió su vaso. San Antonio comenzó a orar y repentinamente el vaso estaba entero y el barril lleno de vino nuevamente.

Después de su regreso a Italia, San Antonio fue electo Ministro Provincial de Emilia, para poder dedicar más tiempo a predicar, renunció a éste cargo en el Capítulo General de Asís el 30 de Mayo de 1230 y se retiró al Convento de Padua, que él había fundado. La última Cuaresma en que predicó en 1231; la multitud que llegaba de todas partes para escucharle, frecuentemente alcanzaba los 30,000 y más. Sus últimos sermones fueron dedicados principalmente contra la herejía y la enemistad, y sus esfuerzos fueron coronados con maravillosos éxitos. Sucedieron reconciliaciones permanentes, se restablecieron la paz y la concordia, fueron liberados deudores y otros prisioneros, llevadas a cabo restituciones y enormes escándalos reparados; de hecho, los sacerdotes de Padua ya no eran suficientes para el número de penitentes, y muchos de éstos declaraban haber sido advertidos por visiones celestiales y enviados a San Antonio, para ser guiados por sus consejos.

A la muerte del Santo, decían que se les había aparecido en sueños, enviándolos a confesarse.

*****Imagen*****

Debido a los esfuerzos de San Antonio, la Municipalidad de Padua, el 15 de Marzo de 1231, aprobó una ley a favor de deudores que no pudiesen pagar sus deudas. Una copia de ésta ley se conserva en el museo de Padua. Debido a esto y al siguiente incidente, la importancia civil y religiosa del Santo en el siglo trece es perfectamente entendible. En 1230, mientras la guerra era encarnizada en Lombardía, San Antonio se encaminó a Verona a solicitar del feroz Ezzelino la libertad de los prisioneros güelfos. Una leyenda apócrifa relata que el tirano se humilló ante el Santo y le concedió su solicitud. No sucedió así, pero lo que importa, aún si falló en su intento; es que nunca dudó en arriesgar su propia vida por el bien de aquellos oprimidos por la tiranía, y así mostró su amor y simpatía por la gente. Invitado a predicar en el funeral de un usurero, tomó para su sermón las palabras del Evangelio: "Donde está mi tesoro, ahí está mi corazón" Durante el sermón, dijo: "Este hombre rico está muerto y enterrado en el infierno; pero vayan a sus tesoros y ahí encontrarán su corazón" Los parientes y amigos del muerto, guiados por la curiosidad, siguiendo esa instrucción, encontraron el corazón, aún tibio, entre las monedas. Así pues, el triunfo de la carrera misionera de San Antonio se manifiesta no solo en su santidad y sus numerosos milagros, sino también en la popularidad y temática de sus sermones, dado que tuvo que pelear contra los vicios mas obstinados de lujos, avaricia y tiranía.

Repartiendo pan a los pobres.- Imagen

En la Cuaresma de 1231, San Antonio se retiró a Composanpiero donde fue afectado por una enfermedad grave. Transferido a Vercelli y fortalecido por la aparición de Nuestro Señor, murió a los 36 años el 13 de Junio de 1231. Vivió 15 años con sus padres, 10 como Canónigo Regular de San Agustín y 11 años en la Orden de Frailes Menores.

Inmediatamente después de su muerte se apareció en Vercelli al Abad, Thomas Gallo, y su muerte también fue anunciada a los habitantes de Padua por un grupo de niños que gritaban: "¡El Padre Santo ha muerto; San Antonio ha muerto!" El Papa Gregorio IX, al saber de los milagros que por la intersecion de San Antonio que habían conseguido, lo inscribió a un año de su muerte, en Pentecostés, 30 de Mayo de 1232, en el catálogo de los santos de la Catedral de Espoleto. En la Bula de canonización, declaró que había conocido personalmente al santo y oído uno de sus sermones en Roma e impactado por su profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras, lo llamó "Arca de la Alianza". La validez de éste título está también mostrada por sus múltiples trabajos: "Expositio in Psalmos", escrito en Montpellier en 1224; los "Sermones de tempore" y los "Sermones de Sanctis", escritos en Padua entre 1229 y 1230.

El nombre de San Antonio fue celebrado por todo el mundo y con él, el nombre de Padua. Los habitantes de ésa ciudad erigieron en su memoria un templo, a donde sus reliquias fueron trasladadas en 1263, en presencia de San Buenaventura, Ministro General. Cuando la urna en donde por 30 años había descansado su cuerpo fue abierto, todo su cuerpo estaba reducido a polvo excepto la lengua incorrupta, fresca y de un vivo color rojo. San Buenaventura contemplando ésta maravilla, tomó la lengua afectuosamente entre sus manos y la besó, exclamando: "Oh Bendita Lengua que siempre oró al Señor, e hizo a otros alabarle, ahora es evidente cuán grande mérito tiene ante Dios"

La fama de los milagros de San Antonio es reconocido como el más grande taumaturgo de todos los tiempos. Es invocado para recuperar las cosas perdidas, como está expresado en el famoso responsorio del Fraile Julian of Spires: Si quaeris miracula . . . . . . resque perditas.

Los devotos de San Antonio se han dedicado a la tarea de escribir los milagros póstumos conseguidos por su intercesión. Encontrar varios de sus milagros que puedan ser vistos por la mente moderna como trivial o increíble ocupando mucho espacio en las primitivas biografías de San Antonio. Puede ser verdad que algunos de los milagros atribuidos a su intercesión sean legendarios, pero otros nos llegan con tal autoridad que es imposible ya sea eliminarlos o explicarlos de manera a priori sin violentar los hechos de la historia.

Franciscanos Misioneros de San Antonio de Padua

Los Franciscanos Misioneros de San Antonio son una Asociación Pública de Fieles fundada por Fray Gildardo Daza Cubides en Chaparral- Tolima, Colombia, Diócesis del Espinal.

Su vida fraterna tiene como fundamento la vivencia del Santo Evangelio en el seguimiento de Jesús a la manera de San Francisco de Asís y de San Antonio de Padua. Viviendo en oración y en fraternidad se esfuerzan en proponer a todos los hombres la vida nueva en Jesucristo mediante el anuncio del Evangelio, especialmente con la asistencia a los campesinos, pobres y necesitados, están presentes en Colombia.

"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree". San Antonio de Padua

Fuentes: Traducido por Antonio Hernández Baca. Divinas vocaciones. Enciclopedia Catolica on line. Directorio Franciscano. Año Cristiano Franciscano
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor ma_allegretti » Mar Dic 30, 2014 7:43 pm

EL OTRO SAN ANTONIO DE PADUA
LÁZARO IRIARTE, OFMcap.


