II. Amor conyugal, amor humano

Este curso tiene el objetivo de difundir una norma moral exigente y severa, aún hoy día válida , que prohíbe el uso de medios que intencionalmente impiden la procreación, y que degradan así la pureza del amor y la misión de la vida conyugal.

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II. Amor conyugal, amor humano

Notapor pilar calva » Mar Sep 21, 2010 12:56 pm

¿Cómo podría sorprendernos que al poco tiempo la vida familiar o matrimonial se convierta en un juego de intereses, en una pulseada de dos egoísmos que luchan por no dejarse avasallar o en una carrera material hacia el placer?

Además de la comprensión del misterio de la Cruz, el amor de los esposos, para ser pleno, debe entenderse a sí mismo; es decir, debe comprender cuál es la naturaleza del amor conyugal. El Dr. John Billings escribió hace varias décadas un libro que en castellano se publicó con el título “Amarse en cuerpo y alma”(8) .

El Papa Pablo VI ha insistido en esta encíclica en que el amor conyugal, para ser auténtico, debe ser reflejo de su fuente, el divino. Porque la vocación al amor brota del Amor supremo que es Dios (HV, 8). Si el amor humano se diferencia esencialmente del divino, entonces no es amor auténtico. Por eso todo problema en que esté implicado el amor de los esposos no puede ser considerado al margen de “la visión integral del hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena, sino también sobrenatural y eterna” (HV, 7).
Ahora bien, el amor conyugal, cuando se lo considera en todo su conjunto, y a la luz del divino presenta cuatro notas fundamentales: es plenamente humano, total, fiel y fecundo (cf. HV, 9).

Ante todo, es plenamente humano: es decir, al mismo tiempo sensible y espiritual; por tanto, es algo distinto de “una simple efusión del instinto y del sentimiento”, porque es también y principalmente un acto de la voluntad. El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser: es decir, con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual).
Desde este punto de vista, el “recorte” de cualquiera de las dimensiones del ser humano es un terrible enemigo del amor matrimonial. Cuando se pretende dar el afecto pero no la capacidad de procrear, se está cercenando la entrega; igualmente cuando empiezan a retacearse los afectos; cuando los esposos no se acompañan espiritualmente; cuando la unión es sólo corporal pero las almas están distantes... No es, pues, amor auténticamente humano y conyugal el que busca principalmente (menos aún si busca solamente) el goce sexual o carnal.

En segundo lugar, es total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”: “quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí”. La diferencia es esencial: el amor instintivo es posesivo mientras que el voluntario (espiritual) es oblativo. El animal llevado por sus instintos se mueve a satisfacer una necesidad individual; el hombre llevado por el amor espiritual se mueve a satisfacer la necesidad del otro. Pero para esto debe tener gobernado su propio deseo de goce, que debe mantener subordinado a la necesidad del otro.
No es, pues, amor auténticamente humano y conyugal el que teme dar todo cuanto tiene y darse totalmente a sí mismo, el que sólo piensa en sí, o incluso el que piensa más en sí que en la otra persona.

En tercer lugar, es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. “Fidelidad —dice Pablo VI— que a veces puede resultar difícil, pero que siempre es posible, noble y meritoria”. “Siempre es posible”, incluso en los casos de abandono y separación; porque aun en estos casos se puede (y se debe) ser fiel a la palabra empeñada de no amar a ningún/a otro/a que no sea el legítimo cónyuge hasta que la muerte los separe. La fidelidad matrimonial quizá sea, hoy en día, uno de los valores matrimoniales más rebajados; porque no se encara la fidelidad como un don total. No puede haber fidelidad verdadera mientras no se la entienda como fidelidad cordial, mental y carnal. Fidelidad cordial, del corazón, quiere decir reservar el corazón exclusivamente para el cónyuge, y renovar constantemente la entrega que se le ha hecho la vez primera en que se le declaró el amor. Dice Gustave Thibon: “La verdadera fidelidad consiste en hacer renacer a cada instante lo que nació una vez: estas pobres semillas de eternidad depositadas por Dios en el tiempo, que la infidelidad rechaza y la falsa fidelidad momifica”. Charbonneau añade: “el marido que deja dormir su corazón ya es infiel”.

Fidelidad cordial, positivamente, implica reiterar constantemente la entrega del corazón; negativamente, evitar todo trato imprudente con otras personas. Fidelidad mental, por su parte, es la fidelidad en los pensamientos, en la memoria y en los de-seos. El que maquina, imagina o sueña despierto, “aventuras” con otras personas, aunque no tenga intención de vivirlas en la realidad, ya es infiel, y esto prepara el terreno para la infidelidad en los hechos. Es infiel a su cónyuge quien mira o lee revistas o películas pornográficas o eróticas, quien no cuida la vista ante otras mujeres u hombres, quien asiste o frecuenta ambientes donde no se tiene el mínimo pudor en el vestir o en el hablar. En fin, fidelidad carnal es evitar el trato físico con quien no sea el cónyuge legítimo; la infidelidad carnal es siempre una profanación del cónyuge inocente, porque el matrimonio ha hecho de ellos una sola carne (cf. Mt 19,5); al entregarse uno de ellos a una persona ajena al matrimonio, ensucia y rebaja la persona del cónyuge(9) .

Es claro que la castidad matrimonial exige, para poder ser vivida, un estilo de vida y un ambiente casto(10) . Y con esto no caemos en ningún puritanismo; es simplemente lo “normal”, es decir, lo adecuado a la norma. Considero que la falta de seriedad en este punto es la causa principal de las infidelidades matrimoniales, y no se puede poner remedio a este problema si no se empieza por disolver el caldo de cultivo de toda infidelidad que es la falta de castidad en las miradas, en los pensamientos y en los deseos.

