por eduarod » Lun Abr 18, 2011 8:38 pm
Estimado Ariel y demás hermanos en Cristo:
Este tema del cambio climático está muy politizado y hay que evitar, por tanto, las apreciaciones producto de la politiquería barata, tanto las "alarmistas", como las "tranquilizadoras".
Como católicos, debemos evitar, sobre todo, el peligro de identificarnos con cierta posición protestante conservadora a la que poco le importan los demás y mucho le importa el negocio que puede hacer y que sus enemigos políticos, muchos de ellos liberales que sostienen políticas abortistas, etc. tratan de evitar que logren.
En otras palabras, no debemos confundir las exageraciones en las que cierta política barata puede caer de modo que, lejos de tomar una postura seria y sensata, acabemos tomando otra postura de política barata.
En general podemos decir que hace unos 15 ó 20 años un investigador serio, si era honesto y estaba bien informado, DEBÍA decir que no existía certeza de que la actividad humana estuviera impactando el clima de manera significativa.
Hoy en día esa duda se ha despejado, al punto en que ningún investigador serio y bien informado puede sostener ya esa postura. Existe evidencia suficiente para afirmar, con tanta certeza como la ciencia lo permite (certeza que, por la naturaleza del conocimiento científico, NUNCA será absoluta, sobre todo al elaborar predicciones) que la actividad humana puede y está influyendo significativamente en el clima del planeta.
Por consiguiente, más allá de documentos políticos, ya sea relativamente serios, ya sea de politiquería barata proselitista, hoy en día a quien afirme que no hay una certeza científica razonable respecto al tema, le aplasta la historia: está al menos unos 15 años atrasado. Pero eso no significa que quien afirma lo contrario (que la actividad humana SI influye) por esa simple y sola afirmación está actualizado: puede que esté todavía más atrasado y se encuentre en el momento en que la preocupación surgió cuando aún no se entendían muy bien esos ciclos por los que atraviesa naturalmente el clima. O puede que ni siquiera sostenga una posición que la ciencia alguna vez haya contemplado, sino una mera postura de esa politiquería barata y exagerada de la que hemos hablado.
Así, por ejemplo, quien afirme que el tsunami que azotó Asia hace algunos años, o el terremoto y el tsunami que azotaron Japón recientemente tienen algo que ver con el cambio climático o la actividad humana, demuestra más ingorancia y tendencia a posiciones alarmistas e infundadas que otra cosa.
Pero en términos mucho más serios, y aunque es difícil diferenciar el efecto de la actividad humana de los cambios naturales que el clima sufre por muy diversos motivos, investigaciones de distinto tipo, tanto de análisis histórico, como de conocimiento específico de los mecanismos concretos por los que ciertos elementos impactan el ambiente, hoy en día han permitido establecer con seguridad que la actividad humana está creando cambios acelerados.
Ciertamente es muy claro que dichos cambios no tienen la magnitud que ciertas proyecciones alarmistas inicialmente advertían (y que hoy siguen en el imaginario popular y en los "statements" de la politiquería barata), cuestiones tales como que solo un grado centígrado de diferencia en la temperatura global del planeta bastaría para crear inundaciones enormes por todos lados. La verdad es que llevamos buena parte de ese "un solo grado centígrado" avanzada (entre 0.6 y 0.8 dependiendo de cómo se considere) y no se ven signos de que haya ocurrido ni pronto vaya a ocurrir nada semejante a lo que pronosticaban esas proyecciones alarmistas. Sin que eso signifique tampoco que "no ha pasado nada", simplemente lo que SI ha pasado, que SI es preocupante y de consideración, no es ni de cerca las catástrofes pronosticadas.
Claro, precisamente no faltan los que quieren usar asuntos como lo de los tsunamis para decir ¿si eso no son inundaciones entonces qué son? Pero ya dijimos que eso no expresa sino alarmismo e ignorancia sobre la causa verdadera de esas inundaciones concretas que nada tiene que ver con el clima, sino con el movimiento de la corteza terrestre.
Así, hoy en día, aunque no falta el despistado que sigue hablando de ese "único grado centígrado", las proyecciones, también un tanto menos alarmistas, se han elevado para predecir cambios significativos en algo así como 3 grados.
