Estimado en Cristo enriman:
enriman escribió:Gracias por la respuesta sobre el mérito. Pero según lo explicado, cualquiera de nosotros a pesar de nuestra concuspiciencia con la gracia de Dios no deberíamos pecar, y hasta el mayor de los santos han pecado.
En efecto, NO deberíamos pecar; y, en efecto, hasta el mayor de los santos, salvo Nuestra Santísima Madre, ha pecado. Entonces pecamos porque QUEREMOS pecar, NO porque la concupiscencia o cualquier otra cosa o persona nos obligue. Y si, hasta el mayor de los santos ha QUERIDO pecar, y POR ESO ha pecado. Eso precisamente es lo que la distingue a Nuestra Santísima Madre de todos los demás, que NO QUISO pecar. Y, porque NO QUISO es que no pecó y ESO fue lo que le permitió a Dios Redimirla de manera tan única y especial (de manera "preventiva").
Además, también me pregunto. ¿Cómo sé que estoy respondiendo correctamente a la Gracia que Dios me está dando?
Este es el tipo de preguntas que no tiene mucho sentido hacerse, no porque no pueda ocurrir que SI respondas correctamente a la Gracia o que NO lo hagas. Sino porque preocuparte por cómo estás respondiendo generalmente te distrae de responder correctamente. Es como si te preguntas cómo sabes que conduces correctamente un vehículo: pues porque avanzas por el camino sin contratiempos. Pero si te pones a analizar si estás conduciendo bien el vehículo o no, en vez de fijarte en el camino y en vez de dedicarte a simplemente conducir con atención; entonces lo más probable es que en ese estar pensando y analizando si conduces bien, acabes distryéndote y chocando el vehículo. Entonces tendrás claro que NO lo venías conduciendo correctamente, pues chocaste, pero lo que te hizo no conducirlo correctamente y chocar fue precisamente el estar pensando en si lo conducías bien o no en vez de simplemente dedicarte a conducir con atención. Con la Gracia es lo mismo: si respondes correctamente a ella simplemente tu vida espiritual avanzará en el amor sin tropiezos. Pero si te pones a fijarte en si respondes correctamente o no, te centrarás en ti mismo, te olvidarás de los demás, y te olvidarás de amarles, lo que es signo inequívoco de que entonces NO estarás respondiendo correctametne a la Gracia.
Y por otro lado, respecto a la pregunta inicial sobre nuestra Madre del Cielo, ¿No se podría pensar que estaba dotada de una Gracia especial que la librara de cometer pecados ...
No distinta a la Gracia que TODOS tenemos para vencer ante CUALQUIER tentación que se nos presente.
... o por el contrario, según me has explicado, su voluntad de aceptar todo lo que le vino encima era tan plena que la hace distinta de todos los mortales que aunque queramos hacer lo mismo no podemos llegar a ese estado de perfección?
Bueno, el problema está precisamente en que la REALIDAD es que NO QUEREMOS hacer lo mismo y POR ESO es que NO lo hacemos. De algún modo lo enuncias tu mismo al decir "su voluntad... era tan plena". Pues ESE es el punto: que nuestra voluntad NO ES tan plena, y, por eso aunque supuestamente "queremos" hacer la Voluntad de Dios, la realidad es que ese "no tan plena" significa que NO lo QUEREMOS del todo.
No me ha quedado del todo claro. Me gustaría un poco de más luz sobre esta cuestión si no os importa y os lo agradezco de antemano.
Un abrazo en el Señor y que sigamos al amparo maternal de Nuestra Madre del Cielo.
Nota: Estas dudas son intelectuales. No tienen nada que ver con lo que llevo en mi corazón.
Quizá una manera fácil de entenderlo es pensar en quién tiene más mérito, si un maratonista consumado que llega en primer lugar en las olimpiadas, o una persona que nunca corre y un buen día corre los primeros 10 km de una carrera de este tipo.
Se podrá argumentar que es un logro notable correr esos 10 km sin preparación, mientras que, por el contrario, con lo ejercitado y adaptado que está el cuerpo del maratonista para ese tipo de esfuerzos, no es raro que logre terminar la carrera ni sorprende demasiado que hubiese logrado ganar.
¿Pero acaso eso le quita el mérito? ¿no fue un gran esfuerzo también el prepararse, ejercitarse y tener ese físico que logra soportar sistemáticamente esfuerzos tan grandes? ¿no tiene especial mérito el haberse exigido al máximo para no solo llegar, sino llegar en un tiempo mínimo por delante de los otros competidores que igualmente se esforzaban al máximo?
Más aún, correr esos 10 km sin preparación en cierto sentido, más que meritorio, podría ser hasta irresponsable. El equivalente sería tratar de hacer grandes obras o actos benéficos, pero no por amor, sino "para sentirme grande y bueno", lo que puede ser un pecado de soberbia.
Espero que esto te ayude a comprenderlo mejor.
Que Dios te bendiga.