por thaisnu » Mié May 25, 2016 7:33 pm
RESPUESTAS LECCION 5
1.- ¿Cuándo se definió la divinidad del ES ?¿En qué concilio?¿Cual fue el motivo?
Fue convocado por el emperador Teodosio el Grande (Español) en Constantinopla en el año 381. Este Concilio fue celebrado para afirmar la verdadera doctrina del Espíritu Santo en contraposición a la falsa doctrina de Macedonio que rechazaba la divina dignidad del Espíritu Santo "la tercera Persona de la Santísima Trinidad."
Macedonio enseñaba que el Espíritu Santo no es Dios y que además estaba al servicio de Dios Padre y del Hijo de Dios como lo estaban los Ángeles. Entre los obispos que presenciaban estaban Gregorio el Teólogo, que era el presidente del Concilio; Gregorio Nacianceno, Cirilo de Jerusalén y otros, durante el Concilio, la herejía de Macedonio fue condenada y rechazada.
Este Concilio estableció el dogma por la cual todas las Personas o Hipóstasis de Dios son equivalentes entre si, en cuanto al poder, majestad, perfección y gloria, divinas.
De esta manera se combinó y se compuso el símbolo de la fe Niceo-Constantinopolitano que sirve para siempre de guía para la Iglesia.
2.- ¿Bases bíblicas que demuestran Cristo es Dios?
Juan 1,1. Con este único pasaje bastaría para afirmar sin lugar a dudas que Jesús era Dios, y Juan lo dice claramente: "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios", Juan se refiere a Jesús como la palabra, que estaba con Dios y a la vez era Dios. Luego nos dice: "Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros".
Pero esta no es la única evidencia indiscutible de que nuestro Señor Jesucristo sea verdadero Dios, la palabra de Dios está llena de ellas, veamos algunas evidencias claras:
Cristo es adorado
“Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra.” Mateo 2,11
“Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.» El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él...” Juan 9,35-38
“En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron” Mateo 28,9
“Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron...” Mateo 28,16-17
“Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el mundo dice: = Y adórenle todos los ángeles de Dios. =” Hebreos 1,6
Cristo es reconocido como Señor y Dios (Juan 20,28)
Cristo comparte la gloria del Padre
“Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese.” Juan 17,5
Cristo utiliza títulos que solo Dios tiene
“Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, «Aquel que es, que era y que va a venir», el Todopoderoso.” Apocalipsis 1,8
“Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí diciendo: «No temas, soy yo, = el Primero y el Ultimo, = el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos , y tengo las llaves de la Muerte y del Hades.” Apocalipsis 1,17-18
“Al Ángel de la Iglesia de Esmirna escribe: Esto dice = el Primero y el Ultimo, = el que estuvo muerto y revivió.” Apocalipsis 1,8
Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida y entrarán por las puertas en la Ciudad. ¡Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras, y todo el que ame y practique la mentira!» Yo, Jesús, he enviado a mi Ángel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias. Yo soy el Retoño y el descendiente de David, el Lucero radiante del alba.»” Apocalipsis 22,13-16
El Señor
“y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?” Lucas 1,43
“os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;” Lucas 2,11
Otros ejemplos pueden verse en Lucas 7,13, Lucas 7,18, Lucas 9,59, Lucas 10,17, Lucas 10,39-41, Mateo 8,25, Mateo 22,43-45, Juan 11,2-3, Juan 20,28, Juan 21,7, Hechos 2,36, Hechos 20,21, Romanos 10,9, I Corintios 12,3, Filipenses 2,11, Colosenses 2,6.
Y por eso Jesús es llamado Señor en el nuevo testamento, al igual que Yahveh, es llamado Señor en el antiguo testamento:
“Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es = Señor de Señores y Rey de Reyes, = los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos y fieles.»” Apocalipsis 17,14
Apocalipsis 19,16 Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: = Rey de Reyes y Señor de Señores. =
El Salvador
“Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»” Mateo 1,21
“os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;” Lucas 2,11
“Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.” Juan 3,17
“y que se ha manifestado ahora con la Manifestación de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio” I Timoteo 1,10
Otros ejemplos pueden verse en Juan 4:42, Juan 12:47, Hechos 4:12, Hechos 5:31, Hechos 13:23, Romanos 3:24, Efesios 5:23, Tito 2:13, Tito 3:6, II Pedro 1:11, II Pedro 2:20.
Las denominaciones que niegan la Trinidad están en el dilema de tener dos salvadores, a pesar que la Biblia claramente expresa que fuera de Dios no hay salvador. Para los que profesamos la Trinidad no hay contradicción.
Incluso en el antiguo testamento estaba prefigurado que el Mesías sería Dios mismo:
“Dijo él: «De cierto que ellos son mi pueblo, hijos que no engañarán.» Y fue él su Salvador en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él mismo en persona los liberó. Por su amor y su compasión él los rescató: los levantó y los llevó todos los días desde siempre.”Isaías 63,8-9
El pasaje anterior no podría ser más claro, no sería un mensajero, ni un ángel, sino Dios mismo en persona quien nos liberaría de nuestros pecados.
