6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 nov.

Conocer la importancia de la figura de Santiago el Mayor en la cultura occidental, el papel fundamental que desempeñó en la expansión del cristianismo y el culto jacobeo desde el siglo I hasta la actualidad

Fecha de inicio del curso: 1 de octubre de 2012

Fecha de finalización del curso: 21 de enero de 2013

Periodicidad de envió de las lecciones: semanal

Moderadores: Catholic.net, Ignacio S, hini, ultreio, Moderadores Animadores

Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor marisoto » Lun Nov 05, 2012 2:59 pm

Habiendome llamado la atencion el termino ULTREIA me dispongo a investigarlo y compartir, una disculpa si este termino no esta incluido para su busqueda.
ULTREIA

Ultreia o ultreya (del latín ultra -más allá- y eia -interjección para mover-) es un saludo entre peregrinos del Camino de Santiago.1 También sirve para animarse unos a otros en sus jornadas a pie (o en caballo o bicicleta) por los Caminos a Santiago.
Viene a significar "Vamos más allá", "Vaya adelante", "Date prisa, sigue adelante" (hacia Santiago de Compostela). En el presente no es un saludo muy habitual, siendo más común el de "¡buen Camino!".
Este saludo jacobeo se tomó del Codex Calixtinus. Aparece en la parte musical del apéndice II, dentro del "Dum pater familias" ("Mientras el padre de familia" o "Cuando aquel buen Padre"), conocido como "Canción de los peregrinos flamencos" o "Canto de Ultreya", himno o canto de los peregrinos a Santiago. En él aparece la estrofa:
Herru Santiagu,
Got Santiagu,
E ultreia, e suseia,
Deus adiuva nos.2
Que se puede traducir como:
¡Oh Señor Santiago!
¡Buen Señor Santiago!
¡Eultreya! ¡Euseya!
¡Protégenos, Dios!3
El término también aparece en la parte musical del apéndice I, dentro del himno "Ad honorem regis summi" ("En honor del Rey Supremo"). En él figura la estrofa:
Unde laudes regi regum
solvamus alacriter,
Cum quo leti mereamur
vivere perhenniter.
Fiat, amen, alleluia,
dicamus solempniter
E ultreia esus eia
decantemus iugiter.4
Estos versos se pueden traducir así:
Por eso al Rey de los reyes
loas debemos decir
para merecer felices
por siempre con El vivir.
Hágase, amén, aleluya,
-digamos, pues, a la par-,
E ultreya esus eya,
cantaremos sin cesar.5
De igual modo, el término figura en el capítulo XXVI del Libro I (Libro de las Liturgias). Dicho capítulo contiene la misa del papa Calixto para recitarla el día de la pasión de Santiago (25 de julio), con sus accesorios. La palabra aparece en la estrofa:
Sarcofagum
cuius sacrum
egri petunt
salutemque capiunt;
cuncte gentes, lingue, tribus,
iluuc uunt clamantes:
suseia, ultreia.6
Esta estrofa se puede traducir como sigue:
Su sepulcro
visitando
los enfermos
con la salud se encuentran.
Todos los pueblos, lenguas, tribus
acuden a él clamando:
sus ella, ultreya.7
Parece ser que antiguamente los peregrinos se saludaban diciendo "Ultreia, suseia, Santiago" ("Ánimo, que más allá, más arriba, está Santiago"). También se ha sugerido que cuando un peregrino saludaba a otro diciéndole "Ultreia" ("Vamos más allá") el otro le respondía con "Et suseia" ("Y vamos más arriba").
marisoto
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor ayga127 » Lun Nov 05, 2012 4:16 pm

Los Templarios en el Camino de Santiago

La Orden de los Caballeros del Temple, más conocida como Los Templarios, corresponde al nombre de: Orden Religiosa Militar de los Pobres Caballeros de Cristo.
Estos Monjes Guerreros, se comprometían a: voto de castidad, renuncia al lujo, ostentación y a los placeres del resto de la nobleza, como cacerías, fiestas y torneos.
Su misión era la salvaguarda de los peregrinos a los Santos Lugares Santos. La expansión de la Orden del Temple por toda Europa, supuso que esta labor de salvaguarda se extendiera al Camino de Santiago.

¿Cuando y para se fundo la Orden del Temple?

Durante Las Cruzadas, se crearon numerosas ordenes, destinadas a ayudar a recuperar los Santos Lugares, pero sin duda alguna los Templarios fueron la Orden más importante.
En el año 1119, durante Las Cruzadas, Hugo de Payen, Godofredo de Saint Adhemar y siete Caballeros más, fundaron la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, los Templarios. La idea de los fundadores, es reconquistar Palestina, para la cristiandad y defender a los peregrinos que acudían a Jerusalén a ver los lugares de la pasión de Cristo y el Santo Sepulcro. Instalaron Albergues de acogida y Castillos para defender las rutas hasta Tierra Santa.
Los Templarios, desarrollaron un importante papel en las Cruzadas y la toma de Jerusalén. Ciertas estimaciones, cifran en más de 20.000 los Templarios que dieron su vida, en Las Cruzadas. Las leyendas de Ricardo Corazón de León, y su empeño de reconquistar Jerusalén en poder de los infieles, van unidas a los Templarios, donde prestaron una contribución decisiva a la victoria, en batallas como la de Arsuf (1191). Una vez conquistada Jerusalén, la orden de los Caballeros de Cristo estableció su cuartel en el antiguo Templo de Salomón de esta ciudad, a raíz de ello, se les empezó a denominar Templarios.
Basados en una gran organización y grandes conocimientos de logística y finanzas, lograron un gran poder, que les llevo a comprar la la isla de Chipre. una prueba del poder económico de la orden, poder que fue la causa de su perdición. Habían creado una organización religiosa de Monjes Guerreros con un fuerte poder económico. La primera Multinacional medieval con poderes supranacionales.
Al ser una Orden religiosa, se les intenta limitar el poder y en 1172, pasan a depender exclusivamente del Pontífice de Roma. Lo que en principio era un acatamiento ventajoso, se convertía en en la cercenación del poder supranacional.
Crearon una Logística impresionante, siendo verdaderos, promotores y agentes de viajes, con sistemas de pago y asistencia incluidos.
Los Templarios, estaban exentos del pago de diezmos y contribuciones, estableciéndose por toda Europa, fundando encomiendas, casas, castillos y señoríos. Fueron unos de los promotores y guardianes de los peregrinos a Santiago y Jerusalén.
Su poder económico siguió creciendo, lo cual despertó el miedo en las monarquías Europeas, especialmente la Francesa.
Desaparición de los Templarios. Proceso a la Orden del Temple.

El poder económico de la Orden, fue la causa de su perdición. El miedo de las Monarquías Europeas, sobre todo la Francesa, el poder que tenían en Roma y las disputas en Jerusalén, propicio las condiciones para que el Papa Clemente V, en 1307, acusara y condenara de herejías al Gran Maestre de la Orden Jacques de Molay conjuntamente con 140 de los caballeros de su Orden.
Fueron quemados en la hoguera, acusados de brujería, algo que jamás reconocieron los Templarios. Disuelta y condenada la Orden, el Rey de Francia, confisco las posesiones de la orden, cediendo las posesiones en Tierra Santa a la orden de los Caballeros Hospitalarios, rivales de los Templarios en Palestina.
En otros Países de Europa, no progreso la conspiración, caso de España, no obstante sufrieron una transformación gradual e ingreso de los miembros en otras Ordenes. Tuvieron una gran influencia en el desarrollo de la Cultura del Bierzo, dejándonos, como herencia, un maravilloso Castillo y la influencia en la evolución de los Botillos. Existen otros monumentos Templarios, como la Ermita Templaría de Eunate.
Influencia de los Templarios en la Reconquista (Cruzada Española)

Participaron en las Cruzadas españolas (Reconquista), y tuvierón un papel decisivo en la Batalla de las Navas de Tolosa, donde fueron punta de lanza.
Las crónicas cuentan que su entrada en la Península fue un fracaso, básicamente de logística, que era su fuerte. Acudieron de forma entusiasta a la llamada contra el infiel, pertrechados con un un atuendo típico y el calor de la Península, fue su peor enemigo.
La implantación de la Orden en la Península, supuso un rápido aprendizaje, que alivio su idumentaria y cambio de la estrategia militar, suponiendo un cambio de rumbo estratégico que convirtio a los Templarios, en el bastión defensivo de las zonas fronterizas y punta de ataque contra los musulmanes y soporte logístico, militar y económico de Reyes.
Tuvieron una gran influencia en el desarrollo de la Cultura del Bierzo, dejándonos, como herencia un maravilloso Castillo y la influencia en la evolución de los Botillos.
En el Camino de Santiago existen otros monumentos Templarios, como la Ermita Templaría de Eunate, Iglesia de Santa María la Blanca.
Los Templarios: guardianes del Camino de Santiago

No solo lucharon contra los infieles, también fueron los guardianes del Camino, protegiendo a los Peregrinos de asaltantes, portazgueros y hospederos. A lo largo de las etapas de elcaminoasantiago.com, iremos desvelando alguno de estos hechos:
Ladrones. Bandas organizadas en los Montes de Oca.
Portazgo. Vascos y Navarros exigían el Pago del Portazgo y en muchas ocasiones secuestraban a los peregrinos usándolos como bestias de carga.
Vega de Valcarce. Desde el Castillo de Autares, se exigía el Portazgo, los Templarios se instalaron en el Castillo de Sarracin, para defender a los Peregrinos del pago del Portazgo.

A continuación, mostramos diferentes zonas, protegidas por las distintas Ordenes que actuaban en el Camino:
Orden del Temple. Cuidaban la zona de Santa Mariña de Augasantas.
Orden de San Juan de Jerusalén (Malta).Cuidaban el paso por puente medieval de Vilanova. Al lado del puente, existe una iglesia románica del siglo XII. Desde 1170, tuvo un priorato en Allariz.
Orden de Santiago. Protegía el itinerario Laza-Xunqueira-Ourense
Orden de Barra (Santiago). Protegía el tramo de Codesedo, al pie del Monte Talariño, hasta Vilar de Gumareites, municipios de Sarreaus y Vilar de Barrio.
Orden Cisterciense. En el Siglo XII, se establecieron en la Abadía de Santa.
María de Oseira, que disponía de u Hospital donde atendían a numerosos Peregrinos.
Orden Hospitalaria del Sancti Spiritus (Espiritu Santo). Protegían el Camino Inglés, durante el Siglo XIV.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor nelly57 » Lun Nov 05, 2012 7:03 pm

Gracias HIni. ESte tema me ha resultado muy interesnte. Es muchisima la información por lo que hay que hacer un estracto.

La Orden de Santiago

La Orden de Santiago es una orden religiosa y militar surgida en el siglo XII en el Reino de León. Debe su nombre al patrón nacional de España, Santiago el Mayor. Su objetivo inicial era proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la península Ibérica.
Tras la muerte del gran maestre Alonso de Cárdenas en 1493, los Reyes Católicos incorporaron la Orden a la Corona de España y el papa Adriano VI unió para siempre el maestrazgo de Santiago a la corona en 1523.
La I República suprimió la Orden en 1873 y, aunque en la Restauración fue nuevamente restablecida, quedó reducida a un instituto nobiliario de carácter honorífico regido por un Consejo Superior dependiente del Ministerio de la Guerra, que quedó a su vez extinguido tras la proclamación de la II República en 1931.
La Orden de Santiago, junto con las de Calatrava, Alcántara y Montesa, fue reinstaurada como una asociación civil en el reinado de Juan Carlos I con el carácter de organización nobiliaria honorífica y religiosa y como tal permanece en la actualidad.
Los caballeros santiaguistas estuvieron presentes en todas las acciones guerreras de la Reconquista y sus territorios se extendieron principalmente por La Mancha. A esta Orden pertenecían pueblos de las actuales provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Madrid, Guadalajara, Jaén y Murcia.
La primera acción militar notoria en la que intervinieron fue para ayudar al ejército de su protector Alfonso VIII en la toma de la ciudad de Cuenca, en 1177. Su contribución en dicha conquista fue tan importante que el rey añadió, en el terreno recién conquistado, nuevas donaciones a la Orden, entre ellas:
Dos casas cerca de las de Aben-Mazloca, en el mismo alcázar de Cuenca, dos solares, un molino en el río Moscas y un huerto próximo a este río.
Con las donaciones hechas a Tello Pérez y a Pedro Gutiérrez, que estos a su vez donaron a Pedro Fernández, el fundador de la Orden, se creó al poco tiempo el Hospital Santiago Apóstol en Cuenca. Una de las trece collaciones12 en que se dividió la ciudad se llamó también Santiago, quedando su iglesia dentro del recinto de la misma catedral.7


La Orden de Calatrava

La Orden de Calatrava es una orden militar y religiosa, fundada en el Reino de Castilla en el siglo XII por el abad Raimundo de Fitero, con el objetivo inicial de proteger la villa de Calatrava, ubicada cerca de la actual Ciudad Real. Pertenece al grupo de las órdenes cistercienses y en la actualidad únicamente tiene carácter honorífico y nobiliario.
Su origen se debe a un gesto heroico. La ciudad de Calatrava, junto al río Guadiana, había sido arrebatada a los árabes por Alfonso VII en 1147. Dada la importancia estratégica del lugar como baluarte avanzado de Toledo ante los moros, tras la corta posesión por parte de ciertos magnates, el rey quiso asegurar su defensa entregándola en 1150 a la Orden del Temple, ya que por aquellas fechas no existían los ejércitos regulares, ni era fácil poblar las zonas de frontera. Unos años más tarde, ante el empuje islámico, el Temple dio la empresa por perdida, y devolvió la fortaleza al sucesor de Alfonso, el rey Sancho III.
Ante la situación creada y el inminente peligro, éste reunió a sus notables y ofreció Calatrava a quien se hiciera cargo de su defensa. Entre la sorpresa y las bromas de los nobles, Raimundo, abad del monasterio cisterciense de Fitero, alentado por el monje de su monasterio Diego Velázquez, que había sido anteriormente guerrero, aceptó el reto. Al no haber alternativa, el rey cumplió su palabra, entregando Calatrava a los monjes de Fitero mediante donación realizada el 1 de enero de 1158 en Almazán. Ellos, por su parte, formaron en poco tiempo un ejército de más de 20.000 monjes y soldados, uniendo, a los que había conseguido organizar fray Diego Velázquez en las cercanías de Calatrava, los que había reclutado Don Raimundo en el reino de Aragón. Ante tal multitud, los árabes rehusaron entrar en batalla, retirándose hacia el sur.
Como el compromiso de defender Calatrava se mantenía y resistiéndose con el tiempo los caballeros a tener por superior a un Abad del Císter y vivir entre los monjes, decidieron elegir un Maestre de la Orden. Los monjes se retiraron a Ciruelos y los caballeros a Ocaña, donde se convirtieron en una Orden militar, la primera hispana, que adoptó el nombre propio del lugar. El primer Maestre de la Orden fue Don García, que obtuvo del Císter y del Pontificado la primera regla. Esta regla, modelada sobre las costumbres cistercienses para hermanos laicos, impuso a los caballeros, además de las obligaciones de los tres votos religiosos (obediencia, castidad y pobreza), las de guardar silencio en el dormitorio, refectorio (comedor) y oratorio; ayunar cuatro días a la semana, dormir con su armadura, y llevar, como única vestimenta, el hábito blanco cisterciense con una sencilla cruz negra (luego roja, a partir del siglo XIV) «flordelisada»: una cruz griega con flores de lis en las puntas, que en el siglo XVI se configuró definitivamente como hoy se conoce.


