por Pak-o » Mié Mar 07, 2012 8:46 pm
Participación en el foro:
¿Cómo explicarías a alguien que, con la sola razón, podemos estar plenamente seguros de que hay vida tras la muerte?
Primeramente, le preguntaría, si está de acuerdo en que no todo es materia, sino que también existe el mundo “inmaterial” o “invisible” y que dentro de estos conceptos, existen los pensamientos. Es un razonamiento sencillo de comprender pues sin duda todos pensamos, inmediatamente le haría saber que a este mundo inmaterial también se le llama “espiritual” (Intelecto y voluntad), y que es preciso que conozca que entonces también estamos formados de Espíritu o Alma.
Pues bien continúo explicándole, lo “material” se destruye lo “espiritual es “indestructible”. Como humanos estamos formados de Cuerpo (materia) y Alma (Espíritu). El cuerpo se “corrompe” con la muerte, pero el Espíritu, se conserva eternamente, esa manera en que el Espíritu se conserva, se llama vida eterna.
¿Qué es el infierno, el purgatorio y el cielo?
El Infierno, es vivir en alejamiento total de Dios por voluntad propia, es la oscuridad total, es el mundo eterno del engaño, del sufrimiento, es la soberbia en su máxima expresión, es vivir y provocar el caos, es vivir lo “irreal”, es dañar y dañarse, es vivir odiando, matando, provocando el sufrimiento a uno mismo y a los demás, y continuar viviendo así aún después de que el cuerpo muera.
El Purgatorio, es la condición de vida después de la muerte, que por la misericordia de Dios las almas experimentan, antes de gozar de la vida eterna, pero al no haber hecho los meritos suficientes en la vida terrenal, aún no pueden llegar ante la presencia de Dios, son almas que no murieron fuera de la Gracia, porque tienen que ser “purificadas” para poder llegar ante él (pues nada impuro llega ante su presencia). Es por decirlo de alguna manera, la condición de vida donde nos lavan, ya que no fuimos capaces de lavarnos nosotros mismos de la manera que Dios nos lo había enseñado.
El Cielo, es vivir eternamente en la armonía que el amor de Dios, en Cristo por medio del Espíritu Santo, experimentamos desde esta vida terrena y la continuamos aún después de muertos, esto lo sabemos porque conocemos las promesas de Dios, cumplidas plenamente en por la Redención de nuestro Señor Jesucristo, comprendida por la Gracia del Señor Espíritu Santo, y que nos muestra a los Santos que nos preceden formando una comunidad de Amor en torno a nuestro Dios Trino.
¿Cuál debe ser la actitud cristiana ante la muerte?
Debemos anhelar ese momento de “morir”, pues de esta manera nos estaremos integrando plenamente al Amor que lo es todo, al amor pleno, al amor que no termina, al amor de los amores.
Para no titubear en esos instantes, los cristianos debemos imaginarnos ese lugar al que tanto anhelamos ir para encontrar a nuestro padre Dios, fuente de ese amor del que ya hemos hablado y que es nuestra meta única ahora que estamos de paso en este mundo. Debemos desechar las falsas “imágenes” que del cielo nos han presentado aquellos que no tienen la más mínima idea de lo que es realmente y nos muestran su limitada visión al respecto.
Visión real que seremos capaces de conocer cuando encontremos el estado contemplativo que el Silencio nos ofrece.
¿Has intentado imaginarte como es el cielo? ¿Nos lo podrías contar?
Basado en la Palabra de Dios antes que en mi imaginación, al Cielo lo imagino aquí y ahora, como el lugar a mi alrededor, donde no hay malos entendidos, donde el prójimo esta antes que uno mismo, el lugar donde los hijos y los Padres conviven en armonía, un lugar donde nadie se preocupa por el tener, sino por dar, un lugar donde nadie ambiciona el poder, sino solo servir a los demás, un lugar donde entregas todo y recibes el 100 x 1, un lugar sin enfermedades porque no hay cabida para el pecado. Un lugar donde lo más importante es amar y solo amar con el amor que el Padre nos ama.