Estimados participantes.
Empezamos el tema 4.
Valorando la gran aportación que nos da el texto del Padre Pezzi, quisiera tratar de aproximarme al tema que trataremos esta semana con un enfoque que encuadre todo, un poco más en el esquema que les mandé. De modo que nos permita apreciar la misma realidad desde dos ángulos diferentes y nos dé una mejor comprensión.
Con el Tema 3 hablamos del Hombre Histórico, según el tríptico que nos presenta Juan Pablo II, en su primera parte de la Teología del Cuerpo.(Antropología adecuada), este hombre es quien ha perdido la conciencia del "Don y de la Comunión", por el pecado. Hemos visto que este hombre ha perdido la conciencia de captar la realidad del otro como persona. Ha perdido memoria del otro como don. Ha perdido la comunión. Se ha fracturado la esencia del hombre. El relato del Génesis 3, es realmente ilustrativo. El hombre se ha escondido de Dios. Ha perdido la percepción de saberse amado por Dios. Se ha inoculado en su corazón la desconfianza.
Génesis 3
1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?»
2 Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
3 Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.»
4 Replicó la serpiente a la mujer: 4 Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis.
5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.»
6 Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.
7 Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.
8 Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín.
9 Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?»
10 Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.»
11 El replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?»
12 Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.»
13 Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.»
14 Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15 Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.»
16 A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará.
17 Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida.
18 Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo.
19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás.»
20 El hombre llamó a su mujer «Eva», por ser ella la madre de todos los vivientes.
21 Yahveh Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió.
22 Y dijo Yahveh Dios: «¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.»
23 Y le echó Yahveh Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
24 Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.
El corazón del HOMBRE HISTÓRICO, mira desde la posesión, ya no percibe la realidad como dada por Dios. Su ethos (el de cada uno de nosotros), es la posesión, porque se ha perdido la conciencia del "don". Se experimenta el deseo sexual sin el amor de Dios. La necesidad de poseer sobre el afirmar a la persona. El otro es considerado como objeto. El hombre ha perdido la mirada de la inocencia del don. Se ha perdido el sentido esponsal del cuerpo.
El hombre se ha cubierto con hojas de higo…, aquellas partes más nobles de su cuerpo, llamado a la comunión, ahora le resultan vergonzosas, como una amenaza para sentirse objeto del otro. Se ha escondido de Dios al verse así. Dios le ha echado del paraíso cubriéndole con túnica de pieles. Lo dignificará…
Se ha generado una ruptura que el hombre no puede superar.
No hay ley que cambie el corazón. El cambio lo realiza sólo Dios.
“El amor y la vida según el Evangelio no pueden proponerse ante todo bajo la categoría de precepto, porque lo que exigen supera las fuerzas del hombre. Sólo son posibles como fruto de un don de Dios, que sana, cura y transforma el corazón del hombre por medio de su gracia” .Vivir el Evangelio, pues, es “una posibilidad abierta al hombre exclusivamente por la gracia, por el don de Dios, por su amor” (Veritatis Splendor 23, 24)
Por eso Cristo en el Sermón del Monte, propone y vive un cambio cualitativo... La ley no basta para devolver al hombre su integración. Moisés ha tenido que establecerla, pero no puede la ley cambiar al hombre. Moisés es sólo un profeta. El cambio tiene que ser Dios quien lo realice… Sólo Él... este es el meollo de la Teología del Cuerpo.
Dios mismo se "ha hecho Hombre y ha habitado entre nosotros". ¡Cristo!, sólo Cristo puede devolvernos nuestra dignidad. Dios ha entrado en la vida del hombre, como uno de nosotros para devolvernos la conciencia del don. Esto es lo que no debe dejar de sorprendernos. Se ha hecho Carne, ha asumido la persona humana en plenitud, para devolvernos la comunión con la que Dios nos creo con respecto a sí y a los demás y que el pecado nos ha arrebado. Sólo Él puede devolver el corazón a la pureza del don. Por eso sólo en la gracia, dada por Cristo entregando todo su cuerpo en la Cruz por amor al hombre, el hombre puede recobrar la pureza de corazón, que da sentido a su deseo de felicidad.
Si la maravillosa comunión, perdida, es restituida en Cristo. El hombre es redimido por el Verbo hecho carne.
Si la plenitud del don. La Comunión de personas (Communio Personarum) es el signo del Misterio trinitario de Dios, reflejado a través de la unión entre el hombre y la mujer en el principio. El único modo de restituir esa comunión es que esa unión, será que esa llamada a la Comunión de Personas sea como Cristo nos ha venido a mostrar que se realiza. Cristo se nos presenta como el Esposo que dignifica a la Esposa. Es el Cordero de las Bodas. (Ap 22,…)Cristo a través del Sacramento del Matrimonio, da al hombre y la mujer la gracia para volver a la imagen y semejanza del Dios trinitario, Comunión de personas. En la unión nueva, redimida por la gracia.
El Sermón de la Montaña realiza “la transferencia o cambio del significado del adulterio desde el ‘cuerpo’ al ‘corazón’ (VM 38: 1). “La mirada expresa lo que hay en el corazón… Cristo en este caso quiere poner en evidencia que el hombre «mira» con forme a lo que es” (VM 39:4).
La redención del cuerpo, se expresa ella misma, no sólo en la Resurrección final como victoria sobre la muerte. Esta presente también las palabras de Cristo a los hombres y mujeres de la historia cuando nos invita a superar la lujuria, aun en los movimientos más íntimos del corazón del hombre. (VM)
El ethos del Evangelio revela que no podemos reducir lo ilícito a lo ilegal. Una conciencia rectamente formada nos lleva más allá de lo legal. ES UN CORAZÓN NUEVO.
Anexo un video con la esperanza que lo puedan ver e ilustre mejor este puente entre los temas 3 y 4.
http://www.youtube.com/watch?v=HxaIfNu3bokQue Dios nos siga regalando el don de Sí. He disfrutado viéndole en el esfuerzo de cada uno. Muchas gracias.
Gabriela