por mochatapluto » Sab Abr 27, 2013 7:45 pm
1. Cuál es la fuente principal de la Catequesis y de la Educación Religiosa?
El Santo Padre, ha señalado como única fuente de la Revelación " La Palabra de Dios, transmitida mediante la Tradición y la Escritura, dado que la Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia". La Fuente Principal de la Catequesis y de la Educación Religiosa es pues, La Palabra de Dios, que es la fuente viva y que ha sido transmitida generación a generación mediante la Tradición y la Escritura. La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura son pues, el único depósito sagrado de la Palabra de Dios y que ha sido confiado a la Iglesia.
De igual forma que en la Catequesis, la Educación Religiosa es otro medio de Evangelización de los que se vale nuestra Iglesia para hacer conocer el Mensaje del Evangelio, es decir, para la Evangelización y su fuente ha de ser el mismo de la Catequesis, es decir : La Palabra de Dios.
2. Menciona los criterios que orientan e iluminan el modo de transmitir el Mensaje de La Revelación.
Los criterios están muy relacionados entre sí, porque brotan de la misma fuente, por lo tanto, el mensaje cristiano debe :
Estar Centrado en la Persona de Cristo e Introducir a quien lo recibe en la Dimension “ Trinitaria ” del mismo Mensaje.
Cristo es el Centro de la Historia de la Salvación. Cristo crucificado y resucitado conduce a los hombres al Padre enviando el Espíritu Santo a la Iglesia. Cristo es el camino que introduce en el misterio íntimo de Dios y el que conduce en virtud de su propia dinámica interna a la Confesión de Fe en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. De ahí que el Cristocentrismo sea esencialmente Trinitario.
Además, todo el Mensaje Cristiano en cualquier modalidad de presentación, deberá ser siempre Cristocéntrico-Trinitario: Es decir, por Cristo, con Él y en Él, al Padre en El Espíritu Santo.
También, el Mensaje Cristiano debe ser un Mensaje de Salvación y de Liberación, destacando, los siguientes aspectos:
1. Cuando Jesús nos revela a Dios como nuestro Padre, como nuestro Papá, nos está enseñando que “ El Padre ” no es un Ser lejano, apartado de nosotros y a quien no podemos tener acceso.
2. Que nuestro Padre nos ofrece la Salvación inmanente y escatológica por que nos libera de la enfermedad del pecado, nos lleva a la comunión con El Padre, nos concede la calidad de Hijos y nos promete la Vida Eterna, de manera tal que … vencemos la Muerte!
3. Jesús nos invita a un cambio profundo, es decir … a nuestra Conversión sincera de corazón y a creer en las Verdades reveladas en el Evangelio, que son Verdades de Amor, Justicia y de Paz.
4. Jesús es el mismo Reino de Dios y en Él se inaugura este Reino.
5. La Iglesia está al servicio del Reino de Dios, ella misma es la esencia y el comienzo de este Reino aquí en la Tierra y es por eso que la Iglesia en obediencia al Mandato Misionero del Señor, está llamada a incorporar a todos los pueblos, sin distinción de raza o de cultura.
6. La Buena Noticia sobre el Reino de Dios, anuncia La Salvación, trae también el mensaje de liberación no en su dimensión económica, política o social, pues se refiere es a la liberación de la humanidad de su pobreza, del hambre y del sufrimiento en todas sus dimensiones, abriendo un campo especialísimo al totalmente Absoluto, que es el mismo Dios Padre nuestro y creador de toda la humanidad, creada por amor a su imagen y semejanza, con esa dignidad que El mismo le concedió, por encima de cualquier otra creatura sobre la Tierra.
7. El carácter “ Eclesial ” del Mensaje Evangélico remite a su carácter histórico : La educación de la Fe es la transmisión del Mensaje del Evangelio de forma fiel a como la comunidad cristiana lo ha recibido, lo ha comprendido, lo ha celebrado, lo ha vivido y lo sigue comunicando hoy en día y de diferentes maneras.
8. Cuando la Catequesis transmite el Mensaje de Cristo, en este Mensaje resuena la Fe de todo el Pueblo de Dios que ha sido vivida por los cristianos a través de toda la historia de la humanidad. Es así, como la Fé de los Doce, nos muestra claramente cómo la Fé de ellos fue recibida directamente del mismo Jesús y del accionar del Espíritu Santo en ellos. Los Mártires de nuestra Iglesia que sufrieron muchas penas y dolores, pero que confesaron su Fé con su propia sangre. La Fé de tantos Santos que vivieron su Fé en profundidad, también los Padres de la Iglesia, los Doctores de La Iglesia que han escritos muchos documentos donde enseñan en forma bella y muy iluminada las cuestiones de nuestra Fe.
Igual hicieron y siguen haciendo aquellos misioneros en tierras lejanas, sin tregua anuncian la Fé en medio de incomodidades, penas, sufrimientos y dolores, aún de rechazos de la misma población en la cual prestan su servicio. Los teólogos, que gracias al Don recibido del Santo Espíritu ayudan a que muchos comprendan mejor las Verdades de nuestra Fé, tanto en colegios como en Universidades u otros escenarios educativos y de formación religiosa o en otras ciencias alrededor del mundo, todos nuestros Buenos Pastores de la Iglesia, que cuidan celosamente y con mucho amor de su enseñanza permanente y se cuidan de explicar en forma paciente y auténtica su interpretación a los fieles o a la comunidad que se les ha encomendado por parte de la Jerarquía eclesial bajo su cuidado.
La Iglesia hoy en día a través de sus sacerdotes y ministros, tiene y siempre ha tenido la hermosa, pero delicada, tarea de transmitir el Mensaje del Evangelio narrando acontecimientos salvíficos del pasado y a través de la luz del mismo Evangelio interpretar los sucesos de nuestra realidad actual.
9. El Mensaje del Evangelio necesita ser inculturado, es decir traído a cada cultura pero sin atropellarla, asumiendo todo lo que esa cultura tenga de riqueza y sea compatible con nuestra Fé y transformando todo aquello que se oponga a ella.
El proceso de la Inculturación del Evangelio debe ser permanente y lo ha venido siendo desde sus inicios, pero este proceso debe velar para que la transmisión del Mensaje del Evangelio se realice en total
Fidelidad, autenticidad, integridad y pureza y de acuerdo con la Pedagogía de Dios, es decir revelándose Él mismo, en forma gradual y progresiva y también, acordándonos de la expresión “ Mi yugo es suave y mi carga ligera ” lo cual nos recuerda que no debemos, de ninguna manera, por temor al rechazo, reducir las exigencias que el Mensaje del Evangelio trae y no incluir cargas pesadas que tampoco trae.
También, hay que tener en cuenta las edades de los destinatarios de este proceso. Evitemos en todo momento desvirtuar el Mensaje y secularizar la Iglesia.