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maría eugenia escribió:Les dejo un aporte que le llegó al P. Horacio y me pidió que lo pusiera en el foroPadre Horacio, de verdad todas las lecciones me parecen buenísimas pero la No.10 no deja nada por decir, todo está dicho, al pan pan y al vino vino. Es increíble que la Iglesia esté formada por matrimonios que caminan en la obscuridad (99.9%), sigo pensando que estas enseñanzas se deben compartir a todos los jóvenes que están en la etapa de noviazgo, etapa en que se despiertan las pasiones y que en su mayoría se dejan llevar por sus instintos, ignorando el porqué de esos deseos que los arrastran en muy tempranas edades a contraer compromisos que no son capaces de asumir y buscan salidas falsas tales como el aborto, o abandonando a su suerte a la pequeña colegiala a veces embarazada o se dan los matrimonios sacrílegos.
Otra cosa sería si fueran instruidos y formados con la enseñanza que gracias a Dios Ud. nos comparte.
Ya es tiempo de que alguien inicie el cambio, quisiera pensar que después de la Confirmación, se diera una formación escolarizada obligatoria para los católicos ( edades entre los 12 y 18) que son los sujetos más amenazados como víctimas inocentes. Pero también de alguna manera que también a los candidatos al matrimonio se les impartan estas enseñanzas de forma obligatoria e impartidas por gente preparada y no aceptar que se casen hasta que califiquen para el ministerio matrimonial.
Ya basta de consentir casorios de ignorantes que viven mal o fracasan, en los cuales el esposo busca con quien dormir, quien lo atienda tanto a él como a los hijos y la esposa que quiere que le consientan sus caprichos y exigencias por el qué dirán los demás, entre otras cosas.
Al principio resultaría más chamba para las diócesis, pero los frutos serían abundantes a corto, mediano y largo plazo. Seguro resultarían generaciones más conscientes.
A mí me hizo reflexionar pero a la vez entender el porqué de los acontecimientos pero mejor aún; encontrar medidas como opciones para restaurar la Gracia del matrimonio.
Con mucho agradecimiento y mis oraciones para que El Espíritu de Dios lo confirme cada vez más en su Ministerio Sacerdotal.
Gracias,
Hasta la próxima.
María Dolores Dueñas L.
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