Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Curso basado en el libro con el mismo nombre del Padre Horacio Bojorge.
Es un curso destinado a presentar y comentar la revelación divina acerca del amor humano: primero según el designio del Creador, luego caído y herido por el pecado original, después santificado en el pueblo elegido y por fin elevado a misterio grande en el sacramento del matrimonio.

Moderadores: Xavier Villalta, Catholic.net, maría eugenia, Moderadores Animadores

Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor maría eugenia » Vie Mar 11, 2011 3:58 pm

LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS PARA EL VARÓN Y LA MUJER

1) Veamos ahora cómo el pecado original hiere de manera distinta al varón y a la mujer de modo que las penas comunes se presentan en forma disimétrica. Ya la Sagrada Escritura nos dice que las penas que Dios le anuncia a Eva y a Adán son distintas 1 . No son tanto castigos impuestos por Dios, sino consecuencias penosas de la culpa cometida, del mal elegido 2. No es que Dios tenga la Voluntad de castigar vengativamente, sino que enuncia indicativamente las consecuencias de su pecado.

2) Volvamos al relato revelador del Génesis. Después de relatar cómo Eva desobedece y hace desobedecer a Adán comienza el relato de las consecuencias del pecado. Es como un juicio de Dios, en que se declaran las penas a cada uno de los infractores, que son juzgados por orden de gravedad de la culpa.

La pena de la Serpiente

3) Lo primero que hace Dios es encarar a la Serpiente: “Por lo que has hecho te arrastrarás sobre tu vientre y Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya”3 . Esa pena que le declara Dios a Satanás tiene consecuencias para la mujer de todos los tiempos, y para los hijos de Eva de todos los tiempos. Porque la enemistad que Satanás va a tener con la mujer, enemistad que se extiende a la descendencia de ambos, tendrá sus consecuencias permanentes: tanto en la antigüedad como cuando venga María. Cuando comience la nueva descendencia de la Mujer a través del Hijo de María, la nueva raza de los hijos de Dios va a padecer la enemistad de la raza de la Serpiente. San Juan vio una prefiguración de este misterio en el relato de Caín y Abel 4.

4) En el Nuevo Testamento, Nuestro Señor Jesucristo está hablando continuamente de la raza de víboras 5 , los hijos del diablo6 , la generación perversa o malvada 7, los que no creen, en oposición a los hijos de Dios, a los que creen en Él, a sus hermanitos más pequeños. Esa enemistad va a continuar, y es la que tenemos hoy en día. No tenemos que extrañarnos. Jesucristo lo dijo: “Si a mí me han perseguido, a vosotros os perseguirán”8 . Esa enemistad entre la raza de la Serpiente y la raza de los hijos de Dios continúa. Y si bien es pena que sufre la Serpiente como instigadora del pecado original y su descendencia, es causa también de sufrimiento para la descendencia de la mujer.

Las penas para la mujer:
Primero: La enemistad de la Serpiente


5) Luego el Señor enuncia las penas a la mujer, antes que al varón. Después de la Serpiente, la principal responsable, antes que Adán, fue Eva. El pecado de la humanidad, el de Adán incluido, provino del suyo. Por eso, el segundo juicio se le entabla a la mujer. Pues el pecado empezó por ella; entonces, también la proclamación de las penas consiguientes, empiezan por ella.

6) No se trata pues, de una manera de ver prejuiciosa, machista o antifeminista. Lo revela la Sagrada Escritura. Gertrudis von Le Fort, una mujer, lo entiende y acepta sin ambages y lo explica así: “Siempre que haya entrega, hay también allí un rayo del misterio de la mujer eterna. Pero cuando la mujer se quiere a sí misma, entonces se esfuma el misterio metafísico: en la medida en que ensalza su propia imagen [la mujer] destruye la imagen eterna [de la mujer]. Partiendo de esto se comprende a Eva. […] La caída de la mujer no es en realidad la caída de la criatura a la tierra, sino que es más bien la caída de la tierra misma, por cuanto la tierra significa lo femenino: la humilde9 disponibilidad. La caída, en la escena del Paraíso no está motivada por la tentación del dulce fruto, ni tampoco por una curiosidad intelectual, sino por el “seréis iguales a Dios”. Consiste en la contraposición al fiat 10de la Virgen María. Según esto, la auténtica caída en el pecado tiene lugar dentro de la esfera de lo religioso, por ello es la más honda expresión de la caída de la mujer. Y la significa, no porque Eva fuera la primera en tomar el fruto, sino porque siendo mujer lo tomó. La creación cayó en su sustancia femenina, pues cayó en lo religioso; por eso en la Sagrada Escritura se le atribuye con razón la mayor culpa a Eva y no a Adán”11 .

7) La enemistad con Satanás no se presenta como una pena directa a la mujer. La pena de Satanás es tener enemistad con la mujer. Porque venció a Eva, pero no vencerá a María ni a la Iglesia santa, la Esposa del Cordero.

8) Pero aunque esta enemistad no sea propiamente una pena de Eva, tendrá sus consecuencias para ella y sus descendientes. Satanás le será enemigo. Ella escuchó a la Serpiente. De alguna manera hizo un acto de amistad con Satanás. A consecuencia de ese acto de amistad con Satanás, ahora Satanás va a ser su enemigo. Y ella será enemiga de Satanás: “Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, entre su linaje y el tuyo. Éste te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”12 .

9) Esa enemistad se libra en el terreno espiritual y religioso. Satanás tentará a la mujer de muchas maneras y tratará de conquistarla como aliada o engañarla como enemiga. Entre las principales tentaciones de Satanás a la mujer estará el convertir a la que Dios predestinó a ser amiga en enemiga del novio y del esposo. No hay peor enemigo de un hombre que su propia mujer cuando se la pone de enemigo. Pero también cuando la maestra de la amistad se equivoca y le brinda al novio o al esposo una amistad indiscreta. Más vale no tener a la mujer de enemigo porque no hay otro peor que conozca mejor dónde herirlo y dañarlo. Pero aún de su amor indiscreto hay que cuidarse. Y vemos que sucede a menudo que el demonio logra poner a la mujer de enemigo del varón. A veces el mismo varón se la gana como enemiga.

10) Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que busca Satanás al tentar a la mujer? Es deshacer la obra de Dios. No es contra el hombre; ¡es contra Dios! ¿Amiga te quiso dar Dios? Yo te la voy a poner de enemigo. ¿Ayuda? ¡Ya vas a ver! Si fuera él poderoso, la humanidad ya se hubiera terminado. Pero predomina la acción de la Gracia. El mal no es más fuerte que el bien. Y entonces, aunque a veces el enemigo logre hacer de la auxiliadora una arruinadora, como rémora destructora del varón, eso no puede ser la ley general. ¡Pero pasa! ¡Y cuántas veces!

Segundo: Tantas serán tus penas cuanto son tus amores

11) Pero dejando de lado los efectos negativos para la mujer de la enemistad y el odio jurado que le tiene Satanás, vengamos a las penas que el Señor le manifiesta en el tribunal. ¿Cuáles son las penas que se le anuncian a la mujer? Son de carácter interior, del espíritu, del afecto, del amor. Como ella tenía una destinación espiritual, es ahí donde reside la pena. Además de la enemistad con Satanás, que es una lucha continua, la mujer tiene dos penas que corresponden a cada uno de sus dos más grandes amores, y a sus dos misiones divinas: Madre en primer lugar, esposa en segundo lugar: “A la mujer le dijo: ‘Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu deseo, pero él te dominará”13 . El orden bíblico de las penas revela también las prioridades del designio de Dios y de las dos misiones que le confiere a Eva. Primero la maternidad, dar hijos al esposo. Segundo la esponsalidad. El auxilio de Eva a Adán, pasa en primer lugar por su fecundidad materna.

Las amarguras de la esposa

12) Empezaré por la segunda pena que le anuncia el Señor a Eva. Es una pena a nivel de su amor esponsal. Dios le dice a Eva: “Tu corazón irá hacia tu esposo pero él… te dominará”. Recuerden que Satanás le había prometido a Eva el conocimiento del bien y del mal. Pues bien, el conocimiento del bien nos hace amar el bien. Pero el conocimiento del mal puede provocar en nosotros tres reacciones: el miedo, la tristeza o la ira. “Conocerás el bien y el mal” le había dicho la Serpiente. Pues bien, ahora, precisamente a consecuencia de su culpa, Eva va a conocer al novio o al esposo como un bien y lo va a amar. Pero va a conocer también los males que amenazan ese bien y va a temer o va a entristecerse o va a enojarse. La escritura dice que su marido la dominará. Claro. Ya no será el Adán inocente, sino el varón herido por el pecado. Entonces temerá a su marido, porque ya no es el inocente Adán; es un hombre pecador capaz de pegarle (miedo al que ama), traicionarla (ira) o todavía morirse (tristeza).

