por DanielIsrael » Sab Abr 30, 2016 11:01 am
1.- ¿Cuál es el principal objetivo de la apologética, dialogo interreligioso y ecumenismo? ¿Cuál es el fundamento bíblico de la apologética?
El principal objetivo es defender el evangelio, dar razones de nuestra esperanza, al dialogar con otras personas sobre nuestra fe y buscar la unidad de los cristianos.
El fundamento bíblico es el siguiente:
Por el contrario, glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. 1Pe 3:15
«Hermanos y padres, les dijo, escuchen lo que hoy les voy a decir en mi defensa”. Hechos 22:1
Y es justo que tenga estos sentimientos hacia todos ustedes, porque los llevo en mi corazón, ya que ustedes, sea cuando estoy prisionero, sea cuando trabajo en la defensa y en la confirmación del Evangelio, participan de la gracia que he recibido. Filipenses 1:7
Estos obran por amor, sabiendo que yo tengo la misión de defender el Evangelio. Filipenses 1:16
Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Hechos 17:2-3
"¡No tengáis miedo!", Mateo 14:27
2.- ¿Cuáles son las principales bases bíblicas de la unidad y de las divisiones? ¿Cuáles fueron las primeras sectas cristianas?
Las principales bases bíblicas de la unidad son:
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:21
La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. Hechos 4:32
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Efesios 4:3-5
Solamente les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo. De esta manera, sea que yo vaya a verlos o que oiga hablar de ustedes estando ausente, sabré que perseveran en un mismo espíritu, luchando de común acuerdo y con un solo corazón por la fe del Evangelio, Filipenses 1:27
Les ruego que hagan perfecta mi aleg2ría, permaneciendo buen unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. Filipenses 2:2
Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. 1Cor 1:10
Y el fundamento bíblico sobre las divisiones son los siguientes:
Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una familia dividida no puede subsistir. Mateo 12:25
Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo Tito 3:10
Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu .Judas 1:19
Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si el Señor no custodia la ciudad en vano vigila el centinela. Salmo 127:1
Las primeras sectas cristianas fueron:
Judaizantes, Ebionitas, Gnosticismo, Marcionismo, Montanismo, Novacianos y Donatistas.
3.-Resume las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la apologética, dialogo interreligioso y Ecumenismo. Son las sectas protestantes Iglesias? ¿Se puede llamar a la Iglesia Ortodoxa Iglesia?
Juan Pablo II comentaba sobre cuatro cualidades que Pablo VI proponía: claridad, mansedumbre, confianza y prudencia. Hablar con claridad quiere decir que debemos explicar de manera comprensible la verdad de la Revelación y las enseñanzas de la Iglesia. No consiste en imponer nuestras razones, sino en conquistar almas, y que no debemos entrar en discusiones ideológicas, sino defender y promover el Evangelio. La mansedumbre, la humildad compasiva que comprende las preocupaciones y los interrogantes de los demás, y no se apresura a ver en ellos mala voluntad o mala fe. Al mismo tiempo, no ha de ceder a una interpretación sentimental del amor y de la compasión de Cristo separada de la verdad, sino que insistirá en que el amor y la compasión verdaderos plantean exigencias radicales. Hablar con confianza significa que, a pesar de que otros puedan negar nuestra competencia específica o reprocharnos las faltas de los miembros de la Iglesia, nunca debemos perder de vista que el evangelio de Jesucristo es la verdad a la que aspiran todas las personas, aunque nos parezcan alejadas, reticentes u hostiles. Por último, la prudencia, que el Papa Pablo VI define sabiduría práctica y buen sentido, y que san Gregorio Magno considera la virtud de los valientes, significa que debemos dar una respuesta concreta a la gente que pregunta: "¿Qué hemos de hacer?".
