1. ¿Cuáles fueron los abusos que el Papa San Pío X pretendió desterrar de la música sagrada de su tiempo?
R/ El Santo Padre insiste que "se tenga cuidado de restablecer el canto gregoriano para el uso del pueblo, a fin de que de nuevo los fieles tomen una parte más activa en los oficios de la Iglesia según la antigua costumbre".
Se vigilará en particular el Kyrie, Gloria, Credo, los salmos e himnos. Sin embargo, no estaba en la intención del Papa imponer exclusivamente el canto gregoriano, como lo escribirá su Secretario de Estado, el Cardenal Merry del Val:
"No estaba de acuerdo con la actitud de algunos fanáticos que iban a excluir de nuestras iglesias toda otra música que no fuera la gregoriana. Declaró que eso era una exageración.” (5)
Ahí se ve el realismo, la prudencia y la apertura de espíritu de San Pío X, y cuán falsas eran las acusaciones de fixismo, estrechez y rigorismo que le eran endilgadas por parte de sus enemigos.
Según diversas disposiciones prácticas: el uso del idioma profano, la exclusión de las mujeres del santuario o en la capilla musical, la primacía del órgano al servicio del canto, la exclusión de algunos instrumentos tales como el tambor, el piano, el bombo, los címbalos, las campanillas... En fin, el documento indica los medios más apropiados para promover esta reforma: comisiones diocesanas, educación práctica y teórica en los seminarios, resurrección de las Scholae Cantorum.
2. ¿Qué importancia tuvo para esta intención del Papa, la llamada “Restauración del Canto Gregoriano?
R/ La preocupación de San Pío X por la liturgia no empezó a partir de su elevación al Sumo Pontificado. Como joven vicario, y todavía en Tómbolo, creó una "Schola cantorum" con jóvenes de Salzano, a los cuales formó con el mayor cuidado en la práctica del canto llano y en las ceremonias.
En su parroquia realizó su ideal de esplendor litúrgico, que provocaba admiración de clero y pueblo. Él mismo decía: "Ni hay que cantar, ni hay que rezar durante la misa; hay que cantar y rezar la misa".
Y también: "Me he convencido por una larga experiencia de que las puras armonías del canto eclesiástico, tales como las exigen la santidad del templo y de las ceremonias sagradas que en él se cumplan, influyen admirablemente sobre la piedad y la devoción, y por consiguiente sobre el verdadero culto de Dios". (2)
Como Obispo de Mantua, durante algún tiempo quiso desempeñar las funciones de rector, de profesor de teología y de canto gregoriano en su seminario, y enseñarles él mismo las ceremonias a sus seminaristas, para inculcarles el sentido de la grandeza y del respeto hacia las cosas sagradas.
Siendo Patriarca de Venecia, el 1 de mayo de 1895 publicó una carta pastoral acerca del canto y la música de Iglesia: "El canto y la música sacra por su melodía deben excitar a los fieles a la devoción, disponiéndolos a recibir más fácilmente los frutos de la gracia que acompañan a todos los santos misterios celebrados con solemnidad. Entonces, estando estrechamente unida a la liturgia, ka música sacra debe por esto mismo armonizarse con el texto y presentar las cualidades sin las cuales no sería más que un entremés: en particular, la santidad, la perfección del arte y la universalidad".
