por Effy De Lille » Lun Abr 30, 2012 7:48 am
Estimados participantes,
Les agradezco profundamente las dudas que nos han externado muchos de ustedes y los invito a hacerlo con toda confianza. En este mensaje quisiéramos contestar a algunas de ellas que se han repetido varias veces y que consideramos importantes. Quise hacer pública la respuesta a dichas preguntas, pues creo que todos podemos enriquecernos un poco con estas reflexiones... Esperamos que les sean de utilidad.
1) Dualismo "cuerpo-alma".
Algunos comentarios en el foro se refieren al cuerpo como un "envase, cascarón, recipiente" del alma o expresiones similares. Profundizaremos más en este aspecto en los temas posteriores, pero es importante desde ahora que reconozcamos el "gran divorcio" cuerpo-alma que seguimos arrastrando inconscientemente del dualismo de Platón. No somos espíritus atrapados en un cuerpo. Somos personas con cuerpo; espíritus encarnados. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 364) nos explica que: "El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios": es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu (cf. 1 Co 6,19-20; 15,44-45)". Por eso podemos reconocer que la unidad del alma y del cuerpo es tan esencial y profunda. También la Constitución Gaudium et Spes en el número 14 afirma: "Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, éstos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día".
2) Genitalidad y sexualidad.
También nos han pedido el favor de distinguir la genitalidad de la sexualidad y si la primera tendría alguna semejanza con los animales. El Catecismo (n. 2332) nos explica que: "La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro". Y la Declaración Persona Humana (S. Congregación para la Doctrina de la Fe, n. 1) afirma: "La persona humana, según los datos de la ciencia contemporánea, está de tal manera marcada por la sexualidad, que ésta es parte principal entre los factores que caracterizan la vida del hombre". La sexualidad abarca el todo y la genitalidad sólo una parte, aquella de la procreación; pero ambas son esencialmente humanas. Sólo desvinculadas del amor conyugal se deshumanizan. El documento Orientaciones Educativas sobre el Amor humano (S. Congregación para la Educación católica, n. 5) dice: "La genitalidad, orientada a la procreación, es la expresión máxima, en el plano físico, de la comunión de amor de los cónyuges. Arrancada de este contexto de don recíproco —realidad que el cristiano vive sostenido y enriquecido de una manera muy especial, por la gracia de Dios— la genitalidad pierde su significado, cede al egoísmo individual y pasa a ser un desorden moral". ¡Muy diferente a los animales!
3) Feminidad y masculinidad
Otras personas nos han preguntado sobre la variación de la diferenciación sexual: de qué manera la feminidad y la masculinidad pertenecen a la Imago Dei. Gabriela ha propuesto la siguiente explicación. Juan Pablo II nos recuerda (Hombre y mujer lo creó, 2:4, nota al pie) que: “El texto original dice: ‘Dios creó el hombre (ha-‘adam, sustantivo colectivo: ¿la ‘humanidad’?) a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón (zakar, masculino) y hembra (uneqebah, femenino) los creó’ (Gn, 1, 27)”. Y al respecto, Gloria Conde (Mujer Nueva) amplía: “Hombre, zakar, significa acordarse. Hacer actual la cosa que se trae a la memoria. Tanto en la memoria genética como en la litúrgica. El hombre celebra la obra creadora de Dios en el ser padre y en el celebrar el culto. Su cuerpo y su espíritu han sido creados para la lucha y la conquista de la tierra. Mujer, uneqebah, significa cavidad, receptáculo, espacio interior. Ha sido creada para acoger, consolar, dar la vida. Ella será el receptáculo del amor de Dios. Más que proclamar la palabra de Dios es llamada a «meditarla en el corazón». Será el alma de la casa. Responderá por aquellos de los que ha sido receptáculo. Así vemos como sólo gracias a la dualidad de lo masculino y de lo femenino, lo «humano» se realiza plenamente. La feminidad realiza lo humano tanto como la masculinidad, ambos de un modo diverso y complementario. El hombre se caracteriza por el poder y el actuar. La mujer por la presencia y el ser”.
Estamos para servirles,
Effy De Lille.