13) El corazón irá hacia su esposo pero él será fuente de tristeza (si se le muere) o de ira (si la traiciona) o de temor (si es que le pega o se emborracha o si tiene miedo de perder su amor). El más feliz de los amores puede hundirse y arder en el infierno de los celos y de las sospechas, que el demonio se divierte en avivar.

14) La mujer, a consecuencia del pecado original, está desgarrada interiormente en su espíritu. El suyo es un sufrimiento espiritual, interior, anímico, del alma. La mujer está atormentada a causa de sus amores: por sus iras, sus tristezas y sus miedos, sus despechos, sus sospechas, sus desilusiones, sus expectativas defraudadas… Y allí donde tendría que beber la felicidad del amor, ahí mismo bebe las aguas amargas: “Tardó una hora. ¿Qué le habrá pasado? Ya tendría que estar… Estoy sin noticias”. “¿Estará realmente en la oficina, como me dice…?”

15) Y con la maternidad y el amor de madre le sucede algo equivalente: el temor de la gestación, el miedo al parto, los trabajos que da un niño, cambiar pañales, estar con él, llevarlo y traerlo de la escuela… Es una servidumbre. También en ella su deseo de ser madre y sus temores por la maternidad producen una especie de desgarramiento. ¿Y qué pasa con Eva cuando Caín mata a Abel? ¿Qué pasa con la mujer cuando ve las rivalidades y hasta los odios entre sus hijos?

16) Las penas que amargan sus amores pueden llegar a disuadir a la mujer de involucrarse en los vínculos del amor. Pueden llegar a convencerla de que es preferible no amar, para no sufrir. Creo que es lo que le pasa a la mujer en esta cultura donde la mujer ha perdido el sentido de que ella es para Adán y para darle hijos al esposo. A la mujer la han mareado. Ella cree más bien que ella es para sí misma y que Adán es para ella. La mujer de esta cultura, como está pensando tanto en su propio bien, se desinteresa del bien de Adán. Dice: “Para no sufrir más vale no amar. Si mi amor es fuente de temor, tristeza e ira, más vale no amar. Yo mejor no me caso, ni tampoco quiero hijos.” Algunas he conocido, que sí querían el hijo, por lo menos uno, y que no querían irse de esta vida sin tener al menos uno. Y fueron capaces de robar un hijo mediante una aventura ocasional. Y se unieron a un hombre para robarle un hijo, que fue, en su intención y en el resto de su vida, un hijo para sí mismas. Su deseo apasionado, su capricho por un hijo, les impedía pensar. Y en su egoísmo, condenaron a ese niño que ellas “tanto querían” a la triste carencia de crecer y vivir sin padre.

17) Así obra la mujer que vive para sí. En el fondo: por miedo… “En la sociedad del bienestar siempre vas a estar mejor sin marido y sin hijos”. La sociedad que plantea que el bienestar es la felicidad le aconseja a la mujer que ni se case ni sea madre. Ella quiere a la mujer para exhibir modelos de alta costura en una pasarela. ¡Lo estamos viendo en el mundo! Esto ocurre por olvido de la Sabiduría revelada por Dios. En cambio, si la mujer sabe que la Voluntad de Dios es que sea para Adán y que eso implica riesgos y la maternidad también, si tiene la capacidad de relacionarse con Dios y aceptar con fe ese designio divino sobre su vida, confiará también en que, junto con el designio, el Señor le dará la fortaleza para vivir y realizar su misión.

Tentaciones frecuentes

18) A veces ocurre también que cuando la mujer se vuelve religiosa, el esposo se pone celoso de Dios y aparece un conflicto, pareciendo que hablaran en lenguas diferentes. Porque estamos en una cultura que ya no es la cultura católica del matrimonio. La cultura católica restauraba la inocencia primera. La actual incita al varón a la lujuria durante el noviazgo y en el matrimonio. Los convierte a menudo desde novios en varones lujuriosos, a veces en verdaderos obsesivos sexuales. Y siguen siéndolo en el matrimonio. Adictos que no quieren ser sanados por la Gracia. No se dan cuenta de que su lujuria los destruye a ellos también y que los va incapacitando cada vez más para la relación con Dios, que tendría que ser la prioritaria para un hijo de Adán. Es un hombre no religioso: un anti-Adán. Son hijos del Adán que prefirió su mujer a Dios. Hay que orar mucho.

19) Las jóvenes deben aprender que tienen que ayudar a su novio y exigirles la castidad, porque ellas tienen el poder de exigir la castidad. Si el novio la quiere verdaderamente, ella debe ser su amor, no para condescender con su lujuria sino para exigirle la castidad. De esa manera lo va a llevar hacia el Señor. Con un varón lujurioso está siempre el peligro de que otra mujer se lo lleve por su lujuria. Y por supuesto que el varón lujurioso se pone celoso de la religiosidad de la esposa. Lo que pasa es que no hay que provocar los celos. Ella debe ser muy prudente, muy discreta, sin ceder sus derechos religiosos. A veces la mujer no se da cuenta pero se dedica demasiado a su parroquia y es verdad que el marido la necesita, aunque sea un pecador. La necesita.

20) Y a veces sucede también que los padres descuidan a sus hijos y la vida de familia por alguna actividad apostólica. Y los hijos después dicen: “Nuestros padres estaban siempre en la Iglesia; a nosotros no nos atendían”. Cuando Satanás no nos puede hacer pecar, trata de que exageremos en la virtud. Cuando no nos puede frenar ni torcer la dirección, pisa el acelerador. Entonces uno quiere salvar el mundo y resulta que pierde su familia.

21) La esposa debe rezar por el esposo, acompañarlo. Y él debe darse cuenta de que cuando la esposa se acerca a Dios es mejor esposa. Ella no debe descuidarlo. Que él no se sienta descuidado, aunque a veces los celos son irracionales.

22) Para la mujer la casa es fundamental. Se ha dicho a mi parecer con mucha razón que: el varón quiere tener una casa para tener una mujer, y la mujer quiere tener un esposo para tener una casa. Es una disimetría de las prioridades.

23) El corazón es también el lugar de la lucha de la mujer contra la Serpiente. Satanás lucha en el corazón de la mujer, muchas veces, a través de las revistas femeninas, para tratar de destruir al varón por medio de ella. Yo veo cada vez más casos en que la mujer se cansa del marido y lo echa de la casa. No tiene más necesidad de él, le molesta, ¡que se vaya!

Las penas de la mujer madre

24) El Señor le anuncia a la mujer las penas de la maternidad. Las penas el parto y también todos los dolores de la educación, todas las preocupaciones. Y a veces ella se va a apropiar de los hijos, los va a dominar. Incluso, los puede dañar a ellos o se los puede arrebatar al varón. Notemos bien que en el relato del comienzo, en el designio primero Eva es para Adán y los hijos que ella tiene son en realidad hijos de Adán. La mujer los tiene para el esposo. Nacen de ella, sí, pero no son de ella, ella los concibe para su esposo. En la cultura cristiana y en la cultura judía también, el padre pone el nombre a la criatura. Él le da el nombre. Es Zacarías quien le pone el nombre a Juan el Bautista y es José quien va a dar el nombre a Jesús. Es el padre el que pone el nombre porque el hijo es de él. Se lo da su esposa, por supuesto; pero se lo da a su esposo. A veces pasa que, a consecuencia del pecado original la mujer se apropia de sus hijos y hasta puede hacer frente común con sus hijos contra el padre o puede “chumbarle” los hijos al padre. Eso lo vemos a menudo.

Las penas para Adán

25) Para Adán las penas no vienen del alma, como en Eva, sino que vienen del mundo exterior: “Al hombre le dijo: “Por haber escuchado la voz de tu mujer [despreciando la mía] y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás”.14

26) En las penas del pecado se pierde algo relativo a la misión divina en el Paraíso. ¡En vez del deleitable jardín del Paraíso Adán será el labriego de una tierra herida también por la maldición del pecado! Antes el hombre tenía que trabajar el Paraíso y ahora tiene que trabajar una tierra que le es enemiga y que lo va herir físicamente. Tendrá que padecer la fatiga. La pena de Adán no es interior como la de Eva. No es una pena del alma. Son penas físicas, laborales, fatiga, heridas con cardos y espinas. Por supuesto que él también tendrá temores, tristezas e iras que le amarguen sus amores, pero no son de la misma magnitud interior que en la mujer. Porque como hemos dicho ya, el varón tiene un interioridad más simple, menos compleja y una sensibilidad de alma menos delicada que las de la mujer.