La primera de las reformas concierne a la música sacra. A lo largo del siglo XIX, numerosos abusos, desviaciones lentas y progresivas se habían ido introduciendo en la práctica musical eclesiástica. Culminaban bajo el pontificado del Papa precedente, León XIII. Hipólito Taine pronunció un día las siguientes palabras, a la salida de una misa de esponsales: "Muy linda ópera: análoga al quinto acto de Roberto el Diablo; solamente, que Roberto el Diablo es más religioso". (3)
Las causas de esta decadencia se resumen en su Motu Proprio "Tra le Sollicitudini", (4) publicado en la fiesta de Santa Cecilia, el 22 de noviembre de 1903:
"Sea por la naturaleza de este acto, en sí mismo flotante y variable; sea por la sucesiva alteración del gusto y de las costumbres en el curso de los tiempos; sea por la funesta influencia que el arte profano y teatral ejerce sobre el arte sagrado, sea por el placer que la música produce directamente y que no siempre es fácil contener en justos límites, sea, por fin, por los mismos prejuicios que, en semejante materia, se insinúan y luego permanecen tenaces, aún entre personas autorizadas y piadosas, hay una continua tendencia a desviarse del camino recto, fijado según la finalidad por la cual el arte sagrado es admitido al servicio del culto y muy claramente indicado en los cánones eclesiásticos, en las ordenanzas de los concilios generales y provinciales, en las prescripciones repetidas emanadas de las Sagradas Congregaciones romanas y de los Soberanos Pontífices".
El Papa precisa allí su pensamiento:
"Nuestro muy vivo deseo es que el verdadero espíritu cristiano vuelva a florecer en todas formas y se mantenga en todos los fieles. Por eso es necesario proveer, ante todo, a la santidad y a la dignidad del templo, donde precisamente los fieles se reúnen para sacar este espíritu de su fuente primera e indispensable, es decir, la participación activa en los sacrosantos misterios y a la oración pública y solemne de la Iglesia".
La liturgia aparece claramente como la fuente del espíritu cristiano:
"Como una parte integrante de la liturgia solemne, la música sacra participa de su finalidad general, que es la gloria de Dios, la santificación y la edificación de los fieles".
En la continuación de su Motu Proprio, llamado por el autor "Código jurídico de la música sacra", San Pío X enumera las cualidades de la música sacra:
"Debe ser santa, y por consiguiente excluir todo elemento profano, no solamente en sí misma, sino también en la manera con la cual se ejecuta. Debe ser un arte verdadero, pues si no, es imposible que tenga sobre el alma de los oyentes la eficacia que la Iglesia espera de su liturgia. Pero, a la vez, debe ser universal".
El Papa permite aquí a todas las naciones admitir en las composiciones religiosas formas particulares que, en una cierta manera, constituyan el carácter específico de su música propia; estas formas, sin embargo, deben estar subordinadas a los caracteres generales de la música sacra.
¿Dónde se puede encontrar la música sacra que responda a estas exigencias? La respuesta de San Pío X es triple.
Primero, en un grado eminente, en el canto gregoriano.
Luego, en un alto grado, en la polifonía clásica (por ejemplo, la de Palestrina);
Finalmente, en la música moderna, pero con mucho discernimiento y excluyendo especialmente el estilo teatral.
3. En la lección se habla de un Movimiento Musical en favor de la Reforma del Papa, nacido en el seno de las asociaciones de Santa Cecilia. Investigue un poco más al respecto, visitando el siguiente link. Comparta su opinión con sus compañeros en el foro.
http://es.wikipedia.org/wiki/Cecilianismo http://www.mcnarte.com/app-arte/do/show ... cilianismo
http://www.enciclopediacecilia.org/wiki/Cecilianismo (en inglés)
R/ Interesante la reacción de las personas cuando intuyeron los excesos en la música sagrada. Formar un grupo en defensa de estos abusos. También el florecimiento en el país de toda una generación de compositores de música sacra que seguía los principios del movimiento cecilianista.
4. Si la lectura de esta lección iluminara alguna de sus experiencias en materia litúrgico-musical en su comunidad parroquial, compártala en el foro en total libertad, con intención enteramente constructiva, y en espíritu de total caridad.
R/ Pues este año he sido más consciente de la importancia de crear canciones para la liturgia pero conservando los textos originales y tratando de acompañar con melodías que inviten a la oración y contemplación… en otros casos a la diversión como son los encuentros con los niños y niños o jóvenes en las catequesis. Si uno desea profundizar en algún texto bíblico, ejemplo: la casa sobre roca… de una se da el momento de enseñar el canto con movimiento y hay mayor atención por parte de ellos. Esta parte es linda en el canto católico.