El creador
“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.” Juan 1,1-2
“porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él,” Colosenses 1,16
YO SOY (Yahveh)
“Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.» Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.” Juan 8,52-59
“Yo y el Padre somos uno.» Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?» Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.»” Juan 10,30-33
Dios
El significado de Emmanuel es Dios con nosotros
“Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»” Mateo 1,22-23
“Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»” Juan 20,27-28
En el pasaje anterior en que Tomás reconoce a Cristo como Señor y Dios, no es corregido, sino alentado: "Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído."
Otros ejemplos claros en donde Jesús es llamado Dios:
“Pero del Hijo: Tu trono, ¡Oh Dios!, por los siglos de los siglos; y: El cetro de tu realeza, cetro de equidad. =” Hebreos 1,8
En el pasaje anterior el Hijo es llamado Dios por el mismo Dios Padre, y esto es fácil de entender porque la Biblia nos enseña que tanto el Padre como el Hijo tienen una misma naturaleza:
“el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia , y el que sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,” Hebreos 1,3
Con el termino de que Cristo es de la "sustancia del Padre", el escritor de la carta a los hebreos nos está diciendo que Cristo tiene la naturaleza de Dios.
“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la Vida eterna.” 1 Juan 5,20
“Porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y vosotros alcanzáis la plenitud en él, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad;” Colosenses 2,9
“Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre .¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.” Juan 14,7-11
“Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios .Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús = toda rodilla se doble = en los cielos, en la tierra y en los abismos, = y toda lengua confiese = que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2,5-11
Este pasaje es uno de los pasajes más reveladores en cuanto al proceso a que Cristo se sometió para salvarnos. Lo primero que podemos ver es que Cristo, teniendo condición divina (lo que implica ser igual con Dios ya que no somos politeístas) no retuvo ser igual a Dios (lo que quiere decir que antes lo era, pero no se aferro a ello), y se hizo hombre (despojándose de la gloria que compartía con el Padre) y humillándose hasta morir en la cruz por nosotros. Luego el Padre le exalta nuevamente dándole el nombre sobre todo nombre, para que ante Él toda rodilla se doble (Se le adore, cosa que solo es permitida ante Dios) devolviéndole su lugar que tenía juntamente con el Padre y el Espíritu Santo.
3.- ¿Qué significa que el Padre es mayor que Cristo?¿Le hace esto no ser dios?
“Si me amaseis, verdaderamente os gozaríais, (porque he dicho) que voy al Padre; porque el Padre es mayor que yo” (Jn. 14,28).
La doctrina Trinitaria enseña que Cristo aunque es una sola Persona, tiene dos naturalezas (la humana y la divina). Esto quiere decir que aunque antes de la encarnación Cristo era solamente Dios, luego de esta llegó a ser verdaderamente hombre, sin dejar de ser Dios; por lo tanto la persona humana, lógicamente, es inferior a la divina del Padre; pero ambas personas divinas, la del Padre y la del Hijo, son iguales.
Al ser Jesucristo una persona pero con dos naturalezas, se le pueden aplicar las propiedades que corresponden tanto a su naturaleza humana como a su naturaleza divina. En este sentido se encuentran en el Nuevo Testamento textos donde se sugiere una subordinación de Cristo respecto al Padre, mientras que en otros se sugiere una perfecta igualdad entre ambos.
San Agustín explica con respecto a esto: “Los que dicen que el Hijo es inferior con respecto al Padre apoyan sus sentencias en las palabras del Señor cuando dice: El Padre es mayor que yo. Más la verdad demuestra que en este sentido el Hijo es también inferior a sí mismo. Y ¿cómo no ha de ser inferior a sí mismo si se anonadó tomando forma de esclavo? No obstante al vestir la naturaleza de esclavo, no perdió la naturaleza de Dios, en la que es igual al Padre. Si, pues, tomó la forma de siervo sin perder su forma divina; en su forma de siervo y en su forma de Dios es siempre el Hijo unigénito del Padre, en su forma divina igual al Padre, y en su forma de siervo, mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, ¿quién no ve que en su forma de Dios es superior a El mismo y en su forma de esclavo a El mismo inferior? (San Agustín de Hipona. La Trinidad).
Sin embargo, hay otros textos en el Nuevo Testamento que hablan de la perfecta igualdad del Hijo y el Padre:
18 Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios. 19 Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. 20 Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. 21 Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. 22 Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado” (Juan 5,18-23).
En este texto se observa que:
1) Los judíos querían matar a Cristo, porque se hacía igual a Dios (versículo 18).
2) Cristo les da a entender que Él no es un Dios separado del Padre, pues no hace nada por su cuenta (versículo 19).
3) Luego tenemos una explícita declaración de omnipotencia, donde Jesús declara que aquello que hace el Padre eso lo puede hacer igualmente el Hijo (versículo 19).
4) Por último vemos una declaración de igualdad entre el Padre y el Hijo, declarando la voluntad del Padre en que todos honren al Hijo como honran al Padre (no más, no menos).
4.- ¿Por qué en la Escritura se habla de varios dioses?