27) El alma femenina es tan rica y es tan compleja que sufre mucho más interiormente. Las penas de Adán van a ser fatiga y heridas, pero son todas penas físicas y hacia el exterior. En cambio, en la mujer va a quedar una lucha, un combate con el demonio. La de la mujer va a ser una lucha espiritual. Y si su esposo no está en Dios no la puede ayudar en esta lucha espiritual. Y estando sola, puede convertirse, engañada o conquistada por el demonio, de amiga en destructora. Esto puede suceder con mucha facilidad, convirtiéndola en destructora consciente o inconsciente del marido. Las consecuencias para Adán no son espirituales, interiores, el tormento interior de los afectos y las pasiones que vive la mujer, sino que son exteriores.

28) La lucha del varón, entonces, no será principalmente la lucha interna con las tentaciones de Satanás ni el desgarramiento entre sus amores y sus temores, aunque también él padecerá tentaciones y aunque para él también sus amores serán motivo de temor, de tristeza o de ira. Pero no será esto la pena principal para él porque su sensibilidad para lo interior, para los sentimientos y los afectos es menor que en la mujer o es diversa. En las mismas situaciones parece como que tiene el corazón más embotado En cambio, la mujer tiene el corazón en carne viva.

La pena de la muerte anunciada al varón

29) Adán, había sido destinado a jardinero del Paraíso, ahora tiene que ser labriego de una tierra inhóspita y adversa: “Y comerás de las hierbas del campo”, ya no de los frutos del Paraíso. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente hasta que vuelvas a la tierra pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres y al polvo volverás”. A pesar de que los dos se mueren, la pena de la muerte se le anuncia al varón. El varón tiene también todas las penas en el cuerpo, en lo físico, en su fatiga, en herirse con los cardos y las espinas. En la mujer es el alma lo que está en el frente de las penalidades mientras que en el varón es el cuerpo el que está en el frente de las penalidades hasta que por fin se disuelve y muere y vuelve a la tierra de la que fue tomado.

30) Ambos son cuerpo y alma. Pero parecería que en el varón, el polo predominante es el corpóreo y en la mujer en cambio, el anímico. El hombre está por lo tanto, por la pena del pecado original, abocado a sacrificarse en el esfuerzo físico, en el trabajo, en la modificación del mundo exterior. Abocado a sacrificar-se físicamente. El de la mujer es más bien un sacrificio espiritual, más próximo a lo que la Sagrada Escritura llama: “sacrificio de alabanza” 15.

31) El escenario de las luchas del varón es la tierra, la naturaleza, el foro, la sociedad, el campo de batalla, la fábrica, la empresa. Y la tierra maldita puede ser el ámbito en que se mueve aunque no sea campesino. Y los cardos y espinas, los jefes, los malos compañeros, los envidiosos.

La esposa:
de ministro del auxilio divino a ministro del espíritu homicida


32) Aunque no lo mencione el Señor, no es pequeña pena, para el varón, el hecho de que la mujer que Dios le dio como auxilio se convierta, a consecuencia del pecado, en destructora.
Esto que sucede con Eva al principio lo vemos suceder frecuentemente a nuestro alrededor.
Este relato del origen nos ilumina acerca del sentido de este hecho que tantas veces vimos suceder y no comprendíamos cómo era posible ni por qué sucedía. El enemigo procurará por todos los medios convertir el amor primero en acedia, menosprecio, despecho, rivalidad, rencor, odio… Logrará así muchas veces convertir a la amiga y auxiliadora en agente del espíritu destructor. Hay que estar atento a esta tentación. Porque además, a medida que la mujer conoce más al varón, más conoce sus limitaciones. ¡Si es un ser pecador! ¿Cómo no lo va a conocer? ¡Pero más despreciable puede hacerse a sus ojos! El demonio no necesita inventar nada para ponerla contra el marido. Basta que la envenene. Con razón se ha dicho: “¡No te pongas de enemigo a tu mujer!”. Aunque la enemistad de cualquier mujer es muy temible, la de la esposa es la peor.

33) Pero esto que puede suceder en uno que otro hogar, puede ir convirtiéndose en cultura. Cuando la animosidad de la mujer contra el varón se hace conducta y pauta de comportamiento en una cultura, entonces la mujer puede llegar a anular la figura del varón, como esposo y padre.

El triunfo de Satanás sobre la mujer hecho hoy cultura

34) El P. Tony Anatrella describe en uno de sus libros 16 cómo las consecuencias del pecado original están vigentes en nuestra cultura, donde la mujer, en vez de ser la auxiliadora del varón, se ha convertido en su rival y su enemiga, en la familia y en la sociedad. En el capítulo que se llama “El padre despedido” dice que vivimos en una sociedad que ha erosionado progresivamente los roles del varón, especialmente su rol de padre. Ha destruido así lo que el varón tiene de más noble. Esto va junto con la desaparición del Padre Dios: “Vivimos en una sociedad – dice – que ha devaluado progresivamente y rechazado la imagen del padre. Los padres tienen dificultad para luchar contra esta representación social. En efecto, si ejercen su paternidad respecto de sus hijos y son capaces de recurrir a la simbología paterna no pueden luchar contra el modelo dominante, difundido por los medios de comunicación, del padre ausente humillado, indigno o incompetente. Así en la mayor parte de los guiones de las series televisivas, es presentado como incapaz de situarse en la relación educativa, de ocuparse de adolescentes, menos todavía de proclamar las exigencias necesarias de la vida en sociedad, incluso de reprender cuando es necesario…”

35) La que está valorada sobre todo en esta sociedad – prosigue señalando Anatrella – “es la relación madre/hijo y el padre cree que tiene que ser una segunda madre para hacerse aceptar. Pero hay que subrayar igualmente aquí que muchas mujeres reprochan a los hombres no cumplir con el papel de padre cuando, más o menos conscientemente, ellas se las han arreglado para no dejarles el lugar que les corresponde. La madre aleja así al padre, con el riesgo de culparlo en un proceso perverso que le permite confirmar su poder y su sentimiento de omnipotencia sobre los hijos, sobre el hombre y sobre el padre”17 .

36) Hemos visto que según el designio divino del principio, el varón Adán tenía una relación primera y por lo tanto prioritaria con Dios. Adán era el Homo religiosus. Y eso le aseguraba también su sitio en el conjunto armónico de las demás relaciones, con la tierra, los animales, la esposa, los hijos, la familia y la sociedad. Si el varón se aparta de Dios, como sucedió a Adán por complacer a su mujer, entonces también la presencia y la unión de los hombres con Dios se debilita.

37) Por eso el Verbo eterno de Dios se encarna como varón. Para restablecer el vínculo justo entre el Hombre y Dios. Y al revelar al Padre muestra el modelo del padre terrenal. El varón ha de tener en Dios su modelo para ser esposo y padre.

38) Hay actualmente un eclipse de Dios Padre que es correlativo y simultáneo con un eclipse de la figura del varón y del padre en la tierra. Esto se ve incluso en los ámbitos cristianos, donde se está hablando cada vez menos de Dios Padre. El cardenal Joseph Cordes dice en su libro “El eclipse del Padre” 18 que incluso en la teología católica y protestante se nombra poco al Padre: se habla de Dios pero poco del Padre. Y que la presentación de la figura de Jesucristo se hace prescindiendo de su relación con el Padre. De modo que se presenta a un Cristo sin Padre 19.

39) Sabemos nosotros que la conducta de los hombres sobre la tierra se deriva de la causa ejemplar celestial: “así en la tierra como en el Cielo” rezamos en el Padrenuestro. Si desparece el Padre del Cielo, desaparecen los padres en la tierra. Y si los hombres en la tierra se olvidan de Dios Padre, se olvidan de ser padres. No se casan para ser padres, sino para tener mujer. Y así como los hombres relegan a Dios en el asilo de ancianos del Cielo, después relegan a sus padres en el asilo de ancianos de la tierra. Van a visitar a Dios Padre una vez por semana… cuando van, y muchas veces se olvidan del domingo. Muchos también van al hogar de ancianos a las cansadas a visitar al padre…

40) Vivimos, entonces, la crisis del varón como padre. El psicólogo Claudio Risé, ha estudiado este fenómeno20 . El padre está ausente, dice Risé, no porque no esté presente sino porque se lo está excluyendo. (Aunque hay que reconocer que la cultura forma varones que se autoexcluyen porque no han sido formados para ser padres.)

