9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Aula virtual para comentar y discutir los temas semanales del Curso de Promoción Vocacional. El futuro de la Iglesia y de las Congregaciones depende de las vocaciones.

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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor Juanjo Cepedano » Sab Dic 11, 2010 12:46 pm

Mis respuestas:

1.- Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?: Las mismas actitudes que el autor llama “herejías” y que nos había presentado ya, en el tema 3º, bajo el epígrafe de “actitudes que impiden la construcción de la pastoral vocacional”. Son las siguientes:

- El derrotismo de pensar que nada podemos hacer -y a dos niveles: el propio, al vernos incapaces de llevar a cabo esta tarea en el mundo y sociedad actuales, y el de los jóvenes procedentes de ese mundo y de los cuales recelamos- y el abatimiento al ver que lo que hacemos –“hacemos lo que podemos”, “no podemos hacer más de lo que ya hacemos”- no obtiene los frutos esperados e, incluso, ningún fruto y, en lugar de buscar formas nuevas, tiramos la toalla, para no malgastar tiempo, esfuerzo y dinero.
- El lavarse las manos ante el compromiso vocacional con excusas como las de que ya hay una persona o equipo encargados de ello –“con más experiencia y preparación que uno mismo”- o las de la mucha edad y los muchos achaques, que nos “eximen” del compromiso y la responsabilidad de buscar la continuidad vocacional de nuestro instituto y nos granjean el dudoso “privilegio” de descargar tal responsabilidad en los más jóvenes –lo que, además, nos deja la conciencia tranquila-.
- Y los signos de los tiempos mal entendidos, pues que sea la “hora de los laicos”, no nos autoriza a extinguirnos como instituto, para dejarles paso y darles a ellos el relevo, pues todos cabemos en el plan de Dios –San Pablo y su doctrina del cuerpo místico de la Iglesia- y somos tan necesarios como ellos –carisma y espiritualidad concretos de cada instituto, puestos al servicio del Reino-.

2.- Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional: Los seis principales que presenta el autor son:

1) La centralidad de Jesucristo. Como la vocación nace, crece, se discierne y se consolida en el profundo encuentro con Dios, visible en Jesucristo, la cultura vocacional debe propiciar, por diversos caminos, que dicho encuentro sea lo más continuado, afectivo, gustoso, auténtico, radical, transformante, totalizador y profundo posible; y esto pasa, especialmente, por una predicación testimonial, entusiasta, alegre, gozosa y descarada de Jesucristo, desde el propio testimonio personal y comunitario de vida, con un convencimiento firme y esperanzado de que El es la mejor opción posible y la Buena Noticia que los jóvenes están deseando escuchar, conocer y vivir; una predicación que propicie su encuentro personal con Él, de corazón a corazón, pero desde el “ven y verás” del compartir y celebrar gozosamente y juntos la fe.
2) La figura de María, que se constituye, con esas actitudes tan suyas y tan propias de todo creyente -su humildad y su respuesta positiva a la llamada de Dios; su alabanza de la grandeza del Señor y el reconocimiento de la obra que El hace en nosotros, mediante la lectura creyente de su propia historia, recogido todo ello en el “Magnificat”; la confianza a toda prueba en El y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas; el cultivo de la oración y la aceptación de la cruz; etc.-, en el modelo ideal de todo creyente y discípulo y, se convierte, además, en el arquetipo de todo joven vocacionado y en el modelo de todo acompañante vocacional.
3) La experiencia fuerte de Dios, acompañando, guiando y suscitando el encuentro directo con el Dios trascendente, mediante una vivencia y celebración gozosa de la fe, tanto a nivel personal como comunitario, que recree y alimente la propia fe y una vivencia espiritual gozosa y dadora de sentido y plenitud.
4) Sentido de Iglesia, a pesar del “pecado eclesial” asociado a la dimensión “humana” de la misma, pues la vivencia de un fuerte y profundo sentido eclesial –y de una sana eclesiología-, radicado en el aprecio a nuestros pastores y en el sentido de pertenencia a la Iglesia –gran necesidad del joven actual: el sentido de pertenencia a algo grande, auténtico, frente al peligro del desarraigo en la propia nada-, el deseo de vivirla y el reconocimiento del misterio de la Iglesia y de su puesto singular en la economía de la salvación querida por Cristo, unidos a ese estar en sintonía con el Papa -¿motivo del éxito de las JMJ?-, leyendo sus documentos y secundando sus iniciativas con entusiasmo y convicción.
5) Vivencia comunitaria de la fe, superando la crisis del individualismo y la autosuficiencia, para llegar a una espiritualidad profunda y a una vivencia comunitaria auténtica de la fe, articulada en torno a Cristo, como centro de la vida comunitaria y de la cultura vocacional, en todas sus dimensiones –celebrativa, misionera, de servicio fraterno, etc.-, compartiendo y celebrando juntos la fe, rezando y discerniendo juntos, formándose juntos, etc.
6) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas, articulando toda la pastoral en clave vocacional y apreciando las diversas vocaciones en el interior de la Iglesia –especialmente las destinadas al ministerio ordenado y a la vida consagrada-, como modos concretos de vivir la santidad, la perfección y la plenitud de la vida cristiana y como un signo de la bendición de Dios, que es vivido de forma gozosa, tanto en las comunidades de vida –religiosa- como en las de origen –familiar o parroquial-, y que sirve de caldo de cultivo para nuevas vocaciones.
Juanjo Cepedano
 
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor Padre Manuel » Dom Dic 12, 2010 4:26 pm

1. Para poder construir una cultura vocacional hay que afrontar las siguientes actitudes:
a) El derrotismo o sensación de que nada se puede hacer.
b) El abatimiento: Sentir que hacemos lo que podemos y, sin embargo no surgen vocaciones.
c) La excusa de que no tenemos que hacernos cargo porque ya tenemos un (equipo) encargado.
d) La suposición de que promover las vocaciones es cosa de los más jóvenes.
e) La creencia de que es la hora de los laicos en desmedro de las vocaciones consagradas.

