Estimados hermanos en Cristo:
1. Recordemos que los católicos NO recurrimos a nuestra interpretación personal para afirmar que algo tiene sustento Bíblico o no, sino recurrimos a la interpretación DE LA IGLESIA.
El texto del Éxodo y del Libro de los Números (citamos el del Éxodo):
No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen
Éxodo 20, 5
Leyendo por nuestra cuenta, nos puede parecer muy natural afirmar que Dios sentencia aquí que el pecado del hombre será castigado hasta durante cuatro generaciones. Es decir que no solo el pecador mismo vivirá las consecuencias de su pecado, sino también sus hijos, sus nietos y hasta bisnietos.
Y, sin embargo, esa NO ES la única interpretación posible del texto, ni, al parecer, la correcta. La Iglesia de hecho nos muestra una interpretación radicalmente contraria a esa interpretación de justicia vengativa que fácilmente tendemos a realizar:
c. Características de la reconciliación
Sobre el trasfondo de esta enseñanza sacerdotal se deben entender muchas afirmaciones que se encuentran aquí y allí y miran la reconciliación de los seres humanos con Dios. Es exclusivamente el Señor quien perdona pecados (Sal 130,8). Su misericordia alcanza a todo Israel (Ez 32,14), incluso a la generación inicua del desierto (Ex 34,6-7), su ciudad Jerusalén (Is 54,5-8) y también las otras naciones (Job 4,10). El perdón es siempre inmerecido, pero proviene de la santidad de Dios, la cualidad que distingue al Señor de todos los seres terrestres (Gén 8,21; Os 11,9). El perdón de Dios causa la renovación creativa (Sal 51,12-14; Ez 36,26-37) y lleva consigo vida (Ez 18,21-23). Éste es siempre ofrecido a Israel (Is 65,1-12) y puede quedar en vano sólo por el rechazo del pueblo a volver al Señor (Jer 18,8; Am 4,6-13). Según el decálogo la paciencia de Dios con respecto a los pecadores es talmente admirable que alcanza hasta la tercera o cuarta generación, esperando que dejen los caminos de la maldad (Ex 20,5-6; Núm 14,18). En fin, su perdón pone término a todo castigo (Is 40,1-20); Job 3,10), que no tiene otra meta que hacer volver a Él a los pecadores: “¿Acaso encuentro yo placer en la muerte del malvado o no más bien en que desista de su conducta y viva?” (Ez 18,23; cf Is 4).
PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA
BIBLIA Y MORAL
RAÍCES BÍBLICAS DEL COMPORTAMIENTO CRISTIANO
Como vemos, la Pontificia Comisión Bíblica ve en estas palabras NO un signo de una "tara generacional" en el sentido de que los hijos paguen por el pecado de sus padres, sino ve una expresión de la PACIENCIA de Dios, por la que Dios NO castiga a una familia pecadora ante su primer error, sino espera pacientemente dando oportunidad a los pecadores de dejar el camino de la maldad hasta por tres o cuatro generaciones.
Y, en realidad, si vemos el texto del libro de los Números, veremos que tiene una redacción mucho más cercana a esta interpretación de la Pontificia Comisión Bíblica:
«El Señor es lento para enojarse y está lleno de misericordia. El tolera la maldad y la rebeldía, pero no las deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos hasta la cuarta generación».
Números 14, 18
Este texto es completamente consistente en la forma en la que interpreta la Pontificia Comisión Bíblica; mientras que, por el contrario, si lo interpretamos bajo esos esquemas de jusiticia vengativa que a los seres humanos nos encantan ( ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". Lc. 15, 30), el texto parecería francamente contradictorio: ¿cómo podría ser lento para enojarse y misericordioso alguien que castiga sistemáticamente las culpas hasta por cuatro generaciones? No, parece mucho más consistente entender que la paciencia de esa misericordia lenta para enojarse se extiende hasta por cuatro generaciones.
E, insisto, de cualquier manera recordemos que los católicos NO interpretamos de acuerdo a lo que personalmente nos puede parecer más correcto, sino intepretamos CON la Iglesia.
2. La situación del Pecado Original ciertamente es algo que nos ha marcado a todos, pero no solo hasta la tercera o cuarta generación, sino POR TODAS las generaciones. También por ello es evidente, pues, que NO podemos poner en un mismo contexto el caso del Pecado Original y sus consecuencias propias con el texto del Éxodo y de los Números. Porque si la errada interpretación que en el punto anterior hemos descartado fuese la correcta y eso tuviese algo que ver con el Pecado Original, es obvio que el Pecado Original no habría tenido consecuencias sino hasta tres o cuatro generaciones en adelante. Pero lo que está claro es que no es así.