Al principio creó Dios los ciclos y la tierra. A Dios se le designa con el nombre genérico de Elohim, forma gramatical plural intensiva de una raíz primitiva (El) común a todas las lenguas semíticas.
Pero el contexto inmediato indica que el autor sagrado no toma el nombre en sentido de pluralidad de dioses, ya que lo construye en singular con el verbo bara’ (creó). Elohim "es uno de estos plurales de abstracción del que el hebreo y otras lenguas semíticas proporcionan muchos ejemplos, y su empleo corriente con verbos y cualificaciones en singular debería bastar para que no se reconociese en ello un vestigio de politeísmo". "Es un plural de plenitud y fuerza y de poder" o un plural de intensidad semítico, para recalcar enfáticamente la idea trascendental de divinidad con todo lo que ella incluye.
Por tanto al usar el verbo hebreo bará en hebreo de manera singular no significa sea una pluralidad de dioses sino estaría gramaticalmente incorrecta la frase. Es un solo Dios como ya probé al principio , al ser plural solo indica la plenitud y el poder o fuerza de Dios, para recalcar la idea de el poder divino de Dios.
En el caso actual, Elohim es el Creador de todas las cosas, el Dios único, Señor del universo. No hay, pues, la más mínima alusión a un supuesto politeísmo latente, aunque superado en la mente del autor sagrado. Aparece como un Ser individual, preexistente a todo lo creado, que da existencia con su omnipotente palabra — expresión de su infinita sabiduría y omnímoda voluntad — a todas las cosas, como lo prueba el empleo en singular del verbo bara’ (creó). Este verbo es empleado en la Biblia teniendo por sujeto a Dios, y significa la producción de algo nuevo.
Así si nos vamos al hebreo las primeras palabras de la Biblia son:
sea elohim del bara del breshit, donde bara el ברא es un verbo que esta como tercera persona singular masculino.
Si Elohim era una palabra plural ordinaria( es decir se referiría a varios dioses), entonces la forma plural del verbo bar'u el בראו habría sido utilizado en esta oración en lugar de la forma singular ברא , lo que nos enseña que se refiere a la existencia de un solo Dios ya que esta en singular y no se usa el plural del verbo crear, bar'u. Por tanto la idea de que por ser Elohim un plural implica varios dioses, no está de acuerdo con las escrituras ni con la gramática hebrea ni tampoco que no haya pluralidad de personas, pues la pluralidad de personas la denota la palabra Elohim aclarando la unicidad de la divinidad el verbo BARA.
Tertuliano. “Si la pluralidad en la Trinidad te escandaliza, como si no estuviera ligada en la simplicidad de la unión, te pregunto: ¿cómo es posible que un ser que es pura y absolutamente uno y singular, hable en plural: “Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”? ¿No debería haber dicho más bien: “Hago yo al hombre a mi imagen y semejanza,” puesto que es un ser único y singular? Sin embargo, en el pasaje que sigue leemos: “He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros.” O nos engaña Dios o se burla de nosotros al hablar en plural, si es que así El es único y singular; o bien, ¿se dirigía acaso a los ángeles, como lo interpretan los judíos, porque no reconocen al Hijo? O bien, ¿sería quizás porque El era a la vez Padre, Hijo y Espíritu que hablaba en plural, considerándose múltiple? Por cierto, la razón es que tenía a su lado a una segunda persona, su Hijo y su Verbo, y a una tercera persona, el Espíritu en el Verbo. Por eso empleó deliberadamente el plural: “Hagamos… nuestra imagen… uno de nosotros.” En efecto, ¿con quién creaba al hombre? ¿A semejanza de quién lo creaba? Hablaba, por una parte, con el Hijo, que debía un día revestirse de carne humana; de otra, con el Espíritu, que debía un día santificar al hombre, como si hablara con otros tantos ministros y testigos”
5.- Un Testigo de Jehová te dice: La divinidad de Cristo fue un invento de Constantino en Nicea, por el año 325 d.C allí se manipulo la Biblia y se invento que Cristo era Dios. ¿Cómo puedes probarle históricamente que antes de Nicea ya se creía en la divinidad de Cristo?
Nada mejor que estudiar el testimonio de los padres anteriores a Nicea, para conocer cuál fue el verdadero desarrollo de la doctrina Trinitaria a lo largo de la historia.
La Didaché
Es un excelente testimonio del pensamiento de la Iglesia primitiva, y lo mencionamos por incluir un testimonio de como la fórmula bautismal Trinitaria era utilizada por la Iglesia Primitiva.
“Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva”.
El Martirio de Policarpo
Es una carta de la Iglesia de Esmirna a la comunidad de Filomenio donde se narra el martirio de San Policarpo, discípulo directo del apóstol San Juan y obispo de Esmirna.
Es uno de los escritos apostólicos que hace uso de las bellas doxologías Trinitarias que expresan tan claramente el dogma Trinitario.
“A Él [Jesucristo] sea la gloria con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén”.
