Tema 7.- Tercer pilar: La Trascendencia.La trascendencia es la piedra angular, el pilar fundamental de Empresa Misionera y del Misionerismo.
Para el Misionerismo es muy importante concientizar las personas del verdadero significado de la trascendencia ya que es en esta vida lo el ser humano está poniendo en juego.
Todo el mundo sabe que nos vamos a morir, todo el mundo sabe que existe la eternidad, pero muy pocas personas son verdaderamente conscientes de lo que ello significa. Si realmente entendiéramos su significado, como decía anteriormente, deberíamos de estar trabajando 48 horas al día, para tener muchas cosas buenas que entregar el día que ya no estemos aquí.
Es una gran aberración que el hombre de hoy pase 50, 40 30 ó 20 años de la vida luchando por cosas sin verdadera importancia y descuidando su verdadero gran negocio: La Eternidad.
La empresa toma sus riesgos en base a los rendimientos esperados sobre el capital. Es pues muy curioso ver cómo la gran mayoría de los empresarios, personas muy preparadas, con estudios de postgrado, maestrías, doctorados etc., son tan poco conscientes de que la inversión que más rendimiento les puede dar es la inversión para la eternidad… Es la inversión de Formar, Producir y Compartir desde la Libertad para la Eternidad, (principios del Misionerismo.)
Dice Jesús en el Evangelio: "Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla roe; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Lc 12, 33-34), también dice: "¿De qué le sirve al hombre tener todo el oro del mundo si pierde su alma?"(Lc 9, 25).
A nivel práctico y para los que les resulte difícil profundizar en el significado del verdadero amor de Dios, deberían de reflexionar sobre los anteriores mensajes que Jesucristo nos dejó en el Evangelio; puede que no lo entiendan, puede que no les hagan caso, solamente debemos reflexionar sobre los siguientes cuestionamientos:
¿Y si fuera cierto? ¿Vale la pena el riesgo de no actuar conforme Dios nos lo pide y poner en riesgo la eternidad? ¿Realmente nos damos cuenta de los que significa la eternidad?
Dice Santa Faustina Kowalska en su famoso diario, que aún teniendo la seguridad de que vamos a ir al cielo, vale la pena cualquier sacrificio en la tierra por estar un poco más cerca de Dios en el cielo.
Esta frase es verdaderamente impactante y digna de toda una profunda reflexión. Si alcanzamos a visualizar y concientizar un poco de lo que realmente significa, habremos entrado al verdadero camino y nuestra vida entrará en la verdadera senda sin retorno.
Tres condiciones son necesarias para tener trascendencia y vida eterna, según Jesús:
1. Creer en Jesús.
2. Guardar y cumplir los mandamientos.
3. Comulgar (su cuerpo y su sangre).
Creer en Jesús da vida eterna. El que cree lo que se le dice trata de conservar lo que se le dijo. Así, si verdaderamente creemos en Jesús, porque nos dice la verdad y su conocimiento es infinito, guardaremos su palabra de vida eterna y sus mandamientos, y trataremos de cumplirlos. Así, cumpliéndolos, podemos comulgar en gracia de Dios. Una cosa lleva a la otra, son pasos sucesivos para alcanzar la vida eterna como Jesús nos prometió. Y estando unidos a Dios y en comunión suya daremos mucho fruto y fruto que perdura y trasciende.
Preguntas de reflexión que debes responder en los foros del curso1.-¿Eres verdaderamente consciente de que te vas a morir?.
2.- ¿Has Meditado profundamente en lo que significa y representa LA ETERNIDAD?
3.- ¿Has reflexionado intensamente en lo que significaría pasar la eternidad en el CIELO o en el INFIERNO?
4.- ¿Te estás esforzando y/o trabajando profunda e intensamente "48" horas al día para ganarte la ETERNIDAD?
APLICACIONESEMPRESA: Potenciar las actividades religiosas en la empresa, como el Rosario Misionero de Empresa Misionera (ver en youtube). Adopción de una parroquia.