Los centenarios franciscanos se suceden uno tras otro. Ahora toca el turno a Antonio de Lisboa, comúnmente conocido como Antonio de Padua, por la ciudad donde se venera su sepulcro y donde es conocido simplemente como el Santo. Es, sin duda, el santo de la piedad popular, no sólo entre los católicos de todo el mundo, sino aun en las demás confesiones cristianas y entre los fieles de otras religiones. Hace un año, en Addis Abeba, pude observar un martes, en la misa vespertina, una iglesia totalmente llena de católicos, cristianos coptos y musulmanes; a éstos se les avisó que la comunión eucarística estaba reservada a los cristianos. Pasando días después a Asmara, capital del nuevo estado de Eritrea, el mismo espectáculo en un pequeño santuario. En Albania, nación balcánica con población mahometana casi en su totalidad, había una ermita de montaña dedicada a san Antonio, que fue arrasada por el régimen comunista; ahora, al cabo de medio siglo, ha sido reconstruida por iniciativa franciscana, y se ha convertido en centro de peregrinación. No deja de causar sorpresa que el santo, apodado por Gregorio IX en la bula de canonización «martillo de los herejes», esté obrando hoy como agente oculto de ecumenismo.

Icono popular y retrato histórico

La piedad popular tiende siempre a colocar al santo fuera del tiempo y del espacio, perennizado; tal vez para tenerlo más presente, más propicio, por estar menos ligado a la común condición humana. En la Edad Media fue esa tendencia devota la que inspiró el modelo hagiográfico y el arte, de modo especial en el Oriente cristiano, creador del icono. No interesaba la realidad histórica del santo, sino su imagen liberada y estereotipada, imperturbable, pero no abstracta, sólo al alcance de la fe y de la devoción.

En el siglo XIII, por influjo del nuevo humanismo que arranca de san Francisco, se comienza a situar al santo en el marco de su realidad personal y ambiental, sujeto a las condiciones de todo mortal, pero que ha tenido el valor de ser diferente y, por lo mismo, susceptible de imitación.

Así es como aparece el retrato. Francisco de Asís es el primer santo que ha sido «retratado». Su primer biógrafo Tomás de Celano nos ha dejado la descripción fiel y pormenorizada, no sólo de su fisionomía moral y espiritual, sino del físico: estatura, rostro, frente, ojos, nariz, orejas, boca y dientes, pelo, voz, manos, pies, uñas, color de la piel… (1 Cel 85). Las pinturas más antiguas que de él se conservan corresponden a esos datos, son verdadero retrato (la tabla de Greccio, probablemente realizada en vida del santo, y el conocido fresco de Cimabue). Se echa de ver un esfuerzo por reproducir la verdadera imagen del Poverello, aun a trueque de restarle belleza.

Desde entonces en Occidente el icono románico-bizantino deja paso a la efigie, más o menos idealizada. Pero de nuevo la piedad popular se apodera del santo protector con la misma tendencia a colocarlo fuera de su realidad terrena, no para hacer de él una imagen lejana e imperturbable, sino al contrario: un amigo de Dios presente y hasta comprometido en la brega cotidiana de sus devotos, compasivo, pronto a escuchar y socorrer. No interesa lo que el santo fue o hizo, sino lo que actualmente es y obra desde su sede de gloria, o mejor quizá, desde su imagen sacralizada.

Dada la popularidad alcanzada por san Antonio inmediatamente después de su muerte, no hemos de extrañar que la piedad se apoderase de él como de ningún otro, idealizándolo y contorneándolo conforme a la función mediadora que se le fue asignando.

Así es como se creó esa imagen de un fraile gentil y delicado, de rostro juvenil, imberbe, porque así lo prefería la piedad. Pero la biografía de la canonización, conocida con el nombre de Legenda Assidua, describe a san Antonio como corpulento y pesado —homo corpulentia quadam pressus—; el reciente examen de su esqueleto ha confirmado ese dato: el santo era de complexión membruda y fuerte. Esa corpulencia fue agravada en los últimos dos años a causa de la hidropesía, que le producía opresiones alarmantes; fue la enfermedad que lo llevó al sepulcro. Las pinturas más antiguas, en efecto, transmitieron esa tradición fisonómica externa; así el fresco de Giotto en la basílica superior de Asís, donde Antonio aparece predicando al capítulo de los hermanos en Arlés, una tabla de la escuela de Giotto en Padua y algunas miniaturas de códices.

A la corpulencia debía de corresponder una voz potente y clara, que se hacía oír de miles de personas en abierta campaña. Tenía el mentón amplio y una dentadura bien conservada, como aparece en los mismos restos. Su piel era, según el primer biógrafo, de color aceitunado, como la de muchos portugueses aun hoy día, pero rugosa, por efecto de sus penitencias y de las fiebres contraídas en aquel invierno africano, rumbo al martirio. Se le veía con el rostro y la mirada habitualmente elevados al cielo.

Por lo que hace a la edad no existe una base crítica para precisarla, los historiadores colocan su nacimiento entre 1190 y 1195. Al morir podría tener unos 40 años, pero las arrugas de su piel y sus achaques le hacían parecer más entrado en años.

Andando el tiempo, la piedad y, por lo tanto, la versión iconográfica, harían que el santo se sobrepusiera al hombre, más aún, que el taumaturgo se sobrepusiera al santo, el icono al retrato.

Entre las varias iniciativas de estos últimos decenios dirigidas a estudiar el caso de Antonio de Padua, una de las más interesantes fue el Coloquio interdisciplinar celebrado en Padua en 1979 sobre el tema «La imagen de san Antonio». Los temas de mayor interés, a cargo de especialistas de solvencia, fueron acerca de la imagen antoniana contemporánea, vista desde visuales muy diversas: sociológica, psicológica, periodística, litúrgica, artística, histórica, iconográfica…

Muy interesante ha sido la evolución de la tipología iconográfica a través de los siglos, pasando por el primero y segundo renacimiento, el barroco, el romanticismo y los tiempos modernos. Se convino en que la época más decadente, desde el punto de vista artístico y simbólico, ha sido la nuestra, que ha comercializado un san Antonio de pacotilla, de colorete, por llevar el aire a una piedad sensiblera y superficial.

Con ocasión del Coloquio citado se tuvo una exposición de estampas modernas y se hizo una encuesta para ver cuáles eran las preferidas de los devotos antonianos. El resultado fue que se llevan la primacía las estampitas de gusto más adocenado bajo el punto de vista artístico y aun espiritual. De ello son responsables las casas editoras que, por interés puramente comercial, difunden ese san Antonio dulzaino y manido por la única razón de que es el género que más rinde en las estamperías de los santuarios antonianos. Lo mismo podría decirse de la imaginería barata que se pone a la venta (1).

