1) El ser humano fue creado como varón y mujer a imagen y semejanza de Dios. Dios es amor y el ser humano fue creado para amar a Dios y para amarse entre si el varón y la mujer y sus descendientes. Fueron creados para amar. En un estado inicial de santidad y perfección que los hacia semejantes a Dios en el amor.
2) Cristo vino a salvar al ser humano. Dicho de otra manera: Cristo a salvar el amor. La principal y la peor consecuencia del pecado original consistió precisamente en la pérdida de esta capacidad de amar a Dios y de amarse entre si con un amor santo y perfecto.
3) Una de las peores consecuencias – si no la peor - que tuvo el pecado original para el varón y la mujer, fue que contaminó el amor con el amor propio y la capacidad de amar al otro por el amor propio. El amor entre varón y mujer quedó herido a veces de muerte. Surgieron así: el malentendido por la ignorancia; la falta de misericordia y de comprensión de la herida del otro por la malicia; la incapacidad por hacer algo para sanarlo y salvarlo; el reproche, la inculpación. Cristo vino a salvar al ser humano de todo esto.
4) Para salvar al hombre tenía que empezar por salvar el amor humano. Primero el amor el esponsal, que es la fuente de todas las demás formas del amor familiar, social y civil. Si el amor esponsal está herido, todos los demás vínculos humanos nacen llagados y prontos a infectarse.
5) Para salvar el amor humano entre esposos, era necesario volver a reconectar ese amor con el Amor de Dios. Dios esa Amor y fuente de todo amor creado. El amor creado que se suelta del Amor de Dios se corrompe y muere. Para eso vino el Hijo de Dios hecho Hombre. Para enseñarnos a vivir como hijos, a vivir como el Hijo.
6) Para eso hizo del matrimonio - que por su origen creado era santo y por el pecado se había visto menoscabado y deteriorado - algo más que santo. Hizo algo sagrado. Un sacramento de sanación y santificación a la vez, por medio del cual los hijos de Dios pudieran divinizarse a través de su mismo amor esponsal, recibido como un don divino y vivido divinamente.
7) Si en el Antiguo Testamento Dios es miembro de la familia santa, porque es como el Dios pariente de la familia del Antiguo Testamento, ahora por el matrimonio los esposos bautizados, que han sido introducidos en la vida divina por el Bautismo, son introducidos en el Nosotros Divino y por eso el Sacramento es sagrado, no sólo santo sino sagrado. Introduce a los bautizados a través del matrimonio en la comunión con el Amor de la Santísima Trinidad.
Qué es un sacramento 8) Con ese fin Jesucristo hizo del amor esponsal entre los creyentes un Sacramento. Pero, ¿qué entendemos por Sacramento? Ante todo debemos decir que el único que puede instituir los Sacramentos es Jesucristo con su poder divino.
9) Un Sacramento es un signo sensible que produce Gracia divina; es causante de Gracia. Jesucristo dota a ciertas realidades sensibles de una eficacia espiritual, hace de realidades sensibles instrumentos y vehículos de Gracia. El agua del Bautismo, por ejemplo, es materia del Bautismo y tiene una eficacia espiritual.
10) El que obra en un Sacramento es Dios mismo por acción de Jesucristo glorificado. En el Bautismo es Dios-Padre quien nos engendra. Obra - en y por el Sacramento, por la materia y por la forma, por el signo sensible y la palabra y la fe del que lo recibe y del que lo imparte -, acciones divinas y efectos divinos.
11) Aunque Dios obre siempre por medio de un ministro humano, la acción del Sacramento no es humana sino sobrehumana, divina. Los Sacramentos no son de institución humana sino de institución divina y fueron instituidos por Cristo mismo para poder actuar desde donde está sentado a la Derecha del Padre por medio del ministerio visible de su Iglesia, que es su Cuerpo Místico.
12) De modo que los ministros de los Sacramentos actúan en nombre de Cristo. Es Cristo el que obra en ellos y a través de ellos. Como yo obro a través de mi mano, Cristo obra a través de sus miembros, que actúan como ministros de los Sacramentos en aquellos que los reciben.