Orden de Alcántara

Orden de Alcántara es una orden militar creada en el año 1154 en el Reino de León, y que aún perdura en la actualidad. Es una de las cuatro grandes Órdenes militares españolas, siendo las otras tres las de Santiago, Calatrava y Montesa.
Nació en las riberas del Río Côa, en la Beira Alta (Portugal) bajo el nombre de Ordem de São Julião do Pereiro (Orden de San Julián del Pereiro), fundada en 1093 por el Conde D. Henrique de Portugal.1 2
Tras su conquista a los musulmanes, la defensa de la ciudad de Alcántara fue otorgada a la Orden de Calatrava en 1214, pero cuatro años más tarde renunciaron por la lejanía a Calatrava. Entonces Alfonso IX de León encomendó la defensa a la recientemente formada orden de los Caballeros de Julián de Pereiro a cambio de cierta dependencia de filiación con respecto a la orden de Calatrava, de ahí que adoptasen también la regla del Císter. A raíz del establecimiento de su sede central en la villa recibida, el primitivo nombre de orden de San Julián fue desapareciendo paulatinamente, hasta que en 1253 sus maestres se titulaban «maestres de la orden de Alcántara», quedando reducida San Julián Pereiro a ser una simple encomienda de la orden.


La Orden Teutónica

Los orígenes en Tierra Santa
La Orden estaba formada por nobles alemanes y seguía el modelo de la Orden del Temple y de la Orden de San Juan de Jerusalén. Fundada en San Juan de Acre (Palestina) en 1190 durante la Tercera Cruzada tras la toma de Jerusalén por Saladino. Originalmente fue solamente una organización caritativa que ayudaba a los peregrinos cristianos, luego fue reorganizada como orden militar, a semejanza de los Caballeros Templarios, en 1192 y obtuvo el reconocimiento oficial del papa Inocencio III en 1198.
En 1220 los Caballeros Teutónicos establecen su cuartel general en la fortaleza de Monfort que se convirtió en la sede de los "Gran Maestre" de la Orden Teutónica en 1229. 1 En 1266, los árabes no consiguen tomar la fortaleza. Pero regresarán en 1271 y conseguirán hacerse con el castillo a través de un túnel excavado en la roca. Los caballeros teutónicos se ven obligados a refugiarse en San Juan de Acre.2 3
Un siglo después, en 1291, la toma de Acre por los sarracenos obligó a los cruzados a retirarse de Tierra Santa, impulsando a la orden a reconsiderar su misión. Derrotados en las Cruzadas, los caballeros de la Orden Teutónica se trasladaron a Transilvania (donde construyeron el Castillo de Bran) hasta su expulsión en 1225 por el rey Andrés II de Hungría, aparentemente por intentar colocarse bajo soberanía papal y no real.4
En 1203, luego de la promulgación de la Bula de oro de Rimini por el Emperador Federico II Hohenstaufen, el Gran Maestro de la Orden Hermann Von Salza y el Duque Conrado I de Mazovia dan comienzo a la Cruzada Prusiana, con intención de cristianizar a los antiguos prusianos.


Orden de los Caballeros Templarios

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latín, Pauperes commilitones Christi Templique Solomonici), comúnmente conocida como los Caballeros Templarios o la Orden del Temple (en francés, Ordre du Temple o Templiers) fue una de las más famosas órdenes militares cristianas.3 Esta organización se mantuvo activa durante poco menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaron a Jerusalén tras su conquista. Fueron reconocidos por el Patriarca Latino de Jerusalén, Garmond de Picquigny, el cual les dio como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.
Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes celebrado en la catedral de la misma ciudad, la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder. Los Caballeros Templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz roja dibujada. Los miembros de la Orden del Temple se encontraban entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas.4 Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica a lo largo del mundo cristiano, creando nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco,5 6 y edificando una serie de fortificaciones por todo el Mediterráneo y Tierra Santa.
El éxito de los templarios se encuentra estrechamente vinculado a las Cruzadas; la pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos de la Orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza. Felipe IV de Francia, considerablemente endeudado con la Orden, comenzó a presionar al Papa Clemente V con el objeto de que éste tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron arrestados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera.7 En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe y disolvió la Orden. Su brusca erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo el nombre de los caballeros templarios hasta nuestros días
Existía, pues, un arraigado y exacerbado sentimiento religioso que se manifestaba en las peregrinaciones a lugares santos, habituales en la época. Las tradicionales peregrinaciones a Roma fueron sustituidas paulatinamente a principios del siglo XI por Santiago de Compostela y Jerusalén. Estos nuevos destinos no estaban exentos de peligros, como salteadores de caminos o fuertes tributos de los señores locales, pero el sentimiento religioso, unido a la espera de encontrar aventuras y fabulosas riquezas orientales, arrastraron a muchos peregrinos, que al volver a sus hogares relataban sus penalidades.

Manuscrito en pergamino, sellado con 9 vueltas de hilo de seda y lacre rojo, es visible su lema: Sigillum Militum Xpisti.

Coronación de Balduino I (de la Histoire d'Outremer, siglo XIII)

La primera cruzada culminó con la conquista de Jerusalén en 1099 y con la constitución de principados latinos en la zona: los Condados de Edesa y Trípoli, el Principado de Antioquía y el Reino de Jerusalén, en donde Balduino I no tuvo inconveniente en asumir, ya en 1100, el título de rey.
Los templarios ayudaron a la repoblación de zonas conquistadas por los cristianos, creando asentamientos en los que edificaban ermitas bajo la advocación de mártires cristianos, como es el caso de Hervás, población del Señorío de Béjar.
Ante la invasión almohade, los templarios lucharon en el ejército cristiano, venciendo junto a los ejércitos de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212).
En 1265, colaboraron en la conquista de Murcia, que se había levantado en armas, recibiendo en recompensa Jerez de los Caballeros, Fregenal de la Sierra, el castillo de Murcia y Caravaca.


Orden de Malta

Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta
La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes amalfitanos. Nació dentro del marco de las cruzadas y desde un principio, junto a su actividad hospitalaria, desarrolló acciones militares contra los ejércitos musulmanes árabes, y más tarde también turcos.1 En la actualidad es reconocida internacionalmente por las naciones como un sujeto de Derecho internacional. Su sede central, que ha cambiado de sitio en varias ocasiones, se encuentra en la ciudad de Roma, Italia, en la Via dei Condotti cerca de la Plaza de España. Ese edificio y el Palacio del Aventino, que funciona como su embajada ante la Santa Sede e Italia, tienen estatuto de extraterritorialidad.


La abadía de Cluny

La abadía de Cluny (Cluni o Clugny) en la zona de lo que más tarde sería el municipio francés homónimo el 2 de septiembre del año 909 por Guillermo I de Aquitania, conde de Auvernia, el cual instaló allí al abad Bernón de Baume, y puso la abadía bajo la autoridad inmediata del Papa Sergio III. La abadía y su constelación de dependencias se convirtieron pronto en el ejemplo del tipo de vida religioso del siglo XI.
La localidad de Cluny, situada en el departamento de Saona y Loira, en la región de Borgoña, en el centro-este de Francia, creció alrededor de la antigua abadía.
La orden benedictina fue clave en la estabilidad conseguida por la sociedad europea del siglo XI, y en parte debido a su estricta adhesión al código benedictino reformado, Cluny se convirtió en el monasterio reconocido como ejemplo del estilo de vida monacal en Occidente desde finales del siglo X. Una sucesión de abades competentes fueron también figuras relevantes en el terreno internacional. El mismo monasterio de Cluny se convirtió en el mayor y más prestigioso monasterio, y en la institución monástica mejor preparada de Europa. La influencia de Cluny se extendió desde la segunda mitad del siglo X hasta principios del siglo XII.
los repetidos ataques de Almanzor sobre los reinos cristianos españoles llegaron a inquietar a los monjes de la abadía benedictina de Cluny, en aquel momento el más importante centro del cristianismo europeo. Religiosos vinculados a Cluny elaborarán el Códice calixtino y la Historia compostelana y los reyes españoles favorecerán en todo lo posible la constitución y proyección de una red de monasterios cluniacenses en el norte de España y singularmente alrededor del Camino. Esa política está íntimamente relacionada con el deseo de los monarcas españoles de romper con su aislamiento respecto de la Cristiandad mediante lazos dinásticos, culturales y religiosos.
nelly57
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor Chyko_19 » Lun Nov 05, 2012 11:27 pm

El documento completo se encuentra en la siguiente dirección

http://www.uam.es/departamentos/filoyletras/hmedieval/especifica/cuadernos/miscelan/1999/05.pdf

Aqui esta un breve resumen sobre la presencia de la orden de San Juan en el Camino de Santiago:

La presencia de la Orden de San Juan u Orden del Hospital en el extremo noroeste de la Península Ibérica ha suscitado hasta el momento muy pocos estudios1. Ello no deja de llamar profun-damente la atención, pues es precisamente de esta región, de entre to-das las que componían la Corona de Castilla, de la que ha llegado hasta nosotros un mayor volumen de información de época medieval. Concretamente la encomienda de Portomarín es la única excepción a la general escasez de fuentes conservadas de este periodo relativas a la Orden de San Juan en Castilla y León2. En cambio, la instalación y desarrollo en estas tierras de otra Orden de características muy simila-res, la de Santiago, sí nos es conocida gracias a los trabajos de Novo Cazón.

Resultaría atractivo, por tanto, estudiar cómo una1 Orden de ca-rácter internacional como la del Hospital se asienta en un medio tan pe-culiar como era el de la Galicia medieval y en un lugar, además, estre-chamente ligado al Camino de Santiago, como veremos más adelante. Por todo ello, nos ha parecido conveniente la redacción de un trabajo sobre el desarrollo del importante núcleo sanjuanista de Portomarín, población de la actual provincia de Lugo, durante los primeros siglos de su existencia. Además, podríamos aprovechar la documentación con-servada para realizar el único estudio individualizado posible sobre una encomienda hospitalaria situada en el ámbito castellano-leonés de este periodo, que nos podría servir como ejemplo del funcionamiento de es-tas unidades en el territorio de la Corona de Castilla, para añadir a los destacados trabajos similares que ya se han llevado a cabo en el territo-rio aragonés, que dispone de mayor fortuna en la conservación de las fuentes documentales4.

INSTALACION DE LA ORDEN EN PORTOMARIN

Portomarín aparece documentado a partir del siglo X como villa en cuyas cercanías existían dos monasterios de cierta importancia, el de Loyo y el de Santa Marina7. La importancia de esta villa venía dada fundamentalmente por su puente sobre el río Miño, de construcción al parecer romana aunque con añadidos medievales8.

Los hospitalarios llegaron a Portomarín como resultado de su proceso de expansión por los reinos de Castilla y León desde comienzos del siglo XII9. Una de las vías que utilizaron fue el Camino de Santiago. Los asentamientos sanjuanistas en él durante su recorrido por tierras castellanas y leonesas se remontaban al siglo XII10. Dentro de este pro-ceso debemos insertar su aparición en Portomarín, una de las etapas im-portantes de la ruta jacobea por tierras gallegas como comprobaremos más adelante.

VINCULACION CON EL CAMINO DE SANTIAGO

La presencia de la Orden de San Juan en Portomarín está estre-chamente relacionada con la situación de punto de paso del Camino de Santiago que tenía el lugar. Como tal es mencionado, una vez más bajo la forma «Pons Minee», por el Codex Calixtinus, una auténtica guía pa-ra el peregrino medieval del Camino24. En principio esta instalación de la Orden junto a la ruta jacobea no es sorprendente, pues también ocurría en otros puntos del Camino25. Pero lo que más llama la atención es su situación junto a un puente del itinerario, fenómeno que se repite en al menos otras dos ocasiones: en el puente de Itero sobre el río Pisuerga (en el término de Itero del Castillo)26, y en Hospital de Orbigo al lado del puente sobre el río Orbigo27.

Sabemos que el puente de Portomarín había sido destruido por la reina Urraca a comienzos del siglo XII y que fue reconstruido por un tal Pedro algún tiempo después28. En 1126 el Emperador Alfonso VII confirmó a Pedro Peregrino, casi con seguridad el mismo reconstructor del puente, la iglesia de Santa María de Portomarín, la cual su madre la reina doña Urraca había dado al Puente sobre el río Miño («Pontem Minei» parece referirse aquí de manera estricta al puente y no a la po-blación) y al hospital del mismo puente llamado Casa de Dios («domum Dei»). Al parecer, la soberana había expresado su voluntad de que la citada iglesia con toda su heredad fuera entregada al Puente y sirviera a don Pedro Peregrino, que había edificado ese puente, para que en lo su-cesivo fuera pertenencia del referido puente y del hospital ligado al mismo29. Este documento constituye la primera evidencia de la existen-cia de un hospital, indudablemente destinado a la atención de los peregrinos.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor GLORIASOLEDAD » Mar Nov 06, 2012 1:35 am

"La Edad Media dejó como legado o herencia principal al mundo conocido, entre otras cosas, el haber permitido la propagación y defensa de la fe católica, la construcción de templos o basílicas donde tenía efecto el culto a Dios, la creación y formación de los Estados Nacionales llamados Monarquías (Inglaterra, Francia, España), la difusión de la Biblia y la trasmisión cultural por parte de los monjes y sacerdotes, la latinización del mundo; es decir, de la utilización del latín como lengua universal." "Breve Historia Universal", Ricardo Krebs
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor mariaines » Mar Nov 06, 2012 6:53 am