Por fortuna van teniendo éxito, en otro nivel, verdaderas obras de arte en las imágenes encargadas a escultores modernos de fama reconocida y conscientes del mensaje que debe transmitir el arte religioso. El arte tiene una parte importante en la educación recta de la piedad del pueblo.

Otro elemento interesante de la evolución seguida en la interpretación de la imagen de san Antonio es el de los símbolos iconográficos. Como es sabido, desde la Edad Media, cada santo ha venido siendo representado con un símbolo invariable, cuyo sentido conocía muy bien el pueblo fiel. En la iconografía antoniana los símbolos son varios y ha habido una evolución curiosa según las épocas.

Primero, el santo era figurado con el libro en la mano; así lo vemos en la mayor parte de las pinturas y vidrieras de las basílicas inferior y superior de Asís y en otras imágenes del tiempo. El libro significa la Sagrada Escritura, y es también símbolo del magisterio ejercitado por el santo, según la idea que predominó en la canonización y en la Legenda Assidua.

Contemporánea al símbolo del libro, aparece en la región véneta la representación del santo sentado, con una mesa o escritorio delante, sobre el nogal de Camposampiero, donde puso por escrito sus sermones. Es siempre la idea del maestro enseñando, como le conocieron sus hermanos de hábito.

Sucesivamente, se abre paso, especialmente en el siglo XV, el símbolo del lirio (azucena), para significar la pureza virginal del santo, puesta de relieve en la primera biografía —victoria de Fernando adolescente— y en la bula de canonización.

Finalmente, en pleno renacimiento prevalece el símbolo del niño Jesús en brazos del santo, o también sobre el libro. Responde a una visión que habría tenido, según fuentes biográficas tardías; fue pintada por Murillo en el conocido lienzo de la catedral de Sevilla.

Es esta la imagen preferida por los devotos y más aún por las devotas de san Antonio. No faltan quienes ven en esa preferencia una cierta motivación inconsciente en relación con el misterio virginidad-paternidad; parece más bien que la fe de la gente sencilla la prefiere porque le habla de la eficacia de la intercesión del santo, que tiene por amigo al niño Jesús.

Se ha querido hallar, asimismo, una explicación de la popularidad de san Antonio en la relación de su culto con ciertas aprensiones supersticiosas muy arraigadas aun entre gente de fe madura. Por ejemplo el hecho de que su fiesta se celebre, por ser el día de su muerte, en un trece, número universalmente supersticioso en Occidente; el hecho de que le esté dedicado el martes de cada semana, día también mirado con recelo supersticioso: «en martes ni te cases ni te embarques».

«Si buscas milagros, mira…»

La razón principal de la popularidad de san Antonio es, sin duda, su fama de taumaturgo. Hecho tanto más llamativo cuanto que en vida no hizo ningún milagro a juzgar por las fuentes más antiguas. Uno sólo le atribuye el biógrafo de la canonización, pero entre los que hizo después de la muerte, siendo así que, en otros procesos de canonización de la misma época, los milagros en vida constituían un argumento primordial para demostrar la santidad del siervo de Dios. Los conocidos milagros de la predicación a los peces, de la mula que se arrodilla ante el Sacramento, del pie cortado por un oyente arrepentido que luego recompone el santo, el corazón del avaro hallado en su arca, las repetidas bilocaciones…, aparecen por primera vez en la llamada Leyenda Rigaldina, escrita a fines del siglo XIII y, sobre todo, en el Liber miraculorum, compilado hacia 1370, o sea, siglo y medio después de la muerte del santo (2).

Eso sí, a raíz de su muerte, fue una verdadera explosión de milagros de toda clase obtenidos por su intercesión; cincuenta y tres de ellos fueron reconocidos en el proceso de canonización con rigurosas pruebas testificales. El primer biógrafo resume en estos términos lo que sucedió junto a la tumba del santo:

«Allí los ojos de los ciegos se abren; allí se descierran los oídos de los sordos; allí el cojo salta como un gamo; allí la lengua de los mudos, desatándose, proclama rápida y claramente las alabanzas de Dios; allí los miembros deformados por la parálisis recobran sus movimientos normales; allí la gibosidad, la gota, la fiebre, toda clase de dolencias son puestas en fuga milagrosamente; allí, finalmente, los fieles obtienen todos los beneficios deseados: hombres y mujeres, llegados de diversas partes del mundo, consiguen el efecto saludable objeto de sus plegarias.»

Esta realidad, que no ha cesado de ser actual en más de siete siglos y medio, inspiró el conocido responsorio de Julián de Spira, compuesto para el oficio rítmico de la fiesta unos tres años después de la canonización:

Si quaeris miracula,
mors, error, calamitas…

El mismo autor de la primera biografía dio, en cierto modo, el sentido teológico de la misión taumatúrgica del santo de Padua en la Iglesia:

«La vida de los santos se transmite a la posteridad de los fieles para que, al oír los signos milagrosos obrados por Dios por medio de ellos, sea Dios quien reciba gloria siempre y en todo.»

No olvidemos que, en el Evangelio, los milagros realizados por Jesús tienen valor de signo: «para que se manifiesten las obras de Dios» (Jn 9,3); son señales de la presencia del Reino (Mt 11,4s).

La intercesión taumatúrgica de san Antonio no comprende solamente las curaciones milagrosas cuando fallan los remedios humanos o la liberación de un peligro inminente, sino también ese tejido de pequeñas contingencias que para la persona afectada pueden tener importancia vital: el hallazgo de una cosa perdida, el logro de un puesto de trabajo, el aprobado de un examen, la fortuna de encontrar novio…

Como en toda manifestación de la religiosidad popular, por una parte hay que tener una actitud de benévolo respeto por muy inficionada que esté de errores por ignorancia, de supersticiones o de resabios de magia; pero, por otra parte, una recta acción pastoral deberá preocuparse de depurar la devoción sin eliminarla, elevando a los fieles a la causa de todo beneficio grande o pequeño: es el poder y el amor de Dios el origen de todo bien, sea que lo realice por los medios normales o por los que llamamos prodigiosos.