2. Los elementos para la construcción de una cultura vocacional son:
a) La centralidad de Jesucristo
No podemos presentar nuestra fe sin alegría. El entusiasmo y el gozo se tienen que convertir en elementos intrínsecos del anuncio misionero de Jesucristo. No podemos presentar nuestra fe sin un convencimiento firme y esperanzado de que llevamos la buena noticia que los jóvenes están anhelando escuchar. Es imposible que nuestra animación vocacional alcance a alguno, si no confiamos en la fuerza de lo que anunciamos, la Palabra de Dios capaz de transformar a los oyentes (1Te 2,13). Por último, la animación vocacional deberá ir acompañada de signos de vida verdadera. Es decir, una evangelización que conjuga palabras y hechos. Aquí resultan significativas las formas de celebrar la fe (“perseveraban en la oración y en la fracción del pan”), de compartir la fe (“todo lo tenían en común”), de articular la vida cotidiana desde la fe y de mejorar la vida de los pobres.
b) La figura de María
El acompañamiento constante de María en nuestros procesos de discernimiento es una forma de ir aprendiendo de ella esas actitudes tan suyas y tan propias del creyente: la humildad, la alabanza de la grandeza de Dios, el reconocimiento de la obra que Dios hace en nosotros, la confianza desproporcionada en Dios y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas, el cultivo de la oración, la aceptación de la cruz y de los reveses de la vida, la perseverancia en el camino de la fe a pesar de las oscuridades, el gozo por la preferencia de Dios por los humildes, la lectura creyente de la propia historia y, evidentemente, la respuesta positiva a la llamada de Dios.
c) La experiencia fuerte de Dios
Los grupos religiosos que crecen son aquellos que consiguen articular y ofrecer una experiencia fuerte de Dios, que aciertan a acompañar, guiar y suscitar el encuentro directo con el Dios transcendente, con el misterio absoluto.
d) Sentido de Iglesia
Resulta casi imposible, a pesar de la gracia, que se den vocaciones eclesiales en medios donde se muestra una cierta desafección a la Iglesia. A pesar de las razones del malestar de muchos cristianos con la Iglesia, parece claro que las vocaciones solamente florecerán en aquellos grupos en los que, sin cerrar los ojos al pecado eclesial, se viva un fuerte sentido eclesial, radicado en la alegría de la pertenencia a la Iglesia, el deseo de servirla y el reconocimiento de su puesto singular en la economía de la salvación querida por Jesucristo. Una de las características de los nuevos movimientos consiste en este sentir eclesial y en estar en sintonía con el Papa. Leen sus documentos, secundan sus iniciativas con entusiasmo y convicción.
e) Vivencia comunitaria de la fe
Desde un punto de vista de la cultura vocacional, la vivencia y la expresión comunitaria de la fe es uno de los factores que más ayudan. Son las comunidades vigorosas las que reúnen a su alrededor, a aquellos cristianos que quieren hacer de Jesucristo el centro de su vida. De ahí que el elemento comunitario: compartir la fe, rezar juntos, celebrarla juntos, formarse juntos, discernir juntos, sea un factor central de la cultura vocacional.
f) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas
En muchos de los nuevos movimientos se celebra vivamente la existencia de vocaciones en su seno, se aprecian las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, las familias se alegran de que broten en su seno, lo entienden como una enorme bendición de Dios, en estas comunidades se reza por estas vocaciones, se presenta su belleza, se vive su atractivo por parte de todos los miembros, ya sean llamados o no. Tales comunidades constituyen un caldo de cultivo propicio para las vocaciones.

Bendiciones. Padre Manuel Peña G.
Padre Manuel
 
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SEÑOR, TOMA MI VIDA NUEVA

Notapor JORGEJARAMILLO » Lun Dic 13, 2010 9:37 pm

1. ACTITUDES


a) El derrotismo: No podemos hacer nada.

b) El abatimiento
c) La excusa
d) La edad
e) Es la hora de los laicos.

2.- ELEMENTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CULTURA VOCACIONAL

a) La centralidad de Jesucristo

b) La figura de María

c) La experiencia fuerte de Dios

d) Sentido de Iglesia

e) Vivencia comunitaria de la fe

f) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor chucho1510 » Mar Dic 14, 2010 10:49 am

1. Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?

I)Derrotismo: No hay nada que hacer.
II) Abatimiento: Hacemos lo que podemos.
III) La excusa: Hay otros que trabajan.
IV) La edad: Es trabajo para los más jóvenes.
V) Es la hora de los laicos: No hay que preocuparse por las otras vocaciones.

En resumen estas actitudes plantean el trabajo de todas las personas y por todas las vocaciones. Nadie debe ser excluido. Trabajamos por el Reino según el camino que nos enseño Jesús.


2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional


- La centralidad de Jesucristo: mueve y motiva nuestra vida vocacional.

- La figura de la Virgen: modelo y referencia en el caminar Vocacional.

- La experiencia fuerte de Dios: para poder transmitir a otros lo que ya estoy viviendo.

- La importancia de la Iglesia: lugar donde se experimenta el cuerpo vivo de Jesús guiados por el Espíritu.

- De la vivencia comunitaria de la fe: es donde puedo conocer y clarificar, viendo y siendo acompañado en el caminar vocacional.

- El aprecio por las vocaciones sacerdotales y religiosas: Como forma de valorar todas las vocaciones que Dios suscita.
chucho1510
 
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor blancamar22 » Dom Dic 19, 2010 11:44 am

1. Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?
-El derrotismo: pasividad esperando que Dios haga todo, sin tener actitudes y actividades donde están las personas destinatarias de nuestra búsqueda
-El abatimiento: Pensar que ya se está haciendo lo suficiente sin poner todas las energías necesarias.
-La excusa: Pensar que no me toca involucrarme porque ya hay algún grupo o encargado, sin pensar que es toda la comunidad la responsable
-La edad: pensando que ya no se puede cooperar
-Es hora de los laicos: debemos pensar en todas las vocaciones in dejar de lado ninguna porque todos formamos parte de esta Iglesia y cada uno tiene un papel significativo en su construcción.
2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional
-la centralidad de Jesucristo: dando a conocer un Jesús alegre, transformante, llenador de toda expectativa humana, con un convencimiento firme y gustoso.
-la figura de la Virgen para acompañar a los candidatos como gran modelo de fe, humildad y aceptación a la voluntad de Dios.
-la experiencia fuerte de Dios suscitando el encuentro con un Dios amoroso y misericordioso
-la importancia de la Iglesia sin cerrar los ojos al pecado de la Iglesia se debe amar y mostrar unidad y armonía entre todos unidos al Papa, no debemos promover luchas o hablar mal de unos u otros.
-de la vivencia comunitaria de la fe donde la comunidad participe tanto de los sacramentos, oraciones, encuentro personal y comunitario dando testimonio de unidad y koinonia en la Santísima Trinidad a pesar de la diferencia de personalidades entre los miembros
-el aprecio de las diversas vocaciones eclesiales, todos debemos estar abiertos a que cada uno encuentre su lugar en la Iglesia, sin importar a que comunidad sea.
blancamar22
 
