por LAPAMAIN » Vie Dic 07, 2012 8:09 pm
1. ¿De qué trata la declaración apostólica Ad Gentes?
R: El decreto apostólico Ad Gentes tiene como tema central la actividad misionera de la Iglesia. Inicialmente habla de la misión de anunciar el Evangelio a todos los hombres como un mandato dado por Jesucristo a los Apóstoles. Ellos siguiendo las huellas de Cristo predicaron la palabra de vedad y engendraron las Iglesias.
Esta misión dada a los Apóstoles es perpetuada por sus sucesores, a fin de que la palabra de Dios sea anunciada y establecida en toda la tierra.
Por otra parte, trata también de la nueva evangelización, orientada principalmente a las personas que, aun estando bautizadas se han alejado de la Iglesia y viven sin tener en cuenta la praxis cristiana.
El Concilio por tanto desea exponer los principios de la actividad misionera y reunir las fuerzas de todos los fieles para difundir el reino de Dios.
2. ¿Por qué es importante la actividad misionera de la Iglesia?
R: La actividad misionera de la Iglesia es importante, porque es la manifestación del propósito de Dios y de su realización en el mundo y en la historia, en la que Dios, por medio de la misión, perfecciona abiertamente la historia de la salvación. Por la palabra de la predicación y por la celebración de los sacramentos, cuyo centro y cima es la santísima Eucaristía, la actividad misionera hace presente a Cristo, autor de la salvación.
Por la actividad misionera cuanto de bueno se halla sembrado en el corazón y en la mente de los hombres y culturas propias de los pueblos, no solamente no perece, sino que es purificado, elevado y consumado para gloria de Dios, confusión del demonio y felicidad del hombre.
3. ¿Que existan elementos de verdad en otras religiones implica que tengan algún valor salvífico o que la Iglesia ya no sea necesaria para la salvación?
R: Sin dejar de reconocer los elementos verdaderos que pueden encontrarse en otras religiones, desconoce su valor salvífico en cuanto tales. Se trataba de una de las cuestiones que más habían influido en la crisis de las misiones, y por lo cual el Concilio afirma que ello no disminuye la absoluta necesidad de la Iglesia y de su misión. Todo cristiano debe tener claro que la Iglesia no es superflua sino radicalmente necesaria.
4. ¿A quienes corresponde trabajar para que los hombres se vuelvan capaces de restablecer rectamente el orden de los bienes temporales y de ordenarlos hacia Dios por Jesucristo?
R: Es obligación de toda la Iglesia el trabajar para que los hombres se vuelvan capaces de restablecer rectamente el orden de los bienes temporales y de ordenarlos hacia Dios por Jesucristo.
La obra de la redención de Cristo, que de suyo tiende a salvar a los hombres, comprende también la restauración incluso de todo el orden temporal. Por tanto, la misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Por consiguiente, los laicos, siguiendo esta misión, ejecutan su apostolado tanto en el mundo como en la Iglesia, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal: órdenes que, por más que sean distintos, se compenetran de tal forma en el único designio de Dios.
5. ¿Cómo invita el Concilio a enfrentar los problemas actuales junto con los errores gravísimos que se difunden?
R: El Concilio invita a los laicos a enfrentar los diversos problemas de la actualidad, junto con los errores gravísimos que se presenten, aclarando, defendiendo y aplicando convenientemente los principios cristianos. Esta restauración del orden temporal que se refiere a los bienes de la vida y de la familia, la cultura, la economía, las artes y profesiones, las instituciones de la comunidad política, las relaciones internacionales, etc, la declara el Concilio como una obligación: Es obligación de toda la Iglesia el trabajar para que los hombres se vuelvan capaces de restablecer rectamente el orden de los bienes temporales y de ordenarlos hacia Dios por Jesucristo.