por adri78 » Dom Oct 17, 2010 7:11 pm
1. Describe de forma breve la naturaleza y finalidad de la pastoral vocacional
La pastoral vocacional significa el conjunto de actividades espirituales y apostólicas, desarrolladas para que cada uno de los hombres y mujeres llamados por Dios pueda descubrir y madurar con la ayuda de Dios la propia vocación específica dentro de la Iglesia, según un carisma dado por Dios a una Congregación.
La finalidad de la pastoral o promoción vocacional es un servicio a la persona para que sepa discernir el proyecto que Dios tiene desde toda la eternidad para dicha persona, para la edificación de la comunidad. En otras palabras, es ayudar al nacimiento, crecimiento y discernimiento del llamado de Dios para cada uno con el fin único de servir más y mejor al mundo, que tanto necesita de la verdad de Cristo.
2. ¿Cuáles son los medios de la pastoral vocacional?
primero, en la oración, porque del encuentro con Cristo es de donde nace la predicación, la catequesis y el testimonio eficaz, y es el mismo Cristo el que llama al corazón del joven para hacerlo participe de la vocación sacerdotal o consagrada al servicio de la Iglesia y de toda la humanidad.
una predicación directa sobre el misterio de la vocación en la Iglesia, sobre el valor del sacerdocio, de la vocación religiosa, y de la vocación laical; sobre su urgente necesidad para el pueblo de Dios. Una catequesis orgánica y difundida a todos los niveles en la Iglesia, además de disipar dudas y contrastar ideas desviadas sobre las vocaciones, y en especial sobre las vocación sacerdotal y religiosa, abre los corazones de los creyentes a la espera del don y crea condiciones favorables para el nacimiento de nuevas vocaciones.
Otro medio importante: el propio testimonio de vida. Ya sabemos que un ejemplo vale más que mil palabras, pues “las palabras convencen, pero los ejemplos arrastran”.
3. Menciona las labores fundamentales que se tienen que llevar a cabo en la pastoral vocacional, y ¿quiénes deben llevar a cabo dicha tarea.?
Por tanto nuestra labor es fundamental en esta pastoral y podemos seguir las siguientes líneas:
1. Orar convencidos de la necesidad y del gran don que supone para la Iglesia el contar con muchas y selectas vocaciones. Para ello hay que saber orar y enseñar a hacerlo.
2. Vivir conscientemente y con alegría la vocación propia, siendo cada día más fiel a la llamada de Dios, y con conciencia de ser testimonio para los demás.
3. Ayudará mucho plantear los interrogantes vitales ¿quién soy? ¿qué sentido tiene mi vida? ¿cuál es mi misión? Conscientes de que cada uno tiene una vocación en la Iglesia y contribuye positivamente a que cada joven se plantee cuál es su misión y su vocación. Cuando no domina el tema se ha de poner en contacto al joven con alguien con más experiencia (sacerdote, religioso/a).
4. Trabajar apostólicamente para ir creando en nuestras comunidades un ambiente propicio y una cultura vocacional.
5. Formar grupos de catequesis de adolescentes y jóvenes con una marcada orientación vocacional.
6. Invitar a niñas y adolescentes a participar en las actividades que se organizan con ese fin vocacional. Fomentar las experiencias de voluntariado como “pastoral de servicio” gratuito, especialmente a los más pobres y necesitados, educando para el valor del sacrificio, de la donación incondicional y gratuita, para el empeño desinteresado y para aceptar la invitación a “perder la vida”. De este modo el voluntariado se convertirá en camino de compromisos progresivos que pueden llevar a decisiones definitivas, incluso a una vocación de especial consagración.
7. Hacerse miembro de la Red de intercesores y comprometerte a rezar un día a la semana un rato por las vocaciones.
8. Colaborar económicamente con el Seminario y con las casas de formación de religiosas, en la medida de las posibilidades, para que no se pierdan las vocaciones por falta de dinero.
Todos debemos ser mediadores de la propuesta vocacional. Los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y consagradas tienen, sí, un lugar especial en esta mediación. Pero no se agota en ellos.
Todos: padres de familia, catequistas, educadores, profesores, especialmente los profesores de educación moral y religiosa católica, movimientos, parroquias, diócesis, etc.