El San Antonio de la historia

No es que la imagen taumatúrgica de nuestro santo no sea histórica. Pero esa que podemos llamar «misión eclesial» suya peculiar carecería de explicación si no hallara justificación, por decirlo así, en la dimensión excepcional de la santidad que veneraron en él sus contemporáneos, y en la talla, también excepcional, de su personalidad humana. Es éste el san Antonio que la masa de sus devotos generalmente desconocen y que hoy estamos en condiciones de profundizar, gracias al interés que ha despertado su figura desde hace tiempo entre los estudiosos. Hoy son conocidas críticamente las fuentes antonianas, se han estudiado las varias etapas de su vida, los diversos aspectos de su formación teológica, de su espiritualidad, de su predicación, de su influjo religioso y social, no obstante la brevedad de su labor evangelizadora. Una adecuada pastoral, que vaya más allá de los manidos formularios de las novenas y del acostumbrado panegírico, haría bien en aproximar el santo de la devoción al santo de la imitación. Veamos algunos rasgos más característicos:

1. Maestro «in sacra pagina» por Coimbra

Fernando Martins hizo sus primeros estudios en la escuela episcopal aneja a la catedral de Lisboa. Con 15 años cumplidos entró en el monasterio de San Vicente, de canónigos regulares de san Agustín. En toda Europa existían agrupaciones de clérigos que vivían en común bajo la regla de san Agustín; algunos de sus prioratos eran famosos por el alto nivel científico alcanzado, como el de San Víctor de París, cuyos maestros estaban en boga por entonces.

Pasados unos dos años de intensa formación espiritual, el joven se trasladó al gran monasterio de Santa Cruz de Coimbra, el centro cultural de más prestigio en el reino de Portugal. Contemplación y estudio, en la más genuina línea agustiniana, fue el binario que orientó su vida por espacio de unos nueve o diez años, siempre atento a modelar su espíritu al dictado de la ciencia sagrada. Escribe el primer anónimo biógrafo:

«Cultivaba el ingenio con fuerte aplicación al estudio y ejercitaba su espíritu en la meditación; ni de día ni de noche interrumpía la lectio divina. Al leer los textos bíblicos, sin quitar importancia al sentido histórico, robustecía su fe con las interpretaciones alegóricas y, aplicando a sí mismo las palabras de la Escritura, acrecentaba los afectos con la práctica de la virtud… Todo cuanto leía lo confiaba a una memoria tan tenaz, que en poco tiempo demostró un insospechado conocimiento de la Biblia» (3).

No fue sólo esa teología positiva —derivada del texto sagrado y de los comentarios patrísticos, diversa de la teología deductiva que iba dominando en Europa—, la que atrajo la pasión científica de Fernando, sino también la erudición en materias que eran consideradas marginales, como la historia natural tal como entonces era concebida; de ésta hizo buen acopio en la bien surtida biblioteca monástica; más tarde le serviría para comunicar interés a su predicación popular, ejemplificando y alegorizando sus conocimientos.

Al recibir la ordenación sacerdotal con 25 años de edad, estaba plenamente formado el teólogo. Ante él se abría un porvenir de prestigio. Pero los planes de Dios eran diversos.

Era el año 1220. En enero de aquel año habían padecido el martirio los cinco primeros misioneros franciscanos. Sus restos fueron recogidos y llevados a Coimbra por el infante Don Pedro y depositados en la iglesia canonical de Santa Cruz. El ejemplo de aquel heroísmo hizo tal impacto en el espíritu de Fernando que le hizo imprimir un viraje total a su vida: ofrendaría a Cristo su vida y, con ella, su bagaje científico, su porvenir terreno: el martirio era su único anhelo. Se presentó en el eremitorio de Olivais, donde moraban los primeros hermanos menores llegados a Portugal, y pidió ser recibido como hermano menor. «Ellos, si bien eran iletrados —dice el primer biógrafo—, enseñaban con las obras la sustancia de la Escritura divina.» Vistió el nuevo hábito con el nombre de Antonio.

2. El docto que supo liberar su ciencia

Antonio había entrado decididamente por el camino del desapropio total; y Dios le pidió también la renuncia a su anhelo martirial. Habiendo partido para el África de cara a la inmolación, una larga enfermedad le obligó a reembarcarse para volver a su patria, pero fue arrojado por la tempestad a las costas de Sicilia. Allí se identificó como hermano menor ante un grupo de seguidores de Francisco y, con ellos, se puso en camino para Asís, donde por Pentecostés de ese año, 1221, debía celebrarse el capítulo de la fraternidad. Entre aquella masa de frailes de toda procedencia, el hermano portugués pasó desapercibido. Al término del capítulo se fueron formando los grupos que, con el provincial respectivo a la cabeza, debían volver a sus respectivas «provincias». Nadie se preocupó del oscuro extranjero; ni él trató de atraer la atención sobre su persona. Viéndolo solo, el ministro provincial de la Romagna, por compasión, lo incorporó a su grupo.

Fue acogido en el eremitorio de Monte Paolo. Nadie vislumbraba, a través de su manera sencilla y humilde de convivir, la talla intelectual del portugués; hasta que un día, con ocasión de un encuentro entre franciscanos y dominicos, en Forlí, hubo de improvisar un discurso espiritual por mandato del superior, ya que era el único sacerdote del grupo. Allí se reveló su profunda ciencia teológica.

Todo cambió desde entonces en derredor suyo. Recibió del provincial la autorización de predicar, y lo hizo con sorprendente resultado. Además del tesoro de la ciencia, la gente descubrió la santidad del fogoso predicador. Eso ocurría en 1224. El caso del hermano portugués llegó a oídos de san Francisco, el cual vio en él un dechado del hombre docto que acierta a liberar su ciencia renunciando a ella, en el sentido evangélico.

El santo fundador, en efecto, acogía con gozo a los candidatos doctos; sentía veneración por los teólogos y por todos los que administran la divina Palabra, «ya que administran espíritu y vida» (Testamento 13). Pero, al igual que el rico de bienes materiales debía renunciarlos para seguir a Cristo pobre, también el docto debía desapropiarse de su riqueza cultural no para anularla, sino al contrario, para liberarla. El teólogo que esto hiciera —decía— saldría luego a anunciar el Evangelio «como un león libre de las cadenas, dispuesto a todo» (2 Cel 194).

Recelaba, no obstante, que al religioso docto le resultara difícil ese desapropio tratándose la ciencia sagrada; no faltaban teólogos que caían en una fea apropiación de «la divina letra», haciendo un capital del estudio de la misma. Para ellos dictó su hermosa Admonición 7. Ese temor mantenía al fundador en cierta reserva sobre la introducción de los estudios organizados en la fraternidad. La autosuficiencia de los hombres de cultura podía poner en peligro la sencillez minorítica y la igualdad fraterna.