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor SJAL197751 » Lun Dic 20, 2010 11:14 pm

1. Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?
El derrotismo:
El abatimiento:
La excusa:
La edad:
Es la hora de los laicos.
Estas actitudes son la que nos impiden avanzar y tranformar la Patoral Vocacional , sobre todo si comienzan a manifestarse desde nuestra propia experiencia, nosotros tenemos que comenzar a hacer la diferencia.


2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional
La centralidad de Jesucristo : Nuestra vida tiene que estar cimentada desde Cristo mismo, para poder hacer que lo jovenes de nuestro mundo de hoy se fijen en Cristo, tenemos nosotros que presentarselo con actitudes verdaderamentes concretas(convicción personal, alegre, gozosa, entusiasta, desbordante, que no se puede ni callar ni encerrar)
No podemos presentar nuestra fe sin alegría. El entusiasmo y el gozo se tienen que convertir en elementos intrínsecos del anuncio misionero de Jesucristo. No podemos presentar nuestra fe sin un convencimiento firme y esperanzado de que llevamos la buena noticia que los jóvenes están anhelando escuchar y esta noticia es el mismo Cristo, pero todo va a depender de nosotros mismos de nuestra propia vivencia personal.

La figura de María: María es nuestro mayor modelo para imitar y responder al llamado que Jesús nos hace, María es el lazo que nos une a El, es la que va habriendo el camino que nos lleva a una realización plena en el encuentro con Dios, en ella encontramo las actitudes propias del creyente la humildad, la alabanza de la grandeza de Dios, el reconocimiento de la obra que Dios hace en nosotros, la confianza desproporcionada en Dios y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas, el cultivo de la oración, la aceptación de la cruz y de los reveses de la vida, la perseverancia en el camino de la fe a pesar de las oscuridades,

La experiencia fuerte de Dios
Sentido de Iglesia: A pesar de las razones del malestar de muchos cristianos con la Iglesia, parece claro que las vocaciones solamente florecerán en aquellos grupos en los que, sin cerrar los ojos al pecado eclesial, se viva un fuerte sentido eclesial, radicado en la alegría de la pertenencia a la Iglesia, el deseo de servirla y el reconocimiento de su puesto singular en la economía de la salvación querida por JesucristoTenemos que conseguir transmitir una vivencia del misterio de la Iglesia, de su centralidad en el plan de salvación, de algunos de sus aspectos teológicos,-madre de los creyentes, esposa de Cristo, templo del Espíritu Santo-, de tal modo que mostremos una pertenencia eclesial gozosa y agradecida, si queremos crear un campo de cultivo propicio donde las vocaciones eclesiales puedan crecer.

Vivencia comunitaria de la fe: Desde un punto de vista de la cultura vocacional, la vivencia y la expresión comunitaria de la fe es uno de los factores que más ayudan. Son las comunidades vigorosas las que reúnen a su alrededor, a aquellos cristianos que quieren hacer de Jesucristo el centro de su vida. De ahí que el elemento comunitario: compartir la fe, rezar juntos, celebrarla juntos, formarse juntos, discernir juntos..sea un factor central de la cultura vocacional

Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas:
En muchos de los nuevos movimientos se celebra vivamente la existencia de vocaciones en su seno, se aprecian las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, las familias se alegran de que broten en su seno, lo entienden como una enorme bendición de Dios, en estas comunidades se reza por estas vocaciones, se presenta su belleza, se vive su atractivo por parte de todos los miembros, ya sean llamados o no. Tales comunidades constituyen un caldo de cultivo propicio para las vocaciones
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor GraLC » Mar Dic 21, 2010 11:25 am

[color=#0040FF]1) Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?

[color=#0080FF]Las actitudes que hay que afrontar son las siguientes:
a) El derrotismo: creer que no se puede hacer nada con la juventud actual. Si bien es cierto que atraviesa momentos muy difíciles de crisis, también es cierto que cualquier joven con buenas propuestas, claras y firmes puede discernir su vocación.
b) El abatimiento: creer que se ya se ha hecho y probado todo, que no hay más para hacer. Es una falacia. Nunca es suficiente el trabajo que se realiza. Además es dinámico y constante.
c) La excusa: Ya tenemos un (equipo) encargado. Aunque exista alguien designado para reclutar vocaciones, es necesario que toda la congregación o comunidad también se sienta “reclutador” de nuevas vocaciones.
d) La edad: creer que hay una edad para “atraer” al joven a la vida religiosa. Si uno supero esa edad ya no es atractivo para el joven cuando en realidad el testimonio de Cristo es lo que atrae sin importar la edad. Quien tiene a Cristo en el Corazón no tiene edad. O mejor dicho, sólo se le notan los años en la carne pero no en el espíritu que de por sí es joven.
e) Es la hora de los laicos: creer que porque se hace hincapié en la “hora de los laicos” las vocaciones a la vida religiosa, sacerdotal o consagrada están de más, no sólo es una mentira sino que es muy peligrosa esta mirada, ya que de esta forma implícita se despreocupan de seguir “trabajando por las vocaciones” creyendo que los laicos sustituyen a los sacerdotes, religiosas o consagradas tan necesarias para la humanidad.

[color=#0040FF]2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional.

