por lauroc948 » Sab Oct 31, 2015 7:03 am
1, ¿Qué encuentra la Iglesia en las escrituras?
En las Sagradas Escrituras, la iglesia encuentra el fundamento para la celebración litúrgica, el culto y la alabanza al Señor. Desde los tiempos inmemoriales encontramos en el antiguo testamento los momentos de encuentro y relación con Dios, primero con hombres escogidos como Abraham, Moisés, y Elías, entre otros. Todos esos elementos se fueron teniendo en cuenta y con la venida de Jesucristo, la palabra hecha carne, se hicieron realidad al fundar su iglesia que debería tomar el rumbo de su enseñanza y su predicación.
Por eso, “el propio Jesús, que citaba las Escrituras del Antiguo Testamento, aplicándolas a su persona y a su obra, no solamente mandó acudir a la Biblia para entender su mensaje (Jn 5, 39), sino que, además, nos dio ejemplo ejerciendo el ministerio del lector y del homileta en la sinagoga de Nazareth (cf. Lc 4,16-21) y explicando a los discípulos de Emaús «cuanto se refería a él comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas» (cf. Lc 24,27), antes de realizar la «fracción del pan» (cf. Lc 24,30). En efecto, después de la resurrección hizo entrega a los discípulos del sentido último de las Escrituras, al «abrirles las inteligencias» para que las comprendiesen (cf. Lc 24,44-45).
Hacia el año 155, en Roma, San Justino dejó escrita la más antigua descripción de la eucaristía dominical. La celebración comenzaba con la Liturgia de la Palabra (cf. San Justino, I Apología 67). Es muy probable que, desde el principio, la liturgia cristiana siguiera la práctica sinagogal de proclamar la Palabra de Dios en las reuniones de oración y en particular en la Eucaristía (cf. Hch 20,7-11). Por otra parte, es fácilmente comprensible que, cuando empezaron a circular por las Iglesias «los recuerdos de los Apóstoles», su lectura se añadiese a la del Antiguo Testamento. Más aún, muchas de las páginas del Nuevo Testamento han sido escritas después de haber formado parte de la transmisión oral en un contexto litúrgico.
La proclamación de la Palabra es un hecho constante y universal en la historia del culto cristiano, de manera que no hay rito litúrgico que no tenga varios leccionarios, en los que ha distribuido la lectura de la Palabra de Dios de acuerdo con el calendario y las necesidades pastorales de la respectiva Iglesia.
2. ¿Qué significa "Celebrar la Misa”?
"Celebrar la Misa" tiene un significado profundo. Significa fiesta, alegría, participación, Celebrar el Sacrificio de Acción de Gracia al Señor. Conmemorar en ese corto tiempo el gozo y la alegría de la entrega de Jesús para la salvación de cada uno de los creyentes. Es sentir la plenitud de Dios en el corazón, liberar todo el peso de la semana o del día y encontrar el consuelo que el alma necesita para aceptar y vivir la voluntad de Dios. Por eso, no es adecuado preguntar "¿Quién va a decir la Misa?"; lo correcto será decir "¿Quién va a Celebrar La Santa Misa?".
3. ¿Qué representan las posturas corporales que asumimos en la misa?
POSTURAS Y GESTOS CORPORALES EN LA MISA
Durante la Misa asumimos diferentes posturas corporales: nos ponemos de pie, nos ponemos de rodillas, nos sentamos y también somos invitados, a realizar una serie de gestos. Estas posturas y gestos corporales no son meramente ceremoniales. Tienen un significado profundo, así, cuando se realizan con comprensión, pueden realzar nuestra participación personal en la Misa. De hecho, estas acciones representan la manera en que comprometemos nuestro cuerpo en la oración, que es la Misa.
Cada postura corporal que asumimos en la Misa enfatiza y refuerza el significado de la acción en la que estamos participando en ese momento en nuestro culto.
PONERNOS DE PIE ES UN SIGNO DE RESPETO Y HONOR:
1. Nos ponemos de pie cuando el celebrante, en representación de Cristo, entra y sale de la asamblea, es la postura de las personas elevadas con Cristo y que están en la búsqueda de cosas superiores.
2. En la oración, asumimos nuestra estatura completa ante Dios, no con orgullo, sino con una humilde gratitud por las cosas maravillosas que Dios ha hecho al crearnos y redimirnos. Por medio del Bautismo, se nos ha dado a compartir una parte de la vida de Dios y la posición de pie es un reconocimiento de este don maravilloso.
3. Para escuchar el Evangelio, la cúspide de la revelación, las palabras y las escrituras del Señor y los obispos de los Estados Unidos han elegido la posición de pie como la postura que se debe observar en este país para la recepción de la Comunión, el sacramento que nos une de la manera más profunda posible con Cristo quien, ahora gloriosamente resucitado de entre los muertos, es la causa de nuestra salvación.
PONERNOS DE RODILLAS ES UN SIGNO DE PENITENCIA
1. La postura de rodillas estaba tan íntegramente identificada con la penitencia que a los antiguos cristianos se les prohibía arrodillarse los domingos y durante la Semana Santa, en que el espíritu prevalecedor de la liturgia era de gozo y acción de gracias
2. Significa adoración. Es por esta razón que los obispos de este país han elegido la posición de rodillas para que se ponga en práctica durante toda la Plegaria Eucarística.
LA POSICIÓN SENTADA
Es para escuchar y meditar, de esta forma, la congregación toma asiento durante las lecturas previas al Evangelio y puede, del mismo modo, sentarse durante el período de meditación que le sigue a la Comunión.
LOS GESTOS
1. Comprometen a nuestro cuerpo en la oración. Uno de los gestos más comunes es la Señal de la Cruz, con la que damos inicio a la Misa, y con la que, en la forma de una bendición, ésta concluye. Cuando nos hagamos la señal de la cruz, que ésta sea una verdadera señal de la cruz. En lugar de un gesto menudo y apretado que no proporciona ninguna noción acerca de su significado; hagamos, en vez, una gran señal, sin ningún apuro, que empiece desde la frente hasta nuestro pecho, de hombro a hombro, sintiendo conscientemente cómo incluye a todo nuestro ser, nuestra mente, nuestra actitud, nuestro cuerpo y nuestra alma, cada una de nuestras partes en un solo momento, cómo nos consagra y nos santifica... (Señales Sagradas, 1927).
2. La acción de golpear nuestro pecho en el momento de formular las palabras "por mi culpa" en el acto de contrición, puede fortalecernos y hacernos más conscientes de que nuestro pecado es por nuestra culpa.
3. En el Credo, estamos invitados a hacer una venia en el momento de formular las palabras que conmemoran la Encarnación: "fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen y se hizo hombre".
4. Compartir la paz con las personas a nuestro alrededor representa para nosotros y para ellos la totalidad de la comunidad de la Iglesia y de toda la humanidad.