Ahora vio que el Señor le deparaba al hombre que llenaba cabalmente esas condiciones. Y le escribió en estos términos:

«Al hermano Antonio, mi obispo, el hermano Francisco: salud. Me agrada que enseñes la sagrada teología a los hermanos; pero a condición de que, como dispone la regla, no apagues, en el estudio de la misma, el espíritu de devoción.»

Es la condición que Francisco había puesto en la regla definitiva, publicada un año antes, para el trabajo manual; ahora la extendía al trabajo intelectual que también, y aun más, puede vaciar de contenido tan alta ocupación. Tomás de Celano escribió a propósito de un sermón predicado por Antonio a los hermanos reunidos en capítulo en Arlés: «El Señor le abrió la inteligencia para que comprendiera las Escrituras y hablara de Jesús en todo el mundo con palabras más dulces que la miel» (1 Cel 48).

Antonio acertó, sin esfuerzo, a hermanar ciencia y unción contemplativa, conforme a la noción que más tarde dará san Buenaventura de la teología, que así se transforma en sapientia.

No sólo los hermanos menores, sus discípulos, pudieron admirar la riqueza del saber teológico del maestro Antonio, sino la corte pontificia. Debió de ser en 1230, con ocasión de su presencia en la curia romana, cuando el santo pronunció ante el Papa y los cardenales el memorable sermón de que hablan las Florecillas (cap. 39). Consta la impresión que dejó en Gregorio IX; así lo testificaría éste en la bula de canonización:

«Nos mismo experimentamos personalmente la santidad de su vida y su admirable ejemplo, ya que tuvimos ocasión de tenerlo con Nos y de observar su conducta laudable.»

El autor de la Legenda Assidua recoge en estos términos el efecto de esa predicación de Antonio en la corte romana:

«El Altísimo le dio el don de despertar tal estima en los venerables príncipes de la Iglesia, que el sumo Pontífice y toda la asamblea de los cardenales escucharon con devoción ardentísima sus sermones. En efecto, sabía sacar de las Escrituras significados tan originales y tan profundos con espléndida elocuencia, que el papa mismo lo llamó, con una expresión muy personal, Arca del Testamento» (4).

3. «Ministro y siervo» de sus hermanos

Es uno de los méritos de Antonio que suele pasarse por alto, quizá porque no interesa al público general; pero, para los hermanos de hábito del santo, ofrece interés particular por tratarse de un momento histórico de vital importancia en la evolución de la orden. Ciertamente no acertamos a explicarnos cómo pudo alternar las tareas de gobierno con la enseñanza de la teología a los hermanos y las campañas de predicación en regiones bien diversas.

A la muerte de san Francisco (1226) había seguido un breve período de tanteo institucional de cara a una evolución que estaba ya en curso. Fray Elías continuó gobernando la orden hasta el Capítulo General de 1227, en que fue elegido para sucederle el provincial de España, Juan Parenti (1227-1232). En 1228 era canonizado solemnemente el fundador por Gregorio IX, el cual daba orden a Elías de construir en honor del Poverello la grandiosa basílica.

Ya en 1226, mientras recorría el sur de Francia con su predicación, Antonio había sido nombrado «custodio» del grupo de hermanos de la comarca de Limoges. Al año siguiente intervino en el Capítulo General de Pentecostés, en que recibió el cargo de ministro provincial de la propia provincia de Romagna, que comprendía todo el norte de Italia (Romagna, Véneto, Lombardía y Liguria). Dedicó tres años a recorrer esas regiones, visitando los «lugares» existentes y fundando otros nuevos. La orden, itinerante en los quince primeros años, había iniciado en 1224, ya en vida de san Francisco y con su aquiescencia, la fijación en moradas estables, que habían de ser «pobrecillas» y tales que no hicieran perder a los hermanos la conciencia de ser «viajeros y forasteros en este mundo», como el fundador se había expresado en su Testamento. La fidelidad a los ideales evangélicos, especialmente a la pobreza-minoridad, estaba planteada al vivo.

Pasado el trienio, Juan Parenti convocó, conforme a la regla, el Capítulo general para Pentecostés de 1230. Fue una jornada de júbilo el 25 de junio, en que se hizo el traslado del cuerpo de san Francisco a la nueva basílica, levantada con pasmosa celeridad; se hallaron presentes dos mil hermanos. Precisamente el hecho de la enorme obra emprendida por Elías de las dos iglesias, una sobre la otra, y del «sacro convento», con dinero recaudado en toda la cristiandad con indulto pontificio, a pesar de la prohibición tajante de la regla, puso sobre el tapete, en las sesiones capitulares, un conjunto de serios problemas relacionados con la observancia de la regla de san Francisco: la autoridad del Testamento del fundador, la obligatoriedad del Evangelio, la capacidad de dominio de la fraternidad como tal, los criterios sobre el compromiso central de una vida pobre…

De creer al cronista Tomás de Eccleston, generalmente bien informado, hubo momentos de fuerte tensión en que se enfrentaron, de una parte, los partidarios de una adaptación de la letra de la regla a las exigencias reales de la evolución, capitaneados por Elías —éste habría incluso orquestado una presión extracapitular de partidarios suyos—, y, de la otra, los fidelísimos al ideal primitivo, que miraban con preocupación la ruta emprendida por el partido de los «prudentes». Juan Parenti y Antonio eran de este número; hubieran preferido que la orden misma, es decir, el capítulo, asumiera la responsabilidad de trazar los cauces para una recta adaptación, no de la letra, sino del espíritu de la regla.

Juan Parenti hubo de aceptar, con desagrado, la decisión de la mayoría de remitir la solución al Romano Pontífice. Fue designada una comisión de seis hermanos, eminentes por su ciencia y su amor a la orden; el primero de la lista, no sabemos si también jefe del grupo, era Antonio. El resultado de la gestión de la comisión fue la bula Quo elongati de Gregorio IX (28 de septiembre de 1230), primera declaración pontificia de la regla franciscana (5). Debió de ser en esta ocasión, como se ha dicho, cuando el santo tuvo su predicación a la corte romana.

Del supuesto o real antagonismo entre san Antonio y fray Elías se harán eco fuentes franciscanas tardías, con particulares pintorescos.

«Exonerado del gobierno de los hermanos —refiere el primer biógrafo— Antonio obtuvo del ministro general, Juan Parenti, la plena libertad para darse a la predicación.»

4. La audacia profética de su predicación

En Antonio nació el predicador aquel día en que, por obediencia, dejó que la lengua hablara de la abundancia del corazón (Mt 12,34). Recibida de su provincial la misión de evangelizar, escribe el primer biógrafo, «comenzó a recorrer ciudades y castillos, aldeas y campiñas, diseminando por doquier la simiente de vida con generosa abundancia y con ferviente pasión».

