Hola a todos,ahora les mostraré sobre el Nuncio Apostólico Pacelli y
EL CONCORDATO DE LA SANTA SEDE CON BAVIERA.Eugenio Pacelli el día en que era consagrado obispo de Sardi(el 13 de mayo de 1917)
Eugenio Pacelli a partir de 1917 a 1920 era nuncio papal de Baviera.
Pacelli,nuncio apostólico en Alemania de 1917 a 1929.
Baviera, 1918. El nuncio en visita a un campo del prisioneros de guerra distribuyendo el alimento a los italianos detenidos aquí.
Baviera,1918. Eugenio Pacelli durante la visita a un campo de prisioneros italianos.
Nuncio Pacelli fotografiado con los miembros del gabinete bávaro en la ocasión de ratificación del convenio entre el Lander de Baviera y la Santa Sede.
Nuncio Pacelli (al centro), sensible a los problemas del trabajo, cuando está a punto de venirse abajo una mina de Dortmund.
Nuncio papal el 12 de diciembre de 1929, apenas después del nombramiento de cardenal.
Berlín, 1929. El nuncio Hindenburg se despide del presidente von.
Berlín, 1929. Nuncio Pacelli se despide del presidente alemán Paul von Hindenburg.
El cardenal sale en tren de Alemania de vuelta a Roma.
El Concordato fue aceptado por Pío XI como una forma de combatir el comunismo; en manos del régimen nazi, y según expresión de Hitler, que recoge Hochhut, “este concordato –del que de paso diré me deja indiferente el contenido– nos hará beneficiarios de un clima de confianza que nos va a ser muy útil en nuestra lucha sin cuartel contra el judaísmo internacional”. De parte de la Santa Sede, el acuerdo se habría convertido en un instrumento, en manos del papado, para imponer al clero alemán el Código de Derecho Canónico promulgado en 1917. Con el Concordato se habría logrado desarticular al catolicismo político alemán, representado por el partido del Centro, hostil a las políticas de Hitler, se habría excluido con él la acción social y política de los católicos como tales, con el establecimiento de la cláusula segunda se habría centralizado toda ulterior negociación con el gobierno central del Reich, neutralizándose así la posible acción de otros Länder como la católica Baviera, esto según John Cornwell.
Estimo que es una opinión que no se corresponde con la realidad el afirmar que la Santa Sede haya tenido la menor influencia en la toma del poder por parte de Hitler; así como tampoco en la desarticulación del partido del Centro. El 30 de enero de 1933 se vio claramente que las últimas medidas tomadas por las autoridades de la feneciente República de Weimar para superar la crisis económica, política y social no habían dado ningún resultado. Estas crisis habían hecho colapsar las instituciones democráticas y parlamentarias en pocos días, y ese mismo 30 de enero el presidente Hindemburg venció sus últimos escrúpulos nombrando a Hitler como Canciller del Reich. Si bien en las últimas “elecciones libres” del 5 de marzo de 1933, Hitler y su NSDAP no obtuvieron la mayoría absoluta de votos de los electores, el acuerdo con el DNVP (Deutsche Nationalevolkspartei) le concedió la mayoría parlamentaria; lo cual, entre otras cosas, le permitió recibir poco después la “ley de plenos poderes” (24 de marzo de 1933). Tal ley, en la práctica, concedía al gobierno del Reich la atribución de suspender las garantías constitucionales, y de emanar leyes por sí mismo, sin contar con el Parlamento. Ante este panorama, mal y mal puede decirse que el partido Zentrum o la Iglesia tuvieran algún influjo, y mucho menos el concordato posteriormente firmado, en la caída de las instituciones republicanas. Cuando el concordato se gestó (abril-julio de 1933), Hitler tenía ya en Alemania todo el poder en sus manos. Más bien podría decirse a la inversa: El voto favorable del Partido del Centro impulsó a la Iglesia a aceptar el Concordato que Hitler proponía antes que causar tal situación.
Debe tenerse en cuenta –y esto es trascendental– que el ofrecimiento de hacer un convenio bilateral partió, no del Vaticano, sino del Gobierno alemán, quien a través del Vicecanciller Franz von Papen hizo la propuesta formal a la Santa Sede el 10 de abril de 1933; rechazar esa “mano extendida” habría sido sumamente peligroso para la Santa Sede que debía velar por la integridad de la Iglesia en Alemania, que, ante un gobierno dotado de una “ley de plenos poderes” tenía todo el poder en sus manos y quedaba jurídicamente desprotegida.
Para concluir diremos que, el deseo de dejar bien asentado los principios del Código de Derecho Canónico Pío-benedictino, era una aspiración absolutamente razonable y pedida, no impuesta, por muchos obispos de la misma Alemania. Durante siglos las leyes canónicas se habían acumulado en el Corpus Iuris Canonici en el que, durante siglos, las normas eclesiales se habían ido yuxtaponiendo sin ningún tipo de orden, llegando incluso a contradecirse mutuamente. El trabajo de codificación, anunciado por el Papa Pío X en 1904, y que pudo ser promulgado por Benedicto XV en 1917, debido en gran medida al trabajo de la Comisión creada ad hoc y al de su presidente, el futuro Cardenal Pietro Gasparri, por más que hoy nos parezca obsoleto, en su momento fue, sin lugar a dudas, un poderoso avance en la regularización de la disciplina interna de la Iglesia.
Tomado de:© Ricardo Corleto 2004
© Pontificia Universidad Católica Argentina, 2004