41) Traemos estos hechos a colación porque son consecuencia del pecado original. De alguna manera la desaparición de la figura del varón es consecuencia de una especie de enemistad que empieza a surgir entre el varón y la mujer, una especie de rivalidad de los que deberían ser complementarios. Como hemos oído a Anatrella: los padres tienen dificultad para luchar contra esta representación social. No es que no haya padres. Hay padres, pero los que hay y quieren serlo tienen el mundo en contra. El mundo les vota leyes por las cuales no tienen derecho a su hijo y su mujer lo puede abortar, su mujer se puede divorciar de ellos por su sola voluntad y sin embargo él tiene que seguir pagando. Es decir, el hombre va siendo desposeído de su autoridad, de su patria potestad. Los abogados saben cómo se ha ido despojando progresivamente al padre de su autoridad en las leyes. Si ejercen su paternidad respecto de sus hijos, es decir si son buenos padres, igualmente les es muy difícil luchar contra el modelo de Los Simpson: el padre es un estúpido, los inteligentes son los niños.

42) Sin embargo, es el padre el que debe poner los límites, porque es el único que psicológicamente sabe ponerlos. Al padre le toca, digamos, sacar al hijo de la simbiosis con la madre, que no le permite tomar riegos, y hacer que el hijo tome riesgos. Al padre le toca exponer al hijo al sacrificio y enseñarle a sacrificarse por la causa justa y por el amor. En primer lugar, con su ejemplo. Y eso no se lo permite a veces su misma esposa. Hemos oído a Anatrella: lo que está valorado no es la relación padre-hijo sino la relación madre-hijo, valorada por las leyes y por el modelo dominante.

43) Muchas veces, sin tomar en consideración la inconducta de la madre, el juez le adjudica los hijos a ella. Y aunque los hijos quieran ir con el papá, el juez se los adjudica igual a ella siendo cruel con la voluntad de los niños. Hay como una especie de presupuesto de que la mujer es la buena. El presupuesto legal es que ella es víctima y buena. Parece que el legislador no pudiera tener en cuenta que a veces la mujer puede obrar mal. Que como Medea puede sacrificar a un hermanito para que su padre no logre alcanzarla. Que puede matar a un hijo para vengarse de su esposo o de su novio; que a veces puede ser infiel y abandonar a su marido para irse con otro por distintos motivos: porque es mejor que el marido, porque tiene más plata… ¿Que hizo la mujer de Herodías? Dejó al hermano del rey y se fue con el rey, porque a una mujer ambiciosa le conviene uno que le pueda dar más. Es decir que la mujer puede ser mala. ¡Claro que puede ser mala! Puede ser demoníaca. Para los legisladores parece que no: la mujer es siempre la buena. ¿Recuerdan cuando hablábamos de esas doctrinas psicológicas o antropológicas que dicen que el hombre es bueno, que la naturaleza humana es buena? Aquí hay precisamente una suposición hemipléjica por la cual la mujer siempre es buena y el varón siempre es el sospechoso o el culpable. No es así; esto no es justo. Y esta injusticia está dominando a esta sociedad. Ambos están heridos por el pecado original de manera diversa. Esa es la verdad.

44) Da que pensar lo que dice Anatrella, que la que está valorada sobre todo es la relación madre-hijo y el padre cree que tiene que ser una segunda madre para hacerse aceptar. El padre tiene que imitar la conducta de la madre. No puede hacer algo distinto de lo que hace la madre. Si no, no lo aceptan ni la mamá ni los hijos. Pero hay que subrayar que igualmente aquí muchas mujeres reprochan a los hombres no cumplir con el papel de padres cuando más o menos conscientemente ellas se las han arreglado para no dejarles el lugar que les corresponde.

45) Estamos hablando en términos generales. Por suerte esto no es universal y en el medio católico este mal todavía no ha dominado totalmente. Pero es el que nos sitia e invade. El mundo católico, la familia católica, está como en un islote rodeado por la inundación de esta cultura promovida principalmente en revistas femeninas… Porque la acción de ingeniería psicológica esta apuntada a la mujer. Las revistas que más daño hacen son las que les cambian el corazón a ellas. Una cierta literatura psicológica ampliamente difundida por semanarios femeninos tiene una parte de responsabilidad en esta devaluación del hombre y del padre.

La disimetría de las penas

46) Estas son consecuencias concretas del pecado original, digamos de la disfunción, de la pérdida de los roles sacramentales por los cuales la Gracia salva. Estas son las consecuencias. Son terribles, ¡terribles!

47) Y es muy importante comprender la diferencia de la herida heredada por el varón y la mujer porque si no, se produce un malentendido. Nadie comprende la diferencia de lo que le pasa al otro; piensa que ha sido herido igual que él y entonces el varón se enoja con la mujer y la mujer se enoja con el varón. Y lo que es pena lo toman como culpa. Y empiezan a culpar e inculparse mutuamente por lo que en realidad debería mover a misericordia y no a reproche.

48) La Sabiduría revelada por Dios nos hace entender que a los dos les desobedecen las pasiones, pero de manera distinta, como ya hemos visto: en el varón hacia el polo animal de la naturaleza y en la mujer hacia el polo espiritual, pero exageradamente, desobedientemente como le pasa a Satanás, que es un espíritu desobediente.

49) A la mujer se le desordena el deseo de ser amada y empieza a querer controlar, a dominar a los que ama; se le desordena el deseo de proteger a los que ama y le da por incurrir en el ejercicio ilegal de la divinidad. En su pequeño “paraíso” juega a ser Dios, y usurpa la Divina Providencia. Quiere tener todo bajo control, que nada se le escape; se hace controladora y por controladora, dominadora.

50) Hace poco recibí un correo electrónico de alguien que me dice: “Mire, Padre, a ver si me da una mano. Yo soy un maniático del trabajo. Soy de esos hombres que están siempre trabajando, que no han tenido tiempo para su familia”. (No sé si porque su esposa no le dio lugar… No sé, para mí es una hipótesis.) “Descubrí que mi hijo mayor hace dos años está conviviendo con una vecina casada, mucho mayor que él.” ¿No será uno de esos casos en que la ausencia de la figura paterna hizo que el chico soñara un modelo de mujer como mamá? (No sé, es una hipótesis.) Pero ¡la esposa lo sabía y no le dijo nada al padre!

51) Estas doctrinas de la Sagrada Escritura que estamos explicando son fundamentales para entender el porqué de estas cosas, qué está pasando en ese mundo y cómo nos tenemos que defender a muerte. Tenemos que seguir defendiendo con uñas y dientes a la familia católica, la familia sacramental, al Sacramento y a la vivencia sagrada del amor matrimonial y esponsal. Tenemos que recuperar y defender la sacralidad del matrimonio.

Disimetría en el desorden de las pasiones

52) A la disimetría de las penas corresponde también una disimetría en el desorden de las pasiones instintivas y del alma. Si bien tanto en el varón como en la mujer se produce el desorden de los deseos físicos y del alma dando lugar a las concupiscencias, éstas – que hieren a ambos – lo hacen de diversa manera. El varón – como ya hemos dicho -- cae hacia el polo animal de su naturaleza, hacia el polo instintivo; tiende a convertirse en perro o en chancho. Y la mujer más bien se exalta exageradamente hacia el polo espiritual; tiende a convertirse en bruja o en demonio. A la mujer se le exageran los apetitos espirituales del alma mientras que al varón los apetitos del cuerpo.

53) El varón se desordena más por la ira animal (caliente), la gula (glotonería) y la lujuria (adicción sexual). Si bien también en la mujer hay ira, gula y lujuria, se manifiestan de distinta manera; hay una disimetría entre ambos. En ella la ira es predominantemente fría, que no eclipsa la razón, como en el varón, sino que agudiza la inteligencia para herir con la palabra. En ella hay también gula, pero es golosinería, más que glotonería. Cuando incurre en glotonería es por descarga ansiosa de sus problemas afectivos. En ella también hay lujuria, pero es por búsqueda de afecto y ternura. Y si no por utilización del sexo con otros fines premeditados: seducción, manipulación, prostitución.