FAMILIA: Cuidar que todos tengamos la asistencia religiosa necesaria, como la dirección espiritual, la frecuencia en la confesión.
PERSONAL: Tener un plan de vida cristiano. Que comprenda la formación intelectual, humana, laboral, religiosa, familiar.
Extracto de la tesis de maestría realizada sobre el Documento base del Misionerismo.TrascendenciaAntes de explicar la relación entre los conceptos de trascendencia y empresa vamos a explicar qué entendemos por trascendencia.
Debemos entender por trascender un moverse para superarse a sí mismo traspasando los límites espacio-temporales de la existencia humana. Este movimiento tiene una dirección que se orienta hacia una meta que no es desconocida al hombre. La meta es el Absoluto (1). Es la apertura al Absoluto que el hombre posee, por ser espiritual, la que lo hace orientarse a Él. Por eso se dice que la Trascendencia orientada hacia el Ser Absoluto es la estructura fundamental de la persona.
Como capacidad de ir más allá de los propios límites, la Trascendencia se da no sólo en el plano del "ser" sino en el plano del "hacer", es decir dos planos en los que la persona puede ampliar sus horizontes y busca participar de la inmortalidad. Es parte de la naturaleza del ser humano, pero al mismo tiempo, va más allá de ella. Es Trascendente al madurar y optar por el bien, la verdad y la virtud; al emplear su vida en servicio a los demás y al ir más lejos de sus intereses exclusivos. Muchos consideran que la trascendencia se trata de perdurar o de inmortalizarse a través de monumentos, recuerdos y obras, incluso a través del trabajo y de la empresa. Pero hay que tener claro que estas formas de trascendencia con un significado egocéntrico y filantrópico solamente pueden extender la sombra del hombre en la historia, pero en realidad no la trascienden por quedar dentro de los límites del tiempo. Coloquialmente le llamamos a esta trascendencia inmortalidad, pero en realidad sólo se trata de eso, ser un recuerdo en el tiempo, una aportación en el mundo material y humano.
El hombre tiene un destino que va más allá de su vida terrenal aún cuando su realidad es intramundana. No sólo es un ser en el mundo sino que además está proyectado al más allá.
El hombre es trascendente por ser persona; porque es consciente, responsable, libre y relativo a los demás y relativo a Dios. Es trascendente precisamente por ser espiritual, pues su espíritu es inmortal. La muerte acaba con la persona humana pero no con su espíritu.
Su destino es la comunión con Dios. Es trascendente porque ama y a pesar de que el amor se manifiesta a través del cuerpo, la naturaleza del amor es espiritual. Aún ante la ausencia definitiva del ser amado se puede experimentar ese amor vivo, que consume. Pues el amor no depende de la presencia física de la persona amada. También en palabras de Frankl "el amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo" (2). Por ello, decimos que es por medio del amor que podemos no sólo alcanzar sino tocar la misma eternidad. No se entiende el amor si este no es para siempre. "El amor engloba la existencia entera y en todas sus dimensiones, incluido también el tiempo. No podría ser de otra manera, puesto que su promesa apunta a lo definitivo: el amor tiende a la eternidad" (3).
Antes se mencionó que el destino del hombre es la comunión con Dios. La comunión con Dios no depende de los actos de la persona, es más bien, un don gratuito recibido con el "ser". Dios es creador y Padre, independientemente de que los hombres crean en Él o no, e independientemente de que respondan como hijos y como hermanos entre sí. De todas maneras, Dios esperará ciertas conductas de los hombres como hijos y criaturas suyas, ya que como hijos, los hombres deberían vivir y actuar de acuerdo con esta naturaleza y dignidad.