[b]Se distinguen 6 elementos esenciales de cara a la cultura vocacional:

a) La centralidad de Jesucristo: una cultura vocacional debe propiciar, por distintos caminos, que el encuentro con Dios sea lo más continuado, afectivo, gustoso, auténtico, radical, transformante, totalizador y profundo posible.
b) La figura de María: María, como figura de la fe de los creyentes, constituye el modelo de discípulo, el arquetipo por antonomasia del joven con vocación.
c) La experiencia fuerte de Dios: Es fundamental que el joven tenga una experiencia significativa de Dios en su corazón. Afortunadamente los grupos religiosos que crecen son aquellos que consiguen articular y ofrecer una experiencia fuerte de Dios, que aciertan a acompañar, guiar y suscitar el encuentro directo con el Dios trascendente, con el misterio absoluto.
d) Sentido de Iglesia: En la medida que se viva un fuerte sentido eclesial, radicado en la alegría de la pertenencia a la Iglesia, el deseo de servirla y el reconocimiento de su puesto singular en la economía de la salvación querida por Jesucristo, será mucho más fácil que se susciten vocaciones.
e) Vivencia comunitaria de la fe: Se observa que es primordial la presencia de comunidades vigorosas las que reúnen a su alrededor, a aquellos cristianos que quieren hacer de Jesucristo el centro de su vida. De ahí que el elemento comunitario: compartir la fe, rezar juntos, celebrarla juntos, formarse juntos, discernir juntos..sea un factor central de la cultura vocacional.
f) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas: Difícilmente se va a realizar bien o se va a proponer bien la elección de vida si no se aprecian las diversas vocaciones en el interior de la iglesia. Las vocaciones no compiten. Al contrario. Todas son necesarias pero hay que fomentarlas a todas, sin excepción. Se necesitaron, se necesitan y se necesitarán sacerdotes siempre, religiosas siempre, consagrados siempre. Jamás un laico, por más preparado que esté puede traer a Jesús Eucaristía como así tampoco confesar. Debemos hacer un alto en nuestra vida y pedirle a Dios que todos seamos instrumentos de Dios para despertar nuevas vocaciones.
Anécdota: nuestro hijo menor nos dijo hace poco y después de dos años en el seminario. “Mis papás fueron mis promotores vocacionales”. ¡Es verdad!
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor Rosa-Ma-Ngrt » Mié Dic 22, 2010 12:37 pm

1.- Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?
. Centralidad de Jesucristo.
Una cultura vocacional debe impulsar y favorecer por todos los medios y caminos que el encuentro con Dios sea continuado, gustoso, auténtico, radical, transformante, totalizador y profundo.
La cultura actual no es fácil y, aunque no es contraria a lo religioso encuentra dificultades hacia la Iglesia y el mensaje que propone. Las siguientes alternativas pueden ayudar:
. Paciencia dialogante, no imponer nada, escuchar las dificultades de los jóvenes y llevarlos a confiar en Jesucristo. No herir la sensibilidad de los oyentes, ser tolerantes con otras opiniones y valorarlas. Se necesita un taco especial para ser buen evangelizador y animador vocacional.
. Presentar la fe, como la mejor opción posible, sin miedo ni verguenza, sin ocultar nada. Partir de la convicción personal, alegre, gozosa, entusiasta, desbordante, que no se calla ni encierr. Una predicación valiente, descarada. Esto refleja una experiencia de vida atractiva y plena, testimonio convincente. No podemos presentar nuestra fe sin alegría, sin convencimiento firme y lleno de esperanza. Si no confiamos en la fuerza de lo que anunciamos: la Palabra de Dios, capaz de transformar a los oyentes, es imposible que nuestra animación vocacional dé frutos.
2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional.
La animación vocacional debe acompañarse de signos de vida verdadera:
a) Una Evangelización que une palabras y hechos. Los grupos alegres, entusiastas, convencidos, son signos elocuentes de que viven lo que animan.
b) La figura de María. Acompañamiento constante de María en nuestros procesos de discernimiento para aprender de Ella.
c) Ofrecer una experiencia fuerte de Dios que lleve a acompañar, guiar y suscitar el encuentro directo con el Dios trascendente, amable.
d) Vivir un fuerte sentido eclesial, radicado en la alegría de la pertenencia a la Iglesia, el deseo de servirla y el reconocimiento de su misión en la salvación querida por Jesucristo. Sentir eclesial y sintonía con el Papa.
e) Compartir la fe, rezar juntos, celebrarla juntos, formarse juntos, discernir juntos, es un factor central de la cultura vocacional.
f) Apreciar las diversas vocaciones en la Iglesia para realizar y proponer bien la elección de vida. Cada una refleja la excelencia de la vida cristiana y en todas se puede vivir la santidad y la perfección, la plenitud de vida cristiana.
Rosa-Ma-Ngrt
 
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor armelio parga lira » Mar Dic 28, 2010 9:22 pm

Sesión 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construcción de una CV
1. Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar? antes de construir una cultura vocacional tenemos que afrontar algunas actitudes que nos lo impiden y nos bloquean.
a) El derrotismo: No podemos hacer nada.
Algunos opinan que puesto que las vocaciones son un don del Espíritu Santo, no cabe sino esperar pasivamente las vocaciones que al Espíritu le plazca enviar. Si Dios quiere, ya enviará vocaciones...En absoluto ponemos en tela de juicio que las vocaciones sean don de Dios y sólo de Dios; pero sería malentender la confianza en Dios no cooperar con El.
La resignación no parece que ofrezca demasiados alicientes. El comprobar que otros aciertan a crear una “ecología vocacional” en su entorno pone en entredicho esta afirmación. Podemos ser instrumentos de la gracia y colaboradores de la libertad humana, sin que podamos ni debamos suplantar ni la una ni la otra.
b) El abatimiento: Hacemos lo que podemos y, sin embargo...
Consiste en creer que hacemos todo lo que podemos: ya dedicamos energías a la pastoral juvenil, a ejercicios para jóvenes, a experiencias de verano.
Curiosamente, los grupos con más vocaciones son los que más energías invierten y los que están más convencidos de que deberíamos hacer más, en cantidad y calidad: Mejorar sus ofertas pastorales y adaptarlas; implicar en ellas a más gente; evaluarlas a fondo y regularmente; mantener en formación continua a quienes las dirigen; hacer más equipo entre los miembros de la congregación; ampliar el espectro de publicaciones y materiales de orientación vocacional, elaborando algunos para cada edad específica..
c) La excusa: Ya tenemos un (equipo) encargado.
La animación de vocaciones es asunto de toda la congregación. Es la comunidad entera y la congregación en su totalidad la que atrae o repele las vocaciones. El promotor vocacional es como la comadrona y la comunidad como la embarazada; si la comunidad no es fértil, la comadrona no puede hacer nada.
Esto no impide que pueda y deba existir un encargado de la animación vocacional, con una labor específica, ni que no se requieran contactos individuales con personas que puedan ser modelos significativos de identificación. Hay gran diferencia cuando un carisma es refrendado por una comunidad que va a una o cuando topa con actitudes de indiferencia y resignación. Esta batalla no se gana con francotiradores sino con la participación de todos en una estrategia de conjunto. Cada individuo, cada obra y cada comunidad tienen que hacer una aportación específica.
d) La edad: Eso es cosa de las más jóvenes; a mi edad...
Con frecuencia se oye que la promoción vocacional compete a los jóvenes y que a partir de cierta edad ya no se puede contribuir más que con la oración. Esto no es totalmente verdad. Es verdad que las jóvenes pueden aportar más cercanía y espontaneidad pero las encuestas realizadas entre religiosos que han entrado en los últimos años demuestran que para muchos, el contacto con religiosos/as adultos que vivían la plenitud del trabajo apostólico, fue determinante. Hay ejemplos de sacerdotes y religiosas mayores que envían jóvenes al noviciado. ¿No puede funcionar la edad como una disculpa fácil?
e) Es la hora de los laicos.
El siglo XXI será y habría de ser el siglo del laicado. Los religiosos y sacerdotes deberíamos reconocerlo y preparar el camino a los laicos, cediéndoles nuestro puesto.
El tema es muy complejo. una eclesiología actual saluda con entusiasmo la mayoría de edad del laicado, en cuyo logro efectivo nos faltan muchos pasos. Sin embargo, la misma eclesiología del concilio valora sobremanera toda la diversidad de carismas y ministerios en la Iglesia, al servicio de la edificación de la misma y para el cumplimiento de su misión. No podemos concebir una pugna entre las diversas vocaciones, ni considerar que la valorización del laicado ha de ser en detrimento del valor, la necesidad y la identidad de los otros carismas.