13) Cristo está sentado a la Derecha del Padre, nos dice la Escritura
1. El Padre ha entronizado al Hijo por su obediencia y lo ha hecho Señor de todas las cosas. Está pues sentado a la Derecha del Padre pero está desde allí derramando el Espíritu Santo sobre su Cuerpo, que es la Iglesia. Cristo actúa ahora durante el tiempo en que aguardamos su Venida Gloriosa por medio de los Sacramentos instituidos por Él para comunicarnos su Gracia, hacernos hijos
2 .
14) Los Sacramentos son necesarios para nuestra santificación. Y como decíamos, son signos sensibles: palabras y acciones que percibimos por los ojos y por los oídos, y que son accesibles así a nuestra humanidad actual.
15) Estos signos sensibles, son, además, eficaces. Realizan eficazmente la Gracia que ellos significan, en virtud de la acción de Cristo y por el Poder del Espíritu Santo. Un Sacramento es, pues, - como nos lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica - un acto de Cristo mismo
3 .
16) Así que vamos a ver que en el matrimonio es Cristo mismo el que actúa en el esposo para la esposa y en la esposa para el esposo Cristo que sentado a la Derecha del Padre obra la sanación de las consecuencias del pecado original y la santificación de los esposos, por medio del ministerio esponsal recíproco. El ministerio esponsal es el ministerio de dos bautizados, que obran en nombre y con el poder y la misión de Cristo.
17) La eficacia sacramental no es una eficacia mágica. Los ministros no son magos. Operan por misión de Dios y asumiendo en fe el ministerio sacramental. Y cuando el Sacramento se vive en fe, uno va experimentando los efectos del Sacramento. La Gracia en sí misma no es experimentable pero los efectos de la Gracia, después que uno los ha ido recibiendo, se manifiestan en la vida. Reconocemos la acción de Dios mirando hacia atrás en nuestra vida.
18) “Los Sacramentos, - dice el Catecismo de la Iglesia Católica - , como fuerzas que brotan del Cuerpo de Cristo, siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que actúa en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, son las obras maestras de Dios en la nueva y eterna Alianza”
4.
19) El Bautismo es una obra maestra, la Confesión o Perdón de los pecados también. Y el Matrimonio también es una obra maestra; yo diría que es la cumbre de las obras maestras de Dios. Es el Sacramento al cual están ordenados todos los demás Sacramentos. Incluso el Sacramento del Orden Sagrado, que está ordenado a la consagración de la Eucaristía y el perdón de los pecados, está ordenado a la santificación de los esposos
5 . Los sacerdotes estamos al servicio de los fieles y la vocación ordinaria de los fieles es la matrimonial.
Los siete sacramentos 20) Los siete Sacramentos instituidos por Cristo son, como ustedes saben, el Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía, la Penitencia o Perdón de los pecados, la Unción de los enfermos, el Orden Sagrado y el Matrimonio. El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía se llaman Sacramentos de iniciación: con ellos comienza la vida cristiana. El Bautismo es el nacimiento. La Confirmación confiere la adultez en la vida de la Gracia. La Eucaristía es el Pan que nutre el corazón filial. Estos tres sacramentos nos inician en la vida de hijos de Dios. Nos inician en la vida cristiana.
21) Recibimos el ser filial en el Bautismo. Dios nos confirma en nuestra condición de hijos suyos mediante la Confirmación en la que recibimos el Espíritu Santo que nos permite decir “Abba, Padre”. La Eucaristía es el Pan cotidiano que alimenta nuestro ser filial con el Cuerpo y la Sangre del Hijo, es decir con nuestra identificación con Jesucristo el Hijo.
22) La Penitencia y la Unción de los enfermos se llaman Sacramentos de curación o de sanación. Porque nuestra vida filial está amenazada, se deteriora o se puede perder por el pecado y en la enfermedad y ante la perspectiva de la muerte está sometida de manera especial a tentaciones y peligros. Por eso son Sacramentos de sanación.
23) Y por fin, el Orden sagrado y el Matrimonio se llaman Sacramentos de estado -otros los llaman del servicio a la comunidad- porque no están ordenados a la propia vida filial sino al servicio del fomento de la vida filial de los demás. A) El sacerdote está ordenado a la santificación de todos. B) Los esposos están ordenados a la santificación mutua. El esposo a la santificación de la esposa y la esposa a la santificación del esposo. De modo que nadie vive para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor.
24) Esto nos salva de la tentación de privatizar nuestra existencia cristiana. Nos salva de secularizarnos, olvidando que somos hijos y que estamos siempre recibiendo la vida divina como un don del Padre, que nos engendra precisamente en el ejercicio de un diálogo filial-paterno.