Finalmente, el amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Como dice Pablo VI, el amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos. Hay matrimonios que no han podido tener hijos a pesar de desearlos ardientemente. Éstos, en su deseo firme y sincero, son fecundos; aunque no logren la fecundidad carnal(11) . Cada matrimonio debe tener tantos hijos cuantos su conciencia formada según las enseñanzas de la ley de Dios y de la Iglesia les dicte, manteniéndose abiertos a la vida en cada uno de sus actos conyugales. En contra de cuanto repite la propaganda antinatalista que actualmente nos atonta, en nuestros días, incluso desde el punto de vista demográfico, son cada vez más necesarias las familias numerosas(12) . Pío XII decía de las familias numerosas que son “las más bendecidas por Dios, predilectas y estimadas por la Iglesia como preciosísimos tesoros... En los hogares donde hay siempre una cuna que se balancea florecen espontáneamente las virtudes... La familia nu-merosa bien ordenada es casi un santuario visible... son los planteles más espléndidos del jardín de la Iglesia en los cuales como en terreno favorable, florece la alegría y madura la santidad”(13) . También el Concilio Vaticano II alaba a los esposos que son generosos en la transmisión de la vida: “Son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente”(14) .

Una descendencia numerosa es una bendición para los mismos hijos que son llamados a la vida terrena y a la eternidad; para la Iglesia que crece con sus hijos bautizados y también para la patria terrena. Es un dato de la experiencia que una familia que reúne al mismo tiempo una numerosa descendencia “y” un auténtico espíritu cristiano es siempre un lugar donde reina la alegría, a pesar de las dificultades materiales que puedan pasar. No está de más mencionar que muchas familias numerosas han sido cuna de grandes santos, como las fa-milias de San Francisco Javier (6 hermanos, de los que él fue el úl-timo), San Bernardo (7 hermanos), Santa Teresita de Lisieux (9 her-manas; ella fue la última), Santa Teresa de Jesús (9 hermanos), San Luis Rey (10 hermanos), San Pío X (10 hermanos), San Roberto Be-larmino (12 hermanos), San Ignacio de Loyola (13 hermanos), San Pablo de la Cruz (16 hermanos), Santa Catalina de Siena (25 herma-nos; ella fue la penúltima), etc.
La Iglesia, no obstante, reconoce que en algunas circunstancias es difícil llevar adelante una familia numerosa. Pero no hay que ceder al temor de los muchos hijos; la confianza que se pone en Dios, como dice San Pablo, no defrauda (cf. Rm 5, 5).

A partir de estas cuatro notas podemos inferir que uno de los dramas más grandes que afectan al matrimonio y a la familia en nuestro tiempo consiste en el desconocimiento de la misma naturaleza del amor conyugal. Muchos jóvenes que contraen matrimonio establecen, en realidad, una relación afectiva que, cuanto más, puede definirse como una imagen amodorrada del verdadero amor. ¿Cómo podría sorprendernos que al poco tiempo la vida familiar o matrimonial se convierta en un juego de intereses, en una pulseada de dos egoísmos que luchan por no dejarse avasallar o en una carrera material hacia el placer?

No temamos poner la firma a que la inmensa mayoría de los matrimonios que han fracasado al poco tiempo de vida en común no han reunido, de ambas partes (quizá sí alguno de los dos), las características mencionadas por el sabio pontífice.

Preguntas para reflexionar

¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

Analiza las bendiciones de una familia numerosa.
(8)Billings, John, Amarse en cuerpo y alma, Buenos Aires (1983).

Lectura sugerida

¿Cuáles son tus graves razones?
http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/338/1369/articulo.php?id=10785

(9) Esto vale incluso en el caso de que ambos cónyuges sean infieles, e incluso en el caso en que ambos estén de acuerdo en este modo de vida: “Se incurre en la doble malicia del adulterio aun en el caso monstruoso de que el legítimo cónyuge lo autorizase expresamente, ya que no tiene derecho a autorizarlo, por ser absolutamente contrario al derecho natural y a la santidad del matrimonio. La Iglesia condenó una proposición que afirmaba lo contrario” (Royo Marín, A., Teología moral para seglares, Madrid [1984], tomo I, n. 584).

(10) He tratado este tema en: Miguel A. Fuentes, La castidad posible, San Rafael (2006).

(11) A veces se confunde el deseo del hijo con el derecho a tener hijos. Son dos cosas diferentes que no deben confundirse. Dice el Catecismo: “El hijo no es underecho sino un don. El ‘don más excelente del matrimonio’ es una persona humana. El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido ‘derecho al hijo’” (Catecismo de la Iglesia católica, n. 2378).

(12) Aconsejo la lectura del documento preparado por el Consejo Pontificio para la Familia sobre “la disminución de la fecundidad en el mundo”, publicado en “L’Osservatore Romano” (Cf. L’Osservatore Romano, 27/03/1998).
(13) Pío XII, alocución Tra le visite, 20/01/1958.
(14) Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 50.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor freddy60507 » Mar Sep 21, 2010 1:21 pm

Saludos a todos y bendiciones.

El amor conyugal tiene cuatro notas fundamentales: es plenamente humano, total, fiel y fecundo (cf. HV, 9).

El amor conyugal es plenamente humano: es decir, al mismo tiempo sensible y espiritual; por tanto, es algo distinto de “una simple efusión del instinto y del sentimiento”, porque es también y principalmente un acto de la voluntad. El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser: es decir, con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual).

Es total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”: “quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí”.

Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. “Fidelidad —dice Pablo VI— que a veces puede resultar difícil, pero que siempre es posible, noble y meritoria”. “Siempre es posible”, incluso en los casos de abandono y separación; porque aun en estos casos se puede (y se debe) ser fiel a la palabra empeñada de no amar a ningún/a otro/a que no sea el legítimo cónyuge hasta que la muerte los separe.

Finalmente, el amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Como dice Pablo VI, el amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos.