2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional.- la centralidad de Jesucristo, la figura de la Virgen, la experiencia fuerte de Dios, la importancia de la Iglesia, de la vivencia comunitaria de la fe y el aprecio de las diversas vocaciones eclesiales.
a) La centralidad de Jesucristo.- la vocación nace, crece, se discierne y se consolida en el encuentro profundo con Dios.
Una cultura vocacional debe propiciar, por distintos caminos, que el encuentro con Dios sea lo más continuado, afectivo, gustoso, auténtico, radical, transformante, totalizador y profundo posible.
El aspecto que más llama la atención de los nuevos movimientos es la predicación descarada y entusiasta de Jesucristo. La cultura en la que vivimos encuentra dificultades casi connaturales hacia la Iglesia y al mensaje que la Iglesia propone. Ante ello caben diversas alternativas.
Una opción puede ser la de la paciencia dialogante: no tratar de imponer nada, escuchar todas las dificultades que puedan tener los jóvenes actuales para confiar en el Jesucristo que la Iglesia predica, no herir la sensibilidad de los oyentes, ser tolerantes con otras posturas y considerarlas valiosas.
Otra opción, más adaptada quizás al ambiente brutal del mercado que nos envuelve, consiste en presentar, sin tapujos ni miedos ni vergüenza alguna, la propia fe como la mejor opción posible. Partir de la convicción personal, alegre, gozosa, entusiasta, desbordante, que no se puede ni callar ni encerrar; que recoge el grito de Pablo: “Ay de mi si no evangelizare” (1Cor.9, 16).
El entusiasmo y el gozo se tienen que convertir en elementos intrínsecos del anuncio misionero de Jesucristo. No podemos presentar nuestra fe sin un convencimiento firme y esperanzado de que llevamos la buena noticia que los jóvenes están anhelando escuchar. Por último, la animación vocacional deberá ir acompañada de signos de vida verdadera. Es decir, una evangelización que conjuga palabras y hechos. Aquí resultan significativas las formas de celebrar la fe (“perseveraban en la oración y en la fracción del pan”), de compartir la fe (“todo lo tenían en común”), de articular la vida cotidiana desde la fe y de mejorar la vida de los pobres.
b) La figura de María.-María, como figura de la fe de los creyentes, constituye el modelo de discípulo, el arquetipo por antonomasia del joven con vocación.
El acompañamiento constante de María en nuestros procesos de discernimiento es una forma de ir aprendiendo de ella esas actitudes tan suyas y tan propias del creyente: la humildad, la alabanza de la grandeza de Dios, el reconocimiento de la obra que Dios hace en nosotros, la confianza desproporcionada en Dios y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas, el cultivo de la oración, la aceptación de la cruz y de los reveses de la vida, la perseverancia en el camino de la fe a pesar de las oscuridades, el gozo por la preferencia de Dios por los humildes, la lectura creyente de la propia historia y, evidentemente, la respuesta positiva a la llamada de Dios.
c) La experiencia fuerte de Dios.- nuestro tiempo y nuestra cultura están habitados por un anhelo de experiencia espiritual, aunque a veces esté buscado fuera de la Iglesia. Los grupos religiosos que crecen son aquellos que consiguen articular y ofrecer una experiencia fuerte de Dios, que aciertan a acompañar, guiar y suscitar el encuentro directo con el Dios transcendente, con el misterio absoluto. La imagen de nuestra Iglesia, tristemente, está mucho más marcada por la insistencia en la doctrina y en las prohibiciones, sobre todo, en materia de moral económica, social y sexual... No se percibe a la Iglesia proponiendo un Dios amable, como el que hemos encontrado los creyentes en el Padre de Nuestro Señor Jesucristo; no acertamos a invitar a hacer la experiencia fabulosa de encontrarse con Jesucristo. Una Iglesia así tiene pocas posibilidades de ser fecunda.
d) Sentido de Iglesia.- Al pasar a este terreno entramos en un campo mucho más polémico, donde las diferencias entre los distintos grupos eclesiales comportan una fuerte carga emocional e ideológica. Resulta casi imposible, a pesar de la gracia, que se den vocaciones eclesiales en medios donde se muestra una cierta desafección a la Iglesia. A pesar de las razones del malestar de muchos cristianos con la Iglesia, parece claro que las vocaciones solamente florecerán en aquellos grupos en los que, sin cerrar los ojos al pecado eclesial, se viva un fuerte sentido eclesial, radicado en la alegría de la pertenencia a la Iglesia, el deseo de servirla y el reconocimiento de su puesto singular en la economía de la salvación querida por Jesucristo.
Una de las características de los nuevos movimientos consiste en este sentir eclesial y en estar en sintonía con el Papa. Leen sus documentos, secundan sus iniciativas con entusiasmo y convicción.
La jerarquía, el Papa y los obispos, ocupan un ministerio singular dentro de la comunidad cristiana. El sentir con la Iglesia y una eclesiología sana pasa por el aprecio y la estima de nuestros pastores.
Pero algunas maneras de hablar acerca de nuestros pastores son autodestructivas de nuestro propio ser eclesial. Tenemos que conseguir transmitir una vivencia del misterio de la Iglesia, de su centralidad en el plan de salvación, de algunos de sus aspectos teológicos,-madre de los creyentes, esposa de Cristo, templo del Espíritu Santo-, de tal modo que mostremos una pertenencia eclesial gozosa y agradecida, si queremos crear un campo de cultivo propicio donde las vocaciones eclesiales puedan crecer. Un escándalo grave por parte de algún directivo o la división manifiesta entre ellos, repercute negativamente en las posibilidades de conseguir nuevos miembros o de captar simpatizantes. Para una fe madura no debería resultar un problema descubrir una Iglesia pecadora, necesitada de reforma en mucha de sus instancias. La Iglesia no se identifica con el Reino de Dios (LG5); pero si nos alejamos de ella corremos el peligro de terminar más lejos y apartados del reino, del que ella es germen y al que está íntimamente ligada (LG3;13).
e) Vivencia comunitaria de la fe.- Desde un punto de vista de la cultura vocacional, la vivencia y la expresión comunitaria de la fe es uno de los factores que más ayudan. Son las comunidades vigorosas las que reúnen a su alrededor, a aquellos cristianos que quieren hacer de Jesucristo el centro de su vida. De ahí que el elemento comunitario: compartir la fe, rezar juntos, celebrarla juntos, formarse juntos, discernir juntos...Sea un factor central de la cultura vocacional. El individualismo corre el peligro de rebajar la dimensión corporativa del seguimiento en la vida consagrada. Mientras no superemos la crisis de individualismo y de obediencia en la vida religiosa difícilmente podemos soñar con que quienes nos rodean se sientan atraídos por nuestro modo de vida.
En una vivencia comunitaria de la fe deben estar presentes y bien articuladas las siguientes dimensiones: La liturgia o aspecto celebrativo, orante y sacramental, de encuentro personal y comunitario con el misterio; el aspecto misionero, testimonial, catequético, de anuncio, propagación e instrucción en la fe; la diaconía o dimensión de servicio fraterno en toda la variedad de atención a los pobres, abandonados o despreciados; y la koinonía o vivencia de la fe en armonía eclesial. Las comunidades que consiguen articular estas dimensiones de la fe, representan el lugar propicio para el florecimiento de las vocaciones.
f) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas.- Difícilmente se va a realizar bien o se va a proponer bien la elección de vida si no se aprecian las diversas vocaciones en el interior de la iglesia. No se trata de una guerra entre las diversas vocaciones. Cada una de ellas refleja la excelencia de la vida cristiana, y en todas ellas se puede vivir la santidad y la perfección, la plenitud de la vida cristiana. Ahora bien, como reacción a una insistencia desproporcionada sobre el valor del ministerio ordenado y de la vida consagrada, se ha pasado en algunos ambientes bien a ignorar la cuestión de la elección de vida o bien incluso a considerar, tácitamente, que el laicado es una forma de vida superior o más actual.
En muchos de los nuevos movimientos se celebra vivamente la existencia de vocaciones en su seno, se aprecian las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, las familias se alegran de que broten en su seno, lo entienden como una enorme bendición de Dios, en estas comunidades se reza por estas vocaciones, se presenta su belleza, se vive su atractivo por parte de todos los miembros, ya sean llamados o no. Tales comunidades constituyen un caldo de cultivo propicio para las vocaciones.
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor armelio parga lira » Mar Dic 28, 2010 9:24 pm

