Estimada en Cristo Diana:
Diana Flores S escribió:Esta pregunta me la hago casi siempre ya que soy una persona que frecuentemente tiene sueños.
Prácticamente todos tenemos sueños todos los días, la diferencia es que algunos tienen mejor memoria para recordarlos que otros.
Estuve leyendo que son proyecciones de nuestros estados emocionales intensos, algunos de ellos guardados en nuestro subconsciente y otros siempre presentes en nuestra memoria, aún despiertos. Bueno, yo quisiera saber si esta respuesta que encuentro en la mayoria de libros de psicología son reales, o no porque la ciencia nos puede dar una respuesta al respecto pero, como creyentes sabemos que en la Biblia se nos habla de los sueños como manifestaciones Divinas, como por ejemplo, el más conocido es el de José (hijo de Jacob) que interpretó los sueños del Faraón, y más adelante, en el Nuevo testamento, se habla de los sueños como el de San José, el sueño de San Pedro.
Quisiera que alguien me de su opinión al respecto o quiera compartir algo que conozca de este tema porque esto de los sueños cuestiona un poco y uno se pregunta "lo que soñé ¿Será un mensaje de Dios o será sujestión personal?" hacerles caso o no y sólo dejarlos pasar. Por mi parte, generalmente, los dejo pasar porque confio en Dios.
Pero, sería interesante poder compartir con alguien más que le interese este tema.
Dios los bendiga.
Los sueños en cuanto a la posibilidad de que Dios nos comunique algo por medio de ellos deben tratarse del mismo modo que los pensamientos: la mayor parte de los pensamientos y de los sueños son nuestros y reflejan lo que hemos vivido y lo que nos preocupa, a veces en combinaciones lógicas, a veces en un "desvarío" con muy tenues conexiones lógicas entre diversos temas y situaciones ¿no te ha ocurrido que ves algo en la calle y eso te lleva de un pensamiento a otro hasta que acabas pensando en algo completamente distinto a lo que viste? digamos que viste un anuncio de una marca de ropa, y eso te recuerda a una persona que solía usar ropa de esa marca, y luego te acuerdas de que esa persona tenía un amigo que le gustaba el futbol, lo que a su vez te recuerda que quedaste hace tiempo de hablar con otro amigo al que le gusta el futbol y que hace tiempo que no ves. El último recuerdo, en el ejemplo, el del amigo que hace tiempo que no ves, nada tiene que ver con la marca de ropa que disparó toda la cadena de pensamientos, y, sin embargo, fue a causa de ese anuncio que pensaste todo eso y te acordaste de ese amigo.
Pues bien, la mayor parte de nuestros sueños son simplemente divagaciones de nuestra mente alrededor de nuestras experiencias y expectativas, pero, dado que "la ambientación" es más completa que las divagaciones que hacemos despiertos, pues ocurren cosas "más raras" (después de todo de algún modo había que "ambientar" la transición entre dos experiencias que no tienen sino una débil conexión entre sí)
Otros pensamientos son más enfocados y organizados, o más recurrentes (e incluso más angustiantes) según aquello que más nos preocupa. Lo mismo ocurre con los sueños. Y así, a veces, a fuerza de pensar muy insistentemente en algo, nuestra mente logra establecer la relación adecuada y viene, como un pensamiento "iluminador" la gran idea que es la respuesta a un problema complejo (ya sea de como manejar algún asunto o de cómo resolver un problema de familia o de trabajo, etc.). Y, de la misma manera, aunque, nuevamente, con otra "ambientación"; a fuerza de que nuestra mente trabaje recurrentemente sobre un problema que nos preocupa aún durante el sueño, pues en el mismo sueño puede nuestra mente establecer la relación que nos dé "la gran respuesta". En química es famoso el caso de un investigador llamado Friedrich Kekulé, descubridor de la estrctura de una molécula muy importante llamada "benceno", lo cual ocurrió tras años de trabajar tratando de dilucidar dicha estructura, hasta que una vez tuvo un sueño en el que una serpiente se mordía la cola y eso le llevó a entender cómo era la estructura de la molécula en cuestión, lo que luego comprobó en el laboratorio.