Rezad por mi.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor jhchacon » Mar Sep 21, 2010 9:50 pm

¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

Las caracteristicas del amor conyugal tienen su fuente en en el amor divino. Creado a imagen y semejanza de Dios el ser humano refleja de manera participativa la naturaleza de Dios amor. Es asi que el amor conyugal es el reflejo del amor divino de donde fluyen cuatro caracteristicas inseparables:

* Amor plenamente humano ( Enmarcado en la dignidad humana en su dimension sencible y espiritual)
* Amor total (Entregado, oblativo, sin reservas)
* Amor fiel (Exclusivo en el corazon, la mente y el cuerpo.)
* Amor Fecundo ( abierto a la vida,destinado a prolongarse, se hace cooperador en la creacion de la vida y su nutricion espiritual y material)

El amor humano encuentra en Dios su fuente y su fin. Para mantener vivo el amor conyugal es neccesario una estrecha relacion de la pareja con Dios que fortalecce el amor y lo defiende. Hay que mantener tambien un hambiente adecuado que no contamine la pulcritud del amor (avitar las malas amistades y lugares no propios de esposos que se aman, no abrir la puerta a los vicios, la pornografia, los chismes, la abaricia, el egoismo, etc). Lo mismo que procurar un conocimiento de la otra persona, antes entrar en la vida consyugal, basado en la verdad donde se tenga presente con claridad la naturaleza de la familia en el plan de Dios que no es otra cosa que el proyecto humano de la felicidad y la entrega.

Dios los bendiga. P. Jaime
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor Karla Gomez » Mar Sep 21, 2010 11:39 pm

¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

Es plenamente humano, total, fiel y fecundo son las cuatro importantes notas.

Plenamente humano: se refiere, al mismo tiempo sensible y espiritual; porque es también y principalmente un acto de la voluntad.

Es total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo sin reservas y sin egoísmos.

Un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. fidelidad, que de antemano se sabe que no es tan fácial, pero eso si, siempre es posible, es posible cuando existe el autentico amor. No puede haber fidelidad verdadera mientras no se la entienda como fidelidad cordial, mental y carnal. Fidelidad cordial, del corazón, quiere decir reservar el corazón exclusivamente para el cónyuge, y renovar constantemente la entrega que se le ha hecho la vez primera en que se le declaró el amor.

El amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Estar siempre en plena disposión de adquirir el don de dar vida, siempre dispuestos a proplamar la fecundidad por mas numerosa que sea la familia, con abundante fe, y amor a los hijos. Asi lo demanda el Concilio Vaticano II ¨alaba a los esposos que son generosos en la trasmisión de la vida¨ y se educados diganamente.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor LONDRES » Mié Sep 22, 2010 12:39 am

''PAX CHRISTI''



¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?
humano, total, fiel y fecundo

1.- HUMANO; ES DECIR SE TIENE QUE COMPROMETER TODA LA ESTRUCTURA DE LA PERSONA, EN ESTE SENTIDO APOSTAR LO SENSIBLE Y ESPIRITUAL DE CADA CONYUGUE PARA CON EL OTRO.
2.- TOTAL; "O TODO O NADA" NOS PUEDE AYUDAR PARA DAR EL SENTIDO DE ESTE AMOR TOTAL ESPIRITUAL QUE ES OBLATIVO. ES NECESARIO QUE CADA CONYUGUE PONGA DE SÍ TODO PARA SOSTENER EL MATRIMONIO, ACIENDO LA EXPERIENCIA DEL 'AGAPE' QUE TRASCIENDE TODO LO EFIMERO Y DA POR RESULTADO LA FELICIDAD MARITAL EN TAL O CUAL CASO EN EL QUE SW ALLEN LAS PAREJAS.
3.- FIEL; AUNQUE ES DIFICIL MANTENERSE EN EL AMBITO DE LA FIDELIDAD NO ES IMPOSIBLE SI SE LE LLEVA DE LA MANO DE DIOS. LA FIDELIDAD DEL CONYUGUE ABARCA LA FORMA DE SER Y ACTUAR RESPECTO A SU 'VOCACION', AYUDAN MUCHO A ESTE PRÓPOSITO EL DIALOGO SINCERO, LA GUIA ESPIRITUAL SACERDOTAL Y LA CORECCION FRATERNA.
4.- FECUNDO: ESTE ES UN PLAN DIVINO PARA EL HOMBRE 'SER FECUNDO' Y ES TAMBIEN UNA DE LAS DIMENCIONES QUE TARE CONSIGO EL MATRIMONIO A PARTE DE LA UNION. LA PROCREACION SE DEBE DE VIVIR CON RESPETO Y RESPONSABILIDAD AL MARGEN DEL DIOS DE LA VIDA, DESCARTANDO LOS GROTESCOS ACTOS 'GENOCIDAS' CONTRARIOS A LA LEY NATURAL. EL MATRIMONIO PUEDE HACER LA EXPERIENCIA DEL AMOR DIVINO DANDO PASO A SU VOLUNTAD EN CUANTO A LA PROLE. FINALMENTE SI NO SE CUMPLEN ESTAS DIMENCIONES DE UNION Y PROCREACION EN EL MATRIMONIO LA PAREJA SE VERÁ FRUSTRADA Y ORILLADA EN CIERTO MODO NO NECESARIO A LA INFIDELIDAD, AL ABANDONO DE LO MERAMENTE MARITAL Y A LA DESTRUCCION DE LA SOCIEDAD.


IN CORDE JESU'







'
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor MYRTHALA » Mié Sep 22, 2010 7:55 am

Humano: es sensible y espiritual, es un acto de voluntad cuando ama con su cuerpo (pasion y sensibilidad) y con el alma (voluntad espiritual)

Total: se comparte, se da todo para la otra persona sin reservas ni el mas minimo egoismo

Fiel: exclusivo hasta la muerte en todos los sentidos, en todos los ambitos, en cuerpo, mente y corazon

