por thaisnu » Lun Nov 30, 2015 4:37 pm
1.- ¿Cuáles son los sacramentos de Iniciación Cristiana y por qué son tan importantes?
Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana. "La participación en la naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el centro de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad" (CIC 1212 ).
“Los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y así, por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad" (Pablo VI Const. Apost. "Divinae Consortium Naturae”). Cada uno de estos sacramentos tiene una misión concreta: El Bautismo consagra. La Confirmación capacita. La Eucaristía actualiza.
Todo esto se hace obviamente realidad en el vivir de la comunidad cristiana, que acompaña paso a paso al cristiano en este camino introduciéndole en la participación de su misma vida y transformándose con él en comunidad caracterizada por el dinamismo del Espíritu, el cual, a su vez, la hace instrumento creíble y eficaz de salvación para toda la humanidad y para el mundo.
La iniciación cristiana introduce, pues, al creyente en la experiencia cristiana viva, que es al mismo tiempo e inseparablemente experiencia de fe y experiencia moral. A través de una sucesión de etapas progresivas, el creyente es introducido en la plena madurez de la vida cristiana, convirtiéndose en adulto en la fe y adquiriendo la capacidad de testimoniarla en la existencia cotidiana en fidelidad a los valores del ethos evangélico. (Vida moral modelada por la fe).
2- Explicar muy concretamente en qué consiste el dogma de la transubstanciación
La presencia de Cristo es real y substancial, esto nos ha sido revelado, por lo que, no es evidente a la razón, como dogma que es, resulta incomprensible. Sin embargo, trataremos de dar una explicación de lo que sucede.
El dogma de la Transubstanciación significa el cambio que sucede al pronunciar las palabras de la Consagración en la Misa, por las cuales el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, quedando sólo la apariencia de pan y vino. Hay cambio de substancia, pero no de accidentes (pan y vino), la presencia real de Cristo no la podemos ver, sólo vemos los accidentes. Esto es posible, únicamente, por una intervención especialísima de Dios.
3-¿Qué concepto claro debemos tener nosotros ante los creyentes de otros grupos "cristianos"- al hablar de la presencia real de Cristo en la Eucaristía?
Para entender bien el sentido de la celebración eucarística es necesario tener en cuenta la presencia de Cristo y Su acción en la misma.
Es a partir del Cristo glorioso y resucitado, Señor de todo lo creado en el cual han sido hechas todas las cosas y en el cual se asientan todas las cosas, que es preciso comprender el misterio de la presencia y de la transformación del pan y del vino. Es la perspectiva del Señorío de Cristo y de su dimensión pascual, escatológica, cuya entidad, aunque se escapa, sabemos que no está limitada por el tiempo y por el espacio; él tiene el poder de someter todas las cosas.
Es a la luz del misterio del Espíritu Santo, creador, santificador y recreador, de su poder de transformar las cosas y cambiarlas en realidades sobrenaturales que contemplamos la Eucaristía, la presencia y la conversión actuada durante la celebración.
Al pronunciar el sacerdote las palabras de la consagración, su fuerza es tal, que Cristo se hace presente tal cual, bajo las substancias del pan y del vino. Es decir, vivo, real y substancialmente. En Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, por lo tanto, donde está su Cuerpo, está su Sangre, su Alma y su Divinidad. Él está presente en todas las hostias consagradas del mundo y aún en la partícula más pequeña que podamos encontrar. Así, Cristo se encuentra en todas las hostias guardadas en el Sagrarios, mientras que el pan, signo sensible, no se corrompa.
Está presencia real de Cristo, es uno de los dogmas más importantes de nuestra fe. (Cfr. Catec. n. 1373 –1381). Como los dogmas, la razón no los puede entender, es necesario reflexionar y estudiar para, cuando menos, entenderlo mejor.
¿Qué quiere decir verdaderamente?
Verdadera quiere decir que su presencia no es en mera figura, como quería Zwinglio, sino plenamente cierta.
¿Qué quiere decir realmente?
Realmente quiere decir que su presencia no es por mera fe subjetiva, como quería Ecolampadio, sino en la realidad objetiva.
¿Qué quiere decir sustancialmente?
Sustancialmente quiere decir que la presencia del Señor en la Eucaristía no es meramente virtual, como quería Calvino, sino según el mismo ser de su Cuerpo y Sangre que asumió en la Encarnación.
El Concilio de Trento enseña que: «Si alguno negare que en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real, y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre, juntamente con el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo y, por ende, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema».
4-¿Quién y en qué momento nos reveló a los creyentes que Cristo tiene " presencia real y sustancial en la Eucaristía?
La presencia real y substancial de Cristo en la Eucaristía, fue revelada por Él mismo en Cafarnaúm. No hay otro dogma más manifestado y explicado claramente que este en la Biblia. Sabemos que lo que prometió en Cafarnaúm, lo realizó en la Última Cena, el Jueves Santo, basta con leer los relatos de los evangelistas. (Cfr. Mt. 22, 19-20; Lc. 22, 19 –20; Mc. 14, 22-24).
5.- En casos extraordinarios cuando sin culpa alguna no se puede recibir el bautismo de agua, ¿cuáles son los dos tipos de bautismo que pueden suplir? Da una breve explicación de cada uno.
Al ser Cristo el único camino para la vida eterna, nadie puede salvarse, sin haberse incorporado a Él mediante el bautismo. Hay casos en que este medio de salvación puede ser suplido – en casos extraordinarios – cuando sin culpa alguna no se puede recibir el bautismo de agua. Estos son:
El Bautismo de deseo, es decir cuando se tiene un deseo explícito, como sería el adulto que ha manifestado su deseo de bautizarse y muere antes de poder recibir el sacramento, pero debe de estar unido a un arrepentimiento.
Quien no ha tenido la oportunidad de conocer la revelación cristiana – sin culpa alguna -, invocan a Dios, están arrepentidos y cumplen con la ley natural, obtienen la salvación por el bautismo de deseo. Recordemos que Dios quiere que todos se salven y su misericordia está al alcance de todos.
El Bautismo de sangre, quedan salvados todos aquellos que mueren por medio del martirio por haber confesado la fe cristiana o por haber practicado la virtud cristiana.En cuanto a los niños muertos sin el bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1 Tm. 2, 4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejar que los niños se acerquen a mí, no se los impidáis" (Mc. 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin bautismo. Por eso es más apremiante aún la llamada de la Iglesia, a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo. (Catec. n. 1261).
6. ¿Cuál es el sacramento de la madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo?
El sacramento de la Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana, y como la misma palabra lo dice, Confirmación significa afirmar o consolidar (CIC 1285). En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo, se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, pues nos une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciéndonos para ser testigos de Jesucristo, de palabra y obra. Por él somos capaces de defender nuestra fe y de transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y podremos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la madurez cristiana y nos hace capaces de ser testigos de Cristo.