Estimado en Cristo Jose99:
Que bueno que se te haya aclarado el otro tema.
Respecto a este, hay dos puntos importantes que aclarar:
1. La herencia genética. Es un hecho fácilmente observable que nuestra carga genética determina una tendencia hacia ciertos elementos o rasgos de comportamiento que, junto a muchos otros factores, como pueden ser nuestra alimentación, nuestra educación, las enfermedades que padezcamos, las experiencias de nuestra vida, etc. van determinando nuestra personalidad. De entrada, como puedes ver, si bien la genética juega y cuenta en esto, dista mucho de ser el único factor. Por eso, aunque se puede decir que definitivamente SI hay una influencia genética en la personalidad, por otra parte, la genética dista mucho de ser un factor absoluto que determine ineludiblemente la personalidad del individuo. Así, es posible que una persona haya heredado ciertos elementos genéticos que le hagan tender hacia una personalidad explosiva, pero el haber recibido una buena educación y/o el haber experimentado situaciones realmente difíciles que le hayan ayudado a valorar y diferenciar lo que es realmente importante en la vida y por lo que vale la pena luchar, respecto a tonterías por las que no vale la pena molestarse, le ayude en la práctica a ser mucho más templado en su caracter y no dejarse llevar por esas tendencias o pasiones que, de otra manera, le harían ser una persona muy irritable.
En realidad estas tendencias a cierta forma de comportamiento de suyo no suelen ser más malas o buenas que otros elementos de nuestra persona que tienen un componente genético, como la estatura de nuestro cuerpo: no por ser altos o bajitos vamos a ser más buenos o más malos. Y, sin embargo, SI puede ocurrir, por ejemplo, que alguien que sea más bajito que el resto de las personas con las que convive sea molestada por eso, se "acompleje" y se vuelva una persona huraña y resentida. Entonces, lo que de suyo no era ni bueno ni malo, SI se vuelve en esa persona una característica que contribuye a un mal. Por el contrario, puede ser que una persona muy bajita que haya tenido mejor educación se vuelva un rescatista que puede llegar a lugares donde muchos otros no llegan, digamos, en edificios colapsados por terremotos, pudiendo salvar a muchas personas a las que nadie más podría salvar, y esto la llena de satisfacciones y le hace ser una persona amable y siempre dispuesta a ayudar a todos. Nuevamente, esta característica que de suyo no era ni buena ni mala, se ha convertido en el caso concreto de esta otra persona en un elemento que ha ayudado a determinar rasgos de comportamiento muy buenos.
Y así ocurre con muchas otras cosas que se heredan genéticamente: dependiendo de cómo uno reaccione ante ellas y las sepa aprovechar o no a su favor, se pueden convertir en elementos buenos que ayuden a la perfección de la persona, o bien se pueden convertir en motivo de problemas y males. Por ejemplo, si uno tiene tendencias a preocuparse de las cosas, generalmente eso quiere decir que ve uno muchos detalles que otros no ven y/o puede uno deducir consecuencias de las cosas que otros no pueden. Pero esas características no son malas de suyo tampoco, al contrario, si uno las sabe aprovechar puede uno convertirse en una persona previsora que siempre esté un paso adelante de otros para aprovechar oportunidades, o para prevenir problemas. Por el contrario, si deja uno que sus pasiones desordenadas (que en buena medida nos llegan a dominar a causa del pecado en lo que llamamos concupiscencia) sean las que controlen esas características, entonces será el miedo el que domine el uso que se haga de esas características, y se volverá uno una persona que todo el tiempo esté exagerando los posibles problemas que se pueden presentar y vivirá uno triste, atemorizado e infeliz, amargando su propia vida y la de los que le rodean.
El problema y por lo que suele parecer que los elementos genéticos tienen más importancia y determinan en mayor medida nuestra personalidad de lo que realmente lo hacen, es que la mayor parte de las personas no heredan de sus padres solo la genética y otras formas menos importantes de herencia biológica (p.ej. la alimentación de la madre puede afectar el desarrollo intrauterino del bebé marcando ciertos aspectos para toda la vida); sino los padres nos heredan también su educación y el ejemplo de la manera en que ellos mismos abordan las diferentes circunstancias de la vida. Así, siguiendo el ejemplo, si uno heredó de sus padres esa capacidad de atender al detalle, pero toda su vida vio uno el ejemplo de ellos respecto a cómo se dejaban dominar por sus miedos y vivían en constante zozobra y preocupación; pues entonces es muy difícil (más no imposible) que aprenda uno a usar esos elementos de otra manera más constructiva, sino lo natural será que uno mismo tienda a usar esa capacidad de ver y preveer detalles y consecuencias en ese mismo contexto de dejarse dominar por los miedos y se vuelva uno una persona igualmente preocupona y temerosa.
Pero entonces es claro que el tener esa tendencia a dejarnos dominar por nuestras pasiones, exacerbada por el mal ejemplo y educación que podamos recibir que nos impulsen a repetir el mal uso de las características que poseemos según los malos criterios de las generaciones precedentes; de ningún modo significa que estemos entonces indefectible o ineludiblemente predestinados a cometer el mal. Por el contrario, recordemos que es un Dogma de Fe que Dios DE HECHO nos Da TODA la Ayuda que necesitamos para VENCER ante cualquier tentación que se nos pueda presentar. Es decir, más allá de nuestras características naturales, más allá de esos defectos en nuestra educación, etc. CONTAMOS con LA AYUDA SOBRENATURAL de Dios que necesitamos para soberponernos y TRIUNFAR sobre el mal.