LOS TEMPLARIOS Y EL CAMINO DE SANTIAGO
En el momento actual se tiende a revalorizar (quizás porque nos hallamos en los umbrales de
un nuevo milenio y también, al decir de cada vez mayor número de investigadores y filósofos,
de una Nueva Edad Media) la función vitalizante que supuso el Camino de Santiago. Este
papel civilizatorio que encontramos en el Camino de Santiago lo es en lo comercial,
reabriéndose antiguas vías; en lo humano, con una fusión y encuentro de distintas culturas y
pueblos de la actual Europa; en lo artístico, con una amplia difusión del románico y primeros
ensayos del gótico; y en lo místico, haciendo que un ideal común iluminase a tantos y tantos
peregrinos, que unificase ambiciones, anhelos, que guiara variadas tendencias de los
hombres en estos momentos de la Edad Media, armando, casi nos atrevemos a decir, la
estructura de una nueva civilización.
Nadie duda ya de la importancia de la misión asignada a los templarios en este proceso de
reconstrucción del viejo Imperio Romano, con una renovada savia mística surgida del Oriente.
Valientes, impecables, misteriosos, plenos de ígnea pureza, con el triple hábito de castidad, pobreza
y obediencia, se convierten en custodios de los caminos sagrados, en defensores a ultranza de
aquello que haga crecer al hombre y comprender y vivir la unidad de esfuerzos humanos;
propagadores fieles, comprometidos y responsables de una nueva fe que hace estallar en el corazón
de sus adeptos los principios de una Caballería celeste, bajo el humilde hábito de la túnica de blanca
pureza y la cruz roja de regeneración universal. Forman a las gentes sencillas en profesiones
artesanales, los cobijan bajo su ordenada, férrea y generosa administración y los llevan de nuevo, en
armonía con sus creencias, a las prácticas de una religión más natural, en un folclore de indudables
raíces paganas.
¿QUIÉNES CONFORMAN ESTA ENIGMÁTICA ORDEN DEL TEMPLE?
Esta Orden se funda en Jerusalén, a la sazón en poder de los cruzados. Nueve caballeros, "los
pobres soldados de Cristo", se instalan en las ruinas del Templo de Salomón. Nueve años después,
en el Concilio de Troyes, el abad Bernardo de Clairvaux se encargó del destino de estos caballeros,
haciendo que el Papa reconociese esta nueva Orden, de doble finalidad: religiosa y militar. Poco a
poco la Orden fue ganando en riquezas materiales, necesarias para su subsistencia y para el
cumplimiento de la misión que se habían impuesto. Al principio fueron donaciones que luego se
vieron acrecentadas por la habilidad con que los propios templarios administraban sus bienes.
Además, los Papas, exceptuaron a la Orden de cargos y diezmos.
Durante doscientos años la Orden crece y se extiende por Europa y el Mediterráneo, desde el Reino
Latino de Jerusalén, con sus aledaños, Anatolia o Armenia, hasta los confines del Mar Tenebroso en
las Islas Británicas. Desarrollará una perfecta organización económica, religiosa y militar, con una
gran fuerza exotérica y profundas raíces esotéricas, que estará presente en las manifestaciones
fundamentales de la cultura medieval.
Regidas por una regla aprobada por el Papa, la "regla latina", es posible que existiese otra secreta
que se transmitirían oralmente. Pero el desarrollo de la Orden hizo crecer la envidia en la misma
proporción, al punto de que en el siglo XIV el rey Felipe el Hermoso hizo que se suprimiese. Un largo y dudoso proceso, y no menos dudosos testigos, escogidos entre los hermanos excluídos de la
Orden por mala conducta, pusieron fin -al menos en lo formal- a esta congregación religioso-militar,
con la cesión de sus bienes a la Orden del Hospital.
En el lema Non nobis, Domine, non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam (nada para
nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre) hallamos la fundamental
importancia que daban a la humildad, la caridad, el servicio y el amor a su Ideal.
Se ha insistido mucho en el aspecto esotérico y ritual de los templarios, del que se conoce muy poco
y se especula mucho, pero es necesario no olvidar el impulso civilizatorio. Parafraseando a Rafael
Alarcón: desbrozaban, roturaban, desecaban pantanos, explotaban salinas, canalizaban los ríos y
lagunas, cultivaban, abrían nuevas vías de comunicación o reconstruían otras fuera de uso -
especialmente calzadas romanas- reduciendo el peaje o eliminando éste y otros impuestos que
obstruían el comercio, protegiendo a comerciantes y peregrinos; establecían mercados de los que
eran beneficiarios, fundan nuevos pueblos con colectividades humanas de diversa procedencia,
repueblan territorios enteros. Sus economistas revolucionan el sistema mediante la introducción de la
letra de cambio, con lo que se podían hacer transacciones nominales y viajar tranquilos sin miedo a
los robos de los valores en metálico. Pagan rescates a princesas y reyes, financian la construcción
de los grandes edificios góticos, colaboran en la fusión de las culturas cristiana y árabe (con la
consiguiente transmisión de conocimientos de éstos a aquellos), consiguen en los territorios por ellos
regentados el sincretismo y la tolerancia entre cristianismo, islamismo y judaísmo; resucitan las
milenarias tradiciones esotéricas, fomentan los contactos entre filósofos e intelectuales de las tres
grandes religiones, activan polémicas constructivas, fundan Universidades y centros de cultura
(Escuela de Traductores de Toledo, Escuela Náutica de Segres, Insituto Luliano de Mallorca,
Universidades de Palencia y Coimbra...); actúan con admirable eficacia en lo político: Independencia
de Portugal, Cortes leonesas de 1188, en la Concordia de "Sotofermoso" entre Alfonso IX de León y
Alfonso VIII de Castilla y en la educación de futuros monarcas como Jaime I de Aragón o Federico II
de Alemania.
Respecto al Camino de Santiago, que es el tema que nos ocupa, en él se instalaron y se erigieron en
guardianes, fomentando el culto y las peregrinaciones tanto a Santiago como a los diversos
santuarios de interés trascendente intercalados en las rutas principales. Edifican sus propios
santuarios en las encomiendas del Camino y entronizan diversas devociones a la Virgen Madre
Negra.
http://personal.telefonica.terra.es/web ... larios.pdf
mariaines
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor consuelo castillo » Mar Nov 06, 2012 9:55 am

Gracias Hini y a todos los caminantes por tan valiosos aportes, que personalmente me tienen fascinada. El tema está siendo tratado de forma muy generosa con los aportes. Tanto que para no repetir, me he quedado indecisa en mi participación. El tema de las peregrinaciones en nuestra cultura actual sigue vigente y es de religiosidad popular, que se debe incentivar y nunca acabar. En mi país por ejemplo, tenemos varios sitios de peregrinación, que son visitados por miles de peregrinos a través de todo el año. Algunos de fácil acceso otros no, como el Santuario del Señor de Monserrate, donde se puede subir por cómodo teleférico o por un camino bastante escarpado y en ocasiones hasta peligoroso. Hay quienes ascienden descalzos o de rodillas por alcanzar las gracias que necesitan. Así como yo deseo ir algún día en peregrinación a Santiago de Compostela, muchos de ustedes puedan visitar también éste bello y querido santuario del Señor de Monserrate en Bogotá Colombia. Consuelo Castillo.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor licha mera » Mar Nov 06, 2012 11:41 am

En el siglo X surgieron con gran vigor nuevos órdenes monásticas, que intentaron luchar contra los males que aquejaban a la Iglesia. Desde los monasterios se predicaba el renunciamiento a las vanidades del mundo como una de las condiciones para salvar el alma.

La reforma de los conventos partió de Francia. El 11 de noviembre del año 910, el duque de Aquitania, conocido como Guillermo el Piadoso, fundó un monasterio en la localidad de Cluny y lo puso bajo la protección directa del Papa, sustrayéndola de la autoridad del obispo local. Se formó entonces una orden religiosa, la cluniacense, que observaba con mucho cuidado a regla de San Benito:

la combinación del trabajo manual con la oración, la recitación de los Salmos, el respeto por el silencio y la confesión pública de los pecados.

La orden cluniacense comenzó a condenar en forma sistemática ¡a vinculación entre Iglesia-Estado; especialmente en referencia a la situación en Alemania, donde los obispos eran “semifuncionarios” del emperador. Para los monjes de Cluny, la función más importante que tenía que cumplir la Iglesia en la Tierra era la salvación del alma y para ello necesitaba estar libre de la intromisión estatal. Se debía terminar con la compraventa de cargos eclesiásticos. Desde Cluny surgió entonces la idea de que el poder laico debía estar subordinado al poder moral de los eclesiásticos.

La actividad que esta orden desarrolló rehabilitò el espíritu religioso en la opinión pública. De esta orden surgieron muchos clérigos notables, como Hlldebrando que luego se convirtió en el papa Gregorio VII. (Ver Reformas Eclesiásticas de Gregorio VII)

En el siglo XI surgió otro movimiento reformista en Cister, bosque de Francia, en donde el abad Roberto con algunos de sus religiosos se instalaron para fundar un monasterio. Aplicaron también con respeto las reglas de San Benito. Desde allí se desarrollé una orden religiosa de tal magnitud que no tardó en hacerse célebre. Los monjes cístercenses tomaron el nombre de bernardos, en honor de uno de sus clérigos más destacados, San Bernardo. La influencia de Cister y Cluny no se limité al ámbito religioso; también fueron los creadores de estilos arquitectónicos propios.

El movimiento monástico no se detuvo. En los siglos posteriores surgieron nuevas órdenes, como los franciscanos y los dominicos.

A comienzos del siglo XIII un religioso italiano, San Francisco de Asís, fundó la orden de los Frailes Menores, luego llamada franciscanos. Predicó dos virtudes primordiales: la fe y la caridad, a través del ejemplo de una vida humilde, y con la renuncia a las riquezas que le brindaba su familia. La orden franciscana fue muy popular y se convirtió en una de las más fecundas instituciones del catolicismo.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor PEPITA GARCIA 2 » Mar Nov 06, 2012 1:20 pm

LA EDAD MEDIA.- LA IGLESIA

Durante la edad media el clero regular estaba compuesto por los sacerdotes que vivían en conventos y conformaban las distintas órdenes religiosas. Su intervención en la vida medieval fue decisiva en este período, ya que gracias al trabajo de los regulares fue posible el desarrollo de la enseñanza, la conservación de escritos clásicos, la asistencia social y el nacimiento de la medicina moderna que deriva de los hospitales surgidos en el medioevo.

La Iglesia era entonces una de las pocas entidades organizadas que además de ser dueña de un enorme poder sobre los hombre, el ambiente era profundamente religioso, comenzó a ejercer una especie de tutelaje sobre el Estado .

La Iglesia empezó a organizar sus instituciones mediante el Derecho Canónico por medio del cual la Iglesia influyó grandemente sobre toda la cristiandad de la Edad Media.

Los estados o no tenían tribunales o los habían dejado en manos de los señores feudales, quienes impartían una justicia arbitraria e irracional como lo era la Ordalía o los combates judiciales. Como consecuencia la Iglesia asumió por medio de sus tribunales, una serie de asuntos que no tenían nada que ver con la religión como lo eran cuestiones de familia, estado civil, delitos de perjurio, robo y todo asunto penal.

Esto llevo a que los grandes obispos se convirtieran en grandes señores feudales, dejando de lado su misión espiritual.
Imagen

Las Ordenes Religiosas: Monjes cistercienses, frailes franciscanos, cartujos y dominicos.

Razones históricas del continuo nacimiento de Órdenes Religiosas en la Edad Media.
Desde los primeros siglos del Cristianismo y especialmente en el contexto monástico casi siempre existieron ciclos que se movían entre dos polos opuestos: una fuerte tendencia a la purificación y vuelta a principios de pobreza y piedad y, por otro lado, una progresiva tendencia a la relajación y apego a las riquezas mundanas y poder terrenal.

La Iglesia militante representado por los monjes, sentía menos directamente la influencia reformadora de los Pontifices o de sus legados. Con frecuencia, los monasterios plenomedievales habían acumulado posesiones vastísimas; debían ser, pues, codiciados por ambiciosos de todo género.

Los yermos donde se habían establecido los primeros eremitas, anacoretas y monjes, siglos atrás eran ahora fértiles llanuras; donativos y herencias habían multiplicado de un modo inaudito los bienes de las casas de los religiosos. De acuerdo con la Regla Benedictina, cada monasterio era una entidad independiente, la casa madre de Montecassino no podía arrogarse más que una dignidad primacial puramente honorífica.

Sin la vigilancia de una autoridad central, y tentados por la sed de riquezas, algunos monjes de escasa vocación debían de caer a menudo en los excesos que originan la ociosidad y la abundancia.

En este contexto de choque entre virtud ascética y poder terrenal no es de extrañar que muchos hombres verdaderamente piadosos, desearan la verdadera quietud y soledad y se fuesen a vivir otra vez a zonas despobladas para consagrarse a prácticas que recuerdan las de los primeros monjes cristianos.

Ésta suele ser la causa de la mayoría de las fundaciones de Órdenes Religiosas del Medievo: la recuperación de los principios primitivos de San Benito y la vuelta a una vida verdaderamente de crecimiento espiritual al margen de las tentaciones mundanas y de la comodidad de las altas rentas.

Orden de Cluny y Císter.-
Las Órdenes más importantes durante la Plena Edad Media fueron, sin duda, la cluniacense y la cisterciense.

Además de Cluny y el Císter, tuvo gran importancia la Orden de los Cartujos y de forma muy sobresaliente las mendicantes, es decir la de franciscanos y dominicos.

Varias fundaciones de los Siglos XI y XII revelan el ya citado furor ascético de recuperación de la vida de pobreza y soledad. De estas fundaciones ha sobrevivido, llegando con singular renombre a nuestros días, la Orden de los Cartujos, fundada por San Bruno, quien a finales del Siglo XI se retiró al desierto de la Gran Cartuja, en un apartado lugar de la Cordillera de los Alpes, ya que lo consideró bastante apartado y con un clima lo bastante frío para no tentar a los que no tuvieran firme vocación de penitencia. No le pareció suficiente pues se encontraba todavía demasiado accesible, y se trasladó al sur de Italia, en un lugar cerca de Squilace, donde el sol y la sequía hacen más ingrata la vida que el valle helado de la Gran Cartuja alpina.

En las Consuetudines, o Reglas de los cartujos
, el número de monjes se limitaba a doce por monasterio, con dieciséis conversos y algunos pastores y labriegos. Así se evitaban las peligrosas aglomeraciones de los cluniacenses, y sobre todo, se exigía que la pobreza individual de cada monje debería ser absoluta; con total abstinencia de carne; así como soledad y silencio como las principales virtudes de los cartujos.

La Orden de los Franciscanos
fue fundada por San Francisco de Asís, Giovanni Francesco Bernardone, a comienzos del Siglo XIII. San Francisco de Asís es uno de los santos del Catolicismo más estudiado y su biografía ha sido publicada en innumerables ocasiones.

Aunque las enseñanzas de San Francisco son complejas, podemos resumir que se basaban en la idea de la pobreza como virtud. En la Edad Media fueron frecuentes los movimientos que trataban de ensalzar la pobreza como medida de precaución ante el pecado o incluso como penitencia, Francisco entendía la pobreza, como "su hermana" y era que necesariamente debía generar alegría. Su ideal de extrema austeridad se apoyaba en que Dios proveería de lo necesario a sus hijos. La pobreza debía ir unida al amor por los prójimos y al respeto de la naturaleza.

San Francisco fundó tres órdenes: La Primera, que es la de los Frailes Menores, la Segunda (Clarisas), que es la rama femenina fundada por él y Santa Clara de Asís. Por último tenemos la Tercera: Hermanos de la Penitencia.
La Primera Orden, con el tiempo se dividió en observantes, conventuales y capuchinos.


El convencimiento de ideales y buen ejemplo de Francisco y sus primeros frailes fue tan intenso que atrajo a muchas personas a seguir sus pasos por lo que los franciscanos se convirtieron en la orden religiosa con mayor número de miembros durante la Baja Edad Media y siglos posteriores.

Orden de los Dominicos.-
Su fundador Santo Domingo de Guzmán. Frecuentemente, San Francisco de Asís y Santo Domingo van aparejados en la historia de las órdenes religiosas. Murieron casi dentro del mismo año, aunque Santo Domingo era de más edad, doce años antes que San Francisco; hemos de creer a los que más tarde escribieron sobre ello.

Santo Domingo era de familia importante de Castilla la Vieja. Nació en Caleruega, Burgos, España y estudió en la escuela catedralicia de Palencia. Tuvo una preparación eclesiástica de la que careció San Francisco.

Muy pronto fue nombrado canónigo de Osma. Participó activamente en al predicación a los albigenses en Francia en una época en que el conflicto entre la ortodoxia católica y la herejía albigense tenía al sur de Francia en un estado de conflicto gravísimo. No intervino en la cruzada impulsada por S.S. Inocencio III y materializada por Simón de Montfort contra estos herejes, pues prefirió los métodos pacíficos.
Imagen S.S INOCENCIO III, COFIRMANDO LA IGLESIA FRANCISCANA.
Vivió este conflicto en primera persona, con toda su crueldad, y probablemente interpretó que era necesaria una nueva fuerza de predicación cercana al pueblo que evitase estas desviaciones en las creencias católicas. Posiblemente consideró que los monjes cluniacenses y cistercienses e incluso el clero secular no tendrán éxito en mantener a las gentes en la pureza del dogma.

Santo Domingo de Guzmán deduciría que una de las razones importantes que alimentaba la herejía y la rebelión contra la Iglesia era la frecuente inmoralidad y el lujo de riquezas con que vivían parte de las autoridades eclesiásticas, lo que le convencería de que la predicación, para ser efectiva, debía ira acompañada de su ejemplo de austeridad y pobreza, como fue el caso de los primeros apóstoles.

En 1215 Santo Domingo solicitó del Papa la autorización para fundar una nueva orden, hecho que consiguió un año después y que fue concedido por Honorio III. Cuando muere en el año en 1221, existían ya más de 60 conventos.
Las Órdenes Mendicantes y su papel en la Baja Edad Media

Los dominicos y los franciscanos no vivían recluidos como los cluniacenses y los cirtercienses
, sino que andaban por las calles, visitaban las familias y participaban en fiestas populares, así influían con su consejo y ejemplo.

En el orden del pensamiento y del arte, los dominicos, como los franciscanos, contribuyeron al cambio que la Edad Media experimenta al filo del 1200 en que cambian las maneras de pensar y de actuar.

En el campo demográfico se vive un crecimiento urbano sin precedentes en detrimento del mundo rural. Como los frailes mendicantes edificaron sus conventos dentro de las ciudades, mientras los de los monjes anteriores lo hacían en despoblados, indirectamente contribuyeron a reforzar el auge de las ciudades.