54) Una mamá subió al bus con un nenito y una nenita. Cuando apareció un vendedor de alfajores la mamá le compró uno a cada uno. Yo los observaba: el varón se lo comió en tres bocados, con voracidad animal mientras la nena lo fue chupando durante todo el viaje, degustándolo.

Ira


55) Con relación a la ira, por ejemplo, si bien los dos se enojan por una frustración del deseo o por un mal presente, el varón lo hace tipo perro y la mujer tipo demonio. Cuando el varón se enoja, pierde la razón, pierde la cabeza; actúa irracionalmente, patea, golpea, tira un plato, las hijas se aterran, la mujer se disgusta sin entender por qué él perdió su dignidad de ser racional. A la mujer, en cambio, cuando se enoja se le agudiza la inteligencia; pareciera que piensa mejor lo que va a decir para lastimar más; es una ira fría y racional. Cuanto más se enoja él, más serena se pone ella y mejor piensa lo que le va a decir. En Entre Ríos hay un refrán que dice: “Afilado como lengua de china”, que corta –“china” se le dice a la mujer. La de la mujer es una ira más espiritual, y la del varón más animal. Esto también puede pasarle al varón así como la mujer también puede agarrarse a los arañazos y tirarse de los pelos. Pero lo más propio es esto: que el varón pierda la cabeza por la ira o por la lujuria y que a la mujer se le agudice su inteligencia. Una mujer va con un ojo negro ante el juez, pero éste no escucha la grabación de lo que ella dijo; habría que ver qué dijo para que le pusieran el ojo así, pero la grabación no está.

Sexualidad


56) Algo parecido ocurre con la sexualidad, que es tan importante como manifestación del amor y dentro del marco del amor. En el varón, la pasión sexual desordenada es mucho más evidente, porque él cae hacia el polo animal en todos los desórdenes instintivos, se deshumaniza, se deja llevar por el instinto sexual como un animal, se desconecta, se despersonaliza, se hace incapaz de vivir su sexualidad de manera integrada con su capacidad de amar, pierde la capacidad de manifestar su amor y de mantener una relación amorosa. Hay como una especie de eclipse de la conciencia y de la capacidad interpersonal.

57) No así en la mujer, donde la sexualidad expresa su amor, su personalidad y su capacidad de entrega y de ternura, la manifiesta a ella misma como persona en su capacidad de amar, su entrega amorosa. La lujuria, es decir, el desorden de la sexualidad, se expresa en la mujer más bien como instrumentación calculada de la sexualidad separada del amor, pero no por sí misma como en el varón. Es decir que si hay en la mujer una corrupción de la sexualidad puede venir por la manipulación de la sexualidad al servicio de su posesividad amorosa o, en el caso de la prostitución por ejemplo, al servicio de la codicia, para ganar dinero, o también para tratar de conquistar el amor de un varón, aunque es un mal camino porque precisamente así no se conquista a un varón sino que se lo hunde en su polo instintivo.

58) En la mujer la sexualidad está armónicamente integrada mientras que en el varón hay como un hachazo del pecado en que involuntariamente, por la pena del pecado original, cae hacia el polo instintivo y tiene que luchar contra eso con la Gracia. Por eso el varón tiene que trabajar mucho la virtud contraria a la lujuria, que es la castidad, y debe ser ayudado por la novia y luego la esposa a que logre el dominio casto de sí mismo, no solo para el bien del varón sino también para la felicidad de la esposa.

59) Esta es la razón por la cual si hay relaciones prematrimoniales, como no se ha fortalecido todavía suficientemente el marco de la amistad, si se da un ejercicio de la sexualidad temprano antes de que se haya creado un marco fuerte de amistad no erotizada, se produce un desinflamiento o un impedimento en el crecimiento de la amistad en el noviazgo.

60) El noviazgo es la escuela de la amistad matrimonial: el varón debe ser enseñado por la novia a dominar su sexualidad. Si no, al poco tiempo no pensará en ella sino en el cuerpo de ella. Será un encuentro en el que cada vez se va a ir haciendo menos fuerte el vínculo amistoso y más fuerte el pasional a costa del amistoso.

61) De ahí vienen muchas veces las crisis de la relación de noviazgo y más tarde en el matrimonio. La novia o la esposa no se explican por qué la infidelidad del varón. Lo que asegura la fidelidad es la amistad, no la sexualidad. En el confesionario muchas veces he dicho a las chicas que dicen que han tenido relaciones sexuales con sus novios: “No sabés el mal que le hiciste”, o “Le pusiste el collarcito y ahora cualquiera le pone la cadena” o “Cebaste al tigre con carne”. Y muchas lo reconocían.

62) Después la mujer se asombra de que haya infidelidad en el varón pero no se da cuenta de que ella misma no lo ayudó a ser dueño de sí mismo y de su sexualidad creando el marco de una amistad casta. Muchas piensan que tener relaciones sexuales es una manera de “agarrarlo” cuando en realidad lo sumen en una indiferenciación afectiva que lo puede ser atraído por todas o cualquiera. El varón es potencialmente polígamo. Si la mujer no lo “ata” por una amistad, es como el fuego fuera de la hornalla.

63) Por ignorar estas cosas tan sencillas estamos viendo una catástrofe. Es necesario que se entiendan estas diferencias entre el varón y la mujer y se enseñen a los hijos, ya desde niños, antes de que despierten las pasiones. Es muy importante cultivar una amistad fuerte en el noviazgo, que debe seguir cultivándose en el matrimonio porque la esposa tiene que seguir ayudando al esposo. Por eso el matrimonio es un ministerio entre bautizados. ¡Qué hermoso ministerio! Un ministerio de sanación. Un ministerio de enseñanza. Un ministerio de pastoreo. Un ministerio de santificación.

64) La ignorancia entre las diferencias que hay entre el modo de herir los vicios capitales al varón y a la mujer produce un malentendido entre ambos. Hay un libro del siglo XIV del Arcipreste de Talavera, Enrique Martínez de Toledo, que se llama “El corbacho”, que en español antiguo significa látigo, el latiguillo, porque fustiga los pecados y los vicios capitales. Él pone como vicio capital de la mujer la avaricia y como vicio capital del varón la lujuria. La avaricia está en la mujer principalmente conexa con su deseo de seguridad. Sobre todo la mujer se mueve a la avaricia cuando no encuentra la seguridad en el varón que tiene al lado; cuando ella se siente desprotegida del amor que debería protegerla se mueve a buscar su seguridad en el dinero. Por eso, cuando hace crisis un matrimonio, en una crisis de divorcio van a observar ustedes que la pelea es por los bienes, porque ella pierde la seguridad que le da el amor y entonces necesita la seguridad que le da el dinero. Pero eso es una corrupción del alma de la mujer.

El Señor misericordioso se hizo médico de nuestras heridas

65) Estas heridas disimétricas que corresponden a las penas del pecado original serían incurables y habrían obstaculizado gravemente y para siempre, ya que no imposibilitado del todo, que el varón y la mujer alcanzaran la felicidad que Dios les tenía destinada por el camino del amor de amistad matrimonial recíproco. Era necesario que Dios sanara lo que el pecado original había dañado, aunque no destruido del todo. Y esto es lo que vino a remediar el Hijo de Dios, encarnándose y elevando el Matrimonio a Sacramento de salvación, sanación y santificación. Porque en la ignorancia de esta doctrina revelada por Dios frecuentemente se toma como culpa lo que es pena y se le reprocha al otro como culpa lo que en él es una pena y por lo tanto en el matrimonio sacramental lo que impera es “enseñados por Dios para amaros mutuamente”, misericordiosamente, de modo que el varón conoce las consecuencias del pecado original en la esposa y tiene misericordia con ella y ella conoce las consecuencias del pecado original en el varón y tiene misericordia con él. Y entonces se acaba el ping-pong de la culpa y de la acusación recíproca. Esta es una Gracia de la Sabiduría revelada sobre el varón y la mujer y de la Gracia Sacramental del Matrimonio.

66) ¡Es hermosísimo lo que Dios ha hecho con el Sacramento del Matrimonio! Es un invento divino. Pero hay que vivirlo como hijos de Dios, no de manera sacrílega sino sacramental. Hay gente que se casa sacrílegamente, se casa por cualquier cosa menos por lo que Dios pretende con el Sacramento: más vale que no se casaran por el Sacramento. Y así, sin la restauración por la Gracia se produce la corrupción de la unión esponsal, el amor humano se degrada como vemos en esta cultura que se ha desentendido de Dios, que ha apostatado de la fe cristiana, que no transita por el camino sacramental del matrimonio.

