¿Cuál es el principal objetivo de la apologética, dialogo interreligioso y ecumenismo? Un católico debe saber y conocer de su fe, de forma que pueda ser guía, enseñar, exhortar, a otros que no sean tan doctos con el fin de que ninguno se desvíe del camino verdadero que es Jesucristo. Para ello el católico debe poseer una serie de medios para dialogar (Dialogo interreligioso), medios para defender (Apologética) y exposición de la sana doctrina (Ecumenismo). No solo es cuestión de conocer, de nada sirve saber mucho sino se sabe cómo enseñarlo, como predicarlo.
¿Cuál es el fundamento bíblico de la apologética?
Muchas citas bíblicas podemos mencionar pero la más importante de todas es esta!
“¡No tengáis miedo!”, Mateo 14:27. Efectivamente, debemos evitar el miedo, como católicos no podemos tener miedo de defender nuestras creencias, no podemos acobardarnos porque no sepamos algo, realmente nadie sabe todo pues nuestra doctrina es bimilenaria y por tanto es imposible conocerla todo, por eso siempre debemos estudiar más y más pues a mayor conocimiento de nuestra fe, más cerca de Cristo estaremos.
¿Cuáles son las principales bases bíblicas de la unidad y de las divisiones?Las escrituras son muy claras respecto a la unidad de los cristianos:
- Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:21
- La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. Hechos 4:32
- Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Efesios 4:3-5
- Solamente les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo. De esta manera, sea que yo vaya a verlos o que oiga hablar de ustedes estando ausente, sabré que perseveran en un mismo espíritu, luchando de común acuerdo y con un solo corazón por la fe del Evangelio, Filipenses 1:27
- Les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo buen unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. Filipenses 2:2
- Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. 1Cor 1:10
Al igual que es clara la escritura sobre la unidad, también lo es sobre las divisiones:
- Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una familia dividida no puede subsistir. Mateo 12:25
- Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo Tito 3:10
- Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu .Judas 1:19
- Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si el Señor no custodia la ciudad en vano vigila el centinela. Salmo 127:1
¿Cuáles fueron las primeras sectas cristianas?Las primeras sectas cristianas fueron: Judaizantes, Ebionitas, Marcionismo, Montanismo, Novacianos y Donatistas
Resume las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la apologética, dialogo interreligioso y EcumenismoRESUMEN: Las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la apologética, dialogo interreligioso y Ecumenismo nos dice que: Enseñar la fe y evangelizar significa proclamar al mundo una verdad absoluta y universal; pero debemos hablar de un modo apropiado y coherente, que permita a la gente acoger dicha verdad. Reflexionando sobre lo que eso implica, Pablo VI especificó estas cuatro cualidades: perspicuitas, lenitas, fiducia y prudentia, es decir, claridad, mansedumbre, confianza y prudencia. Y que hablar con estas cuatro cualidades, nos hará discretos, nos hará maestros.
¿Son las sectas protestantes Iglesias? ¿Se puede llamar a la Iglesia Ortodoxa Iglesia?Muchas iglesias protestantes no son verdaderas iglesias. Están en una cierta comunión, si bien imperfecta, con la Iglesia, por el Bautismo (como Jesús lo mandó) han sido incorporados a Cristo. Pues no son Iglesia en sentido propio ya que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico. El ecumenismo nos aplica a las sectas. (Juan Pablo II en su discurso a la Conferencia Episcopal de las Antillas en visita "Ad Limina” 7 de Mayo del 2002)
A los Ortodoxos sí se les puede llamar Iglesia. En el #58 (Declaración "Dominus Iesus" Sobre la unicidad y la universalidad salvífica De Jesucristo y de la Iglesia - Congregación para la doctrina de la fe - Firmado por el Card. Joseph Ratzinger el 6 de agosto de 2000)Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares. Y el #59 Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunión con la Iglesia católica al rehusar la doctrina católica del Primado, que por voluntad de Dios posee y ejercita objetivamente sobre toda la Iglesia el Obispo de Roma.
¿Qué nos enseña el documento de Aparecida? Sobre el Dialogo ecuménico e interreligiosoUn Diálogo ecuménico para que el mundo crea, en el #227 nos dice que la comprensión y la práctica de la eclesiología de comunión conducen al diálogo ecuménico. La relación con los hermanos y hermanas bautizados de otras iglesias y comunidades eclesiales es un camino irrenunciable para el discípulo y misionero.
En el #228, El Magisterio nos insiste en el carácter trinitario y bautismal del esfuerzo ecuménico, donde el diálogo emerge como actitud espiritual y práctica, en un camino de conversión y reconciliación. Una vía fecunda para avanzar hacia la comunión es recuperar en nuestras comunidades el sentido del compromiso del Bautismo. Sólo así llegará “el día en que podremos celebrar, junto con todos los que creen en Cristo, la divina Eucaristía”.
Sobre Apologética, en el #229: Hoy se hace necesario rehabilitar la auténtica apologética que hacían los padres de la Iglesia como explicación de la fe. La apologética no tiene porqué ser negativa o meramente defensiva per se. Implica, más bien, la capacidad de decir lo que está en nuestras mentes y corazones de forma clara y convincente, como dice san Pablo “haciendo la verdad en la caridad” (Ef. 4, 15). Los discípulos y misioneros de Cristo de hoy necesitan, más que nunca, una apologética renovada para que todos puedan tener vida en Él.
