En relación a la Modestia
1. ¿Qué es la virtud de la modestia?
Es la virtud que modera los movimientos internos ordenando la apariencia externa de la persona. Es el espíritu prudente y cauto que nos marca los pasos que no debemos dar ni seguir para no caer en situaciones peligrosas que nos afecten. Es la cautela y la reserva en nuestras maneras.
2. ¿Con cuales otras virtudes está relacionada y por qué?
La modestia, hija de la templanza y de la prudencia, se refleja en el comportamiento en general, en el lenguaje del cuerpo, en los ademanes, en los modales y en el vestir. La modestia nos lleva a comportarnos dentro de ciertos límites. Modera nuestro modo de actuar, regula nuestras acciones, nuestras miradas, nuestros gestos y nuestro comportamiento en general, manteniéndonos en los límites que nos corresponden por ser quienes somos, el lugar y jerarquía que ocupamos en la sociedad y nuestra dignidad sobrenatural de hijos de Dios ya que la persona tiene un cuerpo que encierra un alma inmortal.
3. ¿Por qué esta virtud es la defensora de la virtud del pudor?
La modestia no es un adorno superficial, sino la defensora de la virtud del pudor (que es la piel del alma que envuelve el misterio de la vida física y espiritual) mediante la custodia de los sentidos. La modestia nos protege en esos primeros pasos que no debemos dar y está relacionada con las virtudes mayores del pudor, la castidad, la virginidad y la fidelidad. Para que el pudor pueda cumplir su objetivo, necesita de la virtud menor de la modestia, hija de la prudencia, que le indicará lo que no debemos hacer para comportarnos imprudentemente.
4. ¿Cuáles son las expresiones concretas (externas e internas) de una persona modesta?
En lo externo se refiere a que existe una forma de vestir adecuada a nuestro estado de vida y a cada situación y no debemos dejarnos llevar totalmente por las modas. Es comprensible respetar las tendencias, pero todo con la debida mesura y de acuerdo a la situación. Deberíamos vestirnos tan sólo para ser agradables a quienes nos miran. Si nos presentamos bien, discretos, limpios y elegantes seremos un encanto y un adorno en una reunión. Si no, nuestro mensaje será distinto. También decimos que un hogar es modesto, que una persona tiene un estilo de vida modesto, cuando queremos decir que carece de ostentación, de cosas superfluas, pero sí tiene el orden, la sencillez y la medida de lo justo y de lo digno.
En cuanto a lo interno se refiere a la modestia en los movimientos del cuerpo ordena a la persona a observar el decoro, (que es el saber comportarse y respetar a una persona según su condición y jerarquía), pero también porque así nos evitaremos dar mala impresión y debemos tomar conciencia de lo que nuestro cuerpo puede transmitir como lenguaje al otro. El cuerpo tiene un lenguaje. Nos comunicamos mediante el cuerpo y, a veces, sin quererlo, (o queriéndolo), el lenguaje puede ser sensual, convocando sólo a lo sensual en el otro. Por ejemplo, en el colegio, en ambientes de familia o de trabajo, no debo confundir con mis mensajes, poses y vestimenta, para que la atención de mis profesores o jefes vayan a mi intelecto y no a mi físico.
Tomemos muy en cuenta lo que decía San Agustín decía: “En todos tus movimientos que nada sea evidente que ofendiere los ojos de otro”.
5. ¿Algún comentario o sugerencia?
En relación al Pudor
1. ¿Qué es el pudor?
El pudor es una virtud innata en toda persona que “reconoce el valor de su propia intimidad y respeta la de los demás. Mantiene su intimidad a cubierto de extraños, rechazando lo que puede dañarla y la descubre únicamente en circunstancias que sirvan para la mejora propia o ajena”. Dicho en otras palabras, el pudor es la virtud que nos enseña a descubrir y a preservar nuestra propia intimidad. Es el respeto por la persona y su misterio. Es la tendencia y el hábito de conservar la propia intimidad ha cubierto de los extraños y tiene una nota esencial: no mostrar lo que debe permanecer escondido.