Y en CATECHESI TRADENDAE los catequistas seglares deben recibir una formación esmerada para lo que es, si no un ministerio formalmente instituido, si al menos una función de altísimo relieve en la Iglesia. Ahora bien, esa formación nos invita a organizar Centros e Institutos idóneos, sobre los que los Obispos mantendrán una atención constante. Es un campo en el que una colaboración diocesana, interdiocesana e incluso nacional se revela fecunda y fructuosa
Pablo VI decía que la misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Por consiguiente, los laicos, siguiendo esta misión, ejercitan su apostolado tanto en el mundo como en la Iglesia, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal: órdenes que, por más que sean distintos, se compenetran de tal forma en el único designio de Dios, que el mismo Dios tiende a reasumir, en Cristo. El laico, que es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse siempre en ambos órdenes con una conciencia cristiana.
Benedicto XVI hablaba que la Iglesia debe promover en todos los ámbitos de su enseñanza -en la catequesis, la predicación, la formación en los seminarios y universidades- una apología encaminada a afirmar la verdad de la revelación cristiana, la armonía entre fe y razón, y una sana comprensión de la libertad, considerada en términos positivos como liberación de las limitaciones del pecado para una vida auténtica y plena. El Evangelio debe ser predicado y enseñado como modo de vida integral, que ofrece una respuesta atrayente y veraz, intelectual y práctica, a los problemas humanos reales
Las sectas protestantes no son Iglesias son comunidades eclesiales o grupos religiosos
La Iglesia Ortodoxa es Iglesia porque a pesar de no estar en perfecta comunión con la Iglesia católica se mantiene unida a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada.
4.-¿Qué nos enseña el documento de Aparecida?
Aparecida dice sobre las conversiones de católicos a las sectas: “Según nuestra experiencia pastoral muchas veces la gente sincera que sale de nuestra Iglesia no lo hace por lo que los grupos “no católicos” creen, sino fundamentalmente por lo que ellos viven; no por razones doctrinales sino vivenciales; no por motivos estrictamente dogmáticos, sino pastorales; no por problemas teológicos, sino metodológicos de nuestra Iglesia. En verdad, mucha gente que pasa a otros grupos religiosos no está buscando salirse de nuestra Iglesia sino que está buscando sinceramente a Dios.”
Y sobre apologética: “Hoy se hace necesario rehabilitar la auténtica apologética que hacían los padres de la Iglesia como explicación de la fe. La apologética no tiene por qué ser negativa o defensiva “per se”. Implica, más bien, la capacidad de decir lo que está en nuestras mentes y corazones de forma clara y convincente, como dice San Pablo “haciendo la verdad en la caridad” (Ef. 4,15). Los discípulos y misioneros de Cristo de hoy necesitan más que nunca, una sana apologética renovada para que todos puedan tener vida en Él”.
¿Que nos enseña el Papa San Juan Pablo II en su exhortación apostólica en Oceanía sobre la Apologética?
El ecumenismo necesita diferenciarse de la aproximación eclesial a grupos o movimientos religiosos fundamentalistas, algunos de los cuales son de inspiración cristiana. En algunas zonas de misión, preocupan a los obispos los efectos que dichos grupos o sectas están produciendo en la comunidad católica. Algunos de ellos basan sus ideas en una lectura de la Escritura que emplea con frecuencia imágenes apocalípticas, amenazas de un futuro lóbrego para el mundo y promesas de recompensas económicas para sus seguidores. Mientras que algunos de estos grupos resultan abiertamente hostiles a la Iglesia, otros desearían implicarse en el diálogo. En las sociedades más desarrolladas y secularizadas se da un creciente recelo hacia grupos cristianos fundamentalistas que atraen a los jóvenes lejos de la Iglesia e incluso de sus familias. Muchos movimientos variados ofrecen una especie de espiritualidad como presunto remedio a los efectos perjudiciales de una cultura tecnológica alienante, contra la cual las personas se sienten con frecuencia inermes. La presencia y la actividad de estos grupos y movimientos retan a la Iglesia a revitalizar su enfoque pastoral y a ser más acogedora para con los jóvenes y para quienes se encuentran en grave necesidad espiritual o material. Además, se trata de una situación que requiere una mejor catequesis bíblica y sacramental y una formación espiritual y litúrgica adecuada. También se precisa una nueva apologética, conforme a la enseñanza de San Pedro de estar «siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere» (1 P 3, 15). Así los fieles confiarán más en su propia fe católica y quedarán menos expuestos a los halagos de estos grupos y movimientos, que a menudo acaban dando lo contrario de lo que prometían.