Sesión 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construcción de una CV
1. Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar? antes de construir una cultura vocacional tenemos que afrontar algunas actitudes que nos lo impiden y nos bloquean.
a) El derrotismo: No podemos hacer nada.
Algunos opinan que puesto que las vocaciones son un don del Espíritu Santo, no cabe sino esperar pasivamente las vocaciones que al Espíritu le plazca enviar. Si Dios quiere, ya enviará vocaciones...En absoluto ponemos en tela de juicio que las vocaciones sean don de Dios y sólo de Dios; pero sería malentender la confianza en Dios no cooperar con El.
La resignación no parece que ofrezca demasiados alicientes. El comprobar que otros aciertan a crear una “ecología vocacional” en su entorno pone en entredicho esta afirmación. Podemos ser instrumentos de la gracia y colaboradores de la libertad humana, sin que podamos ni debamos suplantar ni la una ni la otra.
b) El abatimiento: Hacemos lo que podemos y, sin embargo...
Consiste en creer que hacemos todo lo que podemos: ya dedicamos energías a la pastoral juvenil, a ejercicios para jóvenes, a experiencias de verano.
Curiosamente, los grupos con más vocaciones son los que más energías invierten y los que están más convencidos de que deberíamos hacer más, en cantidad y calidad: Mejorar sus ofertas pastorales y adaptarlas; implicar en ellas a más gente; evaluarlas a fondo y regularmente; mantener en formación continua a quienes las dirigen; hacer más equipo entre los miembros de la congregación; ampliar el espectro de publicaciones y materiales de orientación vocacional, elaborando algunos para cada edad específica..
c) La excusa: Ya tenemos un (equipo) encargado.
La animación de vocaciones es asunto de toda la congregación. Es la comunidad entera y la congregación en su totalidad la que atrae o repele las vocaciones. El promotor vocacional es como la comadrona y la comunidad como la embarazada; si la comunidad no es fértil, la comadrona no puede hacer nada.
Esto no impide que pueda y deba existir un encargado de la animación vocacional, con una labor específica, ni que no se requieran contactos individuales con personas que puedan ser modelos significativos de identificación. Hay gran diferencia cuando un carisma es refrendado por una comunidad que va a una o cuando topa con actitudes de indiferencia y resignación. Esta batalla no se gana con francotiradores sino con la participación de todos en una estrategia de conjunto. Cada individuo, cada obra y cada comunidad tienen que hacer una aportación específica.
d) La edad: Eso es cosa de las más jóvenes; a mi edad...
Con frecuencia se oye que la promoción vocacional compete a los jóvenes y que a partir de cierta edad ya no se puede contribuir más que con la oración. Esto no es totalmente verdad. Es verdad que las jóvenes pueden aportar más cercanía y espontaneidad pero las encuestas realizadas entre religiosos que han entrado en los últimos años demuestran que para muchos, el contacto con religiosos/as adultos que vivían la plenitud del trabajo apostólico, fue determinante. Hay ejemplos de sacerdotes y religiosas mayores que envían jóvenes al noviciado. ¿No puede funcionar la edad como una disculpa fácil?
e) Es la hora de los laicos.
El siglo XXI será y habría de ser el siglo del laicado. Los religiosos y sacerdotes deberíamos reconocerlo y preparar el camino a los laicos, cediéndoles nuestro puesto.
El tema es muy complejo. una eclesiología actual saluda con entusiasmo la mayoría de edad del laicado, en cuyo logro efectivo nos faltan muchos pasos. Sin embargo, la misma eclesiología del concilio valora sobremanera toda la diversidad de carismas y ministerios en la Iglesia, al servicio de la edificación de la misma y para el cumplimiento de su misión. No podemos concebir una pugna entre las diversas vocaciones, ni considerar que la valorización del laicado ha de ser en detrimento del valor, la necesidad y la identidad de los otros carismas.

