por Maria 2 » Mié Mar 20, 2013 1:03 pm
1. ¿Por qué es tan inculcar en los alumnos una adhesión al Sumo Pontífice?
A lo largo de todos los cursos, debemos guiar a los jóvenes a amar a la Iglesia católica, madre y maestra, como obra de Cristo y continuadora de su misión. Que se sientan solidarios con sus penas y alegrías y corresponsables de su misión; la conozcan y vayan profundizando y comprendiendo su misterio, que la edifiquen mediante su vida y testimonio.
La adhesión de mente, corazón y voluntad al Sumo Pontífice, pastor supremo de la Iglesia, debe tener un lugar destacado. Esta adhesión brota de la fe en las palabras con las que Cristo anunció a san Pedro su función de principio y fundamento visible y perpetuo de la unidad de la Iglesia, «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16, 18), confiándoles las llaves del Reino para disponer lo que más convenga a la vida y misión de la misma.
Debemos promover entre los jóvenes la oración por el Vicario de Cristo, atención e interés por sus enseñanzas, la sumisión filial y reverente a sus disposiciones, el apoyo entusiasta y operante a sus iniciativas y el respeto y estima hacia su persona. Estas mismas actitudes han de tener hacia los demás Obispos, como sucesores de los apóstoles y testigos de la verdad divina y católica.
2. Menciona 5 puntos en los que la Iglesia es responsable de la educación de la fe
La Iglesia tiene la misión de anunciar el Evangelio por todo el mundo, siguiendo el mandato de Jesús.
La Iglesia de Jesucristo, que es una y universal, se hace presente en cada una de las Iglesias particulares presididas por su obispo.
La Iglesia universal no es la suma de las Iglesia particulares, sino la comunión de estas Iglesias esparcidas por el mundo.
Compete a la Iglesia la misión no sólo de transmitir la fe sino también de educar a todos sus hijos en la fe, y esto sólo es posible si se vive la comunión en su seno. Comunión y misión son, pues, la clave de la tarea de formación que realiza la Iglesia en el mundo.
El anuncio del Evangelio y la Eucaristía son los dos pilares sobre los que se edifica y en torno a los cuales se congrega la Iglesia particular.
Cada diócesis, mediante su acción evangelizadora de la catequesis y la educación en la fe, ofrece a todos sus miembros y a todos los que se acercan con el deseo de entregarse a Jesucristo, un proceso formativo que les permite conocer, celebrar, vivir y anunciar el Evangelio dentro de su propio horizonte cultura. De esta manera, la confesión de fe, puede ser proclamada por los discípulos de Cristo en su propia lengua.
El ministerio de la Palabra divina se realiza de diversas formas, que sirven para llevar a cabo sus funciones específicas:
1) Convocatoria y llamada a la fe, que se realiza por medio del primer anuncio, o predicación misionera, dirigido a los no creyentes, sean o no bautizados o que viven al margen de la fe cristiana. También pertenece a esta función el despertar religioso de los niños ya bautizados en la familia cristiana y el de otras personas mayores bautizadas que nunca se han iniciado en la fe.
2) Iniciación en la vida cristiana, que se realiza fundamentalmente por la catequesis pre y post bautismal. Son formas principales de la educación en la fe: el catecumenado o la catequesis de adultos no bautizados; la catequesis de adultos ya bautizados, pero que deseen volver a la fe o necesitan completar su iniciación; la catequesis de niños, adolescentes y jóvenes; la educación cristiana en la familia y la enseñanza religiosa escolar, ya que tiene carácter de iniciación.
3) La educación permanente de la fe, que adopta formas muy diversas: a veces sistemáticas, otras ocasionales; individuales y comunitarias; organizadas y espontáneas; etc.
4) Función litúrgica, donde el ministerio de la Palabra se realiza dentro de la celebración sagrada y como parte de la misma. La forma eminente es la homilía.
5) Función teológica, que trata de desarrollar la inteligencia de la fe por medio de la enseñanza sistemática y la investigación científica de las verdades de la fe.
Un abrazo y hasta pronto.