Los monasterios ceden gran parte de su protagonismo religioso y cultural a los conventos mendicantes, escuelas catedralicias y universidades.

El hombre comienza más a observar la naturaleza, no como una falsa ilusión que nos separa de la Divinidad sino como algo real y estimable.

De esta manera, en el campo del arte, los conventos mendicantes y especialmente las catedrales son protagonistas de las principales campañas constructivas en un lenguaje distinto, en que el simbolismo románico deja paso al naturalismo gótico.

COMENTARIO.- GRACIAS A DIOS QUE A PESAR DEL TIEMPO ESTAS CONGREGACIONES DE MONJES DE LA EDAD MEDIA CONTINÚAN CON ESPIRIUALIDAD, EVANGELIZACIÓN, AYUDANDO A MUCHAS PERSONAS, EN ESPECIAL A LOS POBRES Y MAS NECESITADOS.

Fuente: Google, Arteguias
"No anteponer nada al amor de Dios"

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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor Yusmarg De Santiago » Mar Nov 06, 2012 7:12 pm

Hola!!! dios con ustedes!!! este es mi aporte de esta semana..


El camino de Santiago en la Edad Media

La mitad de la gente en Europa caminaba en la Edad Media. Los peregrinos llevaban sandalinas, una capa, un bastón y una concha que es el símbolo del Camino de Santiag, la concha estaba en el sombrero. El bastón se usaba para andar y proteger se de bandidos. Además tenían una identificación de peregrino.

Los peregrinos eran de países diferentes por ejemplo de Alemania, Inglaterra, Francia y Turquía.

La motivación era que creían en el perdón de los pecados en la tumba del apóstol Santiago y querían ayuda del apóstol. Por eso lo recorrieron millones de personas, mendigos y reyes.

El viaje era muchas veces una aventura porque había rutas rocosas, resbaladizas y empinadas. El Camino de Santiago era muy duro porque los materiales eran malos y por eso dolían muchas partes del cuerpo.

Mucha gente no podía terminar el camino porque tenían algunos problemas con animales y su salud. Por esa razón la gente que terminaba el Camino de Santiago era como un héroe. Además mucha gente tenía que ir solo rutas pequeñas.

Algunos usaban el camino de los agricultores, comerciantes, aprendices y soldados.

Hoy los peregrinos son denominados los primeros turistas de la Edad Media, porque no siempre hacían el camino por motivos religiosos. La primea guía turística fue una para los turistas en la que se describen bien los diferentes caminos de Santiago y fue publicada en el siglo XII.

Tenían que beber y lavarse en una fuente o un río también, comían hojas de campo pero eran muy malas. Tenían que comer lo que la naturaleza ofrecía. La higiene era mala, la gente se lavaba pero no conocían el jabón o las bacterias. Mucha gente que vivía cerca del Camino de Santiago ayudaba a la gente que andaba. Ellos ofrecían una cama y unas cosas para comer por poco dinero.

Era la única posibilidad de descubrir otro mundo y escapar de la vida cotidiana, el Camino de Santiago.

Las poblaciones medievales están generalmente rodeadas por una muralla defensiva, en la que varias puertas abren a los caminos más importantes. El trazado urbano es sinuoso e irregular, existiendo a veces zonas despobladas. Las ciudades tienen diferentes barrios, que agrupan a la población en función de su procedencia, su religión o su actividad.

CASTILLO

El castillo medieval era la residencia privada del señor feudal. El castillo era, al mismo tiempo, un hogar y una fortaleza, defendida por altas murallas y gruesos muros. Aquí se podía resguardar la población en caso de un ataque.

La habitación principal del castillo era el salón, que se usaba para comer, dormir y atender los asuntos cotidianos. Mientras degustaban ricos platos, los señores feudales podían disfrutar de la música interpretada por un juglar o de las gracias realizadas por los bufones.

El cuerpo de soldados que vivían en un castillo y lo defendían se llamaba guarnición. A cambio del alojamiento y comida, peleaban por el señor y defendían el castillo.

Los soldados vestían cotas de malla y placas de metal para protegerse de los golpes. Entre sus armas estaban las espadas, arcos, ballestas, mazas o lanzas.

IGLESIA

Después del señor feudal, el personaje más importante de un pueblo medieval es el párroco. Es una persona respetada y su cultura, algo superior a la del resto, hace que todo el mundo acuda a solicitar su consejo.

El cura tiene derecho a percibir una décima parte de lo que produce cada aldeano. Este impuesto se llama diezmo. Es obligatorio acudir a misa todos los domingos y festivos. Durante el servicio, la mayoría de la gente está de pie o de rodillas, porque no hay asientos. El cura explica la misa en latín.

BARRIO MORISCO

En muchos pueblos medievales de España era habitual que convivieran cristianos, musulmanes y judíos, cada comunidad en un barrio diferente. Los musulmanes vivían en casas sencillas, con pocas ventanas y apenas adornos.

Buena parte de la vida familiar sucede en las terrazas de las casas, donde se ponen las ropas y los alimentos a secar o se recoge el agua de lluvia. Una habitación, la más espaciosa y mejor amueblada, sirve de lugar de reunión para los hombres.

Dentro de los barrios musulmanes, los baños públicos eran uno de los lugares más visitados. Actividad de carácter ritual, la higiene del cuerpo era considerada un acto de purificación religiosa. Sin embargo, el baño era también un lugar de reunión, de descanso y de relación.

BARRIO JUDIO

Eran muchos los pueblos que contaban con un barrio en el que residían los judíos. Este barrio se llamaba judería. El más importante de los edificios era la sinagoga, lugar donde se reunían los hebreos para orar y reunirse.

Al frente de la sinagoga se encontraba el rabino, quien además ejercía de juez, instructor e inspector de la vida de la comunidad. En la sinagoga, la actividad religiosa principal es la lectura de la Torah, los rollos de la Ley judía.

PUEBLO

En las poblaciones medievales, la mayoría de las calles son estrechas y tortuosas, siempre ocupadas por una intensa actividad. En ellas se desarrollaba buena parte de la vida diaria de la comunidad: comprar, vender, pasear, relacionarse... Sin duda, el mercado era el centro económico y social de la población.

Las casas de los artesanos servían al mismo tiempo como taller y tienda, por lo que se abrían al exterior. El artesano más importante de una población medieval es el herrero. Éste pone herraduras a los caballos y fabrica herramientas agrícolas, armas, cuchillos, etc. También arregla cacharros de hierro y cerámica. Para trabajar el hierro necesita calentarlo al fuego hasta que alcanza altas temperaturas.

Otra figura importante es la del carpintero. Fabrica arados, azadones de madera, yugos e incluso algunos muebles. En su taller también se hacen las vigas de las casas.

En las posadas podían los viajeros y las gentes del lugar alimentarse y pasar la noche. Algunas eran lugares peligrosos, pues por ellas solían merodear pícaros, ladronzuelos y borrachos.

MONASTERIO

Fuera de la población, buena parte de la vida económica, social y cultural de las gentes medievales se articulaba en torno al monasterio. El claustro, con jardín y fuente, es el centro de la vida monástica. Aquí los monjes meditan y encuentran algo de esparcimiento.

En los scriptoria, los monjes se dedican a copiar textos. Gracias a ellos perduró el saber de los antiguos sabios griegos y romanos. Autosuficientes, los monasterios disponían de huertos y granjas. Para trabajar en ellos, contaban con el servicio de campesinos dependientes, pues los monasterios actuaban como grandes propietarios o señores.

TIERRAS DE LABOR

La mayor parte de la población medieval era rural, habitando en granjas o pequeñas aldeas. Las tierras pertenecen a la Iglesia, al señor feudal o al rey. Los campos los trabajan campesinos, que deben pagar un alquiler por labrar el terreno. La vida en la granja estaba marcada por la actividad económica, pues se trabajaba desde la salida del sol hasta su puesta.

La granja podía tener un edificio muy característico, el palomar. De estructura cilíndrica, en sus paredes había cientos de nichos, en los que se refugiaban las palomas. Además de las palomas, otros animales habitaban en las granjas. Vacas, cerdos, gallinas, mulas... aportaban alimento o fuerza bruta.

Los pastores se encargaban de cuidar del ganado y de llevarlo a las tierras de pasto. Para que las ovejas no se escapasen, el pastor se ayudaba de un perro.

En muchos lugares, el agua de los pozos se extraía con la ayuda de una noria, un invento antiquísimo utilizado por romanos y árabes.

Hemos acabado nuestro viaje por el mundo medieval. Como hemos podido comprobar, la existencia podía resultar dura y difícil, pues la preocupación de la mayoría de la gente era conseguir alimentarse cada día y no contraer enfermedades. Sin embargo, no todo eran trabajo o temores, pues también existían momentos para la diversión y el esparcimiento. El mundo medieval, con sus luces y sombras, continúa, mil años después, despertando nuestro asombro.

http://www.artehistoria.jcyl.es/tesoros/videos/846.htm

ORDENES MEDIEVALES

La Orden de Santiago es una orden religiosa y militar surgida en el siglo XII en el Reino de León. Debe su nombre al patrón nacional de España, Santiago el Mayor. Su objetivo inicial era proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la península Ibérica.
Tras la muerte del gran maestre Alonso de Cárdenas en 1493, los Reyes Católicos incorporaron la Orden a la Corona de España y el papa Adriano VI unió para siempre el maestrazgo de Santiago a la corona en 1523.
La I República suprimió la Orden en 1873 y, aunque en la Restauración fue nuevamente restablecida, quedó reducida a un instituto nobiliario de carácter honorífico regido por un Consejo Superior dependiente del Ministerio de la Guerra, que quedó a su vez extinguido tras la proclamación de la II República en 1931.
La Orden de Santiago, junto con las de Calatrava, Alcántara y Montesa, fue reinstaurada como una asociación civil en el reinado de Juan Carlos I con el carácter de organización nobiliaria honorífica y religiosa y como tal permanece en la actualidad.

La Orden de Calatrava es una orden militar y religiosa, fundada en el Reino de Castilla en el siglo XII por el abad Raimundo de Fitero, con el objetivo inicial de proteger la villa de Calatrava, ubicada cerca de la actual Ciudad Real. Pertenece al grupo de las órdenes cistercienses y en la actualidad únicamente tiene carácter honorífico y nobiliario.
Orden de Alcántara es una orden militar creada en el año 1154 en el Reino de León, y que aún perdura en la actualidad. Es una de las cuatro grandes Órdenes militares españolas, siendo las otras tres las de Santiago, Calatrava y Montesa

La Orden de Montesa o de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama es una orden religiosa y militar fundada por el rey Jaime II de Aragón en el siglo XIV.

gracias y dios con ustedes!!!
Yusmarg De Santiago
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor Silviamaria » Mié Nov 07, 2012 3:59 pm

Buenas tardes, lectura de mucho interés, hay bastante que no sabía cual escoger. Les envío
ORDENES MEDIEVALES DELCAMINO
http://www.gh.profes.net/apieaula2.asp? ... nido=60862
El Camino y las órdenes religiosas. El año santo jacobeo OPR Las peregrinaciones medievales fueron no sólo un acontecimiento cultural y religioso, sino un fenómeno social que atrajo hacia sí todo un entramado militar, económico y de progreso. El Camino de Santiago, lógicamente, es buen ejemplo de ello.
Una de las consecuencias directas del auge general de las peregrinaciones medievales, y del Camino de Santiago en particular, fue la gran expansión de las órdenes religiosas en la Europa occidental. Hasta la Plena Edad Media, con el predominio de la vida rural en el viejo continente, las órdenes religiosas habían sido una herramienta de primer orden para la expansión del cristianismo por occidente, estableciendo al papado como una institución universalmente respetada y, a su vez, haciendo encajar en la sujeción espiritual uno de los engranajes claves para el funcionamiento correcto de la sociedad. Así pues, las primeras órdenes religiosas monásticas estaban basadas en reglas diversas, como la de san Agustín o la de san Benito, primando la obediencia, el silencio y la oración.
Órdenes y peregrinación

Sin embargo, con el progresivo incremento de las actividades urbanas, las órdenes evolucionaron hacia caminos más profundos además de la espiritualidad, como la cultura, la economía y la política. Y es en este contexto donde cabe incluir el protagonismo que las órdenes religiosas de Cluny (una reforma de la orden benedictina), y más adelante la orden del Císter (la orden cisterciense), tuvieron con relación a las peregrinaciones.

En el caso concreto del Camino de Santiago, la relación de su auge con la expansión de la reforma cluniacense en tierras ibéricas es absolutamente directa. Gracias al contacto con las ideas reformistas de más allá de los Pirineos, la orden de Cluny pudo controlar las peregrinaciones a Santiago, dotando a esta orden de cierto aspecto de “guardiana de las tradiciones”. Piénsese que el poder de las reliquias ante los creyentes del Medievo (es decir, ante toda la sociedad) resulta hoy día muy difícil de explicar, y sobre todo de entender para una sociedad laica como la actual desprovista de tales tintes emocionales. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que la más extraordinaria, costosa y espectacular idea de la Edad Media tuvo como base ideológica simplemente el recuperar la posesión de una reliquia: el sepulcro de Jesucristo en Jerusalén, motivo fundamental de las cruzadas.

Por conseguir osarios, pedazos de la Vera Cruz, o telas santas, no se dudaba en realizar peligrosas misiones militares, onerosos gastos, o lo que fuese necesario. El resultado merecía la pena, puesto que las reliquias atraían a grandes masas de peregrinos para verlas, visitantes que dejaban limosnas enormes en aquellos templos donde había reliquias. Por otro lado, las protección de los peligros y de las reliquias ayudó a crear un sinnúmero de órdenes militares destinadas a este fin: la Orden del Temple y la del Hospital, entre otras, tuvieron igualmente en las peregrinaciones su razón de ser. Quien controlase un monasterio con una reliquia que atrajese a peregrinos no sólo tenía una obligación, la de protegerlos, sino también la posición económica ventajosa para adquirir muchos ingresos y también la virtud de influir anímicamente en la sociedad. Fue por este motivo por el que las órdenes religiosas estuvieron desde su propio inicio ligadas a las peregrinaciones.

Dejando al margen el papel ya visto de las órdenes militares, las grandes órdenes religiosas, como la agustina, la cluniacense o la premonstratense, fundaron y regularon los hospicios y centros de asistencia al peregrino, pero también pasaron a obtener un gran rendimiento económico al poder fijar las rutas y caminos de peregrinación. En una sociedad como la medieval, que vivía siempre obsesionada con lo sobrenatural y con una cierta ausencia de rigor en la presentación de fenómenos científicos al pueblo, la presencia de milagros era cotidiana, y de ahí que a los santuarios que custodiaban reliquias se les considerase espacios mágicos para los que confiaban en alcanzar remisión a sus pecados, cura de sus enfermedades, solución a sus problemas, etc. Si en todo viaje hay algo de simbólico, ese simbolismo purificador de la peregrinación es más que evidente, de ahí no sólo el enorme éxito que tuvieron en la Edad Media las peregrinaciones jacobeas, sino incluso en nuestra actualidad, toda vez que la atracción de las reliquias ya esté minusvalorada o incluso desaparecida.
El espinoso asunto de las reliquias jacobinas

Precisamente en las reliquias estuvo el caballo de batalla contra Santiago de Compostela, y no precisamente el blanco en el que el santo patrón, según la leyenda medieval, acudía a ayudar a los cristianos hispanos en su lucha contra los musulmanes. Martín Lutero, el reformista alemán del siglo XVI, nos dejó una frase lapidaria: “No hay que ir a Santiago, sino a Jesucristo”. Con ella quería mostrar toda su repulsa al negocio crematístico, altamente rentable, en que se había convertido la compra y venta de bulas, indulgencias y perdones, y que hizo de la iglesia renacentista algo más parecido a una empresa de servicios que a la administradora de la fe.