Claro, poco tienen que ver las serpientes que se muerden la cola con las estructuras de las moléculas. De ahí lo de "la ambientación" exótica de los sueños. Y, sin embargo, tan fue fruto de esos años de trabajo ese pensamiento/sueño inspirador, que precisamente a raíz del mismo se estableció la estructura correcta de la molécula.
Eso explica la mayor parte de nuestros sueños. Que nos vienen y se desarrollan de manera muy semejante a nuestros pensamientos pero, ya lo dijimos, con una "ambientación" más elaborada que a veces hace que se vean como más raros y misteriosos los sueños que los pensamientos, misterio y rareza que es el que mayormente -le parece a un servidor- mueve a las personas a buscar mensajes y significados ocultos en los sueños.
Hasta aquí parece que la "explicación científica" es suficiente y que toda ideas sobre mensajes y significados ocultos no es sino una instancia equivocada más de la fascinación que el hombre suele sentir por aquello que percibe como raro y misterioso. Y en buena medida así son realmente las cosas.
Pero lo que viene a "desentonar" con todo esto son los grandes y claros testimonios que nos narra la Escritura sobre cómo por medio de sueños Dios comunicó cosas muy importantes a personas clave a lo largo de la historia. Notoriamente los sueños del faraón que interpretó José y que llevaron al pueblo de Israel a Egipto. Los cuales fueron como primicia de algo mucho más importante: los sueños de San José que llevaron a la Gloria del pueblo de Israel, Jesucristo Nuestro Señor, a refugiarse también en Egipto. ¿Cómo se explica esto? ¿había una especie de "presentimiento" o preocupación por parte de las personas que tuvieron estos sueños que hizo que, como Kekulé, durante el sueño tuvieran "la gran revelación"? y si así fuera ¿cómo se explica que en el caso de José fuera el faraón y no el mismo el que tuvo el sueño? O, más bien ¿habría ocurrido que estos fueran casos únicos y excepcionalísimos en toda la historia? si es así ¿cómo podrían haber sabido los que recibieron tales excepcionalísimos mensajes que, por tal única y rarísima ocasión, había un mensaje auténtico en el sueño y no un producto más de la propia imaginación?
La verdad es un tanto más simple: ni todos nuestros pensamientos, ni todos los sueños son realmente producto de nuestra mente y de nuestra imaginación. En cuanto a los pensamientos, el caso más obvio es cuando alguien nos quiere hacer reflexionar en algo y nos invita y da material para reflexionar en ello. Es claro que ni nuestra mente decidió que quería pensar en eso, sino el que lo indujo la motivó a hacerlo; ni nuestra mente originó todos los elementos de la reflexión que llevamos a cabo, sino el que lo indujo dió el material intelectual necesario para tal reflexión.
Pero, llendo un poco más allá, así como una persona al platicar con nosotros puede inducirnos a pensar en algo y, a raíz de ello, incluso puede influir en el curso de acción que tomemos, ya sea en una decisión que teníamos que hacer, o ya sea respecto a hacer algo que ni siquiera remotamente teníamos planeado. Así también Dios y los ángeles (buenos y malos) pueden invitarnos a pensar en algo y a realizar acciones a partir de ello.
Dentro de esto, tal vez lo que mejor identificamos son las tentaciones, sobre todo las obsesivas: esas inclinaciones sin explicación aparente a pensar en forma recurrente de manera torcida sobre algún tema o a realizar un acto malo o injusto. Hay que aclarar que no todas las tentaciones nos vienen del Maligno, algunas nos las hacen otras personas, incluso verbalmente (como Eva a Adán, o como tantas veces que algún "amigo" nos insta a hacer algo indebido), y otra veces incluso nosotros mismos, a causa de nuestros miedos y preocupaciones, nos tentamos nosotros mismos. Pero es muy claro a veces que, aún contra nuestra firme voluntad y decisión, en nuestro pensamiento aparece como una invitación, como externa a nuestro deseo y voluntad, de pensar o hacer aquello que es incorrecto o indebido.