¿Que nos enseña el Papa San Juan Pablo II en su exhortación apostólica en Oceanía sobre la Apologética? En la sección del “Reto de la fe de hoy” en donde se habla de los Grupos fundamentalistas, en el #24 nos habla del Ecumenismo y de la Apologética:
El ECUMENISMO necesita diferenciarse de la aproximación eclesial a grupos o movimientos religiosos fundamentalistas, algunos de los cuales son de inspiración cristiana. En algunas zonas de misión, preocupan a los obispos los efectos que dichos grupos o sectas están produciendo en la comunidad católica.
La presencia y la actividad de estos grupos y movimientos retan a la Iglesia a revitalizar su enfoque pastoral y a ser más acogedora para con los jóvenes y para quienes se encuentran en grave necesidad espiritual o material.
Además, se trata de una situación que requiere una mejor catequesis bíblica y sacramental y una formación espiritual y litúrgica adecuada.
También se precisa una nueva APOLOGÉTICA, conforme a la enseñanza de San Pedro de estar «siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere» (1 P 3, 15). Así los fieles confiarán más en su propia fe católica y quedarán menos expuestos a los halagos de estos grupos y movimientos, que a menudo acaban dando lo contrario de lo que prometían.
¿Cuál es la misión de los laicos según las enseñanzas de Pablo VI y Juan Pablo II? Pablo VI (Decreto Apostolicam Actuositatem sobre el apostolado de los laicos)La misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Por consiguiente, LOS LAICOS, siguiendo esta misión, ejercitan su apostolado tanto en el mundo como en la Iglesia, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal: órdenes que, por más que sean distintos, se compenetran de tal forma en el único designio de Dios, que el mismo Dios tiende a reasumir, en Cristo, todo el mundo en la nueva creación, incoactivamente en la tierra, plenamente en el último día. El LAICO, que es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse siempre en ambos órdenes con una conciencia cristiana.
Juan Pablo II (Exhortación Epostólica Catechesi Tradendae de su Santidad Juan Pablo II sobre la Catequesis en nuestro tiempo)Sobre la labor de los catequistas y laicos en la formación de la fe en el # 66 nos dice: …Os animo a proseguir vuestra colaboración en la vida de la Iglesia. Pero el título de «catequista» se aplica por excelencia a los catequistas de tierras de misión. Sin ellos no se habrían edificado Iglesias hoy días florecientes. Aliento de todo corazón a los que ahora están entregados a esa obra. Deseo que otros muchos los releven y que su número se acreciente en favor de una obra tan necesaria para la misión.
En el #71: …Los catequistas seglares deben recibir una formación esmerada para lo que es, si no un ministerio formalmente instituido, si al menos una función de altísimo relieve en la Iglesia. Ahora bien, esa formación nos invita a organizar Centros e Institutos idóneos, sobre los que los Obispos mantendrán una atención constante. Es un campo en el que una colaboración diocesana, interdiocesana e incluso nacional se revela fecunda y fructuosa. Aquí, igualmente, es donde podrá manifestar su mayor eficacia la ayuda material ofrecida por las Iglesias más acomodadas a sus hermanas más pobres.
5.- ¿Qué pensaban los padres de la Iglesia sobre la Unidad de la Iglesia y los cismas? Señala algunas citas patrísticas sobre el tema.IGNACIO DE ANTIOQUIA, Obispo de esta ciudad escribía en el año 107 de nuestra era a la comunidad cristiana de Trales: "Los herejes entretejen a Jesucristo con sus propias especulaciones, presentándose como dignos de todo crédito, cuando son en realidad como quienes brindan un veneno mortífero ligado con miel.” También a la comunidad de Esmirna, en su camino al martirio decía respecto a los herejes: Se apartan de la Eucaristía y de la oración, porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador, la misma que padeció por nuestros pecados. Así, pues, los que contradicen el don de Dios, mueren y perecen entre sus discusiones. Cuanto más les fuera celebrar la Eucaristía a fin de que resuciten”
SAN AGUSTÍN: La controversia contra el cisma donatista absorbió a Agustín hasta el 411II e inspiró una gran parte de las Enarrationes in Psalmos y del Tractatus in Johannem en los que trata especialmente del valor del bautismo conferido por los herejes y del misterio de la Iglesia y de su unidad.
http://es.catholic.net/op/articulos/734 ... lesia.htmlSAN CIPRIANO, el gran obispo mártir. Era principalmente un pastor y un moralista, cuya correspondencia refleja la vida de una iglesia. Una de sus preocupaciones: unidad de la Iglesia afirmada contra los cismas (el De catholicae Ecclesiae unitate es, más que un tratado ex profeso de la unidad de la Iglesia universal, una llamada a la paz y a la unidad de la Iglesia y a la comunión con el obispo que en cada Iglesia es el verdadero fundamento de la unidad); algo más tarde, una teología todavía imperfecta acerca del papel del ministro en la administración de los sacramentos, le llevó a la negación de la validez del bautismo conferido por los herejes y le enfrentó con el papa Esteban.
SAN CLEMENTE ROMANO, tercer sucesor de San Pedro, escribió hacia el año 96 una carta a la Iglesia de Corinto, agitada por el cisma. Es una exhortación serena y vigorosa a la paz y a la concordia, a la sumisión a la jerarquía y, al mismo tiempo, un documento de la caridad que une a las Iglesias, de la constitución jerárquica de la Iglesia (obispos, presbíteros, diáconos), y un índice de la autoridad de la Iglesia de Roma.
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