Los biógrafos no se han planteado la cuestión de la lengua en que predicaba el santo. Portugués, llegado a Italia a la ventura, hizo oír su voz en regiones lingüísticas tan diversas como la Romagna, el Véneto, Lombardía, el Mediodía de Francia: no tuvo tiempo para aprender los varios idiomas. ¿Cómo hacía para hacerse entender del pueblo? Con toda probabilidad él hablaba en latín; en efecto, el biógrafo hace constar el domino que poseía de la lengua eclesiástica. Pero el latín sólo lo entendían los letrados y aun estos hallarían dificultad en captar la diferente pronunciación latina por la que, en la Edad Media, eran ya conocidos los clérigos hispánicos. El autor de las Florecillas, al referir el sermón predicado por Antonio ante la corte romana, recurre al milagro de Pentecostés para dar una respuesta (Florecillas cap. 39). Quizá lo que enardecía a la gente sencilla no era tanto lo que decía el predicador, sino quién lo decía y cómo lo decía. En Antonio, como en Francisco, predicaba la persona y la vis profética de su mensaje.

A través de sus sermones, escritos mucho tiempo después de haberlos predicado y para destinatarios cultos, es difícil hacernos una idea de lo que fue la predicación de Antonio. Ha sido proclamado Doctor Evangelicus por Pío XII. «Heraldo del Evangelio» es el apelativo que le da muchas veces el primer biógrafo. Un heraldo evangélico es, ante todo, un testigo y un enviado, un profeta. En esos mismos sermones, Antonio traza repetidas veces los rasgos del auténtico predicador: es un enviado, un simple portavoz, ministro de la Palabra, la cual posee eficacia en sí misma; ha de basarse siempre en la Palabra de Dios, estudiada, meditada, asimilada; el predicador ha de predicarla primero a sí mismo y después a los demás, nunca en nombre propio, sino siempre en nombre de Dios. Se puede ser predicador eficacísimo también callando… Como Jesús, el hombre del Evangelio ha de ser testigo de la VERDAD, mártir de su propio mensaje. Dejó escrito en uno de sus sermones:

«La verdad engendra odio; por esto algunos, para no incurrir en el odio de los demás, echan sobre su boca el manto del silencio. Si predicaran la verdad tal como es y la misma verdad lo exige y la divina Escritura abiertamente lo impone, ellos incurrirían en el odio de las personas mundanas… Jamás se debe dejar de decir la verdad, aun a costa de provocar escándalo» (Sermones, I, 332).

Así lo hizo él. En el texto latino de sus sermones se percibe, bien que lejanamente, la vehemencia profética con que arremetía contra la prepotencia, la opresión y la violencia, contra todos los delitos sociales del tiempo. Nadie escapa a la libertad evangélica con que denuncia a príncipes, señores feudales, prelados de la Iglesia, dueños burgueses, usureros sin entrañas, magistrados, leguleyos… Todos son citados ante el tribunal del Dios justo y recto, el cual «no hace discriminación de personas», como repite muchas veces. Ante una sociedad estructurada según la desigualdad de la pirámide feudal —príncipes, nobles, plebeyos, siervos de la gleba— él proclama la igualdad entre los hombres:

«Todos los fieles son reyes, por ser miembros del Rey supremo… Cualquier hombre es príncipe, teniendo por palacio la propia conciencia.»

Alza la voz contra los nobles que «despojan a los pobres de sus bienes insignificantes y necesarios, a título de que son sus vasallos». Y contra los prelados y grandes del mundo, los cuales, «después de haber hecho esperar a los necesitados a la puerta de sus palacios, implorando una limosna, una vez que ellos se han saciado opíparamente, les hacen distribuir algunos residuos de su mesa y el agua de fregar».

Se muestra particularmente duro con los ricos avaros y con los usureros, «pajarracos rapaces», «las siete plagas de Egipto», «reptiles al acecho», «árboles infructuosos, que chupan la tierra», «posesión del demonio», «sordos que tienen los oídos taponados por el dinero», «gentuza maldita que infesta la tierra», «raza de hombres cuyos dientes son armas; roban y despojan a los pobres indefensos que no pueden resistirles con la violencia».

La emprende con leguleyos y abogados: «idumeos, sanguijuelas que chupan la sangre de los pobres». «Como los que trabajan en la lana, cardan y tejen sutilezas y argucias» para engarbullar a sus clientes.

No calla los vicios de los pobres, pero trata de excusarlos. Denuncia la marginación a que se hallan relegados, «alejados por medio de estacadas de palos afilados y de espinos, que significan los aguijones, los dolores y las enfermedades que tienen que soportar». Y hace oír su grito de profeta:

«¡Ay de los que poseen depósitos llenos de vino y de grano y dos o tres pares de vestidos, mientras los pobres de Cristo imploran a sus puertas con el estómago vacío y con los miembros desnudos, a los cuales si se les da alguna cosa, es muy poco y no de las cosas mejores, sino todo de desecho!»

«¡Llegará, llegará la hora en que ellos implorarán de pie, fuera de la puerta: Señor, señor, ábrenos!, y oirán lo que no quisieran oír: ¡En verdad, en verdad os digo, no os conozco!»

Defiende el principio cristiano de la función social de la propiedad, en virtud del cual los bienes que no son necesarios al rico para las exigencias fundamentales de la vida, pertenecen al pobre que se halla en necesidad (6).

Un buen conocedor de los escritos del santo ha hecho notar que, mientras son constantes las invectivas contra los delitos de orden social, no se halla mención del pecado sexual. Pero se sabe que, como efecto de su predicación, mucho libertinos de ese desorden se convertían.

La Legenda Assidua resume en esta forma el éxito de la última campaña de Antonio en Padua:

«Devolvía la paz fraterna a los desunidos, la libertad a los detenidos; hacía restituir lo que había sido robado con la usura o la violencia. Llegó a tanto que, hipotecando casas y tierras, se ponía el precio a los pies del santo y, con el consejo de él, se restituía a los perjudicados cuanto les había sido quitado por las buenas o por las malas. Libraba a las prostitutas del torpe mercado. Lograba que ladrones famosos por sus fechorías se abstuvieran de meter mano a los bienes ajenos.»

Pero san Antonio no fue un demagogo ni un predicador tremendista. He citado arriba el testimonio de Tomás de Celano, que escribía la vida de san Francisco en 1228/1229, dos o tres años antes de la muerte del santo: «Hablaba de Jesús en todo el mundo con palabras más dulces que la miel» (1 Cel 48). Aun así no le faltaron persecuciones y denuncias por causa de su libertad evangélica; pero la fama de santo, que le precedía y le acompañaba, le ponía a cubierto de toda maledicencia.

