ENRIQUE A. SIMMONDS B.
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easboys@hotmail.comMérida (Venezuela); 18 – Octubre – 2010.
Sesión 3- Actitudes que impiden la construcción de la pastoral vocacionalParticipación en el Foro
1. ¿Qué actitudes bloquean la construcción de la cultura vocacional no sólo en el mundo, sino también en la Iglesia y en la Congregaciones religiosas?
2. Menciona los desafíos de la pastoral vocacional según Robinson González H.
3. Según el mismo autor, ¿cuáles son las nuevas actitudes que hay que tomar para reactivar el compromiso vocacional?
Dentro de las actitudes que bloquean la construcción de una cultura vocacional está el sentirse
derrotados, pensar que no podemos hacer nada y creer que como es Dios quien da la gracia de la vocación, nosotros, por ende, debemos adoptar una actitud pasiva. A esto diría que así como es cierto que es Dios quien da la vocación, también es cierto que nosotros somos instrumentos y pues en nuestras manos también está la responsabilidad y la necesidad de la promoción vocacional; recordemos los que Jesús nos plantea en la Parábola del Sembrador (Mc4,3-9), así como hay distintos tipos de tierra donde cae la semilla, nosotros debemos trabajar asiduamente por preparar y fertilizar el terreno del corazón, para que cuando el sembrador eche la semilla, esta caiga en
tierra buena y dé el ciento por uno.
Muy unida a la actitud anterior está el pensar que
ya hemos hecho el mejor esfuerzo, sería como cuando se habla en el boxeo de
tirar la toalla, es decir, reconocer [y adoptar la actitud] que
ya Dios no puede hacer nada; a pesar de la esterilidad que podamos encontrar en los corazones de las personas seguir trabajando y dando nuestro mejor esfuerzo y teniendo presentes las palabras del ángel Gabriel:
“Pues nada es imposible para Dios” (Lc1,37). Otra actitud que, a mi juicio es una postura muy cómoda y facilista, sería el desvincularse de este servicio aduciendo que
ya tenemos un equipo de pastoral vocacional; y como ellos son los “encargados”, pues ellos son los responsables.
Y estas dos últimas, pero no menos importantes, están el considerar la
edad [avanzada] como algún tipo de impedimento; y decir que
ha llegado la hora [solamente] de los laicos, prescindiendo totalmente de la vocación a la vida sacerdotal o religiosa.
Por otra parte, hablando sobre los desafíos de la pastoral vocacional en un artículo escrito por Robinson González H., SDV, se nos plantea que debemos luchar grandemente contra la cultura
desmedidamente individualista que se vive actualmente en nuestra sociedad, que tiende a la persona hacia una actitud de
arrogancia y
prepotencia; sentir que todo esfuerzo que hacemos es vano e inútil; y como lo que hacemos no tiene ningún valor, pues
no vale la pena demostrar la más mínima responsabilidad.Siguiendo el mismo autor, y hablando sobre un proceso que pasamos aquellos que estamos dentro de la vida consagrada es que nosotros comenzamos con una etapa de
encanto, la cual no enamora en primer momento; luego el
des-encanto como actitud que va volviéndonos sujetos pasivos, desilusionados y hasta en algunos casos arrepentidos ante todo lo que ha sido la opción tomada. Y una tercera etapa, que es a la que debemos ir caminando: el
re-encanto, es intentar recuperar y retomar, con una posición más madura, lo que al inicio nos hizo enamorarnos de la vida religiosa.
Una vez compartido esto R. González presenta cuáles deben ser las nuevas actitudes que tenemos que adoptar para reactivar nuestro compromiso vocacional: a) no hacer de la pastoral vocacional un hecho puntual, sino
algo continuo; b) reconocer que esta pastoral
es para todos: todos podemos y debemos ser promotores vocacionales; c) extender la llamada vocacional no sólo a nuestros grupos de apostolado, sino también, en la medida de lo posible, que sea
también a aquellos que no lo están; d) ser una pastoral que acompañe a la persona, es decir, un
acompañamiento personalizado.