2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional.- la centralidad de Jesucristo, la figura de la Virgen, la experiencia fuerte de Dios, la importancia de la Iglesia, de la vivencia comunitaria de la fe y el aprecio de las diversas vocaciones eclesiales.
a) La centralidad de Jesucristo.- la vocación nace, crece, se discierne y se consolida en el encuentro profundo con Dios.
Una cultura vocacional debe propiciar, por distintos caminos, que el encuentro con Dios sea lo más continuado, afectivo, gustoso, auténtico, radical, transformante, totalizador y profundo posible.
El aspecto que más llama la atención de los nuevos movimientos es la predicación descarada y entusiasta de Jesucristo. La cultura en la que vivimos encuentra dificultades casi connaturales hacia la Iglesia y al mensaje que la Iglesia propone. Ante ello caben diversas alternativas.
Una opción puede ser la de la paciencia dialogante: no tratar de imponer nada, escuchar todas las dificultades que puedan tener los jóvenes actuales para confiar en el Jesucristo que la Iglesia predica, no herir la sensibilidad de los oyentes, ser tolerantes con otras posturas y considerarlas valiosas.
Otra opción, más adaptada quizás al ambiente brutal del mercado que nos envuelve, consiste en presentar, sin tapujos ni miedos ni vergüenza alguna, la propia fe como la mejor opción posible. Partir de la convicción personal, alegre, gozosa, entusiasta, desbordante, que no se puede ni callar ni encerrar; que recoge el grito de Pablo: “Ay de mi si no evangelizare” (1Cor.9, 16).
El entusiasmo y el gozo se tienen que convertir en elementos intrínsecos del anuncio misionero de Jesucristo. No podemos presentar nuestra fe sin un convencimiento firme y esperanzado de que llevamos la buena noticia que los jóvenes están anhelando escuchar. Por último, la animación vocacional deberá ir acompañada de signos de vida verdadera. Es decir, una evangelización que conjuga palabras y hechos. Aquí resultan significativas las formas de celebrar la fe (“perseveraban en la oración y en la fracción del pan”), de compartir la fe (“todo lo tenían en común”), de articular la vida cotidiana desde la fe y de mejorar la vida de los pobres.
b) La figura de María.-María, como figura de la fe de los creyentes, constituye el modelo de discípulo, el arquetipo por antonomasia del joven con vocación.
El acompañamiento constante de María en nuestros procesos de discernimiento es una forma de ir aprendiendo de ella esas actitudes tan suyas y tan propias del creyente: la humildad, la alabanza de la grandeza de Dios, el reconocimiento de la obra que Dios hace en nosotros, la confianza desproporcionada en Dios y la esperanza en el cumplimiento de sus promesas, el cultivo de la oración, la aceptación de la cruz y de los reveses de la vida, la perseverancia en el camino de la fe a pesar de las oscuridades, el gozo por la preferencia de Dios por los humildes, la lectura creyente de la propia historia y, evidentemente, la respuesta positiva a la llamada de Dios.
c) La experiencia fuerte de Dios.- nuestro tiempo y nuestra cultura están habitados por un anhelo de experiencia espiritual, aunque a veces esté buscado fuera de la Iglesia. Los grupos religiosos que crecen son aquellos que consiguen articular y ofrecer una experiencia fuerte de Dios, que aciertan a acompañar, guiar y suscitar el encuentro directo con el Dios transcendente, con el misterio absoluto. La imagen de nuestra Iglesia, tristemente, está mucho más marcada por la insistencia en la doctrina y en las prohibiciones, sobre todo, en materia de moral económica, social y sexual... No se percibe a la Iglesia proponiendo un Dios amable, como el que hemos encontrado los creyentes en el Padre de Nuestro Señor Jesucristo; no acertamos a invitar a hacer la experiencia fabulosa de encontrarse con Jesucristo. Una Iglesia así tiene pocas posibilidades de ser fecunda.
d) Sentido de Iglesia.- Al pasar a este terreno entramos en un campo mucho más polémico, donde las diferencias entre los distintos grupos eclesiales comportan una fuerte carga emocional e ideológica. Resulta casi imposible, a pesar de la gracia, que se den vocaciones eclesiales en medios donde se muestra una cierta desafección a la Iglesia. A pesar de las razones del malestar de muchos cristianos con la Iglesia, parece claro que las vocaciones solamente florecerán en aquellos grupos en los que, sin cerrar los ojos al pecado eclesial, se viva un fuerte sentido eclesial, radicado en la alegría de la pertenencia a la Iglesia, el deseo de servirla y el reconocimiento de su puesto singular en la economía de la salvación querida por Jesucristo.
Una de las características de los nuevos movimientos consiste en este sentir eclesial y en estar en sintonía con el Papa. Leen sus documentos, secundan sus iniciativas con entusiasmo y convicción.
La jerarquía, el Papa y los obispos, ocupan un ministerio singular dentro de la comunidad cristiana. El sentir con la Iglesia y una eclesiología sana pasa por el aprecio y la estima de nuestros pastores.
Pero algunas maneras de hablar acerca de nuestros pastores son autodestructivas de nuestro propio ser eclesial. Tenemos que conseguir transmitir una vivencia del misterio de la Iglesia, de su centralidad en el plan de salvación, de algunos de sus aspectos teológicos,-madre de los creyentes, esposa de Cristo, templo del Espíritu Santo-, de tal modo que mostremos una pertenencia eclesial gozosa y agradecida, si queremos crear un campo de cultivo propicio donde las vocaciones eclesiales puedan crecer. Un escándalo grave por parte de algún directivo o la división manifiesta entre ellos, repercute negativamente en las posibilidades de conseguir nuevos miembros o de captar simpatizantes. Para una fe madura no debería resultar un problema descubrir una Iglesia pecadora, necesitada de reforma en mucha de sus instancias. La Iglesia no se identifica con el Reino de Dios (LG5); pero si nos alejamos de ella corremos el peligro de terminar más lejos y apartados del reino, del que ella es germen y al que está íntimamente ligada (LG3;13).
e) Vivencia comunitaria de la fe.- Desde un punto de vista de la cultura vocacional, la vivencia y la expresión comunitaria de la fe es uno de los factores que más ayudan. Son las comunidades vigorosas las que reúnen a su alrededor, a aquellos cristianos que quieren hacer de Jesucristo el centro de su vida. De ahí que el elemento comunitario: compartir la fe, rezar juntos, celebrarla juntos, formarse juntos, discernir juntos...Sea un factor central de la cultura vocacional. El individualismo corre el peligro de rebajar la dimensión corporativa del seguimiento en la vida consagrada. Mientras no superemos la crisis de individualismo y de obediencia en la vida religiosa difícilmente podemos soñar con que quienes nos rodean se sientan atraídos por nuestro modo de vida.
En una vivencia comunitaria de la fe deben estar presentes y bien articuladas las siguientes dimensiones: La liturgia o aspecto celebrativo, orante y sacramental, de encuentro personal y comunitario con el misterio; el aspecto misionero, testimonial, catequético, de anuncio, propagación e instrucción en la fe; la diaconía o dimensión de servicio fraterno en toda la variedad de atención a los pobres, abandonados o despreciados; y la koinonía o vivencia de la fe en armonía eclesial. Las comunidades que consiguen articular estas dimensiones de la fe, representan el lugar propicio para el florecimiento de las vocaciones.
f) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas.- Difícilmente se va a realizar bien o se va a proponer bien la elección de vida si no se aprecian las diversas vocaciones en el interior de la iglesia. No se trata de una guerra entre las diversas vocaciones. Cada una de ellas refleja la excelencia de la vida cristiana, y en todas ellas se puede vivir la santidad y la perfección, la plenitud de la vida cristiana. Ahora bien, como reacción a una insistencia desproporcionada sobre el valor del ministerio ordenado y de la vida consagrada, se ha pasado en algunos ambientes bien a ignorar la cuestión de la elección de vida o bien incluso a considerar, tácitamente, que el laicado es una forma de vida superior o más actual.
En muchos de los nuevos movimientos se celebra vivamente la existencia de vocaciones en su seno, se aprecian las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, las familias se alegran de que broten en su seno, lo entienden como una enorme bendición de Dios, en estas comunidades se reza por estas vocaciones, se presenta su belleza, se vive su atractivo por parte de todos los miembros, ya sean llamados o no. Tales comunidades constituyen un caldo de cultivo propicio para las vocaciones.
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor aligefran » Vie Feb 04, 2011 3:29 pm