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1 Pueden leerse en Génesis 3, 16-19
2 Repito una vez más la importante distinción entre culpa y pena: Culpa es el mal que yo hago voluntariamente, pero el mal que yo hago voluntariamente va a tener consecuencias involuntarias y esas son las penas. Si hoy me complazco en el mal (culpa), mañana tendré que sufrir otros males (penas). El mal que hago voluntariamente es la culpa; las consecuencias involuntarias que voy a sufrir a consecuencia de mi culpa son las penas.
3 Génesis 3, 14-15. Aquí Dios habla de una descendencia de la serpiente. Es una palabra misteriosa. ¿Satanás tiene hijos? La respuesta hay que buscarla en las palabras de Jesús, cuando se refiere a los incrédulos como raza de víboras, y afirma: “vuestro padre es el diablo” (Juan 8, 44)
4 “Este es el mensaje que oísteis desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que, al ser del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas. No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece”(1ª Juan 3,11-15)
5 12, 34; 23, 33 Y también, ya antes, Juan Bautista: Mateo 3,7
6 Juan 8, 44
7 Mateo 11, 16; 12, 39; 23,36; 16,4, Lucas 11,29
8 Juan 15, 20
9 La palabra “humilde” deriva del latín “humus”, tierra fértil.
10 La palabra latina “fiat” significa “hágase, suceda”. Y se encuentra en la frase de la Virgen: “Fiat mihi secundum Verbum Tuum”: “Hágase en mí según tu palabra”. Es la expresión de la obediencia de María, que corrige la desobediencia de Eva.
11 Gertrudis von Le Fort, La mujer eterna, Ed. Rialp, Col Patmos 26, Madrid 1965, págs. 25-26
12 Génesis 3, 15
13 Génesis 3, 16
14 Génesis 16, 17-19
15 Sacrificium laudis: Salmo 49, 23
16 Tony Anatrella, La diferencia prohibida, Ed. Encuentro, Madrid 2008
17Tony Anatrella, La diferencia prohibida, Ed. Encuentro, Madrid 2008, Pág. 60
18 Mons. Paul Josef Cordes, El eclipse del Padre, Ed. Palabra, (Col. Biblioteca Palabra 23) Madrid 2003
19 M.J. Le Guillou, El Misterio del Padre. Fe de los Apóstoles. Gnosis actuales. Ed. Encuentro, Madrid 1998
20 Claudio Risé, Il Padre, l’assente inaccettabile, San Paolo 2000


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¿Cuales son las penas para la mujer y cuales para el hombre?




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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor DDDAAAVVVIIIDDD333 » Mar Mar 15, 2011 4:17 am

En el pecado original vemos que el diablo hace daño primera y directamente a la mujer, es decir: deja herida su alma; mientras el segundo impacto del pecado original es contra el hombre y le deja herido en su cuerpo porque el primer impacto estaba parado por el alma de la mujer; por eso cuando se corrompen los varones se comportan como animales mientras que cuando se corrompen las mujeres se comportan como demonios. Ademas sabiendo que por el pecado entro la muerte en el mundo conviene investigar que el misterio del pecado se oculta en la mujer, mientras el misterio de la muerte se oculta en el varon. Ademas la historia del pecado original explica que habiendo comido del arbol de la ciencia del bien y del mal resulta que precisamente el varon y la mujer quedan ofuscados en el verdadero conocimiento del bien y del mal, es decir: ya no saben gobernarse por la inteligencia y la voluntad pues la inteligencia se vuelve ignorante y la voluntad se vuelve debil. Por lo tanto al corromperse la mujer resulta que solamente se gobierna por el corazon y no por la cabeza, mientras que al corromperse el varon resulta que solamente se gobierna por la sexualidad y no por el corazon ni por la cabeza. Por eso vemos que la mujer que descubre un hombre sexualizado lo desprecia puesto que piensa que el corazon esta por encima de la sexualidad y por eso ella se pone por encima de el, lo cual es logico porque verdaderamente el corazon es mas que el sexo. Pero la solucion al problema consiste en la castidad del varon como unico medio de devolverle el control de si mismo mediante el gobierno de la razon y la voluntad, es decir: el varon casto se gobierna por la cabeza y no por la sexualidad; y una vez logrado si que puede el varon gobernar a la mujer porque la cabeza esta por encima del corazon; es decir: cuando la mujer quiere encontrar un hombre fuerte debe ser la guardiana de la castidad del varon siendo un modelo de amistad para su novio o marido. Solamente entonces la mujer puede comprender que cuando Dios dice "tu marido te gobernara" resulta un beneficio para ella y no un castigo como parece suponer, es decir: solamente entonces la mujer entiende que dominarla es conocerla y conocerla es amarla y amarla es servirla (amando a la esposa como Cristo ama a la Iglesia que tambien gobierna).
DDDAAAVVVIIIDDD333
 
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor mariaines » Mar Mar 15, 2011 6:46 am

¿Son iguales las penas por el pecado original para varón y mujer?
¿Cuales son las penas para la mujer y cuales para el hombre?
Las penas por el pecado original no son iguales en el varón que en la mujer. Las penas para la mujer de carácter interior, del espíritu, del afecto, del amor. Como ella tenía una destinación espiritual, es ahí donde reside la pena. Además de la enemistad con Satanás, que es una lucha continua, la mujer tiene dos penas que corresponden a cada uno de sus dos más grandes amores, y a sus dos misiones divinas: Madre en primer lugar, esposa en segundo lugar: “A la mujer le dijo: ´Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu deseo, pero él te dominará” . El orden bíblico de las penas revela también las prioridades del designio de Dios y de las dos misiones que le confiere a Eva. Primero la maternidad, dar hijos al esposo. Segundo la esponsalidad. El auxilio de Eva a Adán, pasa en primer lugar por su fecundidad materna.
Las penas para el varón no vienen del alma, como en Eva, sino que vienen del mundo exterior: “Al hombre le dijo: “Por haber escuchado la voz de tu mujer [despreciando la mía] y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás”.

Son penas físicas, laborales, fatiga, heridas con cardos y espinas. Por supuesto que él también tendrá temores, tristezas e iras que le amarguen sus amores, pero no son de la misma magnitud interior que en la mujer. Porque como hemos dicho ya, el varón tiene un interioridad más simple, menos compleja y una sensibilidad de alma menos delicada que las de la mujer.
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor guilleflores » Mar Mar 15, 2011 8:26 am

¿Son iguales las penas por el pecado original para varón y mujer?
¿Cuales son las penas para la mujer y cuales para el hombre?

Primero gracias por el aporte de hoy padre. realmente muy esclarecedor el texto.

1.- las penas no son iguales para el hombre y la mujer.
2.- para la mujer la pena es la herida en su espíritu y la corrupción en la seguridad. para el hombre por el cambio, la pena es física, y la corrupción en la voluntad.
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Gabriela_Ladron » Mar Mar 15, 2011 9:14 am

Las penas del hombre y la mujer son diferentes:

Las penas de la mujer van más encaminadas a la parte espiritual, se desarrollan en cuanto a sus amores (esposo e hijos) y a partir de ellos ella sufre, teme y es presa de la ira.

Las penas del hombre van más encaminadas a la parte física, al esfuerzo físico, llendo más hacia la ira animal, la glotonería y la lujuria.
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor jose obrero » Mar Mar 15, 2011 11:05 am

Como lo menciona el texto, las penas de la mujer son espirituales y en el hombre son materiales, corporeidales...Aunque opino que actualmente, muchas mujeres tambien comparten las penas de ganarse el pan con el sudor de su frente, sobre todo por la ¨modernización¨, necesidad contraida por el hecho de querer la mayor cantidad de comodidades materiales, tambien creo se da el caso del hombre que por esa desigualdad de roles, tiende a acupar el puesto de madre en el hogar, ocacionando con ello, una mezcolanza de los designios de Dios...
A mi manera de ver, a la mujer Dios la ha dotado de una mayor capacidad de amar, de comprender, de cuidar, etc., en relación al hombre...por tal motivo cuando se siente traicionada, herida, etc., tambien tiene más capacidad de hacer daño al hombre.
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Pilar Bosch » Mar Mar 15, 2011 12:27 pm

Las penas, consecuencia del pecado, son distintas para varón y mujer, quienes son juzgados por orden de gravedad de la culpa, aunque ambos están heridos por el pecado original.

