Este video es muy bueno y me recuerda tantos otros que nos proyectaron en la Universidad en la materia Seminario de Ventas, así como de comerciales en donde se incluía a personas con capacidades diferentes en un Congreso de Mercadotecnia, o de tantas charlas con mis padres al hacernos enfansis cuando teníamos algún problema en la escuela, o lo siguen haciendo cuando les contamos lo que nos pasa y siempre nos han dicho de que tenemos que ponernos en los zapatos del otro para comprender la razón de su actuar.
Siempre ha sido muy complicado eso y haces rabietas, porque siempre te queda una espinita adentro ¿Y hasta cuando se pondrán en mis zapatos?, ¿porque digo esto?, porque creo que todos en la vida tenemos problemas, pero algunos no nos colgamos un letrero que dice "Tengo problemas", y mucho menos me ando quejando de ellos, pues se que con el favor de Dios le encontraré solución.
Si analizamos a cada persona, todos tienen problemas, unos más graves que otros; el recién nacido que no sabe hablar y tiene hambre, esta sucio; el adulto mayor, porque siente que ya no es útil y solamente estorba; el estudiante que no acredito la materia; la mamá porque sus hijos no obedecen; y así otros tantos que se pueden enumerar.
El problemas creo yo, es que la mayoría de las veces estamos tan ensimismados en nosotros mismos que perdimos los sentidos y como es obvio la sensibilidad hacia los demás; y suponemos que nuestros problemas son más graves que los de los demás y nos sentimos metaforicamente hablando que el mundo girá alrededor nuestro.
Por eso tenemos que comprender que Jesús no quiere el mal para nosotros pues él sigue su pasión en nosotros y seremos dichosos cuando él diga esta obra es mía, al ver que somo solidarios, amorosos, comprensivos, etc.; y eso significa que tenemos que estar limpios por dentro, que tengamos buenas intenciones, que no nos acostumbremos a vivir en el pecado, porque eso nos ha hecho perder figurativamente hablando el olfato y por lo tanto ya no olemos lo podrido del pecado y por eso se nos hace dificil oler a Dios.
Recuperemos nuestro olfato, con el Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía y recordemos la oración de San Agustín
"Señor dame valor para cambiar lo que debo cambiar,
Dame paciencia para aceptar lo que no puedo cambiar,
y dame sabiduría para saber que puedo y que no puedo cambiar"
Amén (Así sea).