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perita escribió:Hola, creo que en la actualidad necesitamos a más "Irineos" para defender la Iglesia tan contaminada por nueva corrientes como las que se han mencionado, y lo grave es que es tan sutil este ataque que muchos no nos damos cuenta de que nos estamos equivocando y creemos que estamos en el camino correcto, por ejemplo conozco una persona que tiene el apostolado de adoración nocturna pero todos los lunes se va a sus clases de meditación, no recuerdo como se llama, pero en esa meditaciones son con velas, y cosas de la energía y no se que más, y dice que no tiene nada que ver una cosa con otra que no se contraponen.

jaimevelbon escribió:Estimados usuarios, Dios esté con ustedes.

La labor apologética no es una disciplina nueva, es una disciplina que desde los inicios de la Iglesia han sido un pulmón incesante en el acontecer teológico. Nuestro Señor Jesucristo mismo debió defender y defenderse de los ataques del demonio y de sus detractores, y lo hizo con mansedumbre y con inteligencia. La labor del apologista debe venir acompañada de dos cosas, amor y razón.

Y un personaje de la historia destaca en cumplir esas cualidades, san Ireneo de Lyon, santo patrono de nosotros, los que hacemos apologética. Conózcanlo:

San Ireneo, educado en Esmirna; fue discípulo de la San Policarpo, obispo de aquella ciudad, quién a su vez fue discípulo del Apóstol San Juan. En el año 177 era presbítero en Lyon (Francia), y poco después ocupó la sede episcopal de dicha ciudad.

Las obras literarias de San Ireneo le han valido la dignidad de figurar prominentemente entre los Padres de la Iglesia, ya que sus escritos no sólo sirvieron para poner los cimientos de la teología cristiana, sino también para exponer y refutar los errores de los gnósticos y salvar así a la fe católica del grave peligro que corrió de contaminarse y corromperse por las insidiosas doctrinas de aquellos herejes.

Recibió la palma del martirio, según se cuenta, alrededor del año 200.