por gabriela pedrero » Jue May 24, 2012 1:48 pm
Hola a todos:
1. ¿Cuál es el significado del adulterio del “corazón”, a la luz del sermón de la montaña?
Cristo le llama así debido a que cuando se produce la fractura de nuestra libertad humana por medio del pecado, corrompemos la visión de unión a la cual fuimos llamados. Cosificamos a las personas y nos dejamos cosificar, buscando solamente como fin el placer carnal. Este adulterio del corazón nos lleva a:
a) Una desunión en la persona entre mirada y corazón
b) Desunión entre cuerpo y corazón: el maniqueísmo
c) Desunión entre personas
"El adulterio ´en el corazón´ se comete no sólo porque el hombre ´mira´ de ese modo a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa cometería el mismo adulterio ´en el corazón´.
El Sermón de la Montaña es, por consiguiente, una invitación que Cristo dirige al hombre para que recupere el sentido de lo que hay profundamente en el proyecto de Dios: un ser hecho para la comunión.
2. ¿A qué se refiere la concupiscencia del hombre?
Es el estado de debilidad al cual nos sometemos como consecuencia del pecado, por medio de ella tendemos con mayor facilidad a obrar mal, casi de manera natural. Es el deseo o impulso del alma por aquello que le produce satisfacción.
3. ¿Cuál es el significado de la vergüenza originaria?
Juan Pablo II interpreta igualmente la vergüenza original como el brote inmediato, instantáneo, en la conciencia del hombre y de la mujer, del hecho de que ambos pueden convertirse para el otro en un simple objeto de placer, de procreación, de apropiación, de prestigio personal. Descubren que pueden ser "cosificados", reducidos a la condición de medios y dejar de ser considerados como personas en cuanto sujetos. Y esta amenaza la perciben a través de los signos de la masculinidad y de la feminidad. Toman conciencia de que con estos signos pueden provocar en el otro un deseo de utilizarlos como objeto, como medio de goce, de satisfacción sexual, de procreación... A este respecto, afirma Juan Pablo II: "A la unión o ´comunión´ personal, a la que están llamados ´desde el principio´ el hombre y la mujer recíprocamente, no corresponde, sino más bien está en oposición la circunstancia eventual de que una de las dos personas exista sólo como sujeto de satisfacción de la necesidad sexual y la otra se convierta exclusivamente en objeto de esta satisfacción. Además, no corresponde a esta unidad de ´comunión´ -más aún, se opone a ella- el caso que ambos, el hombre y la mujer, existan mutuamente como objeto de la satisfacción de la necesidad sexual, y cada una, por su parte, sea solamente sujeto de esa satisfacción".
En consecuencia, es la mirada sobre su cuerpo en sentido amplio -que integra la sensibilidad, la afectividad, la espiritualidad- la que cambia instantáneamente en virtud del pecado, pasando de la transparencia de una comunión total a la vergüenza frente a lo que les hace hombre y mujer, diferentes y complementarios. Ya no saben expresarse como hombre y como mujer, se vuelven incapaces de entregarse libremente el uno al otro y desconfían el uno del otro, sustrayéndolos a la mirada del otro, los signos de su sexualidad, cuya ´significación de comunión de las personas y, a través de esta comunión, de la imagen de la comunión de las Personas divinas...
4. ¿Por qué en el “segundo” descubrimiento del sexo hay una insaciabilidad de la unión?
Subraya Juan Pablo II que, a causa del pecado, el hombre y la mujer conocen un perpetuo estado de insatisfacción en la unión que intentan de sus cuerpos y a través de la cual ya no consiguen alcanzar la plena comunión de las personas: `No están llamados ya solamente a la unión y unidad, sino también "amenazados por la insaciabilidad de esa unión y unidad, que no cesa de atraer al hombre y a la mujer precisamente porque son personas, llamadas desde la eternidad a existir ´en comunión"´. Subsiste entre ellos una "concupiscencia" jamás saciada del todo de la que intentan liberarse en vano por el dominio y avasallamiento mutuos.
5. ¿Son las palabras de Cristo una acusación al “corazón” y una condenación del cuerpo?
No, son una llamada a la conversión, a la mortificación de los sentidos.
Cito textualmente un párrafo del tema:
"Cristo, por su parte, llama la atención sobre el acto interior que está en el origen del acto exterior y que, en virtud de ello, merece ser llamado plenamente "adulterio en el corazón": "Es necesario deducir de esto que ´el adulterio en el corazón´, cometido por el hombre cuando ´mira a una mujer deseándola´, significa un acto interior bien definido", dice Juan Pablo II. Este acto interior es el que Jesús quiere sacar a la luz para iluminar al mismo tiempo lo que hay en el corazón del hombre, lo que constituye la fuente profunda de su pecado y que, en cuanto tal, es más importante que el acto exterior, aunque sólo sea este último el condenado por la ley. Percibimos aquí toda la exigencia de Cristo, que supera por completo las prescripciones legalistas: apela al corazón del hombre para que vuelva a encontrar en él el eco, el resto de la ley de amor del principio y hacerle tomar conciencia con ello de lo que el pecado ha destruido, desunido en él."