por Sor Nuria Mnendoza » Sab Dic 26, 2015 6:53 pm
1. ¿Cómo se define el Matrimonio?
El matrimonio es una sabia institución del Creador para realizar su designio de amor en la humanidad. Por medio de él, los esposos se perfeccionan y crecen mutuamente y colaboran con Dios en la procreación de nuevas vidas.
El matrimonio se define como la alianza por la cual, - el hombre y la mujer - se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente, procrear y educar a los hijos. Esta unión - basada en el amor – que implica un consentimiento interior y exterior, estando bendecida por Dios, al ser sacramental hace que el vínculo conyugal sea para toda la vida. Nadie puede romper este vínculo.
2. Explica brevemente el signo externo, la materia remota, la materia próxima y la forma del Sacramento del Matrimonio.
El signo externo de este sacramento es el contrato matrimonial, que a la vez conforman la materia y la forma.
La materia remota: son los mismos contrayentes.
La materia próxima: es la donación recíproca de los esposos, se donan toda la persona, todo su ser.
La forma: es el Sí que significa la aceptación recíproca de ese don personal y total.
4. Menciona tres beneficios que trae dicho sacramento a los esposos.
1. Los esposos cristianos están llamados a encontrar en su matrimonio y su familia el camino del Cielo, y el sacramento les da para ello un aumento de la gracia santificante.
2. Gracia sacramental. Ésta consiste en el derecho a recibir de Dios todas las ayudas necesarias para que los esposos puedan amarse en Cristo sin infidelidad y para siempre, así como el derecho a recibir todos los auxilios materiales y espirituales exigidos para la fundación de su hogar.
3. El sacramento del Matrimonio proporciona a los esposos y a los padres todas las gracias de Nazaret, modelo de los hogares cristianos. Es, podríamos decir a modo de resumen, el sacramento de la vida familiar en Cristo.
5. ¿Cuáles son los tres grados en el sacramento del Orden Sacerdotal?
El Ministerio de los Obispos, ocupa un lugar preponderante, pues por medio de una sucesión apostólica, que existe desde el principio, son los que transmiten la semilla apostólica.
Su poder para consagrar no excede a la de los presbíteros, pero sí tienen otros poderes que los sacerdotes no tienen, como son:
• El poder de administrar el sacramento del Orden y de la Confirmación.
• Son los que normalmente bendicen los óleos que se utilizan en los diferentes sacramentos.
• También poseen el poder de predicar en cualquier lugar.
• Normalmente, el Obispo tiene el gobierno de una diócesis o Iglesia local que le ha sido confiada, siempre bajo la autoridad del Papa, pero al mismo tiempo, "tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesias”. (Cfr. Catec. n. 1566).
• Es quien dicta las normas en su diócesis sobre los seminarios, la predicación, la liturgia, la pastoral, etc.
• Además, son los Obispos los encargados de otorgar a los presbíteros el poder de predicar la palabra de Dios y de regir sobre los fieles.
Los presbíteros - palabra que viene del griego y significa anciano – no poseen la plenitud del Orden y están sujetos a la autoridad del Obispo del lugar para ejercer su potestad. Sin embargo, tienen los poderes de:
• Consagrar el pan y el vino.
• Perdonar los pecados.
• Ayudar a los fieles, transmitiendo la doctrina de la Iglesia y con obras.
• Pueden administrar cualquier sacramento en el cual el ministro no sea un Obispo.
Diaconado: Se les imponen las manos "para realizar un servicio, y no para ejercer el sacerdoci”. A ellos les corresponde:
• Asistir al Obispo y a los presbíteros en diferentes celebraciones.
• En la distribución de la Eucaristía, llevando la comunión a los moribundos.
• Asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, cuando no haya sacerdote.
• Proclamar el Evangelio.
• Administrar el Bautismo solemne.
• Dar la bendición con el Santísimo.
El diaconado, generalmente, se recibe un tiempo antes de ser ordenado presbítero, pero a partir del Concilio Vaticano II, se ha restablecido el diaconado como un grado particular dentro de la jerarquía de la Iglesia. Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados o solteros, ha contribuido al enriquecimiento de la misión de la Iglesia.
6. ¿Cuál es el fin del sacramento del Orden Sacerdotal?
Por la Sagrada Escritura, podemos conocer como Jesús escogió de manera muy especial a los Doce Apóstoles (Cfr. Mc. 3, 13-15; Jn. 15, 16). Y es a ellos a quienes les otorga Sus poderes de perdonar los pecados, de administrar los demás sacramentos, de enseñar y de renovar, de manera incruenta, el sacrificio de la Cruz hasta el final de los tiempos. Les concedió estos poderes con la finalidad de continuar Su misión redentora y para ello, Cristo les dio el mandato de transmitirlos a otros. Desde un principio así lo hicieron, imponiendo las manos a algunos elegidos, nombrando presbíteros y obispos en las diferentes localidades para gobernar las iglesias locales.
7. Menciona las características de los presbiterios.
Los que reciben el Orden quedan configurados de forma especial, quedan marcados con carácter indeleble, que los distinguen de los demás fieles y los capacita para ejercer funciones especiales. Por ello, se dice que el sacerdote tiene el sacerdocio ministerial, que es distinto al sacerdocio real o común de todos los fieles, este sacerdocio lo confiere el Bautismo y la Confirmación. Por el Bautismo nos hacemos partícipes del sacerdocio común de los fieles.
El sacerdote actúa en nombre y con el poder de Jesucristo. Su consagración y misión son una identificación especial con Jesucristo, a quien representan. El sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común de los fieles.
Los sacerdotes ejercen los tres poderes de Cristo. Son los encargados de transmitir el mensaje del Evangelio, y de esa manera ejercen el poder de enseñar. Su poder de gobernar lo ejercen dirigiendo, orientando a los fieles a alcanzar la santidad. Así mismo son los encargados de administrar los medios de salvación – los sacramentos – cumpliendo así la misión de santificar. Si no hubiesen sacerdotes, no sería posible que los fieles reciban ciertos sacramentos, de ahí la necesidad de fomentar las vocaciones. De los sacerdotes depende, en gran parte, la vida sobrenatural de los fieles, pues solamente ellos pueden consagrar, al hacer presente a Cristo, y otorgar el perdón de los pecados.