por Jose Luis Grilli » Dom May 29, 2016 5:33 pm
Lección N° 6 – Respuestas al Foro.-
Respuesta:
1. Alguien sin preparación religiosa, ¿Puede discernir entre el bien y el mal?
Una de las principales funciones que ha cumplido la iglesia en la sociedad es con respecto al discernimiento del bien y del mal. Esto se refiere a valores morales y costumbres. De hecho gran parte de las leyes de estado devienen de la religión. La justicia del estado a menudo se etiqueta como “justicia ciega” porque es una justicia que se basa en un organismo mecánico donde no solo la corrupción sino la propia burocracia y los tecnicismos hacen que esta justicia a menudo falle a favor del victimario y en contra de la víctima. A menudo esta clase de falencias de carácter humano se ve transferida al ambiente eclesiástico.
En primera instancia, dentro de cada iglesia se desarrolla un juego de leyes y costumbres particulares. Todas dicen basarse en la Biblia. Ellos dicen: “No lo decimos nosotros, lo dice LA PALABRA DE DIOS.” Entonces si les preguntas “¿Adónde lo dice?” te señalan clarísimo la parte de la biblia que lo dice.
Entonces la “Palabra de Dios” es una muy buena herramienta para justificar cualquier costumbre que la subcultura propia de la iglesia quiera imponer. La falta de complacencia con cualquiera de estas costumbres a menudo es condenable con el infierno a los ojos de muchos. Habiendo tantas denominaciones cristianas que interpretan la “Palabra de Dios” de manera tan distinta, lo hace a uno preguntarse si la palabra de Dios realmente dice eso, o si más bien lo que se declara como la Palabra de Dios no es otra cosa que la interpretación personal de cada denominación.
Me gustaría señalar a quienes siguen imponiendo la justificación por la ley en las iglesias el siguiente versículo de la Palabra de Dios:
Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia. – Gálatas 5:4.
Ahora me gustaría hacer un contraste entre la visión legalista de la iglesia actual con la forma en que Jesús discernía el bien del mal.
Si bien Jesús cumplía con ciertos rituales simbólicos como el bautismo y la pascua, sus juicios de valor sobre las acciones no eran medidas con la vara del libro de la ley judía, sino en una consideración de las consecuencias que esas acciones tenían sobre las personas.
En síntesis, su brújula era lo que él declaro como “la base de la ley y los profetas” la cual es “Ama a tu prójimo como a tú mismo.” A mi parecer, el problema fundamental del legalismo es que en lugar de tomar como eje el amor al prójimo, toma como eje un juego de reglas propia de la iglesia o denominación, interpretadas a partir de la biblia y declaradas como “la Palabra de Dios,” lo cual a su vez genera toda clase de contradicciones, tecnicismos y burocracia. La vida de Jesús y sus enseñanzas muestran como él vino a oponerse a este sistema legalista y a instaurar un sistema de discernimiento basado en los orígenes de la ley; basado en el amor.
Volviendo al tema central, el discernimiento del bien y del mal dentro de la iglesia no está basado en el perjuicio o beneficio hacia al prójimo como lo hacía Jesús, sino que está basado en un conjunto de leyes y tradiciones.
Conclusión: El discernimiento requiere de una base para medir si algo es correcto. Las Escrituras forman la base del discernimiento. Cuando no hay una base objetiva, sino que todo es subjetivo, no hay de dónde obtener verdadera seguridad. La opinión de uno es tan válida como la de otro. Para saber si una pared es recta se debe poner una plomada, porque si sólo estimamos «a ojo» seríamos engañados. Como cristianos, únicamente podemos tener seguridad cuando hemos «medido» o examinado un asunto cuidadosamente a la luz de la Biblia, es nuestra plomada. Y en la Biblia encontramos el don de discernimiento, que es la capacidad espiritual de discernir lo que proviene de Dios y lo que es engaño. Además, encontramos en las Escrituras que todos los cristianos, necesitamos aprender a ser personas juiciosas, maduras, sabias, es decir, con capacidad de discernir, entre el bien y el mal.-
2) - ¿Qué es la ley moral?
Respuesta: Ley Moral es el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para que, con su cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último sobrenatural. Es una norma, que enuncia el orden vigente en una realidad y que se pone como regla de comportamiento en armonía con esa realidad. “Regla y medida de los actos humanos”.