Para la mujer, derivada de su deseo de ser como Dios, la culpa es de índole espiritual. Ella escucha al demonio, lo hace su amigo y la consecuencia es la enemistad que siempre habrá entre ambos.El demonio luchará por hacerla aliada o engañarla como enemiga. La enemistará con el hombre quien debiera ser su mejor amigo .Las dos misiones de Eva: maternidad y esponsalidad serán entintadas de miedo, tristeza e ira. La carencia de inocencia del varón lo llevará a querer dominarla.Tanto en su relación con el hombre como en la de los hijos, una mezcla de amor y temor, miedo y tristeza, enturbiarán sus relaciones.Tendrá miedo de amar y deseo de poseer a sus hijos e incluso podrá arrancárselos al padre . Si es religiosa, el marido la celará, cegandose a que ella será mejor esposa si es religiosa, pero si ella no guarda equilibrio, descuidará a los suyos.Enemiga del hombre, procurará anular su figura como esposo y como padre, en un desorden del deseo de ser amada y ser como Dios. Predomina lo anímico,lo espiritual incluso en el manejo de su ira y sexualidad que empleará para manipular calculadora e instrumentalizadamente.

Para el varón, las penas se relacionan más con el mundo exterior: fatiga, sudor, trabajando una tierra que ahora le es hostil. Su rol de padre será erosionado por la misma mujer, quien después lo culpará de renunciar a él. Sus temores, iras y tristezas, serán menores que las de la mujer. Predomina lo corpóreo, la tendencia hacia el polo animal, tanto en su ira como en una sexualidad deshumanizada y desintegrada tendiente a la infidelidad.
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor alex2011 » Mar Mar 15, 2011 12:33 pm

¿Son iguales las penas por el pecado original para varón y mujer?

No son iguales, podríamos resumir que las penas del varón recaen en forma corpórea (fuerza, cansancio, et.) y en la mujer de forma anímica (tristeza, miedo, etc).

¿Cuales son las penas para la mujer y cuales para el hombre?

para la mujer:

1) enemistad con la serpiente: esto lo que provoca es que el demonio siempre busqué que la mujer se confunda, ya sea dándole sufrimiento y entonces que resuelva abandonar el amor para no sufrir; o bien, dándole habilidades superiores al hombre, para que no lo busque y entonces también lo abandone porque no lo necesita.

2) serán tus penas cuanto son tus amores: se refiere al sufrimiente que tiene la mujer por su necesiad de afecto, de espíritu y de amor. Estas necesidades se reflejan en su ser como esposa y como madre, en el primero sufre por que su esposo es de ella pero la domina, de ahí , las sospechas, desiluciones, tristezas, miedos, despechos, etc.; para el segundo, todas las preocupaciones que llevan consigo el ser madre.

para el hombre:

1) La pena de la muerte anunciada al varón: siempre deberá sacrificarse en lo físico, en el trabajo, la sociedad, los malos compañeros, los envidiosos, etc.

2) La esposa: cuando aquélla que debía ser compañera se convierte en destructora. Por ejemplo cuando se relega de su lugar como padre.

Lo maravilloso del matrimonio es que a partir de esas penas distintas, y si se busca el auxilio de Dios y se santifica, estas penas son los instrumentos para alcanzar la gloria desde este mundo.


Bendiciones!
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Mayra Lpz » Mar Mar 15, 2011 1:59 pm

¿SON IGUALES LAS PENAS POR EL PECADO ORIGINAL PARA VARÓN Y MUJER?
No son iguales, pero de alguna podríamos decir que algunas las comparten por ejemplo: la muerte.

¿CUÁLE SON LAS PENAS PARA LA MUJER Y CUÁLES PARA EL HOMBRE?
En la mujer: "Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu deseo, pero él te dominará”. "Son de carácter interior, del espíritu, del afecto, del amor. Como ella tenía una destinación espiritual, es ahí donde reside la pena. Además de la enemistad con Satanás, que es una lucha continua, la mujer tiene dos penas que corresponden a cada uno de sus dos más grandes amores, y a sus dos misiones divinas: Madre en primer lugar, esposa en segundo lugar". Además la enemistad con la serpiente, que no fue propiamente una pena para la mujer pero que si tiene en ella sus consecuencias.

En el hombre: “Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás”. La penas del hombre vienen del mundo exterior.

En lo personal pienso que la ruptura de ese vínculo, de esa comunión entre el hombre y la mujer a causa de la culpa original es ya una gran pena. El hombre y la mujer eran unidad, complemento, comunión... ¡terrible pena separarse!
¡Bendiciones en Cristo!
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor coralito » Mar Mar 15, 2011 3:08 pm

referente a las preguntas.
las penas por el pecado original para el varón no son iguales a la de la mujer porque la penas de varón vienen del mundo exterior fatiga cansancio heridas, en cambio las penas de la mujer en terreno espiritual.
las penas para la mujer son: la enemistad con la serpiente tantos serán tus penas cuantos tus amores.
la mujer tiene dos penas que corresponden a cada uno de sus dos grandes amores y a sus misiones divinas.
1.- madre en primer lugar.
2.- esposa en segundo lugar.
Las penas para Adán no vienen del alma como Eva sino vienen de mundo exterior : con fatiga sacarás de él el alimento todos los dias de tu vida, cansancio trabajo esfuerzo heridas
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Silviamaria » Mar Mar 15, 2011 3:57 pm

:) Buenas tardes, procedo a contestar:

[*]¿Son iguales las penas por el pecado original para varón y mujer?
No son iguales, son diferentes; las penas del varón recaen en la fuerza, el cansancio, etc. Las penas de la mujer recaen en la tristeza, el miedo, etc.

[*]¿Cuales son las penas para la mujer y cuales para el hombre?
Para la mujer la pena es la herida en su espíritu y la corrupción en la seguridad. La enemistad con la serpiente, el sufrimiento como madre y esposa.
Para el hombre por el cambio, la pena es física, y la corrupción en la voluntad. Siempre deberá sacrificarse, está triste cuando no le dan el lugar de padre que se merece.

:) Hasta la próxima semana. :)
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor AdrianaAragon » Mar Mar 15, 2011 4:02 pm

Las penas por el Pecado Original no son iguales para el varón y la mujer, hay una disímetria.

Las penas para la mujer son en un terreno espiritual:
* Enemistad con la serpiente. (lucha continua contra satanas)
* Preocupaciones como Madre.
* Amarguras de Esposa. (miedo, tristeza, ira)
Enfocada a lo animico.

Las penas del varón no vienen del alma, sino de lo exterior:
* Trabajo, fatiga.
* La muerte del cuerpo.
Enfocado a lo fisico.

Adriana
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor jesus saldana » Mar Mar 15, 2011 4:32 pm

No, claro que no son iguales las penas dadas al hombre que a la mujer, son diferentes.

Las penas dadas a la mujer son de carácter interior, mas internas, del espíritu, del afecto, del amor, del ánima. Es en este plano donde se dan las penas a las mujeres, y en las penas tiene dos correspondientes a sus dos amores y sus dos misiones de parte de Dios. Como madre y como esposa; como madre tendrá fatiga antes sus embarazos, dolor de parto y hacia su marido, él la dominará por lo cual temerá al marido, se sentirá traicionada por este si hay ira, sentirá tristeza si el marido se le muere o bien miedo a que no la amen o a perder el amor. De esta manera puede llegar a disuadirle la idea de que mejor prefiera no amar para entonces no sufrir, tema que en la actualidad, se da con frecuencia donde se da un miedo, a amar y a comprometerme, de tal manera que mejor no amo ni me comprometo para entonces evitarme sufrir. De tal manera que la mujer se envuelve en una lucha espiritual.

La cultura actual sobre todo europea tiene una noción de mejor no tener compromisos ni legales, ni afectivos ni sociales para entonces tener "libertad" de poder hacer lo que mejor le parezca, de tal manera que el tener un hijo no nos va a permitir desarrollarnos profesionalmente, o no nos permitirá viajar, o no nos dejará hacer cosas que nos placen por tener que atenderle, por tal mejor tener un animal en el cual puedan descargar su afecto sin el compromiso de la donación.
O bien para qué casarse formalizando la relación, si estamos mejor así, puesto que si la relación no funciona, entonces igual como antes cada quien por su lado y como si nada hubiera pasado, temiendo pues a las relaciones duraderas y sin tanto compromiso. Todo esto con respecto a su ser esponsal.

