1. ¿Por qué la pastoral vocacional se encuentra ante la exigencia de un cambio radical? Menciona dos de estos cambios
Existen varios aspectos que debemos tener en cuenta. Por ejemplo:
a) si la pastoral de las vocaciones nació como emergencia debido a la falta de vocaciones, hoy no puede concebirse con la misma precariedad. Tenemos que ver la maternidad de la Iglesia que siempre engendra vida.
b) Si antes la promoción vocacional estaba orientada en un solo sentido, ahora se debería dirigir a la promoción de todas las vocaciones (vida sacerdotal, consagrada, religiosa, al matrimonio)
c) Si en sus comienzos la pastoral vocacional apuntaba a cierta categoría de personas, los más próximos a los ambientes de Iglesia, ahora se siente la imperiosa necesidad de extender esta “invitación” a otros, a todos, teniendo en cuenta las Palabra del Señor “que es capaz de hacer nacer incluso de las piedras de Abraham”
2. Menciona algunos de los rasgos de los adolescentes de hoy en día.
Leyendo los “rasgos de los adolescentes hoy en día” me recuerda a mis alumnos de la escuela secundaria. y son los siguientes:
- Presentismo, como sobre valoración del momento presente sin referencias al pasado ni muchos menos al futuro. Se piensa sólo en el disfrute del momento presente y el placer que aparentemente conlleva. Esta visión acotada que tienen del mundo los lleva a:
- Miedo a asumir compromisos duraderos o definitivos, ya que sólo se fijan como meta vivir “el hoy” “mañana es otro día”. No existen relaciones amorosas estables, ni siquiera piensan en contraer matrimonio – en todo caso “vivir juntos”. Por lo tanto hablar de asumir la vida consagrada- de forma definitiva es impensado. (En más de una ocasión, al haber compartido con mis alumnos que mi hijo menor estaba en un seminario menor, me llegaron a preguntar si no era homosexual
)
- La búsqueda de sentido, a toda costa de el deseo de tener éxito- pero con el menor esfuerzo posible, el deseo de tener el mayor número de experiencias posible- y toda experiencia es “incuestionable” para ellos. Nadie estaría autorizado a opinar porque ellos son “dueños” de su propia vida y por supuesto, todo lo que hacen es con el afán desmedido de “gozar de la vida”.
- Secularismo: Negación, como actitud práctica, de cuanto supere lo puramente material; toda la realidad se resuelve en lo que palpamos o disfrutamos. La hipótesis “Dios” carece de sentido planteársela, y con ella todas las realidades de índole espiritual. Sólo vale lo que es útil. Únicamente merece la pena lo que puedo experimentar. Es decir, secularismo que, con diversos matices, se convierte en un materialismo.
- Indiferentismo, como actitud práctica ante los valores religiosos e indiferencia ante los valores éticos como expresión de un cómodo individualismo llevado al campo de la religión y de la moral. En general los adolescentes no tienen Dios. Cada joven es “dios” y tiene sus propios “mandamientos” que por supuesto cambia según la ocasión. Se “autoabastecen”.
- Relativismo, que se extiende a todo, a las formas y al contenido. El gusto -“me lo pide el cuerpo”-; en ocasiones el genérico molestar o no al otro se convierte en criterio de moralidad o de acción.
Si bien no podemos afirmar que todo adolescente-joven tiene estos rasgos, sí podemos asegurar que una gran mayoría los posee. Por ende, se tiene que tener en cuenta para todo trabajo pastoral que se realice.
Ni una pintura del adolescente-joven quedaría terminada con estos trazos, ni todos los adolescentes-jóvenes pueden incluirse en el boceto anterior, pero esas pinceladas deben tenerse en cuenta en todo acercamiento pastoral al mundo juvenil y, por extensión, a todos los grupos con que se trabaje o intente entrar en contacto.
3. Menciona y explica los pasos del procedimiento para lograr crear la nueva cultura vocacional
Los pasos que se sugieren podemos sintetizarlos de la siguiente forma:
1º Paso- avivar en el adolescente-joven la búsqueda de sentido y deseo de encontrar la verdad. Se trata de llegar a responder preguntas cruciales, de fondo, como:¿Quién soy? ¿De dónde vengo y adónde voy? ¿Por qué existe el mal? ¿Qué hay después de esta vida? ¿Qué significa el sufrimiento?
2º Paso- difundir la cultura vocacional como conjunto de valores, después de haberse respondido las preguntas del 1º paso. Esto lo tiene que llevar a la convicción universal de no poder construir ningún futuro sobre un modelo de hombre sin vocación.
3º Paso- crear una “cultura vocacional” auténtica donde los jóvenes puedan discernir su vocación en un ambiente “católico” adecuado. Para ello se nos sugieren ciertas líneas de acción basados en documentos de los congresos sobre vocaciones en Europa y América. Es menester tener en cuenta cinco momentos:
a) Orar: pasar de “orar” por las vocaciones a ser hombres/mujeres “orantes”. Dios se manifiesta en la oración. Es el mejor momento, en el que el hombre hace silencio para escuchar a su Dios
b) Evangelizar: Enseñar (la Sagrada Escritura y Magisterio de la Iglesia), formar (lenguaje apropiado, etc); catequizar (fundamental en la formación en la vida de la fe y en todo momento)
c) Experimentar:
I-Oración y culto = Liturgia (celebración de la fe).
II- Comunión eclesial = koinonía, comunidad eclesial.
III- Servicio y caridad = diakonía.
IV- Testimonio y anuncio = martyría, kerygma.
d) Acompañar: El acompañante, el guía, el modelo, el testigo. El joven no puede estar solo en este camino.
e) Invitar / Proponer: El discernimiento, la elección y el compromiso.
Esto de invitar o proponer me recuerda un mini-diálogo que tuve con mi hijo hace 2 años
A_“Mamá, ¿Por qué es tan difícil tener amigos?
B_ ¿No será que Cristo quiere ser tu Mejor Amigo?
A_ “Sabés que en eso estuve pensando…” (Y a los pocos meses estaba haciendo su cursillo de discernimiento
.Ingresó al seminario y sigue muy feliz),
Estos cinco momentos implican, imitando la actuación de Jesús, los pasos -acciones-siguientes:
1. Sembrar: “Jesús siembra la buena semilla de la vocación en todo corazón humano”.
2. Acompañar: “Jesús está junto a nosotros, camina con nosotros siempre”
3. Educar: “Jesús nos educa haciéndonos conocer la verdad sobre nosotros mismos que todavía no conocíamos”.
4. Formar:“Jesús nos enseña a reconocerlo cuando reflexionamos sobre nuestra experiencia con Él a lo largo del camino”.
5. Discernir: “A la luz de lo que se nos revela en este discernimiento, Jesús nos llama a una elección explícita y efectiva, y nos encomienda una misión”.