Hasta los mismos cristianos de la época en ocasiones hacían mofa y befa de las reliquias, como por ejemplo al ironizar sobre cuántos cuerpos podían haber sido crucificados en la Vera Cruz, a juzgar por el número de fragmentos de la misma esparcidos como reliquias por toda la cristiandad. Por no hablar de símiles más procaces, que habilitaban las reliquias (muchas, y en muy diversos lugares) del santo prepucio de Jesucristo. En el espinoso asunto de la más que dudosa autenticidad de las reliquias tuvo, en el caso concreto del apóstol Santiago, la siempre implacable y despiadada crítica de Lutero, que diría que tal vez fuesen de un perro y no de un mártir.

Pero lo cierto es que nada parece aventurar que sean, en efecto, los restos del apóstol. En 1851, con los parcos conocimientos científicos de entonces, su análisis sólo pudo demostrar que se trataba de un osario de alguien fallecido hacía más de cuatro siglos. Más adelante, en enero de 1879, un segundo descubrimiento halló los restos mortales de lo que parecían ser tres personas distintas, muertas asimismo largo tiempo atrás, lo que condujo indefectiblemente a que se considerasen los restos de Santiago y sus dos queridos discípulos, Atanasio y Teodoro, los responsables del traslado de la reliquia jacobea al Finis Térrea, al último rincón del mundo conocido.

Prácticamente la única buena noticia en relación a este problema ya planteado por Lutero en el siglo XVI hay que hallarla en 1955, cuando fue descubierta nada menos que la tumba de Teodomiro, el obispo compostelano que encontró, según las leyendas, los restos de Santiago en el siglo IX. Eso sí: nada nos indica que para entonces las reliquias de Santiago no fueran ya una invención interesada del clero gallego para contrarrestar la influencia del todopoderoso arzobispado de Toledo.
Ruta spiritual y años jacobeos

Desde la perspectiva del peregrino, nada impidió en la Edad Media ni impide en la actualidad que las masas recorran la ruta jacobea movidas por un impulso espiritual, pese a las dudas que reliquias y valores absolutos presentaron y presentan todavía. En el caso concreto del Camino de Santiago, lo que había sido un tímido inicio de lugar de peregrinación que competía con Roma y Jerusalén se convirtió en aldabonazo de prestigio después de que, en el año 1122, el papa Calixto III instituyese el jubileo, es decir, la indulgencia plena de los pecados, a todos los cristianos que peregrinasen a Santiago de Compostela durante el Año Santo Jacobeo. Además de cumplir otros requisitos menores, para obtener el perdón por los pecados cometidos los cristianos deberían visitar la tumba del apóstol un año en que su festividad, el 25 de julio, cayese en domingo. Por lo tanto, todos los años cuyo domingo sea 25 de julio son “años jacobeos”.

El calendario occidental ha sufrido algunas modificaciones desde el siglo XII, sobre todo tras la adopción por parte de la Iglesia católica de la reforma gregoriana, puesta en marcha en 1582. Como quiera que sea por este calendario reformado por el que nos regimos actualmente, la cadencia de los años jacobeos, catorce cada siglo, está basada en la fórmula 6+5+6+11, por mor de la existencia de bisiestos, naturalmente (si no fuese así, habría uno cada siete años exactos). Siguiendo la fórmula, tras un primer año jacobeo hay que esperar seis años para el segundo, cinco para el tercero, seis para el cuarto, once para el quinto, y vuelta a empezar: seis para el sexto, cinco para el séptimo, etc. El año en curso, 2010, es el año jacobeo que precede al período más largo, lo que significa que los anteriores fueron el 2004 y el 1999, y que habrá que esperar once años, hasta 2021, para volver a vivir un 25 de julio que caiga en domingo, en el cual los peregrinos ganen la indulgencia plena de los pecados cometidos.

La plaza del Obradoiro un 25 de julio de año jacobeo está mucho más llena que un año cualquiera. Pese a todas las dudas sobre las reliquias y sobre la validez espiritualidad del viaje, lo cierto es que la milenaria tradición se mantiene, haciendo del día de Santiago uno de los momentos más especiales del año. Decimos bien, día de Santiago, ya que el nombre de Santiago es de los pocos que no necesita anteponer la forma “Santo”, ni completa ni apocopada en “San”, puesto que ya la lleva implícita. Y es que en la etimología de Santiago se ve hasta qué punto influyó en nuestro santo la popularidad de su culto. En principio, el nombre de Santiago, hijo de Zebedo y Salomé, era en hebreo ‘Yakov’, que pasó al latín como ‘Iacobus’, adoptado por el castellano mediante la forma culta ‘Jacobo’. Sin embargo, la presentación más habitual del nombre durante la Edad Media era mediante el acusativo latino, es decir, ‘Sancti Iacobi’. Las diferentes contracciones de la palabra hicieron que el culto ‘Sancti Iacobi’ se convirtiese en ‘Sanct Iacob’ y de ahí a ‘Santiago’, por el fenómeno de sonorización de las consonantes sordas del paso del latín al castellano.

Hay, además, otros dos nombres de igual etimología. La contracción vulgar (es decir, popular) de ‘Santiago’ fue ‘Yago’ o ‘Yagüe’, tal como aparece, por ejemplo, en el medieval Poema de Mío Cid (“los moros llaman Mafomat / e los cristianos Santi Yague”, v. 731). Este nombre, con el que muchos de los peregrinos medievales mencionaban al santo, pasó al castellano como ‘Diego’ por el mismo fenómeno lingüístico antes mencionado. Y los “jaimes” derivan igualmente de ‘Iacomus’, otra forma adoptada en latitudes más septentrionales. De esta forma, todos aquellos cuyo nombre es Diego, Santiago, Jaime y Jacobo en España celebran su santoral el 25 de julio.

Saludos a todos y no desmayemos en el peregrinar.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor galleganat » Mié Nov 07, 2012 9:11 pm

La peregrinación en la Edad Media

Los caballeros del siglo XV venían para participar en torneos y conocer otras tierras , aunque siempre haciendo gala de piedad. Y no son solo los francos . Italianos como Giordano de Ribalta , que se jactaba de haber estado tres veces en Roma y cuatro en Santiago . Jean van Eyck , el pintor holandés que representó en su Anunciación el interior de la catedral . John Goodyear el inglés , que donó un precioso alabastro al tesoro compostelano , o aquellos cuatro barcos de alemanes que partieron del puerto de Hamburgo por un insólito camino de Santiago marino . Todos para venerar los restos del discípulo de Cristo y dar el ritual abrazo al Apóstol .
Uno de los más famosos y conocidos peregrinos medievales de Compostela es el francés Aymeric Picaud , monje de la localidad francesa de Poitou . Su fama le viene por haber escrito una crónica de su viaje , hacia el año 1130 , minuciosa y detallada , con un sin fin de consejos y recomendaciones para los caminantes . Esta crónica , con el título de Guía del Peregrino de Santiago de Compostela , está recogida en uno de los más preciosos documentos que se conservan en la biblioteca de la catedral compostelana : El Códice Calixtino . A esta Guía del Peregrino , es obligado hacer referencia siempre que se habla del antiguo Camino Francés .

( Galicia , el Camino de Santiago ,Dirección Xeral de Turismo )
galleganat
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor marisa725 » Mié Nov 07, 2012 11:20 pm

La ciudad milenaria de Santiago de Compostela es un regalo para los sentidos. Un paseo por la Capital de Galicia declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO nos transportará a la Edad Media cuando, tras el descubrimiento del Sepulcro del Apóstol, el arte remánico estaba en pleno apogeo en Europa.

Una de las épocas más importantes en la historia, es la Baja Edad Media, desde el Siglo XI hasta el año 1492; coincidente con el descubrimiento de América y la caída en España del último baluarte del reino Nazarí en la toma de Granada por los Reyes Católicos.
En la vieja Europa auspiciado por los grandes mandatarios de la Iglesia que gozan de una clase alta muy influyente, se predica y despierta entre la nobleza y el pueblo el sentimiento de liberación de los Santos Lugares ocupados por el Islam, y se forman ejércitos de cruzados hacia Tierra santa, en cuyo seno nacen " Las Órdenes Militares ".

Las Órdenes Militares Monacales, mayoritariamente se componen de monjes guerreros que hacen voto de obediencia, castidad y pobreza, formando fuertes y disciplinados ejércitos llamados " La Milicia Cristiana ". Algunos de éstas Ódenes protejen a los caminntes a la tumba del Santo apóstol Santiago en la Cornisa de España, bajo la vía Láctea, ruta conocida como " El Camino de las Estrellas ".

La Orden de Santiago
En el año 1170, durante el reinado de Fernando II de León ( éste monarca mandó construir el Castillo de Valderas y dió a los templarios la fortaleza de Ponferrada ), nace auspiciada por el Obispo de Salamanca Pedro Suárez de Deza, con su casa matriz en San Marcos de León. La orden fue fundada a ejemplo de los Caballeros de Calatrava y, también con la misión de proteger la seguridad de los peregrinos hacia Compostela.
En la conocida Casa del Charro de Valderas, se ve la Cruz de los Caballeros de Santiago.

En la ruta de las estrellas, a lo largo y ancho del paralelo 42, construyeron encomiendas, Iglesia, Castillos, Hospitales y todo lo necesario para cumplir su cometido de protección a los peregrinos en todos los caminos hacia la tumba del Santo Apóstol Santiago.

Es importante destacar que las tres primeras Órdenes religiosas existentes en Valderas en la Baja Edad Media, tenían la misma misión: " Proteger a los peregrinos en el Camino de Santiago ".

La Orden de Santiago, desde León contra los musulmanes
Surgida en el Siglo XII, la orden religiosa y militar de Santiago fue fundada en el reino de León, no en su vecina Galicia, con el fin de hacer retroceder a los musulmanes en la península ibérica. La cruz gulés en forma de espada, con la flor de lis en la empañadura, ha pasado a la historia a través de muchas imágenes, una de las más fmosas la del autorretrato del artista Diego Velázquez ( 1599- 1660 ), pintado en las Meninas.
Surgieron primero con objetivos militares, con la misión encargada a trece caballeros de defender la ciudad de Cáceres. Sus estatutos recogieron luego la defensa de los peregrinos a Compostela y de las fronteras de Extremadura,

Religiosas en la Edad Media y en el Camino de Santiago
Los tres lugares santos de la cristiandad medioeval estaban situados alrededor del Mediterráneo, y fueron Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.
Se creía entonces tener asegurada la salvación del alma, para quien realizara una peregrinación a éstas tres ciudades.
En la ciudad gallega de Santiago de Compostela estaban los restos del Apóstol de Jesús, y sus peregrinos recibían el nombre de " jacobeos ".
Las mujeres en esa época no viajaban solas, sino acompañadas, cediendo así parte de su protagonismo.
Viajar era peligroso siempre y a la dureza del camino había que sumar los asaltos de ladrones, la incomodidad del hospedaje y otras molestias, de ahí que las mujeres prefirieran la compañía de hombres que las protegieran.
La Iglesia, por su parte, contribuyó en buena medida a dificultar la peregrinación de mujeres solas, argumentando que su debilidad les obligaba en ocasiones en ocasiones a prostituirse para poder llegar a su destino.
Se decretaron leyes para impedir su peregrinación en solitario, incluso para las religiosas, ya que según lo establecido por bonifacio VIII en 1293, ni siquiera las monjas podían viajar, debiendo vivir en clausura el resto de su vida.

Santa Bona de Pisa, la viajera de Dios más tenaz
Muy religiosa, a los 14 años de edad viaja sola a Tierra Santa, para visitar su padre, combatiente con los cruzados. fue un viaje peligroso para una niña y a su regreso fue capturada por un barco pirata islámico en el siglo XII. Estuvo cinco años en cautiverio, fue rescatada y comenzó su vida de peregrinación primero a Roma y más tarde a Santiago de Compostela. Nueve veces realizó completa la peregrinación hacia la tumba del Apóstol y otras tantas regresó a su Pisa natal. Siempre viajaba en grupo y ayudando a los peregrinos con las fatigas del viaje.
En 1962, el Pontífice Juan XXIII la declaró patrona de las azafatas de Italia.

Otra viajera de Dios del Norte de Europa
Sant Brígida de Suecia, ella con su esposo y otros familiares emprendió camino hacia Santiago de Compostela, movida tan solo por la Fe.

Margery Kempe, viajera de Dios y escritora
Viajó a Santiago de Compostela en barco desde Bristol a la Coruña. Fue dura su travesía en la que fue amenazada con ser arrojada por la borda en caso de tempestad, tal era la costumbre entonces, siguiendo la increíble tradición de que las mujeres en el mar atraían desgracias y mala suerte.

A pesar de las dificultades, hubo viajeras de Dios, que ocupan un lugar preferente en la historia de las peregrinaciones, ganándose incluso el reconocimiento de la Iglesia, que las ha declarado santas en ocasiones.

Lugares Santos del Camino
El Camino de Santiago fue la ruta de peregrinación más importante de Europa medioeval y uno de los hechos de mayor importancia y beneficio para la historia de España.
Gracias al Camino de Santiago los aislados y pequeños reinos hispánicos, enzarzados en guerras civiles y contras Al- Andales, pudieron abrirse a Europa y recibir de los pueblos traspirenaicos una gran riqueza cultural.
Cuando hablamos de la ruta jacobea, hay que hacerlo desde diferentes planos: espiritual, social, geográfico, económico, cultural, etc. O sea no hay " Un solo Camino ".
El Camino de Sntiago no sólo tuvo repercusiones de tipo religioso. Para España supuso uno de los hechos de su historia medioeval.
Gracias a la peregrinación se construyeron iglesias, monasterios, puentes y hospitales, surgieron nuevas ciudades, nuevos asentamientos de emigrantes francés y un intercambio cultural sin precedentes.
marisa725
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor J Julio Villarreal M » Vie Nov 09, 2012 12:01 pm

La Orden de Cluny


El rey Guillermo de Aquitania en el año 911 otorga unos terrenos en Borgoña para fundar un monasterio al monje Benito de Nursia, fundador de la Orden de San Benito u Orden benedictina, crea con ella un modelo de organización basada en la estabilidad que encarna la abadía. Esta no es una cárcel, sino un bello lugar donde se encuentra de todo. La abadía es el lugar de residencia de una comunidad de economía cerrada.
Fueron los benedictinos los que encontraron unos manuscritos en el monasterio de Montecasino, gracias a los cuales conocemos parte de la cultura griega y la construcción en piedra, permitiendo el nacimiento del arte románico. Reconstruyeron la música cantable, a la que Gregorio I dio su nombre. La regla benedictina promovió el trabajo manual permitiendo la iniciación de las profesiones.
En Aniane, cerca de Montpellier, convergen las vías benedictinas de Fleury y las vías del cristianismo celta de San Columbano. Allí, el abad Witiza, reformador benedictino que más tarde sería conocido como San Benito de Aniane, funda el monasterio que serviría como lugar de fusión entre la Orden de San Benito y la de San Columbano.
Columbano fue un cristiano irlandés con influencias druidas que empezó a fundar monasterios por la Galia y luego Italia.
Los magníficos constructores de San Columbano también difundieron su expresivo estilo celta en España por el Camino de Santiago.

En su obra Lo Templario: Estado actual de la cuestión, Ramiro Gil Coma dice al respecto de la fusión de estas 2 órdenes monásticas que darían como origen a Cluny:

"Gregorio I El Grande, al ser nombrado Papa, empezó a unir ambas tendencias complementándolas (la céltica de San Columbano y la romana de San Benito), y al fusionarlas crearía el ritual gregoriano. Aniane fue el punto oficial de fusión de las ordenes de San Benito y San Columbano. La "mente" (erudita de la Orden) terminaría instalándose en unos terrenos cedidos en Cluny por Carlos III de Borgoña. Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania fundó la abadía benedictina de Cluny en 910, convirtiéndose en el siglo XII, gracias a la reforma monástica, en el centro de la Orden benedictina, que extendió sus monasterios por toda Europa desde Escocia y España hasta Polonia.