1-Par construir una cultura vocacional las actitudes que tnemos que enfrentar son
El derotismo
El abatismo
La excusa
La edad
Es hora de los lalicos
Estos son los pretextos que ponemos a la hora de trbajar.
2Ellementos para la construccion de la culturavocacional
.Centralidad en Jesús: No podemos dudar de que la vocación nace de Jesús
.La figura de Maria: la figura de la Madre que nos acompaña en nuestro caminar mujer de fe, mujer que supo decir si a la voluntad de dios.
. sentido de Iglesia: Debemosmestar en comunion con los Obispos con el Papatenemos que trasmitiruna vivencia del misterio de la Igliesia
. vivencia comunitaria de la fe:que vienciemos nuestra fe comunitariamennte rezandojuntos formarse juntos.
.Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagrada.
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Re: 9. Prioridad de la PV: Herejías y Elementos para la construc

Notapor ma socorro a. reyes lópez » Mar Abr 05, 2011 12:06 pm

1. Para poder construir una cultura vocacional, ¿qué actitudes hay que afrontar?
a) El derrotismo: No podemos hacer nada.
b) El abatimiento: Hacemos lo que podemos y deberiamos hacer más.
c) La excusa: Ya tenemos un equipo encargado.
d) La edad: Eso es cosa de las más jóvenes; a mi edad los adultos tenemos la oportunidad y experiencia de continuar con nuestra preparación y de otra oportunidad de vida, calidad de vida, sentido de vida.
e) Es la hora de los laicos estamos comprometidos a trabajar en nuestros carismas y conocer el Magisterio de la Iglesia.

2. Explica brevemente los elementos para la construcción de la cultura vocacional
a) La centralidad de Jesucristo, una cultura vocacional debe propiciar, por distintos caminos, que el encuentro con Dios sea lo más continuado, afectivo, gustoso, auténtico, radical, transformante, totalizador y profundo posible.
b) La figura de María, de Nuestra Señora, la Virgen María, como uno de los factores clave en el proceso de elección y de discernimiento vocacional.
c) La experiencia fuerte de Dios, nuestra experiencia personal de encuentro con Dios.
d) Sentido de Iglesia, la experiencia de fe factor fundamental en la cultura vocacional.
e) Vivencia comunitaria de la fe con espiritualidad profunda y una vida comunitaria auténtica.
f) Aprecio por las vocaciones sacerdotales y consagradas articuladas en la pastoral vocacional.
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