Fecundo: es dar nuevas vidas, aunque no se posea el don de tener hijos carnales con el simple hecho de estar abierto a los hijos, el deseo ferviente de tener hijos y en caso de que no se tenga el don aceptar la voluntad del Padre.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor ale73 » Mié Sep 22, 2010 8:52 am

las características del amor conyugal :
1.-es plenamente humano: es decir, al mismo tiempo sensible y espiritual; por tanto, es algo distinto de “una simple efusión del instinto y del sentimiento”, porque es también y principalmente un acto de la voluntad. El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser: es decir, con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual).
2.-En segundo lugar, es total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”: “quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí”. La diferencia es esencial: el amor instintivo es posesivo mientras que el voluntario (espiritual) es oblativo. consiste en un entregarse al otro y allí encontrar su propia felicidad en una reciprocidad constante
3.-En tercer lugar, es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. Fidelidad en el corazón, en la mente y en el cuerpo, tarea nada fácil peo posible.
Dice Gustave Thibon: “La verdadera fidelidad consiste en hacer renacer a cada instante lo que nació una vez: estas pobres semillas de eternidad depositadas por Dios en el tiempo, que la infidelidad rechaza y la falsa fidelidad momifica”.
4.-Finalmente, el amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos. el matrimonio debe estar continuamente abierto a la vida
Una descendencia numerosa es una bendición para los mismos hijos que son llamados a la vida terrena y a la eternidad; para la Iglesia que crece con sus hijos bautizados y también para la patria terrena. Es un dato de la experiencia que una familia que reúne al mismo tiempo una numerosa descendencia “y” un auténtico espíritu cristiano es siempre un lugar donde reina la alegría, a pesar de las dificultades materiales que puedan pasar.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor amenlindo » Mié Sep 22, 2010 9:21 am

Las características del amor conyugal:
* es plenamente humano
* es total, se comparte todo, se entrega todo generosamente.
* fiel y exclusivo hasta la muerte. De pensamiento, palabra y obra.

Se debe vivir dia a dia en nuestra situación particular, renovando cada despertar la promesa que nos hicimos el día de la boda. Buscando fortaleza, inspiración, en Dios, en la Santísima Virgen María.
En la salud, en la riqueza, en la alegría, pero también en tiempos de cruz, de enfermedad, de dolor, tristeza, pobreza.

Las bendiciones de una familia numerosa pueden ser:
*la santificación mediante el servicio constante a los hijos
*los lazos de unión familiar
*la complementariedad de tener distintos temperamentos, dones
*el crecimiento espiritual
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor arlette » Mié Sep 22, 2010 9:32 am

¿Cuáles son las características del amor conyugal y cómo se pueden vivir?
Ahora bien, el amor conyugal, cuando se lo considera en todo su conjunto, y a la luz del divino presenta cuatro notas fundamentales: es plenamente humano, total, fiel y fecundo
Manera de Vivir:
PLENAMENTE HUMANO: Los esposos se deben amar con su cuerpo, con su alma, con toda su sensibilidad. Entregarse totalmente, amándose con toda su voluntad.
TOTAL: Los esposos deben compartirlo todo, su tiempo, su dinero, sus cosas, su casa, cosas materiales y espirituales dar al otro lo mejor de sí para hacerlo feliz, no podemos buscar nuestro propio placer y felicidad y olvidarnos de lo que le hace feliz al otro.
FIEL: Amar solo a tu esposo(a) el será tu único amor, no buscar consuelo, amores o afecto en otras personas, el amor esponsales es exclusivo, debemos estar vigilantes evitar ciertas amistades y ciertas familiaridades con gente, siempre tener vivía la llama del amor con el cónyuge
FECUNDO: Estar abierto a los hijos, a la paternidad, maternidad, no podemos negarnos ese don o verlo como un derecho o algo que debemos evitar para el bienestar de la familia o por cuestión económica.

Analiza las bendiciones de una familia numerosa.
Una familia numerosa es más unida, hay más cooperación, los hermanos se acompañan y se ayudan, hay mucha alegría, los hermanos aprenden desde pequeños a compartir sus cosas o no ser egoístas, también son hijos que pasaran a ser parte de la iglesia, personas que serán parte de de la iglesia militante.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor rafa ayala » Mié Sep 22, 2010 9:58 am

Hola amigos del foro. ¡Que tema tan interesante, con razón digo, “mi Iglesia católica” es la verdadera, auténtica y única Iglesia que Jesucristo fundó, si los hombres solo cumpliéramos como nos dicen estas características de lo que es el amor conyugal y como vivirlo ya estaríamos del otro lado, nuestra realidad actual sería otra!.Felicidades Pilar, adelante. Saludos, los quiero mucho. Rafa Ayala.

¿Cuáles son las características del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

I.- Es plenamente humano-va de persona a persona con el afecto de la voluntad-: es decir, al mismo tiempo sensible y espiritual; por tanto, es algo distinto de “una simple efusión del instinto y del sentimiento”, porque es también y principalmente un acto de la voluntad. El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser: es decir, con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual).
Desde este punto de vista, el “recorte” de cualquiera de las dimensiones del ser humano es un terrible enemigo del amor matrimonial. Cuando se pretende dar el afecto pero no la capacidad de procrear, se está cercenando la entrega; igualmente cuando empiezan a retacearse los afectos; cuando los esposos no se acompañan espiritualmente; cuando la unión es sólo corporal pero las almas están distantes... No es, pues, amor auténticamente humano y conyugal el que busca principalmente (menos aún si busca solamente) el goce sexual o carnal.

II.- Es total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”: “quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí”. La diferencia es esencial: el amor instintivo es posesivo mientras que el voluntario (espiritual) es oblativo. El animal llevado por sus instintos se mueve a satisfacer una necesidad individual; el hombre llevado por el amor espiritual se mueve a satisfacer la necesidad del otro. Pero para esto debe tener gobernado su propio deseo de goce, que debe mantener subordinado a la necesidad del otro.
No es, pues, amor auténticamente humano y conyugal el que teme dar todo cuanto tiene y darse totalmente a sí mismo, el que sólo piensa en sí, o incluso el que piensa más en sí que en la otra persona.