No sólo con sus sermones, sino también con la acción directa, intervino diversas veces como agente de paz privada y pública. Consta que en mayo de 1231, un mes antes de su muerte, llevó a cabo una misión de paz en Verona ante Ezzelino de Romano, sin resultado positivo. Su amigo Tiso, que puso a su disposición sus tierras en Camposampiero, era un convertido: había sido un «condotiero» inquieto y turbulento.

5. «Martillo de los herejes»

En un tiempo en que la herejía tenía en sobresalto a los responsables de la Iglesia y de la sociedad civil, y se trataba de hacerle frente con la inquisición, la cruzada y la controversia, Francisco de Asís pareció ignorar el problema. Cuidó, eso sí, en sus dos reglas y en el testamento, de mantener a los hermanos menores inmunes del contagio; pero en sus escritos no aparece mención alguna de los herejes; es más, los primeros biógrafos, que respiraban ese clima antiherético, no le atribuyen alusión alguna en su predicación, ni un gesto, ni un milagro polémico que tuviera como mira combatir a los herejes, no obstante que tenía muy cerca, en el mismo valle de Espoleto, grupos de cátaros. Prefirió afirmar sin ambigüedad lo que ellos negaban, como lo hace en sus escritos. Pero por donde él pasaba, afirma Tomás de Celano, la herejía se desvanecía y triunfaba la verdadera fe (1 Cel 62).

Gregorio IX, en la bula de canonización, llamó a san Antonio Malleus haereticorum —Martillo de los herejes—, no porque hubiera movido una cruzada armada contra ellos ni porque, en sus sermones, se hubiera dedicado a rebatir victoriosamente los errores, sino porque, con su predicación evangélica y positiva, con el testimonio de su santa vida hizo reflorecer entre los fieles la pureza de la fe. En la Romagna, y particularmente en la ciudad de Rímini, era fuerte la presencia de los herejes patarenos, que negaban la validez de los sacramentos administrados por sacerdotes indignos. Bastó la eficacia de su palabra para que abjuraran sus errores, comenzando por el jefe de la secta de nombre Bononillo. Una evolución biográfica tardía dramatizaría la arremetida del santo contra la herejía, inventando el milagro de la mula que se arrodilla ante la Eucaristía y el sermón a los peces. No parece que el recurso a los milagros polémicos entrara en el estilo de Antonio, sin excluir el sentido de genuina florecilla que, en su origen, pudo tener la alocución a los «hermanos peces», recogida en el libro de las Florecillas (cap. 40). También al sermón de san Francisco a los pájaros se atribuyó más tarde cierta intención polémica: una lección a los habitantes de un lugar que se negaban a escuchar la divina palabra (7).

La siguiente campaña en el Mediodía de Francia pudo haber sido solicitada al santo con el fin de contrarrestar el influjo de los albigenses en las poblaciones, ya que seguían siendo fuertes no obstante la cruzada dirigida contra ellos por Simón de Montfort y la labor de controversia llevada a cabo por santo Domingo y su orden. Nada sabemos del resultado.

La Legenda Assidua pasa por alto esas campañas. Y cuando describe detalladamente la predicación de la Cuaresma en Padua en 1231, no menciona a los herejes entre las categorías sociales que eran objeto de su denuncia profética; en cambio habla de herejes convertidos por efecto de los milagros realizados en la tumba del santo después de la muerte de éste, fruto recogido en el responsorio de Julián de Spira: «mors, error, calamitas…».

Repasando los sermones del santo, casi se diría que para él no existían los herejes. Su predicación iba dirigida a la conversión de los fieles; denunciaba, no tanto los errores, cuanto la conducta contraria a la fe profesada. Esa renovación de la vida cristiana, en coherencia con el Evangelio, es lo que hizo perder legitimidad al desafío de los herejes a la institución eclesial.

NOTAS:

Atti del primo colloquio interdisciplinare, Padua 1979.
Cf. H. Felder, Die Antoniuswunder nach den älteren Quellen, Paderborn 1933.
Vita prima o Assidua, ed. A. F. Pavanello, Padua 1946, I, p. 27.
Vita prima o Assidua, ed. cit., p. 68.
Tomás de Eccleston, De adventu fratrum minorum in Angliam, XIII, 77s.
La biografía que mejor ha puesto de relieve este aspecto del mensaje del santo, tal como aparece en sus sermones, es de Pilar de Cuadra, Un puente sobre siete siglos: san Antonio hoy, Madrid 1967.
Así en la crónica de Rogerio de Wendover y en la de Ricardo de Sens; textos de L. Lemmens, Testimonia minora saeculi XIII de sancto Francisco Assisiensi, Quaracchi 1926, 28-33.
[Selecciones de Franciscanismo, vol. XXIV, n. 70 (1995) 71-85]
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor thelmigu2014 » Mar Dic 30, 2014 10:02 pm

Gracias AMuñozF por tu consejo, ya coloqué la imagen como me indicaste, sin embargo aún corrigiendo el tamaño, me dicen que la imagen debe tener hasta 300mpx.
Un gran abrazo y mis mejores deseo para ti y todos los peregrinos en este AÑO NUEVO 2015.
:lol:
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor chilecito-renata » Vie Ene 02, 2015 9:23 am

CANONIZACION DE SAN ANTONIO DE PADUA

Es el segundo Santo mas rapidamente canonizado por la Iglesia Católica. Fue casi a un año de su fallecimiento.
En 1263 la ciudad de Padua le dedicó una basílica que conserva sus restos mortales. Treinta años después de su muerte el sarcófago fue abierto y se encontró que todo su cuerpo estaba corrupto menos la lengua, lo que provocó gran devoción, incluso en personalidades como Buenaventura de Fidenza.
El 16 de enero de 1946 el Papa Pio XII lo proclamó Doctor de la Iglesia, bajo el título especial de Doctor Evangélico.