De 950 a 1150 constituyó el principal centro de influencia religiosa en el mundo cristiano. La basílica, comenzada en 1089 e inaugurada en 1131, fue la mayor iglesia de la Cristiandad hasta la construcción de San Pedro en Roma. El abad Odón creo la regla cluniacense, causante de que los monjes clérigos se encargaban de la administración y los monjes laicos de los trabajos manuales, quedando la cultura en manos de los primeros y vetada para el resto de la civilización".

La toma de Jerusalén por los cruzados tiene lugar en 1.099. Gil Coma nos dice que, "mientras tanto en Cluny se recogían los mejores sabios, preparándose para transcribir un santo documento que aún estaba por llegar y cuyas enseñanzas tendrían que ser aplicadas por cierta organización en la Europa cristiana", refiriéndose aquí, de forma implícita y como es de suponer, a la Orden del Temple.

Por su parte, el historiador Ricardo de la Cierva, en Templarios: la historia oculta, nos dice que "cuando la admirable orden reformadora de Cluny, fundada como sometida directamente a la Santa Sede, abría a la Iglesia de Europa, sin excluir Italia, un inmenso horizonte de reforma y esperanza, su luz nueva inundaba a Roma desde el mismo palacio que había sido de la bella e intrigante Marozia en el Aventino, cedido a los nuevos monjes para que fundasen allí el monasterio de Santa María, los cuales contribuyeron decisivamente a la extinción de la satánica dinastía maroziana.

Gracias al ideal y al trabajo infatigable de varios abades de reconocida clarividencia y santidad (San Odón, San Mayolo, San Odilón) que implantaron la regla de San Benito con predominio de la liturgia y acomodo a las circunstancias, Cluny pudo irradiar su espíritu a una constelación de monasterios que cubría toda la Cristiandad y jalonaba sus caminos, que aun hoy son perfectamente reconocibles por las iglesias románicas que los flanquean, porque Cluny fue la gran difusora del arte románico, con su combinación de fortaleza y gracilidad, sus arcos semicirculares y bóvedas de cañón, sus capiteles apareados, que describen entre la fe y el humor negro escenas de la vida celeste y terrestre siempre diferentes, siempre incitantes. Los monjes negros cluniacenses no formaban propiamente una Orden religiosa sino una confederación de monasterios autónomos bien coordinados por un equipo de visitadores del que formaba parte el propio abad general, empeñado sobre todo en mantener el espíritu.

La red de Cluny no creó una cultura original escrita pero conservó la cultura antigua gracias a sus exquisitos copistas y nos dio un testimonio de su tiempo a través del trabajo preciso de sus miniaturistas. Los monjes negros fueron promotores enérgicos de la reforma entre el pueblo y en las cortes regias y feudales, donde llegaron a alcanzar una gran influencia. Tras alcanzar su apogeo en el siglo XI, Cluny inició su movimiento de decadencia al comenzar la centuria siguiente. El favor de reyes y nobles había llevado la opulencia a la vida monástica que se sumió en la desidia, el ocio y la relajación. Fue una decadencia parcial y duró siglos hasta el XVIII. Pero cuando contemplamos hoy la gloria del Cluny original reducida al lienzo destrozado de un muro tras la catástrofe de la Revolución francesa advertimos que tal destrucción sólo pudo provenir del odio retrospectivo a tan alta realidad espiritual que salvó más que otra institución alguna a la Cristiandad medieval de la degradación y la disolución".
J. J. V. M.
"Qué el Espíritu Santo nos ilumine el camino y la Santísima Virgen María nos cubra y proteja con su manto".
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor delfigallo » Vie Nov 09, 2012 5:09 pm

Es interesante ver cómo en un principio, casi todas las órdenes religiosas toman como misión la vida en la pobreza y en la oración, pero muchas de ellas terminan siendo pequeños feudos con muchas riquezas y bienes materiales. San Francisco de Asís creó sus órdenes en la pobreza suma y seguramente vio otras órdenes que enriquecían. ¿No nos pasará lo mismo en el terreno personal? ¿No dejaremos las motivaciones iniciales por el tener, el poder o el placer?. Siempre quiero ver en la historia la parte que podría tocarme a mí, aunque no sea el tema exclusivo del curso. Gracias por todo, cariños y bendiciones, Delfina.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor ayga127 » Vie Nov 09, 2012 5:10 pm

Monjas Comendadoras de Santiago
El fin de nuestra Orden consiste en "el cumplimento de la perfecta caridad"


Monjas Comendadoras de Santiago
Nuestros Venerables Fundadores puestos bajo la protección del Apóstol Santiago, cosieron la Santa Cruz en sus pechos como señal y escudo de su fe y prometieron defender a la Iglesia de Dios y ejercitar la caridad con los peregrinos y los pobres

El Papa Alejandro III aprobó la Orden el 5 de Junio de 1175, considerándola de gran utilidad para la Santa Madre Iglesia Católica.

Las Monjas Comendadoras de Santiago, parte integrante de la Orden Militar de los Caballeros de Santiago, fuimos instituidas "para servicio de Dios y para que con nuestra oración le demos gloria" y con nuestros sacrificios y penitencias alcancen del Señor el triunfo de la Santa Iglesia sobre todos sus enemigos.

Nos consagramos a Dios en la Orden mediante los votos de obediencia, castidad y pobreza.

En la soledad del Monasterio con una vida de Silencio, Oración y Sacrificio cooperamos con Jesucristo en la extensión de su Reino y la salvación de las alma

Vivimos nuestra consagración a Dios mediante:
La alabanza divina: Con el canto de la Liturgia de las Horas y la oración personal damos gloria a Dios en nombre de la Iglesia e intercedemos por todos los hombres.

El culto a la Eucaristía: La presencia real de Jesucristo Sacramentado es el objeto principal de nueva vida y la fuente de nuestra alegría y nuestra entrega.

La devoción a la Stma. Virgen: Ella es la camino más recto para llegar a Jesús. En nuestra Orden se la honra con singular veneración en el misterio de su Inmaculada Concepción.


NUESTRA ORDEN ES:


Evangélica
Tiene como norma suprema el seguimiento de Jesucristo, y exige la conversión del corazón.

Apostólica
Los fundadores tomaron ejemplo de la primera Comunidad de la Iglesia de Jerusalén
"Todos vivían unidos y todo lo tenían en común".

Eclesial
Fieles a la tradición constante de la Orden, hemos de amar a la Iglesia como nuestra Madre, y entregamos a su servicio hasta gastarnos y dar nuestra vida por el ensalzamiento de la Fe cristiana y por la caridad de nuestros hermanos

Observamos la regla de S. Agustín, compartiendo el mismo ideal, en una vida comunitaria de unión fraterna como una gran familia

El trabajo es el signo por el que se reconocen los pobres

Como actividad externa de apostolado, tenemos colegios de Educación Infantil y residencias para jóvenes, de acuerdo con nuestras fuentes originarias.

El fin de nuestra Orden consiste en "el cumplimento de la perfecta caridad". Regla, c.1.


HISTORIA:

COMO PARTE DE LA ORDEN DE LOS CABALLEROS DE SANTIAGO:

Según todos los indicios, los Caballeros de Santiago reconocen sus raíces en la batalla de Clavijo (La Rioja), en la que palpan la ayuda y protección de Santiago, que lucha por ellos un día de mayo de 844. La Iglesia lo celebró el 23 de mayo y el Rey Ramiro I construye una ermita en lo alto de la peña Turce dedicada al Apóstol y establece el Voto de Santiago. De aquí nace la Orden de Caballería bajo la advocación de Santiago al mando del General Maestre Don Sancho Martínez de Tejada y la Cruz Roja en forma de espada.

No es éste el lugar para narrar las hazañas bélicas de los Caballeros de Santiago en la reconquista de España contra los musulmanes . Fue en 1170 cuando aparece el Maestre (Superior de la Orden Militar) Don Pedro Fernández de Fuenteencalada (1170-1184), que realiza su pensamiento: que sólo haciendo religiosa la Orden sujetaría a sus caballeros a disciplina y los haría útiles a la patria y al rey. Pareció bien a los arzobispos de Toledo y de Santiago de Compostela, que eran Don Cerebruno y Don Pedro Gudesteiz, respectivamente.

Los Caballeros aceptaron la regla de San Agustín y profesaron el 29 de julio de 1170 con un hábito singular que consistía en manto y túnica talar blancos, manto sin cola, pero abierto por delante, cerrado y ajustado al cuello por dos cordones con borlas al extremo; la cruz roja en forma de espada se llevaba en la túnica en el pecho y en el manto por el costado derecho. El Papa Alejandro III reconoció la Orden el 5 de julio de 1175 por la Bula “Benedictus Deus in donis suis”, pero hasta el año 1215, en que Inocencio III (1160-1216) convoca el IV Concilio Ecuménico de Letrán, no fue aprobada canónicamente.

La primitiva Regla contenía esta original estructura:
1. Se coloca desde el primer momento bajo la jurisdicción exclusiva de la Santa Sede, sin depender del Obispo.
2. Exención de la jurisdicción real directa, formando un señorío independiente gobernado por el Maestre.
3. Se constituye en Orden Religiosa con tres votos.
En la Regla, redactada posiblemente por el Cardenal Alberto de Mora en 1171, futuro Papa Gregorio VIII por breves días (21 de octubre al 17 de diciembre de 1187), se anota su organización y la clase de sus miembros:
1. Caballeros, casados y célibes, que vivían con sus familias o en comunidad y que se dedicaban a guerrear contra los mahometanos.
2. Clérigos, canónigos agustinos, que vivían en sus conventos o en la frontera con los infieles para asistir espiritualmente a los caballeros y educar a sus hijos.
3. Freilas, casadas y célibes, que vivían con sus familias o en comunidad. Su labor consistía en ayudar a los caballeros en la lucha contra los infieles mediante el rezo del Oficio Divino. Las que vivían en comunidad se dedicaban a la educación de las hijas de los caballeros.

La novedad de esta Orden salta a la vista porque desde el principio estuvo formada también por mujeres.
Todos los monasterios contaron con patrimonios iniciales. Formados, de ordinario, por mujeres pertenecientes o cercanas a la nobleza o por mujeres ricas, en ellos no se trabajaba para vivir, sino a través de las rentas. A partir del siglo XIII las postulantes llevaban sus propios patrimonios. La riqueza de cada monasterio dependía de varios factores:
l. De su ubicación: situados en ciudades, contaban con la aportación socioeconómica más fuerte de los nobles que en ellas residían y cuyas hijas entraban a formar parte de la Orden.
2. La gestión patrimonial, cuando era administrada por Priores o Comendadores Santiaguistas, producía no pocas veces grandes dificultades económicas, ya por ser peores administradores, ya por convertirse en usurpadores de los bienes monacales.
3. La intervención externa al decaer el feudalismo en los siglos XIVy XV.Entonces fueron casi continuas las usurpaciones en los monasterios femeninos por parte de los Ayuntamientos, de la jerarquía diocesana y de los nobles.
4. La distribución geográfica del patrimonio según estuviera cercano o lejano al monasterio para poder gestionarlo mejor o peor, dadas las limitaciones de las comunicaciones de la época. .
Aun aquí el machismo era notable porque caballeros, nobles y obispos se aprovechaban de los bienes recogidos por las mujeres, que se vieron obligadas a defenderse sin lograr muchas veces la victoria, contemplando cómo los bienes adquiridos por ellas y propios de ellas o donados a ellas por gentes caritativas, iban a parar a manos ajenas.

Las santiaguistas que vivían en comunidad desempeñaban para la Orden tres fines principales según la Regla:
-El rezo del Oficio Divino todos los días sin excepción.
-La educación de las hijas de los Caballeros de Santiago hasta los quince años, edad de contraer matrimonio.
-La acogida temporal en el monasterio a las mujeres e hijas de los caballeros mientras estaban en el frente de batalla.

Entre las cuatro principales Órdenes Militares de España -Santiago, Calatrava, A1cántara y Montesa-, la de Santiago parece haber sido la más notable: por su duración, desde 1170 hasta 1499, y por sus gestas bélicas contra los sarracenos, desde los siglos XII al XVI. Téngase en cuenta que los Caballeros de Santiago luchan contra los sarracenos ya en la batalla de Clavijo de 844. Durante muchos años vigilaron el Camino de Santiago y ampararon a los peregrinos. Desde 1655 emitían el voto de defender el misterio de la Concepción Inmaculada de María. La sede de la Orden permaneció durante siglos en Ulcés (Cuenca). Se gobernaba por un Maestre y trece caballeros. Desde 1499 el Rey de España es el Gran Maestre.
Agrandaban sus dominios a costa de los árabes, cuyos territorios conquistaban. Fueron tantas y tales sus empresas guerreras que para narradas habría que referir la mayor toma de Granada en 1492. Varios Maestres e incontables caballeros dieron su vida por la Fe y por España. El primer estandarte que penetró y ondeó en los muros de Sevilla al ser conquistada en 1248 por el rey don Fernando III el Santo fue el de Santiago.
Es imposible enumerar los Caballeros de Santiago ilustres por su santidad, ciencia y heroicidad en los campos de batalla. Citamos unos pocos: don Gonzálo de Córdova (el Gran Capitán), Francisco Pizarra (1541), Hernán Cortés (1485-1547), Miguel López de Legazpi (1510- 1572), Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz (1526-1588), Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares (1587-1645), Pedro Calderón de la Barca, sacerdote y dramaturgo (1699-1681), Francisco de Quevedo y Villegas, notabilísimo literato (1580-1645), Federico Carlos Gravina, héroe de Trafalgar (1756-1806) y, antes que todos los nombrados en el tiempo, don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla y Maestre de Santiago (1388-1453).


VISIÓN GENERAL DE LA ORDEN DE LAS COMENDADORAS DE SANTIAGO:

Cada monasterio santiaguista femenino era gobernado por una Comendadora, aunque a los principios lo era por un Comendador, elegido por el Maestre. Al Monasterio de Sancti Spíritus de Salamanca le concedió el privilegio el Maestre Don Pelayo Pérez Correa en 1274, el mismo que logró que «milagrosamente se detuviese el sol por espacio de tiempo muy notable hasta que acabó el Maestre su victoria y prosiguió el alcance de los moros». Como era fiesta de la Virgen el grito lanzado fue: «¡ Santa María, detén tu día!»

En 1627 la Comendadora Mayor o Superiora debía ser profesa, de 40 años de edad y diez de haber tomado el hábito y elegida para tres años, no vitalicia. En este asunto se observarían las normas dadas por el Concilio de Trento, sesión 25 y capítulo VI.
Los poderes de la Comendadora de Santiago abarcaban los espirituales, materiales y jurídicos para gobernar la Comunidad. Su elección debía ser aprobada por el Maestre. Si éste se mezclaba en las elecciones solía haber inquietudes en el monasterio, que deseaba entera libertad. Había también una subcomendadora y las restantes oficialas, como sacristana, portera, cocinera, enfermera y demás cargos normales, sin olvidar a la maestra de novicias.

Los miembros de la Comunidad se llamaban freilas, después profesas y, según avanzaban los años, monjas, femenino de monjes. Solían llegar al monasterio de entre los familiares de los Caballeros de Santiago, del ambiente creado en el entorno de la ciudad donde quedaba ubicado el monasterio y del prestigio que aureoló tantos siglos a la Orden de los Caballeros. Muchas -la mayoría de las Comendadoras de Santiago- pertenecieron a la nobleza y gente más destacada de la sociedad. Como fuente de vocaciones se cita la crianza y educación de las hijas de los caballeros e hidalgos, porque algunas de ellas se quedaban para siempre en el monasterio.
Se ignora el número de religiosas de cada convento. Dependía de muchas circunstancias. En 1627 se señalaba el tope de esta manera. En Santa Fe de Toledo, 40 monjas, cinco sergentas o legas y seis sirvientas. Sancti Spíritus de Salamanca podía albergar hasta 60 y diez sergentas. En Granada hasta 35, cuatro sergentas y una sirvienta. En Santa Cruz de Valladolid, 26 monjas y tres sergentas. En Santa Eulalia de Mérida, 20 monjas. Las rentas limitaban los ingresos de religiosas.
Cada postulante debía traer su dote. Esto se exigió severamente a partir de 1627. Tres partes se hacían de la dote, dos al menos como renta para el monasterio y la tercera parte podía gastarse en reparos y otras necesidades de la casa.