Para quien no reconoce la existencia de Dios esta comunión con Dios se da a través de la "verdad", ya que quien busca la verdad, aún cuando lo ignore, busca a Dios. Quien es fiel a la verdad, es fiel a Dios (4). Lo que para los cristianos es la Palabra de Dios para aquellos que no la conocen "la Palabra" "es" la verdad y el amor a Dios es, para quienes no lo conocen, el amor al prójimo. De ahí que, quien huye de la realidad, de la verdad o del amor, se esconde de sí mismo, huye de Dios y no logra la Trascendencia. Siempre vive con un vacío interior y pretende sustituirlo con cosas materiales, superficiales, intramundanas y temporales.
Toda comunión implica diálogo y comunicación permanentes con Dios, no sólo con palabras sino también con las obras. Las personas deben concientizar este privilegio, el cual pueden tener al momento de usar sus talentos al emprender cualquier tipo de acción que dé frutos a la sociedad pues de esta manera se establece una comunión directa con Dios, ya que Él es fundamento y origen de todo valor como el bien, la justicia y el amor, y porque esos valores son algo que convienen al hombre, lo hacen crecer, lo realizan y lo hacen más humano. Hay que entender que la acción en sí misma no es Trascendente y eterna, sino su intención, su valor y su significado.
La comunicación con Dios es algo tan metido en la realidad, que el hombre se comunica con Él con todo lo que hace, con su actuación positiva y aún cuando parezca paradójico, con su actuación negativa, por cuanto Lo busca en lo que no está o por cuanto Dios siempre está dispuesto a perdonar por su misericordia y su inmenso amor.
Cuando el ser humano se abre a los demás y los acepta como son, se abre a Dios, y Lo acepta como es. De la misma manera, como se entrega y ama a los demás, ama y se entrega a Dios. Porque el hombre en sí mismo, independientemente de su conciencia, es una referencia a Dios.
La empresa es una institución que cuenta con recursos humanos, recursos tecnológicos y recursos financieros. La filosofía de vida que el Misionerismo propone va enfocada directamente a los recursos humanos, e indirectamente, a los financieros, ya que tiene como principal producto la transformación de las conciencias de todos los miembros de la empresa hacia una Trascendencia en Dios, lo que hace a la empresa innovadora. Innovadora en el sentido de que basa su productividad en el completo desarrollo de su capital humano fundado en el conocimiento de sí, en el descubrimiento, valoración, ejercicio y multiplicación de sus dones y talentos que le fueron dados para ponerlos a trabajar y a multiplicarse no sólo en beneficio propio sino, también, en el de los demás y de los cuales tendrá que dar cuentas, de cara a Dios, en la eternidad. De ahí la imperiosa necesidad para la supervivencia, superación y desarrollo de la empresa de impartir programas de formación y de capacitación que contribuyan a trabajar por la Trascendencia eterna.
En la actualidad, algunas empresas ya hacen algo en este sentido. Sin embargo, se quedan en la parte humana y/o filosófica, que si bien es cierto son los primeros pasos para el autoconocimiento de la persona y el despertar de su conciencia, se requiere dar ese salto al sentido sobrenatural al cual el Misionerismo llama para alcanzar la Trascendencia.
Esta transformación es indispensable que se inicie en la actitud de la cabeza o cabezas principales de la empresa que marcan las directrices para que esta transformación se dé en todos los niveles de la organización.
"Todo el mundo sabe que nos vamos a morir, todo el mundo sabe que existe la eternidad, pero muy pocas personas, son verdaderamente conscientes de lo que ello significa. Si todos entendiéramos el significado de la Trascendencia y de la muerte viviríamos trabajando día con día para el verdadero gran negocio que es nuestra "eternidad". Ya Jesús lo dice: "¿de qué te sirve tener todo el dinero del mundo si pierdes la eternidad?" (5).
La falta del conocimiento y sentido de la Trascendencia, así como del sentido de la vida, ha llevado a los jóvenes de hoy, en diversos lugares, Francia, Japón, Estados Unidos, entre otros, al suicidio, al alcohol, a las drogas, en virtud de no tener parámetros, sueños, perspectivas, identidad propia, no saber que quiere, de dónde viene, para qué está aquí y hacia dónde va. El no saber hacia dónde va les causa tanta angustia que ni siquiera pueden vislumbrarlo mucho menos comprenderlo y encaminarlo hacia ello.