III.- Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. “Fidelidad -dice Pablo VI- que a veces puede resultar difícil, pero que siempre es posible, noble y meritoria”. “Siempre es posible”, incluso en los casos de abandono y separación; porque aun en estos casos se puede (y se debe) ser fiel a la palabra empeñada de no amar a ningún/a otro/a que no sea el legítimo cónyuge hasta que la muerte los separe. La fidelidad matrimonial quizá sea, hoy en día, uno de los valores matrimoniales más rebajados; porque no se encara la fidelidad como un don total. No puede haber fidelidad verdadera mientras no se la entienda como fidelidad cordial, mental y carnal. Fidelidad cordial, del corazón, quiere decir reservar el corazón exclusivamente para el cónyuge, y renovar constantemente la entrega que se le ha hecho la vez primera en que se le declaró el amor. Dice Gustave Thibon: “La verdadera fidelidad consiste en hacer renacer a cada instante lo que nació una vez: estas pobres semillas de eternidad depositadas por Dios en el tiempo, que la infidelidad rechaza y la falsa fidelidad momifica”. Charbonneau añade: “el marido que deja dormir su corazón ya es infiel”.
Fidelidad cordial, positivamente, implica reiterar constantemente la entrega del corazón; negativamente, evitar todo trato imprudente con otras personas. Fidelidad mental, por su parte, es la fidelidad en los pensamientos, en la memoria y en los deseos. El que maquina, imagina o sueña despierto, “aventuras” con otras personas, aunque no tenga intención de vivirlas en la realidad, ya es infiel, y esto prepara el terreno para la infidelidad en los hechos. Es infiel a su cónyuge quien mira o lee revistas o películas pornográficas o eróticas, quien no cuida la vista ante otras mujeres u hombres, quien asiste o frecuenta ambientes donde no se tiene el mínimo pudor en el vestir o en el hablar. En fin, fidelidad carnal es evitar el trato físico con quien no sea el cónyuge legítimo; la infidelidad carnal es siempre una profanación del cónyuge inocente, porque el matrimonio ha hecho de ellos una sola carne (cf. Mt 19,5); al entregarse uno de ellos a una persona ajena al matrimonio, ensucia y rebaja la persona del cónyuge (9).
Es claro que la castidad matrimonial exige, para poder ser vivida, un estilo de vida y un ambiente casto (10) . Y con esto no caemos en ningún puritanismo; es simplemente lo “normal”, es decir, lo adecuado a la norma. Considero que la falta de seriedad en este punto es la causa principal de las infidelidades matrimoniales, y no se puede poner remedio a este problema si no se empieza por disolver el caldo de cultivo de toda infidelidad que es la falta de castidad en las miradas, en los pensamientos y en los deseos.

IV.- El amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Como dice Pablo VI, el amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos. Hay matrimonios que no han podido tener hijos a pesar de desearlos ardientemente. Éstos, en su deseo firme y sincero, son fecundos; aunque no logren la fecundidad carnal(11) . Cada matrimonio debe tener tantos hijos cuantos su conciencia formada según las enseñanzas de la ley de Dios y de la Iglesia les dicte, manteniéndose abiertos a la vida en cada uno de sus actos conyugales. En contra de cuanto repite la propaganda antinatalista que actualmente nos atonta, en nuestros días, incluso desde el punto de vista demográfico, son cada vez más necesarias las familias numerosas(12) . Pío XII decía de las familias numerosas que son “las más bendecidas por Dios, predilectas y estimadas por la Iglesia como preciosísimos tesoros... En los hogares donde hay siempre una cuna que se balancea florecen espontáneamente las virtudes... La familia numerosa bien ordenada es casi un santuario visible... son los planteles más espléndidos del jardín de la Iglesia en los cuales como en terreno favorable, florece la alegría y madura la santidad”(13) . También el Concilio Vaticano II alaba a los esposos que son generosos en la transmisión de la vida: “Son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente”(14) .
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor margarita perez » Mié Sep 22, 2010 10:02 am

¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

Muchas relaciones de pareja tienen un buen entendimiento sexual pero, cuando eso se acaba, el amor se derrite como un hielo en pleno verano. Otras veces, la atracción es intelectual pero, tras años y años de competiciones dialécticas, el amor se desinfla como un globo sin atar. No diré que ambos aspectos no sean importantes, pues creo sinceramente que es necesario compartir el cuerpo y la mente para que una relación pueda madurar, pero todo ello no tiene ningún peso si sus espíritus divergen.
Es, según mi parecer, la unión espiritual lo que crea ese vínculo irrompible que tan pocas parejas consiguen. Es un proyecto espiritual común, un conocimiento real de quién se es y hacia dónde se va. No se trata de complementar al otro pues todos somos, en esencia, seres completos, se trata de caminar a su lado y de ayudarle a levantarse cuando cae, se trata de aprender juntos a re-conocerse y se trata, en definitiva, de aspirar y, finalmente, alcanzar esa Unidad tan anhelada.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor margarita perez » Mié Sep 22, 2010 10:10 am

Analiza las bendiciones de una familia numerosa.

En una familia numerosa, en la crianza de los niños, casi naturalmente se incentivan virtudes como el respeto, generosidad, simpleza, orden, el ser sociables, el ser medidos y la responsabilidad. La familia es como una carreta en donde todos deben tirar y los hermanos mayores tienen ciertas obligaciones, como transmitir las normas y costumbres familiares y dar buenos ejemplos, orientar en distintas áreas a sus hermanos, en estudios, amistades tiempo libre y desde luego buenos consejos.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor Margarita Here » Mié Sep 22, 2010 10:34 am

¿CUALES SON LAS CARACTERISTICAS DEL AMOR CONYUGAL Y CÓMO SE PUEDEN VIVIR?

EL AMOR DE LOS ESPOSOS, PARA SE PLENO DEBE ENTENDERSE A SI MISMO, ES DICIR DEBE COMPRENDER CUAL ES LA NATURALEZA DEL AMOR CONYUGAL. EL DR. JOHN BILLINGS ESCRIBIO SU LIBRUO CON EL TITULO AMARSE EN CUERPO Y ALMA Y HACI DEBE DE SE EL AMOR CONYUGAL.
EL AMOR HUMANO DEBE BROTAR DEL AMOR SUPREMO QUE ES DIOS.
CUANDO EL AMOR CONYUGAL SE LE CONSIDERA EN TODO SU CONJUNTO Y A LA LUZ DEL DIVINO PRESENTA CUATRO NOTAS FUNDAMENTALES ES PLENAMENTE HUMANO, TOTAL, FIEL Y FECUNDO.
ANTE TODO ES PLENAMENTE HUMANO ES DECIR AL MISMO TIEMPO SESIBLE Y ESPIRITUAL,

ANALIZA LAS BENDICIONES DE UNA FAMILIA NUMEROSA.