25) Aunque el Orden Sagrado y el Matrimonio contribuyen a la propia santificación y salvación, lo hacen mediante el servicio que prestan a la filialización de los demás. Confieren una misión particular en la Iglesia y sirven para la edificación del pueblo de Dios.
26) ¿Qué significa “confieren una misión”? Quiere decir que son un envío personal del Padre. El sacerdote es un enviado del Padre con una misión semejante a la de Cristo para la santificación de todos los fieles mediante la Eucaristía y el perdón de los pecados. Los esposos tienen una misión del Padre para la santificación mutua. El amor matrimonial es una vocación, un llamado de Dios. Y es una misión, un envío divino que asigna el Padre a un hijo para una hija, y a una hija para ese hijo.
Materia, forma y ministro de los sacramentos 27) En cada Sacramento, por ser un signo sensible y eficaz de la Gracia, se consideran varios aspectos: a) una materia, b) una forma, c) un ministro que lo imparte y d) un sujeto que lo recibe. Por ejemplo, en el Bautismo la materia es el agua. La forma son las palabras “Yo te bautizo
6 en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. El ministro es el que bautiza
7 .
El Bautismo 28) El Bautismo, como ustedes saben, tiene un sentido simbólico, sumergir. Nosotros lo hacemos echando el agua encima de la cabeza. Se puede hacer también por inmersión. Propiamente el Bautismo es una inmersión. La inmersión hace más visible el signo y expresa más claramente la realidad aludida.
29) En la Sagrada Escritura, como ya vimos al referirnos a la cita del Cantar de los Cantares sobre el amor
8 , el fondo del mar es el lugar donde están los hombres enemigos de Dios. La generación del Diluvio, la generación malvada, va al fondo del mar. El ejército del Faraón, que es enemigo de Dios y del pueblo, va al fondo del mar. El profeta Daniel
9 ve, en un sueño, que del fondo del mar surgen unas bestias que son los imperios de este mundo que tienen formas animales, uno de oso, otro de leopardo, animales que no hablan y una cuarta bestia que habla, que dice grandes cosas, pero que es el anti-verbo. Y todos ellos surgen del fondo del mar. Miqueas dice: “Tú arrojarás nuestros pecados al fondo del mar”
10 . Jonás, el profeta recalcitrante, huye de Dios y se precipita en su caída; y no para hasta el fondo del mar y el vientre del monstruo marino.
30) Nuestro Señor Jesucristo dice, consecuentemente con este sentido bíblico, que al que hace tropezar a uno de los pequeños que creen en Él en el camino que los conduce al Padre, más vale que le aten una piedra de molino al cuello y lo arrojen al fondo del mar. Enseña también que la oración cristiana va a hacer que el monte de Sión, es decir su Templo, vaya al fondo del mar. Es decir que el culto sea sustituido por otro tipo de oración.
31) Cuando Nuestro Señor Jesucristo es bautizado, toma sobre sí nuestros pecados, los arroja al fondo del mar y sale del Jordán. Él asume todos los pecados y los lleva al fondo del mar. Les dice a los apóstoles que los hará pescadores de hombres porque, con su predicación, sacarán a los que están en la lejanía, la ignorancia y la enemistad con Dios y los van a salvar, sacándolos del fondo del mar.
32) Por eso la orilla en el Nuevo Testamento es un lugar bautismal y Jesús suele predicar a la orilla del mar. Ese es el simbolismo del Bautismo. Somos arrojados y somos rescatados del fondo, de la lejanía de Dios, nacemos nuevas criaturas. Nuestros pecados son arrojados al fondo del mar, el hombre viejo que había en nosotros es arrojado al fondo del mar y por la fe sale del agua. Entonces la materia agua es necesaria, ya sea en forma de inmersión o en forma de efusión sobre la cabeza. Y la forma del Bautismo es la fórmula: “Yo te sumerjo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
33) Te saco de la lejanía de Dios, del fondo del mar, y te sumerjo en la intimidad con Dios, en el Seno de la Trinidad. Somos divinizados por el Bautismo. Somos arrojados al seno del Nosotros Divino. Y por eso los Sacramentos solo pueden ser recibidos por los bautizados, los que han sido arrojados a la intimidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La Eucaristía, Confirmación y Penitencia 33) En la Eucaristía la materia es el pan y el vino y la forma son las palabras de la Consagración que dice el sacerdote: “Este es Mi Cuerpo”, no el cuerpo de él sino el Cuerpo de Cristo, “Esta es Mi Sangre”, la Sangre de Cristo. El ministro es el obispo o el sacerdote.
