por Jesus Rangel Salazar » Sab May 28, 2016 2:03 pm
Saludos a los administradores y a todos los participantes del foro. Aquí mis respuestas:
1.- Alguien sin preparación religiosa, ¿Puede discernir entre el bien y el mal?
Puede naturalmente discernir entre el bien y el mal, excepto cuando la persona está gravemente dañada por el pecado, entonces su razonamiento pude verse gravemente ofuscado para poder discernir.
Fuera de este caso, El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de haber sido digno de recibir de Dios una ley: animal dotado de razón, capaz de comprender y de discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha sometido todo» (Tertuliano, Adversus Marcionem, 2, 4, 5).
2.- ¿Qué es la ley moral?
Dice el artículo 1959 lo siguiente: 1950. La ley moral es obra de la Sabiduría divina. Se la puede definir, en el sentido bíblico, como una instrucción paternal, una pedagogía de Dios. Prescribe al hombre los caminos, las reglas de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida; proscribe los caminos del mal que apartan de Dios y de su amor. Es a la vez firme en sus preceptos y amable en sus promesas.
3.- ¿Qué es la ley natural?
Dice al artículo 1954 del Catecismo lo siguiente: «La ley natural [...] está inscrita y grabada en el alma de todos y cada uno de los hombres porque es la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe pecar. Pero esta prescripción de la razón humana no podría tener fuerza de ley si no fuese la voz y el intérprete de una razón más alta a la que nuestro espíritu y nuestra libertad deben estar sometidos» (León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum). La ley natural «no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar. Esta luz o esta ley, Dios la ha dado al hombre en la creación. (Santo Tomás de Aquino, In duo pracepta caritatis et in decem Legis praecepta expositio, c. 1).
4.- ¿Podemos solos encontrar la Revelación plena para llegar a Dios?
El hombre por si mismo no puede llegar a la Revelación plena. Si bien es cierto que por la sola razón, al analizar la Obra de Dios, podemos asumir su existencia, nuestras limitaciones nos evitan entrar por nosotros mismos en la intimidad del misterio divino. Por ello, Dios ha querido iluminarlo con su Revelación. Entonces el hombre por sí mismo no puede llegar a la Revelación plena.
5.- Después del pecado original, ¿Dios nos abandonó para que aprendiéramos la lección?
Dios no nos abandonó. Sabía perfectamente lo que había hecho Adán, y aun así lo buscó. Dios infinitamente perfecto no tiene necesidad del hombre, y aun así nos hace partícipes de su vida bienaventurada.
Articulo 54 del Catecismo "Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio" (DV 3). Los invitó a una comunión íntima con él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandeciente.
Artículo 55 del Catecismo. Esta revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, "después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras" (DV 3).
Artículo 56 del Catecismo: Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La Alianza con Noé después del diluvio (cf. Gn 9,9) expresa el principio de la Economía divina con las "naciones", es decir con los hombres agrupados "según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes" (Gn 10,5; cf. 10,20-31).
6.-¿Donde se encuentra la Revelación plena? ¿Con los profetas? ¿en la ley Mosaica? ¿En la Biblia? ¿En la Iglesia (Magisterio, Tradición Apostólica, Biblia)?
Jesucristo encarna en si mismo la Revelación plena. La plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios es la que Él mismo llevó a cabo en su Verbo encarnado, Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación. En cuanto Hijo Unigénito de Dios hecho hombre, Él es la Palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la venida del Hijo y el don del Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos.
«Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar» (San Juan de la Cruz).
Ahora bien. Jesucristo, quien es la Verdad plena encarnada, transmite a través de la Iglesia, la Tradición Apostólica y las Sagradas Escrituras, las verdades doctrinales que nos propician a la salvación.
7.- ¿Qué es la Tradición Apostólica?
La Tradición Apostólica es la transmisión del mensaje de Cristo llevada a cabo, desde los comienzos del cristianismo, por la predicación, el testimonio, las instituciones, el culto y los escritos inspirados. Los Apóstoles transmitieron a sus sucesores, los obispos y, a través de éstos, a todas las generaciones hasta el fin de los tiempos todo lo que habían recibido de Cristo y aprendido del Espíritu Santo.