1- SON LAS MAS BENDECIDAD POR DIOS.
PREDILECTAS Y ESTIMADAS POR LA IGLESIA COMO PRECIOSISIMOS TESOROS.
EN HOGARES DONDE HAY SIEMPRE UNA CUNA QUE SE BALANCEA FLORECEN ESPONTANEAMENTE LAS VIRTUDES.
LA FAMILIA NUMEROSA BIEN ORDENADA ES CASI UN SANTURIO VISIBLE .
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor margarita perez » Mié Sep 22, 2010 10:42 am

¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?
Para los cristianos, el amor crece si está unido a la fuente del amor que es Dios. Él da su gracia a los esposo cada día, cada momento, de su vida matrimonial.
•Si se practica la tolerancia, la comprensión y el continuo perdón.
•Si se acepta la siempre especial forma de ser del cónyuge y se aprende a vivir así.
•Si se vive en continuo descubrimiento y se da lugar al gozo por el crecimiento del cónyuge.
•Si como esposos dan testimonio de amor ante sus hijos y ante sus amigos.
•Si por su amor han dejado a su padre y a su madre para ser una sola carne.
•Si no se enojan; y, si se enojan, no permiten que el sol se ponga sobre su enojo[color=#FF0080]
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor Haraveya » Mié Sep 22, 2010 10:49 am

Las características fundamentales del amor conyugal son:

es plenamente humano, total, fiel y fecundo. La manera de vivirlas requiere del amor de Dios en nuestros corazones para que pueda haber donación sin egoísmos deseando siempre fundamentalmente el bien del otro.
Requiere alimentar el amor para mantener viva la llama todo el tiempo, no desear en pensamiento, ni en obra ni en palabra nada que sea ajeno a la vida matrimonial en comunión de los esposos. Requiere de una entrega total, en la que haya el convencimiento de que siempre se debe buscar el bienestar de los dos como una sola carne que son.

Analiza cuales son las bendiciones de una familia numerosa:

La principal es que se puede vivir en una comunidad de amor, en la cuál todos tienen dones diferentes para aportar a esta vida en familia. La mayoría de las familias de los santos han sido numerosas y eso es una gran bendición. Por otro lado se puede vivir en mucho amor, compañía y comprensión a pesar de las dificultades.
Haraveya
 
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor QWMARIA » Mié Sep 22, 2010 10:58 am

¿Cuáles son las características del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

El amor conyugal, cuando se lo considera en todo su conjunto, y a la luz del divino presenta cuatro notas fundamentales: es plenamente humano, total, fiel y fecundo (cf. HV, 9).
Es plenamente humano: es decir, al mismo tiempo sensible y espiritual; por tanto, es algo distinto de “una simple efusión del instinto y del sentimiento”, porque es también y principalmente un acto de la voluntad. El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser: es decir, con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual).Desde este punto de vista, el “recorte” de cualquiera de las dimensiones del ser humano es un terrible enemigo del amor matrimonial. Cuando se pretende dar el afecto pero no la capacidad de procrear, se está cercenando la entrega; igualmente cuando empiezan a retacearse los afectos; cuando los esposos no se acompañan espiritualmente; cuando la unión es sólo corporal pero las almas están distantes... No es, pues, amor auténticamente humano y conyugal el que busca principalmente (menos aún si busca solamente) el goce sexual o carnal.
Es total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”: “quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí”. La diferencia es esencial: el amor instintivo es posesivo mientras que el voluntario (espiritual) es oblativo. El animal llevado por sus instintos se mueve a satisfacer una necesidad individual; el hombre llevado por el amor espiritual se mueve a satisfacer la necesidad del otro. Pero para esto debe tener gobernado su propio deseo de goce, que debe mantener subordinado a la necesidad del otro. No es, pues, amor auténticamente humano y conyugal el que teme dar todo cuanto tiene y darse totalmente a sí mismo, el que sólo piensa en sí, o incluso el que piensa más en sí que en la otra persona.
Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. “Fidelidad —dice Pablo VI— que a veces puede resultar difícil, pero que siempre es posible, noble y meritoria”. “Siempre es posible”, incluso en los casos de abandono y separación; porque aun en estos casos se puede (y se debe) ser fiel a la palabra empeñada de no amar a ningún/a otro/a que no sea el legítimo cónyuge hasta que la muerte los separe. La fidelidad matrimonial quizá sea, hoy en día, uno de los valores matrimoniales más rebajados; porque no se encara la fidelidad como un don total. No puede haber fidelidad verdadera mientras no se la entienda como fidelidad cordial, mental y carnal. Fidelidad cordial, del corazón, quiere decir reservar el corazón exclusivamente para el cónyuge, y renovar constantemente la entrega que se le ha hecho la vez primera en que se le declaró el amor. Dice Gustave Thibon: “La verdadera fidelidad consiste en hacer renacer a cada instante lo que nació una vez: estas pobres semillas de eternidad depositadas por Dios en el tiempo, que la infidelidad rechaza y la falsa fidelidad momifica”. Charbonneau añade: “el marido que deja dormir su corazón ya es infiel”.
Fidelidad cordial, positivamente, implica reiterar constantemente la entrega del corazón; negativamente, evitar todo trato imprudente con otras personas. Fidelidad mental, por su parte, es la fidelidad en los pensamientos, en la memoria y en los de-seos. El que maquina, imagina o sueña despierto, “aventuras” con otras personas, aunque no tenga intención de vivirlas en la realidad, ya es infiel, y esto prepara el terreno para la infidelidad en los hechos. Es infiel a su cónyuge quien mira o lee revistas o películas pornográficas o eróticas, quien no cuida la vista ante otras mujeres u hombres, quien asiste o frecuenta ambientes donde no se tiene el mínimo pudor en el vestir o en el hablar. En fin, fidelidad carnal es evitar el trato físico con quien no sea el cónyuge legítimo; la infidelidad carnal es siempre una profanación del cónyuge inocente, porque el matrimonio ha hecho de ellos una sola carne (cf. Mt 19,5); al entregarse uno de ellos a una persona ajena al matrimonio, ensucia y rebaja la persona del cónyuge(9) .Es claro que la castidad matrimonial exige, para poder ser vivida, un estilo de vida y un ambiente casto(10) . Y con esto no caemos en ningún puritanismo; es simplemente lo “normal”, es decir, lo adecuado a la norma. Considero que la falta de seriedad en este punto es la causa principal de las infidelidades matrimoniales, y no se puede poner remedio a este problema si no se empieza por disolver el caldo de cultivo de toda infidelidad que es la falta de castidad en las miradas, en los pensamientos y en los deseos.El amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Como dice Pablo VI, el amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos. Hay matrimonios que no han podido tener hijos a pesar de desearlos ardientemente. Éstos, en su deseo firme y sincero, son fecundos; aunque no logren la fecundidad carnal .