El Pastor de Hermas
Considerados entre los escritos de los Padres Apostólicos, aunque comenta Quasten, pertenece al grupo de los Apocalipsis apócrifos. Contiene las revelaciones que realizaron dos figuras celestiales a Hermas:
“Al Espíritu Santo, que es preexistente, que creó toda la creación. Dios le hizo morar en el cuerpo de carne que El quiso. Ahora bien, esta carne en que habitó el Espíritu Santo sirvió bien al Espíritu, caminando en santidad y pureza, sin mancillar absolutamente en nada al mismo Espíritu. Como hubiera, pues, llevado ella una conducta excelente y pura y tenido parte en todo trabajo del Espíritu y cooperado con El en todo negocio, portándose siempre fuerte y valerosamente, Dios la tomó por partícipe juntamente con el Espíritu Santo. En efecto, la conducta de esta carne agradó a Dios, por no haberse mancillado sobre la tierra mientras tuvo consigo al Espíritu Santo. Así, pues, tomó por consejero a su Hijo y a los ángeles gloriosos, para que esta carne, que había servido sin reproche al Espíritu, alcanzara también algún lugar de habitación y no pareciera que se perdía el galardón de este servicio. Porque toda carne en que moró el Espíritu Santo, si fuere hallada pura y sin mancha, recibirá su recompensa”.
En base a este texto explica Quasten: “Según este pasaje, parece que para Hermas la Trinidad consiste en Dios Padre, en una segunda persona divina, el Espíritu Santo, que él identifica con el Hijo de Dios, y, finalmente, en el Salvador, elevado a formar parte de su sociedad como premio a sus merecimientos. En otras palabras, Hermas considera al Salvador como Hijo adoptivo de Dios por lo que se refiere a su naturaleza humana.”
Ignacio de Antioquía (año 110 d.C)
San Ignacio reconoce numerosas veces a Cristo como Dios.
“Ignacio, por sobrenombre Portador de Dios: A la bendecida en grandeza de Dios con plenitud: a la predestinada desde antes de los siglos a servir por siempre para gloria duradera e inconmovible, gloria unida y escogida por gracia de la pasión verdadera y por voluntad de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Dios; a la Iglesia digna de toda bienaventuranza, que está en Éfeso de Asia, mi saludo cordialísimo en Jesucristo y en la alegría sin mácula.”
“Un médico hay, sin embargo, que es carnal a par que espiritual, engendrado y no engendrado, en la carne hecho Dios, hijo de María e hijo de Dios, primero pasible y luego impasible, Jesucristo nuestro Señor”.
“Ignacio, por sobrenombre Portador de Dios: A la Iglesia que alcanzó misericordia en la magnificencia del Padre altísimo y de Jesucristo su único Hijo: la que es amada y está iluminada por voluntad de Aquel que ha querido todas las cosas que existen, según la fe y la caridad de Jesucristo Dios nuestro”.
Más adelante en la misma epístola a los romanos:
“Permitidme ser imitador de la pasión de mi Dios”.
Arístides (siglo II)
Dejó una apología de la fe, la cual se consideraba perdida. En dicha apología Arístides utiliza la fórmula Trinitaria mencionando a las tres Personas Divinas.
“Esté tuvo doce discípulos, los cuales, después de su ascensión a los cielos, salieron a las provincias del Imperio y enseñaron la grandeza de Cristo, al modo que uno de ellos recorrió nuestros mismos lugares predicando la doctrina de la verdad, pues conocen al Dios creador y artífice del universo en su Hijo Unigénito y en el Espíritu Santo, y no adoran a ningún otro Dios fuera de éste”.
Atenágoras de Atenas (siglo II)
Atenágoras aún sin usar el término Trinidad es bastante explícito al definirla. También rechaza el subordinacionismo, y de la tendencia que posteriormente tomaría el arrianismo al considerar a Cristo un ser creado, tal como se deduce del siguiente texto escrito alrededor del 177 d.C.:
“Y si por la eminencia de vuestra inteligencia se os ocurre preguntar qué quiere decir “hijo,” lo diré brevemente: El Hijo es el primer brote del Padre, no como hecho, puesto que desde el principio, Dios, que es inteligencia eterna, tenía en sí mismo al Verbo, siendo eternamente racional, sino como procediendo de Dios, cuando todas las cosas materiales eran naturaleza informe y tierra inerte y estaban mezcladas las más gruesas con las más ligeras para ser sobre ellas idea y operación”.
He aquí su forma de explicar la Trinidad:
“Así, pues, suficientemente queda demostrado que no somos ateos, pues admitimos a un solo Dios increado y eterno e invisible, impasible, incomprensible e inmenso, sólo por la inteligencia a la razón comprensible… ¿Quién, pues, no se sorprenderá de oír llamar ateos a quienes admiten a un Dios Padre y a un Dios Hijo y un Espíritu Santo, que muestran su potencia en la unidad y su distinción en el orden?”.
Taciano el Sirio (siglo II)
Ha llegado hasta nosotros su discurso contar los griegos, obra donde ataca el politeísmo.
“Porque no estamos locos, oh helenos, ni predicamos tonterías, cuando anunciamos que Dios apareció en forma humana. Vosotros que insultáis, comparad vuestros mitos con nuestras narraciones”.
