por MCASANOVA » Vie Sep 06, 2013 8:07 pm
En la antropología bíblica los “huesos” expresan un componente importantísimo del cuerpo; dado que para los hebreos no había una distinción precisa entre “cuerpo” y “alma” (el cuerpo era considerado como manifestación exterior de la personalidad), los “huesos” significaban sencillamente, por sinécdoque, el “ser” humano (cf. por ejemplo, Sal 139, 15: “No desconocías mis huesos”).
Se puede entender, pues, “hueso de los huesos”, en sentido relacional, como el “ser del ser”; “carne de la carne” significa que aun teniendo diversas características físicas, la mujer presenta la misma personalidad que posee el hombre. Así, pues, la mujer, en cierto sentido, es creada a base de la misma humanidad. La homogeneidad somática, a pesar de la diversidad de la constitución unida a la diferencia sexual, es tan evidente que el hombre (varón) despertado del sueño genético, la expresa inmediatamente cuando dice: “Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta se llamará varona porque del varón ha sido tomada” (Gén 2, 23). De este modo el hombre (varón) manifiesta por vez primera alegría e incluso exaltación, de las que antes no tenía oportunidad, por faltarle un ser semejante a él. La alegría por otro ser humano, por el segundo “yo”, domina en las palabras del hombre (varón) pronunciadas al ver a la mujer (hembra).
Marita Casanova
Estados Unidos
Marita Casanova
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