34) En la Confirmación y en la Unción de los enfermos la materia es el aceite. En la Penitencia la materia son los pecados y el arrepentimiento del penitente, del bautizado que ha pecado. La forma son las palabras de la absolución: “Yo te perdono tus pecados en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. El sacerdote ordenado, como ministro de Cristo, recibe de éste el poder y el ministerio de perdonar. Este poder lo confiere a sus apóstoles Jesús Resucitado en el día mismo de su resurrección. Soplando sobre los apóstoles y les dice: “Recibid el Espíritu Santo; a los que les perdonéis los pecados les son perdonados”. Así como el Padre me envió yo os envío a vosotros. Se trata de una transmisión y comunicación del mismo envío que el Padre le dio a su Hijo.
Los sacramentos son acciones de Cristo mismo 35) Nos hemos detenido en la exposición de la doctrina acerca de los sacramentos, porque ella nos permite comprender mejor la naturaleza del matrimonio como sacramento de la sanación y santificación del amor humano, herido por el pecado original y necesitado de salvación.
36) Recordemos que los Sacramentos son obras de Cristo
11 . Cristo es el que bautiza. Cristo es el que perdona los pecados. Cristo es el que alimenta con su Cuerpo y nos da su Sangre. Cristo es el que, por el sacramento del matrimonio, ama al esposo en la esposa y el que ama a la esposa en el esposo. Es el Amor de Cristo que pasa a través de los esposos en forma de amor de ella y de él. Ese amor de ella y de él no se puede privatizar como si fuera algo puramente humano. Es sagrado, es divino. ¡Viene de Dios!
37) Los esposos son ministros del Amor de Dios a través de Cristo Resucitado. ¡Qué maravilla! ¡Qué grandeza! ¡Y qué pocos son incluso los bautizados conscientes de esta posibilidad divina que se les ofrece! ¡Cómo la envidia de Satanás oculta esto para que a nadie se le ocurra! Y nuestros bautizados están pecando en el noviazgo, iniciando su relación amorosa con el pecado…. ¡Qué ignorancia! ¡De lo que se privan! ¡Lo que se están perdiendo!
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1 Es una frase tomada del Salmo 109-110: “Siéntate a Mi Derecha. Yo pondré a tus enemigos como escabel de tus pies”.
2 La Gracia también puede venir por fuera de los Sacramentos. Puede venir por medios extraordinarios. Pero el medio ordinario es el eclesial: el de los Sacramentos.
3 CIC 1127 Celebrados dignamente en la fe, los sacramentos confieren la gracia que significan (cf Cc. de Trento: DS 1605 y 1606). Son eficaces porque en ellos actúa Cristo mismo; El es quien bautiza, él quien actúa en sus sacramentos con el fin de comunicar la gracia que el sacramento significa. El Padre escucha siempre la oración de la Iglesia de su Hijo que, en la epíclesis de cada sacramento, expresa su fe en el poder del Espíritu. Como el fuego transforma en sí todo lo que toca, así el Espíritu Santo transforma en Vida divina lo que se somete a su poder.
4 CIC 1116
5 También por supuesto de los solteros, pero apunta a la santidad del matrimonio.
6 Bautizar quiere decir sumergir
7 Ordinariamente el ministro es el sacerdote o el diácono, pero en caso de necesidad cualquier cristiano puede bautizar y aún un no cristiano siempre que lo haga con la intención de hacer lo que hace la Iglesia.
8 Cantar de los Cantares 8, 6-7
9 Daniel 7, 1 y siguientes
10 Miqueas 7, 19 Es decir, ya no a nosotros, sino a nuestros pecados. Miqueas anuncia el Bautismo cristiano.
11 CIC 1127
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Comentarios al autor:
bojorgeh@gmail.com Comentarios al monitor del foro:
xvillalta@consultores.catholic.net Participación en el foro:
1.- ¿Quién, cómo y por qué salva el amor?
2.- Explica, en tus propias palabras, el porqué el matrimonio es sagrado.
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