Melintón de Sardes (siglo II)
Luego de un hallazgo reciente en 1930 se publicó su Homilía sobre la Pasión donde San Melintón expone una cristología muy lúcida donde el concepto de la divinidad y preexistencia de Cristo dominan toda su teología.
“Porque, nacido como hijo, conducido como cordero, sacrificado como una oveja, enterrado como un hombre, resucitó de los muertos como Dios, siendo por naturaleza Dios y hombre. El es todo: por cuanto juzga, es Ley; en cuanto enseña, Verbo; en cuanto , salva, Gracia; en cuanto que engendra, Padre; en cuanto que es engendrado, Hijo; en cuanto que sufre, oveja sacrificial; en cuanto que es sepultado, Hombre; en cuanto que resucita, Dios. Este es Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos”.
Afirma también la preexistencia de Cristo
“Este es el primogénito de Dios, que fue engendrado antes que el lucero matutino, que hizo levantarse la luz, que hizo brillar al día, que separó las tinieblas, que puso la primera base, que suspendió la tierra en su lugar, que secó los abismos, que extendió el firmamento, que puso orden en el mundo”.
En los fragmentos que tenemos por Anastasio el Sinaita habla de las dos naturalezas de Cristo, y de cómo es a la vez verdadero Hombre y verdadero Dios.
“No es de ninguna manera necesario que al tratar con personas inteligentes, aducir que las acciones de Cristo después de su bautismo como prueba que su alma y su cuerpo, su naturaleza humana, eran como las nuestras, verdaderas y no fantasmales. Las actividades de Cristo después de su bautismo, y especialmente sus milagros, dieron pruebas al mundo de la deidad ocultada en su carne. Siendo Dios y además hombre perfecto, él dio indicaciones positivas de sus dos naturalezas: de su deidad, por los milagros durante los tres años que siguen después de su bautismo, de su humanidad, en los treinta años que vinieron antes de su bautismo, durante el cual, por causa de su condición según la carne, él encubriera las muestras de su deidad, aunque él fuera Dios verdadero que existía antes de las edades”.
Ireneo de Lyon (140 d.C.- 202 d.C.)
En su célebre tratado “Contra las Herejías” expresa con claridad la fe Trinitaria de la Iglesia en un Solo Dios Padre, un Solo Señor Jesucristo y en el Espíritu Santo. Para el obispo Jesucristo es para la los cristianos “Señor y Dios y Salvador y Rey”. Particularmente importante es su testimonio sobre que dicha doctrina es predicada y creída por todas las Iglesias del orbe, cual si tuvieran una sola boca o un solo corazón, ya que este testimonio es bastante anterior al concilio de Nicea.
Enseña que Cristo es Verdadero Hombre y Verdadero Dios:
“Las Escrituras no darían todos estos testimonios acerca de él, si fuese sólo un hombre semejante a todos. Pero como tuvo una generación sobre todas luminosa, del Padre Altísimo, y también llevó a término la concepción de la Virgen, las divinas Escrituras testimonian ambas cosas sobre él: que es hombre sin belleza y pasible, que se sentó sobre el pollino de una asna, que bebió hiel y vinagre, que fue despreciado del pueblo y que descendió hasta la muerte; pero también que es Señor santo y Consejero admirable, hermoso a la vista, Dios fuerte, que viene sobre las nubes como Juez de todos. Esto es lo que las Escrituras profetizan de él.
En cuanto hombre, lo era para ser tentado; en cuanto Verbo, para ser glorificado; el Verbo se reposó para que pudiera ser tentado, deshonrado, crucificado y muerto, habitando en aquel hombre que vence y soporta (el sufrimiento) y se comporta como hombre de bien y resucita y es asunto al cielo. Este es el Hijo de Dios, Señor nuestro, Verbo existente del Padre e Hijo del Hombre porque nació de la Virgen María; que tuvo su origen de los hombres pues ella misma era un ser humano; tuvo la generación en cuanto hombre, y así llegó a ser Hijo del Hombre”.
Se opone con más de dos siglos de antelación a la herejía del arrianismo que afirmaría que hubo un tiempo en que el Hijo no estuvo con el Padre. También con antelación rechaza el modalismo diferenciando entre las Tres Divinas Personas:
“Que el Verbo, o sea el Hijo, ha estado siempre con el Padre, de múltiples maneras lo hemos demostrado. Y que también su Sabiduría, o sea el Espíritu estaba con El antes de la creación”.
Clemente de Alejandría (Mediados del siglo II – antes del 215)
En su comentario sobre a la primera epístola de Juan escribe “El Hijo de Dios, siendo, por igualdad de sustancia, uno con el Padre, es eterno e increado”
Más adelante en la misma obra sigue profundizando en su teología del logos afirmando que la divina palabra es “evidentemente verdadero Dios”, y es agregando que estaba “al mismo nivel” en el Padre, lo cual probaría que tampoco tenía inclinaciones subordinacionistas.