¿Cuál es la misión de los laicos según las enseñanzas de Pablo VI y Juan Pablo II?
Juan Pablo II dice: A vosotros, catequistas parroquiales, hombres y, en mayor número aún, mujeres, que en todo el mundo os habéis consagrado a la educación religiosa de numerosas generaciones de niños. Vuestra actividad, con frecuencia humilde y oculta, mas ejercida siempre con celo ardiente y generoso, es una forma eminente de apostolado seglar, particularmente importante allí donde, por distintas razones, los niños y los jóvenes no reciben en sus hogares una formación religiosa conveniente
Pablo VI: Por tanto, la misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Por consiguiente, los laicos, siguiendo esta misión, ejercitan su apostolado tanto en el mundo como en la Iglesia, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal: órdenes que, por más que sean distintos, se compenetran de tal forma en el único designio de Dios, que el mismo Dios tiende a reasumir, en Cristo, todo el mundo en la nueva creación, incoativamente en la tierra, plenamente en el último día. El laico, que es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse siempre en ambos órdenes con una conciencia cristiana.
5.-¿Qué pensaban los padres de la Iglesia sobre la Unidad de la Iglesia y los cismas? Señala algunas citas patrísticas sobre el tema.
La Didajé
La palabra «iglesia» se utiliza con el sentido de asamblea, de reunión de los fieles para la oración; pero también con el otro sentido de Iglesia universal, el pueblo nuevo de los cristianos, subrayando especialmente que esta Iglesia es una y santa. Es de la Didajé de donde arranca la comparación de la unidad de la Iglesia con la del pan hecho de muchos granos de trigo que se hallaban antes dispersos por los montes.
San Clemente de Roma y su epístola a los Corintios
El suceso que la motivó es muy interesante en sí mismo. En Corinto, la comunidad había depuesto a los presbíteros, y el obispo de Roma, al parecer sin ser solicitado, interviene para corregir el abuso, con unas expresiones que parecen ir más allá de la normal solicitud de unas Iglesias por otras y que se comprenden mejor desde la perspectiva del primado de la sede romana: Clemente casi pide perdón por no haber intervenido antes, como si éste fuera un deber suyo.
Además, la epístola presenta el testimonio más antiguo que poseemos sobre la doctrina de la sucesión apostólica: Jesucristo, enviado por Dios, envía a su vez a los apóstoles, y éstos establecen a los obispos y diáconos. Los corintios han hecho mal al deponer la jerarquía y nombrar a otras personas; la raíz de estas discusiones es la envidia, de la que da muchos ejemplos, bíblicos en especial, y Clemente les exhorta a la armonía, de la que también da muchos ejemplos, sacados hasta del orden que se observa en la naturaleza. Incidentalmente, la epístola nos atestigua la estancia de San Pedro en Roma, la muy probable de San Pablo en España, el martirio de ambos, y la persecución de Nerón.
San Ignacio de Antioquía
Cuatro fueron escritas desde Esmirna a las Iglesias de Éfeso, Magnesia, Tralles y Roma; en ellas les da las gracias por las muestras de afecto hacia su persona, les pone en guardia contra las herejías y les anima a estar unidos a sus obispos; en la dirigida a los romanos, les ruega que no hagan nada por evitar su martirio, que es su máxima aspiración.
Es en estas cartas donde encontramos por vez primera la expresión «Iglesia católica» para referirse al conjunto de los cristianos. La Iglesia es llamada «el lugar del sacrificio»; es probable que con esto se refiera a la Eucaristía como sacrificio de la Iglesia, pues también la Didajé llama «sacrificio» a la Eucaristía; además, «la Eucaristía es la Carne de Cristo, la misma que padeció por nuestros pecados».