La formulación de la ley moral puede hacerse en términos negativos o positivos. En el primer caso se tienen leyes de prohibición o de veto, que establecen unos límites concretos que no es posible superar, ya que más allá de los mismos está el mal moral. En el segundo caso se tienen leyes imperativas o de acción, que ordenan comportamientos prácticamente ilimitados en el cumplimiento del bien.
La ley moral es obra de la Sabiduría divina. Se la puede definir, en el sentido bíblico, como una instrucción paternal, una pedagogía de Dios. Prescribe al hombre los caminos, las reglas de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida; proscribe los caminos del mal que apartan de Dios y de su amor. Es a la vez firme en sus preceptos y amable en sus promesas.
La ley Moral es una regla de conducta proclamada por la autoridad competente para el bien común. Toda ley tiene en la ley eterna su verdad primera y última. La ley es declarada y establecida por la razón como una participación en la providencia del Dios vivo, Creador y Redentor de todos.-
3) -¿Qué es la ley natural?
Respuesta: Es la norma del obrar que deriva de la naturaleza humana ordenada a su fin. Se llama natural ante todo para distinguirla de la sobrenatural; en efecto, es captada, no ya por la fe para la consecución de la vida divina, sino por la razón para la realización del bien humano. La ley natural, como participación de la ley eterna en la criatura racional, y por tanto divina en su origen, es una ley inscrita en el corazón del hombre, de la que nadie puede sustraerse y es también una ley superior, referente normativo de toda legislación humana. La ley natural es la regla de conducta prescrita por el Creador en la constitución de la naturaleza con la cual nos ha dotado.
Digo También que, la misma expresión ley natural refiere al conjunto de leyes no escritas que el hombre puede descubrir con su sola razón, independientemente de la ayuda que significa el dato revelado por Dios. No la impone una autoridad humana sino que brota de la naturaleza misma, no de una naturaleza abstracta, sino de la naturaleza de la persona humana.
La ley natural es “la participación de la ley eterna en la creatura racional”. La sabiduría de Dios ha puesto orden en el cosmos y no caos, y el hombre está llamado a vivir no al margen de ese orden.
La ley natural es como una luz especial de la razón humana, por la cual sabemos qué se debe hacer y evitar, como una participación en la sabiduría de Dios. El concepto “ley natural” es clave en la reflexión moral. Desde los santos Padres se define a ésta como la participación de la ley de Dios Padre.-
El Catecismo de la Iglesia Católica resume bien el contenido central de la doctrina sobre la ley natural, revelando que indica «los preceptos primeros y esenciales que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo. Esta ley se llama natural, no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana.-
4) - ¿Podemos solos encontrar la Revelación plena para llegar a Dios?
Respuesta: El hombre con la sola razón y a partir de la Creación, puede con certeza conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien.
El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, que ha sido creado por Dios y para Dios; Dios no deja de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encuentra la paz, la verdad y la alegría, que no cesa de buscar. El hombre es un ser religioso. Como decía San Pablo, "en Dios vivimos, nos movemos y existimos".
Pero a veces el hombre puede olvidarse de Dios e incluso rechazarlo o negar su existencia. ¿Motivos? La ignorancia, el rebelarse contra el mal que se sufre o se ve, los afanes del mundo y de las riquezas, el mal ejemplo de algunos que se llaman cristianos, ideas contrarias a la religión, y la actitud del pecador que -por miedo- se oculta de Dios y huye ante su llamada. Ninguno de estos pretextos justifica el olvido o la negación de Dios.
Dios infinitamente perfecto no tiene necesidad del hombre, y aun así nos hace partícipes de su vida bienaventurada.
"Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio" .Los invitó a una comunión íntima con él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes.
Esta revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, "después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras".
Cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte...Reiteraste, además, tu alianza a los hombres.
5) – Después del pecado original - ¿Dios nos abandonó para qué aprendiéramos la lección?
Respuesta: Desde el principio, Dios se manifiesta a Adán y Eva, nuestros primeros padres, y les invita a una íntima comunión con Él. Después de la caída, Dios no interrumpe su revelación, y les promete la salvación para toda su descendencia. Después del diluvio, establece con Noé una alianza que abraza a todos los seres vivientes.
Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La Alianza con Noé después del diluvio, expresa el principio de la Economía divina con las "naciones", es decir con los hombres agrupados "según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes.