Teófilo de Antioquía (siglo II)
“Dios, sí, el Padre del universo, es inmenso y no se haya limitado a un lugar, pues no hay lugar de su descanso; mas su Verbo, por el que hizo todas las cosas, como potencia y sabiduría suya que es, tomando la figura del Padre y Señor del universo, ése fue el que se presentó en el jardín en figura de Dios y conversaba con Adán. Y, en efecto, la misma divina Escritura nos enseña que Adán dijo haber oído su voz. Y esa voz, ¿qué otra cosa es sino el Verbo de Dios, que es también hijo suyo? Hijo, no al modo que poetas y mitógrafos dicen que nacen hijos de los dioses por unión carnal, sino como la verdad explica que el Verbo de Dios está siempre inmanente en el corazón de Dios. Porque antes de crear nada, a éste tenía por consejero, como mente y pensamiento suyo que era. Y cuando Dios quiso hacer cuanto había deliberado, engendró a este Verbo proferido como primogénito de toda creación, no vaciándose de su Verbo, sino engendrando al Verbo y conversando siempre con Él. De ahí que nos enseñan las santas Escrituras y todos los inspirados por el Espíritu, de entre los cuales Juan dice: En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios; dando a entender que en los comienzos estaba Dios solo y en El su Verbo. Y luego dice Y Dios era el Verbo”.
Tertuliano (160 - 220 d.C.)
“…La herejía, la cual supone por sí misma poseer la verdad pura, pensando que no se puede creer que Un Solo Dios en ninguna otra vía que diciendo que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son la misma Persona. Como si en esta vía también uno no fueran Todos, en la que Todos son de Uno, por unidad de substancia; mientras el misterio de la dispensación es todavía guardado, el cual distribuye la Unidad en la Trinidad colocando en sus orden las tres Personas – El Padre, el hijo y el Espíritu Santo: tres, sin embargo no en condición, sino en grado, no en sustancia, sino en forma, no en poder, sino en aspecto”.
Este texto es particularmente importante porque explica la concepción que Tertuliano tiene de la Trinidad: Tres Personas, pero no tres naturalezas, no diferentes en cuanto a poder sino en cuanto a aspecto.
Orígenes (185 d.C. – 254 d.C.)
Orígenes utiliza frecuentemente el término Trinidad y que el Hijo procede el Padre, y dado que Dios es eterno, sigue que este acto de generación es también eterno, por lo que el Hijo no tiene principio y no hubo un tiempo en que El no existiera (se opone con antelación a la herejía del arrianismo que afirmaría posteriormente lo opuesto, a saber, que hubo un tiempo en que el Hijo no existía.
“No se puede concebir luz sin resplandor. Y si esto es verdad, nunca hubo un tiempo en que el Hijo no fuera el Hijo. Sin embargo, no será, como hemos dicho de la luz eterna, sin nacimiento (parecería que introducimos dos principios de luz), sino que es, por decirlo así, resplandor de la luz ingénita, teniendo a esta misma luz como principio y como fuente, verdaderamente nacido de ella. No obstante, no hubo un tiempo en que no fue. La Sabiduría, por proceder de Dios, es engendrada también de la misma substancia divina. Bajo la figura de una emanación corporal, se le llama así: “Emanación pura de la gloria de Dios omnipotente” (Sap. 7,25). Estas dos comparaciones manifiestan claramente la comunidad de substancias entre el Padre y el Hijo. En efecto, toda emanación parece ser ομοούσιος, ο sea, de una misma substancia con el cuerpo del cual emana o procede”.
Nótese que utiliza la palabra ομοούσιος (homoousios) que significa “una sustancia”, la cual posteriormente sería tan utilizada en el concilio de Nicea para definir solemnemente como el Padre y el Hijo tienen una misma naturaleza. Se refiere a Cristo también con la expresión θεάνθρωπος (Dios-Hombre)
Justino Mártir (165 d.C.)
En su primera apología distingue claramente y por orden a las Tres Personas Divinas, lo que descarta que San Justino tuviera alguna tendencia modalista:
“Y luego demostraremos que con razón honramos también a Jesucristo, que ha sido nuestro maestro en estas cosas y que para ello nació, el mismo que fue crucificado bajo Poncio Pilato, procurador que fue de Judea en tiempo de Tiberio César, que hemos aprendido ser el Hijo del mismo verdadero Dios y a quien tenemos en segundo lugar, así como al Espíritu profético tenemos en el tercero”.
Más claro en distinguir la Persona del Padre de la del Hijo es en el capítulo 63 y de reconocer en Cristo a quien habló a los profetas y proclamó ser “El Dios de Abraham, Isaac y Jacob”:
“Porque los que dicen que el Hijo es el Padre, dan prueba de que ni saben quién es el Padre ni se han enterado de que el Padre del universo tiene un Hijo, que siendo Verbo y Primogénito de Dios, es también Dios. Este fue quien primeramente apareció a Moisés y a los otros profetas en la forma de fuego o por imagen incorpórea, y que ahora, en los tiempos de vuestro imperio,…, nació hombre de una virgen….Ahora, lo que desde la zarza se le dijo a Moisés: Yo soy el que es, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, significaba que, aún después de muertos, aquellos hombres seguían siendo de Cristo mismo”.