Cada monasterio parecía una colmena en plena ocupación. La principal obligación era el rezo y canto del Oficio Divino. Toda la comunidad gastaba gran parte de la jornada en las misas, horas canónicas, procesiones y en los responsos. Aprendían a leer el latín, pues los libros litúrgicos estaban escritos en esa lengua. Aprendían música para cantar los salmos y las antifonas con los himnos correspondientes. Seguían el ritual propio de la Orden de Santiago. A partir de 1251 se incluyó el rezo de la Salve Regina en los maitines y vísperas de la Virgen y en las fiestas importantes. De esta forma la Orden siguió su liturgia hasta la contrarreforma, impuesta por el Concilio de Trento (1545-1563).
Se estableció, al menos desde 1627, se tuviera dos veces al día oración mental, después de maitines por la mañana y la otra después de las completas, y se recomendaba a la Comendadora Mayor de Santiago la observancia de esta Reglas.
Se rezaba maitines a media noche; la hora de prima al amanecer y las restantes tercia, sexta, nona, vísperas y completas a sus debidas horas. Rezaban muchos Padrenuestros: tres al levantarse mientras se encomendaban a Dios, a Santa María, a los Apóstoles, a San Pablo, a su Patrón Santiago. Otros tres antes de retirarse a dormir.
En cada uno de los monasterios había un sacerdote freile de Santiago, que administraba los Sacramentos y que cuidaba de la hacienda.

La misa diaria era obligatoria y después la Comunidad se reunía en capítulo donde se trataban los asuntos temporales y espirituales propios. Había acusaciones de las faltas cometidas y se imponían penitencias. En las comidas tenidas en el refectorio, se bendecía la mesa y se leían vidas de Santos. Los domingos podían comulgar, si lo deseaban. Cada mes debían leer la Regla. Tres veces al año daban limosna a los pobres por sus difuntos, y mandaban celebrar por ellos treinta misas al año.
Se celebraba el ingreso de una monja. Especial rito llevaba la toma del hábito. La hermana había confesado y comulgado.Se le preguntaba si había pertenecido a otra Orden Religiosa, si era casada o estaba comprometida en matrimonio, si había cometido homicidio, si estaba endeudada. Posteriormente se conservó una norma, muy ordinaria y legal en la época, por más que hoy escandalice demasiado:

«Ordenamos y mandamos que no se reciba persona alguna para religiosa ni hermana de los conventos de monjas de nuestra Orden que tenga raza judía o de mora o conversa y que, además de esto, haya de tener la misma hidalguía y nobleza de sangre que se pide a los caballeros. Y que para este efecto se haga información como se acostumbra a hacer con los caballeros que reciben el hábito y que el tiempo que fuere recibida sea apercibida que, si después pareciera tener algún defecto de los dichos, le será quitado el Hábito y echada de la Orden, aunque sea profesa»

La prueba del noviciado duraba un año y un día y la novicia ocupaba el último puesto en la comunidad y en el refectorio. Aprendía a servir a Dios levantándose a maitines y siguiendo en todo los pasos de la Comunidad. Practicaba la humillación y la disciplina, la oración personal y aprendía a perfección la práctica del Oficio Divino. Después del Concilio de Trento se obligó a cumplir sus normas sobre la admisión y noviciado.
Si terminado el noviciado decidía la Hermana abandonar el monasterio, se quitaba el hábito y la despedían «muy honestamente, con mucho amor, caridad y consolación ». Y si se quedaba, se reunía el Capitulo y arrodillada ante la Superiora pronunciaba esta fórmula de profesión:

«Yo me entrego a Dios, a la Virgen Santa María
y al Bienaventurado Apóstol Santiago y juro y prometo
ser obediente al Maestre y a la Comendadora y a quien
haga sus veces y a sus sucesores legítimos canónicamente
en todas las cosas y por todas las cosas según la Regla
y Estatutos de la Orden de Santiago y no tener propio sin
licencia del Maestre y de la Comendadora y mantener
castidad perpetua»

Para lograr la profesión la novicia había dado pruebas de ser bondadosa, dulce, obediente, humilde, madura, silenciosa, diligente, discreta, dispuesta y trabajadora.
Lo más notable en los dos votos -obediencia y vivir sin propio anotado en la Regla del siglo XIII y vigente hasta finales del siglo XIX- es la figura de Cristo, el Esposo y Modelo:

Aquel que fue obediente al Padre hasta la muerte» y «asemejarse a Aquel que tiene todas las cosas en su poder, pero no tenía donde reclinar su cabeza».

Sin embargo, en los primeros tiempos el voto de castidad se entendía como castidad conyugal y como voto simple, de modo que sólo quienes no se casaran guardarían castidad perfecta. Esto duró hasta el Capítulo General de Ocaña (Toledo) de 1480, que decidió se profesara ya siempre la castidad perfecta.
Se vestía con austeridad, evitando tejidos lujosos y colores llamativos. La cruz-espada era el distintivo de la Orden como símbolo fundamental de la milicia y reflejo del doble carácter de la Orden religiosa-militar. La cruz-espada en rojo se llevaba en el traje de manera que pudiera distinguirse y también en la capa blanca que se usaba en los Capítulos y en el Coro.
En cuanto a la comida, se permitió el consumo habitual de carne, se exigieron los ayunos y la abstinencia mandados por la Iglesia, pero las penitencias de ordinario no eran excesivamente rigurosas para aquellos tiempos. Y, sin embargo, se observaban dos períodos de cuaresma al año, una antes de Navidad y la otra desde el domingo de carnaval hasta el de Resurreción. Se comía en estos casos pescado, huevos y queso. Los viernes desde San Miguel (29 septiembre) hasta Pentecostés se ayunaba a pan yagua. Según la Regla, había dos comidas,diarias, a mediodía y la cena, en el refectorio y con lectura espiritual desde el púlpito.
Respecto del apostolado interno, queda una nota en la historia de 1627, cuando se ordena la clausura total porque ya no se daban las circunstancias de los primeros siglos. Dice así el aviso que refleja la historia:

«Aunque por Regla de nuestra Orden fue estatuido al principio que las hijas y mujeres de los Comendadores y Caballeros de la Orden se pudiesen criar y estar por cierto tiempo en los Conventos de freilas de ella, esto era, como allí se declara, cuando sus padres y maridos iban a la guerra contra los moros y después que fuesen muertos, por un término limitado hasta tomar resolución si querían quedar en la Orden, o fuera del Monasterio, remitiéndolo todo a la providencia del Maestre; mas después, con la mudanza del tiempo, se ha ido cerrando más puertas a los seglares y poniendo los dichos Monasterios en la clausura que hoy día están; y ahora últimamente habiéndose considerado con particular atención lo que la Orden se ha extendido y la muchedumbre de viudas, e hijas de Caballeros que si a esto se diese lugar podrían pretender estar en dichos Monasterios con bien diferentes causas, que fueron las pasadas, y los inconvenientes que causaría en los Monasterios que son grandes y conocidos...»

Las monjas Comendadoras de Santiago eran instruidas en la lectura, la aritmética y en la escritura, además de la liturgia para la misa y el Oficio Divino. De esta manera se constituían en profesoras para las hijas de los Caballeros de Santiago que se recibían en el monasterio para su educación. Eran notables los conocimientos de música especialmente de canto y el saber manejar instrumentos musicales. En la biblioteca se guardaban: salterios, oficiarios, santorales, breviarios, evangelios, la Biblia, etc. Y cada monja tenía en su celda algunos libros propios. A estos libros se acercaban alumnas y otras mujeres de la población.
Leer y enseñar a leer a las mujeres constituía una obligación de las Comendadoras de Santiago, en los primeros siglos -del siglo XII al XVI- en latín, y luego ya en el idioma castellano, al que se vertían el «Flos Sanctorum» y el «Vergel de la Consolación».
A la clausura se fueron acomodando según las exigencias de la Iglesia. En 1298 el Papa Bonifacio VIII (1235-1303) publicó la bula Periculoso, en la que se obligaba la clausura solamente a las Comunidades femeninas, clausura que se fue endureciendo hasta culminar en los años 1562-1563 con fuertes medidas ordenadas por el Concilio de Trento. En España los Reyes Católicos, Don Fernando y Doña Isabel, al constituirse administradores perpetuos del maestrazgo de Santiago en 1493, ya habían impuesto la clausura en todos los monasterios femeninos de España. Fuera del médico y del confesor, nadie podía entrar en el convento. Se multiplicaron las rejas de hierro y los tornos. Se cerraban las puertas desde la puesta del sol hasta el amanecer. La clausura se cumplió sin demasiada escrupulosidad.
Siempre fue la clausura la asignatura pendiente. A pesar de lo indicado en el párrafo precedente, en 1627 la Regla quería recordar a todos:

«Capitulo VII: Que en.los monasterios de nuestra Orden no estén ni se reciban ni duerman mujeres seglares y las que hasta aquí ha habido se salgan y las echen fuera de ellos. Otrosí prohibimos que ninguna mujer seglar esté ni se críe en dichos conventos de freilas de la Orden, sin embargo de cualquier licencias que para ello tuvieren y si alguna hubiese de presente en los dichos monasterios se salgan y las echen luego fuera y no las tornen a recibir ellas ni a otras por huéspedas y no en otra cualquier manera y que por ninguna ocasión que se ofrezca pueda mujer seglar alguna dormir de noche en los dichos monasterios aunque sea parienta propincua de cualquier Religiosa de los dichos conventos y que la que fuere a visitar a su parienta por seis días siguientes después que hubiese hecho una visita no pueda hacer otra. Y mandamos a las Comendadoras que así lo guarden y cumplan con apercibimiento que si alguna de ellas incurriese sobre esto en desobediencia se procederá rigurosamente contra ella.
Capítulo VIII: Que ninguna religiosa de Nuestra Orden pueda salir de su convento sin urgentísima necesidad y licencia.
Item mandamos que ninguna religiosa de Nuestra Orden pueda salir fuera del Convento donde una vez fuere recibida, y estrechamente prohibimos que contra esto no se pueda dar licencia alguna si no fuere con urgentísima necesidad. Y para que por remedio de su salud pase a otro convento, donde no ha de tener voto, la cual licencia se ha de pedir en el Capitulo General, y no habiéndole, en el Consejo de las Órdenes»

Más adelante, en el capítulo XII, se ordenaba no admitir seglares, ni varones, ni viudas, ni hijas de caballeros,una vez que en 1627 habían pasado las causas por las cuales éstas últimas se recibían en los claustros de las Comendadoras de Santiago.


EL PRIMER MONASTERIO FEMENINO DE SANTA EUFEMIA DE COZOLLOS ( PALENCIA), 1186-1502

Alfonso VIII (1155-1214), rey de Castilla, se cubre de gloria derrotando a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén) en 1212, con la poderosa ayuda de los Caballeros de Santiago.
Fue este monarca el que funda el primer monasterio femenino. Existía en 1186 en Santa Eufemia de Cozollos (Palencia) un convento de canónigos regulares del que se encaprichó el Rey y lo permutó por el Monasterio de San Pedro de Cervatos, con agrado de don Marino Maté, obispo de Burgos de 1181 a 1200. El monasterio existía desde el siglo X dedicado a San Cosme y San Damián y Santa Eufemia. En un principio constaba de mujeres y de hombres y era gobernado por una Comendadora y un Prior, pero antes del siglo XIII el monasterio quedó sólo para mujeres.

Se anota que el Rey donó el 6 de diciembre de 1186 el monasterio al General Maestre de Santiago don Sancho Femández de Lemos, tercer Maestre de la Orden (1186-1195). Aquí comienza la rama femenina con la Regla de los Caballeros aplicada a las mujeres y aquí se recogen las mujeres que de su voluntad elegían vivir en continencia mientras sus maridos marchaban a la guerra o porque habían enviudado.
Las primeras Comendadoras de Santiago de este primer monasterio llegaron del mundo y procedían de las familias de los caballeros y de la nobleza, ansiosas de copiar sus rasgos de fe y de valentía.
Siguiendo la costumbre de la época, el monasterio percibía diferentes donaciones para la supervivencia de las monjas y poder dedicarse de lleno al rezo del Oficio Divino y a la enseñanza y cuidado de las niñas. Por los años 1274 llegan las grandes donaciones de doña Berenguela López, hija de don Lope Díaz, señor de Vizcaya, y esposa de don Rodrigo González Girón, de quien había heredado las villas de San Román y Derroñada, regaladas al monasterio.
Aquí, como en otros monasterios, las intromisiones del Maestre y de la Orden, favorecieron poco al de Santa Eufemia, por ejemplo en el nombramiento de la Comendadora. En 1266 se decretó por el Capítulo General que sus monjas no podían pasar de 30, asistidas por dos sacerdotes, tres freiles para cuidar de la hacienda y un Comendador, representante del Maestre y participante, con la Superiora, de la hacienda.
Unos ejemplos: La Comendadora de Santiago doña Sancha Rodríguez alquiló en 1207 unas tierras con el consentimiento específico del Maestre y en 1210 donó algunas de sus heredades a la Orden de Santiago, a su Maestre y al convento, reconociendo así la autoridad de la Orden. Esta autoridad fue ejercida frecuentemente por el Comendador en la administración de la hacienda y de las heredades por su cuenta, sin el consentimiento de la Comendadora.
Años después el Maestre no tuvo escrúpulo en emplear las tierras gallegas de la Infanta doña Sancha Alfonso para las necesidades de los caballeros y en dar tierras de Santa Eufemia en Aguilar de Campos al rey Alfonso X el Sabio (1221-1284).
A este Monasterio de Santa Eufemia le dio fama universal y gloria la Infanta doña Sancha Alfonso, como enseguida vamos a historiar. Después las Comendadoras de Santiago continuaron año tras año hasta llenar más de tres siglos (1186-1502) en su misión contemplativa y apostólica.
Fueron los Reyes Católicos Don Fernando (1452-1516) y Doña Isabel, reina de Castilla y primera de España (1451-1504) quienes, como administradores de la Orden de Santiago, lograron del Papa Inocencio VIII (1432-1492) la facultad de trasladar la Comunidad de Santa Eufemia a la ciudad de Toledo el año 1502, llegando al frente de las monjas su Comendadora Mayor doña María Castañeda; pero, como no pudieron llevar consigo el cuerpo incorrupto de la citada Infanta doña Sancha Alfonso, algunas monjas se tornaron de nuevo a Santa Eufemia.Este monasterio se extinguió con la muerte de las que volvieron.
El Altar Mayor de la Iglesia de Santa Eufemia, de estilo románico, presentaba una estatua de la Virgen y en un altar lateral la de Santiago y en medio del Coro se conservaba el valioso sepulcro de la Infanta, tenida como Santa. Del Coro se pasaba al claustro sostenido por columnas adornadas con lindos capiteles. La sala capitular daba al claustro donde queda señalado el puesto de la Superiora. En otra capilla del claustro se ven numerosas sepulturas de Caballeros, adornadas con sus armas.
Todavía queda el bello sarcófago de piedra blanca sostenido por leones donde se colocó el cuerpo muerto de la Infanta. Esta es la única inscripción: «Doña Sancha Alfonso ». La gran Cruz de Santiago era la insignia reservada a los altos dignatarios de la Orden y a la Infanta como Comendadora del Monasterio. En 1608 el rey de España don Felipe III consigue trasladar el cuerpo de la Infanta al Monasterio de Santa Fe en Toledo.
Del cementerio de la Comunidad se sacaron el 23 de junio de 1954 los restos de 120 monjas. Sólo se conocen los nombres de unas 25, gracias a la relación de documentos en los que se nombra alguna Comendadora: doña María Gutiérrez, doña Sancha Roiz y doña María Carrasco en el final del siglo XII.