Más aún, NO existe sustento alguno en la Biblia ni en el Magisterio que permita afirmar eso que el hermano vicejavier señaló respecto a un supuesto incremento de la concupisencia por tres o cuatro generaciones a causa de un pecado específico como una tendencia a repetir ese pecado particular.
Evidentemente SI existe el mal ejemplo, y tal mal ejemplo se constituye en una TENTACIÓN ESPECÍFICA que INVITA al pecado, pero NO como una "tendencia", sino como esa invitación CONCRETA.
Y, en ese sentido, también el buen ejemplo de una familia santa puede AYUDAR a la persona a encontrar el camino correcto para vencer toda suerte de tentaciones y llevar una vida igualmente santa.
Ciertamente es mucho más difícil permanecer fiel cuando los demás no lo son, y también encuentra uno más fuerza para no rebelarse cuando los demás permanecen firmes; pero todo eso se realiza a través del EJEMPLO y NO como una "tendencia" que de algún modo "predisponga" a la persona hacia uno u otro comportamiento.
3. De cualquier manera, concupiscencia o no, lo que si ee verdad y Enseñanza Dogmática de la Iglesia, es que SIEMPRE contamos con TODA la Ayuda de la Gracia necesaria para vencer CUALQUIER tentación. Razón por la cual confesamos en el Yo Pecador que TODOS los pecados que cometemos son EXCLUSIVAMENTE "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa", porque independientemente de CUALQUIER influencia que hayamos tenido que nos invitara o impulsara a cometerlos, si los llegamos a cometer NECESARIAMENTE es porque RECHAZAMOS la Gracia que Dios nos Ofrecía para poder vencer y triunfar por sobre TODA influencia del mal.
4. El Pecado Original es en realidad una situación MUY distinta a lo que aquí se viene discutiendo, porque la Iglesia ciertamente Enseña que NO se transmite por mera imitación (es decir NO ES como eso que veíamos del buen o mal ejemplo que los padres pueden dar a sus hijos), sino por PROPAGACIÓN:
Concilio de Trento escribió:II. Si alguno afirma que el pecado de Adán le dañó a él solo, y no a su descendencia; y que la santidad que recibió de Dios, y la justicia que perdió, la perdió para sí solo, y no también para nosotros; o que inficionado él mismo con la culpa de su inobediencia, solo traspasó la muerte y penas corporales a todo el género humano, pero no el pecado, que es la muerte del alma; sea excomulgado: pues contradice al Apóstol que afirma: Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte; y de este modo pasó la muerte a todos los hombres por aquel en quien todos pecaron.
III. Si alguno afirma que este pecado de Adán, que es uno en su origen, y transfundido en todos por la propagación, no por imitación, se hace propio de cada uno; se puede quitar por las fuerzas de la naturaleza humana, o por otro remedio que no sea el mérito de Jesucristo, Señor nuestro, único mediador, que nos reconcilió con Dios por medio de su pasión, hecho para nosotros justicia, santificación y redención; o niega que el mismo mérito de Jesucristo se aplica así a los adultos, como a los párvulos por medio del sacramento del bautismo, exactamente conferido según la forma de la Iglesia; sea excomulgado: porque no hay otro nombre dado a los hombres en la tierra, en que se pueda lograr la salvación. De aquí es aquella voz: Este es el cordero de Dios; este es el que quita los pecados del mundo. Y también aquellas: Todos los que fuisteis bautizados, os revestísteis de Jesucristo.
Pero aquí lo que hay que entender es que esto NO se trata de una mera "herencia", sino es algo mucho más profundo. Porque, como lo afirma el Concilio de Trento, NO ES meramente que el pecado de Adán haya afectado a sus hijos y a los hijos de sus hijos, etc. Sino es que SE HACE PROPIO EN CADA UNO. El Catecismo nos detalla que la forma concreta en la que se realiza esta propagación es un misterio (lease: NO ES una mera "herencia"), pero que en esencia se trata de que Adán perdió la justicia original, es decir una Ayuda especial que Dios nos había dado por medio de él a todos, y que al perderla él, no fue posible ya dárnosla a los demás, de modo que entonces NO ES como si cada uno recibiera un castigo por culpa de Adán, sino más bien todos DEJAMOS de recibir ese BIEN que Adán había recibido para que lo tuvieramos todos, pero que él lo perdió, entonces NO se trata de una mera "herencia", sino de que en Adán la mismisima NATURALEZA humana fue la que quedó herida por el pecado:
Catecismo de la Iglesia Católica escribió:404 ¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus descendientes? Todo el género humano es en Adán sicut unum corpus unius hominis ("Como el cuerpo único de un único hombre") (Santo Tomás de Aquino, Quaestiones disputatae de malo, 4,1). Por esta "unidad del género humano", todos los hombres están implicados en el pecado de Adán, como todos están implicados en la justicia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la Revelación que Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él solo sino para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído (cf. Concilio de Trento: DS 1511-1512). Es un pecado que será transmitido por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales. Por eso, el pecado original es llamado "pecado" de manera análoga: es un pecado "contraído", "no cometido", un estado y no un acto.