Este orden a la vez cósmico, social y religioso de la pluralidad de las naciones, está destinado a limitar el orgullo de una humanidad caída que, unánime en su perversidad, quisiera hacer por sí misma su unidad a la manera de Babel. Pero, a causa del pecado, el politeísmo así como la idolatría de la nación y de su jefe son una amenaza constante de vuelta al paganismo para esta economía aún no definitiva.
La alianza con Noé permanece en vigor mientras dura el tiempo de las naciones, hasta la proclamación universal del evangelio. La Biblia venera algunas grandes figuras de las "naciones", como "Abel el justo", el rey-sacerdote Melquisedec, figura de Cristo, o los justos "Noé, Daniel y Job". De esta manera, la Escritura expresa qué altura de santidad pueden alcanzar los que viven según la alianza de Noé en la espera de que Cristo "reúna en uno a todos los hijos de Dios dispersos".
6) ¿Dónde se encuentra la revelación plena? En los Profetas? En la Ley Mosaica? En la Biblia? En la Iglesia - (Magisterio, Tradición apostólica, Biblia)-
Respuesta: Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad", es decir, al conocimiento de Cristo Jesús. Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todos los hombres y que así la Revelación llegue hasta los confines del mundo.
«Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a todas las generaciones».
La Tradición apostólica "Cristo nuestro Señor, en quien alcanza su plenitud toda la Revelación de Dios, mandó a los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que Él mismo cumplió y promulgó con su voz".
La predicación apostólica: La transmisión del Evangelio, según el mandato del Señor, se hizo de dos maneras:
— oralmente: "los Apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó";
— por escrito: "los mismos Apóstoles y los varones apostólicos pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo".
continuada en la sucesión apostólica
«Para que este Evangelio se conservara siempre vivo y entero en la Iglesia, los Apóstoles nombraron como sucesores a los obispos, "dejándoles su cargo en el magisterio de la Iglesia"». En efecto, «la predicación apostólica, expresada de un modo especial en los libros sagrados, se ha de conservar por transmisión continua hasta el fin de los tiempos».
Esta transmisión viva, llevada a cabo en el Espíritu Santo, es llamada la Tradición en cuanto distinta de la sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, "la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree". "Las palabras de los santos Padres atestiguan la presencia viva de esta Tradición, cuyas riquezas van pasando a la práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora".
Así, la comunicación que el Padre ha hecho de sí mismo por su Verbo en el Espíritu Santo sigue presente y activa en la Iglesia: "Dios, que habló en otros tiempos, sigue conservando siempre con la Esposa de su Hijo amado; así el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la palabra de Cristo"
7) ¿Qué es la Tradición apostólica?
Respuesta: La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que éstos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.
Es preciso distinguir de ella las "tradiciones" teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquéllas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.
La Tradición apostólica o Sagrada Tradición (del latín traditio, entregar) es, según la definición de la Iglesia católica, y la Iglesia ortodoxa, la parte de la Palabra revelada por Dios que no pasó a ser escrita en la Biblia pero que sigue viva en la Iglesia. Esa transmisión del mensaje de Cristo fue llevada a cabo, "desde los comienzos del cristianismo, por la predicación, el testimonio, y el culto. Los apóstoles transmitieron a sus sucesores, los obispos y, a través de éstos, a todas las generaciones hasta el fin de los tiempos todo lo que habían recibido de Cristo y aprendido del Espíritu Santo".
La Divina Revelación se realiza de dos modos: con la transmisión viva, por las generaciones de fieles, de la Palabra de Dios (también llamada simplemente Tradición); y con la Sagrada Escritura, que es el mismo anuncio de la salvación puesto por escrito. Ambas conjuntamente se denominan el depósito de la fe.
8) - ¿Es la Biblia suficiente para conocer la revelación completa?
Respuesta: Si necesitamos de otras cosas para tener toda la revelación de Dios, entonces alguien está mintiendo. Pablo dice, "sea Dios veraz, y todo hombre persona ue dice mentiras" . Dios no es el que miente en este asunto. Dios no es falso.
-- "El evangelio predicado por Pablo, un apóstol inspirado por Dios, era y es completo y perfecto, absoluto y final"). No nos dejemos engañar por los que afirman que necesitamos de otras cosas aparte del mensaje revelado por los apóstoles del primer siglo.