2. ¿Qué significa educar en el sentido del pudor?
Educar en el sentido del pudor significa educar en el resguardo de la propia intimidad, del modo de vestir, del modo de hablar, de la modestia de los gestos y los movimientos corporales. Una conciencia bien formada, serena, vigilante, equilibrada y consciente de las consecuencias de sus actos, defenderá la dignidad e intimidad del hombre en una actitud de respeto, no sólo hacia el propio cuerpo, sino hacia el de los demás.
3. ¿En qué consiste el pudor interno y externo?
Existe un pudor interno que atañe al mundo de los sentimientos y otro pudor externo que se refiere al cuerpo. Ambos enseñan todo sobre el mundo de la delicadeza y parten de la virtud de la templanza. El pudor va ligado a nuestra propia intimidad, que es la zona reservada de cada uno. Constituye el núcleo más hondo y arraigado de nuestra personalidad, de lo que nos pertenece, de ese mundo interior que nos hace ser personas únicas e irrepetibles por nuestro ser. La supresión de la intimidad, a su vez, implica masificación y quedamos convertidos en cosas, destruyéndonos como personas.
El pudor es además la conciencia que tenemos de la propia intimidad, de que la sexualidad humana es la sede, la morada, de un misterio que no puede ser desvelado a cualquiera, de ahí que naturalmente rechace el mostrar lo que debe permanecer velado. “Existe un pudor instintivo, ligado a la constitución psicológica del hombre y por tanto universal, que se manifiesta como sentimiento de miedo, de vergüenza, ligado de algún modo a la emoción sexual.”
4. Se pierde el pudor porque se debilita el sentido de ser persona o por un ambiente que fomenta la despersonalización y la masificación. ¿En tu ambiente (familia, trabajo, sociedad) como te das cuenta de esta carencia de pudor? ¿Qué harías para contrarrestar estas situaciones?
Porque ya nada nos ofende o nos causa pudor, todo lo vemos natural o decimos y aceptamos que todo se puede mostrar, antes recuerdo que nos causaba pena mostrar nuestro cuerpo o nos sonrojábamos porque escuchábamos algo que nos parecía ofensivo, hoy vemos a los jóvenes en bóxer por la calle o a las chicas casi desnudas y no decimos nada. Mi manera de contrarrestarlo es evitar que mis hijos lo hagan y también como catequista invitando a mis alumnos a que no lo hagan, explicándoles porque razón no es correcto.
5. ¿Qué cosas cambiarían si hoy se educara en el pudor? ¿Por qué?
Los mandamientos sexto y noveno fueron dados por Dios para contribuir a que las personas sean más dueñas de sí mismas en el recto uso del sexo, ayudándolas a ordenarse, a elevarse y preservar las sanas costumbres de los pueblos. Además nos vestiríamos con recato, nuestro actuar sería diferente, se guardaría con celo la virginidad hasta el matrimonio, los modales cambiarían y los jóvenes serian respetuosos de sus cuerpos y de los demás, porque darían importancia y respeto a las virtudes. Educar en el pudor significa, pues, al mismo tiempo que cultivarlo, también defenderlo de toda mezquindad que tan fácilmente se confunde con el pudor. Para recuperar el pudor que no se tiene o que se ha perdido hay que empezar por entender que la persona no es igual que un animal. Que tiene un cuerpo y un alma y lo que esto significa. Que así como el cuerpo tiene sus necesidades el alma tiene las propias. Si tomáramos conciencia de la maravilla que es el alma que hoy ya nos hace inmortales. Tenemos que recuperar el respeto por nosotros mismos, la autoestima. No somos un “elemento más de la biodiversidad”…Dentro de la cual nos quieren rebajar a la condición de igualdad con las piedras, con las plantas y con el perro…No.
6. ¿Algún comentario o sugerencia?