Gregorio de Taumaturgo (siglo III)
Nacido hacia el año 213 fue obispo de su ciudad natal Neocesárea. Compuso un breve símbolo de fe al cual comenta Quasten “que aunque se limita al dogma de la Trinidad notable por su exactitud en su conceptos, y afirmando que jamás ninguna de las Personas Divinas ha estado sin la otra, sino que sin mudanza han existido siempre”.
Novaciano (siglo III)
Uno de sus escritos, Sobre la Trinidad (De Trinitate) fue escrito en una fecha bastante anterior al 250 d.C.
Cipriano de Cartago (siglo III)
Nació hacia el año 200, probablemente en Cartago, de familia rica y culta. Se dedicó en su juventud a la retórica. El disgusto que sentía ante la inmoralidad de los ambientes paganos, contrastado con la pureza de costumbres de los cristianos, le indujo a abrazar el cristianismo hacia el año 246. Poco después, en 248, fue elegido obispo de Cartago. Al arreciar la persecución de Decio, en 250, juzgó mejor retirarse a un lugar apartado, para poder seguir ocupándose de su grey.
Declara la divinidad de Cristo numerosas veces, y afirma que quien niegue que Cristo es Dios no puede ser templo de Dios.
Dionisio de Roma (Siglo III)
Siendo Papa desde el 259 al 268 combatió el modalismo y el subordinacionismo. Cuando se presentó ante él una acusación sobre Dionisio de Alejandría (obispo) sobre expresarse de modo incorrecto sobre la Trinidad, se origino una controversia que se ha conocido como “la controversia de los dos Dionisios”. El Papa convocó un sínodo en el año 260 para solucionar la cuestión. En nombre propio y en el del sínodo escribió una carta en la cual condena la doctrina modalista de Sabelio y además las opiniones marcionistas que dividían la monarquía divina en tres hipóstasis distintas, también a quienes representaban al Hijo de Dios como una criatura.
También declara que el arrianismo es una blasfemia por afirmar que Cristo es un ser creado, y explica que por Ser Cristo la Palabra, Sabiduría y poder de Dios, no pudo haber habido un momento en que el Padre existiera sin Él.
Luego de haber estudiado los principales testimonios patrísticos pre nicenos no es difícil darse cuenta que no es ninguna novedad la doctrina Trinitaria y mucho menos un invento del paganismo. La Iglesia fue fiel en reconocer que hay un solo Dios, siendo el Padre Dios, el Hijo Dios, y el Espíritu Santo Dios, y esta verdad era comprendida y enseñada con mayor o menor claridad en la era post-apostólica y pre-nicena
Es claro también que la mayoría de ellos rechazaban abiertamente tanto el arrianismo (que afirmaba que Jesucristo era una dios menor creado subordinado al Padre y que alguna vez no existió) y el modalismo (que afirmaba que había una sola Persona Divina en Dios, siendo el Hijo el Padre y viceversa, pero manifestados de manera diferentes).
Ciertamente algunos padres no comprendieron a cabalidad el misterio Trinitario y tendieron al subordinacionismo en mayor o menor grado, cosa totalmente comprensible en una materia de tanta complejidad. Han sido precisamente conflictos tan graves como el arrianismo y otras herejías, las que han dado oportunidad a la Iglesia para profundizar en estas verdades de fe.
6.- ¿Quién uso por primera vez el término Trinidad?
Tertuliano (160 - 220 d.C.) Fue el primero en aplicar el vocablo latino Trinitas (Trinidad) a las tres divinas Personas. En De pudicitia (Sobre la modestia) escribe: “..Para la misma iglesia es, propiamente y principalmente, el Espíritu mismo, en el cual es la Trinidad de Una Divinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Teófilo de Antioquía (siglo II) Así como Tertuliano sería el primero en utilizar el vocablo latino Trinitas, San Teófilo sería el primero en utilizar la palabra Τριας (trinitas) para expresar la unión de las tres Divinas Personas en Dios.
“Los tres días que preceden a la creación de los luminares son símbolo de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría”.
7.- ¿Es el ES una fuerza o una persona? Justifícalo bíblicamente.
En la Biblia vemos que el Espíritu Santo se le describe como una persona no como una fuerza.
El Espíritu Santo puede ser entristecido
“No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención.” Efesios 4,30
Una fuerza impersonal no podría entristecerse.
Se puede pecar contra el Espíritu Santo
Tampoco se puede pecar contra una fuerza, pero si se puede pecar contra Dios.
“Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.” Mateo 12,31-32
Aquí Jesús deja claro que si algunos pecados pueden ser perdonados en este mundo, y en el otro mundo (en la etapa final de purificación que llamamos el purgatorio), este pecado contra el Espíritu Santo no.