405 Aunque propio de cada uno (cf. ibíd., DS 1513), el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada "concupiscencia"). El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual.
Como vemos, esto NO ES una mera "tara generacional", sino es algo que alteró la misma naturaleza del ser humano.
5. De los puntos anteriores queda claro que, si bien hay diversos mecanismos por los que las consecuencias del pecado de los padres pueden afectar a los hijos (ejemplo, corrupción de la naturaleza) esto NO se transmite por medio de una "herencia", mucho menos por medio de la herencia biológica por la que nos son transmitidas muchas de las características biológicas de nuestros padres.
Sin embargo, vale la pena precisar algunas cuestiones respecto a la herencia biológica:
a) La herencia biológica NO SOLO nos transmite características físicas externas, como el color de ojos, o el color de la piel, sino también los mecanismos por los que se producen diferentes hormonas y otras substancias que tienen efectos tales en el organismo que llegan a influir o alterar nuestra conducta. Pero esto evidentemente NADA tiene que ver con el pecado, y ni siquiera con el bien o con el mal, sino simplemente son elementos que pueden hacer que diferentes personas de una misma familia tengan elementos similares en su personalidad. Elementos que, por demás, en ciertas circunstancias pueden ser benéficos y en otras circunstancias perjudiciales. Por ejemplo, puede ocurrir que en la herencia de alguna familia se produzcan muchas endorfinas o las personas sean muy sensibles a la acción de ellas. El efecto sería que las personas tenderían a sentirse satisfechas y calmadas, lo cual ante problemas menores puede ser benéfico, pues serían personas cuya personalidad difícilmente les haría "ahogarse en un vaso de agua". Pero, por contraparte, por esa misma caracterísitca de su personalidad estas personas podrían resultar lentas al reaccionar ante una situación de peligro más seria, en donde este razgo de su personalidad ya no sería tan benéfico. Y lo mismo se podría decir de razgos "inversos" que tiendan a identificarse más con actitudes "negativas", como algo que hiciera a la persona tener una "tendencia" al "nerviosismo". Porque quizá tal persona podría tender a magnificar problemas pequeños, pero a la vez podría reaccionar mejor y más a tiempo ante problemas grandes y serios.
b) Lo que SI es posible es que un comportamiento inadecuado del hombre le genere problemas tales que SI acaben teniendo un efecto concreto sobre sus hijos. El caso más inmediato que podemos considerar sería el de una mamá que, al estar esperando a su bebé, cayera víctima de algún vicio que tuviese (beber alcohol en exceso, consumir drogas, etc.) y que estas substancias tuviesen (como de hecho lo pueden tener) un efecto negativo en el desarrollo del bebé. Aquí ni siquiera se necesita un invlucramiento de cuestiones genéticas, sino el solo consumo de substancias peligrosas en el embarazo es suficiente para causar daños significativos en el bebé. Igualmente podría ocurrir que, por ejemplo, alguien muy temerario se expusiera imprudentemente a fuentes de radiación, y que, a causa de ello, el código genético de algunas de sus células reproductoras se viese afectado, lo que podría inducir un problema en las generaciones subsecuentes.
Claro que este tipo de afectaciones ni siquiera está necesariamente ligada al pecado personal de los padres, sino puede tratarse incluso de situaciones en las que el pecado de otras personas afecta al inocente que pudo ser incluso la víctima de ese pecado, tal y como ocurrió con los afectados de las bombas nucleares que se usaron durante la Segunda Guerra Mundial, o con los afectados por las radiaciones de accidentes en las plantas nucleares como la central de Chernobyl.
Pero está claro que eso NO ES una "maldición intergeneracional", o cosa parecida, sino simplemente son las consecuencias FÍSICAS del pecado y la irresponsabilidad del hombre.
En ese contexto, una oración de sanación tiene sentido NO como una supuesta manera de "levantar la maldición de la familia", sino como una petición especial a Dios de que con Su Infinito Poder y Providencia se sirva Él protegernos de manera específica y particular de ese tipo de consecuencias que el pecado genera y a las que de distintas maneras estamos expuestos.
Saludos y bendiciones