Pero, como ya dijimos, lo importante NO ES decir "como no se cumplió el escenario más exagerado y alarmista entonces no pasa nada y no se ha demostrado nada", porque eso es erroneo. SI ha pasado, y SI puede pasar mucho. No tal vez como nos lo presentan las películas de Hollywood y no tal vez ante cambios tan insignificantes. El clima ha demostrado ser bastante más estable por muy diversas razones de lo que anteriormente se pensaba. Un ejemplo reciente de esas razones es el mapa gravitacional del globo que hace unos días publicó la ESA, cuya importancia no radica realmente en que "la Tierra tiene forma de patata" que es como se publicitó en la prensa, sino en precisamente ser una fuente importantísima para explicar porqué las corrientes oceánicas son como son y no de otras maneras. Ese favorito de Hollywood y del movimiento ecologista: la corriente del Atlántico Norte de la que depende tanto el clima de Europa, puede no ser tan frágil y propensa al cambio como a las películas catastrofistas les gustaría.
Las diferencias gravitacionales en diferentes puntos del globo no son la única razón que contribuye a que las corrientes principales existan, pero ciertamente son un contribuyente mayor y de caracter sumamente estable. Claro, al paso de los milenios las masas de corteza se desplazan cambiando esos patrones de manera definitiva. Pero esos son procesos sumamente lentos y que la actividad humana actual prácticamente no afecta en lo más mínimo, ya que requieren niveles de energía que ni siquiera con las bombas atómicas la humanidad puede manejar. Así, lejos de que los fenómenos como los terremotos y los tsunamis sean producidos por el cambio climático y el calentamiento global, más bien los cambios de la corteza terrestre son un elemento mayor en la determinación del clima mundial y el cambio climático a través de los milenios.
Muchos otros factores de este tipo, conocidos y desconocidos aún, conforman la multitud de elementos de los que el clima depende, combinación multifactorial de la que se desprende la oscilación natural del clima mundial.
Oscilaciones que, la historia del clima en la Tierra nos lo demuesta con claridad, son mucho mayores en magnitud que los efectos que nuestra actividad ha producido o puede producir en un lapso relativamente corto. A primera vista puede parecer entonces superfluo hablar del efecto de la actividad humana. Pero no es así, el gran problema del efecto de la actividad humana es que no es oscilatorio, sino es un efecto unidireccional, sistemático y acumulativo. Es una constante que, aunque de magnitud mucho más pequeña, continuamente se va adicionando a la variabilidad natural del clima, de modo que, a la larga, su efecto acumulativo acabará siendo tanto o más importante que el de la variabilidad natural, con el problema adicional de que, si no se previene desde ahora, cuando eso no ha ocurrido aún, sino se espera uno a que eso suceda, revertirlo no va a ser cosa sencilla ni rápida.
Por tanto, hoy es preciso reconocer que la contribución de ese efecto sistemático, aunque sea de mangitud menor, puede ya identificarse y separarse con seguridad de las oscilaciones naturales, y que hoy es el momento para buscar la manera de que esa contribución de la actividad humana deje de ser sistemática, unidireccional o acumulativa.
No se trata entonces, desde luego, de pensar que si no separo el vasito de cartón de la cáscara de platano en la basura de hoy, mañana tendremos un ciclón que congelará Europa, EUA y Canada, ni, desafortunadamente, eso nos ayudará a los latinoamericanos a obtener el perdón inmediato de nuestras deudas externas a cambio de recibir a los refugiados del primer mundo, he, he.
Pero si es necesario que, como humanidad, entendamos que el efecto es real y que no debemos tardar mucho en tomarlo en cuenta muy seriamente.
¿Significa eso que nos tenemos que unir todos a Greenpeace e ir a sembrar un arbolito un fin de semana?
No, eso ayuda muy poco si es que no sale hasta más perjudicial el que todos los papás lleven a sus niños en auto a sembrar sus arbolitos.
La verdadera solución y preocupación que debemos tener es de naturaleza muy distinta a lo que se suele proponer en los movimientos y partidos "verdes"....