Ahora con respecto a su maternidad. Las penas son las del parto con dolor, pero también los dolores de la educación y de todas las preocupaciones por la salud del hijo, de su actuar, de su vida, de cómo esta viviendo, de los antivalores que puede vivir, de lo que puede aprender en la calle etc. en este sentido sentirá la tentación de querer dominarles y hacer de ellos lo que a ella le plazca con el motivo de educarles bien

Las penas del varón son del mundo exterior, penas físicas, laborales, de fatiga, heridas con cardos y espinas y no interior como las de Eva, de tal manera que con fatiga sacará el alimento de la tierra, el alimento se producirá con espinas y abrojos, comerá la hierba del campo, con el sudor de su frente comerá el pan. En esta pena se pierde algo relativo a la misión divina en el Paraíso que la tierra ahora le va a herir físicamente, tendrá que padecer fatiga. Claro que también tendrá temores, tristezas e iras como la mujer, pero no de la misma magnitud interior que ella pues tendrá una interioridad más simple y menos compleja y delicada que la de la mujer.

Esto ha permeando también en la ideología de género tan promovida haciendo que la mujer pierda sus dotes esenciales que le hacen ser, de tal manera que es mejor estar sin marido o si lo tienes hay que someterlo a tus gustos y caprichos y tampoco tener hijos, todo esto en aras de la felicidad, del desarrollo del potencial femenino, de llegar a ser lo que antes no podían ser, de llegar a ser como hombres. y todo esto no creo que sea al azar, sino toda una estrategia bien pensada.

Hasta pronto
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Benavides89 » Mar Mar 15, 2011 4:51 pm

No , no son iguales ya que para el hombre son penas corporales : cansancio , fatiga .etc y para la mujer espirituales: Ira , miedo y tristeza. Penas para la mujer :sufrira en su cuerpo ,en el parto y luego el miedo por el bienestar de sus hijos ,etc. Para el hombre , en el cuerpo:porque tiene que pasar mucho esfuerzo fisico para lograr hacer las cosas y muchas veces encuentra enemigos en su camino que no dejan que el avance libremente le ponen trabas ya sea por envidias o rencores y esto hace que el hombre por mucho que se esfuerce a veces no logre las cosas .
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Benavides89 » Mar Mar 15, 2011 4:52 pm

No , no son iguales ya que para el hombre son penas corporales : cansancio , fatiga .etc y para la mujer espirituales: Ira , miedo y tristeza. Penas para la mujer :sufrira en su cuerpo ,en el parto y luego el miedo por el bienestar de sus hijos ,etc. Para el hombre , en el cuerpo:porque tiene que pasar mucho esfuerzo fisico para lograr hacer las cosas y muchas veces encuentra enemigos en su camino que no dejan que el avance libremente le ponen trabas ya sea por envidias o rencores y esto hace que el hombre por mucho que se esfuerce a veces no logre las cosas .
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Benavides89 » Mar Mar 15, 2011 4:52 pm

No , no son iguales ya que para el hombre son penas corporales : cansancio , fatiga .etc y para la mujer espirituales: Ira , miedo y tristeza. Penas para la mujer :sufrira en su cuerpo ,en el parto y luego el miedo por el bienestar de sus hijos ,etc. Para el hombre , en el cuerpo:porque tiene que pasar mucho esfuerzo fisico para lograr hacer las cosas y muchas veces encuentra enemigos en su camino que no dejan que el avance libremente le ponen trabas ya sea por envidias o rencores y esto hace que el hombre por mucho que se esfuerce a veces no logre las cosas .
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor zian » Mar Mar 15, 2011 6:06 pm

Cordial saludo
;) paz y bien en el Señor
¿SON IGUALES LAS PENAS POR EL PECADO ORIGINAL PARA VARÓN Y MUJER?
No son iguales
¿CUALES SON LAS PENAS PARA LA MUJER? Penas espirituales del alma: tristeza, ira, temor, celos...
La enemistad eterna del linaje del diablo con el linaje de la mujer, en el marco espiritual y religioso esa enemistad trata no solo de destruir al hombre sino al mismo Dios, quien es el que provee al hombre de una ayuda para perpetuar el paraíso.
El dolor de sus partos se verá multiplicado, y no solamente en la gestación y el alumbramiento sino toda una vida de dolor se lleva a cuestas cuando se es madre.
El deseo hacia el marido hará que éste la domine el miedo la tristeza y la ira dominaran a la mujer que ama.
La mujer sufre una agonía del alma, su espíritu es quebrantado por lo que ama y teme perder.
¿CUALES PARA EL HOMBRE? Penas materiales: cansancio, fatiga...
La maldición de la tierra que el hombre siembra el esfuerzo y el sudor que representa la cosecha para alimentarse,
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor anam46 » Mar Mar 15, 2011 6:34 pm

Con renovada alegría doy respuesta al séptimo tema de este hermoso curso.
LAS PENAS por el pecado original no soy iguales para el varón y la mujer. Esto queda sustentado desde el Génesis. En el relato de la Creación es Eva quien arrastra a Adán a la desobediencia. Es por ello que Dios al enfrentarse con la serpiente y anunciar las penas, dice que las consecuencias afectarán por siempre a la mujer y sus hijos, aún después de la llegada de la nueva Eva: MARÍA.
Dios anuncia primero las penas que atañen a la mujer pues el pecado de la huminidad se inicia en Eva.

PENAS QUE AFECTAN A LA MUJER.-
- Son fundamentalmente de carácter espiritual, vinculadas con su interioridad pues ese es su principal destino: misión de madre y de esposa.
Satanás intentará conquistar siempre a la mujer para poder, a través de ella, destruír la obra de Dios.
- A partir del pecado aparece la tristeza, la pena, la soledad, el temor, la angustia, las dificultades con los hijos; el enfrentamiento entre sus principios de vida cristianos ante la tentanción del hombre que no piensa igual.

PENAS QUE AFECTAN AL VARÓN.-
- Son de orden físico, del orden exterior. los temores y tristezas del hombre son diferentes.
- La pena de la muerte se le anuncia al varón.
- Desde el pecado original pierde la misión que se le habia encomendado y debe vivir de su trabajo. Aparece el esfuerzo, la fatiga, el cansancio, la pena, el dolor.

La cultura actual abre las puertas a Satanás para conquistar al varón y a la mujer de mil maneras.Hedonismo, sexualidad, feminismo, nihilismo, falta de respeto por la vida, eterna juventud, ausencia de compromiso, secularidad, egoismo, indiferncia, desapego, abandono de los roles que se deben cumplir, ausencia de límites, hijos abandonados ( aún con la presencia de sus padres),manipulación genética, etc. Desde mi humilde opinión y experiencia de vida, las penas en la mujer y el hombre se profundizan mucho más y la soledad exterior e interior cobra protagonismo.

Antes de despedirme quisiera unirme a ustedes para realizar peticiones muy especiales en este tiempo de Cuaresma destinadas a la catástrofe que se vive en Japón. Muchas gracias y hasta la próxima semana. Ana María
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor cince24 » Mar Mar 15, 2011 8:44 pm

¿Son iguales las penas por el pecado original para varón y mujer? y ¿Cuáles son las penas para la mujer y cuáles para el hombre?
No son iguales, para la mujer son penas espirituales, son sentimientos como temor, angustia, dolor; que nacen de su condición como madre y esposa. Y para el hombre son penas físicas, del cuerpo, le vienen del mundo exterior,como el cansancio, la fatiga, dolor físico, aunque también puede sufrir angustias laborales pero nunca de la misma magnitud que las de la mujer, pues las de ella son más profundas, espirituales.
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Re: Lección 7.- LA DISIMETRÍA DE LAS PENAS

Notapor Kolorina » Mar Mar 15, 2011 9:32 pm

¿Son iguales las penas por el pecado original para varón y mujer?

No. Las penas por el pecado original no son iguales para el varon y la mujer. En el valor están enfocadas en el cuerpo y en la mujer en su alma.

¿Cuales son las penas para la mujer y cuales para el hombre?

Para la mujer las penas son de carácter interior, del espíritu, del afecto, del amor. Como ella tenía una destinación espiritual, es ahí donde reside la pena. Además de la enemistad con Satanás, que es una lucha continua, la mujer tiene dos penas que corresponden a cada uno de sus dos más grandes amores, y a sus dos misiones divinas: Madre en primer lugar, esposa en segundo lugar.

Para el hombre las penas no vienen del alma, sino que vienen del mundo exterior: “Al hombre le dijo: “Por haber escuchado la voz de tu mujer [despreciando la mía] y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás”.
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