La Palabra de Dios es Suficiente
“Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 siendo mucho mejor que los ángeles, por cuanto ha heredado un nombre más excelente que ellos!”
Suficiencia: Las Escrituras contienen todo lo necesario para el conocimiento de la salvación y la vida piadosa. No necesitamos ninguna nueva revelación del cielo.
Claridad: El mensaje de salvación de Jesucristo se enseña claramente en las Escrituras, y puede ser entendido por todos los que tienen oídos para oír. No necesitamos un magisterio oficial que nos diga lo que la Biblia significa.
Autoridad: La última palabra siempre se dirige a la palabra de Dios. Nunca debemos permitir que las enseñanzas de la ciencia, la experiencia humana, o los concilios de la iglesia tengan prioridad sobre la Escritura.
Necesidad: La revelación general no es suficiente para salvarnos. No podemos conocer a Dios para salvación por medio de la experiencia personal y la razón humana. Necesitamos la palabra de Dios para decirnos cómo vivir, quien es Cristo, y cómo ser salvo.
Finalmente la palabra de Dios es más que suficiente para el pueblo de Dios para vivir sus vidas para la gloria de Dios. El Padre hablará por medio de todo lo que el Espíritu ha hablado por medio del Hijo. La cuestión es si vamos a abrir nuestras Biblias y tomarnos la molestia de escuchar.
9) - ¿ Que es el Depósito de la Fe?
Respuesta:
Es el tesoro de la Revelación contenido en la Sagrada Escritura y en la Tradición, que fue confiado por Dios a su Iglesia para que, con la asistencia del Espíritu Santo, lo conserve y lo transmita y anuncie a los hombres, como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta.
Se llama depósito de la fe a la doctrina que Dios reveló y entregó a la Iglesia, Esposa de Cristo, para que la custodiase fielmente y la declarase infaliblemente.
Concepto jurídico
El término depósito es de origen jurídico, pero ya en el Nuevo Testamento fue aplicado a la doctrina de la fe.
En su primitivo significado jurídico, supone que una persona (= depositante) confía una cosa a otra = depositario), de común acuerdo, para su conservación. El depósito no es una donación y la cosa depositada sigue siendo propiedad del depositante. El depositario no puede comportarse como dueño de ella ni emplearla en su propio uso; su obligación primaria es la fidelidad en conservar el depósito y debe restituirlo en especie tan pronto como el depositario lo reclama.
Aunque en el uso teológico haya que evitar la tentación de buscar una excesiva univocidad con esta noción jurídica, muchos de sus elementos reaparecen en el concepto de Depósito de la fe.
Por lo tanto, el "depósito" es el término que engloba esta fe y el estilo de vida legado por los apóstoles y sus colaboradores a las Iglesias fundadas por su proclamación de la buena noticia sobre Jesucristo. Los apóstoles dejaron como herencia suya un modelo coherente de fe, enseñanza y modos de interpretación bíblica, de culto y estructuras comunitarias de servicio y de vida en el mundo según la palabra y ejemplo del Señor Jesús.
Finalmente, Se ha de creer con fe divina y católica, todo aquello que se contiene en el único depósito de la fe, encomendado a la Iglesia, propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado magisterio.
10) ¿ Yahvé o Jehová?
Respuesta:
Lo que nos importa es hablar de Dios como Jesús hablaba de Él. Jesús vino a aclarar el misterio más profundo que hay en el Ser Divino: «Dios es amor»
En las Biblias evangélicas encontramos que a Dios se lo nombra como a «Jehová» y en las Biblias católicas le damos el nombre de «Yahvé». Muchos cristianos se preguntan: ¿por qué esta diferencia en el nombre de Dios? ¿Qué debemos pensar de esto?
En el fondo no sirve de nada discutir por el nombre antiguo de Dios. Nosotros vivimos ahora en el Nuevo Testamento y lo que nos importa es hablar de Dios como Jesús hablaba de Él. Jesús vino a aclarar el misterio más profundo que hay en el Ser Divino: «Dios es amor». Dios es un «Padre» que ama a todas sus creaturas y los hombres son sus hijos queridos. Jesús mismo nos enseñó que debemos invocar a Dios como «nuestro Padre» (Mt. 6, 9).