Por esta razón, deciden quitarse la vida o irse por caminos que se les presentan de forma inmediata y fácil que los llevan a conformarse en grupos de identidad que son rebeldes y violentos.
Este es un asunto fundamental que debemos replantearnos y empezar a darle solución si no queremos que esto continúe creciendo a la velocidad que va, hasta llegar a quedar fuera de nuestro control.
Esta falta de conciencia en la Trascendencia ha llegado a tal extremo que hoy por hoy hablar de Dios en los colegios, en las familias, en las empresas, en los grupos sociales, está prohibido. Lo absurdo es que hemos volteado la espalda al bien. Las prioridades han dado tal giro que si hablamos de aborto, de más riqueza, de más poder o fama al precio que sea, de legislaciones contrarias a la dignidad de la persona y en contra de su desarrollo natural entonces sí son tema de interés y son abiertamente acogidos; no sólo eso sino votados favorablemente sin darnos cuenta que quien está detrás de todo esto es la acción viva y constante del demonio, realidad que nos obliga a tratar, en el capítulo IX de este trabajo, el tema de la existencia del infierno y del demonio.
Como muestra de estas realidades podemos mencionar algunos ejemplos tales como la mala distribución de la riqueza, el número de inocentes que mueren cada día en guerras injustificadas sólo por beneficiar a una o dos economías, que arrasa con esta ola de violencia la integridad de las familias y de países enteros que quedan destruidos. El hambre por odio entre etnias, la explotación de países enteros por causas económicas, con condiciones de trabajo esclavizantes y deshumanizadas, incremento en la desintegración familiar, medios de comunicación incontrolables con muy poco criterio que influye y golpea las mentes de niños y adultos haciéndolos insensibles y cauterizando sus conciencias.
En el mundo empresarial y laboral, la competencia desleal, la "chapuza", el fraude, el robo hormiga, la deslealtad, la simulación, el deseo desenfrenado por los negocios inmediatos, los engañosos informes financieros, la evasión de impuestos, la doble contabilidad, la avaricia, explotación de ejecutivos privándolos de su vida familiar y social, la corrupción, el soborno y la extorsión, entre muchas otras, son situaciones que hoy por hoy se consideran justificables por el negocio y se ven como "normales", todo en aras del dinero.
Y de los gobiernos en el mundo entero, ¡ni qué decir!
Si, aunado a esto, analizamos que en un futuro no muy lejano los que van regir el mundo son oligopolios de cuyo crecimiento estamos siendo testigos, qué podríamos esperar si las cabezas de estos grupos no toman conciencia del sentido ético y Trascendente de los negocios hacia la eternidad en Dios.
No obstante este negro panorama que acabamos de presentar, debemos considerar que también está el otro lado de la moneda: existen y han existido a lo largo de la historia personas laboriosas, comprometidas, leales, honradas, responsables, solidarias, caritativas, humanas; madres y padres responsables y amantes de sus hijos a quienes inculcan valores; jefes respetuosos de sus subalternos que les exigen pero que también les remuneran justamente; empresas humanizadas; personas conscientes de esta trascendencia dedicadas a la ciencia, al arte, a la espiritualidad, cuyo fin no sólo ha sido humano sino alcanzar la Trascendencia espiritual que han dejado huella en la sociedad y que son modelos a seguir que nos motivan al cambio concreto, real y objetivo.
Nuestra propuesta de solución de estas realidades es el Misionerismo con su filosofía de vida que coloca a Dios en el corazón y en la conciencia de las personas, en el centro de las familias, en el de las empresas y en el de la sociedad entera.
Aspectos varios importantes:Los consultores del curso están a tu disposición aquíhttp://www.es.catholic.net/consultas/consultorio.php?id=9Para consultar todas las lecciones del curso o lecciones anteriores da
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