Analiza las bendiciones de una familia numerosa.

Desde el punto de vista demográfico, son cada vez más necesarias las familias numerosas(12) . Pío XII decía de las familias numerosas que son “las más bendecidas por Dios, predilectas y estimadas por la Iglesia como preciosísimos tesoros... En los hogares donde hay siempre una cuna que se balancea florecen espontáneamente las virtudes... La familia nu-merosa bien ordenada es casi un santuario visible... son los planteles más espléndidos del jardín de la Iglesia en los cuales como en terreno favorable, florece la alegría y madura la santidad”(13) . También el Concilio Vaticano II alaba a los esposos que son generosos en la transmisión de la vida: “Son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente .
Una descendencia numerosa es una bendición para los mismos hijos que son llamados a la vida terrena y a la eternidad; para la Iglesia que crece con sus hijos bautizados y también para la patria terrena. Es un dato de la experiencia que una familia que reúne al mismo tiempo una numerosa descendencia “y” un auténtico espíritu cristiano es siempre un lugar donde reina la alegría, a pesar de las dificultades materiales que puedan pasar. No está de más mencionar que muchas familias numerosas han sido cuna de grandes santos, como las fa-milias de San Francisco Javier (6 hermanos, de los que él fue el úl-timo), San Bernardo (7 hermanos), Santa Teresita de Lisieux (9 her-manas; ella fue la última), Santa Teresa de Jesús (9 hermanos), San Luis Rey (10 hermanos), San Pío X (10 hermanos), San Roberto Be-larmino (12 hermanos), San Ignacio de Loyola (13 hermanos), San Pablo de la Cruz (16 hermanos), Santa Catalina de Siena (25 herma-nos; ella fue la penúltima), etc.La Iglesia, no obstante, reconoce que en algunas circunstancias es difícil llevar adelante una familia numerosa. Pero no hay que ceder al temor de los muchos hijos; la confianza que se pone en Dios, como dice San Pablo, no defrauda (cf. Rm 5, 5).
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor Canquel » Mié Sep 22, 2010 11:07 am

1. El amor conyugal es:

Humano- es decir, sensible y espiritual. El hombre ama como hombre cuando ama con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma. El “recorte” de cualquiera de las dimensiones del ser humano es un enemigo del amor matrimonial.

Total- En el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”.

Fiel- “Fidelidad -dice Pablo VI- que a veces puede resultar difícil, pero que siempre es posible, noble y meritoria”. Hay tres clases de fidelidad, cordial, mental y carnal. No se puede llamar fidelidad si no se viven las tres clases de fidelidad.

Fecundo- Como dice Pablo VI, el amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos.


2. Las bendiciones de las familias numerosas entre otras son:

- Pío XII decía de las familias numerosas que son “las más bendecidas por Dios, predilectas y estimadas por la Iglesia como preciosísimos tesoros...
-La familia nu-merosa bien ordenada es casi un santuario visible...
-En los hogares donde hay siempre una cuna que se balancea florecen espontáneamente las virtudes...
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor marifer22 » Mié Sep 22, 2010 11:10 am

¡VTR!

¿Cuáles son las caracterísiticas del amor conyugal y cómo se pueden vivir?

*Plenamente humano: es sensible y también espiritual no es solo una egusión de instinto y sentimiento, ya que implica un acto de voluntad. Se cercena la entrega cuando solo se da afecto y no se busca la procreacion, cuando la unión es corporal y no espiritual, entre otros. No es un amor autenticamente humano y conyugal el que busca el goce sexual.

*Total:ya que se comparte TODO sin reservas, ni calculando. Se busca enriquecer al otro con el don de mi mismo. El amor conyugal no teme dar todo cuanto tiene, ni darse totalmente a si mismo, e incluso piensa mas en el otro que en si mismo.

*Fiel y exclusivo:No puede haber fidelidad verdadera si no se entiende como una fidelidad cordial (del corazón), mental(pensamientos, memoria y deseos) y carnal(trato fisico). Para el conyuge y nada más, hace falta castidad en las miradas, en los pensamientos y en los deseos.

*Fecundo:"está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas" Fecundidad no es lo mismo que tener muchos hijos, sino es esa apertura a tenerlos. Cada matrimonio debe tener tantos hijos como su conciencia y formación les dicte. La Iglesia, no obstante, reconoce que en algunas circunstancias es difícil llevar adelante una familia numerosa. Pero no hay que ceder al temor de los muchos hijos; la confianza que se pone en Dios, no defrauda


Analiza las bendiciones de una familia numerosa
*Decia Pio XII: “las más bendecidas por Dios, predilectas y estimadas por la Iglesia como preciosísimos tesoros... En los hogares donde hay siempre una cuna que se balancea florecen espontáneamente las virtudes... La familia nu-merosa bien ordenada es casi un santuario visible... son los planteles más espléndidos del jardín de la Iglesia en los cuales como en terreno favorable, florece la alegría y madura la santidad”
Y el Concilio Vaticano II : “Son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente”.
Una descendencia numerosa es incluso también una bendición para los propios hijos.Es un dato de la experiencia que una familia que reúne al mismo tiempo una numerosa descendencia “y” un auténtico espíritu cristiano es siempre un lugar donde reina la alegría, a pesar de las dificultades materiales que puedan pasar.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor DEISY ARIAS » Mié Sep 22, 2010 11:35 am

