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maribel toro escribió:He elegido el Camino Francés y dentro de él la etapa número 15 (Frómista - Carrión de los Condes). Quizás no sean estas etapas las preferidas de los peregrinos, tanto por su dureza como por su "poco atractivo paisajístico", pero a mí me ha marcado profundamente cada vez que he peregrinado y atravesado esta etapa. El peregrino llega a este punto un tanto curtido por la andadura, se encuentra con un paisaje árido, con unos pueblos del mismo color de la tierra, de esa tierra que tiene sed, la misma sed del peregrino. La ausencia de verdor, de montañas; la monotonía del paisaje y el acorralamiento de los trigales, me produjeron una sensación que invitaba a vaciarme de todo, de todo lo que me venía sobrando por dentro y por fuera, de todo aquello que me parecía imprescindible pero de lo que podía prescindir totalmente. Fue una etapa llena de bendiciones, el sol de la mañana era nuevo y el amanecer y el horizonte más grande y limpio que había visto nunca. Me sentí acompañada por mi sombra en el suelo, mi bordón y el silencio interior; pude bajar el volumen de mis propios ruidos y admirar la Creación, pensada y solo pensada para mí en ese momento, en esos kilómetros, fueron un auténtico regalo de Dios. Al ir aproximándome a Villalcazar de Sirga, puede contemplar en toda su inmensidad y grandeza la Iglesia de Santa María la Blanca, en ella se recoge gran parte de una historia de Milagros atribuidos a la Virgen de las Cantigas, Aquella a la que el Rey Alfonso X el Sabio dedicó gran parte de su obra.
Continue caminando hasta Carrión en esa etapa y encontré paz, acogida y acompañamiento. Me embargaron los mismos sentimientos que tuve hasta Villalcazar de Sirga, un vaciamiento que invita a mirar hacia el interior de uno mismo, bajar el volumen de nuestros propios ruidos que nos llenan de desasosiego e intranquilidad. Me descubrí de nuevo como parte de la Creación y las preocupaciones dieron paso a esa paz que poco a poco fue ganando terreno.
En Carrión he sido acogida por las Hermanas Agustinas en el Albergue Parroquial de Santa María, su sonrisa, paz, alegría, el té al entrar para calmar la sed, el encuentro musical por la tarde y, lo más importante su invitación al encuentro de oración al caer la tarde, fue otro remanso de paz que colocó muchas cosas en su sitio.
Todas estas experiencias en una corta de etapa de unos 25km más o menos, me marcaron para toda la vida, cambié mi forma de afrontar muchas cosas dentro y fuera del Camino de Santiago.
Durante muchos años fuí hospitalera en ese maravilloso pueblo de Villalcazar de Sirga y tuve el gran privilegio de poder rezar a la caída de la tarde y alrededor de la Pila Bautismal que se encuentra dentro de la Iglesia, con cientos de peregrinos, llegados de tantos lugares de la tierra que no podría enumerarlos. Todos estábamos unidos por lo mismo, por la búsqueda y el encuentro, en ese momento, del Primer Peregrino, el que nunca falla y nos acompaña siempre: el Señor.
También he sido hospitalera en ese otro Albergue de Santa María en Carrión de los Condes, ayudando a las hermanas he sentido la cercanía del Señor, el servicio y la caridad sin límites que uno puede llegar a tener viendo en cada rostro del peregrino al mismo Jesús, a aquel Peregrino que se puso a caminar junto a los discípulos de Emaús.
Queridos amigos, deseo compartir alguna foto (si es que consigo meterla, me es más difícil esto que caminar con unas cuantas ampollas en los pies)
Os deseo Buen Camino y Buena Peregrinación!!!
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