8.- ¿Es la biblia suficiente para conocer la Revelación completa?
No. Pues nos dice el artículo 95 del Catecismo que además es necesario la Tradición y Magisterio y que están tan estrechamente unidos entre sí, que ninguno de ellos existe sin los otros. Juntos, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente, cada uno a su modo, a la salvación de los hombres.
9.- ¿Qué es el depósito de la Fe?
Nos dice el artículo 184 del Catecismo que “El depósito sagrado” de la fe es lo contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura y que fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia. “ Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica y en la unión, en la Eucaristía y la oración, y así se realiza una maravillosa concordia de pastores y fieles por conservar, practicar y profesar la fe recibida” (DV 10).
La interpretación auténtica del depósito de la fe corresponde sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, es decir, al Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, y a los obispos en comunión con él. Al Magisterio, el cual, en el servicio de la Palabra de Dios, goza del carisma cierto de la verdad, compete también definir los dogmas, que son formulaciones de las verdades contenidas en la divina Revelación; dicha autoridad se extiende también a las verdades necesariamente relacionadas con la Revelación.
10.- ¿Yahvé o Jehová?
Yavhé es la mejor pronunciación, sin embargo “en el fondo no sirve de nada discutir por el nombre antiguo de Dios. Nosotros vivimos ahora en el Nuevo Testamento y lo que nos importa es hablar de Dios como Jesús hablaba de El. Jesús vino a aclarar el misterio más profundo que hay en el Ser Divino: «Dios es amor». Dios es un «Padre» que ama a todas sus creaturas y los hombres son sus hijos queridos. Jesús mismo nos enseñó que debemos invocar a Dios como «nuestro Padre» (Mt. 6, 9)”. (tomado de ¿Yahvé o Jehová?, en catholic.net)
Pero veamos, la palabra Yahvé es una palabra hebrea, el hebreo es el idioma de los israelitas o judíos del Antiguo Testamento. En este idioma no se escribían las vocales de una palabra sino únicamente las consonantes. Era bastante difícil leerlo correctamente, porque al leer un texto hebreo, uno mismo debía saber de memoria qué vocales tenía que pronunciar en medio de las consonantes. El nombre de Dios: «YO SOY» se escribía con estas cuatro consonantes: Y H V H que los judíos pronunciaban así «Yahvé», y en castellano se escribe YAVE. La pronunciación «Yahvé» es sin duda la pronunciación más correcta del hebreo original para indicar a Dios como «Yo soy el que soy» (Los judíos del A.T. nunca dijeron Jehová).
En cambio la palabra Jehová es un error del siglo VII A.D.
En el siglo VII A.D. los "masoretas" quisieron ponerle vocales a las palabras de las sagradas escrituras (pues se escribían sin vocales y aumentaba cada vez mas la confusión sobre como pronunciarlas). En cuanto al tetragrama YHWH, como nunca se pronunciaba, nadie sabía que vocales le correspondían. Tomaron entonces las vocales correspondientes a la palabra ADONAI (a-o-a), que era la palabra que leían en substitución del Tetragramma. A partir del siglo XIV de nuestra era, se comenzó por primera vez a leer el nombre sagrado del Tetragrama con las vocales que los masoretas le habían colocado según su invento, es decir, con las vocales "e-o-a", lo cual dió como resultado YeHoVaH. Esta versión errada se extendió a la cristiandad.
11.- ¿La Iglesia nos pide leer la Biblia?
Los católicos leemos la Biblia al menos en cada misa que asistimos (Lecturas y Evangelio), y la Iglesia nos insta a hacer Lectio Divina (leer la Biblia), así nos nutrimos de la Palabra de Dios. Además en la mayoría de las parroquias hay cursos de Biblia. Aunque además se debe comenzar a integrar de manera formal la instrucción bíblica desde el enfoque apologético. Esto apoyaría a una comprensión más integral de la Palabra de Dios.