Preguntas para reflexionar

¿Cuáles son las características del amor conyugal y cómo se pueden vivir?
Ante todo el amor conyugal debe ser reflejo de su fuente principal que es Dios; porque la vocación al amor brota de Amor supremo que es Dios,
Por tanto el amor conyugal, cuando se le considera en todo su conjunto y a la luz de Dios presenta ciertas características muy importantes a tener en cuenta:
→ Es plenamente Humano: sensible, espiritual. Es algo distinto a una simple efusión del instinto y del sentimiento, porque también es principalmente un acto de voluntad, El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser; es decir con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual). Por ello suprimir cualquier dimensión del ser humano se convierte en un enemigo del amor matrimonial.
→ Es Total: en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, sin reservas ni egoísmos. Quien ama sinceramente a su conyugue no debe ser por lo que de él recibe, sino por sí mismo, por el don del enriquecimiento mutuo; el darse totalmente así mismo. Por tanto debemos diferenciar que el amor instintivo es posesivo mientras que el voluntario (espiritual) es oblativo.
→ El Amor fiel y Exclusivo hasta la muerte. “Fidelidad -dice Pablo VI- que a veces puede resultar difícil, pero que siempre es posible, noble y meritoria”. “Siempre es posible”, incluso en los casos de abandono y separación; porque aun en estos casos se puede (y se debe) ser fiel a la palabra empeñada de no amar a ningún/a otro/a que no sea el legítimo cónyuge hasta que la muerte los separe. La fidelidad matrimonial quizá sea, hoy en día, uno de los valores matrimoniales más rebajados; porque no se encara la fidelidad como un don total. No puede haber fidelidad verdadera mientras no se la entienda como fidelidad cordial, mental y carnal. Fidelidad cordial, del corazón, quiere decir reservar el corazón exclusivamente para el cónyuge, y renovar constantemente la entrega que se le ha hecho la vez primera en que se le declaró el amor.
Fidelidad cordial, positivamente, implica reiterar constantemente la entrega del corazón; negativamente, evitar todo trato imprudente con otras personas. Fidelidad mental, por su parte, es la fidelidad en los pensamientos, en la memoria y en los de-seos. Fidelidad carnal es evitar el trato físico con quien no sea el cónyuge legítimo; la infidelidad carnal es siempre una profanación del cónyuge inocente, porque el matrimonio ha hecho de ellos una sola carne (cf. Mt 19,5); al entregarse uno de ellos a una persona ajena al matrimonio, ensucia y rebaja la persona del cónyuge (9).
→ El amor auténticamente humano y conyugal es fecundo. Pablo VI, dice l amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos, Cada matrimonio debe tener tantos hijos cuantos su conciencia formada según las enseñanzas de la ley de Dios y de la Iglesia les dicte, manteniéndose abiertos a la vida en cada uno de sus actos conyugales.
Por tanto los dramas más grandes que afectan al matrimonio y a la familia en nuestro tiempo consisten en el desconocimiento de la misma naturaleza del amor conyugal. Muchos jóvenes que contraen matrimonio establecen, en realidad, una relación afectiva que, cuanto más, puede definirse como una imagen errónea del verdadero amor.


Analiza las bendiciones de una familia numerosa.
Las familias numerosas son las más bendecidas por Dios, y lo digo por experiencia, pues somos en total con papa y mamá 10 personas las que conforman mi familia; que a pesar de las dificultades materiales, afectivas también, en su momento han ido con la ayuda de Dios fortaleciéndonos, sobrellevando las situaciones y ante todo entregándole nuestras vidas para que Él disponga de ellas siempre a su servicio.
Así se le mire de forma despectiva y hasta burlesca a las familias numerosas hoy en día, dentro de un matrimonio bien conformado y guiado por las leyes de Dios, serán casi un santuario visible.
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Re: II. Amor conyugal, amor humano

Notapor mariaines10 » Mié Sep 22, 2010 12:34 pm

¿Cuáles son las características del amor conyugal y cómo se pueden vivir?
El amor conyugal presenta cuatro notas fundamentales: es plenamente humano, total, fiel y fecundo.
Es plenamente humano: es decir, al mismo tiempo sensible y espiritual; por tanto, es algo distinto de “una simple efusión del instinto y del sentimiento”, porque es también y principalmente un acto de la voluntad. El hombre ama como hombre cuando ama con todo su ser: es decir, con su cuerpo, su pasión o sensibilidad y con su alma (con su voluntad espiritual).
Es total porque en el verdadero amor conyugal se comparte generosamente todo, “sin reservas indebidas o cálculos egoístas”: “quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe, sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí”.
Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. La fidelidad matrimonial quizá sea, hoy en día, uno de los valores matrimoniales más rebajados; porque no se encara la fidelidad como un don total. No puede haber fidelidad verdadera mientras no se la entienda como fidelidad cordial, mental y carnal. Fidelidad cordial, del corazón, quiere decir reservar el corazón exclusivamente para el cónyuge, y renovar constantemente la entrega que se le ha hecho la vez primera en que se le declaró el amor. Fidelidad mental, por su parte, es la fidelidad en los pensamientos, en la memoria y en los deseos. Fidelidad carnal es evitar el trato físico con quien no sea el cónyuge legítimo.
Es fecundo. Como dice Pablo VI, el amor “no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas”. Fecundidad no equivale a tener hijos o muchos hijos, sino a estar abiertos a los hijos.

Analiza las bendiciones de una familia numerosa.
Una descendencia numerosa es una bendición para los mismos hijos que son llamados a la vida terrena y a la eternidad; para la Iglesia que crece con sus hijos bautizados y también para la patria terrena.
Muchas familias numerosas han sido cuna de grandes santos.
“En los hogares donde hay siempre una cuna que se balancea florecen espontáneamente las virtudes... La familia numerosa bien ordenada es casi un santuario visible... son los planteles más espléndidos del jardín de la Iglesia en los cuales como en terreno favorable, florece la alegría y madura la santidad”. También el Concilio Vaticano II alaba a los esposos que son generosos en la transmisión de la vida: “Son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente”.
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