por edgarchirinos » Lun Mar 28, 2016 12:19 am
el AÑO Litúrgico y de qué manera cumple, por medio de
él, la Iglesia con su misión de santificar y de dedicar a Dios el tiempo.
Inspirada en ésto, como en todo lo demás, por el Espíritu Santo, la Iglesia ha encontrado el medio de
perpetuar y de renovar con el Año Litúrgico, en el mundo en general y en el mundo de las almas en particular,
los grandes Misterios de la Religión, convirtiéndolos, ayer, hoy y mañana, y siempre, en pan de cada día
y en elementos sustanciales de la vida sobrenatural.
Tal como está organizado, por días, por semanas, por períodos, por estaciones, resulta el Año Litúrgico,
no solamente una magnífica epopeya de la Obra de Cristo y de su Iglesia, a través de los tiempos y de
los espacios, sino también un curso metodizado e ilustrado de doctrina, de ascética y de mística; una reproducción
a lo vivo de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor; una comprobación real de la
acción íntima y continua del Espíritu Santo en cada una de las almas y en la reunión de todas ellas, que es la
Iglesia; una representación casi escénica de la Vida de la Sma. Virgen y de los Santos.
Del Año Litúrgico bien comprendido y bien vivido nace el arte divino de. vivir y sentir con la Iglesia,
acompañando a Jesucristo de la cuna al sepulcro, de las humillaciones de la Pasión a la gloria de la Resurrección
y. de la Ascensión; el arte divino de ajustar nuestra piedad y nuestra devoción a la piedad y devoción
de la Iglesia, siguiendo su Calendario, todo su Calendario, y no el particular de cada uno, hecho de
unas cuantas devociones o advocaciones favoritas, que se repiten cada año y muchas veces al año, y que dan
por resultado un culto particularista y una piedad raquítica y utilitaria.