Para los estudiosos de la Biblia quiero aclarar en esta carta el nombre antiguo de Dios, aquel nombre que los israelitas del Antiguo Testamento usaban con profundo respeto. La explicación es un poco difícil, porque debemos comprender algo del idioma hebreo, la lengua en la cual Dios se manifestó a Moisés.
Los nombres de Dios en el Antiguo Testamento
Los israelitas del Antiguo Testamento empleaban muchos nombres para referirse a Dios. Todos estos nombres expresaban una relación íntima de Dios con el mundo y con los hombres.
«Elohim», que en castellano significa: «El Dios fuerte y Poderoso».
«Adonay» que en castellano es «El Señor».
«Emmanuel» que significa «Dios con nosotros».
Y hay muchos nombres más en el A. T., como por ejemplo: Dios Poderoso, el Dios Vivo, el Santo de Israel, el Altísimo, Dios Eterno, El Dios de la Justicia, etc.
Pero el nombre más empleado en aquellos tiempos era «Yahvé» que significa en castellano: «Yo soy» o «El que es».
Y Dios dijo a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY». Así les dirás a los israelitas: YO SOY. Esto les dirás a ellos: YO SOY, Este es mi nombre para siempre».
Por no conocer la pronunciación original de las cuatro consonantes que en las letras castellanas corresponden a YHVH y en letras latinas a JHVH, y para recordar al lector que por respeto debía decir: «Edonay» en vez de «Yahvé», pusieron las tres vocales (e, o, a) de la palabra Edonay; y resultó Jehová en latín.
Es decir: tomaron las 4 consonantes de una palabra (J H V H) y metieron simplemente 3 vocales de otra palabra (Edonay) y formaron así una nueva palabra: Jehová.
Está claro que la palabra «Jehová» es un arreglo de dos palabras en una. Por supuesto la palabra «Jehová» nunca ha existido en hebreo; es decir, que la pronunciación «Jehová» es una pronunciación defectuosa del nombre de «Yahvé».
En los años 1600 comenzaron a traducir la Biblia a todas las lenguas, y como encontraron en todos los textos bíblicos de la Edad Media la palabra «Jehová» como nombre propio de Dios, copiaron este nombre «Jehová» literalmente en los distintos idiomas (castellano, alemán, inglés...).
Y desde aquel tiempo empezaron a pronunciar los católicos y los evangélicos como nombre propio de Dios del Antiguo Testamento la palabra «Jehová» en castellano.
Finalmente, la Iglesia Católica tomó la decisión de usar la pronunciación original «Yahvé» en vez de «Jehová» y porque los israelitas del tiempo de Moisés nunca dijeron «Jehová». «Yahvé» es una forma del verbo «havah» (ser, existir) y significa: «Yo soy el que es» y «Jehová» no es ninguna forma del verbo «ser». Y en el Nuevo Testamento se habla de Dios como «Padre» o «Señor», pero nunca como «Jehová». Una vez más desconocen la gran revelación de Jesucristo que fue la de anunciarnos a Dios como Padre.
11) ¿ La iglesia nos pide leer la Biblia?
Respuesta: Es importante resaltar que para la Iglesia estar "enamorado de la Palabra de Dios" e interpretar las Sagradas Escrituras", es "estímulo y fuente de la vida cristiana para todas las situaciones y para cada persona. Leer la escritura es conversar con Dios".
"No olvidarse del aspecto ético y que siempre reafirma el deber de concordar la vida, con la Palabra divina. Una coherencia indispensable para todo cristiano y particularmente para el predicador, a fin de que sus acciones no contradigan sus palabras". Finalmente, se resalta el aporte para la pedagogía cristiana, indicando que una de sus “principales objetivos” es la importancia que le da “una educación integral y sana desde la primera infancia y la exigencia del estudio para una formación humana más completa”.
Entonces y como conclusión, debemos leer la Biblia buscando sus bellezas literarias o culturales. Pero también, debemos preocuparnos principalmente del mensaje religioso. Porque este libro se hizo con espíritu religioso. El conocimiento de la palabra de Dios, sea escrita o narrada en acontecimientos, nunca debe dejarnos neutrales o indiferentes. Nos pide la obediencia de la fe en cada paso y momento de nuestra vida. Así se convierte en fuente de salvación para nosotros. Porque estos son los planes de Dios. Y más si tenemos en cuenta que nosotros somos actores de los hechos de la historia de la salvación en cierto sentido.