LA INFANTA DOÑA SANCHA ALFONSO (1190-1270), COMENDADORA DEL MONASTERIO DE SANTA EUFEMIA

Don Alfonso IX (1171-1230), rey de León, fue hijo de Fernando 11(1136-1188) y de doña Urraca de Portugal. De su primer matrimonio con doña Teresa Gil de Soberosa tuvo en 1190 a su primogénita doña Sancha y luego a don Martín y a doña Dulce. Se cree que doña Sancha nace en León. Es de notar que Alfonso IX se casó después -al no reconocer el Papa Inocencio III su matrimonio con doña Teresa- con doña Berenguela, hija del rey de Castilla don Alfonso VIII, la cual le dio un hijo que fue el rey don Fernando III el Santo.
Fue criada doña Sancha en un ambiente muy cristiano por su misma madre durante diez años. En el proceso de su canonización se asegura que no cometió pecado mortal y que sus devociones eran del Santísimo Sacramento y de la misa.

«Frecuentaba -se asegura- muy de ordinario las comuniones con tan gran devoción y fervor que obraban en nuestra Santa Infanta milagrosos efectos. Continuamente oía muchas misas y tenía grandes gozos en ellas, derramando gran copia de lágrimas, hacíalas decir con particular cuidado en todas ocasiones».

Se asegura que por su hermosura, inteligencia y pureza la pretendieron por esposa príncipes de España y de Francia, entre éstos el conde de Poitiers y entre aquéllos el rey D. Jaime I de Aragón, llamado el Conquistador (1208-1276) que, al renunciar doña Sancha, se casó en 1221 con Leonor, hija del rey D. Alfonso VIII de Castilla.
Doña Sancha aspiraba a las bodas con Cristo y lo pedía a la Virgen, a su Ángel Custodio y al Apóstol Santiago, de quien era devota en extremo.
A la muerte de su padre, el rey don Alfonso IX, en 1230, dejaba a doña Sancha y a doña Dulce los reinos de León y de Galicia, respectivamente, lo cual trajo divisiones entre la nobleza y los Caballeros de Santiago, inclinándose unos por las dos hermanas y otros por su hermano el rey don Fernando III el Santo, rey de Castilla.
Doña Sancha con su hermana, renunciaron sus derechos en Benavente a favor de su hermano don Fernando, rey de Castilla en 1217 por cesión de su madre doña Berenguela, y de León y Galicia por renuncia de sus hermanas en 1230. De esta forma nunca más se volvieron a separar las coronas de ambos reinos. El Papa Gregorio IX confirmó esta fusión en 25 de diciembre de 1231.

Ya sabemos cómo se fundó el Monasterio de Santa Eufemia de Cozollos. Hacia él miraba la Infanta doña Sancha mientras se realizaba el traspaso de su reino a su hermano, pero a veces le tiraba la Orden Benedictina y no sabía dónde ingresar. Cuentan las crónicas de la época que un día en que estaba en estas dudas pidiendo al Señor se las ac1arase mandó poner una litera diciendo que quería salir al campo para recrear su ánimo y que vendasen los ojos a las acémilas y las dejasen ir hasta donde quisiesen, y donde se detuviesen, guiadas por Dios y sus Ángeles, sería el lugar de su reposo.
Salió del palacio de León con sus criadas y criados, dejaron libres a las acémilas que, caminando, caminando, llegaron al Monasterio de Santa Eufemia. De aquí no arrancaron más a pesar de los medios empleados. Trajeron bueyes para mover a las mulas, que quedaron pegadas e inmobles junto a la puerta del convento. No había que dudar. Dios había hablado.
Fue recibida por la Comendadora Mayor y las monjas. Despidió a criadas y criados. Tomó el hábito y dio principio al noviciado. Se esforzó por cumplir hasta la letra de la Regla.
«Decía con gran modestia a las que la querían librar de algunas penalidades de los oficios, que la defraudaban del bien de la Religión: que no había venido a que se quebrantase un átomo de ella, ni de las ceremonias, sino a cumplidas. Fue tan excelente en la humildad que se tenía por indigna de la tierra que pisaba no acordándose de los nombres vanos de Serenidad y Alteza que en el siglo tenía».

Exhortaba a las monjas a la oración continua como paso para la contemplación y a caminar siempre en la presencia de Dios y a los ayunos, penitencias, y mortificaciones, a la lectura de buenos libros, pues no siempre podían escuchar los sermones de los sacerdotes. Les ponderaba la cortedad de la vida y la vanidad del mundo y sabía corregir con tanto amor y caridad que sacaba así más provecho que con el castigo. De esta manera reanimaba el espíritu de sus hermanas.
Los copiosos bienes que le dejó don Fernando III por la renuncia del reino de León los consagró al Monasterio de Santa Eufemia. En la Escritura se citan bienes en el reino de León, de Galicia y de Portugal.
Llena de virtudes y de méritos se acercó al final de su vida. Reunió a sus hermanas y las exhortó a proseguir en su estado de consagradas con estas palabras que constituyen su precioso testamento y su proyecto carismático:

«El grave peligro de esta enfermedad sobre la mucha edad que tengo (80 años) me advierten que ya llega mi última hora y quiere Dios llevarme a gozar de su eternidad que yo tanto he procurado y deseado.
Bien sabéis, queridas hermanas e hijas mías, las muchas mercedes que su Divina Majestad ha hecho a esta casa por vuestras continuas y devotas oraciones teniendo por intercesora a la Reina de los Angeles y a nuestro glorioso Apóstol Patrón de España, así para la conquista de la celestial Jerusalén con las plantas de encendidas almas que en este Convento se han criado, de que me prometo ha de estar poblado el cielo por haber sido vosotras tales en vuestras penitencias y contemplaciones amando con tanto amor a vuestro Creador y Redentor y con el que manda unas a otras con desprecio de las cosas del mundo como en la restauración de la mayor parte de España.
Pues han sucedido tan grandes milagros, obrados por el glorioso Apóstol, peleando visiblemente con la espada en la mano contra tan terribles enemigos a favor de nuestros Religiosos, deteniendo el sol para acabarlos de vencer, sacando agua de las peñas para alentar y refrigerar el cristiano ejército.
Por su ayuda e intercesión espero en Dios que ha de ser su nombre ensalzado y nuestra España aumentada si la ingratitud de su pueblo no lo obliga y vosotras no dejáis de proseguir en servicio de su Divina Majestad y en vuestras oraciones en fervoroso espíritu.
En ellas encomiendo el mío y os suplico, encargo y ruego, que prosigáis las devociones comenzadas y en especial las del Santísimo Sacramento cumpliendo en las misas y fiestas que he dotado con la puntualidad que espero y con esta seguridad es certísimo que se verán en ésta y en la otra vida admirables efectos para mayor gloria de nuestro Salvador y aumento de su Santa Fe».

Las monjas respondieron con la elocuencia de sus lágrimas.
Doña Sancha Alfonso abrazóse a un Santo Crucifijo a quien dirigía tiernos coloquios con su corazón abrasado en el amor de su idolatrado Esposo, Cristo. Así pasó a sus brazos. Era el 25 de julio de 1270, fiesta del Apóstol Santiago.
Quedó su rostro con tanta hermosura y resplandor que más parecía haberse quedado en uno de sus frecuentes éxtasis.
Se hizo su entierro con poca grandeza y con mucha veneración como verdadera Santa. Quedó su cuerpo en la capilla del Monasterio y en el sepulcro de mármol blanco en que estaba bien señalada la cruz de Santiago y las armas de las reinas de León, Portugal y Francia y el hábito de Santiago cuya Religión profesaba.
Su cuerpo incorrupto se trasladó 336 años después al Monasterio de la Orden de Toledo y se introdujo el proceso de su canonización en 1616, que no se concluyó por falta de datos históricos debido al tiempo pasado desde su muerte.
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor licha mera » Sab Nov 10, 2012 12:15 am

La Edad Media

Etapa de la Historia europea que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 hasta la caída de Constantinopla (Imperio Romano de Oriente) a manos de los turcos en el año 1453 o bien hasta el Descubrimiento de América en 1492. El concepto fue creado por la gente del Renacimiento que advirtió la existencia de un periodo con características propias. El término tenía connotaciones despectivas, pues se considerada una época oscura comprendida entre dos épocas de esplendor cultural (entre la Edad Clásica y la Edad Moderna).En épocas posteriores surieron las letendas nedras de la edad Media(muy bien explicadas en el libro escrito porVittorio Messoti) Así, la denominación aparece ya en 1469 en una carta de Giovanni Andrea al frente de una edición romana de Apuleyo, donde se alude a los grandes conocimientos del cardenal Nicolás de Cusa en letras antiguas, medias y modernas. En 1518 se documenta media aetas y en 1604 medium aevum. Su popularización tal como hoy la conocemos se produjo a finales del siglo XVII (1688), . La Edad Media es una época profundamente religiosa,(la llamaron edad de la feen los Atlas Culturales del Mundo) había un teocentrismo dominante y los centros religiosos eran en general el único foco de la cultura, donde se conservó la historia pasada; era el único lugar donde se sabía leer y escribir. La lengua utilizada en la escritura era el latín. En literatura naca el Poema del Cid que se relata en la etapa del camino de Santiago al llegar a Buegos-

Por lo regular se divide en dos periodos, llamados:

Alta Edad Media (siglos V a X) y
Baja Edad Media (siglos XIV y XV)
No obstante, a veces se utiliza un tercer periodo, desgajado de la Alta Edad Media, denominado Plena Edad Media, para referirse a los siglos XI a XIII, cuando se dan las manifestaciones más típicamente medievales. Destacan en este periodo las cruzadas, el feudalismo, el establecimiento de las nacionalidades y en arte destacan dos movimientos el románico y el gótico.

El primero de los periodos, la Alta Edad Media, es el de las invasiones bárbaras, los reinos germánicos (visigodos, francos, ostrogodos, etc.), la aparición y expansión del Islam y el del auge del Imperio Bizantino.

El periodo final, la Baja Edad Media, está marcado por el renacer de las ciudades, el auge del comercio y la aparición de las incipientes monarquías nacionales que darían lugar a los principales estados modernos

La Edad media es un período de tiempo en el que tres grandes componentes dan forma a toda una cosmovisión. Estas son la romanidad, el cristianismo y el mundo germánico. Cada uno de ellos brindará su lógica y dimensiones sociales políticas y culturales que brindarán una simbiosis particular que con el correr del tiempo, fundarán lo que hoy se conoce como Europa. Europa no hubiese sido posible sin el medioevo, ya que la europeidad no se circunscribe a una zona geográfica delimitada por límites artificiales creados por el hombre sino a una realidad civilizatoria, una forma de ser y sentir el mundo. Es `pr ello.que es inconcebible negae los origenes cristianos de Europa

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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor Donoso » Dom Nov 11, 2012 8:25 am

Hini:
Gracias por todo lo que he aprendido , sobre un tema que confieso no sabia nada.
Me quedo claro que el camino servia para muchos usos, transporte, politico, comercio, peregrinaciones etc...
porque el cuerpo del apostol santiago llego segun la leyenda por otro camino.
gracias
Angelica
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor licha mera » Dom Nov 11, 2012 3:40 pm

culto a Santiago tradiciones que relacionan al Apóstol y la Península
La primera que menciona la predicación en la península es en el libro De vita et obitu sanctorum utriusqueTestamenti, atribuida a San Isidoro de Sevilla (560?-636), . A esto hay que añadir que otras menciones se remontan al siglo VIII.La segunda, más tardía, es la aparición de la Virgen a Santiago en Zaragoza, el donde está la basílica del Pilar.La tercera es la de su sepultura en Compostela, que según esta tradición, Teodomiro, obispo de Iria halló milagrosamente el sepulcro del Apóstol donde está ahora la Ciudad de Santiago, que en aquella era un monte. Los testimonios que confirman que esta tradición había sido aceptada se documentan hacia la primera mitad del siglo IX.A partir del siglo IX fue un factor claro para la consolidación de la cristianización del Norte de España, ya que el sur era dominado por los pueblos islámicos En epoca visigoda aparece un culto local a Santiago en Mérida bajo unas reliquias con el nombre de Sacti Iacobi, -

Por el año 830 se crean y se restauran muchas iglesias y empieza a convertirse en un santuario nacional único en occidente, a excepción de Roma, En esta épocae Santo Toribio de La Liébana en sus Comentarios al Apocalipsis difunde una idea favorable a la predicación del apóstol. El arzobispado de Iria-Flavia se traslada a Santiago de Compostela, que poco a poco empieza a consolidarse como ciudad más importante de la zona. El tema del culto a Santiago empiezaría,entonces- en los reyes de Asturias, que erigen por la zona templos con advocación a la tumba de Santiago Apóstol y se establecen 2 órdenes monásticas en ese lugar para la protección de la nueva catedral, Al poco tiempo el culto a la tumba del Apóstol empieza a ir más allá de los Pirineos cuando Carlomagno hace suya la lucha para salvar la pureza del cristianismo frente al Islam,.En una carta el rey Alfonso III en el año 906 da respuesta al clero de Tours en que era nombrada la importancia de la tumba jacobea. en el siglo XI se extiende la costumbre de la peregrinación a Compostela impulsada por Sancho El Mayor, al paso que se impulsa la peregrinación en el Sur de Francia. En el siglo XII la peregrinación vuelve a estar al alza debido a la paz reinante en Castilla y León y que garantiza la seguridad de los caminos;-En el siglo XIII el culto jacobeo sufre unas grandiosas transformaciones para bien del culto, impulsado por dos factores: el primero es la universalización de Compostela como centro de peregrinación cristiano comparable a Jerusalén y a Roma, el segundo es que el primer arzobispo compostelano, Diego Gelmírez, impulsa una política de exaltación de la Iglesia de Santiago Otro punto interesante es la representación iconográfica de Santiago El Mayor, que ha dado lugar a tres tipos iconográficos:lA DEL APOSTOL se trata de las advocaciones más antiguas, donde aparece vestido con una larga túnica y sosteniendo el Nuevo Testamento en al mano derecha. Esta iconografía la podemos ver en la Catedral de Saint-Sernin de Toulouse y en el pórtico de la Catedral de Santiago de Compostela.EL PEREGRINO: esta nueva iconografía es consecuencia de las peregrinaciones a Compostela a partir del siglo XII y se representó a Santiago con el atuendo propio de los peregrinos, es decir, se cubre con un amplio sombrero con veneras incrustadas, se apoya en un bordón y lleva el típico zurrón y la calabaza. Esta nueva iconografía lse encuentra en la vieja Catedral de Salamanca y en Montserrat.El CABALLERO después de la batalla de Clavijo, que es la batalla que se libró en el monte Laturce (Logroño) en el año 844, entre las tropas de Ramiro I de Asturias y las de Abderrahmán, emir de Córdoba, en la que salió vencedora la compañía de rey asturiano y que según la tradición, con ayuda del Apóstol Santiago que aparece montado en un caballo blanco y con una bandera blanca en la mano. Vemos entonces que Santiago toma la figura de un caballero cristiano que monta en un caballo blanco y que arremete contra los moros. Esta imagen la podemos ver en Santiago de Betanzos, en la capilla de Santiago de la Catedral de Toledo, en la Catedral de Santiago y en los lienzos de Dalí, Ribalta, Tiépolo, etc.
licha mera
 
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Re: 6ª etapa del Camino: Órdenes medievales del camino. 5 no

Notapor Dessens » Dom Nov 11, 2012 7:47 pm

Muy buena información proporcionada, sólo para complementar, la orden de los templarios habitó el Castillo de Sarracin, sobre el cual anexo una pequeña reseña:

http://bluguia.com/rutas-bluguia/el-cam ... -sarracin/
Dessens
 
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