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Mariango escribió:Buenas tardes.
Desde el tiempo de Cuaresma hasta la Pascua de Resurrección, y sobre todo los días posteriores el tema del amor cobra vital importancia en el Catolicismo.
Personalmente este curso ha sido, como he venido comentando, una gran oportunidad de conocerme y conocer más profundamente los cimientos, fundamentos y lineamientos de la religión católica, a través de la doctrina del Misionerismo.
El tema del amor ha sido para mí el punto más sensible, más delicado de mi vida. Digo delicado porque no se me ha hecho fácil entenderlo como tema y con un poco más de dificultad practicarlo como católica, como hermana de la humanidad.
Las homilías a las que he asistido, en cada misa, a partir de la Pascua de Resurrección colocan el amor en un puesto privilegiado y no es para menos; la historia de esos tiempos demuestran que el amor salvó al mundo; fue un amor incondicional, un amor verdadero, hecho de corazón y no de razón.
Tener el ejemplo de ese amor, de esa calidad y magnitud, me quedo pequeña ante el mandato de: Amaos los unos a los otros como Yo los he amado.
Darle el Si a Cristo, en la humanidad, en cada uno de mis hermanos con el compromiso de ser apasionada, entregada, fogoza, sincera y decidida, no es cosa fácil. Tengo muchos días con esto en la cabeza, el amor, el amor, el amor y el amor en todos los ordenes: el amor a mí misma, el amor a la familia, el amor a la pareja, el amor a los amigos y amigas, el amor a las personas, a los animales, a todo lo creado.
He amado y ahora no se cuan intenso y profundo ha sido ese Si a Cristo, a través de ese amor. pero analizándolo bien sé que he hecho bien, porque he puesto mis oidos en quienes necesitaban hablar, he puesto mi boca en los que necesitaban escuchar, he puesto mi sonrisa en los que han estado tristes.
Cada quien tiene su forma de amar y creo que lo más importante es la sinceridad y la intención que ponga en cada acto, en cada situación en donde me encuentro.
Evaluando como estoy en estos momentos considero que mi vida personal, espiritual ha dado grandes pasos pero también he sido "tibia" en muchos momentos. Considero que la tibieza también es parte del aprendizaje, también es fruto de mis actos, porque es una sensación también que siento cuando no estoy sintonizada, cuando no estoy centrada en el amor.
Cada día lo intento más y más, cada día valoro lo que tengo y lo agradezco y siento que lo merezco, que cada cosa por la que he pasado ha sido el tamiz para limpiarme, para purificarme. Todos los días pienso que hay almas que se pierden en la confusión, en la duda, en la falta de amor, en la tristeza, en el odio y el maltrato hacia sí mismos y hacia la humanidad. El principal problema de la humanidad está vinculado con el sistema de valores y principios, que se han olvidado y han sido sustituídos por otras cosas superficiales y materiales que duran poco y satisfacen poco, también.
Cada día intento despertar a otros para que lo vean y también lo intenten, a dar el primer paso, a decir Si de una vez por todas y sé que ese Si al principio será lento, en otros será apasionado y en otros no será, lo importante es intentarlo.
Saludos
Mariango
Caracas-Venezuela
robertoemc2 escribió:Reitero mis saludos y agradezco las nociones presentadas en el curso. La orientaciòn hacia un encuentro con Cristo, una permanencia en èl y un testimoniar de su amor y su presencia entre nosotros.
¿Has analizado cuan intenso y profundo es tu Sí a Jesucristo? Si, una exigencia radical, absoluta, consecuente con la fe, el amor y la razòn. No un paradigama, sino un asertivo renuevo de Dios en el hombre.
2. El tamaño de tus frutos es proporcional a la profundidad de tu Sí, ¿Tu vida espiritual y apostólica, esta dando muchos frutos? Me parece que la pregunta se orienta a una cuantificaciòn y una ostentaciòn, pero yo creo que es al revès, el tamaño del sì el que origina las obras. El si como la potencia, que empuja y genera trabajo, pero que las acciones resultantes con causa del compromiso, de la inmanencia de Dios en el ser. En todo caso, no son las obras la medicion del compromiso, porque podriamos encontrar multitudes de buenas y portentosas obras de bien, pero con un compromiso o conciencia nula o vaga de Dios.
3. ¿Eres consciente de que el mundo está como está porque nosotros los que nos decimos Católicos, hemos sido muy tibios y pasivos en todos los órdenes, en la mayoría de los casos? Nuevamente la formulaciòn de la pregunta no encaja al orden del contenido a tratar. Me parece que no somos los catòlicos los responsables del bien o del mal que està en el mundo. Incluso me atrevo a decir que el mundo no està tan mal, porque mientras la fe radique en el hombre, la caridad sea activa, la familia permanezca, Dios se dè en la eucarisìa, el Papa sea el vocero de Cristo habrà esperanza y no estarà la percepciòn de todo en ruinas, como me parece lo plantea la pregunta. Lo que ocurre es una repeticiòn de la historia, los altibajos, los procesos que generan impactos (positivos o negativos),pero el punto tanjencial no es que ello ocurra, sino el acercamiento de Cristo, Dios, Yahvè, Jehovà (o los sinònimos del verdadero Dios) al hombre. Porque serìa pesimista y falso considerar que los catòlicos somos culpables de lo malo en la tierra,o que en la tierra predomine el mal. Dios, rey vencedor, dador de vida y procreador del bien y el amor perdura sobre todo y todos.
4. ¿Crees que eres culpable de Omisión, por la situación actual del mundo? He omitido mucho bien y he causado mucho mal, pero tampoco soy culpable de la situaciòn actual (Cfr. pregunta 3.), pero si lucho por hacer el bien y evitar el mal, no por rutina, sino por pasiòn,convicciòn, fe.
5. ¿Crees que tú y otros como tú, y otros más como tú, pueden cambiar el mundo? Si, Hittler lo hizo, Napoleòn, Einstein, Mozart, Juan Pablo II...Y aunque no es del todo por mis meritos o fuerzas, sino la gracia de Dios, puedo aportar al mundo y al cielo para bien.
6. ¿Y si tu respuesta es Si, porque no lo haces, porque no empiezas ahora? Lo hago, no he parado. Pero confronto lo malo que no me gusta, pero que hago y lo bueno que me gusta,pero que se me complica por hacer, a lo que la gracia de Dios me asiste.
7. ¿Y si tu respuesta es que ya lo haces, porque no buscas la forma de contagiar mucho más a los demás? Lo hago, aunque no es mìo el mèrito, ni la acciòn, sino un efecto de Dios. Dios quien interviene en todo y en todos para bien.
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