Claro, una cosa es que TENGAMOS toda esa Ayuda de Dios, y otra cosa MUY distinta es que la sepamos aprovechar; capacidad respecto a la cual nuestro historial de pecado habla por sí mismo.
Por eso es que, cuando rezamos el Yo Pecador al principio de la Eucaristía, decimos siempre: "... por mi culpa, por mi culpa, por mi GRAN culpa..." porque NADIE ni NADA nos obligó, NO le podemos echar la culpa de nuestro pecado a nuestras tendencias, a nuestra genética, a las circunstancias, a nuestra educación, a los malos ejemplos y ni siquiera a las tentaciones de quienes nos quisieron incitar a cometer ese mal, porque, al final, el asunto fue DECISIÓN NUESTRA. Fuimos NOSOTROS, y nadie más, quienes al final dijimos: "prefiero/me conviene ser infiel a Dios, que usar esta Ayuda de Dios con la que puedo obedecer y serle fiel... pero que creo que me va a complicar más las cosas".
La genética pues, aunque indiscutiblemente dicta ciertas tendencias, dista muchísimo de tener la última palabra, la última palabra la tiene nuestra VOLUNTAD, somos NOSOTROS los que DECIDIMOS entre el proverbial "non serviam"("no serviré") de Lucifer, y el proverbial "Quis ut Deus?" (¿Quén como Dios?") del Arcángel San Miguel o el monumental "Fiat" ("hágase") de Nuestra Santísima Madre la Siempre Virgen María.
2. Aplicando todo lo anterior al caso de Judas, la realidad es que él, como cualquier otro, tuvo la oportunidad de ser fiel o desobedecer y traicionar. Él mismo, y no ningún otro en lugar de él, decidió hacer lo que hizo. Él mismo, y no ningún otro en lugar de él, decidió entregar a Jesús. Él mismo, y no ningún otro en lugar de él, decidió desesperarse y ahorcarse en lugar de ir y pedir perdón como SI lo hizo San Pedro a pesar de su propia traición. Y eso nos debe poner a temblar, porque si él, teniendo de primera mano la Enseñanza y el Ejemplo de Cristo tomó decisiones taaaaan malas, ¿qué podrá ser de nosotros si nos dejamos llevar por nuestras malas tendencias e inclinaciones?
Ahora bien, puede parecer por como se expresa la Escritura que existía de algún modo esta predestinación. Por ejemplo:
Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
San Juan 17, 12
Parece que Judas simplemente no podía hacer nada para no perderse si era él "el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura".
Pero debemos entender que NO ES ASÍ. Es al revés: la Escritura previó lo que Judas iba a hacer y se cumplió, PORQUE JUDAS LO DECIDIÓ. Digamos que, si Judas NO hubiera decidido traicionar a Jesús, sino hubiese aprovechado la Gracia y hubiese permanecido fiel, entonces Dios habría encontrado otro "mecanismo" (los fariseos realmente no lo habrían puesto muy difícil, porque bastante pensaban en ello, Judas tan solo les facilitó las cosas) por medio del cual Jesucristo hubiera sido condenado de manera igualmente injusta e igualmente se Hubiese Entregado por nosotros. Y en tal caso las Escrituras hablarían de ese otro mecanismo y ese es el que se habría realizado para que se cumpliera la Escritura ¿me explico? Dios SABE cuáles serán nuestras decisiones, y por ello PUEDE Inspirar a algunos a escribirlo por anticipado para dar pruebas que ayuden a los hombres a ceer, pero NO NOS OBLIGA a tomar ESAS decisiones, sino que las decisiones son COSA NUESTRA.
Ahora bien, si entonces Judas NO estaba destinado a perderse en el sentido de que él no podía tomar otra decisión, sino tan solo en el sentido de que ya desde antes se sabía por el Conocimiento de Dios plasmado en la Escritura cuál había de ser su decisión; entonces lo que puede ahora parecer es que la Protección de Jesús NO fue SUFICIENTE.
Pero eso nos lleva de nuevo a lo que ya hemos expuesto: la Protección de Jesús SI fue suficiente, tanto así que los otros no se perdieron gracias a esa Protección que ellos SI aprovecharon. El punto es justamente que Judas NO QUISO aprovechar esa Protección, y ESO le llevó a tomar su decisión errada, y ESO lo llevó a ser el hijo de la perdición que era "el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura". Por eso es que antes decíamos que debemos TEMER el ofender a Dios (recordemos que el Temor de Dios es un Don del Espíritu Santo); debemos VELAR, como claramente nos lo recomienda Jesús, para que NO nos pase lo mismo que a Judas: que teniendo TODA la Ayuda necesaria en sobreabundancia, nos confiemos y acabemos cometiendo tonterías descomunales que acaben por perdernos.
Que Dios te bendiga en la alergría de la Resurrección del Señor.