Y si el mal puede invitarnos de esa manera, pues con mucha mayor razón Dios se puede hacer presente en nuestro interior, inspirando pensamientos e ideas santos y puros respecto a lo que es su Voluntad; respecto a aquello que Él nos invita a pensar y hacer, como lo hace verbalmente una buena y verdadera amistad, para nuestro bien y el de los que nos rodean. Estos pensamientos que vienen de Dios se caracterizan por producir una paz profunda en nuestro corazón. Pero a veces no es fácil distinguir esta paz profunda de una emoción y tranquilidad superficial y pasajera que una idea nuestra o hasta una tentación del Maligno nos pueden producir. Incluso a veces, en una "batalla" espiritual, se pueden presentar casi simultáneamente la tentación y la inspiración de Dios, de modo que resulta bastante dificil diferenciar (discernir) qué es lo que viene de Dios, y qué es lo que está sembrando el Maligno, como la cizaña de la parábola, para evitar que crezca el trigo que Dios quiere sembrar en nuestro corazón.
Para eso se ha desarrollado en la Iglesia lo que se llama técnicas de discernimiento, que es como un entrenamiento espiritual (de ahí que a veces oimos a algunas personas, sobre todo sacerdotes y religiosos decir que "se van de ejercicios") para aprender a distinguir la Voluntad de Dios respecto a los pensamientos que ponemos nosotros mismos con nuestras ideas e ilusiones (que son la mayoría de los que tenemos) y respecto a las distracciones y tentaciones que el Maligno trata de ponernos para desviarnos de hacer lo que Dios nos está pidiendo. Ya que estamos en esto, es importante señalar que NO TODAS las tentaciones del Maligno nos invitan a hacer algo objetivamente malo. A veces nos invitan a hacer cosas buenas, pero cosas buenas que son menores y menos apropiadas que las cosas mejores que Dios nos invita a hacer. Para el Maligno es ya un gran triunfo que hagamos algo bueno que no sea lo que Dios quiere. Y es lo que siempre tratará de hacer cuando adivine que una persona definitivamente no se dejará engañar para hacer algo objetivamente malo.
Por eso el discernimiento debe distinguir de manera muy fina qué produce paz profunda y verdadera; y qué tan solo una emoción pasajera (aunque sea muy intensa en un momento dado). Porque la tentación nos puede mover a hacer algo bueno cuya bondad nos produzca naturalmente esa atracción y emoción. Pero, al no venir de Dios la invitación, NO producirá verdadera paz.
Pero, regresando al tema, así como hemos visto que muchas veces los sueños se comportan como los pensamientos, también aquí ocurre algo semejante: los sueños que son auténticos mensajes de Dios, que no son todos los que tenemos, sino tan solo una pequeña fracción, pero tampoco son eventos extraordinarios que tan solo se han concedido a un puñado de personas a lo largo de toda la historia, la principal característica que tienen es que son capaces de producir una paz duradera y profunda (la que ya dijimos que NO debe confundirse con una emoción intensa y pasajera) en nuestro corazón.
Y bueno, claro, si ya vimos que el Maligno puede también sugerir pensamientos en nuestra mente, pues es claro que puede inducir el tema de un sueño, sueño que puede versar sobre una situación difícil y cuyo único propósito sea angustiarnos y quitarnos la paz (vendrían a ser pesadillas, pero obviamente no todas las pesadillas las produce el Maligno, sino la mayoría son producto de nuestras propias preocupaciones y angustias, justo como la mayor parte de los pensamientos que nos inquietan son producto de nuestras experiencias y preocupaciones). Pero también puede ocurrir que el sueño sea sobre una idea que nos produzca entusiasmo, pero, una vez más, de ese entusiasmo efímero y fugaz que NO nos indica la Voluntad de Dios, sino al contrario, busca distraernos para que hagamos algo tal vez bueno en sí mismo, pero que no es lo que se necesitaba ni lo que Dios quería de nosotros.
Que Dios te bendiga.