La jerarquía de la Iglesia, formada por obispos, presbíteros y diáconos, con sus respectivas funciones, aparece con tanta claridad en sus escritos, que ésta fue una de las razones principales por las que se llegó a negar que las cartas fueran auténticas por parte de quienes opinaban que se habría dado un desarrollo más lento y gradual de la organización eclesiástica; pero esta autenticidad está hoy fuera de toda duda.
El obispo representa a Cristo; es el maestro; quien está unido a él está unido a Cristo; es el sumo sacerdote y el que administra los sacramentos, de manera que sin contar con él no se puede administrar ni el bautismo ni la Eucaristía, y hasta el matrimonio es conveniente que se celebre con su conocimiento. Respecto a éste, Ignacio sigue de cerca la enseñanza de San Pablo: que las mujeres amen a sus maridos y los maridos a sus mujeres, como el Señor ama a su Iglesia; pero a los que se sientan capaces les recomienda la virginidad.
San Policarpo de Esmirna y su epístola a los Filipenses
Según San Ireneo, Policarpo había sido discípulo de San Juan, y hecho obispo de Esmirna por los Apóstoles. Su prestigio era grande, y trató con el papa Aniceto de la unificación de la fecha de la Pascua, que en las Iglesias de Asia era distinta, sin que llegaran a un acuerdo. El año 156 Policarpo murió mártir; conocemos los detalles de su martirio por una carta contemporánea que lo relata y que forma por tanto parte del grupo que en sentido amplio llamamos actas de los mártires, y que estudiaremos más adelante.
De las varias cartas que Policarpo escribió a Iglesias vecinas y a otros obispos, de las que tenía conocimiento Ireneo, nos ha llegado sólo una Epístola a los Filipenses, con la que acompañaba una copia de las de San Ignacio; en realidad, es probable que se trate de dos cartas escritas con unos años de diferencia y que al ser copiadas juntas han llegado a unirse, pues la nota acompañando al envío no parece estar muy de acuerdo con la extensión y el tipo de temas que se tratan después y que recuerdan la de Clemente de Roma a los corintios. En ella insiste en que Cristo fue realmente hombre y realmente murió; que hay que obedecer a la jerarquía de la Iglesia (por cierto, menciona sólo presbíteros y´diáconos en Filipos), que hay que practicar la limosna, y que hay que orar por las autoridades civiles.
Hermas y su Pastor
Hacia el principio del libro, Hermas cuenta cómo la Iglesia se le aparece en una visión, bajo la forma de una anciana que exhorta a la penitencia; la anciana le muestra una torre en construcción, para decirle que las piedras que no sirven han de labrarse por la penitencia, y tienen que hacerlo pronto, antes de que se acabe de construir la torre; luego es un ángel el que se le aparece, bajo la forma de un pastor, que es el que da nombre al libro, para insistirle igualmente en la necesidad de la penitencia y para proclamar una serie de mandamientos y de parábolas, las cuales encierran también preceptos morales.
Escritos falsamente atribuidos a San Clemente de Roma
La llamada Segunda epístola de San Clemente a los Corintios no es, como ya hemos dicho, de San Clemente, y tampoco es en realidad una carta; más bien parece una homilía, la primera que tenemos. Pero sí es de la época y estilo de los Padres Apostólicos. Su interés es notable. La divinidad y la humanidad de Cristo se muestran con toda claridad. La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo, esposa suya y madre de los cristianos; existía, aunque estéril y sin carne, antes de la creación del sol y de la luna. El bautismo es un sello que se ha de conservar entero; existe una penitencia para los pecados cometidos después del bautismo, a la que se exhorta a los cristianos. Las buenas obras son necesarias, especialmente la limosna, que es el medio principal para conseguir el perdón de los pecados, aun mejor que el ayuno y la oración.
Saludos cordiales
Daniel Israel García