El Espíritu Santo puede ser resistido:
“¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros!”Hechos 7,51
El Espíritu Santo consuela:
“Las Iglesias por entonces gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se edificaban y progresaban en el temor del Señor y estaban llenas de la consolación del Espíritu Santo.” Hebreos 9,31
El Espíritu Santo es enviado por el Padre y enseña:
“Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre , os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14,26
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito ; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado. Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.” Juan 16,7-13
Hemos visto que el Espíritu Santo es Dios, pero no es la misma persona que el hijo. La prueba está en que Jesús nos dice en el pasaje anterior:"Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito"
Tampoco es la misma persona que el Padre, y lo vemos cuando Cristo nos dice en Juan 14:26: "el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre", dejando claro que no es el Padre, y será el Padre quien lo enviará en nombre del Hijo.
8.- ¿Creían los primeros cristianos en la divinidad del Espíritu Santo? Da los fundamentos históricos de esta doctrina.
La historia de la pneumatología no tiene unas fronteras definidas. Se puede decir que comienza con la formación de las primeras comunidades cristianas y la redacción de los evangelios en el siglo I. Ya entonces quedó planteada de forma latente la cuestión. El siglo II tropezó con ella pero no la profundizó porque tenía el problema más acuciante de defenderse de las persecuciones. El siglo III exploró el problema y lo planteó de forma teórica. El siglo IV llevó esos planteamientos hasta el final y produjo un grupo de heterodoxias muy conocidas y persistentes como fueron el arrianismo y su consecuencia lógica, el movimiento «pneumatómaco» o macedoniano. La cuestión quedó resuelta en los concilios de Nicea y Constantinopla en favor de la tesis trinitaria.
Los teólogos del siglo II no se preocuparon demasiado por esta cuestión. Los autores apostólicos estaban más pendientes de la organización de las iglesias y de las persecuciones. Hay que esperar a mediados de ese siglo para encontrar las primeras reflexiones al hilo de la apologética cristiana.
Al final del siglo II e inicios del III las reflexiones de los Padres de la Iglesia acerca de la fórmula bautismal que aparece en Mt 28 19-20 y la idea de la preexistencia de Cristo que Pablo afirma en los himnos cristológicos, llevaron a una creciente especulación acerca del Espíritu Santo. Tertuliano, Hipòlito de Roma, Orígenes, Novaciano son quienes comienzan a hacer una definición del Espíritu Santo. Serán Atanasio y los tres mayores padres capadocios (Basilio el Grande, Gregorio de Nacianzo y Gregorio de Nisa) quienes abordarán un estudio profundo y detallado del Espíritu Santo desde el punto de vista teológico.
En el Concilio de Constantinopla I (381) el documento más importante es el "símbolo niceno-constantinopolitano" en el que se define la divinidad del Espíritu Santo: Señor y Dador de Vida, que procede del Padre y del Hijo y que es alabado y glorificado junto con el Padre y el Hijo. A continuación se describe la actividad salvífica del Espíritu Santo: habló por los profetas, el perdón de los pecados, la Resurrección, la vida eterna.
Al Concilio de Nicea y al de Constantinopla I hay que agradecerles el símbolo de la fe que hoy profesamos, y a su pueblo el interés por la teología que la vivió como algo esencial en sus vidas.
La doctrina del Espíritu Santo es una de las realidades más hermosas y conmovedoras de las que nos hablan las Escrituras. Activo de manera menos manifiesta en el Antiguo Testamento, es a partir de Pentecostés cuando irrumpe con toda su grandeza y poder en la historia de la humanidad, es allí donde nace la Iglesia, que, como Jesús, nace «por obra del Espíritu Santo» (Hch 2). Tenemos la Sagrada Escritura un libro que historia los primeros días de la Iglesia, y se llama Hechos de los Apóstoles. En ella vemos cómo la Iglesia, fundada por Jesús sobre los Apóstoles, se desenvuelve en Jerusalén y se extiende después poco a poco fuera de Judea, gracias sobre todo a la predicación de San Pablo, pues que la mayor parte del libro la dedica precisamente al relato de las misiones, de los trabajos y de las luchas del gran Apóstol. Se relata en esos Hechos que, andando San Pablo de misiones, llegó a Efeso, y allí encontró algunos discípulos, y les preguntó: «¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe?» -Los discípulos le contestaron: «¡Pero, si no hemos oído siquiera hablar del Espíritu Santo ni que tal cosa exista!» (Hch 19,2).
Entonces el Espíritu Santo es, con los apóstoles, el protagonista de la evangelización: «llenos del Espíritu Santo, hablaban la Palabra de Dios con libertad» (4,31). Los hombres que acogen con fe el Evangelio de Cristo vuelven a nacer, esta vez «del agua y del Espíritu» (Jn 3,5). Y son bautizados «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19): tres distintas Personas divinas, en un solo Dios verdadero. En adelante, pues, toda la vida sobrenatural cristiana será explicada en clave trinitaria. Los que viven en Cristo, iluminados y movidos por el Espíritu Santo, ésos son los hijos de Dios (+Rm 8,10-14). Y ellos se saludan entre sí en el nombre divino de la Trinidad «La gracia del Señor Jesucristo, la caridad de Dios y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2Cor 13,13).
El punto de partida en el contenido de la fe es siempre la verdad revelada. El Magisterio de la Iglesia se sirve de la Tradición y de la Escritura para comunicar al pueblo las verdades de la fe.