MITOS Y LEYENDAS

San Antonio de Padua es, después de San Francisco de Asis, el mas popular de los santos franciscanos. Mas bien debería llamarse San Antonio de Lisboa, ya que en Padua pasó solamente los dos últimos años de su vida.
Luego de haber estudiado en el convento de Santa Cruz de Coimbra, en 1220 ingresó en la Orden de Hermanos Menores, donde cambió su nombre de pila Fernando por el de Antonio.
Buscó el martirio en Marruecos, donde cinco franciscanos fueron asesinados, pero sumamente afiebrado se fue a Asis, cuna de su Orden.
Desde entonces se dedicó a la predicación. Luego de haber enseñado Teología en Bolonia, recorrió predicando el centro y sur de Francia.
De ahí en adelante predicó en Padua, en iglesias, plazas y hasta playas y según la leyenda, hasta los peces sacaban la cabeza del agua para escucharlo.
Cuando predicaba en Rimini, unos herejes habían desfigurado el dogma de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, reduciéndola a una simple cena conmemorativa y trataban de rebatir los argumentos del Santo. Uno de los principales, Bonvillo, le dijo que tenía una mula, la cual iba a estar tres días sin comer y pasados estos, los dos irían con la mula: San Antonio con la eucaristía y Bonvillo con el pienso. Si la mula, obviando el pienso se arrodillaba y adoraba el Pan, el también lo haría. El Santo aceptó la prueba e imploró el auxilio de Dios con oraciones, ayunos y penitencias.
A los tres días se sacó al animal a la plaza pública y había una multitud para saber cual sería el resultado del enorme compromiso asumido por el Santo.
El Santo encaró al animal hambriento y le dijo:
“En nombre de aquel Señor a quien yo, aunque indigno, tengo en mis manos, temando que vengas a hacer reverencia a tu Creador para que la malicia de los herejes se confunda y todos entiendan la verdad de este altísimo Sacramento que los sacerdotes tratamos en el altar y que todas las criaturas están sujetas a su Creador”
Mientras el Santo hablaba, el hereje echaba cebada a la mula, pero esta no hizo caso de la comida y fue pausadamente hasta el Santo y dobló las rodillas ante el Santo, quien tenía levantada la Santa Hostia y permaneció así hasta que el Santo le mandó levantarse. Ante esto Bonvillo se convirtió de todo corazón a la fe católica. Los herejes se retractaros de sus errores y San Antonio, luego de dar la bendición con el Santísimo, condujo procesionalmente la Hostia a la iglesia, donde dio gracias a Dios por el portento y la conversión de los herejes.
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Vie Ene 02, 2015 2:39 pm

San Antonio y la piedad popular (mitos y tradiciones)


San Antonio de Padua.- Imagen

Estando predicando San Antonio de Padua en Rímini, Italia, los herejes habían desfigurado el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucaristía a una simple cena conmemorativa. San Antonio, en su predicación, les hablo de la realidad de la presencia de Jesús en la Hostia Santa, los jefes de la herejía no aceptaban las razones del Santo e intentaban rebatir sus argumentos, Bonvillo, uno de ellos, le dijo a San Antonio:
“Menos palabras; si quieres que yo crea en ese misterio, has de hacer el siguiente milagro: Yo tengo una mula; la tendré sin comer por tres días continuos, pasados los cuales nos presentaremos juntos ante ella: yo con el pienso, y tú con tu sacramento. Si la mula, sin cuidarse del pienso, se arrodilla y adora ese tú Pan, entonces también lo adoraré yo”

Aceptó San Antonio la prueba y se retiró a implorar el auxilio de Dios con oraciones, ayunos y penitencias.

Durante tres días privó el hereje a su mula de alimento, la sacó a la plaza pública, y en el lado opuesto de la plaza, entraba en ella San Antonio, llevando en sus manos una Custodia con el Cuerpo de Cristo; todo ello ante muchas personas ansiosas de conocer el resultado de aquel extraordinario compromiso contraído por el Santo Franciscano.

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San Antonio hablo con el hambriento animal, y le dijo:
“En nombre de aquel Señor a quien yo, aunque indigno, tengo en mis manos, te mando que vengas luego a hacer reverencia a tu Creador, para que la malicia de los herejes se confunda y todos entiendan la verdad de este Altísimo Sacramento, que los Sacerdotes tratamos en el altar, y que todas las criaturas están sujetas a su Creador”
Mientras decía estas palabras, el hereje echaba cebada a la mula para que comiese; pero la mula, sin hacer caso de la comida avanzó lentamente, como si hubiese tenido uso de razón, y, doblando respetuosamente las patas, se hinco ante San Antonio que mantenía levantada la Sagrada Hostia, permaneció en esta postura hasta que San Antonio le concedió licencia para que se levantara. Bonvillo cumplió su promesa y se convirtió a la fe católica; los herejes se retractaron de sus errores, y San Antonio, después de dar la bendición con el Santísimo en medio de vítores y aplausos, condujo al Santísimo Sacramento procesionalmente y en triunfo a la iglesia, donde se dieron gracias a Dios por el estupendo portento y conversión de tantos herejes.

Por este milagro se lleva a cabo en la Republica Mexicana en la Festividad del Corpus, la tradición de “las mulitas”.

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Desde muy temprano, resuenan de alegría las campanas de la Catedral Metropolitana de México en melodiosa, consonante y sonora armonía con la grave y timbrada voz de la mayor Santa María de Guadalupe, invitando a los fieles a la festividad del Santísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. En la Plaza Mayor se observa la multitud de padres orgullosos que llevan de la mano a sus pequeños hijos vestidos de inditos y de inditas; calzados con huaraches, los niños cargan pequeños huacales con frutas, verduras y flores.

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En la calle adornan con artesanías populares, plantas, flores, aves y burros en vez de mulas, fuera del atrio, venden todos los elementos necesarios para ataviar a los pequeños: vestidos de algodón primorosamente bordados en brillante colorido, cintas, huaraches, collares de cuentas y de chaquira; sombreros, morrales, huacales; flores, verduras y frutas, y sobresalen las famosas mulitas de diferentes tamaños, formas y materiales: de tule, barro, vidrio soplado y de muchos y variados materiales, desde muy grandes hasta las más pequeñas para la solapa.

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Esta solemnidad es de gran importancia en México, no puede faltar la procesión con el Santísimo Sacramento, acompañado por el Señor Cardenal, Sacerdotes, feligresía, caminando por varias calles hasta llegar a la Catedral en la que se celebra la Santa Misa y bendicen a los niños.

......................Imagen -. En la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

México desconocido. Tradiciones. Visita guiada
"No anteponer nada al amor de Dios"

PEPITA GARCIA 2
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor Al+100cia » Vie Ene 02, 2015 2:49 pm

JMJ

Disfrutando ya de mis vacaciones, la hora de mi siesta :roll:

la dedico a aprender a subir imágenes al Foro :?

y mientras lo intento :?: :!: :cry:

me sumo a la alegría ;)

¡HINI ES ABUELA; UNO, DOS, TRES, BENDECIDA OTRA VEZ!!! :arrow:

Oh mi Dios y mi Todo!!!
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Re: 4. 4. San Antonio de Padua. 22 diciembre

Notapor Al+100cia » Vie Ene 02, 2015 2:59 pm

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